Dios no está a favor de ningún lado en un combate, pero los Espíritus Buenos optan por defender el lado beligerante, y ya sabemos que los Malos Espíritus siempre estarán en lado de la maldad,
... hay espíritus que sólo procuran la discordia y la destrucción. Para ellos la guerra es la guerra, y poco se curan de la justicia de la causa
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Ley de Destrucción en el Libro de Los Espíritus. Lo que vosotros llamáis destrucción no es más que una "Transformación Moral".
*** Se destruye lo viejo y lo sustituye el comportamiento MORAL.
*** La ley de Destrucción, no significa literalmente destrucción material de los planetas, catástrofes, ni incluyó calamidades.
Las Pademias ocasionadas por las enfermedades que contagian el hombre, cómo el CORONAVIRUS, o Covid-19, creado en laboratorios, por el hombre, o por mutación, ocasionado por las costumbres, modos de alimentación o hasta incluso por la naturaleza.
Además, de que no es de orden material, sino de orden natural, según las leyes naturales dadas por Dios en su revelaciones de la "Eterna Verdad" puestas por escrito en los contenidos de los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec.
Soy Espírita por Convicción...
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TEMA en el contenido en éste vídeo : "CALAMIDADES DESTRUCTORAS, Guerras, ESPÍRITUS y las BATALLAS, libro los Espíritus, Soy Espírita 2"...
Veamos EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS...
CAPÍTULO IX
INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS EN EL
MUNDO CORPORAL
LOS ESPÍRITUS DURANTE LAS BATALLAS
541. ¿En una batalla hay espíritus que asisten a ella y sostienen a cada bando?
«Sí, y estimulan su valor».
Así en otros tiempos nos representaban los antiguos a los dioses tomando parte a favor de tal o cuál forma pueblo. Éstos dioses no eran más que espíritus representados bajo figuras alegóricas.
542. En una guerra siempre está la justicia de parte de uno de los beligerantes, ¿cómo los espíritus se interesan por el que no tiene razón?
«Ya sabes perfectamente que hay espíritus que sólo procuran la discordia y la destrucción. Para ellos la guerra es la guerra, y poco se curan de la justicia de la causa».
543. ¿Ciertos espíritus pueden influir en el general para la concepción de sus planes de
campaña?
«Sin duda alguna pueden los espíritus influir para éste objeto como para todas las concepciones».
544. ¿Los espíritus malos podrían sugerirle malas combinaciones para perderle?
«Sí; ¿pero no tiene su libre albedrío? Si su juicio no le permite distinguir la idea exacta de la falsa, sufre las consecuencias, y mejor le sentaría obedecer que mandar».
545. ¿Puede a veces ser guiado el general por una especie de doble vista, vista intuitiva que le presente anticipada-mente el resultado de sus combinaciones?
«Así sucede generalmente en el hombre de genio, a lo que llama su inspiración y hace que obre con cierta exactitud. Ésa inspiración procede de los espíritus que le dirigen y aprovechan las facultades de que está dotado».
546. En la confusión del combate, ¿qué se hace de los espíritus de los que sucumben? ¿Continúan interesándose en la acción después de la muerte?
«Algunos se interesan, otros se alejan».
En los combates sucede lo que en todos los casos de muerte violenta; en el primer momento el espirltuestá sorprendido y como aturdido, y no se cree muerto. Parécele que aún toma parte en la acción, y sólopoco a poco encuentra la realidad
547. Los espíritus que combatían cuándo vivos, ¿se reconocen después de muertos como enemigos y están aún encolerizados entre sí?
«En semejantes momentos nunca está apacible el espíritu y en el primer instante puede aún acometer a su enemigo y hasta perseguirle; pero cuándo recobra las ideas, ve que su animosidad carece de objeto. Puede, no obstante conservar vestigios más o menos pronunciados según su carácter».
547.a -¿Percibe aún el ruido de las armas?
«Sí, perfectamente».
548. ¿El espíritu que asiste impasible cómo espectador a un combate, es testigo v la
separación del alma y el cuerpo, y cómo se le presenta este fenómeno?
«Hay pocas muertes completamente repentinas. La mayor parte de las veces el espíritu cuyo cuerpo acaba de ser mortalmente herido no tiene de pronto conciencia de ello; cuándo empieza a reconocerse, es cuándo puede distinguirse al espíritu agitándose alrededordel cuerpo, lo que le parece tan natural que la presencia del cadáver no le ocasiona efectoalguno desagradable. Reconcentrada toda la vida en el espíritu. sólo él llama la atención, conél se habla o a él es a quien se manda».
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Continuamos con el Libro de Los Espíritus...
CALAMIDADES DESTRUCTORAS
737. ¿Con qué objeto castiga Dios a la humanidad con calamidades destructoras?
«Para hacerla adelantar con más rapidez. ¿No hemos dicho que la destrucción es necesaria para la regeneración moral de los espíritus, que adquieren en cada nueva existencia un nuevo grado de perfección? Es preciso ver el fin para apreciar los resultados. Vosotros no los juzgáis más que desde vuestro punto de vista personal, y los llamáis calamidades a consecuencia del perjuicio que os ocasionan; pero éstos trastornos son necesarios a veces para hacer que se establezca más prontamente un orden de cosas mejor, y en algunos años lo que hubiese exigido muchos siglos». (744)
738. ¿No podría emplear Dios otros medios que las calamidades destructoras para el mejoramiento de la humanidad?
«Sí, y los emplea cada día, puesto que ha dado a cada uno los medios de progresar con el conocimiento del bien y del mal. El hombre es quién no los aprovecha, y es preciso castigarle en su orgullo y hacerle comprender su debilidad».
738a, -Pero en ésas calamidades sucumbe lo mismo el hombre de bién que el perverso, ¿es ésto justo?
«Durante la vida, el hombre lo refiere todo al cuerpo; pero después de la muerte, piensa de distinto modo, y según hemos dicho, la vida del cuerpo es poca cosa. Un siglo de vuestro mundo es un relámpago en la eternidad, y los sufrimientos que llamáis de algunos meses o de algunos días no son nada, son para vosotros una enseñanza que os aprovecha en el porvenir. Los espíritus, he aquí el mundo real, preexistente y sobreviviente a todo. (85) Ellos son los hijos de Dios y objeto de toda su predilección; los cuerpos no son más que los disfraces con que aquéllos aparecen en el mundo. En las grandes calamidades que diezman a los hombres, resulta lo que un ejército que, durante la guerra, ve sus vestidos gastados, rotos o perdidos. El general cuida más de sus soldados que de sus vestidos».
738b-Pero las víctimas de esas calamidades, ¿no dejan de ser víctimas?
«Sí se considera la vida tal como es, y cuán poca cosa es con relación al infinito, se le daría menos importancia. Ésas víctimas hallarán en otras existencias la completa compensación de sus sufrimientos, sí saben soportarlos sin murmurar».
Que muramos a consecuencia de una calamidad, o de una causa ordinaria, no deja de sernos indispensable morir, cuándo nos toca la hora de marchar; sólo hay la diferencia de que marcha a la vez mayor número. Sí pudiéramos elevarnos con el pensamiento, de modo que dominásemos la humanidad y la abrazásemos en su conjunto, ésas terribles calamidades no nos parecerían más que huracanes pasajeros en el destino del mundo.
739. ¿Las calamidades destructoras tienen una utilidad físicamente consideradas a pesar de los males que ocasionan?
«Sí; pues a veces cambian el estado de una comarca; pero el bien que de ellas resulta no es apreciado con frecuencia más que por las generaciones futuras».
740. ¿No serán igualmente las calamidades pruebas morales para el hombre, que le ponen en lucha con las más duras necesidades?
«Las calamidades son pruebas que proporcionan al hombre ocasión de ejercer su inteligencia, de probar su paciencia y resignación a la voluntad de Dios, y le ponen en condición de desplegar sus sentimientos de abnegación, de desinterés y de amor al prójimo, sino está dominado por el egoísmo».
741. ¿Es dado al hombre conjurar las calamidades que le afligen?
«Por una parte, sí; pero no como generalmente se entiende. Muchas calamidades son consecuencia de su imprevisión, y a medida que adquieren conocimientos y experiencias, puede conjurarlas, es decir, prevenirlas, si sabe buscar sus causas. Pero entre los males que afligen a la humanidad, los hay generales que pertenecen a los secretos de la Providencia, y cuyas consecuencias afectan más o menos a todos los individuos. A éstos el hombre no puede oponer más que resignación a la voluntad de Dios, pero aún éstos mismos males son agravados por la incuria humana».
Entre las calamidades destructoras, naturales e independientes del hombre, deben colocarse, en primer término, la peste, la carestía, las inundaciones, las intemperies fatales a los productos de la tierra. Pero en la ciencia, en los trabajos, del arte, en el perfeccionamiento de la agricultura, en las amelgas y regadíos y en el estudio de las condiciones higiénicas, ¿no ha encontrado el hombre medios de neutralizar, o por lo menos, de atenuar muchos desastres? Ciertas comarcas en otros tiempos asoladas por terribles calamidades, ¿no están hoy libres de ellas? ¿Qué no conseguirá, pues, el hombre para su bienestar, cuándo sepa aprovechar todos los recursos de su inteligencia, y cuándo a los cuidados de su conservación personal sepa unir el sentimiento de una verdadera caridad para con sus semejantes? (707)
GUERRAS 742 - 745
742. ¿Qué causa arrastra al hombre a la guerra?
«Predominio de la naturaleza animal sobre la espiritual y dominación de las pasiones. En estado de barbarie, los pueblos no conocen otro derecho que el del más fuerte, y de aquí que la guerra sea su estado normal. A medida que el hombre progresa, se hace menos frecuente aquélla; porque éste evita sus causas, y cuándo la guerra es necesaria, el hombre la hace con humanidad».
743. ¿Desaparecerá algún día la guerra de la tierra?
«Sí, cuando los hombres comprendan la justicia, y practiquen la ley de Dios; entonces serán hermanos todos los pueblos».
744. ¿Cuál ha sido el objeto de la Providencia, haciendo necesaria la guerra?
«La libertad y el progreso».
744. Sí la guerra ha de producir el efecto de llegar a la libertad, ¿a qué se debe que tenga con frecuencia por fin y resultado la dominación?
«Dominación momentánea para cansar a los pueblos, a fin de hacerles llegar más pronto».
745. ¿Qué debemos pensar del que suscita la guerra en beneficio suyo?
«Éste es el verdadero culpable, y le serán precisas muchas existencias para expiar todos los asesinatos, que con su conducta habrá originado, porque responderá de cada hombre cuya muerte haya causado por satisfacer su ambición».
ASESINATO
746. ¿El asesinato es un crimen a los ojos de Dios?«Sí, un gran crimen; porque el que quita la vida a su semejante corta una vida de expiación o de misión, y en esto consiste el mal».
747. ¿El asesinato tiene siempre el mismo grado de culpabilidad?
«Ya lo hemos dicho, Dios es justo, y juzga más la intención que el hecho».
748. ¿Dios excusa el asesinato en caso de legítima defensa?
«Sólo la necesidad puede excusarlo; pero, sí se puede salvar la vida sin atentar a la delagresor, debe hacerse».
749. ¿Es culpable el hombre de los asesinatos que comete en la guerra?
«No, cuándo se ve obligado a ello; pero es culpable de las crueldades que comete, y le será tomada en cuenta su humanidad».
750. ¿Cuál es más culpable ante Dios, el infanticidio o el parricidio?
«Ambos lo son igualmente; porque todo crimen es un crimen».
751. ¿De dónde procede que en ciertos pueblos, ya adelantados bajo el punto de vista intelectual, sea una costumbre el y esté consagrado por la legislación?
«El desarrollo intelectual no lleva consigo la necesidad del bien, y el espíritu superior en inteligencia puede ser malo. Así sucede al que ha vivido mucho sin mejorarse: sabe».
CRUELDAD
752. ¿Puede referirse el sentimiento de crueldad al instinto de destrucción?
«Es el instinto de destrucción en lo que tiene de más malo; porque si la destrucción es a veces una necesidad, no lo es nunca la crueldad, que siempre es resultado de una mala naturaleza».
753. ¿De dónde procede que la crueldad es el carácter dominante de los pueblos primitivos?
«En los pueblos primitivos, como tú los llamas, la materia predomina sobre el espíritu; se entregan a los instintos del bruto, y como no tienen otras necesidades que las de la vida del cuerpo, sólo piensan en su conservación personal, y esto es lo que les hace generalmente crueles. Y además los pueblos, cuyo desarrollo es imperfecto, están bajo el dominio de los espíritus igualmente imperfectos, que les son simpáticos, hasta que otros pueblos más adelantados destruyen o amenguan esa influencia».
754. ¿La crueldad no se origina en la ausencia del sentido moral?
«Di que el sentido moral no está desarrollado; pero no que está ausente, puesto que existe en principio en todos los hombres, y este sentido moral es el que más tarde los convierte en seres buenos y humanitarios. Existe, pues, el salvaje; pero reside en él como el principio del perfume está en el germen de la flor antes de que ésta se abra».
Todas las facultades existen en el hombre en estado rudimentario o latente, y se desarrollan según que las circunstancias les son más o menos favorables. El desenvolvimiento excesivo de las unas contiene o neutraliza el de las otras. La sobreexcitación de los instintos materiales ahoga, por decirlo así, el sentido moral, como el desarrollo de éste debilita poco a poco las facultades puramente animales.
755 ¿A qué se debe que en el seno de la más adelantada civilización, se encuentren seres tan crueles a veces como los salvajes?
«Como en un árbol cargado de buen fruto se encuentran abortos. Esos tales son, si así lo quieres, salvajes que sólo tienen la capa de la civilización, lobos extraviados en medio de los corderos. Espíritus de un orden inferior y muy atrasados pueden encarnarse entre hombres adelantados con la esperanza de progresar; pero, si la prueba es muy pesada, la índole primitiva domina».
756. ¿La sociedad de los hombres de bien estará purificada algún día de esos seres malhechores?
«La humanidad progresa. Esos hombres dominados por el instinto del mal y que están fuera de su centro, hallándose entre las gentes de bien, desaparecerán poco a poco, como el grano malo es separado del bueno, cuando éste ha sido echado; pero para renacer bajo otra envoltura y como tendrán más experiencias, comprenderán mejor el mal y el bien. Tienes un ejemplo en las plantas y los animales que el hombre tiene el arte de perfeccionar, y en los cuales desarrolla nuevas cualidades. Pues bien, el perfeccionamiento no es completo hasta después de muchas generaciones. Ésta es la imagen de las diferentes existencias del hombre».
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Conclusión de Frank Montañez, en relación a éste artículo :
Dios no está a favor de ningún lado en un combate, pero los Espíritus Buenos pueden optar por defender el lado bueno, y ya sabemos que los Malos Espíritus siempre estarán en lado de la maldad.
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