Los Extraterrestres pertenecen a la Especie Humana según el Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador, es el Verdadero Espiritismo. Es tiempo de utilizar la lógica y la razón en lo que escribes. Todos somos Espíritus encarnados.
Otros mundos son similares en el proceso de evolución que en la tierra, porque son los Espíritus que pueblan el universo, similares a los seres humanos de la tierra, la Especie humana en todo el Universo. Ésto es lo que enseña el Espiritismo Verdadero.
Éstos son los puntos más culminantes de la doctrina Espírita que nos han transmitido los Espíritus , así dijeron los Espíritus Puros y Perfectos en la Introducción del Libro de Los Espíritus, Libro codificado, escrito y publicado por Allan Kardec el 18 de abril del año 1857, en la sección, Sexta VI.
También es reiterado, en El Capitulo III, Libro del Evangelio según el Espiritismo, #6 El Destino de la tierra. Causas de las miserias humanas, también confirma lo que dijeron los Espíritus:
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Libro del Evangelio según el Espiritismo, capítulo III, #6
Destino de la tierra. Cansas de las miserias humanas.
6. Nos maravillamos de encontrar en la tierra tanta maldad y malas pasiones, tantas miserias y enfermedades de todas clases, y de ésto sacamos e consecuencia que la especie humana es una triste cosa. Éste juicio proviene del punto de vista limitado en que nos colocamos y que da una falsa idea del conjunto. Es menester considerar que en la tierra no se ve toda la humanidad, sino una pequeña fracción de ella. En efecto, la especie humana comprende todos los seres dotados de razón que pueblan los innumerables mundos del universo; así pues, ¿qué es la población de la tierra con respecto a la población total de estos mundos? Mucho menos que una aldea al lado de un gran de imperio . La situación material y moral de la humanidad terrestre, nada tiene de extraordinario si nos hacemos cargo del destino de la tierra y de la naturaleza de los que la habitan.
»Entre las diferentes especies de seres corporales, Dios ha escogido a la ESPECIE HUMANA para la encarnación de los espíritus que han llegado a cierto grado de desarrollo, lo cual les dá la superioridad moral e intelectual sobre todos los otros.
»Los espíritus se encarnan siempre en la ESPECIE HUMANA, y sería erróneo creer que el alma o espíritu pueda encarnarse en el cuerpo de un animal.
Ésto es CAVIAR en conocinientos revelado del Mundo de los Espíritus, es decir del Mundo Espiritista. ¿Cómo puedes vincular la Filosofía de Bien Común, que es el Espiritismo, con la brujeria, hechicería, la Santería, la Metafisica que es también ADIVINACIÓN?
El que confunde el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo con esa "Basura 🚮 Espiritual", ha perdido su tiempo ⏳ en ésta y todas las existencias en que ése modo de pensar 🤔 no ha cambiado.
Es tiempo de ver el Espiritismo como una FILOSOFÍA de VIDA, de BIEN COMÚN, una "ETERNA VERDAD, ABSOLUTA", el pensamiento DIVINO, dejado por escrito en los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec.
El que no ha dejado las religiones, y las supersticiones, aún vive tiempo ⏳ de Ostracismo religioso, Sal de eso YAAAA!!!!!!!!!!
https://soyespirita.blogspot.com/2019/10/estos-son-puntos-mas-culminantes-de-la.html
"Extraterrestres pertenecen a la Especie Humana según el Espiritismo, Soy Espírita." en YouTube
Ver "EXTRATERRESTRES son la Especie Humana, todos los habitantes del Universo somos Humanos, Soy Espírita" en YouTube, frank5028, publicacion el 25 de octubre del 2021.
https://youtu.be/Jg2yjVvUvi4 👌 https://youtu.be/9Mho6iCSD-g https://youtu.be/SrxnS586mYo _________________________
(Desde aquí : Introducción del Libro de Los Espíritus sección VI)
Libro de los Espíritus ALLAN KARDEC II
Existe otra palabra sobre la cuál es igualmente importante que nos entendamos, porque es una de las llaves maestras de toda doctrina moral y porque es causa de muchas controversias por carecer de una acepción bien deslindada; tal es la palabra alma. La divergencia de opiniones acerca de la naturaleza del alma procede de la aplicación particular que de ésta palabra hace cada uno. Un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar, evitaría muchas discusiones, y con un término para cada cosa, todos nos entenderíamos.
Según unos, el alma es el principio de la vida material orgánica no tiene existencia propia y cesa cuándo la vida cesa. Así piensa el materialismo puro. En éste séntido, y por comparación, dicen los materialistas que no tiene alma el instrumento que, por estár rajado, no suena. En ésta hipótesis, el alma es efecto y no causa.
Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe tina parte. Según éstos, todo el universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después a la muerte, cada partícula al origen común donde se confunde con el todo, como los arroyos y ríos vuelven al mar de donde salieron. Difiere esta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como si nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo esta opinión. el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad. Semejante sistema es una de las variaciones del panteísmo.
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Ésta acepción es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de éste ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civiliz ción. Esta doctrina, según la cual el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Sin discutir el mérito de estas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que esas tres aplicaciones de la palabra alma constituyen tres distintas ideas, para cada una de las cuales sería necesario un término especial. La palabra que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción, y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que sólo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las anfibologías, preciso sería emplear la palabra alma para una sola de las tres indicadas ideas, y siendo la cuestión principal la de que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que este es un punto convencional. Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción más vulgar, y por este motivo llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo. Aunque este ser no existiera, aunque fuese producto de la imaginación, no sería menos necesario un término que lo representara.
En defecto de ésta palabra especial para cada una de las otras dos acepciones, llamamos: Principio vital, al principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea su origen; principio común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aun haciendo abstracción de la facultad de pensar. La palabra vitalidad no respondería a la misma idea. Para unos, el principio vital es una propiedad de la materia, un efecto que se produce desde que la materia se encuentra en ciertas circunstancias determinadas; para otros, y esta es la idea más vulgar, reside en uti fluido especial, universalmente esparcido y del cual absorbe y se asimila cada ser una parte, durante la vida, como, según vemos, absorben la luz los cuerpos inertes. Sería este el fluido vital que, admitiendo ciertas opiniones, es el mismo fluido eléctrico animalizado, designado también con los nombres de fluido magnético, fluido nervioso, etcétera.
Como quiera que sea, existe un hecho indiscutible, porque resulta de la observación, que los seres orgánicos tienen en si mismos una fuerza íntima que produce el fenómeno de la vida, mientras existe aquélla; que la vida material es común a todos los seres orgánicos, y que es independiente de la inteligencia y del pensamiento; que éste y aquélla son facultades propias de ciertas especies orgánicas, y, en fin, que entre las especies orgánicas dotadas de inteligencia y pensamiento, existe una que lo está de un sentimiento moral especial que le da una superioridad incuestionable sobre las otras. Esta es la especie humana.
Concibese que con una acepción múltiple, el alma no excluye el materialismo, ni el panteísmo. El mismo espiritualista puede perfectamente aceptar el alma en una u otra de las dos primeras acepciones, sin perjuicio del ser inmaterial, al que dará entonces otro nombre cualquiera. Así, pues, la palabra que nos viene ocupando no es representativa de una opinión determinada: es un Proteo que cada cual transforma a su antojo, y de aquí el origen de tantas interminables cuestiones.
Evitaríase igualmente la confusión empleando la palabra alma en aquellos tres casos, pero añadiéndole un calificativo que especificase el aspecto en que se la toma, o la acepción que quiere dársele. Sería entonces un vocablo genérico, que representaría simultáneamente el principio de la vida material, el de la inteligencia y el del sentido moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como distinguimos los gases, añadiendo a la palabra gas los calificativos hídrógeno, oxígeno o ázoe. Pudiera, pues, decirse, y esto sería lo más acertado, el alma vital por el principio de la vida material, el alma intelectual por el principio inteligente y el alma espiritista por el principio de nuestra individualidad después de la muerte. Según se ve, todo esto se reduce a una cuestión de suma importancia para entendernos. Conformándonos con aquella clasificación, el alma vital seria común a todos los seres orgánicos: las plantas, los animales y los hombres; el alma intelectual propia de los animales y de los hombres, perteneciendo el alma espiritista al hombre únicamente.
Hemos creído deber nuestro insistir tanto más en estas explicaciones, por cuanto la doctrina espiritista está naturalmente basada en la existencia en nosotros mismos de un ser independiente de la materia. que sobrevive al cuerpo. Debiendo repetir frecuentemente la palabra alma en el curso de esta obra, importaba fijar el sentido que le damos para evitar así las equivocaciones.
(Hasta aquí : Introducción del Libro de Los Espíritus sección II)
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(Desde aquí : Introducción del Libro de Los Espíritus sección VI)
VI
Los seres que se comunican se designan a si mismos, según hemos dicho, con el nombre de espíritus o genios, y dicen haber pertenecido, algunos, por lo menos a los hombres que vivieron en la tierra. Constituyen el mundo espiritual, como nosotros constituimos, durante la vida, el mundo corporal. Pasemos a resumir en pocas palabras los puntos más culminantes de la doctrina que nos han transmitido, para responder más fácilmente a ciertas objeciones:
» Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno.
» Creó el universo que comprende todos los seres animados e inanimados, materiales e inmateriales.
» Los seres materiales constituyen el mundo visible o corporal y los inmateriales el invisible o espiritista, es decir, el de los espíritus.
» El mundo espiritista es el normal, primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo. El mundo corporal no pasa de ser secundario; podria dejar de existir, o no haber existido nunca, sin que se alterase la esencia del mundo espiritista.
» Los espíritus revisten temporalmente una envoltura material perecedera, cuya destrucción, a consecuencia de la muerte, los constituye nuevamente en estado de libertad.
» Entre las diferentes especies de seres corporales, Dios ha escogido a la especie humana para la encarnación de los espíritus que han llegado a cierto grado de desarrollo, lo cual les da la superioridad moral e intelectual sobre todos los otros.
» El alma es un espíritu encarnado, cuyo cuerpo no es más que la envoltura.
»Tres cosas existen en el hombre: 1ª el cuerpo o ser material análogo a los animales, y animado por el mismo principio vital; 2ª el alma o ser inmaterial, espíritu encarnado en el cuerpo, y 3ª el lazo que une el alma al cuerpo, principio intermedio entre la materia y el espíritu.
19 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
» El lazo o periespíritu que une el cuerpo y el espíritu es una especie de envoltura semimaterial. La muerte es la destrucción de la envoltura más grosera; pero el espíritu conserva la segunda, que le constituye un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en estado normal y que puede hacer visible accidentalmente, y hasta tangible. como sucede en el fenómeno de las apariciones.
» Así, pues, el espíritu no es un ser abstracto e indefinido, que sólo puede concebir el pensamiento, sino un ser real y circunscrito que es apreciable en ciertos casos, por los sentidos de la vista, del oído y del tacto.
» Los espíritus pertenecen a diferentes clases y no son iguales en poder, inteligencia, ciencia y moralidad. Los del primer orden son los espíritus superiores, que se distinguen de los demás por su perfección, conocimientos, proximidad a Dios, pureza de sentimientos y amor al bien. Son los ángeles o espíritus puros. Las otras clases se alejan más y más de semejante perfección, estando los de los grados inferiores inclinados a la mayor parte de nuestras pasiones, al odio, la envidia, los celos, el orgullo, etcétera, y se complacen en el mal.
» Entre ellos, los hay que no son ni muy buenos, ni muy malos. Más embrollones y chismosos que malvados, parece ser patrimonio suyo la malicia y la inconsecuencia. Estos tales son los duendes o espíritus ligeros.
»Los espíritus no pertenecen perpetuamente al mismo orden, sino que todos se perfeccionan pasando por los diferentes grados de la jerarquía espiritista. Este perfeccionamiento se realiza por medio de la encarnación, impuesta como expiación a unos, y como misión a otros. La vida material es una prueba que deben sufrir repetidas veces, hasta que alcanzan la perfección absoluta; una especie de tamiz o depuratorio del que salen más o menos purificados.
»Al ábandonar el cuerpo, el alma vuelve al mundo de los espíritus, de donde había salido, para tomar una nueva existencia material, después de un espacio de tiempo más o menos prolongado, durante el cual se encuentra en estado de espíritu errante.¹ _______________
¹ Entre esta doctrina de la reencarnación y de la metempsicosis, como la admiten ciertas sectas, existe la diferencia característica que en el curso de esta obra se explica.
20 ALLAN KARDEC
»Debiendo pasar el espíritu por varias encarnaciones, resulta que todos nosotros hemos tenido diversas existencias y que tendremos otras, perfeccionadas más o menos, ora en la tierra, ora en otros mundos.
» Los espíritus se encarnan siempre en la especie humana, y sería erróneo creer que el alma o espíritu pueda encarnarse en el cuerpo de un animal.
» Las diferentes existencias corporales del espíritu siempre son progresivas, nunca retrógradas; pero la rapidez del progreso depende de los esfuerzos que hagamos para llegar a la perfección.
»Las cualidades del alma son las mismas que las del espíritu encarnado en nosotros, de modo que el hombre de bien es encarnación de un espíritu bueno y el hombre perverso lo es de un espíritu impuro.
» El alma era individual antes de la encarnación, y continúa siéndolo después de separarse del cuerpo.
» A su vuelta al mundo de los espíritus, el alma encuentra en él a todos los que conoció en la tierra y todas sus existencias anteriores se presentan a su memoria con el recuerdo de todo el bien y de todo el mal que ha hecho.
»El espíritu encarnado está bajo la influencia de la materia, y el hombre que vence semejante influencia por medio de la elevación y purificación de su alma se aproxima a los espíritus buenos a los cuales se únirá algún día. El que se deja dominar por las malas pasiones, y cifra toda su ventura en la satisfacción de los apetitos groseros, se aproxima a los espíritus impuros, dándo el predominio a la naturaleza animal.
»Los espíritus encarnados pueblan los diferentes globos del universo.
»Los espíritus no encarnados o errantes no ocupan una región determinada y circunscrita, sino que están en todas partes, en el espacio y a nuestro lado, viéndonos y codeándose incesantemente con nosotros. Forman una población invisible que se agita a nuestro alrededor.
»Los espíritus ejercen en el mundo moral y hasta en el físico una acción incesante; obran sobre la materia y el pensamiento, y constituyen uno de los poderes de la naturaleza, causa eficiente de una multitud de fenómenos inexplicados o mal explicados hasta ahora, y que sólo en el espiritismo encuentran solución racional.
(Hasta aquí : Introducción del Libro de Los Espíritus sección VI)
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FORMACIÓN DE LOS SERES VIVIENTES
43. ¿Cuándo empezó a ser poblada la Tierra? «Al principio todo era caos y los elementos estaban confundidos. Poco a poco, cada cosa fue ocupando su lugar, y entonces aparecieron los seres vivientes apropiados al estado del globo».
44. ¿De dónde vinieron a la Tierra los seres vivientes? «La Tierra contenía los gérmenes, que esperaban para desarrollarse el momento favorable. Los principios orgánicos se reunieron apenas cesó la fuerza que los tenía separa- dos, y formaron los gérmenes de todos los seres vivientes. Aquéllos permanecieron en estado latente e inerte, como la crisálida y la simiente de las plantas, hasta que llegó el momento propicio al nacimiento de cada especie, y los seres de cada especie se reunieron y se multiplicaron entonces».
45. ¿Dónde estaban los elementos orgánicos antes de la formación de la Tierra? «Se encontraban en estado de fluido, por decirlo así, en el espacio, en medio de los espíritus, o en otros planetas, esperando la creación de la Tierra para empezar una nueva existencia en un globo nuevo». La química nos presenta las moléculas de los cuerpos inorgánicos uniéndose para formar cristales de regularidad constante, según cada especie, desde el momento en que se hallan en condiciones propicias. La menor turbación en estas condiciones, basta a impedir la reunión de los elementos. o por lo menos, la disposición regular que constituye el cristal. ¿Por qué no ha de suceder lo mismo en los elementos orgánicos?
Conservamos por espacio de años simientes de plantas y de animales que no se desarrollan más que a cierta temperatura y en un medio propicio, y se han visto simientes de trigo germinar después de muchos siglos. Hay, pues, en ellas un principio latente de vitalidad que sólo espera para desarrollarse una circunstancia favorable. Y lo que diariamente pasa a nuestra vista, ¿no puede haber ocurrido desde el principio del mundo? Esta formación de los seres vivientes saliendo del caos por la misma fuerza de la naturaleza, ¿quita algo a la grandeza de Dios? Lejos de eso, responde mejor a la idea que nos formamos de su poder, ejerciéndose en mundos infinitos por leyes eternas. Cierto que esta teoría no resuelve la cuestión del origen de los elementos vitales; pero Dios, que tiene sus misterios, ha puesto limite a nuestras investigaciones.
46. ¿Hay aún seres ique nacen espontáneamente? «Sí; pero el germen primitivo existía ya en estado latente. Cada día sois testigos de ese fenómeno, pues, ¿acaso los tejidos del hombre y de los animales no encierran los gérmenes de una multitud de gusanos, que esperan para nacer la fermentación pútrida necesaria a su existencia? Este es un pequeño mundo que, dormitando, se forma».
47. ¿Se encontraba la especie humana entre los elementos orgánicos contenidos en el globo terrestre? «Sí, y liegó a su tiempo; lo que hizo decir que el hombre fue hecho del barro de la tierra».
48. ¿Podemos conocer la época de la aparición del hombre y demás seres vivientes en la tierra? «No, y todos vuestros cálculos son quiméricos».
49. Si el germen de la especie humana se encontraba entre los elementos orgánicos del globo, ¿por qué no se forman hombres espontáneamente, como al principio? «El principio de las cosas es uno de los secretos de Dios; pero puede decirse, no obstante, que una vez diseminados los hombres por la tierra, han absorbido en si mismos los elementos necesarios a su formación para transmitirlos según las leyes de la reproducción. Lo mismo ha sucedido en las diferentes especies de seres vivientes».
POBLACIÓN DE LA TIERRA. ADÁN
50. ¿Empezó la especie humana por un solo hombre? «No, y el que vosotros llamáis Adán no fue el primero, ni el único que pobló la Tierra».
51. ¿Podemos saber en qué época vivió Adán? «Poco más o menos en la que vosotros señaláis, esto es, cerca de cuatro mil años antes de Jesucristo». El hombre, cuya tradición se ha conservado bajo el nombre de Adán, fue uno de los que sobrevivieron en una comarca a alguno de los grandes cataclismos que, en diversas épocas, han transformado la superficie del globo, y vino a ser el tronco de una de las razas que hoy lo pueblan. Las leyes de la naturaleza se oponen a que hayan podido realizarse en algunos siglos los progresos de la humanidad, patentizados mucho tiempo antes de Cristo, si el hombre no hubiese vivido en la Tierra más que desde la época selialada a la existencia de Adán. Algunos consideran, y tienen más razón en hacerlo, a Adán como un mito o alegoría que personifica las primitivas edades del mundo.
DIVERSIDAD DE LAS RAZAS HUMANAS
52. ¿De dónde proceden las diferencias físicas y morales que distinguen a las variedades de razas de hombres en la Tierra? «Del clima, de la vida y de las costumbres. Sucede lo mismo que con dos hijos de la misma madre que en nada se parecerán moralmente, si se les educa separados y de distinto modo».
53. ¿Ha nacido el hombre espontáneamente en muchos puntos del globo? «Si, y en diversas épocas, siendo esta una de las causas de la diversidad de razas. Más tarde, al dispersarse los hombres por los diferentes climas y al unirse con otras razas formaron nuevos tipos». -¿Estas diferencias constituyen distintas especies? «Ciertamente que no, pues todas son de la misma familia. ¿Acaso las diferentes variedades de un mismo fruto son óbice a que pertenezcan a la misma especie? ».
54. Si no procede la especie humana de uno solo, ¿deben cesar los hombres de mirarse como hermanos? «Todos los hombres son hermanos de Dios; porque están animados por el espíritu y tienden al mismo fin. Siempre queréis tomar las cosas al pie de la letra».
55. ¿Están habitados todos los globos que circulan en el espacio? «Sí, y el hombre de la Tierra dista de ser, como lo cree, el primero en inteligencia, en bondad y en perfección. Hay, sin embargo, hombres muy vanidosos que imaginan que ese pequeño globo tiene el privilegio exclusivo de tener seres racionales. ¡Orgullo y vanidad! Se figuran que Dios creó el universo para ellos solos». Dios ha poblado los mundos de seres vivientes, que concurren todos al objeto final de la Providencia. Creer que los seres vivientes están limitados al único punto que habitamos en el universo, equivaldría a poner en duda la sabiduría de Dios, que no ha becho nada inútil y que ha debido ásignar a esos mundos un objeto más grave que el de recrear nuestra vista. Nada, por otra parte, ni la posición, ni el volumen, ni la constitución física de la Tierra, puede inducir a suponer racional-mente que tenga el privilegio de estar habitada con exclusión de tantos miles de mundos semejantes.
56. ¿Es la misma la constitución física de los diferentes globos? «No; no se parecen en manera alguna».
57. ¿No siendo la misma para todos la constitución física de los mundos, dedúcese de ello una organización diferente para los seres que los habitan? «Sin duda, como entre vosotros los peces son hechos para vivir en el agua y las aves en el aire».
58. ¿Están privados de luz y de calor los mundos más distantes del Sol, ya que éste les aparece como una estrella? «¿Creéis, pues, que no hay más orígenes de luz y de calor que el Sol, y no contáis para nada con la electricidad que en ciertos mundos, llena funciones que os son desconocidas, y que es mucho más importante que en la Tierra? Por otra parte, nadie os ha dicho que todos los seres vean de la misma manera que vosotros y por órganos formados como los vuestros». Los condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes mundos deben ser apropiadas al medio en que están llamados a vivir. Si nunca hubiésemos visto peces, no comprenderíamos que hubiera seres
64 ALLAN KARDEC
PLURALIDAD DE MUNDOS
65
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
que pudiesen vivir en el agua, y así sucede en los otros mundos que contienen sin duda elementos
desconocidos para nosotros. ¿No vemos en la Tierra que las largas noches polares son iluminadas por la
electricidad de las auroras boreales? ¿Y es nada imposible que en ciertos mundos la electricidad sea más
abundante que en la Tierra, y que desempeñe en ellos funciones generales, cuyos efectos no podemos
comprender? Esos mundos pueden, por lo tanto, contener en si mismos los origenes de calor y de luz
necesarios a sus habitantes.
CONSIDERACIONES Y CONCORDANCIAS BÍBLICAS RESPECTO A LA
CREACIÓN
59. Los pueblos se han formado ideas muy divergentes sobre la creación, según el grado de su
ilustración, y la razón apoyada en la Ciencia ha reconoddo la inverosimilitud de ciertat teorias,
confirmando la dada por los espíritus la opinión ha mucho tiempo admitida por los hombres más
ilustrados.
La objeción que puede hacerse a esta teoria es la de que está en contradicción con el texto de los libros
sagrados; pero un examen detenido hace ver que esta contradicción es más aparente que real y que
resulta de la interpretación dada a menudo al sentido alegórico.
La cuestión del primer hombre en la persona de Adán. como tronco único de la humanidad, no es la
sola que há sido objeto de modificación para las creencias religiosas. En cierta época, el movimiento de la
Tierra, pareció tan opuesto al texto sagrado, que no hubo clase de persecuciones de que no fuese blanco
esa teoría, y la Tierra gira sin embargo, a pesar de los anatemas, y nadie podría negarlo actualmente sin
agraviar su propia razón.
Dice igualmente la Biblia que el mundo fue creado en seis días y fija la época de creación como unos
cuatro mil años antes de la era cristiana. Antes de esa época, no existía la Tierra, que fue sacada de la
nada. El texto es formal; pero he aquí que la ciencia positiva. la ciencia inexorable, viene a probar lo
contrario. La formación del globo está escrita con caracteres imprescriptibles en el mundo fósil, y está
probado que los seis días de la creación son otros tantos períodos, cada uno de los cuales abarca quizá
muchos centenares de miles de años, Este no es un sistema, una doctrina, una opinión aislada, sino un
hecho tan constante como el movimiento de la Tierra, que la teología no puede resistirse a admitir, prueba
evidente del error en que puede incurrírse, tomando literalmente las expresiones de un lenguale que es
figurado con frecuencia. ¿Debe inferirse de eso que sea falsa la Biblia? No, pero si que los hombres la han
interpretado mal.
Ojeando los archivos de la Tierra, la ciencia ha descubierto el orden en que han aparecido en su
superficie los diferentes seres vivientes, orden que está conforme con el indicado en el Génesis, con la sola
diferencia de que, en vez de salir milagrosamente de las manos de Dios y en algunas horas, esa obra, se ha
realizado en algunos millones de años, siempre por su voluntad; pero con arreglo a la ley de las fuerzas de
la naturaleza. ¿Es por ello menos grande y menos poderoso Dios? ¿Es
65 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS que pudiesen vivir en el agua, y así sucede en los otros mundos que contienen sin duda elementos desconocidos para nosotros. ¿No vemos en la Tierra que las largas noches polares son iluminadas por la electricidad de las auroras boreales? ¿Y es nada imposible que en ciertos mundos la electricidad sea más abundante que en la Tierra, y que desempeñe en ellos funciones generales, cuyos efectos no podemos comprender? Esos mundos pueden, por lo tanto, contener en si mismos los origenes de calor y de luz necesarios a sus habitantes. CONSIDERACIONES Y CONCORDANCIAS BÍBLICAS RESPECTO A LA CREACIÓN 59. Los pueblos se han formado ideas muy divergentes sobre la creación, según el grado de su ilustración, y la razón apoyada en la Ciencia ha reconoddo la inverosimilitud de ciertat teorias, confirmando la dada por los espíritus la opinión ha mucho tiempo admitida por los hombres más ilustrados. La objeción que puede hacerse a esta teoria es la de que está en contradicción con el texto de los libros sagrados; pero un examen detenido hace ver que esta contradicción es más aparente que real y que resulta de la interpretación dada a menudo al sentido alegórico. La cuestión del primer hombre en la persona de Adán. como tronco único de la humanidad, no es la sola que há sido objeto de modificación para las creencias religiosas. En cierta época, el movimiento de la Tierra, pareció tan opuesto al texto sagrado, que no hubo clase de persecuciones de que no fuese blanco esa teoría, y la Tierra gira sin embargo, a pesar de los anatemas, y nadie podría negarlo actualmente sin agraviar su propia razón. Dice igualmente la Biblia que el mundo fue creado en seis días y fija la época de creación como unos cuatro mil años antes de la era cristiana. Antes de esa época, no existía la Tierra, que fue sacada de la nada. El texto es formal; pero he aquí que la ciencia positiva. la ciencia inexorable, viene a probar lo contrario. La formación del globo está escrita con caracteres imprescriptibles en el mundo fósil, y está probado que los seis días de la creación son otros tantos períodos, cada uno de los cuales abarca quizá muchos centenares de miles de años, Este no es un sistema, una doctrina, una opinión aislada, sino un hecho tan constante como el movimiento de la Tierra, que la teología no puede resistirse a admitir, prueba evidente del error en que puede incurrírse, tomando literalmente las expresiones de un lenguale que es figurado con frecuencia. ¿Debe inferirse de eso que sea falsa la Biblia? No, pero si que los hombres la han interpretado mal. Ojeando los archivos de la Tierra, la ciencia ha descubierto el orden en que han aparecido en su superficie los diferentes seres vivientes, orden que está conforme con el indicado en el Génesis, con la sola diferencia de que, en vez de salir milagrosamente de las manos de Dios y en algunas horas, esa obra, se ha realizado en algunos millones de años, siempre por su voluntad; pero con arreglo a la ley de las fuerzas de la naturaleza. ¿Es por ello menos grande y menos poderoso Dios? ¿Es
66 ALLAN KARDEC menos sublime su obra, porque carece del prestigio de la instantaneidad? No, evidentemente; y preciso sería formarse una idea muy mezquina de la Divinidad para no reconocer su omnipotencia en las leyes eternas que para gobernar los mundos ha establecldo. La ciencia, lejos de amenguar la obra divina, nos la presenta bdjo un aspecto más grandioso y más conforme con las nociones que tenemos del poderio y de la majestad de Dios, por lo mismo que se ha realizado sin derogación de las leyes de la naturaleza. Conforme en este punto con Moisés, la ciencia coloca al hombre en último término en el orden de la creación de los seres vivientes; pero Moisés fija el diluvio universal en el año 1654, al paso que la geología nos presenta el gran cataclismo anterior a la aparición del hombre, atendiendo a que hasta ese día. no se encuentra en las capas primitivas ninguna señal de su presencia, ni de la de los animales de su misma categoría, bajo el punto de vista físico. Pero nada prueba que esto sea imposible, y varios descubrimientos han engendrado ya dudas sobre este particular, pudiendo suceder, pues. que de un momento a otro se tenga certeza material de esa anterioridad de la raza humana, y entonces se comprenderá que en este punto, como en otros, el texto bíblico es figurado. La cuestión estriba en saber si el cataclismo geológico es el mismo de Noé, y la duración necesaria a la formación de las capas fósiles no consiente que se los confunda; y cuando se encuentren vestigios de la existencia del hombre antes de la gran catástrofe, quedará probado, o que no fue Adán el primer hombre, o que su creación se pierde en la oscuridad de los tiempos. Contra la evidencia no son posibles los raciocinios, y será preciso aceptar el hecho, como se ha aceptado el del movimiento de la Tierra y el de los seis períodos de la creación. Cierto que la existencia del hombre antes del diluvio geológico es aun hipotética, pero he aquí lo que lo es menos. Admitiendo que el hombre apareció por primera vez en la Tierra cuatro mil aiíos antes de ]esucrísto, si mil seiscientos cincuenta años más tarde fue destruida toda la raza humana, excepto una sola familia, resulta que la población de la tierra data de Noé únicamente, es decir, dos mil trescientos cincuenta años antes de nuestra era. Pues bien, cuando los hebreos emigraron a Egipto en el siglo dieciocho, encontraron muy poblado y adelantado en civilización a aquel país. La historia prueba que en esta época las Indias y otras comarcas estaban igualmente florecientes, sin tener en cuenta la cronologia de ciertos pueblos que se remonta a una época mucho más remota. Hubiera, pues, sido preciso que del siglo veinticuatro al dieciocho, es decir, en un espacio de seiscientos anos, la posteridad de un solo hombre, hubiese podido no solamente poblar todas las inmensas comarcas entonces conocidas, suponiendo que no lo hubiesen sido las otras, sino que, en aquel breve intervalo, la especie humana hubiera podido elevarse de la ignorancia absoluta del estado primitivo al mayor grado de desenvolvimiento intelectual, lo cual es contrarío a todas las leyes antropológicas. En apoyo de esta, opinión viene también la diversidad de razas. Es indudable que el clima y los hábitos engendran modificaciones en el carácter físico; pero se deja comprender el alcance de la influencia de esas causas, y el examen psicológico prueba que entre ciertas razas existen diferencias constitucionales más profundas que las que puede producir
el clima. El cruzamiento de las razas produce los tipos intermedios, y tiende a horrar los caracteres extremos; pero no los produce, sino que se limita a formar variedades. Pues bien, para que hubiese habido cruzamiento de razas, era preciso que las hubiera distintas, ¿y cómo explicar su existencia suponiéndoles un tronco común, y sobre todo un tronco tan cercano? ¿Cómo admitir que en algunos siglos ciertos descendientes de Noé se hayan transformado hasta el punto de producir la raza etiópica, por ejemplo? Semejante metamorfosis no es más admisible que la hipótesis de un tronco común al lobo y la oveja, al elefante y al pulgón, al ave y al pez. Repetimos que nada puede prevalecer contra la evidencia de los hechos. Todo encuentra explicación, por el contrario, admitiendo la existencia del hombre antes de la época que vulgarmente se le señala; la diversidad de origenes; a Adán, que vivia hace seis mil años, como poblador de una comarca inhabitada aún; el diluvio de Noé como una catástrofe parcial que se ha confundido con el cataclismo geológico, y teniendo finalmente en cuenta la forma alegórica peculiar al estilo oriental y que encontramos en los libros sagrados de todos los pueblos. Por esta razón es prudente no declararse ligeramente en contra de ciertas doctrinas que pueden, como tantas otras, desmentir tarde o temprano a los que las combaten. Lejos de perder, se ensanchan las ideas religiosas caminando al par de la ciencia, y este es el único medio de no ofrecer un lado vulnerable al escepticismo.
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CAPÍTULO XI LOS TRES REINOS Los minerales y las plantas. -Los animales y el hombre. -Metempsicosis LOS MINERALES Y LAS PLANTAS 585. ¿Qué Concepto formáis de la división de la naturaleza en tres reinos, o bien en dos clases: los seres orgánicos y los seres inorgániros? Algunos hacen de la especie humana una cuarta clase. ¿Cuál de estas divisiones es preferible? «Todas son buenas, pues dependen del aspecto en que se las tome. En el material, sólo hay seres orgánicos e inorgánicos: pero bajo el punto de vista moral, evidentemente hay cuatro grados».
237 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS Estos cuatro grados tienen en efecto caracteres marcados, aunque parezca que se confunden sus límites. La materia inerte, que constituye el reino mineral, sólo tiene una fuerza mecánica; las plantas, compuestas de materia inerte, están dotadas de vitalidad; los animales, compuestos de materia inerte, dotados de vitalidad, tienen además una especie de inteligencia instintiva limitada con conciencia de su existencia y de su individualidad. El hombre, teniendo todo lo que hay en las plantas y en los animales, domina todas las otras clases por una inteligencia especial, indefinida, que le da conciencia de su porvenir, percepción de las cosas extramateriales y conocimiento de Dios. 586. ¿Las plantas tienen conocimiento de su existencia? «No; no piensan y sólo tienen vida orgánica». 587. ¿Las plantas experimentan sensaciones? ¿Sufren cuando se las mutila? «Las plantas reciben impresiones físicas que obran en la materia; pero no tienen percepciones, y por consiguiente no tienen sentimiento de dolor». 588. La fuerza que atrae unas plantas a otras, ¿es independiente de su voluntad? «Sí, puesto que no piensan. Es una fuerza mecánica de la materia que obra en la materia, y no podrían oponerse a ella». 589. Ciertas plantas, tales como la sensitiva y la dionea, por ejemplo, tienen movimientos que revelan una gran sensibilidad, y en ciertos casos, una especie de voluntad, como la última cuyos lóbulos apresan a las moscas que se posan en ellos para chuparles el jugo, y a las cuales parece que tiende una red para matarlas. ¿Estas plantas están dotadas de la facultad de pensar? ¿Tienen voluntad y forman una clase intermedia entre la naturaleza vegetal y la animal? ¿Son una transición de la una a la otra? «Todo es transición en la naturaleza, por el hecho de que nada es semejante y todo se enlaza. Las plantas no piensan, y por consiguiente no tienen voluntad; La ostra que se abre y todos los otros zoófitos no piensan, sólo tienen instinto ciego y natural». La organización humana nos ofrece ejemplos de movimientos análogos sin intervención de la voluntad, como en las funciones digestivas y circulatorias. El piloro se cierra al contacto de ciertos cuerpos para negarles el paso. Lo mismo debe suceder en la sensitiva, en la cual los movimientos no implican en manera alguna la necesidad de una percepción y menos aún de la voluntad.
590. ¿No tienen las plantas, como los animales, un instinto de conservación que las conduce a buscar lo que les es útil, y a huir de lo que puede serles nocivo? «Si se quiere es una especie de instinto, lo cual depende de la acepción que se dé a la palabra; pero es puramente mecánico. Cuando en las operaciones químicas veis cómo se reúnen dos cuerpos, es porque se conviene, es decir, porque existe afinidad entre ellos; mas no lo llamáis instinto».
591. ¿En los mundos superiores, las plantas son, comc los otros seres, de naturaleza más perfecta? «Todo es más perfecto; pero las plantas siempre son plantas, como los animales animales y siempre hombres los hombres».
LOS ANIMALES Y EL HOMBRE
592. Si en punto a inteligencia comparamos al hombre y a los animales, parece difícil de establecer la línea demarcatoria; porque ciertos animales, bajo aquel aspecto, son notoriamente superiores a ciertos hombres. ¿Semejante línea puede ser establecida con precisión? «Acerca de este punto no están muy acordes vuestros filósofos, queriendo los unos, que el hombre sea un animal y otros que el animal sea un hombre. Todos se equivocan; el hombre es un ser especial que se rebaja mucho a veces o que puede elevarse también mucho. En lo físico, el hombre es como los animales, y está mucho menos provisto que muchos de ellos, pues la naturaleza ha dado a éstos todo lo que aquél se ve obligado a inventar con su inteligencia para su conservación y satisfacción de sus necesidades. Su cuerpo se destruye como el de los animales, es cierto; pero su espíritu tiene un destino, que sólo él puede comprender; porque sólo él es completamente libre. ¡Pobres hombres que os rebajáis hasta el bruto! ¿No sabéis distinguiros de él? Reconoced al hombre en el pensamiento de Dios».
593. ¿Puede decirse que los animales no obran más que por instinto? «He ahí otro de vuestros sistemas. Cierto es que el instinto domina en la mayor parte de los animales; ¿pero no
239 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS ves que los hay que obran con voluntad determinada? Tienen, pues, inteligencia; pero limitada». Además del instinto, no podria negarse a ciertos animales actos combinados, que denotan una voluntad de obrar en un sentido determinado y según las circunstancias. Hay, pues, en ellos una especie de inteligencia; pero cuyo ejercicio está más exclusivamente concentrado ea los medios de satisfacer sus necesidades físicas y de atender a su conservación. En ellos nada de creación se ve, nada de mejoramiento. Cualquiera que sea el arte que en sus trabajos admiremos, lo que antes hacían, lo hacen actualmente, ni mejor, ni peor siguiendo formas y proporciones constantes e invariables. El pequeñuelo, alejado de los de su especie, no deja de construir su nido conforme al mismo modelo, sin haber recibido instrucción alguna. Si algunos son susceptibles de cierta educación, su desarrollo intelectual, siempre encerrado en estrechos límites, débese a la acción del hombre sobre una naturaleza flexible; porque no tienen ningún progreso propio, y aun aquél es efimero y puramente individual, pues el animal abandonado a si mismo, no tarda en regresar a los límites marcados por la naturaleza.
594. ¿Los animales tienen un lenguaje? «Si quieres decir un lenguaje formado de palabras y de sílabas, no; pero un medio de comunicarse, si y se dicen muchas más cosas de jas que vosotros creéis. Su lenguaje, empero, está limitado, como sus ideas, a sus necesidades». -Hay animales que carecen de voz. ¿Parece que éstos no tienen lenguaje? «Se comprenden por otros medios. ¿No tenéis vosotros más que la palabra para comunicaros? ¿Qué dices de los mudos? Dotados los animales de la vida de relación, tienen medios de advertirse y de manifestar las sensaciones que experimentan. ¿Crees que los peces no se entienden entre sí? El hombre no tiene, pues, el privilegio exclusivo del lenguaje; pero el de los animales es muy distinto y está limitado por el círculo de sus necesidades e ideas, al paso que el hombre es perfectible y se presta a todas las concepciones de su inteligencia». En efecto, los peces que emigran en masa, como las golondrinas que obedecen al jefe que las guía, deben tener medios de avisarse, entenderse y concretarse. Acaso lo hagan a merced de una vista más penetrante que les permite distinguir las señales que se hacen; acaso la misma agua sea un vehículo que les transmite ciertas vibraciones. Cualquiera que sea, es incontestable que tienen un medio de entenderse, lo mismo que todos los otros animales privados de la voz y que trabajan en comunidad. Y después de esto, ¿hemos de admirarnos de que los espíritus puedan comunicarse entre si, sin el empleo de la palabra articulada? (282)
240 ALLAN KARDEC 595. ¿Los animales tienen el libre albedrío de sus actos? «No son simples máquinas, como creéis vosotros, pero su libertad de acción está limitada a sus necesidades, y no puede compararse con la del hombre. Siendo en mucho inferiores a él, no tienen los mismos deberes. Su libertad está restringida a los actos de la vida material». 596. ¿De dónde procede la aptitud de ciertos animales para imitar el lenguaje del hombre, y por qué semejante actitud se observa más en las aves que en los monos, por ejemplo, cuya conformación es la más análoga a la de aquél? «Conformación particular de los órganos de la voz, secundada por el instinto de imitación. El mono imita los gestos, y ciertas aves la voz». 597. Puesto que los animales tienen una inteligencia que les da cierta libertad de acción, ¿existe en ellos un principio independiente de la materia? «Sí, y sobrevive al cuerpo». -¿Este principio es un alma semejante a la del hombre? «Si así lo queréis, también es un alma, esto depende del sentido que se dé a esta palabra; pero es inferior a la del hombre. Del alma de los animales a la del hombre, va tanta diferencia como del alma humana a Dios». 598. ¿El alma de los animales conserva, después de la muerte, su individualidad y conciencia de sí misma? «Su individualidad, sí; pero no la conciencia de su yo. La vida inteligente permanece en est'ado latente». 599. ¿El alma de las bestias tiene elección para encarnarse con preferencia en un animal que en otro? «No, pues no tiene libre albedrío». 600. Sobreviviendo al cuerpo el alma del animal, ¿está después de la muerte, en un estado errante, como la del hombre? «Es una especie de erraticidad; porque no está unida a un cuerpo, pero no es un espíritu errante. El espíritu errante es un ser que piensa y obra por su libre voluntad; el de los animales no tiene la misma facultad. La conciencia de si mismo es el atributo Drincipal del espíritu. El espíritu del animal es clasificado después de la muerte por los espíritus, que de ello están encargados, y casi en seguida utilizado. No tiene tiempo de ponerse en relación con otras criaturas». 601. ¿Siguen los animales una ley progresiva como el hombre?
241 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS «Sí, y por esto en los mundos superiores, donde están más adelantados los hombres, lo están también los animales que tienen medios más desarrollados de comunicación; pero son siempre inferiores y están sometidos al hombre. Son sus servidores inteligentes». Nada hay en esto de extraordinario. Supongamos a nuestros más inteligentes animales, al caballo, al perro, al elefante, dotados de una conformación apropiada a los trabajos manuales, ¿qué de cosas no harían bajo la dirección del hombre? 602. ¿Los animales progresan, como el hombre, en virtud de su voluntad o por la fuerza de las cosas? «Por la fuerza de las cosas, y por esto no existe expiación para ellos». 603. ¿En los mundos superiores conocen a Dios los animales? «No, el hombre es para ellos un dios, como en otro tiempo los espíritus fueron dioses para el hombre». 604. Siendo siempre inferiores al hombre los animales, aunque perfeccionados en los mundos superiores, resultaría que Dios ha creado seres intelectuales perpetuamente condenados a la inferioridad, lo que parece no estar conforme con la unidad de miras y de progreso que en todas sus obras se observa. «Todo se encadena en la naturaleza por lazos que no podéis ver aún, y las cosas en apariencia más disparatadas tienen puntos de contacto que nunca llegará a comprender el hombre en su actual estado. Puede entreverías por un esfuerzo de su inteligencia, pero sólo cuando ésta haya adquirido todo su desarrollo y se haya emancipado de las preocupaciones del orgullo y de la ignorancia, podrá ver claramente la obra de Dios. Hasta entonces sus ideas limitadas le harán ver las cosas bajo un aspecto mezquino y restringido. Entended bien que Dios no puede contradecirse, y que en la naturaleza todo se armoniza por medio de leyes generales, que nunca se separan de la sublime sabiduría del Creador» -¿La inteligencia es, pues, una propiedad común, un pun to de contacto entre el alma de las bestias y la del hombre? «Sí; pero los animales sólo tienen la inteligencia de la vida material. En el hombre la inteligencia da la vida moral».
242 ALLAN KARDEC 605. Si se consideran todos los puntos de contacto que existen entre el hombre y los animales, ¿no pudiera creerse que el hombre posee dos almas: él alma animal y el alma espiritista, y que si no contase con esta última, podría vivir, pero como el bruto: o dicho de otro modo, que el animal es un ser semejante al hombre, exceptuando el alma espiritista? ¿Y de aquí resultaría que los instintos buenos y malos del hombre serían efecto del predominio de una de estas dos almas? «No; el hombre no tiene dos almas, sino que el cuerpo tiene sus instintos que son resultado de la sensación de los órganos. Sólo existe en él una naturaleza doble: la animal y la espiritual. Por el cuerpo participa de la naturaleza de los animales y de sus instintos; por su alma, de la de los espíritus». -Así, pues. además de sus propias impresiones de que ha de despojarse el espíritu. ¿debe luchar también con la influencia de la materia? «Sí; y mientras más inferior es, más estrechos son los lazos entre el espíritu y la materia. ¿Acaso no io estáis viendo? No, el hombre no tiene dos almas, pues ésta es siempre única en un solo ser. El alma del animal y la del hombre son distintas entre sí, de modo, que el alma del uno no puede animar el cuerpo creado para el otro. Pero si el hombre no tiene alma animal que le ponga por sus pasiones al nivel de los animales, tiene el cuerpo que con frecuencia le rebaja hasta ellos; porque el cuerpo es un ser dotado de vitalidad que tiene instintos, pero ininteligentes y limitados al cuidado de su conservación». Encarnándose el espíritu en el cuerpo del hombre, le trae el principío intelectual y moral que le hace superior a los animales. Las dos naturalezas que en el hombre existen dan a sus pasiones dos origenes diferentes: provienen las unas de los instintos de la naturaleza animal, y las otras de las impurezas del espíritu, que simpatizan más o menos con los groseros apetitos animales. Purificándose el espíritu, se emancipa poco a poco de la influencia de la materia. Bajo semejante influencia, se aproxima al bruto; y libre de ella, se eleva a su verdadero destino. 606. ¿De dónde toman los animales el principio inteligente que constituye la especie particular de alma de que están dotados? «Del elemento inteligente universal».
243 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS -La inteligencia del hombre y la de los animales, ¿dimanan, pues, de un principio único? «Sin duda alguna; pero en el hombre ha experimentado una elaboración que la hace superior a la que anima al bruto» 607. Se ha dicho que el alma del hombre en su origen, es el estado de infancia en la vida corporal, que apenas destella su inteligencia y que se ensaya en la vida (190); ¿dónde pasa el espíritu por esta primera fase? «En una serie de existencias que precede al período que llamáis humanidad». -¿Parece, pues, que el alma ha sido el principio inteligente de los seres inferiores de la creación? «¿No hemos dicho. que todo se encadena y tiende a la unidad de la naturaleza? En esos seres que estáis muy lejos de conocerlos en su totalidad, se elabora el principio inteligente, se individualiza poco a poco y se ensaya en la vida, como hemos dicho. Este es, hasta cierto punto, un trabajo preparatorio como el de la germinación, después del cual el principio inteligente experímenta una transformación y se convierte en esplfltu. Entonces empieza para él el período de la humanidad, y con él la conciencia de su porvenir, la distinción del bien y del mal y la responsabilidad de sus actos, como después del período de la infancia viene el de la adolescencia, luego la juventud, y en fin la edad madura. Por lo demás, nada de humillante tiene este origen para el hombre. ¿Se creen humillados los grandes genios por haber sido fetos informes en el seno de su madre? Si algo debe humillarle, es su inferioridad ante Dios, y su impotencia para sondear la profundidad de sus designios y la sabiduría de las leyes que arreglan la armonía del universo. En esa admirable armonía que hace que todo sea solidario en la naturaleza, reconoced la grandeza de Dios. Creer que él haya podido hacer algo sin objeto y crear seres inteligentes sin porvenir. sería blasfemar de su bondad, que se extiende a todas sus criaturas». -¿Ese período de la humanidad empieza en nuestra Tierra? «La Tierra no es el punto de partida de la primera encarnación humana. El periodo de la human¡dad empieza generalmente en mundos más inferiores aún, lo cual, sin embargo, no es una regla absoluta, y podría ser que un espíritu, desde
244 ALLAN KARDEC su principio humano, fuese apto para vivir en la Tierra. Este caso no es frecuente y constituye más bien una excepción». 608. ¿El espíritu del hombre tiene, después de la muerte, conciencia de las existencias que han precedido a su período de humanidad? «No; porque sólo desde este período empieza para él su vida de espíritu, y apenas se acuerda de sus primeras existencias como hombre, absolutamente lo mismo como el hombre no se acuerda de los primeros tiempos de su infancia y menos aún del tiempo que ha pasado en el seno de su madre. He aquí por qué os dicen los espíritus que no saben cómo han principiado». (78) 609. Una vez entrado en el período de la humanidad el espíritu, ¿conserva vestigios de lo que era anteriormente, es decir, del estado en que se encontraba en el período que podría llamarse antehumanitario? «Según la distancia que separa los dos períodos y el progreso realizado. Durante algunas generaciones, puede haber un reflejo más o menos pronunciado del estado primitivo; porque nada se verifica en la naturaleza por transición brusca. Siempre existen eslabones que ligan las extremidades de la serie de seres y acontecimientos: pero semejantes vestigios se borran con el desarrollo del libre albedrío. Los primeros progresos se realizan lentamente; porque no están aún secundados por la voluntad, y siguen una progresión más rápida a medida que el espíritu adquiere más perfecta conciencia de si mismo». 610. ¿Se han engañado los espíritus que han dicho que el hombre es un ser excepcional en el orden de la creación? «No; pero la cuestión no había sido desenvuelta, y hay, por otra parte, cosas que sólo a su tiempo deben llegar. El hombre es, en efecto, un ser excepcional; porque tiene facultades que le distinquen de todos los otros y tiene otro destino. La especie humana es la que Dios ha elegido para la encarnación de los seres que pueden comprenderle». METEMPSICOSIS 611. La comunidad de origen en el principio inteligente de los seres vivientes. ¿no es la consagración de la doctrina de la metempsicosis?
245 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS «Dos cosas pueden tener el mismo origen y más adelante pueden no parecerse en nada. ¿Quién reconocería el árbol con sus hojas, flores y frutos en el germen informe, contenido en la simiente de donde ha salido? Desde el momento en que el principio inteligente logra el grado necesario para ser espíritu y entrar en el período de la humanidad, cesa de tener relación con su estado primitivo y deja de ser el alma de la bestia, como el árbol la simiente. No le resta al hombre del animal más que el cuerpo, y las pasiones que nacen de la influencia de éste y del instinto de conservación inherente a la materia. No puede, pues, decirse que tal hombre es la encarnación del espíritu de tal animal, y por consiguiente, la metempsicosis, tal como se entiende, no es exacta». 612. El espíritu que ha animado el cuerpo de un hombre, ¿podría encarnarse en un animal? «Eso equivaldría a retrogradar, y el espíritu no retrograda. El río no remonta hacia su curso». (118) 613. Por errónea que sea la idea atribuida a la metempsicosis, ¿no será el resultado del sentimiento intuitivo de las diferentes existencias del hombre? «Este sentimiento intuitivo se descubre en esa como en otras muchas creencias, pero el hombre la ha desnaturalizado, como ha hecho con la mayor parte de sus ideas intuitivas». La metempsicosis seria verdadera, si se entendiese por ella el progreso del alma de un estado inferior a otro superior, en el que hallaria desarrollos que transformarían su naturaleza; pero es falsa en el sentido de transmigración directa del animal en el hombre y uiceuersa, lo que implicaria idea de retroceso o fusión, y no pudiendo verificarse semejante fusión entre los seres corporales de las dos especies, es indicio de que están en grados inasímilables, y que lo mismo debe suceder con los espíritus que los aníman. Si el mismo espíritu pudiese animarlos alternativamente, se seguiria de ello una identidad de naturaleza que se traduciría en la posibilidad de la reproducción material. La reencarnación enseñada por los espíritus está fundada, por el contrario, en la marcha ascendente de la naturaleza y en el progreso del hombre en su propia especie, lo que en nada amengua su dignidad. Lo que le rehala, es el mal uso que hace de las facultades que Dios le ha dado para su adelanto. Como quiera que sea, la antigíiedad y universalidad de la doctrína de la metempsicosis, y los hombres eminentes que la han profesado, prueban que el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la misma naturaleza, y son por lo tanto argumentos en su favor y no en contra. El punto de partida del espíritu es una de esas cuestiones que se refieren al principio de las cosas, y pertenece a los secretos de Dios.
246 ALLAN KARDEC No es dado al hombre conocerlo de una manera absoluta, y en este punto, ha de limitarse a suposiciones y a sistemas más o menos probables. Los mismos espíritus están muy lejos de conocerlo todo, y sobre lo que no saben pueden también tener opiniones personales más o menos sensatas. Así, por ejemplo, no todos piensan lo mismo respecto de las relaciones que existen entre el hombre y los animales. Según algunos, el espíritu no llega al período humano sino después de haberse elaborado e individualizado en los diferentes grados de los seres inferiores de la creación. Según otros, el espíritu del hombre ha pertenecido siempre a la raza humana, sin haber pasado por la serie animal. El primero de estos sistemas tiene la ventaja de dar un objeto al porvenir de los animales, que formarían de este modo los primeros eslabones de la cadena de los seres pensantes; el segundo está más conforme con la dignidad humana, y puede resumirse de la manera siguiente: Las diferentes especies de animales no proceden intelectualmente las unas de las otras por via de progresión, y así el espirita de la ostra no pasa a ser sucesivamente el del pez, del ave, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto física y moralmente, cada uno de cuyos individuos toma en la fuente universal la suma de principio inteligente que le es necesario, según la perfécción de sus órganos, y el trabajo que ha de realizar en los fenómenos de la naturaleza, suma de principio vital que a la muerte, vuelve a la masa. Las de los mundos más adelantados que el nuestro (véase el 188) son igualmente razas distintas, apropiadas a las necesidades de aquellos mundos y al grado de adelanto de los hombres cuyos auxiliares son; pero que, espíritualmente hablando, no proceden en modo alguno de los de la tierra. No sucede lo mismo en el hombre. Bajo el punto de vista fijo, forma evidentemente un eslabón de la cadena de los seres vivientes; pero balo el punto de vista moral, entre el animal y el hombre, existe solución de continuidad. El hombre posee en propiedad e! alma o espíritu, destello divino que le da el sentido moral y un alcance intelectual que falta a los animales; es para él un ser principal preexistente, que sobrevive al cuerpo y que conserva su individualidad. ¿Cuál es el origen del espíritu? ¿Dónde está su punto de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado? Este es un misterio que en vano trataríamos de penetrar, y acerca del cual, según tenemos dicho, sólo podemos emitir sistemas. Lo que es constante y resulta del raciocinio y de la experiencia, es la supervivencia del espíritu, la conservación de su individualidad después de la muerte. su facultad progresiva, su estado feliz o desgraciado proporcional a su adelanto en el camino del bien, y todas las verdades morales, que son consecuencías de este principio. En cuanto a las relaciones misteriosas que existen entre el hombre y los animales, volvemos a repetir que son un secreto de Dios, como muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no importa a nuestro progreso, y sobre las cuales seria inútil insistir.
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RESUMEN TEÓRICO DEL MÓVIL DE LAS ACCIONES DEL HOMBRE
872. La cuestión del libre albedrío puede resumirse de éste modo: El hombre no es fatalmente arrastrado al mal, los actos que realiza no están escritos de antemano: los crímenes que comete no son resultado de un fallo del destino. Como prueba y como expiación, puede elegir una existencia en la que sentirá las solicitaciones del crimen, ya a consecuencia del medio en que esté colocado, ya en virtud de las circunstancias que sobrevengan; pero siempre es libre de obrar o de no obrar. Así pues, el libre albedrío existe en el estado de espíritu para la elección de la existencia y de las pruebas, y en estado corporal en la facultad de ceder o de resistir a las solicitudes a que voluntariamente nos hemos sometido. A la educación toca combatir esas malas tendencias, y lo hará provechosamente cuando esté basada en el estudio profundo de la naturaleza moral del hombre. Mediante el conocimiento de las leyes que rigen esa naturaleza moral, se llegará a modificarla, como la inteligencia por medio de la instrucción, y el temperamento por medio de la higiene. El espíritu desprendido de la materia y en estado errante, elige sus futuras existencias corporales según el grado de perfección a que ha llegado, y en esto, como tenemos dicho, consiste especialmente su libre albedrío. Semejante libertad no queda anulada por la reencarnación; si cede a la influencia de la materia, es porque sucumbe a las pruebas que él mismo ha elegido, y para que le ayuden a dominarlas, puede invocar la asistencia de Dios y de los espíritus buenos. (337) Sin libre albedrío el hombre no tiene culpa del mal, ni mérito por el bien, lo cual está de tal modo reconocido, que en el mundo se proporciona siempre la censura o el elogio a la intención, es decir, a la voluntad, y quien dice voluntad dice libertad. El hombre no puede, pues, buscar excusa a sus faltas en su organización, sin abdicar de su razón y de su condición de ser humano para asimilarse al bruto. Si de tal manera aconteciese respecto del mal, igualmente sucedería respecto del bien; pero cuando el hombre realiza éste, se da buen cuidado en hacerse un mérito de ello, sin atribuirlo a sus órganos, lo cual prueba que instintivamente no renuncia, a pesar de la opinión de algunos sistemáticos, al más bello privilegio de su especie, la libertad de pensar. La fatalidad, tal como vulgarmente se la comprende, supone la decisión anticipada e irrevocable de todos los sucesos de la vida, cualquiera que sea su importancia. Si este fuese el orden de las cosas, el hombre sería una máquina sin voluntad. ¿De qué le serviría su inteligencia, puesto que estaría invariablemente dominado en todos sus actos por la fuerza del destino? Si semejante doctrina fuese verdadera, seria la destrucción de toda libertad moral: no existiría res
322 ALLAN KARDEC ponsabilidad para el hombre, y por consiguiente, ni bien, ni mal, ni crímenes, ni virtudes, Dios, soberanamente justo, no podría castigar a su criatura por faltas que no dependía de ella dejar de cometer, ni recompensarla por virtudes, cuyo mérito no le corresponderia. Semejante ley sería además la négación del progreso; porque el hombre que todo lo esperase de la suerte, nada intentaría para mejorar su posición, puesto que no seria ni de mejor, ni de peor condición. La fatalidad no es, sin embargo, una palabra hueca, existe en la posición que el hombre ocupa en la tierra, y en las funciones que desempeña, a consecuencia de la clase de existencia que su espíritu ha elegido como prueba, expiación o misión. Sufre fatalmente todas las vicisitudes de esa existencia, y todas las tendencias buenas o malas que le son inherentes; pero hasta aquí llega la fatalidad; porque depende de su voluntad el ceder o no a aquellas tendencias. Los detalles de los acontecimientos están subordinados a las circunstancias que el hombre prouoca por si mismo con sus actos, y en los cuales pueden influir los espíritus por medio de los pensamientos que le sugieren. (459) La fatalidad consiste, pues, en los sucesos que se presentan, puesto que son consecuencia de la elección de la existencia hecha por el espíritu. No puede consistir en el rcsultado de aquellos sucesos, puesto que puede depender del hombre el modificar su curso con su prudencia, y no consiste nunca en los hechos de la vida moral. Respecto de la muerte, si que está el hombre sometido de un modo absoluto a la inexorable ley de la fatalidad; porque no puede substraerse al fallo que fija el término de su existencia, ni al género de muerte que debe interrumpir su curso. Según la doctrina vulgar, el hombre toma en si mismo todos sus instintos; éstos provienen, ora de su organización física, de la que no puede ser responsable, ora de su propia naturaleza en la cual puede buscar una excusa, diciéndose que no es culpa suya el ser como es. Evidentemente es más natural la doctrina espiritista: admite en el hombre el libre albedrío en toda su plenitud, y al decirle que, si hace mal. cede a una mala sugestión extraña, le abandona toda la responsabilidad, puesto que le reconoce fuerza para resistirla, lo que es evidentemente más fácil que si tuviese que luchar con su propia naturaleza. Así, según la doctrina espiritista, no existe solicitación irresistible; el hombre puede negar siempre oídos a la voz oculta que en su fuero interno le solicita al mal, como puede negarlos a la voz material del que habla, y lo puede en virtud de su voluntad, pidiendo a Dios la fuerza necesaria y reclamando a este efecto la asistencia de los espíritus buenos. Esto es lo que nos enseña Jesús en la sublime súplica de la Oración dominical, cuando nos hace decir: «Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de mal». Esta teoría de la causa excitante de nuestros actos se desprende evidentemente de toda la enseñanza dada por los espíritus. No sólo es sublime por su moralidad, sino que añadimos que ensalza al hombre: lo presenta libre de sacudir un yugo obsesor, como libre es de cerrar su casa a los import unos; no es ya una máquina que obra por un impulso independiente de su voluntad, sino un ser, dotado de razón que escucha, que juzga y escoge libremente entre dos consejos. Añadamos que, a pesar de esto, el hombre no queda privado de iniciativa, y no deja de obrar por movimiento propio, puesto que en definitiva no es más que un espíritu encarnado que conserva bajo la envoltura corporal, las cualidades buenas o malas que poseía como espíritu. Las faltas que cometemos tienen, pues, su primer origen en la imperfección de nuestro espíritu, que no ha conseguido aún la superioridad moral que tendrá un día; pero que no carece por ello de libre albedrío. La vida corporal le es dada para que se purgue de sus imperfecciones por medio de las pruebas que sufre, y precisamente las mismas imperfecciones son las que le hacen más débil y accesible a las sugestiones de los otros espíritus imperfectos, que de ellas se aprovechan para procurar que sucumba en la lucha que ha emprendido. Si de ella sale victorioso, se eleva; si sucumbe, se queda como era, ni mejor, ni peor. Habrá de empezar una nueva prueba, lo que puede prolongarse durante mucho tiempo. Mientras más se purifica, más disminuyen sus lados vulnerables y menos pie da a los que le solicitan al mal. Su fuerza moral crece en proporción de su elevación, y los malos espíritus se alejan de él. Todos los espíritus más o menos buenos, una vez encarnados, constituyen la especie humana, y como nuestra tierra es uno de los mundos menos adelantados, se encuentran más espíritus malos que buenos, y he aquí por qué vemos en ella
tanta perversidad. Esforcémonos, pues, por no volver a este mundo, después de la presente residencia, y por merecer ir a descansar en otro mejor, en un de esos mundos privilegiados donde el bien reina sin rival, y en el cual no recordamos nuestro tránsito por la Tierra más que como un período de destierro.
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DEL EGOÍSMO
913. Entre los vicios, ¿cuál puede considerarse como radical? «Muchas veces lo hemos dicho, el egoísmo; de él arrancan todos los males. Estudiad todos los vicios, y encontraréis que en el fondo de todos ellos reside el egoísmo. En vano los combatiréis, y no conseguiréis extirparlos hasta que no hayáis atacado el mal en su raíz, hasta que no hayáis des
337 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS truido la causa. Dirigid, pues, todos vuestros esfuerzos hacia este objeto, porque él es el verdadero cáncer de la sociedad. Cualquiera que desee aproximarse desde esta vida a la perfección moral, debe arrancar de su corazón todo sentimiento de egoísmo; porque éste es incompatible con la justicia, con el amor y con la caridad; neutraliza todas las otras cualidades».
914. Fundándose el egoísmo en el sentimiento de interés personal, parece muy difícil extirparlo completamente en el corazón humano, ¿llegará a conseguirse? «A medida que los hombres se ilustran sobre las cosas espirituales, dan menos importancia a las materiales. Además es preciso reformar las instituciones que excitan y mantienen el egoísmo. Esto depende de la educación».
915. Siendo el egoísmo inherente a la especie humana, ¿no será siempre un obstáculo para el reino del bien absoluto en la tierra? «Cierto que el egoísmo es vuestro mal mayor, pero depende de la inferioridad de los espíritus encarnados en la tierra, y no de la misma humanidad. Luego; purificándose los espíritus en encarnaciones sucesivas, se desprenden del egoísmo como de sus otras impurezas. ¿No tenéis en la tierra ningún hombre que, libre de egoismo, practique la caridad? Hay más de los que vosotros creéis, pero vosotros no los conocéis; porque la virtud no busca el ruido de la publicidad. Y si hay uno, ¿por qué no ha de haber diez? Si díez, ¿por qué no mil? Y así sucesivamente».
916. Lejos de disminuir el egoísmo, crece con la civilización que parece excitarlo y mantenerlo. ¿Cómo pues, la causa destruirá el efecto? «Mientras más grande es el mal, más horrible se presenta, y preciso era que el egoísmo originase mucho mal, para que se conociese la necesidad de extirparlo. Cuando los hombres hayan sacudido el egoísmo que los domina, vivirán como hermanos sin hacerse mal, ayudándose mutuamente por el mutuo sentimiento de la solidaridad. Entonces el fuerte será apoyo del débil y no su opresor, y no se verán hombres faltos de lo necesario; porque todos practicarán la ley de justicia. Este es el reino del bien de cuya preparación están encargados los espíritus». (784) 917. ¿Qué medio hay para destruir el egoísmo?
338 ALLAN KARDBC «De todas las humanas imperfecciones, la más difícil de desarraigar es el egoísmo, porque deriva de la influencia de la materia de la cuál el hombre, que está muy prórimo aún a su origen, no ha podido emanciparse, y todo contribuye a sostener ésa influencia; las leyes, la organización social y la educación.
El egoísmo amenguará con el predominio de la vida moral sobre la material, y sobre todo con la inteligencia que os da el espiritismo de vuestro estado futuro real, y no desnaturalizado por ficciones alegóricas. Bien comprendido el espiritismo, y una vez identificado con las costumbres y creencias trastornará los hábitos, los usos y las relaciones sociales. El egoísmo se funda en la importancia de la personalidad, y el espiritismo bien comprendido, lo repito, hace ver las cosas desde tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece hasta cierto punto ante la inmensidad.
Destruyendo semejante importancia, o por lo menos haciendo que se la considere tal cuál es, el espiritismo combate necesariamente el egoísmo. »Lo que a menudo hace egoísta al hombre es el roce del egoísmo de los otros, porque siente la necesidad de estar a la defensiva. Viendo que los otros piensan en sí mismos y no en él, se ve arrastrado a pensar en él y no en los otros. Pero sea el principio de caridad y de fraternidad base de las instituciones sociales, de las relaciones legales de pueblo a pueblo y de hombre a hombre, y éste cuidará menos de su persona, viendo que otros piensan en ellá. Sentirá la influencia moralizadora del ejemplo y del contacto. En presencia de ése desbordamiento de egoísmo, necesítase una verdadera virtud para hacer abnegación de su personalidad en provecho de los otros, que a menudo nada lo agradecen. A los que poseen semejante virtud es a quienes está abierto el reino de los cielos, y a ellos sobre todo está reservada la dicha de los elegidos; porque en verdad os digo que el día de la justicia, todo el que sólo en sí mismo haya pensado será separado y sufrirá por su abandono. (785) FENELÓN».
A Indudablemente se hacen laudables esfuerzos para hacer que la humanidad progrese; se alientan, se estimulan, le honran los buenos sentimientos más que en época alguna, y sin embargo el gusano roedor del egoísmo es siempre el cíncer social. Es un mal real que brota por todo el mundo, y del que todos somos más o menos víctimas. Preciso es, pues, combatirlo como se combate una enfermedad epidémica, y para ello es
339 EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS necesario proceder como los médicos, remontarnos al origen. Búsquense en todas las partes de la organización social desde la familia a los pueblos, desde la caballa al palacio, todas las causas, todas las influencias patentes u ocultas, que excitan, mantienen y desarrollan el egoísmo, y una vez conocidas las causas, el remedio se presentará por si mismo. No se tratará más que de combatirlas, si no todas a la vez, parcialmente, a lo menos, y poco a poco se extirpará el veneno. La curación podrá ser larga, porque las causas son numerosas, pero no es imposible. Por lo demás no se conseguirá, si no se corta la raíz del mal por medio de la educación, no de esa que propende a hacer hombres instruidos, pero si de la que tiende a hacer hombres honrados. La educación, cuando se la entiende bien, es la clave del progreso moral, y cuando se conozca el arte de manejar los caracteres como se conoce el de manejar las inteligencias, se podrán enderezar como se enderezan los arbustos. Pero ese arte requiere mucho tacto, mucha experiencia y una observación profunda; es erróneo creer que basta tener ciencia para ejercerlo con provecho. Cualquiera que, desde el nacimiento, sigue así al hijo del rico, como al del pobre, y observa todas las perniciosas influencias que operan en él a causa de la debilidad, de la incuria y de la ignorancia de los que le dirigen, y cuán a menudo son improductivos los medios que para moralizarle se emplean, no puede admirarse de hallar tantos defectos en el mundo.
Hágase para lo moral otro tanto que para la inteligencia, y se verá que, sí hay naturalezas refractarias hay más de las que se creen, que no esperan más que una buena cultura para dar frutos buenos. (872) El hombre quiere ser feliz, y éste sentimiento es natural. Por ésta razón trabaja sin cesar por mejorar su posición en la tierra; busca las causas de sus males para remediarlas. Cuándo comprenda que el Egoísmo es una de ellas - la que engendra el orgullo, la ambición, la codicia, la envidia, el odio y los celos, que le perjudican a cada instante-, que perturba todas las relaciones sociales, provoca las disensiones y destruye la confianza, obliga a estár siempre a la defensiva contra su vecino, que hace, en fin, del amigo un enemigo, comprenderá también entonces que ése vicio es incompatible con su propia felicidad, y hasta añadimos con su propia seguridad.
Mientras más sufra a consecuencia de él, más sentirá la necesidad de combatirlo, como combate la peste, los animales nocivos y demás calamidades.
Será solicitado a ello por su propio interés. (784) El egoísmo es el origen de todos los vicios, como la caridad es el de todas las virtudes. Destruir el uno y fomentar la otra, tal debe ser el objeto de todos los esfuerzos del hombre, si quiere asegurar su dicha así en la tierra, como en el porvenir.
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Libro de los Médiums...