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Libro de Los Espíritus - Libro Segundo – Capítulo I, #99. Los Espíritus del tercer orden, ¿son
todos esencialmente malos?
“No,
algunos no hacen ni el bien ni el mal. Otros, por el contrario, se complacen en
el mal y están satisfechos cuándo encuentran la ocasión de hacerlo. Por otra
parte, también están los Espíritus frívolos o duendes, más revoltosos que
malignos, que se complacen antes con la malicia
que con la maldad, y que encuentran
placer en engañar y causar pequeñas contrariedades, de las que se ríen.”
Tercer orden. – Espíritus imperfectos...
#101. Caracteres generales. – Predominio de la materia sobre el
espíritu. Propensión al mal. Ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las pasiones malas que derivan de él. Tienen la intuición de Dios,
pero no lo comprenden.
Acerca de los Espíritus...
No todos son esencialmente malos. En algunos hay más frivolidad, inconsecuencia y malicia que
verdadera maldad. Los hay que no hacen ni el bien ni el mal; pero sólo por el
hecho de no hacer el bien denotan su inferioridad. Otros, por el contrario, se
complacen en el mal y están satisfechos cuando encuentran la ocasión de
hacerlo. Puedenaliar la inteligencia a la maldad o a la malicia. No obstante, sea
cual fuere su desarrollo intelectual, sus ideas son poco elevadas y sus
sentimientos más o menos abyectos. Sus conocimientos acerca de las cosas del
mundo espírita son limitados,
y lo poco que saben de él se confunde con las ideas y los prejuicios de la vida
corporal. Sólo pueden darnos al respecto nociones falsas e incompletas. Con todo, el
observador atento suele encontrar en sus comunicaciones, aunque imperfectas, la
confirmación de las grandes verdades que enseñan los Espíritus superiores.
Su carácter se revela en el lenguaje que usan. Todo Espíritu que en sus
comunicaciones deje traslucir un pensamiento malo puede ser incluido en el tercer orden.
Por
consiguiente, todo pensamiento malo que se nos sugiera proviene de un Espíritu
de ese orden. Ven la felicidad de los buenos, y esa visión es para
ellos un tormento incesante, pues experimentan todas las angustias que la
envidia y los celos pueden producir. Conservan el recuerdo y la
percepción de los padecimientos de la vida corporal, y esa impresión suele ser
más penosa que la real. Sufren, pues, efectivamente, tanto por los males que soportaron
como por los que hicieron soportar a otros. Además, como sufren durante mucho
tiempo, creen que siempre habrán de sufrir. Dios, para castigarlos, quiere que
así lo crean. Podemos dividirlos en cinco clases principales.
#103. Novena clase. ESPÍRITUS FRÍVOLOS.
– Son ignorantes, maliciosos, inconsecuentes y
burlones. Se inmiscuyen en todo y a todo responden, sin preocuparse por la
verdad. Se complacen en causar leves molestias y pequeñas alegrías, generar
enredos, inducir
maliciosamente a error por medio de engaños y picar días. A esta
clase pertenecen los Espíritus vulgarmente designados con los nombres de
duendes, trasgos, gnomos y diablillos. Mantienen una relación de dependencia con los Espíritus
superiores, que los emplean a menudo del mismo modo que nosotros lo hacemos con
nuestros servidores. En sus comunicaciones con los hombres, su
lenguaje es a veces ingenioso y divertido, pero casi siempre falto de
profundidad. Captan los defectos y las ridiculeces de los hombres y los
expresan con rasgos mordaces y satíricos. Si utilizan nombres falsos, con frecuencia lo hacen más por
malicia que por maldad.
Libro de los
Espíritus
Simpatías y
antipatías terrenales
Libro Segundo –
Capítulo VII
#386. Dos seres que se han conocido y amado, ¿pueden encontrarse en
otra existencia corporal y reconocerse?
“Reconocerse,
no; pero sentirse atraídos mutuamente, sí. Con frecuencia, los lazos íntimos
basados en un afecto sincero no tienen otra causa. Dos seres se aproximan el
uno al otro por circunstancias aparentemente fortuitas, pero que son el
resultado de la atracción de dos Espíritus que se buscan entre la multitud.”
[386a] – ¿No sería más agradable para ellos el reconocerse?
“No
siempre. El recuerdo de las existencias pasadas tendría inconvenientes más
serios de lo que creéis. Después de la muerte se reconocerán y sabrán en qué
época han estado juntos.” (Véase el § 392.)
387. La simpatía, ¿tiene siempre por principio un conocimiento
anterior?
“No. Dos Espíritus que se corresponden se buscan naturalmente, sin
que se hayan conocido como hombres.”
#388. Los reencuentros que se producen a veces entre determinadas personas,
y que se atribuyen al acaso, ¿no serían el efecto de una especie de relaciones simpáticas?
“Entre
los seres pensantes existen lazos que todavía no conocéis. El magnetismo es la
brújula de esa ciencia que más tarde comprenderéis mejor.”
#389. ¿A qué se debe la repulsión instintiva que a primera vista experimentamos
hacia determinadas personas?
“Espíritus
antipáticos que se distinguen y se reconocen sin hablarse.”
#390. La antipatía instintiva, ¿es siempre un indicio de maldad
natural?
“Dos
Espíritus no son necesariamente malos por el hecho de que no simpaticen el uno
con el otro. La antipatía puede nacer de una falta de semejanza en la manera de
pensar. No obstante, a medida que se elevan, los matices se borran y la
antipatía desaparece.”
#391. La antipatía entre dos personas, ¿nace primero en aquella cuyo
Espíritu es más malo, o en la otra, cuyo Espíritu es mejor?
“En
ambas, pero las causas y los efectos son diferentes. Un Espíritu malo siente
antipatía por cualquiera que pueda juzgarlo y desenmascararlo. Al ver a una
persona por primera vez, sabe que va a ser desaprobado por ella. Su
distanciamiento se transforma en odio, en envidia, y le inspira el deseo de
hacer el mal. El Espíritu bueno siente repulsión hacia el malvado, porque sabe
que este no lo comprenderá y que no comparten los mismos sentimientos. No
obstante, con la certeza de su superioridad, no siente hacia el otro ni odio ni
envidia. Se limita a evitarlo y compadecerlo.”
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El Bien SIEMPRE prevalece sobre el Mal. Es entonces que la astucia y la sensatez está de lado del bien. El Orgullo del Espiritu Fuerte es obstinado, y sólo la astucia del Espiritu bueno es lo que prevalecerá.
3 de septiembre de 2013 a la(s) 14:32
Claro que los puedes sacar, procura ser mejor cada día y lograrás superioridad Moral sobre cualquier mal Espíritu que se acerque a tu casa, y lo debes rechazar con severidad, él deberá ceder y se irá. Se le debe demostrar al Espíritu Impuro o Imperfecto que tú no eres ningún “Juguete” de sus pretensiones y te deberás dirigir a él con “Severidad”. Vea lo que nos dice el Libros de los Médiums en el Ítem #249 sobre esto último:
< 249. Los medios de combatir la obsesión varían según el carácter que reviste. El peligro, realmente, no existe para todo médium que está bien convencido de que debe habérselas con un Espíritu mentiroso, como esto tiene lugar en la obsesión simple; para él no es más que una cosa desagradable. Pero por lo mismo que esto le es desagradable con tanta más razón el Espíritu se encarniza con él para vejarlo. Dos cosas esenciales deben hacerse en este caso. Primero, probar al Espíritu que uno no es su juguete, y que le es "imposible" el engañarnos; segundo, gastar su paciencia, mostrándose más paciente que él; sí está bien convencido que pierde el tiempo, concluirá por
retirarse, como lo hacen los importunos cuándo no se les escucha. Pero no siempre basta ésto, y puede ser largo porque los hay que son tenaces, y para ellos los meses y los años son poca cosa. En tal caso el médium debe hacer una evocación ferviente a su buen ángel guardián, lo mismo que a los buenos
Espíritus que le son simpáticos, y rogarles que le asistan. Con respecto al Espíritu obsesor, por malo que sea, es menester tratarle con severidad, pero con benevolencia, y vencerle con
buenos procederes, rogando por él. Sí realmente es perverso, se burlará al principio; pero moralizándole con perseverancia, finirá por enmendarse: es la empresa de una conversión, tarea
muy a menudo penosa, ingrata, aún repugnante, pero cuyo mérito está en la dificultad, y que si se cumple bien queda
siempre la satisfacción de haber llenado un deber de caridad y muchas veces el haber conducido al buen camino un alma
perdida. Conviene igualmente interrumpir toda comunicación escrita desde el momento que se reconoce que viene de un Espíritu malo que no quiere entender la razón, a fin de no darle el placer de ser escuchado. Aún en ciertos casos puede ser útil el dejar de escribir por algún tiempo; cada uno debe conducirse según las circunstancias. Pero sí el médium escribiente puede
evitar estas conversaciones, absteniéndose de escribir, no sucede lo mismo con el médium auditivo que el Espíritu obsesor persigue algunas veces a cada momento con sus palabras groseras u obscenas, y que ni siquiera tiene el recurso de taparse los oídos. Por los demás es menester reconocer que
ciertas personas se divierten con el lenguaje trivial de ésta clase de Espíritus, que anima y provocan, riéndose de sus
necesidades en lugar de imponerles silencio y moralizarles. Nuestros consejos no pueden aprovechar a los que quieren perderse.
Puedes rechazar los Malos Espíritus que estén en tú casa - pero el "Yo no puedo", no existe con los adeptos del Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo... Nuestra lucha no es de cuerpo a cuerpo, sino de Espíritu contra Espíritu, y vence el que tiene más méritos morales.
“Primero, probar al Espíritu que uno no es su juguete, y que le es imposible el engañarnos; segundo, gastar su paciencia, mostrándose más paciente que él; si está bien convencido que pierde el tiempo, concluirá por retirarse, como lo hacen los importunos cuando no se les escucha.”
Pero no siempre basta esto, y el proceso puede ser largo porque los hay que son tenaces, y para ellos los meses y los años son poca cosa. En tal caso el médium debe hacer una evocación ferviente a su buen ángel guardián, lo mismo que a los buenos Espíritus que le son simpáticos, y rogarles que le asistan.
Con respecto al Espíritu obsesor, por malo que sea, es menester tratarle con severidad, pero con benevolencia, y vencerle con buenos procederes, rogando por él.
Si realmente es perverso, se burlará al principio; pero moralizándole con perseverancia, finalizará por enmendarse: es la empresa de una conversión, tarea muy a menudo penosa, ingrata, aun repugnante, pero cuyo mérito está en la dificultad, y que si se cumple bien queda siempre la satisfacción de haber llenado un deber de caridad y muchas veces el haber conducido al buen camino a un alma perdida.
Conviene igualmente interrumpir toda comunicación escrita desde el momento que se reconoce que viene de un Espíritu malo que no quiere entender la razón, a fin de no darle el placer de ser escuchado. Aun en ciertos casos puede ser útil el dejar de escribir por algún tiempo; cada uno debe conducirse según las circunstancias. Pero si el médium escribiente puede evitar estas conversaciones, absteniéndose de escribir, no sucede lo mismo con el médium auditivo que el Espíritu obsesor persigue algunas veces a cada momento con sus palabras groseras u obscenas, y que ni siquiera tiene el recurso de taparse los oídos. Por lo demás es menester reconocer que ciertas personas se divierten con el lenguaje trivial de esta clase de Espíritus, que animan y provocan, riéndose de sus necesidades en lugar de imponerles silencio y moralizarles. Nuestros consejos no pueden aprovechar a los que quieren perderse.
No recomiendo tratar de Moralizar un Espíritu Perverso, Impuro e Imperfecto, si no eres un Médium Educado y preparado, pero sí; dejar en claro que no se es un “Juguete” de ellos y que le requieras que se retire con firmeza y severidad. Es menester mantenerse firme y rechazar su influencia, las veces que sea necesario. El Espíritu Obsesor al ver la tenacidad en que se le haga el reclamo de retirarse, deberá retirarse al ser agotada su paciencia.
Procura eliminar los focos de atracción de ese espíritu para que no tenga ninguna escusa de mantenerse en los entornos. Si luego de todo esto y en un tiempo prudente, este Espíritu persiste en sus intenciones, se deberá acudir a una Casa Espírita para ayuda.
Si estás preparado para enfrentarlo y Moralizarlo, hazlo como un acto de amor, pero debes obtener el permiso de Dios primero y el concurso de Buenos Espíritus que están a tu lado por tu comportamiento que vas mejorando cada día hacia el Bien Común. No trates ninguna Moralización si no estás aún preparado. Ésto que he indicado es un procedimiento sencillo para atender esta situación. Cuándo oyes ruidos o sientes la presencia de Espíritus que está molestando, este sencillo procedimiento te puede ayudar.
No acudas a ningún brujo, hechicero o adivino para hacer algo que con tu “Voluntad” puedes hacer tu mismo.
Ese Espíritu imperfecto optará con retirarse al no poder ir en contra de tu “Voluntad” y tu “Libre Albedrío”. Ten paciencia y lo lograrás.
A continuación mi vídeo complementario sobre éste tema.
https://youtu.be/oKPNUyS-4SY 👌okp
https://youtu.be/c1iKNL0iM4Q
El Libro de los Espíritus nos dice:
467. ¿Podemos liberarnos del influjo de aquellos Espíritus que incitan al mal?
- Sí, porque no se dedican sino a quienes los solicitan con sus deseos o los atraen con sus pensamientos.
468. Los Espíritus cuya influencia es rechazada por la voluntad del hombre ¿renuncian a sus tentativas?
- ¿Qué otra cosa quieres que hagan? Cuando no pueden obtener nada, ceden. Sin embargo, acechan el instante propicio, como hace el gato con el ratón.
469. ¿Por qué medio se puede neutralizar el influjo de los malos Espíritus?
- Realizando el bien, y poniendo en ello toda vuestra confianza en Dios, rechazaréis la influencia de los Espíritus inferiores y destruiréis el imperio que querrían tener sobre vosotros. Guardaos de prestar oídos a las sugestiones de aquellos Espíritus que despiertan en vosotros malos pensamientos, que fomentan la discordia entre los hombres y excitan en vosotros todas las pasiones viles. Desconfiad, sobre todo, de aquellos que halagan vuestro orgullo, porque os están tomando por vuestro lado débil. He ahí por qué Jesús os hace exclamar en la oración dominical: “Señor, no nos dejéis caer en tentación, mas líbranos del mal”.
De manera que el Medio más Efectivo de neutralizar un Mal Espíritu es haciendo el Bien, obteniendo Méritos Morales y demostrando que USTED es un Espíritu Encarnado con ascendencia moral en comparación de cualquier Espíritu Inferior que se deba neutralizar.
470. Los Espíritus que tratan de inducirnos al mal y que de este modo ponen a prueba nuestra firmeza en el bien, ¿han recibido la misión de hacerlo? Y si es una misión la que están cumpliendo ¿les cabe la responsabilidad de ella?
- Ningún Espíritu recibe la misión de hacer el mal. Cuando lo acomete, es por su propia voluntad y, por tanto, sufre sus consecuencias. Dios puede permitirle que lo haga para probaros, pero no se lo ordena, y a vosotros toca rechazarlo.
471. Cuando experimentamos un sentimiento de angustia, de ansiedad indefinible, o de satisfacción interior sin causa conocida, ¿se debe esto únicamente a una disposición física?
- Casi siempre se trata de un efecto de comunicaciones que, sin saberlo, tenéis con los Espíritus, o que habéis mantenido con ellos durante el sueño.
472. Los Espíritus que quieren incitarnos al mal ¿lo hacen aprovechando las circunstancias en que nos hallamos, o a éstas pueden producirlas?
- Aprovechan las circunstancias existentes, pero a menudo también las provocan, empujándoos sin que lo sepáis hacia el objeto de vuestra codicia. Así por ejemplo, un hombre encuentra en su camino una suma de dinero. No creo que sean los Espíritus los que la han dejado en tal lugar, pero sí pueden inspirar al hombre la idea de ir hacia ese lado, y entonces ellos le sugieren que se apropie el dinero, en tanto otros Espíritus le están sugiriendo que lo devuelva a su legítimo dueño. Lo propio ocurre con todas las demás tentaciones.
Recuerda eliminar todo foco que atraiga esos Espíritus Impuros. Vea lo que nos dice el Libro de Génesis, escrito por Allan Kardec.
Cualidades de los fluidos -
Génesis, Allan Kardec
21. Se podrá decir: Es posible huir de los hombres que se sabe malintencionados, pero, ¿cómo sustraerse a la influencia de los malos espíritus que pululan a nuestro alrededor y se deslizan por doquier sin ser vistos?
-El medio es muy simple: depende enteramente de la voluntad del hombre mismo, que lleva en sí el resguardo necesario. Los fluidos se unen por la similitud de su naturaleza: los fluidos contrarios se repelen; hay incompatibilidad entre los buenos y los malos fluidos, como entre el aceite y el agua. ¿Qué se hace cuando el aire está viciado? Se sanea, se depura, destruyendo el centro de las impurezas, expulsando los efluvios malsanos mediante las corrientes de aire salubre más fuertes. Ante una invasión de malos fluidos hay que oponer otra mayor de buenos, y como cada uno tiene en su periespíritu una fuente fluídica permanente, el remedio lo lleva uno mismo. Sólo hay que purificar esa fuente y darle cualidades que actúen como un repulsivo para las malas influencias y no como una fuerza de atracción. El periespíritu es una coraza a la que conviene saber templar. Ahora bien, como las cualidades del periespíritu guardan relación con las del alma, es preciso trabajar en su mejoramiento, puesto que son las imperfecciones del alma las que atraen a los malos espíritus. Las moscas se sienten atraídas por la suciedad, y a ella se dirigen; si se acaba con esos focos insalubres, las moscas desaparecen. También los malos espíritus se sienten atraídos por la suciedad, aunque moral, y a ella van. Destruid, por tanto el centro de atracción y se alejarán. Los espíritus buenos, encarnados o desencarnados, no tienen nada que temer de la influencia de los malos espíritus.
Ahora bien es menester establecer que la Expiación es una ley Natural de Dios, una Eterna Verdad, es la Palabra de Dios para la humanidad.
Expiación hace justicia con los malos y buenos Espíritus. Aunque significa sufrimiento, porque la justicia divina asi lo establece. "Dime cuánto sufres, y te diré cuánto has hecho sufrir a otros en el pasado, ya sea ésta existencias o en las anteriores.
Debemos luchar por nuestras vidas en ésta existencia...
¿Por qué sufrimos tanto en la vida? Te preguntas ¿Por qué Dios me ha abandonado? Pero, ¿Sabes qué?, tú mismo elegiste las pruebas....
Tema importante para los Espiritistas Verdaderos. Expiación significa sufrimiento, SIEMPRE, SIEMPRE, pero SIEMPRE.
"Dime cuánto sufres hoy y te diré cuánto hiciste sufrir a otros en tús vidas o existencias anteriores. La reencarnacion significa progreso y lumpieza de las faltas cometidas por el Alma de previas existencias...!!! ♥ ♥ ♥".
Es menester que entiendas, que debemos expiar, eso es reparar, limpiar, todo el mal y la maldad cometida de nuestro pasado. Los hombres perversos, Egoístas, Orgullosos, Soberbios, Materialistas, perversos de los que tenemos conocimientos, no quedaran impunes a sus malos actos. Ellos no entienden que todo el mal que le ocasionan a otros deberá ser "Expiado", o reparado...
Es entonces que la Expiación ==== significa, SUFRIMIENTO, causado por las faltas cometidas del pasado...!!!
El Libro del Cielo y el Infierno y la justicia divina, codificado, escrito y publicado por Allan Kardec en el año 1865. El Código Penal de la Vida Futura, capítulo VII... dice:
5º.) El sufrimiento es inherente a la imperfección, así como el goce lo es a la perfección, de modo que el alma es portadora de su propio castigo o su propia recompensa dondequiera que se encuentre, sin necesidad de un lugar circunscrito. El Infierno está dónde existen almas que sufren, así como el Cielo se encuentra en todas partes donde hay almas felices.
6º.) El bien y el mal que hacemos son el resultado de las cualidades, buenas o malas, que poseemos. No hacer el bien cuándo podemos es, por lo tanto, el resultado de una imperfección. Sí toda imperfección es una fuente de sufrimiento, el Espíritu debe sufrir no sólo por el mal que hizo, sino además por todo el bien que habría podido hacer y no hizo, durante la vida terrenal.
7º.) El Espíritu sufre por el mal que hizo, de manera que, como su atención se mantiene constantemente dirigida hacía las consecuencias de ése mal, él comprende mejor sus inconvenientes y es impulsado a corregirse.
8º.) Dado que la justicia de Dios es infinita, tanto el bien como el mal son considerados rigurosamente. De ése modo, así como no existe una sola mala acción, un sólo pensamiento malo que no dé lugar a consecuencias fatales, tampoco hay una sola acción buena, un sólo impulso bondadoso del alma, un sólo ínfimo mérito que se pierda, incluso en los seres más perversos, puesto que ésas acciones constituyen un indicio de su progreso.
9º.) Toda falta cometida, todo mal realizado constituye una deuda contraída que deberá pagarse. Sí no lo es en una existencia, lo será en la siguiente o en las siguientes, pues todas las existencias son solidarias entre sí. Aquél que salda su cuenta en una existencia no tendrá necesidad de pagar una segunda vez.
10º.) El Espíritu sufre la consecuencia de sus imperfecciones, ya sea en el mundo espiritual o en el corporal. Todas las miserias, todas las vicisitudes que se padecen en la vida corporal tienen origen en nuestras imperfecciones, son expiaciones de faltas cometidas tanto en la presente como en anteriores existencias. Por la naturaleza de los padecimientos y las vicisitudes de la vida corporal, se puede deducir la naturaleza de las faltas cometidas en una existencia anterior, así como las imperfecciones que las originaron.
11º.) La expiación varía según la naturaleza y la gravedad de la falta; de modo que la misma falta puede determinar expiaciones diferentes, según las circunstancias atenuantes o agravantes en que fue cometida.
12º.) No existe una regla absoluta ni uniforme en cuánto a la naturaleza y la duración del castigo. La única ley general es que toda falta será penada y toda buena acción será recompensada según su valor.
17º.) El arrepentimiento puede producirse en todas partes y en cualquier momento. Sí es tardío, el culpable sufrirá durante mucho más tiempo. La expiación consiste en los padecimientos físicos y morales que son la consecuencia de la falta cometida, sea en la vida presente o después de la muerte, en la vida espiritual, o bien en una nueva existencia corporal, hasta que los últimos vestigios de la falta hayan desaparecido. La reparación consiste en hacer el bien a aquél a quién se había hecho daño. Quién no repara sus errores en ésta vida, por debilidad o mala voluntad, en una existencia posterior volverá a ponerse en contacto con las mismas personas a quienes perjudicó, y en condiciones elegidas por él mismo, a fin de demostrarles su dedicación y hacerles tanto bien como mal les haya hecho. No todas las faltas acarrean un perjuicio directo y efectivo. En ese caso, la reparación se verifica sí se lleva a cabo lo que debía hacerse y no se hizo, sí se cumplen los deberes que se descuidaron o despreciaron, y las misiones en las que se fracasó; sí se practica el bien que compense el mal que se hizo, es decir, cuándo se es humilde sí se ha sido orgulloso, amable sí se ha sido cruel, caritativo; sí se ha sido egoísta, benévolo si se ha sido perverso, trabajador; sí se ha sido ocioso, útil; sí se ha sido inútil, mesurado; si se ha sido disoluto, ejemplar; sí se ha sido rebelde, etc. Así progresa el Espíritu, aprovechando su propio pasado. 23
23 La necesidad de la reparación es un principio de rigurosa justicia, y se puede considerar como la verdadera ley de rehabilitación moral de los Espíritus. Hasta el momento, es una doctrina que ninguna religión ha proclamado. Con todo, algunas personas la rechazan porque encuentran más cómodo librarse de sus malas acciones con un simple arrepentimiento, mediante la ayuda de algunas fórmulas que sólo cuestan unas pocas palabras. Cómo creen que con eso han cumplido, sólo más adelante verán que no era suficiente. Podríamos preguntarles sí el principio del que se valen también ha sido consagrado por la ley humana, y sí la justicia de Dios puede ser inferior a la de los hombres. Más aún, les preguntaríamos sí se darían por satisfechas en caso de que un individuo que abusó de su confianza se limitará a decirles que lo lamenta infinitamente. ¿Por qué retrocederían ante una obligación que todo hombre honesto se impone como deber, y que cumple en la medida de sus fuerzas?
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La esencia de éste ítem nos da una mirada de Temas de reflexión en el Espiritismo.
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Sí deseas compartir este contenido sobre el Sufrimiento de las expiaciones, según el Espiritismo, te invito a copiar el siguiente enlace, y lo pegas en tú muro de la página de Facebook... recuerda que todo sufrimiento es vinculado a faltas cometidas en ésta existencia y a previas existencias.
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Código Penal de la Vida Futura - Las penas futuras según el Espiritismo
¿Por qué sufrimos tanto en la vida? Te preguntas ¿Por qué Dios me ha abandonado? Pero, ¿Sabes qué?, tú mismo elegiste las pruebas....
https://youtu.be/QDDu_IN5m64 👌okp
https://youtu.be/pfhDbaZ1DM0
Tema importante para los Espiritistas Verdaderos. Expiación significa sufrimiento, SIEMPRE, SIEMPRE, pero SIEMPRE.
"Dime cuánto sufres hoy y te diré cuánto hiciste sufrir a otros en tús vidas o existencias anteriores. La reencarnacion significa progreso y lumpieza de las faltas cometidas por el Alma de previas existencias...!!! ♥ ♥ ♥"
Conclusión:
Este es un sencillo procedimiento a seguir para los que están alejados de casas Espiritas que los puedan asistir. Pero usted trate con su buena Voluntad, su Espíritu Protector y su buenas intensiones y vera que podrá ayudarse en situaciones como estas. Los Buenos Espíritus no te dejaran a expensas de u espíritu Perverso y Ligero que no está Moralizado.
Estudia con interés los Libros Codificados, todo está a tu disposición, si deseas enviarme una pregunta, me envías un mensaje, pero mi interés es que no seas un juguete de un mal espíritu.
Siempre habrá quien critique este procedimiento que te doy en Amor. Pero los que les gusta criticar, los invito a que entonces, me ayuden con sus sugerencias para ayudar a tantos que están siendo asediados por estos Espíritus Imperfectos.
Cuando se critica, por el hecho de criticar sin dar opciones que nos ayuden, se puede considerar como un acto de envidia, pues demuestra no agradarle que otros sean felices.
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
Obras Póstumas, Allan Kardec
Génesis – Allan Kardec
El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
El Libro de Los Médiums – Allan Kardec
Frank Montañez
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