El siguiente es el enlace de éste contenido importante sobre el tema :Que no te quites la vida..
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Tengo deseos de Orar por tí, con todos los deseos de mi Alma y corazon, también por los que se sienten sin fe y sin esperanza. Porque tener fe es tener esperanza. No importa que sientas que nadie se acuerda de tí en éstos momentos difíciles que te ha tocado vivir, pero demuestro con éstos deseos de bien hacía tí, que me hacen feliz 😊 , que Dios ni los Espíritus se han olvidado.
No te quites la vida por nada, rechaza ésas voces de maldad, que sólo tratan de que pienses que nadie se acuerda de tí.
Éste momento de tú historia, tenemos amigos que piensan en tí también.
Toma nuestras manos 👐 👐 👐 👐 👐.... no te sueltes, hasta que puedas decir que te sientes mejor....! ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ Te envío felicidades 🎊 impregnados de fluidos cósmicos universales y Vitales impregnados de Dios, RECIBELOS...
Toma nuestras manos 👐 👐 👐 👐 👐.... no te sueltes, hasta que puedas decir que te sientes mejor....! ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ Te envío felicidades 🎊 impregnados de fluidos cósmicos universales y Vitales impregnados de Dios, RECIBELOS...
https://soyespirita.blogspot.com/2015/09/suicidio-no-te-quites-la-vida-asume-tu.html
Sí estás pensando quitarte la vida porque no puedes con lo que te ha tocado vivir, te invito a que pienses, que nada bueno te espera en el mundo de los Espíritus. Alli encontrarás a Malos Espíritus esperandote.
Sí crees que sí te quitas la vida, te encontrarás con el Espíritu de un ser querido o amigo fallecido, verás que eso no ocurrirá, porque el estado del Espíritu de la persona ya fallecida, no está en el lugar de los "Suicidas".
Estarás en un lugar espiritual diferente a dónde están los suicidas que tendrán que expiar por ésta vergonzosa falta de quitarse la vida.
Entonces, permite que te ayude, verás que recibirás apoyo espiritual de Buenos Espíritus que están deseosos de ayudarte, sólo esperan que se los pidas. Tan pronto lo pides y lo deseas, vencerás esas malas ideas del suicidio, serás asistido por los buenos espíritus comisionados por Dios. De eso se trata el Libre Pensar 🤔 , que es lo mismo que el llamado Libre Albedrío que es la libertad que tienes en decidir lo correcto o lo incorrecto. Quitarte la vida no es correcto en el mundo de los Espíritus. Si decides quitarte la vida, es tú decisión y eres responsable de las consecuencias que eso provoque, aunque tal vez estás siendo influenciado por un Mal 👎 Espíritu que se aprovecha de la debilidad de tú Espíritu.
Deja que te ayudemos, así puedas vencer esos malos pensamientos. Que su propósito es reírse de tí para que sufras mucho más de lo que has sufrido hasta hoy, y lo que ellos mismos sufren, en el mundo de los Espíritus.
Eres muy amado por Dios, sólo que le estás echando la culpa a Dios por algo que tú eres el único responsable. Aprende asumir tus responsabilidades en la vida.
Lo que te ocurre que es consecuencia de tus malas decisiones en la vida, no es culpa de Dios, eres tú mismo, por haber actuado mal en esta existencia y en las anteriores, por que el Alma nunca muere, ES INMORTAL. Pero Dios te deja a que tú decidas qué hacer con tú vida. Y eres capaz de vencer estas malas ideas con sólo tú voluntad, deja que te ayudemos.
No estás sólo/a deja que te ayude, verás que inmediatamente te sentirás mejor.
Libro de Los Espíritus
Libro Cuarto – Capítulo I, 506
Pérdida de los seres queridos
934. La pérdida de los seres que amamos, ¿no es una de las que ocasionan las penas más legítimas, por tratarse de una pérdida irreparable e independiente de nuestra voluntad?
“Esa causa de pesar alcanza tanto al rico como al pobre. Es una prueba o expiación, y la ley es común a todos. No obstante, es un consuelo el que podáis comunicaros con vuestros amigos por los medios de que disponéis, hasta que tengáis otros más directos y más accesibles a vuestros sentidos.”
“Esa causa de pesar alcanza tanto al rico como al pobre. Es una prueba o expiación, y la ley es común a todos. No obstante, es un consuelo el que podáis comunicaros con vuestros amigos por los medios de que disponéis, hasta que tengáis otros más directos y más accesibles a vuestros sentidos.”
935. ¿Qué pensar de la opinión de las personas a quienes las comunicaciones de ultratumba les resultan una profanación?
“No puede haber profanación cuando existe recogimiento y cuando la evocación se hace con respeto y honestidad. Prueba de ello es que los Espíritus que os aprecian acuden con placer. Están felices de que los recordéis y de comunicarse con vosotros. Habría profanación en caso de que eso se hiciera con ffrivolidad."
La posibilidad de entrar en comunicación con los Espíritus es un muy grato consuelo, puesto que nos proporciona los medios de conversar con los parientes y amigos que dejaron la Tierra antes que nosotros. Mediante la evocación los atraemos. Están a nuestro lado, nos escuchan y nos responden. Por decirlo así, ya no existe separación entre ellos y nosotros. Nos ayudan con sus consejos, nos dan testimonio de su afecto y de la alegría que experimentan porque los recordamos. Para nosotros es una satisfacción saber que son felices, enterarnos por ellos mismos de los detalles de su nueva existencia, así como adquirir la certeza de que nos reuniremos con ellos cuando llegue el momento de nuestro regreso.
936. ¿De qué modo afecta a los Espíritus el dolor inconsolable del que son objeto en quienes los sobreviven?
“El Espíritu es sensible al recuerdo que se conserva de él, así como a los lamentos de aquellos a los que amó. No obstante, un dolor incesante e irreflexivo lo afecta intensamente, porque en ese dolor excesivo ve una falta de fe en el porvenir, así como también de confianza en Dios y, por consiguiente, un obstáculo para el adelanto y, tal vez, para el reencuentro.”
Dado que el Espíritu está más feliz que en la Tierra, lamentarse de que haya perdido la vida implica lamentarse de que sea feliz. Dos amigos están presos y encerrados en el mismo calabozo. Ambos alcanzarán un día la libertad, pero uno de ellos la obtiene antes que el otro. ¿Sería caritativo que el que sigue preso se disgustara porque su amigo fue liberado antes que él? ¿No habría de su parte más egoísmo que afecto si quisiera que el otro compartiese su cautiverio y sus padecimientos tanto tiempo como él? Lo mismo sucede con dos seres que se aman en la Tierra. El que parte primero es el que se libera primero, y debemos felicitarlo por eso, mientras esperamos pacientemente el momento en que también nosotros seremos libres. Al respecto, haremos otra comparación. Tenéis junto a vosotros a un amigo que se encuentra en una situación muy penosa: su salud o sus intereses le exigen que viaje a otro país, donde estará mejor en todos los aspectos. Durante un tiempo ya no permanecerá a vuestro lado, aunque mantendréis correspondencia con él. De modo que la separación sólo será material. ¿Os sentiríais disgustados por su alejamiento, puesto que es para su bien?. La doctrina espírita, tanto por las pruebas patentes que proporciona acerca de la vida futura, de la presencia alrededor nuestro de los que hemos amado, de la continuidad de su afecto y su solicitud, como por las relaciones que nos permite establecer con ellos, nos ofrece un consuelo supremo para una de las causas más legítimas de dolor. Con el espiritismo ya no hay soledad ni abandono. Por más aislado que esté un hombre, siempre tendrá amigos cerca de él, con los que podrá comunicarse. Sobrellevamos con impaciencia las tribulaciones de la vida. Nos parecen tan intolerables que no comprendemos cómo es posible que las soportemos. Sin embargo, si las hemos sobrellevado con valor, sí hemos sabido imponer silencio a nuestras quejas, nos felicitaremos por eso cuando estemos fuera de esta prisión terrenal, del mismo modo que el paciente que sufre, cuando está curado, siente satisfacción por haberse resignado a someterse a un tratamiento doloroso.
“No puede haber profanación cuando existe recogimiento y cuando la evocación se hace con respeto y honestidad. Prueba de ello es que los Espíritus que os aprecian acuden con placer. Están felices de que los recordéis y de comunicarse con vosotros. Habría profanación en caso de que eso se hiciera con ffrivolidad."
La posibilidad de entrar en comunicación con los Espíritus es un muy grato consuelo, puesto que nos proporciona los medios de conversar con los parientes y amigos que dejaron la Tierra antes que nosotros. Mediante la evocación los atraemos. Están a nuestro lado, nos escuchan y nos responden. Por decirlo así, ya no existe separación entre ellos y nosotros. Nos ayudan con sus consejos, nos dan testimonio de su afecto y de la alegría que experimentan porque los recordamos. Para nosotros es una satisfacción saber que son felices, enterarnos por ellos mismos de los detalles de su nueva existencia, así como adquirir la certeza de que nos reuniremos con ellos cuando llegue el momento de nuestro regreso.
936. ¿De qué modo afecta a los Espíritus el dolor inconsolable del que son objeto en quienes los sobreviven?
“El Espíritu es sensible al recuerdo que se conserva de él, así como a los lamentos de aquellos a los que amó. No obstante, un dolor incesante e irreflexivo lo afecta intensamente, porque en ese dolor excesivo ve una falta de fe en el porvenir, así como también de confianza en Dios y, por consiguiente, un obstáculo para el adelanto y, tal vez, para el reencuentro.”
Dado que el Espíritu está más feliz que en la Tierra, lamentarse de que haya perdido la vida implica lamentarse de que sea feliz. Dos amigos están presos y encerrados en el mismo calabozo. Ambos alcanzarán un día la libertad, pero uno de ellos la obtiene antes que el otro. ¿Sería caritativo que el que sigue preso se disgustara porque su amigo fue liberado antes que él? ¿No habría de su parte más egoísmo que afecto si quisiera que el otro compartiese su cautiverio y sus padecimientos tanto tiempo como él? Lo mismo sucede con dos seres que se aman en la Tierra. El que parte primero es el que se libera primero, y debemos felicitarlo por eso, mientras esperamos pacientemente el momento en que también nosotros seremos libres. Al respecto, haremos otra comparación. Tenéis junto a vosotros a un amigo que se encuentra en una situación muy penosa: su salud o sus intereses le exigen que viaje a otro país, donde estará mejor en todos los aspectos. Durante un tiempo ya no permanecerá a vuestro lado, aunque mantendréis correspondencia con él. De modo que la separación sólo será material. ¿Os sentiríais disgustados por su alejamiento, puesto que es para su bien?. La doctrina espírita, tanto por las pruebas patentes que proporciona acerca de la vida futura, de la presencia alrededor nuestro de los que hemos amado, de la continuidad de su afecto y su solicitud, como por las relaciones que nos permite establecer con ellos, nos ofrece un consuelo supremo para una de las causas más legítimas de dolor. Con el espiritismo ya no hay soledad ni abandono. Por más aislado que esté un hombre, siempre tendrá amigos cerca de él, con los que podrá comunicarse. Sobrellevamos con impaciencia las tribulaciones de la vida. Nos parecen tan intolerables que no comprendemos cómo es posible que las soportemos. Sin embargo, si las hemos sobrellevado con valor, sí hemos sabido imponer silencio a nuestras quejas, nos felicitaremos por eso cuando estemos fuera de esta prisión terrenal, del mismo modo que el paciente que sufre, cuando está curado, siente satisfacción por haberse resignado a someterse a un tratamiento doloroso.
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Tema: Hastío de la vida. Suicidio
Libro de los Espíritus
Libro de los Espíritus
943. ¿A qué se debe el hastío de la vida que se apodera de algunos individuos, sin motivos plausibles?
“Efecto de la ociosidad, de la falta de fe y, a menudo, de la saciedad.”Para el que ejerce sus facultades con un objetivo útil y conforme a sus aptitudes naturales, el trabajo no tiene nada de árido y la vida transcurre más rápidamente. Soporta las vicisitudes con mayor paciencia y resignación, a medida que obra con miras a la felicidad más sólida y duradera que lo aguarda.”
944. El hombre, ¿tiene derecho a disponer de su propia vida?
“No; sólo Dios tiene ese derecho. El suicidio voluntario es una transgresión de esa ley.”
[944a] – El suicidio, ¿no es siempre voluntario?
“El loco que se mata no sabe lo que hace.”
945. ¿Qué pensar del suicidio cuya causa es el hastío de la vida?
“¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaron? ¡La existencia no les habría resultado tan pesada!”
946. ¿Qué pensar del suicidio cuyo objetivo es escapar de las miserias y de las decepciones de este mundo?
“¡Pobres Espíritus, que no tienen valor para soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a los que sufren, pero no a los que no tienen fuerza ni valor. Las tribulaciones de la vida son pruebas o expiaciones. ¡Dichosos los que las soportan sin quejarse, pues serán recompensados! ¡Desgraciados, en cambio, los que esperan su salvación de lo que, en su impiedad, llaman acaso o fortuna! El acaso o la fortuna, para servirme de su lenguaje, pueden, en efecto, favorecerlos por un instante, pero para hacerles sentir más tarde y con mayor crueldad el vacío de esas palabras.”
[946a] – Los que han inducido al desdichado
a ese acto dedesesperación,
¿sufrirán las consecuencias?
“¡Oh! ¡Desdichados! Tendrán que dar cuenta de eso como si se tratara de un asesinato.”
¿sufrirán las consecuencias?
“¡Oh! ¡Desdichados! Tendrán que dar cuenta de eso como si se tratara de un asesinato.”
947. El hombre que se enfrenta con la necesidad y se deja morir de desesperación, ¿puede ser considerado un suicida?
“Es un suicida, pero los que causaron esa situación, o que podrían haberla remediado, son más culpables que él. A él lo espera la indulgencia. Con todo, no creáis que será absuelto por completo si careció de firmeza y de perseverancia, y si no se valió de su inteligencia para salir del atolladero. ¡Desdichado! ¡Sobre todo, si su desesperación nace del orgullo! Quiero decir, si es uno de esos hombres en quienes el orgullo paraliza los recursos de la inteligencia, que se ruborizarían de deber su existencia al trabajo de sus manos, y que prefieren morirse de hambre antes de renunciar a lo que ellos llaman su posición social. ¿Acaso no hay cien veces más grandeza y dignidad en luchar contra la adversidad, en desafiar a la crítica de un mundo fútil y Egoísta, que sólo demuestra buena voluntad con aquellos que no carecen de nada, pero os da la espalda tan pronto como necesitáis de él? Sacrificar la propia vida por la estima de ese mundo es una estupidez, puesto que en él no se la tiene en cuenta en absoluto.”
948. El suicidio cuyo objetivo reside en
escapar de la vergüenza de una mala acción, ¿es tan reprensible como el causado
por la desesperación?
“El suicidio no borra la falta. Quien incurre en él, suma otra falta a la anterior. Cuando se tuvo valor para hacer el mal, también se lo debe tener para sufrir sus consecuencias. Dios juzga, y a veces, según la causa, puede atenuar el rigor de su justicia.”
“El suicidio no borra la falta. Quien incurre en él, suma otra falta a la anterior. Cuando se tuvo valor para hacer el mal, también se lo debe tener para sufrir sus consecuencias. Dios juzga, y a veces, según la causa, puede atenuar el rigor de su justicia.”
949. El suicidio, ¿es excusable cuando el
objetivo de quien lo comete es impedir que la vergüenza recaiga sobre los hijos
o la familia?
“Quien actúa de ese modo no hace bien. Con todo, como cree lo contrario, Dios se lo toma en cuenta, pues se trata de una expiación que el suicida se impone a sí mismo. La intención atenúa la falta, pero no por eso deja de haber falta. Por otra parte, cuando hayáis abolido los abusos de vuestra sociedad y vuestros prejuicios, ya no tendréis esa clase de suicidios.”
“Quien actúa de ese modo no hace bien. Con todo, como cree lo contrario, Dios se lo toma en cuenta, pues se trata de una expiación que el suicida se impone a sí mismo. La intención atenúa la falta, pero no por eso deja de haber falta. Por otra parte, cuando hayáis abolido los abusos de vuestra sociedad y vuestros prejuicios, ya no tendréis esa clase de suicidios.”
El que se quita la vida para evitarse la
vergüenza de una mala acción, prueba que tiene más aprecio por la estima de los
hombres que por la de Dios, pues habrá de ingresar en la vida espiritual
cargado con sus inquietudes. Además, se ha privado de los medios de rescatarlas
durante la vida. Dios suele ser menos inexorable que los hombres. Perdona el
arrepentimiento sincero y toma en cuenta la reparación. El suicidio no repara
nada.
950. ¿Qué pensar del que se quita la vida
con la esperanza de llegar más pronto a una vida mejor?
“¡Otra locura! Que haga el bien y estará más seguro de alcanzarla. El suicida retrasa su entrada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver para concluir esa vida que interrumpió debido a una idea falsa. Una falta, sea cual fuere, nunca abre el santuario de los elegidos.”
“¡Otra locura! Que haga el bien y estará más seguro de alcanzarla. El suicida retrasa su entrada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver para concluir esa vida que interrumpió debido a una idea falsa. Una falta, sea cual fuere, nunca abre el santuario de los elegidos.”
951. El sacrificio de la propia vida, ¿no es meritorio, a veces, cuando su objetivo es salvar la vida del prójimo o ser útil a los semejantes?
“Eso es sublime, según la intención, y en ese caso el sacrificio de la propia vida no es suicidio. Sin embargo, Dios se opone a un sacrificio inútil, y no puede verlo con agrado cuando lo empaña el orgullo. Un sacrificio sólo es meritorio por el desinterés, y el que lo lleva a cabo tiene, a veces, una segunda intención que disminuye su valor ante Dios.”
Todo sacrificio hecho a expensas de la propia felicidad es un acto altamente meritorio ante Dios, porque consiste en la práctica de la ley de caridad. Ahora bien, dado que la vida es el bien terrenal que más aprecia el hombre, el que renuncia a ella por el bien de sus semejantes no comete un atentado, sino que lleva a cabo un sacrificio. No obstante, antes de hacerlo, debe reflexionar acerca de si su vida no podría ser más útil que su muerte.
952. El hombre que perece víctima del abuso de pasiones que sabe que habrán de apresurar su fin, pero a las que ya no puede resistir porque el hábito las ha convertido en verdaderas necesidades físicas, ¿comete un suicidio?
“Se trata de un suicidio moral. ¿No comprendéis que en ese caso el hombre es doblemente culpable? En él hay falta de valor y bestialidad. Además, hay olvido de Dios.”
[952a] – ¿Es más culpable que el que se
quita la vida por desesperación?
“Es más culpable, pues ha tenido tiempo de
razonar su suicidio. En el que lo comete instantáneamente hay, a veces, una
especie de extravío que se parece a la locura. El otro será castigado mucho
más, porque las penas siempre son proporcionales a la conciencia que se tiene
de las faltas cometidas.”
953. Cuando una persona ve que le aguarda
una muerte inevitable y terrible, ¿es culpable de abreviar unos instantes sus padecimientos
mediante una muerte voluntaria?
“Siempre se es culpable de no aguardar el término que Dios ha fijado. Por otra parte, ¿se está seguro de que ese término ha llegado, a pesar de las apariencias? ¿No se podría recibir un auxilio inesperado en el último momento?”
“Siempre se es culpable de no aguardar el término que Dios ha fijado. Por otra parte, ¿se está seguro de que ese término ha llegado, a pesar de las apariencias? ¿No se podría recibir un auxilio inesperado en el último momento?”
[953a] – Se entiende que en circunstancias
ordinarias el suicidio sea reprensible, pero supongamos un caso en que la
muerte sea inevitable y la vida se abrevie sólo unos instantes.
"Siempre es falta de resignación y de sumisión a la voluntad del Creador.”
"Siempre es falta de resignación y de sumisión a la voluntad del Creador.”
[953b] – En ese caso, ¿cuáles son las
consecuencias de esa acción?
“Una expiación proporcional a la gravedad de la falta, según las circunstancias, como siempre.”
“Una expiación proporcional a la gravedad de la falta, según las circunstancias, como siempre.”
954. Una imprudencia que comprometa la vida
sin necesidad, ¿es reprensible?
“No hay culpabilidad cuando no hay intención o conciencia positiva de hacer el mal.”
“No hay culpabilidad cuando no hay intención o conciencia positiva de hacer el mal.”
955. Las mujeres que, en algunos países, se
arrojan voluntariamente sobre las piras donde arden los cadáveres de sus
maridos, ¿pueden ser consideradas suicidas? Además, ¿sufren las consecuencias de
esa acción?
“Obedecen a un prejuicio, y suelen hacerlo más por la fuerza que por su propia voluntad. Creen que cumplen un deber, y esa no es la característica del suicidio. Su excusa radica en la nulidad moral de la mayoría de ellas, así como en su ignorancia. Esas costumbres bárbaras y estúpidas desaparecen ante la civilización.”
“Obedecen a un prejuicio, y suelen hacerlo más por la fuerza que por su propia voluntad. Creen que cumplen un deber, y esa no es la característica del suicidio. Su excusa radica en la nulidad moral de la mayoría de ellas, así como en su ignorancia. Esas costumbres bárbaras y estúpidas desaparecen ante la civilización.”
956. Aquellos que, dado que no pueden
soportar la pérdida de los seres queridos, se quitan la vida con la esperanza
de ir a su encuentro, ¿alcanzan su objetivo?
“Para ellos, el resultado es muy diferente del que esperan. En lugar de reunirse con el objeto de su afecto, se alejan de él por mucho más tiempo, pues Dios no puede recompensar un acto de cobardía, ni el insulto que se le dirige al dudar de su providencia. Pagarán ese instante de locura con penas más graves que las que creen abreviar; y no tendrán, para compensarlas, la satisfacción que esperaban.” (Véase el § 934 y siguientes.).
“Para ellos, el resultado es muy diferente del que esperan. En lugar de reunirse con el objeto de su afecto, se alejan de él por mucho más tiempo, pues Dios no puede recompensar un acto de cobardía, ni el insulto que se le dirige al dudar de su providencia. Pagarán ese instante de locura con penas más graves que las que creen abreviar; y no tendrán, para compensarlas, la satisfacción que esperaban.” (Véase el § 934 y siguientes.).
957. ¿Cuáles son, en general, las
consecuencias del suicidio para el estado del Espíritu?
Las consecuencias del suicidio son muy diversas. No hay penas fijas y, en todos los casos, siempre son relativas a las causas que lo ocasionaron. Con todo, una consecuencia de la que el suicida no puede escaparse es la contrariedad. Por lo demás, la suerte no es la misma para todos, sino que depende de las circunstancias. Algunos espían su falta de inmediato; otros lo hacen en una nueva existencia, que será peor que aquella cuyo curso interrumpieron.”
La observación muestra, en efecto, que las consecuencias del suicidio no siempre son las mismas. No obstante, las hay que son comunes a todos los casos de muerte violenta y resultan de la interrupción brusca de la vida. Se trata, en primer lugar, de la persistencia más prolongada y tenaz del lazo que une el Espíritu al cuerpo, dado que ese lazo casi siempre posee toda su fuerza en el momento en que se quiebra; mientras que en la muerte natural se debilita gradualmente y suele estar desatado antes de que la vida se extinga por completo. Las consecuencias de ese estado de cosas son la prolongación de la turbación espírita y, luego, la ilusión que durante un tiempo más o menos prolongado induce al Espíritu a creer que aún forma parte de los vivos. (Véanse los §§ 155 y 165.)
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Las consecuencias del suicidio son muy diversas. No hay penas fijas y, en todos los casos, siempre son relativas a las causas que lo ocasionaron. Con todo, una consecuencia de la que el suicida no puede escaparse es la contrariedad. Por lo demás, la suerte no es la misma para todos, sino que depende de las circunstancias. Algunos espían su falta de inmediato; otros lo hacen en una nueva existencia, que será peor que aquella cuyo curso interrumpieron.”
La observación muestra, en efecto, que las consecuencias del suicidio no siempre son las mismas. No obstante, las hay que son comunes a todos los casos de muerte violenta y resultan de la interrupción brusca de la vida. Se trata, en primer lugar, de la persistencia más prolongada y tenaz del lazo que une el Espíritu al cuerpo, dado que ese lazo casi siempre posee toda su fuerza en el momento en que se quiebra; mientras que en la muerte natural se debilita gradualmente y suele estar desatado antes de que la vida se extinga por completo. Las consecuencias de ese estado de cosas son la prolongación de la turbación espírita y, luego, la ilusión que durante un tiempo más o menos prolongado induce al Espíritu a creer que aún forma parte de los vivos. (Véanse los §§ 155 y 165.)
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Libro de Los Espíritus:
Regreso de la Vida Corporal a la Vida
Espiritual,
Libro Segundo – Capítulo III,
155. ¿Cómo se opera la separación del alma y el cuerpo?
“Al romperse los lazos que la retenían, el alma se desprende.”
[155a] – La separación, ¿se opera
instantáneamente y por una transición brusca? ¿Hay una línea de demarcación
netamente trazada entre la vida y la muerte?
“No, el alma se desprende gradualmente; no se escapa como un pájaro cautivo que ha sido devuelto súbitamente a la libertad. Los dos estados se tocan y se confunden. Así, el Espíritu se desprende poco a poco de sus lazos: éstos se sueltan, no se quiebran.” Durante la vida, el Espíritu se halla unido al cuerpo por su envoltura semi-material o periespíritu. La muerte sólo es la destrucción del cuerpo y no la de esa segunda envoltura, la cual se separa del cuerpo cuando cesa en él la vida orgánica. La observación prueba que en el instante de la muerte el desprendimiento del periespíritu no se completa de manera súbita, sino que se opera gradualmente y con una lentitud muy variable según los individuos. En algunos es bastante rápido y podemos decir que el momento de la muerte es también el de la liberación, que se da en unas pocas horas. En otros, por el contrario, sobre todo en aquellos cuya vida ha sido completamente material y sensual, el desprendimiento es mucho menos rápido y a veces dura horas, semanas y hasta meses. Esto no implica que haya en el cuerpo la menor vitalidad ni la posibilidad de un regreso a la vida, sino una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad que siempre depende de la preponderancia que durante la vida el Espíritu dio a la materia. En efecto, es razonable pensar que cuanto más se haya identificado el Espíritu con la materia, tanto más penoso le resultará separarse de ella. En cambio, la actividad intelectual y moral, así como la elevación de los pensamientos, operan un principio de desprendimiento incluso durante la vida del cuerpo, de modo que cuando llega la muerte ese desprendimiento es casi instantáneo. Tal es el resultado de los estudios hechos en los individuos observados en el momento de la muerte. Esas observaciones también prueban que la afinidad que en ciertos individuos persiste entre el alma y el cuerpo es a veces muy penosa, pues el Espíritu puede experimentar el horror de la descomposición. Este caso es excepcional y propio de ciertos géneros de vida y de determinados tipos de muerte; se presenta en algunos suicidas.
“No, el alma se desprende gradualmente; no se escapa como un pájaro cautivo que ha sido devuelto súbitamente a la libertad. Los dos estados se tocan y se confunden. Así, el Espíritu se desprende poco a poco de sus lazos: éstos se sueltan, no se quiebran.” Durante la vida, el Espíritu se halla unido al cuerpo por su envoltura semi-material o periespíritu. La muerte sólo es la destrucción del cuerpo y no la de esa segunda envoltura, la cual se separa del cuerpo cuando cesa en él la vida orgánica. La observación prueba que en el instante de la muerte el desprendimiento del periespíritu no se completa de manera súbita, sino que se opera gradualmente y con una lentitud muy variable según los individuos. En algunos es bastante rápido y podemos decir que el momento de la muerte es también el de la liberación, que se da en unas pocas horas. En otros, por el contrario, sobre todo en aquellos cuya vida ha sido completamente material y sensual, el desprendimiento es mucho menos rápido y a veces dura horas, semanas y hasta meses. Esto no implica que haya en el cuerpo la menor vitalidad ni la posibilidad de un regreso a la vida, sino una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad que siempre depende de la preponderancia que durante la vida el Espíritu dio a la materia. En efecto, es razonable pensar que cuanto más se haya identificado el Espíritu con la materia, tanto más penoso le resultará separarse de ella. En cambio, la actividad intelectual y moral, así como la elevación de los pensamientos, operan un principio de desprendimiento incluso durante la vida del cuerpo, de modo que cuando llega la muerte ese desprendimiento es casi instantáneo. Tal es el resultado de los estudios hechos en los individuos observados en el momento de la muerte. Esas observaciones también prueban que la afinidad que en ciertos individuos persiste entre el alma y el cuerpo es a veces muy penosa, pues el Espíritu puede experimentar el horror de la descomposición. Este caso es excepcional y propio de ciertos géneros de vida y de determinados tipos de muerte; se presenta en algunos suicidas.
165. El conocimiento del espiritismo,
¿ejerce alguna influencia sobre el tiempo que dura la turbación?
“Ejerce una influencia muy grande, puesto que el Espíritu comprende por anticipado esa situación. No obstante, la práctica del bien y la conciencia pura ejercen la mayor influencia.”
En el momento de la muerte todo es confuso al principio. El alma necesita algún tiempo para reconocerse. Está como aturdida, como en el estado de un hombre que acaba de salir de un profundo sueño e intenta percatarse de su situación. La lucidez de las ideas y el recuerdo del pasado vuelven a ella a medida que se borra la influencia de la materia de la que acaba de desprenderse, y que se disipa la especie de niebla que oscurece sus pensamientos.
Libro Segundo – Capítulo III
El tiempo que dura la turbación que sigue a
la muerte es muy variable: puede extenderse desde algunas horas hasta muchos
meses, e incluso muchos años. Es menos prolongado en quienes, cuando vivían, se
identificaron con su estado futuro, porque entonces comprenden inmediatamente su situación. Esa turbación presenta circunstancias
particulares según el carácter de los individuos y, sobre todo, según el tipo
de muerte. En los casos de muerte violenta, producida por suicidio, suplicio,
accidente, apoplejía, heridas, etcétera, el Espíritu se halla sorprendido,
asombrado. No cree estar muerto y lo sostiene con obstinación. Sin embargo, ve
su cuerpo, sabe que ese cuerpo es el suyo y no comprende que se separó de él.
Se acerca a las personas a quienes aprecia, les habla y no entiende por qué no lo oyen. Esa ilusión
se mantiene hasta que el periespíritu se desprende por completo. Sólo entonces
el Espíritu se reconoce y comprende que ya no forma parte de los vivos. Este fenómeno
se explica fácilmente. Sorprendido de improviso por la muerte, el Espíritu
queda aturdido por el brusco cambio que se operó en él. La muerte todavía es
para él sinónimo de destrucción, de aniquilamiento. Ahora bien, como piensa, ve
y oye, a su entender no está muerto. Lo que aumenta su ilusión es que se ve con
un cuerpo semejante al anterior por la forma, pero cuya naturaleza etérea aún
no ha tenido tiempo de estudiar. Le parece sólido y compacto como el primero, y
cuando se le llama la atención acerca de este punto se asombra de no poder palparse. Este
fenómeno es análogo al de los sonámbulos novatos, que no creen estar dormidos.
Para ellos el dormir es sinónimo de suspensión de las facultades. Ahora bien,
como piensan libremente y pueden ver, suponen que están despiertos. Algunos
Espíritus presentan esta particularidad aunque la muerte no les haya llegado de
modo inesperado. No obstante, siempre es más general en los que, aunque estaban
enfermos, no pensaba en morirse. Vemos en ese caso el singular espectáculo de un
Espíritu que asiste a su funeral como si fuese el de un extraño, y que se
refiere a ello como si se tratara de algo que no le incumbe, hasta el momento en que comprende la
verdad. La turbación que sigue a la muerte no es penosa en absoluto para el hombre
de bien. Es calma y en todo semejante a la que acompaña
Regreso de la Vida Corporal a la Vida
Espiritual a un despertar apacible. Para aquel cuya conciencia no es pura, la turbación
está colmada de ansiedad y angustias, que aumentan a medida que se reconoce a
sí mismo. En los casos de muerte colectiva, se ha observado que los que
fallecen al mismo tiempo no siempre se vuelven a ver de inmediato. En la
turbación que sigue a la muerte, cada uno va por su lado o sólo se preocupa por
los que le interesan.
En la muerte natural, la turbación comienza
antes de la cesación de la vida orgánica, y el Espíritu pierde por completo la
conciencia de sí mismo en el momento de la muerte. De ahí se sigue que el
Espíritu jamás es testigo del último suspiro. Incluso las convulsiones de la
agonía son efectos nerviosos que casi nunca lo afectan. Decimos casi porque en
ciertos casos, estos padecimientos han sido impuestos al Espíritu como expiación.55
55 [Este último párrafo fue agregado por el autor en la “Fe de erratas” que figura al final de la 5.a edición, de 1861.]
La afinidad que persiste entre el Espíritu
y el cuerpo produce, en algunos suicidas, una especie de repercusión del estado
del cuerpo en el Espíritu.
Así, el Espíritu siente, a pesar suyo, los
efectos de la descomposición, y experimenta una sensación llena de angustia y
de horror. Ese estado puede persistir tanto tiempo como debería haber durado la
vida que esos suicidas interrumpieron. Dicho efecto no es general. Con todo, en
ningún caso el suicida se libra de las consecuencias de su falta de valor, y
tarde o temprano expía su falta de un modo u otro.
Así, algunos Espíritus, que han sido muy desdichados en la Tierra, dijeron que se habían suicidado en la existencia anterior y que voluntariamente se sometieron a nuevas pruebas para intentar soportarlas con mayor resignación. En algunos, la prueba consiste en una especie de apego a la materia, de la que en vano tratan de desembarazarse para volar hacia mundos mejores, pero en los que el acceso les está vedado. En la mayoría, es el pesar de haber hecho algo inútil, puesto que con eso sólo experimentan decepción. La religión, la moral, todas las filosofías condenan el suicidio como contrario a la ley natural.
Así, algunos Espíritus, que han sido muy desdichados en la Tierra, dijeron que se habían suicidado en la existencia anterior y que voluntariamente se sometieron a nuevas pruebas para intentar soportarlas con mayor resignación. En algunos, la prueba consiste en una especie de apego a la materia, de la que en vano tratan de desembarazarse para volar hacia mundos mejores, pero en los que el acceso les está vedado. En la mayoría, es el pesar de haber hecho algo inútil, puesto que con eso sólo experimentan decepción. La religión, la moral, todas las filosofías condenan el suicidio como contrario a la ley natural.
Todas nos dicen, en principio, que nadie
tiene el derecho de abreviar voluntariamente su propia vida. Pero ¿por qué no
tenemos ese derecho? ¿Por qué no somos libres de poner término a nuestros
padecimientos? Estaba reservado al espiritismo demostrar, con el ejemplo de los
que sucumbieron, que el suicidio no sólo es una falta entendida como infracción
a una ley moral, consideración de poco peso para algunos individuos, sino
también un acto estúpido, puesto que con él no se gana nada, sino todo lo
contrario. El espiritismo no nos enseña esto en teoría, sino con los hechos que
presenta ante nuestros ojos.
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La Eutanasia no es una justificación al suicidio segun el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo 🌍, el Verdadero Espiritismo...
Los que justifican la Eutanasia, que es Suicidio Asistido legal en algunos paises, es hacer creer que es un acto compasivo el permitir quitarte la vida, es convertir en complices de tú suicidio, a familiares y amigos, que mancharan sus manos de sangre, por ignorancia espiritual, justificados por evitar dolor y sufrimiento FÍSICO...
La Eutanasia NO ES APROBADA por el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo 🌏, el VERDADERO ESPIRITISMO ni por DIOS, OMNIPOTENTE... Dios es pro vida... recuerda tú puedes evitar el Suicidio, con sólo tú voluntad de no querer hacerlo, sólo tú lo puedes superar, RECHAZA ese mal pensamiento y ese mal pensamiento se tendrá que desaparecer de tú mente... al menos Intentalo...
Respeto a la vida. ESEE, Capítulo V, #26, el #27 y el #28. Pruebas voluntarias. El verdadero silicio, según las enseñanzas del Espiritismo. Libro del Evangelio según el Espiritismo, capítulo V, #26, el #27 y el #28. #26.
Ustedes preguntarán si les es permitido aligerar sus propias pruebas; esta pregunta tiene relación con esta otra: Al que se ahoga, ¿le es permitido el que procure salvarse? Al que se clava una espina, sacársela? Al que está enfermo, llame al médico? Las pruebas tienen por objeto ejercitar la inteligencia, del mismo modo que la paciencia y la resignación; un hombre puede nacer en una posición penosa y embarazosa, precisamente para obligarle a buscar los medios de vencer las dificultades. El mérito consiste en soportar sin murmurar las consecuencias de los males que no se pueden evitar, en perseverar en la lucha, en no desesperarse si no se sale bien del negocio, pero no en el abandono que sería más bien pereza que virtud. Naturalmente esta pregunta conduce a esta otra. Puesto que Jesús dijo: «Bienaventurados los afligidos», ¿hay mérito en proporcionarse aflicciones agravando sus pruebas con sufrimientos voluntarios? A esto contestaré muy claro. Sí; hay un gran mérito cuando los sufrimientos y las privaciones tienen por objeto el bien del prójimo, porque es la caridad por el sacrificio; no; cuando no tienen otro objeto que uno mismo, porque eso es egoísmo por fanatismo. Aquí debe hacerse una gran distinción; en cuanto a tu personalidad, alégrate con las pruebas que Dios te envía, y no aumentes la carga ya de por sí muy pesada a veces; acéptalas sin murmurar y con fé, es todo lo que él te pide. No debilites tú cuerpo con privaciones inútiles y maceraciones sin objeto, porque debes tener necesidad de todas tus fuerzas para cumplir tu misión de trabajo en la tierra. Torturar y martirizar voluntariamente tu cuerpo es contravenir a la ley de Dios, que te dá los medios de sostenerte y fortificarte; debilitar tu cuerpo sin necesidad, es un verdadero suicidio. Usa, pero no abuses, tal es la ley; el abuso de las mejores cosas, lleva consigo mismo el castigo en sus consecuencias inevitables. Otra cosa es con respecto a los sufrimientos que uno se impone para el alivio del prójimo. Si sufres frio y hambre para calentar y alimentar al que tiene necesidad, y si tu cuerpo padece, este es un sacrificio que Dios bendice. Ustedes, los que dejan sus perfumados tocadores para ir a las infectadas bohardillas a llevar el consuelo; ustedes, los que ensucian sus delicadas manos, curando llagas; ustedes, los que se privan del sueño, para velar a la cabecera del enfermo que es tú hermano en Dios; ustedes, en fin, los que gastan su salud, en la práctica de las buenas obras, ya tienen su silicio, verdadero silicio de bendición, porque los goces del mundo no han secado su corazón; no te has dormido en el seno de las voluptuosidades enervadoras de la fortuna, sino que te has convertido en los ángeles consoladores de los pobres desheredados. Más ustedes, los que se retiran del mundo para evitar sus seducciones y vivir en el aislamiento ¿para qué sirves en la tierra? ¿En dónde está tú valor en las pruebas, puesto que huyes de la lucha y evitas el combate? Si quieres un silicio, aplícalo a tú alma y no a tu cuerpo, mortifica tu Espíritu y no tú carne; azota tu orgullo, recibe las humillaciones sin quejarte; martiriza tu amor propio; sean fuertes contra el dolor de la injuria y de la calumnia más punzante que el dolor corporal. Ese es el verdadero silicio, cuyas heridas te serán tomadas en cuenta, porque atestiguarán tú valor y tú sumisión a la voluntad de Dios. (UN ÁNGEL GUARDIAN. París, 1863.). #27. ¡Debe ponerse término a las pruebas del prójimo, cuando se puede, o por respeto a la ley de Dios, se las ha de dejar seguir su curso? Les hemos dicho y repetido muchas veces que están en esa tierra de Expiación para acabar tus pruebas, y que todo lo que te sucede es consecuencia de tus existencias anteriores, el interés de la deuda que debes pagar. Pero este pensamiento provoca en ciertas personas reflexiones que es necesario cortar, porque podrían tener funestas consecuencias. Algunos piensan que desde el momento que se está en la tierra para expiar, es menester que las pruebas sigan su curso. Los hay también que llegan a creer que no solamente no debe hacerse nada para atenuarlas, sino por el contrario es menester contribuir a hacerlas más provechosas recrudeciéndolas; esto es un gran error. Sí, tus pruebas deben seguir el curso que Dios las ha trazado, ¿pero conoces acaso ese curso? ¿Sabes hasta que punto deben llegar, y si tú Padre misericordioso ha dicho al sufrimiento de tal o cual de tus hermanos: «De aquí no pasarás?». ¿Sabes sí su providencia lo ha elegido, no como un instrumento de suplicio para agravar los sufrimientos del culpable, sino como el bálsamo de consuelo que debe cicatrizar las llagas que su justicia había abierto? No digas, pues, cuando veas herido a uno de tus hermanos: "Es la justicia de Dios, es preciso que siga su curso; sino dirás lo contrario: veamos que medios nuestro Padre misericordioso ha puesto a mi alcance para aliviar los sufrimientos de mi hermano. Veamos si mis consuelos morales, mi apoyo material, mis consejos podrán ayudarle a sobrellevar esta prueba con más fuerza, paciencia y resignación. Veamos también si Dios ha puesto en mis manos los medios de hacer cesar ese sufrimiento; si me ha sido dado también a mí como una prueba, puede ser como Expiación, cortar el mal y reemplazarlo por la tranquilidad. Ayuda, pues, siempre en tus pruebas respectivas, y no te consideres jamás como instrumentos de tormento: este pensamiento debe desagradar a todo hombre de corazón, mayormente a todo espiritista; porque el espiritista debe comprender mejor que los otros, la extensión infinita de la bondad de Dios. El espiritista debe pensar que su vida entera, ha de ser un acto de amor y de abnegación; que cualquier cosa que haga para contrarestar las decisiones del Señor, su justicia seguirá su curso. Puede, pues, sin miedo hacer todos los esfuerzos para endulzar la amargura de la expiación, pero sólo Dios es el que puede detenerla o prolongarla, según lo juzgue más conveniente. ¿No habría un orgullo muy grande en el hombre, en creerse con derecho a exasperar la herida? en aumentar la dósis de veneno en el pecho del que sufre so pretexto de que tal es su expiación? Oh! Contempla siempre como un instrumento elegido para hacerla cesar. Reasumamos: Todos ustedes están en la tierra para expiar; pero todos sin excepción deben hacer todos sus esfuerzos para endulzar la expiación de tus hermanos, según la ley de amor y de caridad. (BERNARDINO, Espíritu protector. Bordeaux, 1863.) #28. Un hombre está en la agonía, presa de crueles tormentos; se sabe que no hay esperanza de salvarle; ¿es permitido ahorrarle algunos instantes de sufrimiento, precipitando su fin? ¿Quién le puede dar el derecho de prejuzgar los designios de Dios? ¿Acaso no puede conducir a un hombre al borde del sepulcro para sacarle de él, con el fin de hacerle volver en sí y conducirle a otras meditaciones? En cualquier estado que se encuentre un moribundo, nadie puede decir con certeza que haya llegado su última hora. ¿Acaso la ciencia no se ha engañado nunca en sus previsiones? Sé muy bien que hay casos que con razón pueden llamarse desesperados; pero si no queda esperanza de vida y de salud, ¿no hay innumerables ejemplos de que en el momento del último suspiro, el enfermo se reanima, y recobra sus facultades, por algunos instantes? Pues bien! Esa hora de gracia que se le concede puede tener para él la mayor importancia, porque ignorais las reflexiones que ha podido hacer su Espíritu en las convulsiones de la agonía, y los tormentos que puede ahorrarle un rayo de arrepentimiento! El materialista que sólo vé el cuerpo y nada le importa el alma, no puede comprender estas cosas; pero el espiritista que sabe lo que pasa más allá de la tumba, conoce el precio del último pensamiento. Mitiga los últimos sufrimientos tanto como puedas; pero guárdate de no abreviar la vida de nadie, aún cuando no sea sino un sólo minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir. (SAN Luis. París, 1860.).
http://soyespirita.blogspot.com/2012/03/no-al-aborto-y-si-la-vida.html
https://soyespirita.blogspot.com/2017/01/los-espiritistas-religiosos-de-brasil-y.html -
"Mitiga los últimos sufrimientos tanto como puedas; pero guárdate de no abreviar la vida de nadie, aún cuando no sea sino un sólo minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir".
Ese es el verdadero silicio, según las enseñanzas del Espiritismo. El Espiritismo respeta y fomenta la vida, nada justifica el matar o quitarle la vida a nadie. No permitas el aborto ni optes por la Eutanasia o muerte asistida, que ya es legal en algunos lugares del mundo. http://soyespirita.blogspot.com/2012/03/no-al-aborto-y-si-la-vida.html BIENAVENTURADOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN. —Dejad a los niños venir a mí.—Pecado de pensamiento. Adulterio.—Verdadera pureza. Manos no layadas.—Escándalos, sí tú mano te escandaliza, córtala.—Instrucciones de los Espíritus: Dejad venir a mí a los niños.— Bienaventurados los que tienen cerrados los ojos. Dejad venir a mí a los niños. 1. Bienaventurados los de corazón limpio: porque ellos verán a Dios. (S. Mateo, cap. V, v. 8.) 2. Y le presentaban unos niños para que les tocase. Más los discípulos reñían a los que les presentaban. —Y cuando los vio Jesús, lo llevó muy a mal, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo estorbeis: porque de los tales es el reino de Dios. —En verdad os digo: que el que no recibiere el reino de Dios como niño, no entrará en él. —Y abrazándolos y poniendo sobre ellos las manos, los bendecía. (S. Marcos, cap. X, v. de 13 a 16.) 3. La pureza de corazón es inseparable de la sencillez y de la humildad, excluye todo pensamiento de Egoísmo y Orgullo; por esto Jesús toma la infancia como emblema de esa pureza, como la tomó también por el de la humildad. Esta comparación podría no ser justa, si se considera que el Espíritu del niño puede ser muy viejo, y que trae naciendo otra vez a la vida corporal, las imperfecciones de las que no se despojó en las existencias precedentes; sólo un Espíritu llegado a la perfección podría darnos el tipo de la verdadera pureza. Más es exacta desde el punto de vista de la vida presente; porque el niño, no habiendo podido aún manifestar ninguna tendencia perversa, nos ofrece la imagen de la inocencia y del candor; así es que Jesús no dice de un modo absoluto que el reino de Dios es para ellos, sino para aquellos que se les parecen. 4. Puesto que el Espíritu del niño ha vivido ya, ¿por qué desde el nacimiento no se manifiesta tal cual es? Todo es sábio en las obras de Dios. El niño necesita cuidados delicados que sólo la ternura de una madre puede prodigarle, y esta ternura aumenta con la debilidad y la ingenuidad del niño. Para una madre, su hijo es siempre un ángel, y así debía ser para cautivar su solicitud; no hubiera podido abandonarse a su cariño, si en vez de la gracia sencilla, hubiese encontrado bajo las facciones infantiles, un carácter viril y las ideas de un adulto y ménos aún si hubiese conocido su pasado. Por otra parte, era preciso que la actividad del principio inteligente fuese proporcionada a la debilidad del cuerpo, que no hubiera podido resistir a una actividad demasiado grande del Espíritu, como se vé en los niños muy precoces. Por esto, desde que se aproxima la encarnación, el Espíritu entrando en turbación, pierde peco a poco la conciencia de sí mismo; por espacio de cierto período está en una especie de sueño, durante el cual, todas sus facultades se hallan en estado latente. Este estado transitorio es necesario para dar al Espíritu un nuevo punto de partida, y hacerle olvidar, en su nueva existencia terrestre, las cosas que hubieran podido estorbarle. Su pasado, sin embargo, reacciona sobre él, y renace a más ámplia vida, más fuerte moral e intelectualmente, sostenido y secundado por la intuición que conserva de la experiencia adquirida. Desde su nacimiento, sus ideas vuelven a tomar gradualmente su vuelo a medida que se desarrollan sus órganos; pudiendo decirse que, durante los primeros años, el Espíritu es verdaderamente niño porque las ideas que forman el fondo de su carácter están aún embotadas. Durante el tiempo que sus instintos dormitan, es más flexible y por lo mismo más accesible a las impresiones que pueden modificar su naturaleza y hacerle progresar, y más dócil al cuidado de los padres. El Espíritu reviste, pues, por una temporada el ropage de la inocencia, y Jesús dice la verdad, cuando a pesar de la anterioridad del alma, toma al niño por emblema de la pureza y de la sencillez. Entonces, los Espiritistas Verdaderos, que saben qué es y qué no es el Espiritismo, saben que la vida se respeta, y que la misión de los viejos, debe completarse, por encima de la consideración de los más jovenes. Debe preservarse la vida, no importa la edad, pero la del viejo es y debe ser intocable. Es entonces, surgen las "Opiniones Personales", aisladas que el Espiritismo no puede responsabilizarse. Me siento satisfecho en saber, que Dios y su justicia respetan la vida. En este mundo de pruebas y Expiación, la mayoría cree que pueden decidir por el destino de los demas, sin preocuparse por su propio adelanto espiritual. Creo firmemente en el respeto a la vidad. ¿Y tú que piensas?... ______________________
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La Eutanasia no es una justificación al suicidio segun el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo 🌍, el Verdadero Espiritismo...
Los que justifican la Eutanasia, que es Suicidio Asistido legal en algunos paises, es hacer creer que es un acto compasivo el permitir quitarte la vida, es convertir en complices de tú suicidio, a familiares y amigos, que mancharan sus manos de sangre, por ignorancia espiritual, justificados por evitar dolor y sufrimiento FÍSICO...
La Eutanasia NO ES APROBADA por el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo 🌏, el VERDADERO ESPIRITISMO ni por DIOS, OMNIPOTENTE... Dios es pro vida... recuerda tú puedes evitar el Suicidio, con sólo tú voluntad de no querer hacerlo, sólo tú lo puedes superar, RECHAZA ese mal pensamiento y ese mal pensamiento se tendrá que desaparecer de tú mente... al menos Intentalo...
Respeto a la vida. ESEE, Capítulo V, #26, el #27 y el #28. Pruebas voluntarias. El verdadero silicio, según las enseñanzas del Espiritismo. Libro del Evangelio según el Espiritismo, capítulo V, #26, el #27 y el #28. #26.
Ustedes preguntarán si les es permitido aligerar sus propias pruebas; esta pregunta tiene relación con esta otra: Al que se ahoga, ¿le es permitido el que procure salvarse? Al que se clava una espina, sacársela? Al que está enfermo, llame al médico? Las pruebas tienen por objeto ejercitar la inteligencia, del mismo modo que la paciencia y la resignación; un hombre puede nacer en una posición penosa y embarazosa, precisamente para obligarle a buscar los medios de vencer las dificultades. El mérito consiste en soportar sin murmurar las consecuencias de los males que no se pueden evitar, en perseverar en la lucha, en no desesperarse si no se sale bien del negocio, pero no en el abandono que sería más bien pereza que virtud. Naturalmente esta pregunta conduce a esta otra. Puesto que Jesús dijo: «Bienaventurados los afligidos», ¿hay mérito en proporcionarse aflicciones agravando sus pruebas con sufrimientos voluntarios? A esto contestaré muy claro. Sí; hay un gran mérito cuando los sufrimientos y las privaciones tienen por objeto el bien del prójimo, porque es la caridad por el sacrificio; no; cuando no tienen otro objeto que uno mismo, porque eso es egoísmo por fanatismo. Aquí debe hacerse una gran distinción; en cuanto a tu personalidad, alégrate con las pruebas que Dios te envía, y no aumentes la carga ya de por sí muy pesada a veces; acéptalas sin murmurar y con fé, es todo lo que él te pide. No debilites tú cuerpo con privaciones inútiles y maceraciones sin objeto, porque debes tener necesidad de todas tus fuerzas para cumplir tu misión de trabajo en la tierra. Torturar y martirizar voluntariamente tu cuerpo es contravenir a la ley de Dios, que te dá los medios de sostenerte y fortificarte; debilitar tu cuerpo sin necesidad, es un verdadero suicidio. Usa, pero no abuses, tal es la ley; el abuso de las mejores cosas, lleva consigo mismo el castigo en sus consecuencias inevitables. Otra cosa es con respecto a los sufrimientos que uno se impone para el alivio del prójimo. Si sufres frio y hambre para calentar y alimentar al que tiene necesidad, y si tu cuerpo padece, este es un sacrificio que Dios bendice. Ustedes, los que dejan sus perfumados tocadores para ir a las infectadas bohardillas a llevar el consuelo; ustedes, los que ensucian sus delicadas manos, curando llagas; ustedes, los que se privan del sueño, para velar a la cabecera del enfermo que es tú hermano en Dios; ustedes, en fin, los que gastan su salud, en la práctica de las buenas obras, ya tienen su silicio, verdadero silicio de bendición, porque los goces del mundo no han secado su corazón; no te has dormido en el seno de las voluptuosidades enervadoras de la fortuna, sino que te has convertido en los ángeles consoladores de los pobres desheredados. Más ustedes, los que se retiran del mundo para evitar sus seducciones y vivir en el aislamiento ¿para qué sirves en la tierra? ¿En dónde está tú valor en las pruebas, puesto que huyes de la lucha y evitas el combate? Si quieres un silicio, aplícalo a tú alma y no a tu cuerpo, mortifica tu Espíritu y no tú carne; azota tu orgullo, recibe las humillaciones sin quejarte; martiriza tu amor propio; sean fuertes contra el dolor de la injuria y de la calumnia más punzante que el dolor corporal. Ese es el verdadero silicio, cuyas heridas te serán tomadas en cuenta, porque atestiguarán tú valor y tú sumisión a la voluntad de Dios. (UN ÁNGEL GUARDIAN. París, 1863.). #27. ¡Debe ponerse término a las pruebas del prójimo, cuando se puede, o por respeto a la ley de Dios, se las ha de dejar seguir su curso? Les hemos dicho y repetido muchas veces que están en esa tierra de Expiación para acabar tus pruebas, y que todo lo que te sucede es consecuencia de tus existencias anteriores, el interés de la deuda que debes pagar. Pero este pensamiento provoca en ciertas personas reflexiones que es necesario cortar, porque podrían tener funestas consecuencias. Algunos piensan que desde el momento que se está en la tierra para expiar, es menester que las pruebas sigan su curso. Los hay también que llegan a creer que no solamente no debe hacerse nada para atenuarlas, sino por el contrario es menester contribuir a hacerlas más provechosas recrudeciéndolas; esto es un gran error. Sí, tus pruebas deben seguir el curso que Dios las ha trazado, ¿pero conoces acaso ese curso? ¿Sabes hasta que punto deben llegar, y si tú Padre misericordioso ha dicho al sufrimiento de tal o cual de tus hermanos: «De aquí no pasarás?». ¿Sabes sí su providencia lo ha elegido, no como un instrumento de suplicio para agravar los sufrimientos del culpable, sino como el bálsamo de consuelo que debe cicatrizar las llagas que su justicia había abierto? No digas, pues, cuando veas herido a uno de tus hermanos: "Es la justicia de Dios, es preciso que siga su curso; sino dirás lo contrario: veamos que medios nuestro Padre misericordioso ha puesto a mi alcance para aliviar los sufrimientos de mi hermano. Veamos si mis consuelos morales, mi apoyo material, mis consejos podrán ayudarle a sobrellevar esta prueba con más fuerza, paciencia y resignación. Veamos también si Dios ha puesto en mis manos los medios de hacer cesar ese sufrimiento; si me ha sido dado también a mí como una prueba, puede ser como Expiación, cortar el mal y reemplazarlo por la tranquilidad. Ayuda, pues, siempre en tus pruebas respectivas, y no te consideres jamás como instrumentos de tormento: este pensamiento debe desagradar a todo hombre de corazón, mayormente a todo espiritista; porque el espiritista debe comprender mejor que los otros, la extensión infinita de la bondad de Dios. El espiritista debe pensar que su vida entera, ha de ser un acto de amor y de abnegación; que cualquier cosa que haga para contrarestar las decisiones del Señor, su justicia seguirá su curso. Puede, pues, sin miedo hacer todos los esfuerzos para endulzar la amargura de la expiación, pero sólo Dios es el que puede detenerla o prolongarla, según lo juzgue más conveniente. ¿No habría un orgullo muy grande en el hombre, en creerse con derecho a exasperar la herida? en aumentar la dósis de veneno en el pecho del que sufre so pretexto de que tal es su expiación? Oh! Contempla siempre como un instrumento elegido para hacerla cesar. Reasumamos: Todos ustedes están en la tierra para expiar; pero todos sin excepción deben hacer todos sus esfuerzos para endulzar la expiación de tus hermanos, según la ley de amor y de caridad. (BERNARDINO, Espíritu protector. Bordeaux, 1863.) #28. Un hombre está en la agonía, presa de crueles tormentos; se sabe que no hay esperanza de salvarle; ¿es permitido ahorrarle algunos instantes de sufrimiento, precipitando su fin? ¿Quién le puede dar el derecho de prejuzgar los designios de Dios? ¿Acaso no puede conducir a un hombre al borde del sepulcro para sacarle de él, con el fin de hacerle volver en sí y conducirle a otras meditaciones? En cualquier estado que se encuentre un moribundo, nadie puede decir con certeza que haya llegado su última hora. ¿Acaso la ciencia no se ha engañado nunca en sus previsiones? Sé muy bien que hay casos que con razón pueden llamarse desesperados; pero si no queda esperanza de vida y de salud, ¿no hay innumerables ejemplos de que en el momento del último suspiro, el enfermo se reanima, y recobra sus facultades, por algunos instantes? Pues bien! Esa hora de gracia que se le concede puede tener para él la mayor importancia, porque ignorais las reflexiones que ha podido hacer su Espíritu en las convulsiones de la agonía, y los tormentos que puede ahorrarle un rayo de arrepentimiento! El materialista que sólo vé el cuerpo y nada le importa el alma, no puede comprender estas cosas; pero el espiritista que sabe lo que pasa más allá de la tumba, conoce el precio del último pensamiento. Mitiga los últimos sufrimientos tanto como puedas; pero guárdate de no abreviar la vida de nadie, aún cuando no sea sino un sólo minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir. (SAN Luis. París, 1860.).
http://soyespirita.blogspot.com/2012/03/no-al-aborto-y-si-la-vida.html
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"Mitiga los últimos sufrimientos tanto como puedas; pero guárdate de no abreviar la vida de nadie, aún cuando no sea sino un sólo minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir".
Ese es el verdadero silicio, según las enseñanzas del Espiritismo. El Espiritismo respeta y fomenta la vida, nada justifica el matar o quitarle la vida a nadie. No permitas el aborto ni optes por la Eutanasia o muerte asistida, que ya es legal en algunos lugares del mundo. http://soyespirita.blogspot.com/2012/03/no-al-aborto-y-si-la-vida.html BIENAVENTURADOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN. —Dejad a los niños venir a mí.—Pecado de pensamiento. Adulterio.—Verdadera pureza. Manos no layadas.—Escándalos, sí tú mano te escandaliza, córtala.—Instrucciones de los Espíritus: Dejad venir a mí a los niños.— Bienaventurados los que tienen cerrados los ojos. Dejad venir a mí a los niños. 1. Bienaventurados los de corazón limpio: porque ellos verán a Dios. (S. Mateo, cap. V, v. 8.) 2. Y le presentaban unos niños para que les tocase. Más los discípulos reñían a los que les presentaban. —Y cuando los vio Jesús, lo llevó muy a mal, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo estorbeis: porque de los tales es el reino de Dios. —En verdad os digo: que el que no recibiere el reino de Dios como niño, no entrará en él. —Y abrazándolos y poniendo sobre ellos las manos, los bendecía. (S. Marcos, cap. X, v. de 13 a 16.) 3. La pureza de corazón es inseparable de la sencillez y de la humildad, excluye todo pensamiento de Egoísmo y Orgullo; por esto Jesús toma la infancia como emblema de esa pureza, como la tomó también por el de la humildad. Esta comparación podría no ser justa, si se considera que el Espíritu del niño puede ser muy viejo, y que trae naciendo otra vez a la vida corporal, las imperfecciones de las que no se despojó en las existencias precedentes; sólo un Espíritu llegado a la perfección podría darnos el tipo de la verdadera pureza. Más es exacta desde el punto de vista de la vida presente; porque el niño, no habiendo podido aún manifestar ninguna tendencia perversa, nos ofrece la imagen de la inocencia y del candor; así es que Jesús no dice de un modo absoluto que el reino de Dios es para ellos, sino para aquellos que se les parecen. 4. Puesto que el Espíritu del niño ha vivido ya, ¿por qué desde el nacimiento no se manifiesta tal cual es? Todo es sábio en las obras de Dios. El niño necesita cuidados delicados que sólo la ternura de una madre puede prodigarle, y esta ternura aumenta con la debilidad y la ingenuidad del niño. Para una madre, su hijo es siempre un ángel, y así debía ser para cautivar su solicitud; no hubiera podido abandonarse a su cariño, si en vez de la gracia sencilla, hubiese encontrado bajo las facciones infantiles, un carácter viril y las ideas de un adulto y ménos aún si hubiese conocido su pasado. Por otra parte, era preciso que la actividad del principio inteligente fuese proporcionada a la debilidad del cuerpo, que no hubiera podido resistir a una actividad demasiado grande del Espíritu, como se vé en los niños muy precoces. Por esto, desde que se aproxima la encarnación, el Espíritu entrando en turbación, pierde peco a poco la conciencia de sí mismo; por espacio de cierto período está en una especie de sueño, durante el cual, todas sus facultades se hallan en estado latente. Este estado transitorio es necesario para dar al Espíritu un nuevo punto de partida, y hacerle olvidar, en su nueva existencia terrestre, las cosas que hubieran podido estorbarle. Su pasado, sin embargo, reacciona sobre él, y renace a más ámplia vida, más fuerte moral e intelectualmente, sostenido y secundado por la intuición que conserva de la experiencia adquirida. Desde su nacimiento, sus ideas vuelven a tomar gradualmente su vuelo a medida que se desarrollan sus órganos; pudiendo decirse que, durante los primeros años, el Espíritu es verdaderamente niño porque las ideas que forman el fondo de su carácter están aún embotadas. Durante el tiempo que sus instintos dormitan, es más flexible y por lo mismo más accesible a las impresiones que pueden modificar su naturaleza y hacerle progresar, y más dócil al cuidado de los padres. El Espíritu reviste, pues, por una temporada el ropage de la inocencia, y Jesús dice la verdad, cuando a pesar de la anterioridad del alma, toma al niño por emblema de la pureza y de la sencillez. Entonces, los Espiritistas Verdaderos, que saben qué es y qué no es el Espiritismo, saben que la vida se respeta, y que la misión de los viejos, debe completarse, por encima de la consideración de los más jovenes. Debe preservarse la vida, no importa la edad, pero la del viejo es y debe ser intocable. Es entonces, surgen las "Opiniones Personales", aisladas que el Espiritismo no puede responsabilizarse. Me siento satisfecho en saber, que Dios y su justicia respetan la vida. En este mundo de pruebas y Expiación, la mayoría cree que pueden decidir por el destino de los demas, sin preocuparse por su propio adelanto espiritual. Creo firmemente en el respeto a la vidad. ¿Y tú que piensas?... ______________________
Y que pasa con un niño inosente que dormido está y de pronto se le quita la vida por sus propios padres suicidas, si el niño apenas de un año. No tiene desiciones propias...... por favor me explicá sr. Frank
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