Reconstruyen en 3D el rostro de Nicolás Copérnico__________________________________________ |
viernes, 24 de mayo de 2013
Reconstruyen en 3D el rostro de Nicolás Copérnico
El rostro del destacado astrónomo Nicolás Copérnico, a quien se recuerda hoy que se cumplen 470 años de muerte, es una de las 10 reconstrucciones faciales forenses de personalidades de la cultural universal, que ha realizado la policía polaca.
Conocido por su teoría Heliocéntrica que planteó que el Sol se encontraba en el centro del Universo y que la Tierra giraba una vez al día sobre su eje, Copérnico en este modelo tridimensional (3D), en el que se combina ciencia, historia e interpretación artística, luce como en sus últimos días, señala el portal en Internet ‘canasanta.com’.
La reconstrucción del llamado fundador de la astronomía moderna fue posibles gracias a que recientemente se encontró su cuerpo en una iglesia polaca, lo cual fue confirmado por medio de un estudio de Acido Desoxirribonucleico (ADN), mismo que la policía polaca usó para crear esta reconstrucción.
Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad de Thorn, hoy Toru, Polonia, en el seno de una familia de comerciantes y funcionarios municipales; fue educado por su tío el obispo Ukasz Watzenrode.
En 1491 ingresó a la Universidad de Cracovia, donde estudió humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para cursar la carrera de Derecho y Medicina, y en enero de 1497, se interesó y aprendió Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia.
A los 27 años, en 1500, se doctoró en astronomía en Roma, Italia, y al año siguiente estudió Medicina en Padua, profesión que practicó por seis años en Heilsberg, de acuerdo con la biografía de Copérnico disponible en el sitio electrónico ‘astronomia.com’.
A partir de 1504 fue canónigo de la diócesis de Frauenburg, publicó la traducción del Griego de ‘Las cartas de Theophylactus’ (1509), estudió finanzas y en 1522 escribió un memorando sobre reformas monetarias.
Tiempo después realizó trabajos de observación astronómica, practicados en su mayoría como ayudante en Bolonia del profesor Domenico María de Novara (1454-1504), los cuales concluyó luego de muchos años de observación que dieron como resultado su Teoría Heliocéntrica, en la que explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.
Estimulado por algunos amigos, Copérnico publicó entonces ‘Sobre las revoluciones de las esferas celestes’, resumen que incluyó comentarios en los que estableció su teoría en seis axiomas, reservando la parte matemática para el trabajo principal.
Rápidamente, Copérnico empezó a ser considerado como un astrónomo notable y en 1513 fue invitado a participar en la reforma del calendario juliano, señala la biografía del astrónomo publicada en el portal en Internet ‘biografiasyvidas.com’.
En 1533 sus enseñanzas fueron expuestas al papa Clemente VII (1478-1534) por su secretario y tres años más tarde, el cardenal Schönberg escribió a Copérnico desde Roma urgiéndole a que hiciera públicos sus descubrimientos, los cuales no fueron complemente aceptados.
El rostro del destacado astrónomo Nicolás Copérnico, a quien se recuerda hoy que se cumplen 470 años de muerte, es una de las 10 reconstrucciones faciales forenses de personalidades de la cultural universal, que ha realizado la policía polaca.
Conocido por su teoría Heliocéntrica que planteó que el Sol se encontraba en el centro del Universo y que la Tierra giraba una vez al día sobre su eje, Copérnico en este modelo tridimensional (3D), en el que se combina ciencia, historia e interpretación artística, luce como en sus últimos días, señala el portal en Internet ‘canasanta.com’.
La reconstrucción del llamado fundador de la astronomía moderna fue posibles gracias a que recientemente se encontró su cuerpo en una iglesia polaca, lo cual fue confirmado por medio de un estudio de Acido Desoxirribonucleico (ADN), mismo que la policía polaca usó para crear esta reconstrucción.
Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad de Thorn, hoy Toru, Polonia, en el seno de una familia de comerciantes y funcionarios municipales; fue educado por su tío el obispo Ukasz Watzenrode.
En 1491 ingresó a la Universidad de Cracovia, donde estudió humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para cursar la carrera de Derecho y Medicina, y en enero de 1497, se interesó y aprendió Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia.
A los 27 años, en 1500, se doctoró en astronomía en Roma, Italia, y al año siguiente estudió Medicina en Padua, profesión que practicó por seis años en Heilsberg, de acuerdo con la biografía de Copérnico disponible en el sitio electrónico ‘astronomia.com’.
A partir de 1504 fue canónigo de la diócesis de Frauenburg, publicó la traducción del Griego de ‘Las cartas de Theophylactus’ (1509), estudió finanzas y en 1522 escribió un memorando sobre reformas monetarias.
Tiempo después realizó trabajos de observación astronómica, practicados en su mayoría como ayudante en Bolonia del profesor Domenico María de Novara (1454-1504), los cuales concluyó luego de muchos años de observación que dieron como resultado su Teoría Heliocéntrica, en la que explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.
Estimulado por algunos amigos, Copérnico publicó entonces ‘Sobre las revoluciones de las esferas celestes’, resumen que incluyó comentarios en los que estableció su teoría en seis axiomas, reservando la parte matemática para el trabajo principal.
Rápidamente, Copérnico empezó a ser considerado como un astrónomo notable y en 1513 fue invitado a participar en la reforma del calendario juliano, señala la biografía del astrónomo publicada en el portal en Internet ‘biografiasyvidas.com’.
En 1533 sus enseñanzas fueron expuestas al papa Clemente VII (1478-1534) por su secretario y tres años más tarde, el cardenal Schönberg escribió a Copérnico desde Roma urgiéndole a que hiciera públicos sus descubrimientos, los cuales no fueron complemente aceptados.
Conocido por su teoría Heliocéntrica que planteó que el Sol se encontraba en el centro del Universo y que la Tierra giraba una vez al día sobre su eje, Copérnico en este modelo tridimensional (3D), en el que se combina ciencia, historia e interpretación artística, luce como en sus últimos días, señala el portal en Internet ‘canasanta.com’.
La reconstrucción del llamado fundador de la astronomía moderna fue posibles gracias a que recientemente se encontró su cuerpo en una iglesia polaca, lo cual fue confirmado por medio de un estudio de Acido Desoxirribonucleico (ADN), mismo que la policía polaca usó para crear esta reconstrucción.
Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad de Thorn, hoy Toru, Polonia, en el seno de una familia de comerciantes y funcionarios municipales; fue educado por su tío el obispo Ukasz Watzenrode.
En 1491 ingresó a la Universidad de Cracovia, donde estudió humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para cursar la carrera de Derecho y Medicina, y en enero de 1497, se interesó y aprendió Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia.
A los 27 años, en 1500, se doctoró en astronomía en Roma, Italia, y al año siguiente estudió Medicina en Padua, profesión que practicó por seis años en Heilsberg, de acuerdo con la biografía de Copérnico disponible en el sitio electrónico ‘astronomia.com’.
A partir de 1504 fue canónigo de la diócesis de Frauenburg, publicó la traducción del Griego de ‘Las cartas de Theophylactus’ (1509), estudió finanzas y en 1522 escribió un memorando sobre reformas monetarias.
Tiempo después realizó trabajos de observación astronómica, practicados en su mayoría como ayudante en Bolonia del profesor Domenico María de Novara (1454-1504), los cuales concluyó luego de muchos años de observación que dieron como resultado su Teoría Heliocéntrica, en la que explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.
Estimulado por algunos amigos, Copérnico publicó entonces ‘Sobre las revoluciones de las esferas celestes’, resumen que incluyó comentarios en los que estableció su teoría en seis axiomas, reservando la parte matemática para el trabajo principal.
Rápidamente, Copérnico empezó a ser considerado como un astrónomo notable y en 1513 fue invitado a participar en la reforma del calendario juliano, señala la biografía del astrónomo publicada en el portal en Internet ‘biografiasyvidas.com’.
En 1533 sus enseñanzas fueron expuestas al papa Clemente VII (1478-1534) por su secretario y tres años más tarde, el cardenal Schönberg escribió a Copérnico desde Roma urgiéndole a que hiciera públicos sus descubrimientos, los cuales no fueron complemente aceptados.
Nicolás Copérnico
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Nicolás Copérnico |
Nicolás Copérnico | ||
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Nicolás Copérnico. | ||
Nacimiento | 19 de febrero de 1473 Toruń, Prusia, Reino de Polonia | |
Fallecimiento | 24 de mayo de 1543 (70 años) Frombork, Prusia, Reino de Polonia | |
Nacionalidad | Polaco | |
Campo | Astronomía, matemáticas | |
Alma máter | Universidad de Cracovia | |
Conocido por | Padre de la teoría heliocéntrica | |
Creencias religiosas | Iglesia católica | |
En los siguientes años, el astrónomo contó con muy pocos seguidores y fue objeto de numerosas críticas, en especial de la Iglesia, por negar que la Tierra fuera el centro del Universo.
La salud de Nicolás Copérnico se vio deteriorada y el 24 de mayo de 1543 murió a los 70 años de edad.http://yucatan.com.mx
La salud de Nicolás Copérnico se vio deteriorada y el 24 de mayo de 1543 murió a los 70 años de edad.http://yucatan.com.mx
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Nicolás Copérnico —en polaco Mikołaj Kopernik, en latín Nicolaus Copernicus— (Toruń, Prusia, Polonia, 19 de febrero de 1473-Frombork, Prusia, Polonia, 24 de mayo de 1543) fue un astrónomo del Renacimiento que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera instancia por Aristarco de Samos. Su libro De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes) suele ser considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica en la época del Renacimiento. Copérnico pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico del universo. En aquella época resultó difícil que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución.
Copérnico era matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico romano, gobernador, líder militar, diplomático y economista. Junto con sus extensas responsabilidades, la astronomía figuraba como poco más que una distracción. Por su enorme contribución a la astronomía, en 1935 se dio el nombre «Copernicus» a uno de los mayores cráteres lunares, ubicado en el Mare Insularum.[1]
El modelo heliocéntrico es considerado una de las teorías más importantes en la historia de la ciencia occidental.
Copérnico no publicó su obra en la que defendía el heliocentrismo hasta 1543, año de su fallecimiento, teniendo la admiración de las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica Romana; sin embargo, sus libros serían incluidos en el Index, muchos años después de su muerte, con el caso Galileo.[2] [3]
Vida y obra
Este famoso científico polaco-prusiano[4] estudió en la Universidad de Cracovia (1491-1494) probablemente bajo las directrices del matemático Wojciech Brudzewski. [5] Viajó por Italia y se inscribió en la Universidad de Bolonia (1496-1499), donde estudió Derecho, Medicina, Griego, Filosofía, y trabajó como asistente del astrónomo Domenico da Novara.
En 1500 fue a Roma, donde tomó un curso de ciencias y astronomía, y en 1501 volvió a su patria y fue nombrado canónigo en la catedral de Frauenburg, cargo obtenido merced a la ayuda de su tío Lucas Watzenrode.
Pese a su cargo, volvió a Italia, esta vez a Padua (1501-1506), para estudiar Derecho y Medicina, haciendo una breve estancia en Ferrara (1503), donde obtuvo el grado de Doctor en Derecho Canónico.
Reinstalado definitivamente en su país (1523), se dedicó a la administración de la diócesis de Warmia, ejerció la Medicina, ocupó ciertos cargos administrativos y llevó a cabo su inmenso y primordial trabajo en el campo de la Astronomía.
Falleció el 24 de mayo de 1543 en Frombork, Polonia. En 2005 un equipo de arqueólogos polacos afirmó haber hallado sus restos en la catedral de Frombork, teoría que fue verificada en 2008 al analizar un diente y parte del cráneo y compararlo con un pelo suyo encontrado en uno de sus manuscritos.[6] A partir del cráneo, expertos policiales, reconstruyeron su rostro, coincidiendo este con el de su retrato.[7]
El 22 de mayo de 2010 recibió un segundo funeral en una misa dirigida por Józef Kowalczyk, nuncio papal en Polonia y recién nombrado Primado de Polonia. Sus restos fueron de vuelta enterrados en el mismo lugar, en la Catedral de Frombork. Una lápida de granito negro ahora lo identifica como el fundador de la teoría heliocéntrica y lleva además la representación del modelo de Copérnico del sistema solar, un sol dorado rodeado por seis de los planetas.[8] [9]
Modelo heliocéntrico
En 1533, Johann Albrecht Widmannstetter envió a Roma una serie de cartas resumiendo la teoría de Copérnico. Estas fueron oídas con gran interés por el papa Clemente VII y varios cardenales católicos.
Para 1536 el trabajo de Copérnico estaba cercano a su forma definitiva, y habían llegado rumores acerca de su teoría a oídos de toda Europa. Copérnico fue urgido a publicar desde diferentes partes del continente.
En una epístola fechada en noviembre de 1536, el arzobispo de Capua, Nikolaus Cardinal von Schönberg, pidió a Copérnico comunicar más ampliamente sus ideas y solicitó una copia para sí. Algunos han sugerido que esta carta pudo haber hecho a Copérnico sospechoso al publicar, mientras que otros han sugerido que esto indicaba el deseo de la Iglesia de asegurarse que sus ideas fueran publicadas.
A pesar de la presión ejercida por parte de diversos grupos, Copérnico retrasó la publicación de su libro, tal vez por miedo a la crítica. Algunos historiadores consideran que, de ser así, estaba más preocupado por el impacto en el mundo científico que en el religioso.
Las ideas principales de su teoría eran:
- Los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos ciclos (epiciclos).
- El centro del universo se encuentra cerca del Sol.
- Orbitando alrededor del Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter, Saturno. (Aún no se conocían Urano y Neptuno.)
- Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor del Sol.
- La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje.
- El movimiento retrógrado de los planetas es explicado por el movimiento de la Tierra.
- La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
"De revolutionibus orbium coelestium"
Su obra maestra, De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), fue escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532) y fue publicada póstumamente en 1543 por Andreas Osiander, pero muchas de las ideas básicas y de las observaciones que contiene circularon a través de un opúsculo titulado De hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus (no editado hasta 1878), que, pese a su brevedad, es de una gran precisión y claridad.
Copérnico estudió los escritos de los filósofos griegos buscando referencias al problema del movimiento terrestre, especialmente los pitagóricos y Heráclides Póntico, quienes creían en dicha teoría. En cuanto a la teoría heliocéntrica en sí, hasta donde se sabe hoy, fue concebida por primera vez por Aristarco de Samos (310-230 a. C.), a quien curiosamente no nombra en su obra.[10] Es preciso centrar el valor real de sus estudios en el hecho de reimponer teorías ya rechazadas por el «sentido común» y de darles una estructuración coherente y científica.
La ruptura básica que representaba para la ideología religiosa medieval, la sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre como centro, por un universo homogéneo e indeterminado (y a la postre incluso infinito), situado alrededor del Sol, hizo dudar a Copérnico de publicar su obra, siendo consciente de que aquello le podía acarrear problemas con la Iglesia; por desgracia, a causa de una enfermedad que le produjo la muerte, no alcanzó a verla publicada. Copérnico aún estaba trabajando en el De revolutionibus orbium coelestium (aunque aún no convencido de querer publicarlo) cuando en 1539 Georg Joachim Rheticus, un matemático de Wittenberg, llegó a Frombork. Philipp Melanchthon había arreglado para Rheticus su visita a diversos astrónomos y el estudio con ellos. Rheticus se convirtió en el pupilo de Copérnico, viviendo con él durante dos años. Rheticus leyó el manuscrito de Copérnico y de inmediato escribió un resumen no técnico de sus principales teorías en la forma de una carta abierta dirigida a Schöner, su profesor de astrología en Núremberg, y más tarde publicó esta carta como un libro titulado Narratio Prima (primer recuento), en Dánzig en 1540. El amigo de Rheticus y mentor, Gasser Aquiles, publicó una segunda edición de la Narratio en Basilea en 1541.
En 1542 Rheticus publicó un tratado de trigonometría escrito por Copérnico (incluido después en el segundo libro de De revolutionibus). Bajo gran presión por parte de Rheticus, y habiendo visto la reacción favorable del público frente a su trabajo, Copérnico finalmente accedió entregar el libro a su amigo cercano Tiedemann Giese, obispo of Chełmno (Kulm), a ser entregado a Rheticus para ser impreso por Johannes Petreius en Núremberg. La primera edición del De Revolutionibus aparece en 1543 (el mismo año de la muerte del autor), con una larga introducción en la que dedica la obra al Papa Pablo III, atribuyendo su motivo ostensible para escribirla a la incapacidad de los astrónomos previos para alcanzar un acuerdo en una teoría adecuada de los planetas y haciendo notar que si su sistema incrementaba la exactitud de las predicciones astronómicas, esto permitiría que la Iglesia desarrollara un calendario más exacto (un tema por entonces de gran interés y una de las razones para financiar la astronomía por parte de la Iglesia).
El trabajo en sí estaba dividido en seis libros:
- Visión general de la teoría heliocéntrica, y una explicación corta de su concepción del mundo.
- Básicamente teórico, presenta los principios de la astronomía esférica y una lista de las estrellas (como base para los argumentos desarrollados en libros siguientes).
- Dedicado principalmente a los movimientos aparentes del Sol y a fenómenos relacionados.
- Descripción de la Luna y sus movimientos orbitales.
- Explicación concreta del nuevo sistema.
- Explicación concreta del nuevo sistema (continuación).
Significado de la obra
La importancia de la obra de Copérnico es ser una obra revolucionaria, precursora de grandes cambios científicos. Dicho carácter revolucionario no está solo en sus escritos sino en poner en marcha unos caminos que romperán las barreras del pensamiento. No debemos olvidar que la obra de Copérnico sigue ligada al Mundo Antiguo, ya que ciertas premisas platónicas siguen vigentes en su pensamiento como los dos grandes principios de uniformidad y circularidad. Sin embargo con su obra se afianza otra gran idea propia de la modernidad: la naturaleza va perdiendo su carácter teológico, el hombre ya no es el centro del universo, sino que Copérnico le desplaza a una posición móvil, como la de cualquier otro planeta.
A partir de Copérnico se desencadena la idea de que el hombre ahora está gobernado por su Razón, que será la facultad del ser humano que hace que tome parte en el ordenamiento del Universo. Así el hombre pasa a ser un ser autónomo que basa dicha autonomía en su capacidad de raciocinio. La razón humana puede ahora apoderarse de la Naturaleza: dominarla y controlarla. Así el hombre deja de ser el centro físico del Universo para convertirse en el centro racional del Universo. A partir de ahora nos enfrentamos al mundo, no contemplándolo, sino construyendo hipótesis a través de las capacidades del hombre, que contrastadas con la naturaleza se podrán dar por válidas o no.
En este caso particular, Copérnico tuvo en contra al cristianismo de la época que hizo suyos los presupuestos aristotélicos del mundo antiguo. Aristóteles escribió de teoría literaria, política, ética, metafísica, lógica, meteorología, física, biología, astronomía… y todo ello integrado coherentemente, lo que hacía muy difícil atacar una parte sin atacar al todo. A la vez, permitía, por esa misma razón, dejar de lado pequeñas dificultades que pudieran surgir en aspectos parciales. Esa es la razón fundamental de su permanencia como visión del mundo a lo largo de dos mil años. Si además se añade que, tras su descubrimiento por parte del mundo medieval, este sistema fue cristianizado y asumido por la Iglesia católica a través de la obra de Santo Tomás de Aquino, comprenderemos mejor la resistencia que opuso a su superación y hasta qué punto determinó, no solo la historia de la astronomía, sino de la ciencia y de la cultura.
La difusión de la teoría copernicana se lleva a cabo sobre un fondo político e histórico en el que es de importancia fundamental el problema religioso existente desde 1517 con la irrupción en escena del luteranismo. En 1545 se inició el Concilio de Trento, que después de tres sesiones, con su final en 1563, deja establecida la reforma radical de la Iglesia e impone un programa de recuperación y defensa del dogma frente al mundo reformista. Pío V y Gregorio XIII, entre 1566 y 1585 culminarán el proceso de recuperación de la Iglesia católica en la segunda mitad del siglo XVI, solventado los problemas de disensión interna y de jerarquía. Difunden la enseñanza eclesiástica y recuperan importancia e influencia en los países en los que la creencia protestante se había hecho fuerte. Pero los sucesos acaecidos en los cielos a finales del siglo XVI y las observaciones que Copérnico hizo de estos, minaron ciertamente la autoridad y credibilidad de la filosofía que sustentaba la astronomía ptolemaica. La Iglesia protestante paulatinamente se rinde ante la situación y su oposición al heliocentrismo desaparece. Se da un vuelco en la situación. A partir del final de siglo será la Iglesia católica la que, utilizando su poder organizado en la Inquisición, convertirá al heliocentrismo en el enemigo más inmediato.
La obra de Copérnico y los cambios que propone se proyectan sobre el estado anterior de la astronomía y sobre el entramado científico y filosófico que con él se asociaban. En el texto que ahora comentamos, el autor hace un breve repaso por todas aquellas partes de la astronomía anterior a él que quedan obsoletas a partir de sus descubrimientos: la inseguridad sobre los movimientos del Sol y la Luna (ya que sus movimientos anuales no se podían establecer con seguridad), la explicación del movimiento de los planetas tampoco resultaba aceptable ya que no se utilizaban los mismos supuestos para todos (ya que en unos casos se utilizan círculos homocéntricos, en otros excéntricos, epiciclos, etc.), y sobre todo, que el Universo era tomado como un sistema por partes que carece de unidad. De esta manera, al final del texto, el autor reflexiona y explica que la astronomía que le precedía era confusa en el sentido de que no se seguían principios seguros sino que en unos casos se utilizaban unas explicaciones, en otros otras, y que por lo tanto se llega a un «método» incompleto (ya que si las hipótesis que se plantearon fueran ciertas, ciertamente podrían demostrarse con facilidad).
Las ideas principales de la obra de Copérnico, que se oponen a las anteriores a él, son entre otras, su idea de preservar la unidad de movimientos y crear un sistema de círculos más racional. El helioestatismo y el heliocentrismo no son las premisas sino la conclusión. Además, elimina los ecuantes de la astronomía porque no parecen respetar los principios básicos de Platón. Cambia también de hipótesis y toma la de que el Sol permanece quieto y la Tierra se mueve (con una serie de movimientos distintos: el movimiento de rotación, el de traslación y el de declinación que sirve para explicar los equinoccios). Para esto, Copérnico plantea sus hipótesis: que no existe un centro único de todas las esferas celestes, y que además el centro de la Tierra no es el centro del Universo (sino el centro lunar y el centro de gravedad).
Todas las esferas giran en torno al Sol, que es el centro de giro de ellas, y el Sol está en las proximidades del centro del Mundo; supera el problema del paralaje si pensamos que las estrellas están a una distancia muchísimo superior a lo que se pensaba anteriormente. Además, cualquier movimiento que parezca realizado en la esfera de las estrellas no es tal; sino que lo que se mueve es la Tierra (que gira cada día y da una vuelta completa, mientras que la esfera de las estrellas está inmóvil). De esta misma manera, los movimientos del Sol no se deben a él, sino a la Tierra que gira en torno a él igual que el resto de planetas; y los movimientos retrógrados y directos de los planetas no se deben a ellos, sino al movimiento de la Tierra. Vemos por lo tanto que el plantear la hipótesis de que la Tierra se mueve sirve para explicar muchas de las irregularidades de los movimientos del Universo: elimina antiguos problemas y herramientas complicadas como los ecuantes, las esferas celestes, etc.
Legado
Copérnico está considerado como el precursor de la astronomía moderna, aportando las bases que permitieron a Newton culminar la revolución astronómica, al pasar de un universo geocéntrico a un cosmos heliocéntrico y cambiando irreversiblemente la mirada del cosmos que había prevalecido hasta entonces.
Así, lo que se conoce como Revolución Copernicana es su formulación de la teoría heliocéntrica, según la cual, la Tierra y los otros astros giran alrededor del Sol.
Reconocimientos
- Su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.
- El cráter lunar Copernicus recibió este nombre en su honor.
- El asteroide (1322) Coppernicus también la debe su nombe.
- El Programa Espacial Copernicus (en inglés, Copernicus Programme) de la ESA también debe su nombre al astrónomo polaco.
- En el estado de Nueva York existe el Observatorio Kopernik y Centro de Ciencia (en inglés, Kopernik Observatory & Science Center), designado así en su honor.
- En memoria de Nicolás Copérnico, el 19 de febrero de 2010 la IUPAC nombra al elemento 112 de la tabla periódica como copernicio.
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Teoría heliocéntrica
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El heliocentrismo (del griego: ἥλιος-helios «Sol» y κέντρον-kentron «centro») es un modelo astronómico según el cual la Tierra y los planetas se mueven alrededor de un Sol relativamente estacionario y que está en el centro del Universo. Históricamente, el heliocentrismo se oponía al geocentrismo, que colocaba en el centro a la Tierra. La idea de que la Tierra gira alrededor del Sol fue propuesta desde el siglo III a. C. por Aristarco de Samos,[1] aunque no recibió apoyo de otros astrónomos de la antigüedad.
No fue sino hasta el siglo XVI, durante el Renacimiento, cuando un modelo matemático completamente predictivo de un sistema heliocéntrico fue presentado por el matemático, astrónomo y clérigo católico polaco Nicolás Copérnico, con la publicación póstuma en 1543 del libro De Revolutionibus Orbium Coelestium. Esto marcó el inicio de lo que se conoce en Historia de la ciencia como «revolución copernicana». En el siglo siguiente, Johannes Kepler extendió este modelo para incluir órbitas elípticas. Su trabajo se apoyó en observaciones hechas con un telescopio que fueron presentadas por Galileo Galilei.
Con las observaciones de William Herschel, Bessel y otros, los astrónomos terminaron por aceptar que el Sol no se encuentra en el centro del universo; en la década de 1920, Edwin Hubble demostró que formaba parte de un complejo aún mucho mayor: la galaxia (la Vía Láctea), y que esta era tan solo una entre miles de millones de galaxias más.
Primeras concepciones
A cualquiera que se detenga a mirar el cielo, le parecerá que la Tierra se encuentra estática en un solo lugar mientras que todo en el cielo sale por el Oriente y se mete por el Poniente una vez al día. Con algo más de escrutinio, sin embargo, se observarán movimientos más complicados. Por ejemplo, que los puntos de salida del Sol y de la Luna cambian a lo largo del año, o que algunas estrellas y planetas desaparecen durante muchos meses, o bien que los planetas a veces aparentan haberse movido en dirección contraria en relación a las estrellas de fondo (este «movimiento aparente» se conoce como retrogradación de los planetas).
A medida que estos movimientos celestes fueron mejor observados y comprendidos, pudieron elaborarse mejores descripciones; la más conocida fue el «Sistema ptolemaico», que alcanzó su expresión más completa en el siglo II d. C. El sistema ptolemaico era un sofisticado sistema astronómico diseñado para calcular las posiciones de los planetas hasta un alto grado de exactitud.[2] Ptolomeo mismo, en su Almagesto, señala que todo modelo que describa los movimientos planetarios es meramente un artilugio matemático, y como no hay manera de saber cuál es real, el modelo más sencillo y que arroje los números correctos es el que deberá utilizarse.[3] Sin embargo, rechazó la idea de una rotación de la Tierra por absurda, pues imaginaba que se crearían grandes vientos. Sus hipótesis planetarias eran lo suficientemente convenientes como para que las distancias de la Luna, Sol, planetas y estrellas pudieran ser determinadas «creando órbitas celestes esféricas» como si fuesen «realidades contiguas». Esto colocó a las estrellas a menos de 20 unidades astronómicas[4] (un retroceso en comparación con el esquema heliocéntrico de Aristarco de Samos, que desde hacía siglos había colocado a las estrellas necesariamente al menos dos órdenes de magnitud más lejos).
Mundo griego y helenístico
Véase también: Astronomía en la Antigua Grecia
- Pitagóricos
El modelo no geocéntrico del universo fue propuesto por el filósofo pitagórico Filolao (hacia 390 a. C.). Según Filolao, hay en el centro del universo un «fuego central» alrededor del cual la Tierra, el Sol, la Luna y los planetas giran con un movimiento circular uniforme. Este sistema postulaba la existencia de un antimundo colineal con la Tierra y el fuego central, con el mismo periodo de revolución. El Sol gira alrededor del fuego central una vez por año y las estrellas están fijas; la Tierra muestra siempre la misma faz oculta de cara al fuego central, por lo que este y la anti-Tierra son invisibles desde la Tierra. El concepto pitagórico de «movimiento circular uniforme» para referirse a los movimientos celestes permaneció inmutable por los siguientes 2000 años aproximadamente, y fue a ellos a quienes se refirió Copérnico al mostrar que la noción de una Tierra móvil no era nueva ni revolucionaria.[5]
Heráclides Póntico (siglo IV a. C.) explicaba el movimiento diario aparente de la esfera celeste por medio de la rotación de la Tierra. Suele decirse que creía que Mercurio y Venus orbitaban al Sol, el cual a su vez (junto a los demás planetas) orbitaba alrededor de la Tierra.[6]
- Aristarco de Samos
La primera persona conocida que propuso un sistema heliocéntrico fue —con todo— Aristarco de Samos (c. 270 a. C.). Al igual que Eratóstenes, calculó el tamaño de la Tierra y midió el tamaño y las distancias de la Luna y del Sol en un tratado que ha sobrevivido; en este, Aristarco concluye que el Sol es seis o siete veces más ancho que la Tierra y por ende cientos de veces más voluminoso.
Revolución copernicana
Modelo astronómico
En el siglo XVI, el De revolutionibus de Nicolaus Copernicus presenta una discusión completa de un modelo heliocéntrico del universo de un modo muy parecido al que Ptolomeo, en su Almagesto, había presentado su modelo geocéntrico en el siglo II d. C. Copérnico discute las implicaciones filosóficas del sistema que propone, lo elabora geométricamente en detalle con observaciones astronómicas seleccionadas para derivar los parámetros de su modelo y escribe numerosas tablas astronómicas que permitían calcular las posiciones pasadas y futuras de las estrellas y planetas. Con esto, Copérnico movió el heliocentrismo, de la especulación filosófica, a la astronomía geométrica predictiva -en realidad, no predecía la posición de los planetas mejor de lo que ya lo hacía el sistema ptolemaico.[7]
El punto de vista de la ciencia moderna
Las tres leyes de Kepler (comienzos de 1600) describen matemáticamente el movimiento de los planetas en sus órbitas alrededor del Sol. Tres pruebas aparentes de la hipótesis heliocéntrica fueron dadas, en 1727 por Bradley, en 1838 por Friedrich Wilhelm Bessel y en 1851 por Foucault. Bessel probó que el paralaje estelar era mayor que cero al medir un paralaje de 0.314 minutos de arco de la estrella 61 Cygni. El mismo año, Friedrich Georg Wilhelm Struve y Thomas Henderson midieron los paralajes de otras dos estrellas, Vega y Alpha Centauri.
La idea de que el heliocentrismo tampoco resultaba verdadero en un sentido estricto, fue adquirida paulatinamente. Que el Sol no era el centro del universo sino una entre innumerables estrellas, fue sostenido vehementemente por el místico Giordano Bruno. En el curso de los siglos XVIII y XIX, el estatus del Sol meramente como una estrella más entre muchas se volvió cada vez más obvio. Para el siglo XX, aún antes del descubrimiento de que hay muchas galaxias, ya no era tema de debate.
El concepto de una velocidad absoluta, incluyendo el «estar en reposo» como un caso particular, está regido por el principio de relatividad, también eliminando cualquier «centro» obvio del universo como un origen de coordenadas natural. Algunas formulaciones del principio de Mach consideran que el marco en reposo con respecto a las masas distantes en el universo, posee propiedades especiales.
Incluso si la discusión se limita al sistema solar, el Sol no está en el centro geométrico de la órbita de ningún planeta, sino aproximadamente en el foco de la órbita elíptica. Además, dado el hecho de que la masa de un planeta no puede despreciarse con relación a la masa del Sol, el centro de gravedad del sistema solar se encuentra ligeramente desplazado del centro del Sol (las masas de los planetas, principalmente Júpiter, representan el 0.14 % de la del Sol). Es por esto que un astrónomo hipotético situado en un planeta extrasolar, observaría un "bamboleo" en el movimiento del Sol.
Uso moderno de «geocéntrico» y «heliocéntrico»
En cálculos modernos, los términos «geocéntrico» y «heliocéntrico» se utilizan generalmente para referirse a sistemas de coordenadas que se escogen por razones prácticas. En tales sistemas, puede seleccionarse el origen como el centro de masas de la Tierra, del sistema Tierra-Luna, del Sol, del Sol más los planetas mayores o incluso del sistema solar en su totalidad. Sin embargo, dicha selección de coordenadas «geocéntricas» o «heliocéntricas» tienen únicamente implicaciones prácticas y no filosóficas o físicas.
Percepción popular
Una parte de la gente aún cree en el modelo geocéntrico. Aproximadamente uno de cinco estadounidenses cree que el Sol da vueltas a la Tierra, de acuerdo con encuestas de 1999 y 2006.[8] [9] Aproximadamente un tercio de los rusos creen en el modelo geocéntrico, según encuestas de 2011.[10]
Véase también
Referencias
- Volver arriba ↑ Dreyer (1953), pp.135–48); Linton (2004), pp.38–9). El trabajo de Aristarco en el que propone su sistema heliocéntrico se ha extraviado. Solo sabemos de él por un breve pasaje en El contador de arena de Arquímedes.
- Volver arriba ↑ Debus, Allen G. (1987). Man and nature in the Renaissance. Cambridge University Press. p. 76. ISBN 0-521-29328-6., Chapter V, page 76
- Volver arriba ↑ En el Libro I, sección 7, admite que un modelo en el que la Tierra gira con respecto a las estrellas sería más sencillo, pero no llega tan lejos como para considerar un sistema heliocéntrico.
- Volver arriba ↑ Dennis Duke, Ptolemy's Universe
- Volver arriba ↑ Boyer, C. A History of Mathematics. Wiley, p. 54.
- Volver arriba ↑ Eastwood, B. S. (1 de noviembre de 1992), «Heraclides and Heliocentrism – Texts Diagrams and Interpretations», Journal for the History of Astronomy 23: 233, Bibcode:1992JHA....23..233E
- Volver arriba ↑ Henry, John (2001). Moving heaven and earth : Copernicus and the solar system. Cambridge: Icon. p. 87. ISBN 978-1-84046-251-7.
- Volver arriba ↑ Steve Crabtree (6 de julio de 1999). «New Poll Gauges Americans' General Knowledge Levels». Gallup.
- Volver arriba ↑ Omar. «Eppure si muove…or does it?».
- Volver arriba ↑ Alissa de Carbonnel (11 de febrero de 2011). «Third of Russians think sun spins round Earth: poll». Reuters.
Enlaces externos
- Astronomy 162 lectures. «The Copernican Model: A Sun-Centered Solar System» (en inglés).
- ¿Girará la Tierra alrededor del Sol?: documento que sigue los pasos que llevaron a Aristarco de Samos a llegar a la conclusión de que la Tierra gira alrededor del Sol.
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