Allan Kardec en el Libro de los Espíritus,
nos dejó dicho: En el tema de Regreso a la Vida Corporal y el “Olvido del
Pasado”, que lo que Dios hace, bien hecho esta. Veamos el Ítem #394, del Libro
de Los Espíritus:
394. (…)
De ahí concluimos, pues, que todo lo que Dios ha hecho está
bien hecho. No nos compete criticar sus obras ni decir de qué modo habría
tenido Él que regular el universo.
___________________________________
Nota de Frank Montañez,
“Entonces, el hombre siempre está cuestionando la naturaleza de las cosas, y es ahí precisamente que se topa con la Sabiduría infinita de Dios. Dando lugar a la incredulidad y a no considerar seriamente lo que no entiende de lo que Dios ha hecho. Eso ocurre con la justificación de los designios de DIOS en el Universo que Él mismo creo. El Libro de Génesis Espiritual, nos ilustra la Ley de Destrucción. Veamos:…”
Veamos el contenido de la información discutida
en el vídeo de este tema, y debido a que la referencia es del Libro de Génesis ADULTERADO,
me propongo verificarlo con la 4ta edición, 1ra Revision confiable y DEFINITIVA de la traducción al Español
por la Sociedad Barcelonesa en el año
1871 comparándola con la traducción de Gustavo N. Martinez (ADULTERADA) de la Confederación Espírita de Argentina en unióno cooperación al Consejo Espírita Internacional (CEI):
Tema: El bien y el mal
Capítulo III, Libro de Génesis de Allan
Kardec
Destrucción mutua de los seres vivos
Génesis - Capítulo III, Ítem #20 al #24
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Génesis Sociedad
Barcelonesa 1871- 4ta Revisión –
NO ADULTERADA y DEFINITIVA
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Génesis
Gustavo N. Martínez – 5ta Revisión ADULTERADA
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Diferencias
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Destrucción
recíproca de los seres.
20.
—La destrucción recíproca de los seres vivientes es una de las leyes de la
naturaleza que al primer aspecto parece conciliarse mal con la bondad de Dios.
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Destrucción
mutua de los seres vivos
20.
La destrucción recíproca de los seres vivos es una de las leyes de la
naturaleza que, a primera vista, menos parece concordar con la bondad de
Dios.
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Se
pregunta ¿por qué les ha impuesto la necesidad de destruirse mutuamente para
alimentarse con los despojos respectivos?
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Uno
se pregunta por qué Dios creó para ellos la necesidad de que se destruyan
mutuamente, para alimentarse los unos a costa de los otros.
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Para
quien no tiene en cuenta sino la materia y limita sus reflexiones a la vida
presente, parece efectivamente una imperfección en la obra divina;
|
En
efecto, a quien sólo ve la materia, y restringe su visión a
la
vida presente, podría parecerle que existe una imperfección en la obra
divina.
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y de
aquí deduce la incredulidad que no siendo la obra de Dios perfecta, no hay
Dios, el cual no podría haber hecho, siendo perfecto, una cosa que no lo
fuese.
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Eso
se debe a que, en general, los hombres juzgan la perfección de Dios desde el
punto de vista humano; miden la sabiduría divina de acuerdo con el propio
juicio que se forman de ella, y suponen que Dios no podría hacer nada mejor
de lo que ellos mismos harían.
|
Gustavo cambió el orden de ideas
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Los
que así arguyen, juzgan de la perfección de las obras de Dios bajo su punto
de vista: su
propio juicio es la medida de su sabiduría, y se figuran que Dios no podría
hacer cosa mejor que lo que ellos conciben.
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Frase eliminada en la Version FALSIFICADA
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Su
corto alcance, que no les permite abarcar el conjunto, no les deja comprender
que un bien real puede ser el resultado de un mal aparente.
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Como
la limitada visión de que disponen no les permite apreciar el conjunto, no
comprenden que un bien real pueda provenir de un mal aparente.
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|
El
conocimiento del principio espiritual, considerado en su esencia verdadera, y
de la gran ley de la unidad que constituye la armonía de la creación, es lo
que puede dar al hombre la clave de este misterio y mostrarle la sabiduría
providencial y la armonía, allí precisamente donde creía ver una anomalía, una
contradicción flagrante.
|
Sólo
el conocimiento del principio espiritual, considerado en su verdadera
esencia, así como el de la gran ley de unidad que constituye la armonía de la
Creación, pueden otorgarle al hombre la clave de ese misterio, para mostrarle
la sabiduría providencial y la armonía precisamente allí donde sólo ve una anomalía y una contradicción.
|
Cambio de Frase por la version FALSIFICADA
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Sucede con esto como con otras cosas: el
hombre no está apto para sondear con su inteligencia ciertas profundidades, sino
cuando su espíritu ha llegado a un grado suficiente de madurez.
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***Contenido eliminado del Original ***
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21.—La
verdadera vida del animal, lo mismo que la del hombre, no está en su
envoltura corporal, que no es sino su vestidura:
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21.
La verdadera vida, tanto del animal como del
hombre, no reside en la envoltura corporal, del mismo modo que no está en la
vestimenta.
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reside
en el principio inteligente que precede y sobrevive al cuerpo.
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Reside en el principio inteligente que preexiste
y sobrevive al cuerpo.
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|
Este principio tiene necesidad del cuerpo para desarrollarse
por el trabajo que debe hacer sobre la materia bruta:
|
Ese
principio necesita del cuerpo para desarrollarse a través del trabajo que le
corresponde realizar sobre la materia bruta.
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|
el cuerpo
se -gasta y deshace en este trabajo; más el espíritu no se gasta, antes por
el contrario, sale cada vez más robusto, más lúcido, mas capaz.
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El
cuerpo se consume en ese trabajo, pero el Espíritu no se gasta; por el
contrario, sale del cuerpo cada vez más fuerte, más lúcido y con mayor
aptitud.
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|
¿Qué importa, pues, que el Espíritu cambie con más ó menos
frecuencia de envoltura?
|
¡Qué
importa, entonces, que el Espíritu cambie más o menos frecuentemente de
envoltura!
|
|
Por
eso no deja de ser Espíritu, como el hombre no deja de ser hombre porque en
el año cambie cien veces de traje.
|
No
por eso deja de ser Espíritu. Es exactamente como si un hombre cambiase de
ropa cien veces en el año: no por eso dejaría de ser hombre.
|
|
Con el
espectáculo incesante de la destrucción quiere Dios mostrar al hombre el poco
caso que debe hacer de la envoltura material, y suscita en él la idea de la
vida espiritual, haciéndosela desear como una compensación.
|
Mediante
el espectáculo incesante de la destrucción, Dios
enseña a los hombres el poco caso que deben hacer de la
envoltura material, y suscita en ellos la idea de la vida espiritual,
haciendo que la deseen como una compensación.
|
|
Mas se
objetará: ¿no podía llegar Dios por otros medios al mismo resultado, sin
obligar á los seres á destruirse ferozmente? ¡Atrevimiento
es querer penetrar los designios de Dios!
|
Se
alegará: ¿no podía Dios llegar al mismo resultado por otros medios, sin
obligar a los seres vivos a que se destruyan mutuamente?
|
***Muy mala traducción que cambia el sentido de la idea original,
deja fuera: ¡Atrevimiento
es querer penetrar los designios de Dios! **
|
Si todo es sabiduría y bondad en su obra, debemos suponer que
no deben desmentirse en este punto, y que si no lo alcanzamos debemos
achacarlo á nuestra poca comprensión actual.
|
Si
en su obra todo es sabiduría, debemos suponer que esa sabiduría no existirá
más en un punto que en otro; si no lo comprendemos así, debemos atribuirlo a
nuestro escaso adelanto.
|
|
Sin embargo, podemos ensayar esta investigación tomando por guía
y punto de partida el axioma de que Dios debe ser infinitamente justo y
bueno.
|
Sin embargo, podemos intentar la investigación de la causa
por la cual nos parece defectuoso, tomando como orientador este principio: Dios debe ser infinitamente justo y sabio.
|
|
Busquemos,
pues, en toda su justicia y su sabiduría, é inclinémonos ante lo que exceda á
nuestra comprensión limitada.
|
Por lo tanto, busquemos en toda su justicia y su
sabiduría, e inclinémonos ante aquello que supere nuestro entendimiento.
|
|
- 22.
—El primer resultado útil que se nos ofrece en este fenómeno de la destrucción
de unas por otras especies, utilidad puramente física, es que los cuerpos orgánicos
no pueden conservarse sino a expensas de materias orgánicas; porque solo en
ellas se encuentran los elementos nutritivos necesarios a su conservación y
desarrollo.
|
22. Una primera utilidad que se presenta de esa destrucción,
utilidad puramente física, por cierto, es la siguiente: los cuerpos orgánicos
sólo se conservan con el auxilio de las materias orgánicas, pues sólo ellas
contienen los elementos nutritivos necesarios para su transformación.
|
|
Teniendo
necesidad los cuerpos de renovarse incesantemente, por ser instrumentos
necesarios de acción del principio inteligente, la Providencia hace servir
unos cuerpos para el sostenimiento de otros. Mas el espíritu que los anima no
por eso resulta aniquilado ni alterado, solo sí despojado de su envoltura material.
|
Como
los cuerpos, instrumentos de acción del principio inteligente, necesitan ser
renovados constantemente, la
Providencia
hace que sirvan para su mutuo mantenimiento. Es por eso que los seres se
nutren unos de otros. Pero entonces, es el cuerpo el que se alimenta del cuerpo,
sin que el Espíritu se aniquile o altere. Sólo queda despojado de su
envoltura12.
|
|
12 Véase la Revista Espírita, de
agosto de 1864, “Extinción de las razas”. (N. de Allan Kardec.)
|
**Nota añadida
de Allan Kardec, NO existe en la original***
|
|
23.
—Hay en tanto consideraciones morales de orden más elevado. La lucha es necesaria al desarrollo del Espíritu,
porque en ella ejercita sus facultades,
|
23. Existen también consideraciones morales de un orden más
elevado. La lucha es necesaria para el
desarrollo del Espíritu. En la
lucha ejercita sus facultades.
|
|
y es necesario estímulo tan poderoso como
el de la propia conservación para inducir á Espíritus adormecidos a la
actividad.
|
**Esta parte del
Original fue eliminada***
|
|
El que ataca por obtener su alimento, y el que ha de
defenderse por conservar la vida rivalizan en esfuerzos de ingenio y de
actividad, de que resultan el activo ejercicio y el desarrollo de su
respectiva inteligencia.
|
El que ataca en busca del alimento, y el que se defiende
para conservar la vida, emplean la astucia y la inteligencia, incrementando
de ese modo sus fuerzas intelectuales.
|
|
Sucumbe
al fin cada cual á su vez, á mano de sus enemigos. Pero que es lo que en realidad
pierden en fin de cuenta después de haber vivido? Su exterioridad: el
Espíritu que sobrevive, tomará otra más aventajada á la primera ocasión.
|
Uno
de los dos sucumbe; pero, en realidad, ¿qué fue lo que el más fuerte o el más
hábil le quitó al más débil? La vestimenta de carne, nada más. El Espíritu,
que no ha muerto, tomará otro cuerpo más adelante.
|
|
24. —
En los seres inferiores de la creación, en los que no existe él sentido moral
y en que la inteligencia no ha reemplazado al instinto, la lucha no puede
tener otro móvil que la satisfacción de una necesidad material. Una de las
necesidades materiales
|
24.
En los seres inferiores de la Creación, en aquellos a los que les falta el
sentido moral, en los cuales la inteligencia todavía no ha sustituido al
instinto, la lucha no puede tener por objetivo más que la satisfacción de una
necesidad material.
|
|
más imperiosas es la de la alimentación: luchan,
pues únicamente para vivir, es decir, para coger ó defender una presa, porque
no pueden ser estimulados por otro móvil más elevado.
|
Ahora bien, una de las necesidades materiales más imperiosa es la
de la alimentación. Ellos, pues, luchan únicamente para vivir, es decir, para
obtener o defender una presa, ya que no podría impulsarlos un motivo más
elevado.
|
**Traducción confusa del Original***
|
En
este período de la existencia es cuando el Espíritu se va formando y se
ensaya en los afanes de
la
vida,
|
En
ese primer período el alma se elabora y se prepara para la vida.
|
|
hasta que alcanzando el grado de desarrollo necesario para su transformación,
|
En el hombre existe un período de transición, en el que
apenas se diferencia de los irracionales.
|
**Traducción confusa del Original***
|
recibe de Dios nuevas facultades: el libre albedrio y el sentido
moral, la centella divina, en una palabra, que dá nuevo sesgo á sus ideas y
le dota de nuevas aptitudes, que suponen nuevas percepciones. Pero las nuevas
facultades de que está dotado, se desarrollan gradualmente, porque nada es
brusco en la naturaleza.
|
En las primeras edades domina
el instinto animal, y el motivo de la lucha sigue siendo la
satisfacción de las necesidades materiales. Más tarde, el instinto animal y el
sentimiento moral se equilibran. Entonces, el hombre lucha, ya no para
alimentarse, sino para satisfacer su ambición, su orgullo y la necesidad de
dominar.
|
**Traducción confusa del Original***
|
Hay un período de transición en que el hombre apenas se diferencia
del bruto en las primeras edades: el instinto
animal predomina y la lucha tiene todavía por móvil la satisfacción de las
necesidades materiales. Más tarde el instinto y el sentido moral se
contrabalancean, y entonces lucha el hombre, no ya por su sustento, sino por
satisfacer su ambición, su orgullo, el afán de dominar, y para eso es preciso
todavía destruir. A medida que el sentido moral va predominando, se
desarrolla la sensibilidad: la necesidad de destruir va desapareciendo hasta
extinguirse y hacerse odiosa. El hombre en ese estado tiene
horror á la violencia y al derramamiento de sangre.
La lucha, sin embargo, es siempre necesaria para los progresos
del Espíritu, porque, aun llegado á este punto, que nos parece culminante,
está muy lejos de la perfección. Solo
á fuerza de aplicación y de actividad puede adquirir conocimientos y
experiencia; y despojarse de los últimos vestigios de la animalidad. Más en
ese grado de elevación, la lucha
en vez de ser sangrienta y brutal, se hace puramente intelectual: lucha contra las dificultades y no contra
sus semejantes (1)
|
Para eso, todavía necesita destruir. Sin embargo, a medida que el
sentido moral obtiene preponderancia, se desarrolla la sensibilidad, y la
necesidad de destrucción disminuye hasta que acaba por desaparecer, porque se
vuelve detestable. En ese caso, el hombre tiene horror a la
sangre. Con todo, la lucha siempre es necesaria para el desarrollo
del Espíritu, pues incluso una vez que ha llegado a ese punto que nos parece
culminante, todavía está lejos de ser perfecto. Sólo a costa de su actividad conquista conocimientos, experiencia,
y se despoja de los últimos vestigios de la animalidad. No obstante, en esas circunstancias, la lucha,
que antes era sangrienta y brutal, se vuelve puramente intelectual. El hombre lucha contra las
dificultades, ya no contra sus semejantes13.
|
**Traducción confusa del Original, luce como una opinión
personal del traductor***
|
(1) Esta cuestión hace parte de la no
menos grave de las relaciones entre la humanidad y la animalidad, de que
trataremos más adelante. En esta parte ha sido nuestro objeto demostrar que
la destrucción mutua de las especies no arguye racionalmente contra la sabiduría
divina, y que todo está unido en el sistema de la creación por las le es de leyes
de 1a naturaleza cuya unión, cuyo encadenamiento resulta interrumpido, si se
prescinde del principio espiritual, como sucede con tantos otras cosas,
teniendo solo en cuenta la materia.
|
13 Sin prejuzgar las
consecuencias que se puedan extraer de este principio, apenas quisimos demostrar,
mediante esa explicación, que la destrucción mutua de los seres vivos en nada
invalida la sabiduría divina, y que todo se encadena en las leyes de la
naturaleza. Esa concatenación se quiebra necesariamente si se prescinde del
principio espiritual. Muchas cuestiones permanecen insolubles porque se toma en cuenta
solamente la materia. Las doctrinas materialistas llevan consigo el principio
de su propia destrucción. Tienen en su contra no sólo el antagonismo con las
aspiraciones de la generalidad de los hombres y sus consecuencias morales,
que harán que sean rechazadas como disolventes de la sociedad, sino también
la necesidad que el hombre experimenta de comprender todo lo que es resultado
del progreso. El desarrollo intelectual conduce al hombre a la investigación
de las
causas. Ahora bien, por poco que este reflexione, no tardará en reconocer la impotencia
del materialismo para explicarlo todo. ¿Cómo es posible que doctrinas que no satisfacen
al corazón, ni a la razón ni a la inteligencia, que dejan sin resolver las
cuestiones más vitales, lleguen a prevalecer? El progreso de las ideas
aniquilará el materialismo, así como ha destruido al fanatismo. (N. de Allan
Kardec.)
|
***Esta nota, mas parece una opinión personal del traductor,
y no un contenido del Original francés. Además, el traductor le añadió el
nombre de Allan Kardec, que no está en el Original francés ***
|
A pesar de que encontramos estas porciones, adulteradas, en escencia la información contenida en el video es correcta.
Veamos
entonces el texto citado en mi video de este tema.
20.
La destrucción recíproca de los seres vivos es una de las leyes de la
naturaleza que, a primera vista, menos parece concordar con la bondad de Dios.
Uno se pregunta por qué Dios creó para ellos la necesidad de que se destruyan
mutuamente, para alimentarse los unos a costa de los otros.
En efecto, a quien sólo ve la materia, y
restringe su visión a la vida presente, podría parecerle que existe una
imperfección en la obra divina. Eso se debe a que, en general, los hombres
juzgan la perfección de Dios desde el punto de vista humano; miden la sabiduría
divina de acuerdo con el propio juicio que se forman de ella, y suponen que
Dios no podría hacer nada mejor de lo que ellos mismos harían. Como la limitada
visión de que disponen no les permite apreciar el conjunto, no comprenden que
un bien real pueda provenir de un mal aparente. Sólo el conocimiento del principio
espiritual, considerado en su verdadera esencia, así como el de la gran ley de
unidad que constituye la armonía de la Creación, pueden otorgarle al hombre la
clave de ese misterio, para mostrarle la sabiduría providencial y la armonía
precisamente allí donde sólo ve una anomalía y una contradicción.
24. En los seres inferiores de la Creación,
en aquellos a los que les falta el sentido moral, en los cuales la inteligencia
todavía no ha sustituido al instinto, la lucha no puede tener por objetivo más
que la satisfacción de una necesidad material. Ahora bien, una de las
necesidades materiales más imperiosa es la de la alimentación. Ellos, pues,
luchan únicamente para vivir, es decir, para obtener o defender una presa, ya
que no podría impulsarlos un motivo más elevado. En ese primer período el alma
se elabora y se prepara para la vida. En el hombre existe un período de
transición, en el que apenas se diferencia de los irracionales. En las primeras
edades domina el instinto animal, y el motivo de la lucha sigue siendo la
satisfacción de las necesidades materiales. Más tarde, el instinto animal y el
sentimiento moral se equilibran. Entonces, el hombre lucha, ya no para
alimentarse, sino para satisfacer su ambición, su orgullo y la necesidad de
dominar. Para eso, todavía necesita destruir. Sin embargo, a medida que el
sentido moral obtiene preponderancia, se desarrolla la sensibilidad, y la
necesidad de destrucción disminuye hasta que acaba por desaparecer, porque se
vuelve detestable. En ese caso, el hombre tiene horror a la sangre. Con todo,
la lucha siempre es necesaria para el desarrollo del Espíritu, pues incluso una
vez que ha llegado a ese punto que nos parece culminante, todavía está lejos de
ser perfecto. Sólo a costa de su actividad conquista conocimientos,
experiencia, y se despoja de los últimos vestigios de la animalidad. No
obstante, en esas circunstancias, la lucha, que antes era sangrienta y brutal,
se vuelve puramente intelectual. El hombre lucha contra las dificultades, ya no
contra sus semejantes 13.
_______________________
Dios, en su sabiduría, y su inspiración divina, nos ilustra la ley de destrucción, desde una explicación lógica.
Lo cual explica que en la lucha de supervivencia brutal, finalmente, se convierte en una lucha intelectual, eso denota adelanto.
Saludos. Gracias.
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