Aunque se asume que los no moralizados de este mundo, son los que en ellos predomina los bajos instintos de los seres humanos, aún, como lo son el egoísmo, el orgullo, el materialismo, la falta de caridad y la compasión, la avaricia, la codicia, la lujuria, en fin todos eso males que afectan y que están en contra del bien común.
El miedo en las personas se debe a las incertidumbres de las cosas, al desconocimiento está basado en el no saber que va a pasar luego de cada instante en que vivimos. Y el conocer que un alma encarnada que ha comenzado su Transformación Moral, espera y acuña en su corazón que en el momento del tránsito de esta vida física al mundo Espiritista, será conforme a ese proceso de moralización. No hay porqué temer, si sabemos hacía donde vamos.
Para los Espíritas, la reencarnación no es un dilema sino una confirmación. Ya sabemos de ¿Dónde venimos? ¿Qué hacemos aquí en el plano físico?, y por supuesto sabemos hacia dónde vamos al desencarnar.
Cuando aprendemos a través de la educación Espírita que casi todo, sí tiene un porqué y que en nuestro caso con simplemente vivir una vida moralizada, se nos erradica ese miedo.
Sabemos que ya moralizados, nuestro tránsito hacia el "Mundo Espiritista" será placentero en vez de angustioso, y que a nuestro arribo, nuestro caminar espiritual será bien claro y lógico, aunque continuaremos en el estado errático. Porque el estado errático será en razón de lo que al espíritu moralizado necesite para lograr su pureza espiritual, lo cual detendría el reencarnar otra vez o seguir el proceso reencarnatorio.
IX.- Paraíso, Infierno y Purgatorio
1011.
¿Se destina en el Universo un lugar circunscrito a las penas y goces de los
Espíritus, según sus méritos?
-
Ya hemos contestado a esa pregunta. Las penas y goces son inherentes al grado
de perfeccionamiento de los Espíritus. Cada cual encuentra en sí mismo el
principio de su propia ventura o infelicidad. Y como se hallan los Espíritus en
todas partes, ningún sitio determinado ni cerrado se asigna a uno más que a
otro. En cuanto a los Espíritus encarnados, son felices o infortunados en grado
mayor o menor, según el mundo en que residan sea más o menos adelantado.
1011a.
De acuerdo con esto, ¿el infierno y el Paraíso no existen, tal como el hombre
se los representa?
-
Se trata meramente de imágenes. Por dondequiera hay Espíritus dichosos y
desventurados. Sin embargo, y como también dijimos, los Espíritus de un mismo
orden se reúnen por simpatía. Pero cuando son perfectos pueden reunirse donde
lo deseen.
La localización precisa de los lugares de penas y recompensas sólo existe
en la imaginación del hombre. Proviene de la tendencia de éste a materializar y
circunscribir aquellas cosas cuya infinita esencia no puede comprender.
1012.
¿Qué debemos entender por Purgatorio?
- Dolores físicos y morales: es el período de la expiación.
Casi siempre en la Tierra os creáis vuestro purgatorio y hace Dios que expiéis
vuestras culpas.
Lo que el
hombre llama Purgatorio es asimismo una imagen por la cual se ha de
entender no algún lugar determinado, sino el estado de los Espíritus
imperfectos que se encuentran en expiación hasta obtener su purificación total,
que debe elevarlos a la categoría de Espíritus bienaventurados. Puesto que tal
purificación se opera en las diversas encarnaciones, el purgatorio consiste en
las pruebas de la vida corporal.
1013. ¿Cómo se explica que algunos Espíritus, que por su
lenguaje revelaban superioridad, hayan respondido a personas muy serias, con
respecto al infierno y el purgatorio, de acuerdo con la idea que comúnmente se
tiene de ellos?
- Esos Espíritus hablan un lenguaje que sea comprendido por
las personas que los interrogan. Cuando tales personas están demasiado imbuidas
de ciertas ideas, aquéllos no quieren contrariarlas con excesiva brusquedad, para
no ofender sus convicciones. Si un Espíritu dijera a un musulmán, sin adoptar
ninguna precaución oratoria, que Mahoma no es un profeta, sería muy mal
recibido.138
138 El hecho de ser mencionado Mahoma es aleatorio, ya que es
para remarcar lo dicho sobre las creencias establecidas, que los Espíritus no
violentan, importándoles más la constatación de la Ley universal de Amor, que
en su esencia todas las religiones pregonan. Aquello que no obedezca y sea
contradictorio con dicha ley, es una interpolación humana, y nada tiene que ver
con los mensajes que los Espíritus elevados, han ido diseminando por los cuatro
puntos del orbe y en todas las épocas a los llamados profetas, hoy médiums,
cuyas revelaciones a la luz del Espiritismo son explicadas fehacientemente,
haciéndolas más comprensibles a nuestro entendimiento, y pudiendo discernir lo
“inspirado” de lo que pertenece al propio médium (animismo). Para mayor
información sobre el tema véase la obra Libro
de los Médiums de Allan Kardec. [N.
del copista]
1013 a. Se concibe que pueda ser así por parte de Espíritus
que quieran instruirnos, pero ¿qué explicación tiene el hecho de que ciertos
Espíritus interrogados acerca de su situación hayan respondido que sufrían los
tormentos del infierno o del purgatorio?
- Cuando son inferiores y no están del todo
desmaterializados conservan parcialmente sus ideas terrenas y traducen sus
impresiones con los términos que les son familiares. Se encuentran en un
ambiente que sólo a medias les permite sondear el porvenir, y esta es la causa
de que muchas veces algunos Espíritus errantes, o cuyo desprendimiento es muy
reciente, hablen como lo hubieran hecho cuando se hallaban encarnados. El
vocablo infierno puede
traducirse como una vida de pruebas extremadamente penosas, con la incertidumbre de alcanzar una mejor; purgatorio es una existencia también de
pruebas, pero con la conciencia de que se tendrá un futuro más dichoso. Cuando
estás experimentando un gran dolor, ¿no te dices que sufres como un condenado?
No son más que palabras, y siempre en un sentido figurado.
1014. ¿Qué se ha de entender por “un alma en pena”?
- Un alma errante y sufriente, incierta acerca de su
porvenir y a la cual podéis procurar un alivio que a menudo pide al acudir a
comunicarse con vosotros. (Ver párrafo 664).
1015. ¿En qué sentido se debe interpretar la palabra cielo?
- ¿Crees que sea un lugar, como los
Campos Elíseos de los antiguos, donde todos los Espíritus buenos están
amontonados, en promiscuidad, sin más preocupación que disfrutar durante la
eternidad de una dicha pasiva? No. El cielo es el espacio universal, son las
estrellas, los planetas y todos los mundos superiores donde los Espíritus gozan
de la plenitud de sus facultades, sin padecer las adversidades de la vida
material ni las congojas inherentes al estado de inferioridad.
1016. Ciertos Espíritus han declarado residir en el Cuarto
Cielo, en el Quinto Cielo, etcétera. ¿Qué entendían ellos por eso?
- Vosotros les preguntáis en qué cielo viven porque tenéis
la idea de que hay muchos cielos dispuestos como los pisos de una casa. Así
pues, os contestan con vuestro propio lenguaje. Pero para ellos esas palabras,
Cuarto o Quinto Cielo, expresan diversos grados de depuración y, por tanto, de
felicidad. Sucede exactamente lo mismo que cuando se pregunta a un Espíritu si
está en el infierno. Si es desventurado responderá que sí, por cuanto para él infierno es sinónimo de sufrimiento.
Pero sabe muy bien que no se trata de un horno. Un pagano hubiera dicho que se
encontraba en el Tártaro.
Lo mismo acontece con otras expresiones análogas, como
“ciudad de las flores, ciudad de los elegidos, primera, segunda o tercera
esfera”, etcétera, las cuales no son sino alegorías emple-adas por algunos
Espíritus, ya como imágenes, ya, a veces, por ignorar la realidad de las cosas
e incluso carecer de las más elementales nociones científicas. Según la idea restringida que se sustenta antaño acerca
de los lugares de penas y recompensas, y sobre todo por la opinión de que la
Tierra era el centro del Universo, que el cielo formaba una bóveda y había en
ella una región de las estrellas, se ubicaba. El el
cielo arriba y el infierno abajo. De ahí las expresiones “subir al cielo,
estar en lo más alto de los cielos, ser precipitado a los infiernos”. Hoy en
día, la ciencia ha demostrado que la Tierra es sólo uno de los mundos más
pequeños entre tantos millones de otros, sin poseer ninguna importancia en
especial; ha trazado la historia de su formación y descrito su constitución,
probando que el espacio es infinito y que en el Universo no hay ni “arriba” ni
“abajo”. De ahí que haya sido preciso renunciar a ubicar el cielo por encima de
las nubes y el infierno en las profundidades de la Tierra. En lo que toca al
purgatorio, no se le asignaba ningún sitio determinado. Estaba reservado al
Espiritismo proveer sobre todas estas cuestiones la explicación más racional,
la más grandiosa y al mismo tiempo la más consoladora para el género humano.
Así pues, es posible afirmar que llevamos en nosotros mismos nuestro infierno y
nuestro paraíso. En cuanto a nuestro purgatorio, lo encontramos en nuestra
encarnación, en nuestras vidas corporales o físicas.
Un amigo publicó lo siguiente en su blog: Poder del Bien, Por Luís Salazar Junio 2008
"El Espiritismo nos enseña que somos seres espirituales que experimentamos la vida corporal. También comprendemos que a través de la reencarnación, múltiples vidas corporales, el ser espiritual tiene la oportunidad de desarrollarse, Moral e Intelectualmente para alcanzar niveles mayores de evolución y acercarse a la perfección de Dios.
En la pregunta 115 del Libro de los Espíritus nos informan que “Dios crea a los Espíritus, simples e ignorantes”. Quiere decir que todos hemos tenido un principio similar y que es a través de nuestras decisiones que vamos creando nuestra identidad como ser espiritual. La respuesta a la pregunta 115 amplia “y dio a cada uno de ellos una misión con objeto de ilustrarlos y de hacerles llegar progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad, y aproximarse a él.”
En conclusión, Dios ha puesto bajo nuestra responsabilidad nuestro propio progreso, esa es la misión encargada a cada uno de nosotros. En este progreso en busca de la perfección Dios no nos ha dejado solos, nos ha brindado herramientas, que nos pueden orientar en este proceso de aprendizaje. Las Leyes Naturales o Divinas. La pregunta 619 del Libro de los Espíritus dice 619. ¿Dios ha dado a todos los hombres medios de conocer su ley?
«Todos pueden conocerla; pero no todos la comprenden. Los que mejor la comprenden son los hombres de bien y los que quieren buscarla. Todos no obstante, la conocerán un día, porque es preciso que se realice el progreso».
621. ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
«En la conciencia».
630. ¿Cómo puede distinguirse el bien del mal?
«El bien es todo lo que está conforme con la ley de Dios, y el mal todo lo que de ella se separa. Así, pues, hacer el bien es conformarse con la ley de Dios; hacer el mal es infringirla».
En la pregunta 648 del L.E. se enumeran las Leyes Divinas y al respecto nos dicen:
648. ¿Qué pensáis de la división de la ley moral en diez partes, comprendiendo las leyes sobre la adoración, el trabajo, la reproducción, la conservación, la destrucción, la sociedad, el progreso, la igualdad, la libertad, y en fin, las leyes de justicia, amor y caridad?
«Esta división de la ley de Dios en diez partes es la de Moisés, y puede abarcar todas las circunstancias de la vida, lo cual es esencial. Puedes, pues, adoptarla, sin que por ello tenga nada de absoluto lo mismo que todos los otros sistemas de clasificación, que dependen del aspecto bajo el cual se considera una cosa. La última ley es la más importante, y por su medio es como más puede adelantar el hombre en la vida espiritual, porque las resume todas».
Podemos concluir que el conocimiento y la práctica de las leyes divinas o morales nos brindan la oportunidad de realizar nuestra misión de perfeccionamiento, evitando los tropiezos y caídas que resultan de la violación de estas leyes.
La ley de amor es aquella que resume todas las virtudes del hombre de bien, fue por eso que Jesús nos informó sobre el mayor de los mandamientos “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo”
El Poder del Bien no es más que el Poder del Amor. El Poder de todo lo bueno que nos rodea y brindando siempre lo mejor a nuestro prójimo, mientras hacemos eso, cumplimos con nuestra más importante misión, a la vez que resolvemos viejas diferencias y deudas del pasado, atrayendo hacia nosotros los buenos espíritus, encarnados y desencarnados, sintiendo la alegría y el consuelo de la compañia de los buenos.
El Bien en una fuerza poderosa, las buenas acciones mandan rayos luminosos que atraviesan la oscuridad, un corazón bueno escapa de las garras de la ignorancia y la maldad, simplemente desaparece.
“Fuera de la Caridad no hay salvación” nos dijo Allan Kardec. Practiquemos la Caridad que es una expresión de amor y bondad, para cumplir con la misión que se nos ha encargado, progresar, ser mejores cada día y acercarnos a la perfección."
He incluido este artículo de Luis porque define claramente que debemos hacer para poder progresar espiritualmente, y precisamente el hacer el bien es lo que define la Moral. Más sencillo, no puede ser, se hace bien o se hace mal ejerciendo nuestro Libre Albedrío, pues comprometámonos en hacer el bien.
No se pretende que el que busque la Moral o hacer el bien en esta encarnación, tiene que ser pobre o desdichado, pues también se puede ser rico, pues eso también es parte de su proceso de expiación, lo que es importante, es saber qué hacer con las riquezas que se obtengan lícitamente, que aunque es una expiación también, constituye una prueba del compromiso moral o de hacer el bien.
Los Espiritas que hemos optado por la moralización, no debemos pensar que estaremos en la incertidumbre cuando desencarnemos o que ha de pasarnos, pues lo que debe ocurrir es un detente en un momento dado para evaluar que hicimos con nuestro tiempo en la última encarnación, nos preguntaremos ¿que logramos o no modificar y expiar en esta encarnación? y ¿qué debemos repetir que no logramos sobrepasar?, y esto unido a lo que nos toca seguir expiando para seguir purificando nuestras almas. Es ahí en el mundo espiritual donde se evalúan aquellas otras cosas del comportamiento que han de ser modificadas en el futuro en próximas reencarnaciones.
El tiempo necesario hacia el próximo paso no es importante, puesto que en el mundo espiritual el tiempo es muy relativo a lo que se necesite hacer para purificar las almas. Allí se recibirá la información que se necesite para el próximo paso. Para aquellos que piensan que la moral no es importante al llegar allí no hay mucho que hacer excepto esperar por tener la oportunidad de una nueva reencarnación. Si se perdió el tiempo en cosas atadas a la inmoralidad, se debe saber que eso lo que ocasionó fue un atraso en el crecimiento espiritual.
Y no será hasta que llegue el momento que ese espíritu desencarnado e inmoralizado tenga la oportunidad de descubrir que la Moral es la llave al crecimiento espiritual. La Codificación Espírita nos dice que estos espíritus no moralizados podrán activar su crecimiento espiritual mediante la Moralización o sea cambiar su modo de actuar y pensar hacia el Bien Común. Este proceso de Moralización es esencial que se logre en el plano físico o encarnado, pero también se logra en el plano espiritual en el momento del tránsito. Sabemos que los espíritus que desencarnan, y que su apego a lo material esta aun impregnados en ellos, estarán en un proceso en que mediante sus sufrimientos espirituales relacionados a ese apego material los va llevando hasta lograr así su arrepentimiento. Estos espíritus desencarnados, indudablemente estarán en el estado errático, en el umbral, en la oscuridad, o en el lugar determinado para prepararse a una próxima encarnación. Esos espíritus desencarnados en inmoralidad no podrán continuar hacia ningún lado y estarán estancados, porque necesitan ser moralizados. Ellos son espectadores del mundo físico, son como la nube de testigos que Pablo menciono en la Biblia y que los espíritus ya nos han mencionado en comunicaciones Mediúmnicas.
Existen al menos 5 espíritus desencarnados por cada alma encarnada, lo cual nos hace suponer que al menos 35,000 millones de espíritus están en el entorno espiritual. Estos espíritus espectadores, están en constante asedio de los ojos acusadores de aquellos a los cuales se les infringió algún mal mientras estaban encarnados. Cada crimen cometido, las victimas estarán allí observándolos y recordándoles sus crímenes. Todo este proceso en resumen es como consecuencia de estos apegos a lo material. Estos espíritus que son espectadores del mundo físico, podrán evaluar los comportamientos de bien o de maldad, y así podrán llegar al remordimiento lo cual arriba a su arrepentimiento.
Entonces los ayudamos muchísimos desplegando un comportamiento Moral que los incentive a ese proceso de arrepentimiento. También estos espíritus cuando se contactan en comunicaciones Mediúmnicas se les puede moralizar también.
Cada cual estará en el lugar que le corresponde estar en su proceso evolutivo, y con esto me refiero a todos; incluyendo a los Bin Laden, Los Hitler, Los Jeffry Dammers, los criminales despiadados, en fin a todos aquellos que fueron participes de atrocidades en contra de la humanidad. Allí estarán los ojos acusadores de las victimas que ellos sacrificaron, y estarán atormentándoles. Esto será hasta que el Remordimiento los conduzca al Arrepentimiento y se eleven y de ahí hasta que desencarnen de nuevo.
Almas encarnadas, serán guiadas por su intuición que es lo único que Dios permite tener disponible a su periespíritu en cada reencarnación, porque el conocimiento del pasado está vedado en el mundo físico. Deberán nuevamente pasar por el primer grado de educación hasta alcanzar nuevamente su madurez en su nueva reencarnación, para que en su momento puedan tomar decisiones con su Libre Albedrío.
La divulgación que realizo a través de las redes sociales que me ha tocado vivir, la concentración es en el lograr educar hacia la moral o el Bien Común, pues no hay nada más que active el crecimiento espiritual de los individuos.
Ni las religiones, ni las filosofías concentradas en el yo, lo que llaman, metafísicas, ni naves espaciales, ni la parte filosófica ni científica de nuestra Filosofía Espírita , nada puede hacer que no sea lo que la Moral hace. Porque un comportamiento en Moral, modifica la forma de actuar, pensar y dirige las intensiones de los individuos. Un ser Moralizado, obviamente reconocerá que es lo que debe modificar para seguir creciendo.
Ahora bien, si la persona ya ha logrado activar su crecimiento espiritual mediante la moralización, entonces encontrará tiempo para esas otras cosas filosóficas de la vida.
El libro de los Espíritus nos habla de este tema:
II.- Mundo normal primitivo
84.¿Constituyen los Espíritus un mundo aparte, fuera del que vemos nosotros?
- Sí, el Mundo de los Espíritus, o de las Inteligencias incorpóreas.
85.En el orden de las cosas ¿cuál de los dos es el principal: el Mundo Espírita o el mundo corporal?
- El Mundo Espírita. Es preexistente y sobreviviente a todo.
86.¿Podría el mundo corporal cesar de existir, o no haber existido nunca, sin alterar la esencia del Mundo Espírita?
- Sí. Son independientes, y sin embargo su correlación es incesante, pues reaccionan sin cesar el uno sobre el otro.
87.¿Ocupan los Espíritus una región determinada y circunscrita en el espacio?
- Los Espíritus se encuentran por doquier. Los espacios infinitos se hallan poblados por ellos. Los hay que están sin cesar al lado de vosotros, observándoos y obrando sobre vosotros sin que lo advirtáis, pues los Espíritus son una de las potencias de la Naturaleza y los instrumentos de que Dios se sirve para el cumplimiento de sus designios providenciales. Pero no todos van a todas partes, porque hay regiones que están prohibidas a los menos adelantados.
Por el otro lado de la balanza tienes el mundo no moralizado, que lucha en cada instante en satisfacer sus bajos instintos y pierden el tiempo en lo que nunca va a lograr la activación del asenso espiritual. Pero no veamos eso como que no tiene propósito en el plan de Dios para la humanidad. Esto es parte esencial, porque ese proceso de practicar la inmoralidad que induce al mal, es el proceso inicial de los que logran llegar al bien. Para nada digo que estoy de acuerdo con eso, pues debemos apenarnos de ver tanto mal, aunque sabemos que ese es el preámbulo hacia el bien.
En unos de mis vídeos publicados en Youtube, alguien comentó despectivamente sobre lo que había publicado con relación a que el Diablo ni Satanás existen. Su argumento fue diría yo espontaneo, diciendo: “que yo no sabía lo que decía, y que eso de espíritus inferiores le daba risa”,”¿qué de dónde sacaba eso de los Espíritus? (obviamente estos comentarios denotan un total desconocimiento de lo que es el mundo espiritual).
Percibí como que de momento el dejó de escribir sus argumentos. Y me dí claramente la idea, de que esa persona no sabía exactamente lo que decía y que de pronto realizó, que él no estaba preparado para argumentar de un tema que no conocía. Medite, y preferí no contestar su argumento todavía, para darle tiempo, porque sé, que hay cosas que se deben aprender antes de establecer una discusión de debate sobre estos temas espirituales. Siento que esa persona está pensando en lo que yo dije. Y tal vez está tratando de conocer más del tema para regresar y argumentar nuevamente. Pero ya yo hice mi parte en despertar el interés.
Digo esto porque a los no moralizados les hace falta el llevarle la educación para que como opción en su libre albedrío puedan considerar que una modificación de comportamiento hacia la Moral, es lo que puede lograr la activación del ascenso espiritual y así dirigirse hacia la práctica de bien común que es hacer el bien o la Moral.
¿Donde serán ubicados los que desencarnan en cada instante hoy día?, esto será determinado en lo adelantado que se pueda estar, en el comportamiento que implica los pensamientos e intensiones hacia el bien común de todos sus semejantes que haya realizado.
Veamos que nos dijeron los espíritus en el Libro El Evangelio Según El Espiritismo, donde nos habla de las impurezas del alma que son las que determinan donde estarán las almas de los desencarnados en el momento que transitan hacia el mundo espiritual.
"VIII. Si el alma es inmaterial, debe pasar después de esta vida a un mundo igualmente invisible e inmaterial, del mismo modo que el cuerpo, cuando se descompone vuelve a la materia. Sólo que conviene mucho distinguir bien el alma pura, verdaderamente inmaterial, que se alimenta como Dios de la ciencia y de los pensamientos, del alma más o menos manchada de impurezas materiales, que la impiden elevarse hacia lo divino y la retienen en los lugares de su morada terrestre."
EL EVANGELIO
SEGÚN
EL ESPIRITISMO
Esto explica porque los espíritus inferiores o no moralizados permanecen cerca de lo que fueron sus moradas terrestres. Esto puede explicar en resumen que cuando un alma encarnada se moraliza al desencarnar va a un lugar completamente diferente a donde se ubica aquellas que al no ser moralizadas desencarnan y no pueden elevarse por sus impurezas materiales que le impiden elevarse hacia lo divino.
El Libro de Los Espíritus nos dice:
155. ¿Cómo se opera la separación del alma y el cuerpo?
- Habiéndose roto los vínculos que la retenían, ella se desprende.
|
UMBRAL |
155 a. La separación ¿se lleva a efecto de manera instantánea, por una transición brusca? Entre la vida y la muerte ¿hay una línea de demarcación netamente trazada?
- No. El alma se desprende en forma gradual, no escapa como un pájaro cautivo que ha sido devuelto súbitamente a la libertad. Los dos estados se tocan, confundiéndose. Así, el Espíritu se desprende poco a poco de sus ataduras: éstas se sueltan, no se quiebran.
Comentario de A.K.: Durante la vida el Espíritu se halla ligado al cuerpo por su envoltura semi-material, o periespíritu. La muerte destruye sólo al cuerpo y no a esa segunda envoltura, la cual se separa del cuerpo cuando cesa en éste la vida orgánica. La observación ha probado que en el proceso de la muerte el desprendimiento del periespíritu no se opera súbitamente por completo. Sólo se realiza en forma gradual y en un plazo muy variable, según los individuos. En algunos es bastante rápido, y se puede afirmar que tal proceso de liberación, se cumple en unas pocas horas. Pero en otros –sobre todo en aquellos cuya vida ha sido enteramente material y sensual- el desprendimiento es mucho menos rápido y en ocasiones se prolonga por días, semanas y hasta meses, lo que no implica que haya en el cuerpo la menor vitalidad ni la posibilidad de un retorno a la vida, sino que persiste una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad que siempre se halla en relación con la preponderancia que el Espíritu dio a la materia en el transcurso de la vida. En efecto, es razonable pensar que cuanto más se haya identificado el Espíritu con la materia tanto más laborioso le será el separarse de ella, mientras que la actividad intelectiva y moral y la elevación de pensamientos operan un principio de desprendimiento, incluso durante la vida del cuerpo, y cuando llega la muerte, la separación es rápida. Este es el resultado de los estudios hechos sobre todos los individuos observados en el momento de la muerte. Esas observaciones prueban, inclusive, que la afinidad que en algunas personas subsiste entre el alma y el cuerpo es a veces sobremanera penosa, por cuanto el Espíritu puede sentir el horror de la descomposición de la materia. Este caso es excepcional y propio de ciertos géneros de vida y de algunos tipos de muerte. Se presenta en ciertos suicidas.
165. El conocimiento del Espiritismo ¿ejerce influencia sobre la duración más o menos prolongada de la turbación?
- Una influencia muy grande, por cuanto el Espíritu comprende de antemano su situación. Pero, lo que más influye es la práctica del bien y la conciencia pura.
En el momento de la muerte todo es al principio confuso. Hace falta al alma algún tiempo para recobrarse. Se halla como aturdida, al igual que el estado de un hombre que saliera de un sueño profundo y que tratara de darse cuenta de su situación. La lucidez de las ideas y el recuerdo del pasado le vuelven conforme se va borrando el influjo de la materia de que acaba de desembarazarse, y a medida que se disipa la especie de niebla que oscurece sus pensamientos.
La duración de la turbación que sigue a la muerte es muy variable. Puede ser de unas pocas horas como de varios meses, y hasta de muchos años. Aquellos en quienes es más breve son los que se han identificado en vida con su estado futuro, por cuanto comprenden de inmediato su situación.
La turbación presenta circunstancias particulares, de acuerdo con el carácter de cada individuo y, sobre todo, según el tipo de muerte experimentada. En las violentas, producidas por suicidio o suplicio, accidente, apoplejía o heridas, etcétera, el Espíritu se encuentra sorprendido, asombrado, y no cree haber muerto. Así lo sostiene con terquedad. No obstante, ve su cuerpo, sabe que ese cuerpo es el suyo, y no comprende que se haya separado de él. Acude junto a las personas a quienes profesaba afecto, les habla y no comprende por qué ellas no le oyen. Esa ilusión dura hasta que el desprendimiento del periespíritu se ha consumado. Sólo entonces el Espíritu se recobra y comprende que ya no forma parte de los vivientes. Este fenómeno se explica con facilidad. Sorprendido de improviso por la muerte, el Espíritu está aturdido por el brusco cambio que en él se ha operado. Para él, la muerte sigue siendo sinónimo de destrucción, de aniquilamiento. Ahora bien, como quiera que piense, ve y entiende, en su opinión no está muerto. Lo que aumenta su ilusión es que se ve dueño de un cuerpo similar al anterior, por su forma, pero cuya etérea naturaleza no ha tenido todavía tiempo de estudiar. Lo cree sólido y compacto como lo era el primero, y cuando se le llama la atención sobre este punto se asombra de no poder palparlo. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos noveles, que no creen estar dormidos. Para ellos, el sueño es sinónimo de suspensión de las facultades. Y puesto que piensan libremente y ven, en su concepto no se hallan dormidos. Algunos Espíritus presentan esta particularidad, aun cuando la muerte no los haya sorprendido en forma imprevista. Pero sigue siendo una particularidad más general en aquellos que, aunque enfermos, no pensaban que morirían. Se ve entonces el singular espectáculo de un Espíritu que asiste a su funeral como si se tratara del de un extraño, y hablando de él como de una cosa que no le concierne, hasta el momento en que comprende la verdad.
La turbación que sigue a la muerte no tiene nada de penoso para el hombre de bien. Es tranquila y semejante en todo a la que acompaña a un despertar apacible. En cambio, para aquel cuya conciencia no es pura, está llena de ansiedad y de angustias, que aumentan a medida que va comprendiendo su situación.
En los casos de muerte colectiva se ha observado que todos los que perecen al mismo tiempo no siempre se vuelven a ver de inmediato. En la turbación que sigue a la muerte, cada cual va por su lado, preocupándose tan sólo de aquellos que le interesan.
961. En el instante de la muerte, ¿cuál es el sentimiento que prevalece en la gran mayoría de los hombres: la duda, el temor o la esperanza?
- La duda, para los escépticos empedernidos. El temor, para los que son culpables. La esperanza, para los hombres de bien.
Veamos ademas que ocurre con el Alma desencarnada cuando esta en Turbación:
¿Qué significa la Turbación Espírita?
163. El alma, al dejar el cuerpo, ¿tiene de inmediato conciencia de sí misma?
- Conciencia inmediata no es el término adecuado. Permanece algún tiempo en estado de turbación.
164. ¿Todos los Espíritus experimentan en el mismo grado y durante un lapso idéntico la turbación que sigue a la separación del alma y el cuerpo?
- No, ello depende de su elevación. El que está ya purificado vuelve en sí casi inmediatamente, porque se ha desprendido de la materia durante la vida del cuerpo, al paso que el hombre carnal, cuya conciencia no es pura, conserva durante mucho más tiempo la impresión de esa materia.
165. El conocimiento del Espiritismo ¿ejerce influencia sobre la duración más o menos prolongada de la turbación?
- Una influencia muy grande, por cuanto el Espíritu comprende de antemano su situación. Pero, lo que más influye es la práctica del bien y la conciencia pura.
En el momento de la muerte todo es al principio confuso. Hace falta al alma algún tiempo para recobrarse. Se halla como aturdida, al igual que el estado de un hombre que saliera de un sueño profundo y que tratará de darse cuenta de su situación. La lucidez de las ideas y el recuerdo del pasado le vuelven conforme se va borrando el influjo de la materia de que acaba de desembarazarse, y a medida que se disipa la especie de niebla que oscurece sus pensamientos.
La duración de la turbación que sigue a la muerte es muy variable. Puede ser de unas pocas horas como de varios meses, y hasta de muchos años. Aquellos en quienes es más breve son los que se han identificado en vida con su estado futuro, por cuanto comprenden de inmediato su situación.
La turbación presenta circunstancias particulares, de acuerdo con el carácter de cada individuo y, sobre todo, según el tipo de muerte experimentada. En las violentas, producidas por suicidio o suplicio, accidente, apoplejía o heridas, etcétera, el Espíritu se encuentra sorprendido, asombrado, y no cree haber muerto. Así lo sostiene con terquedad. No obstante, ve su cuerpo, sabe que ese cuerpo es el suyo, y no comprende que se haya separado de él. Acude junto a las personas a quienes profesaba afecto, les habla y no comprende por qué ellas no le oyen. Esa ilusión dura hasta que el desprendimiento del periespíritu se ha consumado. Sólo entonces el Espíritu se recobra y comprende que ya no forma parte de los vivientes. Este fenómeno se explica con facilidad.
Sorprendido de improviso por la muerte, el Espíritu está aturdido por el brusco cambio que en él se ha operado. Para él, la muerte sigue siendo sinónimo de destrucción, de aniquilamiento. Ahora bien, como quiera que piense, ve y entiende, en su opinión no está muerto. Lo que aumenta su ilusión es que se ve dueño de un cuerpo similar al anterior, por su forma, pero cuya etérea naturaleza no ha tenido todavía tiempo de estudiar. Lo cree sólido y compacto como lo era el primero, y cuando se le llama la atención sobre este punto se asombra de no poder palparlo. Este fenómeno es análogo al de los sonámbulos noveles, que no creen estar dormidos. Para ellos, el sueño es sinónimo de suspensión de las facultades. Y puesto que piensan libremente y ven, en su concepto no se hallan dormidos.
Algunos Espíritus presentan esta particularidad, aun cuando la muerte no los haya sorprendido en forma imprevista. Pero sigue siendo una particularidad más general en aquellos que, aunque enfermos, no pensaban que morirían. Se ve entonces el singular espectáculo de un Espíritu que asiste a su funeral como si se tratara del de un extraño, y hablando de él como de una cosa que no le concierne, hasta el momento en que comprende la verdad. La turbación que sigue a la muerte no tiene nada de penoso para el hombre de bien. Es tranquila y semejante en todo a la que acompaña a un despertar apacible. En cambio, para aquel cuya conciencia no es pura, está llena de ansiedad y de angustias, que aumentan a medida que va comprendiendo su situación. En los casos de muerte colectiva se ha observado que todos los que perecen al mismo tiempo no siempre se vuelven a ver de inmediato. En la turbación que sigue a la muerte, cada cual va por su lado, preocupándose tan sólo de aquellos que le interesan.
Estos comportamientos del Alma al desencarnar, son muy predecibles, puesto que todo se basa en cuan Desmoralizados o cuan desprendida ha sido la vida al momento de la desencarnación con relación al apego material de la persona y de esta Alma. Puede preverse que los comportamientos en el mundo espiritual tomaran su curso de acuerdo a esta situación de materialidad del Alma.
Para los que nos dedicamos a esta misión de educar para lograr ofrecer una alternativa de vida y progreso espiritual, muchas veces tenemos que pagar con sufrimientos, vejaciones, de los orgullosos que no aceptan excepto sus propias conclusiones y también soportar las vejaciones de familiares y amigos que no concuerdan con nuestras predicas de Moral o Bien Común porque sus religiones pueden más que la verdad que exponemos.
La gran responsabilidad de llevar la educación de aquellos que si son religiosos, y que si son orgullosos tiene un precio alto. Y lo percibimos cuando en momentos de angustias o pesares que todos pasamos en la vida, ni un pésame te dan porque es más importante la religiosidad o los criterios preconcebido que se tienen que del amor fraternal que hay que tener.
El llevar la educación no es convencerse a uno mismo que estamos actuando bien, sino poner un granito de arena en seguir llevando la información a quien no la conoce. Pues hemos visto cuan importante es la condición material al momento de la muerte orgánica y el desprendimiento del Alma desencarnada.
Es una misión hermosa el llevar este mensaje de restauración y de progreso espiritual, a veces pensamos que nos da pena el decir que si somos Espiritas. Pero cuando evaluamos la importancia de que este mensaje de bien común sea dado a conocer, luchamos con el miedo a declararnos abiertamente como Espíritas, temiendo al que dirán. Si todavía estas pensando que ser Espíritas es solo sentirlo solamente, tengo noticias para tí, el ser Espíritas conlleva también la responsabilidad de declararlo sin temor a lo que lo eres.
Es muy fácil decir “YO SOY INGENIERO, SOY MEDICO, SOY ABOGADO, SOY TRABAJADOR SOCIAL O CUALQUIER OFICIO QUE LOS DEMÁS VALOREN COMO IMPORTANTES, O SOY EVANGELICO, CATOLICO O MUSULMAN.
Todos ellos dicen con orgullo lo que son, pero muchos Espíritas tienen temor a decir que son Espíritas, y ser Espíritas es sinónimo de Buenas Nuevas de proveer educación al que desconoce que esta de por medio su propia vida al desencarnar, decir con convicción que lo eres y esta es la mejor manera de educar a los que nos rodean.
SER ESPÍRITA ES EL REGALO MAS VALIOSO QUE DIOS NOS HA DADO, Y ¿PORQUE PUES, PODEMOS NEGAR ALGO QUE A CAMBIADO NUESTRAS VIDAS PARA SIEMPRE, y que es capaz de cambiarle la vida a los seres que amamos y apreciamos?.
Termino esta reflexión, con algo que me puso a pensar un poquito. Luiz Antonio Gasparetto, en años recientes luego de haber expuesto por algunos años lo que los grandes espíritus de pintores reconocidos compartieron con él. Y demostrar que si, los espíritus desencarnados se pueden comunicar a través de los Médiums, decidió desechar la Filosofía Espírita, y cuyo argumento primordial para separarse de nuestra filosofía fue: “ES QUE ALLAN KARDEC ES MUY ANTICUADO”, “La Moral es un concepto anticuado, porque inhibe la discusión sobre el sexo o el dinero en medios espiritistas”.
Oh! ¿que la Moral es anticuada?, Y si lo es ¿Qué es entonces lo que no es anticuado? Porque amigos, para Luis Antonio Gasparetto, el exigir mucho sobre el comportamiento humano y entonces no actuar en Moral que significaría adoptar los bajos instintos humanos como convertir el sexo deliberado y corrupto como eje, pues eso no es justificación suficiente para decir que Kardec es anticuado o que la Moral es obsoleta.
Pero la Moral es el estandarte que modifica el comportamiento humano, es la higiene del Alma y el luchar por estos principios en comportamiento, eso nunca es anticuado ni será anticuado jamás. Porque se es, o no se es una persona Moral, y esto no tiene que ver nada con que se es anticuado o no.
Ahora comparto con ustedes un video de Luis Antonio Gasparetto, ya el no se considera Espíritas, pero lo que los espíritus pueden hacer, quedó grabado en el siguiente video.
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