En el Espiritismo Verdadero, no da cabida a una 4ta Revelación Espirita, porque invalidaría una ”Verdad Eterna”,
ya expresada en los Libros Codificados. Es asumir que Dios se equivocó y mintió,
al igual que los Espíritus Puros cuya iniciativa dieron el contenido a Allan Kardec
para ser publicados a partir del año 1957, en lo que se constituye en la tercera revelación Espirita. Invito a leer el Capitulo I, "Caracteres de la Revelación Espirita", del Libro de Génesis Espiritual.
Grandes consorcios
han estado anunciando una 4ta revelación, una nueva Espiritualidad, como la Federación Espirita de Brasil (FEB) y La Confederación Espirita Panamericana de Brasil (CEPA), que con sus 2 Cartas de Posicionamientos niegan los postulados del Espiritismo y cambiaron el concepto de Reencarnación por Palingenesia, y eso los constituyen en detractores del Espiritismo, pues sencillamente, no están de acuerdo a la consideración de “Espiritista Verdadero” según Allan Kardec y los Espíritus.
La justificación de que Cristo autorizó a Chico Xavier y a Divaldo Franco a presentar una nueva Espiritualidad no tiene ningún aval Espiritual, nunca fue autorizada por los Espíritus, tal como se exige en la introducción del Libro de Génesis Espiritual. Nadie esta autorizado a realizar cambios a los postulados del Espiritismo, y menos con "Opiniones Personales".
La justificación de que Cristo autorizó a Chico Xavier y a Divaldo Franco a presentar una nueva Espiritualidad no tiene ningún aval Espiritual, nunca fue autorizada por los Espíritus, tal como se exige en la introducción del Libro de Génesis Espiritual. Nadie esta autorizado a realizar cambios a los postulados del Espiritismo, y menos con "Opiniones Personales".
El Espiritismo se
constituye en el contenido de los Libros Codificados por Allan Kardec. Los que
tratan de cambiar esta visión del Espiritismo, son detractores y no son “Espiritistas de Verdad”.
Allan Kardec define
a un “Espiritista de Verdad”, de la siguiente manera en el Libro de Obras Póstumas:
¿Cómo
reconocer un “Espiritista Verdadero”, en el Espiritismo?
Un “Espiritista Verdadero” es aquel que
según el Libro de Obras Póstumas, de Allan Kardec lo describe así:
Breve Contestación a los
Detractores del Espiritismo
El
Espiritismo…“[…] Solo reconoce por adeptos suyos a los que practican su
enseñanza, es decir, a los que trabajan en su propio mejoramiento moral,
esforzándose en vencer sus malas inclinaciones, en ser menos egoístas y
orgullosos, más afables, más humildes, pacientes, benévolos, caritativos para
con el prójimo y moderados en todas las cosa, pues este es el signo
característico del espiritista verdadero…”
- Un "Espiritista Verdadero", no cambia las enseñanzas del Espiritismo.
- Un "Espiritista Verdadero", no cambia las enseñanzas del Espiritismo por "Opiniones Personales", de una sola fuente. aisladas de lo que el Espiritismo no se hace responsable.
- Un “Espiritista Verdadero”, no es el que cobra menos dinero. Esos son “Charlatanes”, infiltrados en el Espiritismo. Los “Charlatanes”, son los que cobran dinero en el Espiritismo.
Evaluar a un
Espiritista, y saber si es uno Verdadero, se necesita tener conocimiento
adquirido, mediante la lectura de los Libros Codificados de Allan Kardec, Así
se puede verificar la autenticidad.
Allan Kardec fue
enfático en hacer la diferencia y específicamente, los diferenció de los
perturbadores y detractores del Espiritismo en el Libro de los Médiums,
articulo #336 en adelante.
#336. No nos olvidemos de que el Espiritismo tiene enemigos interesados en impedir su avance, y sus triunfos les causan irritación. Los más peligrosos no son aquellos que lo atacan abiertamente, sino los que actúan en la sombra. Son los que con una mano lo alientan, y con la otra lo atacan. Esos seres malévolos se infiltran en todas partes donde puedan introducir el mal. Como saben que la unión Reuniones y sociedades espíritas hace la fuerza, tratan de socavarla sembrando la discordia. Así pues, ¿quién podrá afirmar que, en las reuniones espíritas, las personas que esparcen la perturbación y la cizaña no son agentes provocadores, interesados en el desorden? De seguro no son espíritas verdaderos, ni buenos espíritas. Nunca harán el bien, pero pueden hacer mucho mal. Se comprende que para ellos es infinitamente más fácil infiltrarse en las reuniones numerosas que en los grupos pequeños, donde todos se conocen. Merced a maniobras solapadas, que pasan desapercibidas, siembran la duda, la desconfianza y la enemistad. Con un hipócrita interés por la causa, critican todo, forman conciliábulos y bandos que posteriormente destruyen la armonía del conjunto, pues eso se proponen. Con esta clase de personas, apelar a los sentimientos de caridad y fraternidad equivale a hablar a quienes desean ser sordos, porque su objetivo consiste precisamente en destruir esos sentimientos, que constituyen los mayores obstáculos para sus maniobras. Ese estado de cosas, lamentable en cualquier sociedad, se vuelve aún peor en las sociedades espíritas, porque, si no ocasiona una ruptura, genera una preocupación que es incompatible con el recogimiento y la atención.
337. “Sin embargo –se dirá–, si las reuniones van por mal camino, los hombres sensatos y bienintencionados que las frecuentan, ¿no tendrán derecho a ejercer la crítica? ¿Deberán, acaso, dejar que el mal se instale, sin decir nada, y aprobar todo con el silencio?” De ningún modo, pues les asiste ese derecho, e incluso constituye un deber. Pero si la intención que los anima es realmente buena, emitirán sus opiniones con discreción y benevolencia, abiertamente y no a escondidas. Si no son escuchados, se retirarán, pues no se puede concebir que quien no proceda con segundas intenciones se obstine en permanecer en una sociedad donde se hacen cosas que lo perjudican. Así pues, se puede establecer como principio que todo aquel que en una reunión espírita incita al desorden o a la desunión, de manera ostensible o encubierta, a través de cualquier medio, es un agente provocador o, por lo menos, un muy mal espírita, del que es preciso desembarazarse cuanto antes.
No obstante, los compromisos mismos que vinculan a los integrantes de la reunión suelen crear obstáculos para eso, de ahí que sea conveniente que se eviten los compromisos indisolubles. Los hombres de bien siempre se comprometen en la medida de lo necesario, mientras que los malintencionados lo hacen en exceso.
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Pero los Santeros,
los brujos, los hechiceros y los adivinos entre otros, tienen un concepto
diferente de lo que es un "Espiritista Verdadero". Puedes tu mismo verlo en el siguiente
enlace: Espiritista Verdadero, según la Santería.
Los Espiritistas No
somos adivinos ni hechiceros, ni santeros ni brujos.
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Por lo tanto, el
que habla de una nueva espiritualidad en el Espiritismo, miente y no tiene
sustento Espiritual.
Frank Montañez,
Soy Espírita por Convicción