El siguiente es el enlace de éste contenido...
Recuerda que la "Voluntad de Dios" es que cada cuál sea responsable de sus actos y sus consecuencias... Además de ser es un gran Error decir éso, no es de acuerdo a la Evolución de los Espíritus ni conforme al Mundo 🌏 Espiritista. Sin embargo la regla debe ser que
luchemos hasta el último minuto. Entonces, cuándo hemos hecho todo a nuestro alcaces, es entonces que llega el momento de la
Resignación sin Murmuración y es Dios el que toma control de todo.
La "
Murmuración" es tóxica, logra que nos demos cuenta quien es y quién no es nuestro amigo. Descubre a los mentirosos, chismosos y malagradecidos. Por éso cuándo alguién murmura a nuestras espaldas, comete faltas...
Lo que dices, Dios no nos quita, ni mata a nuestros hijos o familiares éso de decir que sea la Voluntad de Dios, como consuelo a los que sufren por la muerte física se seres queridos, no es un consuelo, es una hipocresía de tú parte. Porque lo dices sin pensar, eso te convierte en hipócrita.
Es mejor que no des ésos tipos de consejos o "pésames", éso es faltarle el respeto a Dios, y pisotear nuestra inteligencia.
Cada Espíritu decide sus pruebas antes de reencarnar,
en virtud a su Libre Albedrío y es menester entender que toda acción del Espíritu mientras está encarnado se vincula a su mision. Dios creador de TODO el Universo determinó como
Ley Natural, el
Olvido del Pasado y lo más importante hacer responsable a cada ser por las consecuencias de sus actos. La muerte fisica, la desencarnacion de los Espiritus es un proceso natural ysignifica el haber cumplido su misión.
No es la Voluntad de Dios decidir quién muere y cuándo.
Cada individuo deberá cumplir con su misión de vida. Sería Dios injusto y parcial sí decidiera por la vida y la muerte que debe cumplir el proceso de evolución de los Espiritus, decir que sea la
Voluntad de Dios los acontecimientos de la vida es colocar a Dios en una posición parcial hacía unos y otros. Éso no es parte del plan de Dios y además, que crearía caos, desbalance en la humanidad. Salgamos de la
Religiosidad que es Fe Ciega en acción. . Es tiempo de pensar con lógica y razón.
Debemos orar hasta el último minuto, nunca perdamos la fe razonada, el sentido lógico es siempre preservar la vida, no hay un libro de recetas para éso. Nunca dejes de orar por aquellos que necesitan de nuestras Oraciones Magnéticas Mentales. Los Espiritistas Verdaderos, debemos orar hasta el último minuto, nunca debemos dejar de orar por la vida y la esperanza de que pueda haber sanidad física, provocada por los Fluidos Cósmicos Universales y Vitales que enviamos a través del pensamiento en nuestras oraciones Magnéticas Mentales y Grupales y que se reciba sanidad en el último minuto.
El Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo nos enseña que nunca debemos abreviar la vida de nadie, aunque esté de por medio el sufrimiento.
El libro del Evangelio según el Espiritismo nos dice en el Capítulo V, #26, #27 y el #28. "Mitigad los últimos sufrimientos tanto como podáis; pero guardaos de abreviar la vida, aún cuándo no sea sino un sólo minuto, porque éste minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir." Nadie puede llamarse o convertirse en verdugo, tratando de evitar sufrimientos a nadie, y justificados así en quitarle la vida. La vida se debe respetar bajo cualquier circunstancia.
Me causa tristeza que las casas Espíritas, agremiadas a la Federación Espírita de Brasil, y que ciegamente utilizan de recurso en sus malas enseñanzas del Espiritismo, Espíritus no evolucionados como Emmanuel, André Luiz, Joanna de Ángelis, Chico Xavier o Divaldo Pereira Franco con relación a este delicado tema:
¿Debemos abreviar el sufrimiento a los que están padeciendo pruebas?
Y veo cómo aconsejan diferente a lo que dijeron los Espíritus, en los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec. ¿Cómo podemos aceptar que las creencias bellas de los Espíritus, que son el resultado de la Inspiración Divina, que es la Eterna Verdad del Espiritismo, por enseñanzas de Espíritus no evolucionados?
Ningún consejo de Espíritus no evolucionados debe sustituir lo dicho por los Espíritus de los contenidos de los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec conocida como la Codificación Espírita...
En los casos delicados de la salud humana, puede ponerse en peligro con las falsas enseñanzas que se alejan de las recomendaciones de los Espíritus Puros de los libros codificados.
Déjame contar una historia. Hace años, una amiga de España me llamó un viernes, a eso de las 4pm. Me pidió oración por ella, ya que una gran amiga de la infancia había sido desausiada por los Médicos, tenía un diagnóstico de enfermedad terminal. Me dijo, que hacía unos minutos que el médico de la familia los había reunido para notificarle que su amiga, de apenas 45 años, tenía una enfermedad de Cáncer terminal, y que moriría en los próximos 3 días. Yo le pregunté para qué quería que oraramos.
Ella sorprendida me dijo, "¡Frank, para que Dios me dé sabiduría en cómo consolar a dos (2) niñas que se quedarían huérfanas". Ella quería saber cómo manejar la situación.
Yo le contesté, ¿Porqué no oramos porque ella sea sanada?.
Ella me contestó, casi gritando ea, ¡Vamos Frank!!! , ¡A ella, el médico acaba de anunciar a la familia que se va a morir en 3 días.!!!! ¿Cómo vamos a orar porque se sane?.
Yo le dije oremos por su sanidad, no podemos perder nuestra Fe Razonada, y debemos tener Fe hasta el último minuto.
Así lo hicimos. Al cumplirse 3 días me llamó, llorando de alegría para notificarme que el médico no podia explicar, cómo está persona fue sanada. Hoy está viva, hace más de 2 años.
Por lo tanto Yisenia, amiga, tenemos que cultivar nuestra fe razonada, que es entender que cada cual tiene una misión, y sí no ha llegado el momento, nos toca a tí y a mi confiar en Dios hasta el último minuto.
Nadie puede llamarse verdugo, para evitar sufrimientos a nadie, justificados así en quitarle la vida. Porque, sí no oramos con Fe RAZONADA, en éstas situaciones, no respetaríamos la vida que se debe respetar bajo cualquier circunstancia, hasta el último minuto.
El libro del Evangelio según el Espiritismo, nos habla en el capítulo V, ítem #26 al #28, debemos orar hasta el último minuto.
#28. Un hombre está en la agonía, presa de crueles tormentos; se sabe que no hay esperanza de salvarle; ¿es permitido ahorrarle algunos instantes de sufrimiento, precipitando su fin?
¿Quién puede daros el derecho de prejuzgar los designios de Dios? ¿Acaso no puede conducir á un hombre al borde del sepulcro para sacarle de él, con el fin de hacerle volver en sí y conducirle a otras meditaciones? En cualquier estado que se encuentre un moribundo, nadie puede decir con certeza que haya llegado su última hora. ¿Acaso la ciencia no se ha engañado nunca en sus previsiones? Sé muy bien que hay casos que con razón pueden llamarse desesperados; pero si no queda esperanza de vida y de salud, ¿no hay innumerables ejemplos de que en el momento del último suspiro, el enfermo se reanima, y recobra sus facultades, por algunos instantes? Pues bien! Esa hora de gracia que se le concede puede tener para él la mayor importancia, porque ignoráis las reflexiones que ha podido hacer su Espíritu en las convulsiones de la agonía, y los tormentos que puede ahorrarle un rayo de arrepentimiento! El materialista que sólo ve el cuerpo y nada le importa el alma, no puede comprender estas cosas; pero el espiritista que sabe lo que pasa más allá de la tumba, conoce el precio del último pensamiento.
"Mitigad los últimos sufrimientos tanto como podáis; pero guardaos de abreviar la vida, Aún cuando no sea sino un sólo minuto, porque este minuto puede evitar muchas lágrimas en el porvenir. (SAN Luis. París, 1860. El Evangelio según el Espiritismo)."
Te invito a compartir éste contenido con familiares y amigos, sólo copia el siguiente enlace y lo pegas en tú página de Facebook e INSTAGRAM, nunca permitas pensamienros de quitarte la vida, lucha hasta el último minuto de tu aliento de vida, dile a esas voces qie no tienen ti permiso para volver a atacar tu mente. Nunca Más ...
https://soyespirita.blogspot.com/2019/03/mitigad-los-ultimos-sufrimientos-tanto.html
Soy Frank Montanez, Espírita por Convicción y no por Imposición SEPC,
He revisado éste contenido hoy ¦ 5 de febrero del 2023.
Por favor
nunca utilice ésta frase (Que sea la Voluntad de Dios) para desear el bien a los demás. Analízala y verás que
además de ser religiosa y muy utilizada por los católicos, no tiene sentido
espiritual:
Para éso Dios
nos ha dado el Libre Pensar, el Libre Albedrío, y somos nosotros los que con la
VOLUNTAD, dirigimos nuestras
intenciones de bien común. No son los designios de Dios, sino nuestras propias
acciones.
Elección de las pruebas...
Libro de los Espíritus...
Ítem § 258. En el estado errante, antes de comenzar una nueva existencia corporal, ¿tiene el Espíritu conciencia y previsión de lo que habrá de sucederle durante la vida?
“Él mismo escoge la clase de pruebas que quiere sufrir. En eso consiste su libre albedrío.”
Ítem § [258a] – Entonces, ¿no es Dios quien le impone las tribulaciones de la vida como castigo?
“Nada sucede sin el permiso de Dios, pues es Él quien ha establecido las leyes que rigen el universo. ¡Preguntad, pues, por qué ha hecho tal ley en vez de otra! Al dar al Espíritu la libertad de elegir, Dios le deja la responsabilidad completa de sus actos y de las consecuencias de éstos. Nada obstaculiza su porvenir. Puede optar por seguir el camino del bien o el del mal. Pero si sucumbe, le queda un consuelo: no todo terminó para él, pues Dios, en su bondad, le deja la libertad para que recomience lo que hizo mal. Por otra parte, es necesario distinguir lo que es obra de la voluntad de Dios, de lo que es obra de la voluntaddel hombre. Si un peligro os amenaza, no habréis sido vosotros quienes lo crearon, sino Dios. No obstante, vuestra fue la voluntad de exponeros a ese peligro, porque habéis visto en él un medio para vuestro progreso, y Dios lo ha permitido.”
Ítem § 259. Si el Espíritu elige la clase de pruebas que deberá sufrir, ¿se sigue de ahí que todas las tribulaciones que experimentamos en la vida fueron previstas y elegidas por nosotros?
“Todas no es la palabra, porque no se puede decir que vosotros habéis elegido y previsto todo lo que os sucede en el mundo, hasta las más mínimas cosas. Elegisteis la clase de pruebas; los detalles son consecuencia de la posición en que os encontráis y, a menudo, de vuestras propias acciones. Sí el Espíritu, por ejemplo, quiso nacer entre malhechores, sabía a qué tentaciones se exponía, pero ignoraba cada uno de los actos que llevaría a cabo. Esos actos son el efecto de su voluntad y de su libre albedrío. El Espíritu sabe que al elegir un camino tendrá que sufrir determinado tipo de lucha. Conoce, pues, la naturaleza de las vicisitudes con las que se encontrará, pero ignora sí un acontecimiento se producirá antes que otro. Los pormenores nacen de las circunstancias y de la fuerza de las cosas. Sólo se pueden prever los acontecimientos importantes, aquellos que influyen en el destino. Si sigues un camino escarpado, sabes que habrás de tomar grandes precauciones, porque tienes posibilidades de caer. No obstante, no sabes en qué punto caerás, y existe la posibilidad de que no caigas sí eres suficientemente prudente. Sí al pasar por la calle te cae una teja en la cabeza, no creas que estaba escrito, como vulgarmente se dice.”
Ítem § 260. ¿Cómo es posible que el Espíritu quiera nacer entre personas de mala vida?
“Es preciso que sea enviado a un medio en el que pueda sufrir la prueba que ha pedido. ¡Así es! Tiene que haber analogía. Para luchar contra el instinto de la delincuencia, es necesario que el Espíritu se encuentre entre personasde esa clase.”
Ítem § [260a] – Si en la Tierra no hubiera personas de mala vida, el Espíritu no encontraría aquí el medio necesario para sufrir ciertas pruebas.
“¿Acaso deberíamos quejarnos por ello? Es lo que sucede en los mundos superiores, donde el mal no tiene acceso. Por esta razón en esos mundos sólo hay Espíritus buenos. Haced que pronto suceda lo mismo en vuestra Tierra.”
Ítem § 261. El Espíritu, en las pruebas que debe sufrir para alcanzar la perfección, ¿debe experimentar las diversas clases de tentaciones; debe pasar por todas las circunstancias que pueden excitar en él el orgullo, la envidia, los celos, la avaricia, la sensualidad, etc.?
“Por cierto que no, pues sabéis que hay Espíritus que siguen, desde el comienzo, un camino que los exime de muchas pruebas. Con todo, el que se deja llevar por el camino del mal corre todos los peligros que hay en él. Si un Espíritu, por ejemplo, pide riqueza, se le podrá conceder. Entonces, conforme a su carácter, podrá volverse avaro o pródigo, egoísta o generoso, o bien se entregará a todos los goces de la sensualidad. Sin embargo, eso no quiere decir que deba pasar forzosamente por toda esa serie de inclinaciones.”
Ítem § 262. ¿De qué modo el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante y carece de experiencia, puede elegir una existencia con conocimiento de causa, y ser responsable de esa elección?
“Dios suple su inexperiencia al señalarle el camino que debe seguir, como haces tú con un niño desde la cuna. No obstante, poco a poco lo deja ser dueño de elegir, a medida que su libre albedrío se desarrolla. En ese caso, si no escuchalos consejos de los Espíritus buenos, suele extraviarse y seguir el camino del mal. A esto se lo puede llamar la caída del hombre.”
Ítem § [262a]. – Cuando el Espíritu goza de su libre albedrío, la elección de la existencia corporal, ¿depende siempre, en forma exclusiva, de su voluntad, o bien la voluntad de Dios puede imponerle esa existencia como expiación?
“Dios sabe esperar; no apresura la expiación. Sin embargo, Él puede imponerla una existencia a un Espíritu cuando este, por su inferioridad o su mala voluntad, no es apto para comprender lo que sería más saludable para sí mismo, y cuando ve que esa existencia puede servir para que el Espíritu se purifique y progrese, al mismo tiempo que encuentra en ella una expiación.”
Ítem § 263. El Espíritu, ¿hace su elección inmediatamente después de la muerte?
“No, muchos creen en la eternidad de las penas; lo cuál, como ya se os ha dicho, es un castigo.”
Ítem § 264. ¿Qué es lo que dirige al Espíritu en la elección de las pruebas que desea sufrir?
“El Espíritu elige las pruebas que pueden ser para él una expiación –por la naturaleza de sus faltas– y que lo hacen adelantar más deprisa. Así pues, algunos se imponen una vida de miseria y privaciones para tratar de soportarla con valor. Otros quieren probarse mediante las tentaciones de la fortuna y el poder, mucho más peligrosas, por el abuso y el mal uso que se puede hacer de ellos, así como por las pasiones malas que fomentan. Otros, por último, quierenprobarse mediante las luchas que habrán de sostener en contacto con el vicio.”
Ítem § 265. Sí algunos Espíritus eligen el contacto con el vicio como prueba, ¿los hay que lo eligen por simpatía y por el deseo de vivir en un medio acorde con sus gustos, o para poder entregarse sensualmente a inclinaciones materiales?
“Los hay, es cierto, pero sólo son los Espíritus cuyo sentido moral aún se encuentra poco desarrollado. La prueba viene por sí misma y la sufren por más tiempo. Tarde o temprano comprenden que la satisfacción de las pasiones brutales genera en ellos consecuencias deplorables, que habrán de sufrir durante un tiempo que les parecerá eterno. Dios podrá dejarlos en ese estado hasta que hayan comprendido su falta y por sí mismos pidan rescatarla mediante pruebas útiles.”
Ítem § 266. ¿No parece natural que se elijan las pruebas menos penosas?
“A vosotros sí os parece natural; al Espíritu, no. Cuando está desprendido de la materia, cesa la ilusión y piensa de otro modo.”
El hombre, en la Tierra y bajo la influencia de las ideas carnales, sólo ve el lado penoso de esas pruebas. Por eso le parece natural elegir las que desde su punto de vista pueden combinarse con los goces materiales. En cambio, en la vida espiritual compara esos goces fugaces y groseros con la felicidad inalterable que entrevé y, a partir de ese momento, ¿qué le hacen algunos dolores pasajeros? De ese modo, el Espíritu puede elegir la más ruda de las pruebas y, por consiguiente, la existencia más penosa, con la esperanza de llegar más rápido a un estado mejor, así como el enfermo suele elegir el remedio más desagradable para curarse lo antes posible. Quien pretende vincular su nombre al descubrimiento de un país desconocido, no elige un camino lleno de flores. Conoce los peligros que corre, pero también sabe que lo aguarda la gloria en caso de que tenga éxito. La doctrina de la libertad en la elección de nuestras existencias y de las pruebas que debemos sufrir deja de parecer extraordinaria si consideramos que los Espíritus, desprendidos de la materia, evalúan las cosas de una manera diferente a como nosotros lo hacemos. Divisan el objetivo, que para ellos es mucho más serio que los goces fugaces del mundo. Después de cada existencia, al ver el paso que han dado, comprenden cuánto les falta purificarse aún para alcanzar dicho objetivo. Por ese motivo, se someten de manera voluntaria a las vicisitudes de la vida corporal, y piden por sí mismos las que puedan hacerlos llegar más rápidamente. Así pues, no hay razón para el asombro cuando se ve que el Espíritu no prefiere la existencia más placentera. En su estado de imperfección, no podría disfrutar esa vida exenta de amarguras. Como la entrevé, procura mejorar para alcanzarla. Por otra parte, ¿no tenemos a diario, ante nuestros ojos, ejemplos de elecciones semejantes? El hombre que trabaja durante parte de su vida, sin tregua ni descanso, para reunir aquello que le proporcione bienestar, ¿qué hace sino imponerse una tarea con miras a un porvenir mejor? El militar que se ofrece para una misión peligrosa, el viajero que enfrenta desafíos no menos difíciles en interés de la ciencia o de su propia fortuna, ¿qué hacen sino someterse a pruebas voluntarias que deben proporcionarles honor y ganancias si logran superarlas? ¿A cuántas cosas no se somete o se expone el hombre con miras a su interés o su gloria? Los concursos, ¿no son también pruebas voluntarias a las que se somete para avanzar en la carrera que eligió? No se alcanza una posición social importante en las ciencias, las artes o la industria, si no se pasa por la serie de posiciones inferiores que son otras tantas pruebas. En ese sentido, la vida humana es el calco de la vida espiritual, pues en esta vida encontramos, en pequeño, las mismas peripecias que en la otra. Así pues, si en la vida solemos elegir lasmás rudas pruebas con miras a un objetivo más elevado, ¿por qué el Espíritu, que ve más lejos que el cuerpo y para el cual la vida corporal no es más que un incidente fugaz, no habría de elegir una existencia penosa y difícil si ella lo conducirá a la felicidad eterna? Los que dicen que –si el hombre pudiera elegir su existencia– pedirían ser príncipes o millonarios, son como los miopes que sólo ven lo que tocan, o como esos niños golosos que, cuando se les pregunta qué profesión les gusta más, responden: pastelero o confitero. El viajero que se encuentra en medio del valle oscurecido por la niebla, no ve la extensión ni los extremos del sendero. En cambio, cuando llega a la cima de la montaña, abarca el camino recorrido y el que le queda por recorrer. Divisa su objetivo, los obstáculos que aún no superó, y planea con mayor seguridad los medios necesarios para llegar a la meta. El Espíritu encarnado es como el viajero al piede la montaña. Pero una vez liberado de los lazos terrenales, domina el paisaje como quien se encuentra en la cúspide. Para el viajero, el objetivo es el reposo después del cansancio. Para el Espíritu, es la dicha suprema después de las tribulaciones y las pruebas. Los Espíritus manifiestan que en el estado errante buscan, estudian, observan para hacer su elección. ¿Acaso no tenemos un ejemplo de ese hecho en la vida corporal? ¿No solemos buscar durante años lacarrera que luego elegimos libremente, porque consideramos que es la más adecuada para hacernos avanzar en nuestro camino? Si fracasamos en una, buscamos otra. Cada carrera que emprendemos constituye una etapa, un período de la vida. ¿No empleamos cada día para planear lo que haremos al día siguiente? Ahora bien, ¿qué son para el Espíritu las diversas existencias corporales, sino etapas, períodos, días de su vida espírita que, como sabemos, es su vida normal, puesto que la vida corporal sólo es transitoria y pasajera.
267. El Espíritu, ¿podría hacer su elección durante el estado corporal?
“Su deseo puede influir, lo cual depende de la intención. No obstante, cuando es Espíritu suele ver las cosas de un modo muy diferente. En todos los casos es el Espíritu el que elige. Con todo, vuelvo a repetírtelo, el Espíritu puede hacer su elección en la vida material, pues siempre hay momentos en que se independiza de la materia en que habita.”
Ítem § [267a] – Muchas personas desean grandeza y riquezas, y por cierto no las buscan como expiación ni como prueba.
“No cabe duda. La materia desea esa grandeza para disfrutar de ella. El Espíritu la desea para conocer sus vicisitudes.”
Ítem § 268. Hasta que llega al estado de pureza perfecta, ¿debe el Espíritu sufrir pruebas de modo constante?
“Sí, pero no son pruebas tal como vosotros las entendéis. Vosotros llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. Ahora bien, cuando el Espíritu llega a cierto grado –aunque todavía no sea perfecto– ya no tiene que sufrir esas pruebas. No obstante, siempre tiene deberes que lo ayudan a perfeccionarse y no le resultan penosos en modo alguno, aunque más no sea el de ayudar aotros a perfeccionarse.”
Ítem § 269. El Espíritu, ¿puede equivocarse respecto a la eficacia de la prueba que ha elegido?
“Puede elegir una que sea superior a sus fuerzas, en cuyo caso sucumbe. También puede elegir una que no le aproveche en absoluto, como, por ejemplo, si busca un género de vida ociosa e inútil. Sin embargo, en ese caso, cuandovuelve al mundo de los Espíritus, se percata de que no ganó nada y pide recuperar el tiempo perdido.”
Ítem § 270. ¿A qué obedecen las vocaciones de determinadas personas y su voluntad de seguir una carrera con preferencia a otras?
“Me parece que vosotros mismos podéis responder esa pregunta. ¿No es la consecuencia de cuanto hemos dicho acerca de la elección de las pruebas y del progreso cumplido en una existencia anterior?”
Ítem § 271. En el estado errante, cuándo el Espíritu estudia las diversas condiciones en que podría progresar, ¿cómo piensa hacerlo si nace, por ejemplo, en un pueblo de caníbales?
“Los Espíritus que ya están adelantados no nacen entre caníbales, pero sí lo hacen Espíritus de la misma naturaleza que los caníbales, o inferiores a ellos.”
Sabemos que nuestros antropófagos no se encuentran en el último grado de la escala. Hay mundos en los que el embrutecimiento y la ferocidad no tienen analogía en la Tierra. Esos Espíritus son, pues, inferiores a los más inferiores de nuestro mundo. Nacer entre nuestros salvajes es para ellos un progreso, así como sería un progreso para nuestros antropófagos ejercer entre nosotros una profesión que los obligara a derramar sangre. Si no ponen la mira en algo más elevado es porque su inferioridad moral no les permite comprender un progreso más completo. El Espíritu sólo puede adelantar en forma gradual. No puede atravesar de un salto la distancia que separa a la barbarie de la civilización. Y en esto vemos una de las necesidades de la reencarnación, que está en un todo de acuerdo con la justicia de Dios. De lo contrario, ¿qué sería de los millones de seres que mueren a diario en el último estado de degradación, si no tuvieran los medios de alcanzar un nivel superior? ¿Por qué Dios los habría desheredado de los favores que concede a los demás hombres?
Ítem § 272. Los Espíritus que vienen de un mundo inferior a la Tierra, o que pertenecen a un pueblo muy atrasado, como los caníbales por ejemplo, ¿podrían nacer en nuestros pueblos civilizados?
“Sí. Algunos de ellos se extravían al querer elevarse demasiado. No obstante, en ese caso, se sienten desubicados entre vosotros, porque tienen costumbres e instintos que entran en conflicto con los vuestros.”
Ésos seres nos ofrecen el triste espectáculo de la ferocidad en medio de la civilización. Volver a encarnar entre caníbales no será para ellos un retroceso, pues no harán más que retomar el lugar que les es propio, y tal vez obtengan allí un mayor beneficio para sí mismos.
Ítem § 273. Un hombre que pertenece a una raza civilizada, ¿podría, por expiación, reencarnar en una raza salvaje?
“Sí, pero eso depende del género de expiación. Un amo que ha sido duro con sus esclavos podrá a su vez ser esclavo y sufrir los malos tratos que infligió. El que daba órdenes en una época puede, en una nueva existencia, obedecer a aquellos mismos que se sometían a su voluntad. Si abusó de su poder, se trata de una expiación, y Dios puede imponérsela. Por otra parte, un Espíritu bueno también puede elegir una existencia en la que influya sobre esos pueblos, para hacerlos adelantar. En ese caso, se trata de una misión.”
Entonces, todo éste tema se reduce a :
"Dios nos regaló el Libre Albedrío, y su interés es que cada Espíritu cumpla su Misión de Vida y que todos protejan su Libre Albedrío y sean reponsables de las consecuencias de sus actos.
Deja ya de hablar sin pensar, y decir que sea la Voluntad de Dios porque eres tú responsable de tús acciones en tús existencias".
Ver comentarios