Ven a conocer el Espacio en el Universo, ¿Te atreves a este viaje imaginario de unos minutos?
Toma mi mano en tu mente, cierra tus ojos, vayamos a Dios y pidamos permiso y protección.
"Amado Dios, te pedimos permiso para que nuestra Alma, por unos minutos viajemos al espacio en la inmensidad del Universo,te pedimos de tus Fluidos Cósmicos Universales y Vitales para que se cree una burbuja imaginaria y nos permita recorrer el universo, pero atados a nuestros cuerpos y podamos entender esta narración del libro de Génesis Espiritual, y que luego de ese delicioso viaje mental, regresemos sanos y salvos desde donde partimos. !Que así sea y así es!
Puedes ir leyendo poco a poco este relato literal del Libro de Génesis, o hacer que alguien lo lea en voz alta por ti y tu cómodamente con tus ojos cerrados comienzas tu viaje mental. Mental he dicho, no Astral, jajaja. Los Espiritistas Verdaderos no usamos el términos astral que tiene significados diferentes al Espiritismo.
Preparate mentalmente, respira profundo y pide a tu Espiritu Protector y Guai que no se suelte de tu mano.
La Génesis - Capítulo VI, 112
"Espacio es una de esas palabras que representan una idea primitiva y axiomática, evidente de por sí, y a cuyo respecto las diversas definiciones que se puedan dar no hacen más que oscurecerla. Todos sabemos qué es el espacio, y por mi parte sólo quiero manifestar que es infinito, a fin de que nuestros estudios ulteriores no encuentren ninguna barrera que obstaculice las investigaciones de nuestra mirada.
Ahora bien, digo que el espacio es infinito, por el hecho de que es imposible imaginarse un límite cualquiera para él, y porque, a pesar de la dificultad con que nos topamos para concebir el infinito, nos resulta más fácil avanzar eternamente por el espacio, con el pensamiento, que detenernos en un punto cualquiera después del cual no encontrásemos más extensión para recorrer.Para imaginarnos la infinitud del espacio, tanto como nos lo permitan nuestras limitadas facultades, supongamos que, partiendo de la Tierra, perdida en medio del infinito, hacia un punto cualquiera del universo, con la velocidad prodigiosa de la chispa eléctrica, que recorre millares de leguas por segundo, tras haber recorrido millones de leguas poco después de dejar este globo, nos encontramos en un lugar desde donde apenas lo divisamos con el aspecto de una pálida estrella.Transcurrido un instante, siguiendo siempre en la misma dirección, llegamos a esas estrellas lejanas que vosotros apenas divisáis desde vuestra estación terrestre. A partir de ahí, no sólo la Tierra desaparece por completo para nuestra mirada en las profundidades del cielo, sino que también vuestro Sol, con todo su esplendor, se ha eclipsado por la extensión que nos separa de él. Impulsados siempre por la misma velocidad del relámpago, a cada paso que avanzamos en la inmensidad trasponemos sistemas de mundos, islas de luz etérea, carreteras de estrellas, parajes fastuosos donde Dios sembró los mundos con la misma profusión con que sembró las plantas en las praderas terrestres.
Ahora bien, hace apenas unos pocos minutos que andamos, y ya nos separan de la Tierra cientos de millones de millones de leguas, miles de millones de mundos han pasado delante de nuestra vista y, en la realidad –¡escuchad esto!–, no hemos avanzado un solo paso en el universo. Si continuáramos durante años, siglos, miles de siglos, millones de períodos cien veces seculares, y siempre con la misma velocidad del relámpago, tampoco habríamos avanzado ni un paso, sea cual fuere el lugar hacia donde nos dirigiésemos a partir de ese granito invisible que hemos dejado y que se denomina Tierra.
¡Eso es el espacio!