Amo a Dios por sus atributos, es único, omnipotente, perfecto, increado e inmensamente justo y bueno. Es un gran error decir que amas a Dios, porque perteneces a una Religión. El Espiritismo establece y enseña que lamentablemente, TODAS las Religiones son Instrumentos de Dominación, incluyendo la Religión Cristiana. (Referencia : "Libro de Génesis Espiritista, codificado, escrito y publicado por Allan Kardec el 6 de enero de 1868, capítulo 1, ítem #8)...
Creo en Jesús nacido en Nazareth, en su hermoso mensaje, creo en DIOS, sobre todas las cosa. Amo a DIOS, y lo dignificó con mís acciones, con mís comportamientos y mís intenciones. Por lo tanto hacer el bien a los demás es el resultado de mí amor a DIOS, y querer ser partícipe de su Amor 😍 Universal. Pero creo firmemente que no necesitamos ningún sistema religioso, de Fe Ciega, para llegar a Dios, y para expresar el amor a DIOS y a los semejantes.
El siguiente es el enlace de éste contenido sobre el tema de que Espiritualismo y Espiritismo no son los mismos conceptos...
https://soyespirita.blogspot.com/2023/12/espiritismo-no-es-espiritualismo.html
Amar a DIOS y el mensaje de Jesús de Nazareth, no necesita ser intervenido por Religión alguna. Tampoco, el no creer en las religiones, no puede significar o ser sinónimo de ser ateo.
Jesús, no era religioso, amaba a DIOS sobre todas las cosas y amaba a la humanidad. Jesús no habló de religión alguna, y no estableció ninguna religión.
Ítem # 842. Teniendo todas las doctrinas la pretensión de ser la única expresión de la verdad, ¿en qué señales puede reconocerse la que tiene derecho de presentarse como tal?
«Será la que haga más hombres de bien y menos hipócritas, es decir, que practiquen la ley de amor y de CARIDAD en su mayor pureza y en su más alta aplicación. En ésto conocerás que una doctrina es buena; porque toda la que produjese la consecuencia de sembrar la desunión y establecer una demarcación entre los hijos de Dios, no puede menos de ser falsa y perniciosa.»
https://soyespirita.blogspot.com/2018/12/argumentos-para-establecer-las.html
El no ser religioso, no es sinónimo a ser ateo. El orar a DIOS, no te convierte en religioso de fe ciega o en sincretista religioso. Lo más lógico, espiritualmente hablando es saber orar directamente a Dios y practicar la Oración.
Allan Kardec, en la Revista Espírita del año 1859/mayo, dejó en claro que orar no significaba que el Espiritismo fuera una religión. Y por éso indicó además, que el orar a DIOS, y a que Buenos Espíritus a que estén a nuestro lado, no constituyen que el Empirismo sea una religión.
Es triste ver que muchos hacen alarde de pertenecer a una religión y cuándo les toca amar a los demás, lo que hacen es rechazar y repudiar a los que piensan diferente. ¿Donde está el amor a los demás y dónde está cimentado el amor a DIOS?.
Allan Kardec, en la Revista Espírita de 1866, página #5, dejó en claro que el Espiritismo no era una religión, sino una filosofía y una moral. Indicó además, que el que no ora, aunque crea en DIOS hace de eso, un derroche de orgullo. Y terminó diciendo, que el no hacer oraciones en sus organizaciones, entonces, se podría decir que no estuviera vinculado al Espiritismo.
"El Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y el Consuelo de los afligidos, enseña que la Oración nos acerca a Dios, sabemos que las Oraciones son agradables a Dios y a los Espíritus Arrepentidos...
- "Negar la Oración 🛐 a Dios", es que (ellos), reconocen a Dios como un hecho, pero se niegan a rendir homenaje a Él; aún hay un derroche de orgullo humano, en los que así lo hacen", según la Revista Espírita de 1866/enero/página
https://soyespirita.blogspot.com/2020/09/allan-kardec-ya-sabia-que-los.html
Soy Frank Montanez, SEPC,
Soy Espírita por Convicción, por éso creo firmemente en las enseñanzas de Espiritismo Verdadero Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo con relacion a la Oración 🛐 sabia y eficaz, por éso comparto ésta publicacion contigo...
¡Amado Dios te amo, con todas las fuerzas de mí corazón.!!!
Soy Frank Montanez, Espírita por Convicción y no por Imposición SEPC, los Espiritistas Verdaderos amamos a Dios, sobre todas las cosas, amamos a Jesús, nacido en Nazaret, valoramos todo su mensaje Moral y todas sus enseñanzas. Además, reconocemos a Jesús cómo hijo y no como Dios. Él, Jesús, es un Espíritu Puro y Perfecto, hoy, e intercede a través de los Espíritus Protectores y Guías de todos los Espirirus encargados y desencarnados en el universo.
Éso es lo que enseña el Verdadero Espiritismo que es Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo. No te sorprenda ése orden Espiritista que ya existe. Sólo educa tú Espíritu y aprende de éstas enseñanzas del Espiritismo. Ya es tiempo de dejar de creer que el Espiritismo es brujería, hechicería, adivinacion o Espiritualismo vano y vacío. El Espiritismo no es Espiritualismo... (Referencia : "Libro de los Espíritus, Introducción", y en el Libro de Los Médiums, Capítulo XXXII, Sección 3)
Te invito a ver y compartir mí vídeo sobre éste...
TEMA : Cómo identificar a los Espiritualistas, en el Espiritismo Verdadero, que No son lo mismo lo mismo, Soy Espírita, en YouTube
Veamos la definición de un Espiritualista, en el libro de los Médiums (Capítulo XXXII : Definición de un Espiritualista...
"ESPIRITUALISTA es lo que tiene relación con el Espiritualismo: partidario del Espiritualismo. El que cree que todo en nosotros no es materia, es espiritualista, pero se puede ser espiritualista sin ser espírita, lo que no implica de ningún modo la creencia en las manifestaciones de los Espíritus.
Todo Espírita, es necesariamente espiritualista, pero se puede ser espiritualista sin ser Espírita; el materialista no es ni lo uno ni lo otro. Se dice: la filosofía espiritualista. — Una obra escrita con las ideas espiritualistas.— Las manifestaciones espíritas son producidas por la acción de los Espíritus sobre la materia. — La Moral Espírita sale de la enseñanza dada por los Espíritus. — Hay espiritualistas que se ríen de las creencias espíritas.
En éstos ejemplos la substitución de la palabra espiritualista a la palabra espírita, produciría una confusión evidente."
Entonces, los Espíritus ya lo dijeron: "La substitución de la palabra espiritualista a la palabra espírita, produciría una confusión evidente"
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Enlace de éste Vídeo 📹 complementario sobre el tema...
https://youtu.be/B-YP9_5K1Fc?si=-nHyn6QY-WTc6RQC,
Soy Frank Montanez, Espírita por Convicción y no por Imposición SEPC, como Espiritista Verdadero reconozco las diferencias entre Espiritismo y Espiritualismo que no son la mismas cosas. El Libro de Los Médiums nos indica en en el Capítulo XXXII, cuál es la Definición de un Espiritualista, veamos lo siguiente:
”Espiritualista no es lo mismo que Espírita o ser Espiritistas Verdaderos. El ESPIRITUALISTA es considerado en el Espiritismo como uno que no tiene DIGNIDAD INTERIOR, no practica la RESIGNACIÓN, y no tiene la necesidad de elevarse hacía DIOS, porque lo han olvidado y no lo comprenden, lo cuál los convierte en criaturas INGRATAS: según el Libro de Los Médiums, Capítulo XXXI, sección III, veamos cómo lo dice el Libro de Génesis, el original Francés ; J.J. ROUSSEAU.
Herculano Pires, fue el problema religioso en el Espiritismo. Las Notas añadidas por Herculano Pires, en el Libro de Los Espíritus y en el Libro de Génesis, no son conformes a las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo . Mí opinión es que es tiempo de establecer que Herculano Pires le hizo mucho mal al Espiritismo, por sus comentarios a veces teñidos de Religiosidad de fe ciega. Un fiel creyente del Espíritu de Emmanuel y de Chico Xavier. ¿Como no se Dio cuenta que Emmanuel, André Luiz y Chico Xavier, no predicaban Espiritismo Verdadero.
Por lo tanto, todo comentario atribuido a Herculano Pires, sugiero que sea analizado y se considere cómo meras "Opiniones Personales", aisladas, que el Espiritismo Verdadero no puede ser responsable.
http://soyespirita.blogspot.com/2019/06/el-problema-religioso-segun-herculano.htm
15 diciembre 2015.
Replicado el:
24 diciembre 2022
El Espiritismo no es Espiritualismo.
Opinion Personal, aislada de un renombrado Espiritualista de Brasil, que el Espiritismo no puede ser responsable...
I. - Espiritismo y Espiritualismo, según la "Opinión Personal" de Herculano Pires, aislada que el Verdadero Espiritismo no puede hacerse responsable.
A A continuación presento la "Opinión Personal" de Herculano Pires, que utiliza y cita las palabras de Allan Kardec, de la Introducción del Libro de los Espíritus. Pero ésta Opinión confunde con el mensaje de rechazo de lo que Kardec expresó en contra del Espiritualismo que no es lo mismo y que sólo beneficia a los Espiritualistas católicos.
Herculano Pires nunca ocultó su simpatía con la religión católica y con Chico Xavier y los llamados Espíritus Mentores y supuestamente benefactores de Chico Xavier.
¿Porqué llamar a Emmanuel, André Luiz, y Joanna de Ângelis Espíritus Benefactores que significa que se puede confiar en ellos y que serían incapaces de hacer daño a sus protegidos, ellos han mentido y han estado en contradicción con las enseñanzas del Espiritismo? EL Espíritu de Verdad, en el ítem #301, inciso 2 del Libro de Los Médiums indicó que "Los Espíritus REALMENTE SUPERIORES, NUNCA SE CONTRADICEN."
Entoncés, los Espíritus que se contradicen con las ENSEÑANZAS del Espiritismo, nunca pueden ser Benefactores, porque sus enseñanzas en contradicción a lo que enseña el Espiritismo, no provoca adelantamiento espiritual, lo cual es perjudicial para las Almas Encarnados. Los Espiritualistas cristianos catalogan a los benefactores como aquellos que desean y hacen el bien, pero estos Espíritus han demostrado ser además Mistificadores.
Despierta amigo lector, el Espiritismo Verdadero, separa el Espiritualismo del Espiritismo.
Esta muy claro que el Espiritismo no es lo mismo a Espiritualismo, y Herculano Pires, trató de hacer creer que es lo mismo, eso es tratar de convertir el Espiritismo en ESPIRITUALISMO. No es lo que Allan Kardec dejó en claro. Este juego de palabras de Herculano Pires, es característica de los Espiritualistas Religiosos en el Espiritismo.
Veamos como expresa esta opinión Herculano Pires:
II- INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA ESPÍRITA
I. – Espiritismo y Espiritualismo.
Para las cosas nuevas se necesitan nuevas palabras. Así lo quiere la claridad del lenguaje, para evitar la confusión inseparable del sentido múltiple de los mismos términos.
Las voces espiritual, espiritualista y espiritualismo poseen un significado bien definido. Darles uno nuevo para aplicarlas a la Doctrina de los Espíritus sería multiplicar las causas, ya tan numerosas, de anfibología. En efecto, el espiritualismo es el opuesto del materialismo. Cualquiera que crea tener en sí algo más que la materia es un espiritualista. Pero no se sigue de ello que crea en la existencia de los Espíritus o en sus comunicaciones con el mundo visible. En lugar de los vocablos ESPIRITUAL y ESPIRITUALISMO empleamos nosotros, para designar a esta última creencia, los de espírita y Espiritismo, cuya forma recuerda su origen y su sentido radical, y que por eso mismo presentan la ventaja de ser perfectamente inteligibles, y reservamos para la palabra espiritualismo la significación que le es propia.
Por tanto, diremos que la Doctrina Espírita o el Espiritismo tiene por principios las relaciones del mundo material con los Espíritus o Seres del Mundo Invisible. Los adeptos del Espiritismo serán los "espíritas" o, si así se prefiere, los "espiritistas". Como especialidad, EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS contiene la Doctrina Espírita. Como generalidad, se vincula a las doctrinas espiritualistas, una de cuyas fases presenta.
Tal la razón por la que trae, a la cabeza de su título, las palabras Filosofía Espiritualista.
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Allan Kardec, cuando revisó el Libro de los Espíritus en 1861, actualizó el contenido, y de 501 Preguntas y Respuestas las aumentó a 1,019, lo cuál a prevalecido hasta hoy.
Explicó Kardec lo que significaba la Filosofía Espiritualista, y es que el Espiritismo era una especie de especialización dentro de la Espiritualidad, pero que no debíamos confundir Espiritualismo con Espiritismo. Dijo más, el Espiritismo podía decirse ser Espiritualismo, pero Espiritualismo no podía considerarse como Espiritismo.
Es muy claro ver la diferencia entre Espiritismo y Espiritualismo, por eso Allan Kardec y los Espíritus, establecieron nuevas palabras, como Espírita, Espiritistas y Espiritismo. Nunca se pretendió decir que los adeptos del Espiritismo Moralizador y Consolador (Libro de Los Espíritus, Introducción), fueron llamados Espiritualistas. Por éso Kardec indicó que los adeptos del Espiritismo se llamarían Espiritas o si se prefería Espiritistas, pero NUNCA dijo que fueran llamados Espiritualistas.
Ha llegado el tiempo de descubrir éstos dos sistemas desarrollados que por más de 160 años luego de la publicación del Libro de los Espíritus en el año de 1857, hoy se pueden ver sus grandes diferencias. Éstos tiempos han llegado, y así fue expuesto en el libro del Evangelio según el Espiritismo en su introducción, donde 2 sistemas contrarios de pensamientos darían lugar a decisiones, para establecer la autoridad, esos dos sistemas opuestos de pensamientos lo son el Espiritismo y el Espiritualismo. O sea que el que fluctúa entre dos sistemas opuestos, puede observar en que sentido se pronúncia la opinión general; éste es el indicio cierto del sentido en que se manifiesta la mayoría de los Espíritus en los diferentes puntos en que se comunican; esta es también la señal no menos cierta del sistema que vencerá.
A continuación veamos lo que dice el Evangelio Según el Espiritismo, copiado del libro original de Génesis del Idioma Francés:
LIBRO DEL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
II. - AUTORIDAD DE LA DOCTRINA ESPIRITISTA.
<<Comprobación universal de la enseñanza de los Espíritus.>>
Si la doctrina Espiritista fuese una concepción puramente humana, no tendría otra garantía que las luces del que la hubiera concebido; y nadie en la tierra podría tener la pretensión fundada de poseer él solo la verdad absoluta.
Si los Espíritus que la han revelado se hubiesen manifestado a un sólo hombre, nada garantizaría su origen, porque sería menester creer bajo su palabra, al que dijera que había recibido sus enseñanzas.
Concediéndole una completa sinceridad, á lo más, podría convencer a las personas que le rodeasen; podría tener sectarios, pero nunca conseguiría reunir a todo el mundo. Dios ha querido que la nueva revelación llegase a los hombres por un camino más rápido y más auténtico, por esto ha encargado a los Espíritus el llevarla de uno a otro polo, manifestándose en todas partes, sin conceder a nadie el privilegio exclusivo de oir su palabra.
Un hombre puede ser engañado, puede engañarse así mismo; más no podría suceder lo mismo cuando millones de ellos ven y oyen la misma cosa: ésta es una garantía para cada uno y para todos. Por otra parte, puede hacerse desaparecer a un hombre, pero no puede hacerse que desaparezcan las masas; pueden quemarse los libros, pero no se pueden quemar los Espíritus; pues, si se quemáran todos los libros, el origen de la doctrina no sería menos invulnerable, por lo mismo que no está en la tierra sino que surge de todas partes y todos pueden obtenerla. A falta de hombres para explicarla, habrá siempre Espíritus que alcanzan a todo el mundo y a quienes nadie puede alcanzar.
En realidad los mismos Espíritus son los que hacen la propaganda, con el auxilio de innumerables médiums que ellos mismos hacen salir en todas partes. Si no hubiesen tenido más que un intérprete, por favorecido que se viera, a penas se conocería el Espiritismo; este mismo intérprete, a cualquier clase que perteneciese, seria objeto de prevención de muchas gentes; no le hubieran aceptado todas las naciones, mientras que, comunicándose los Espíritus en todas partes, a todos los pueblos, a todas las sectas, y a todos los partidos, son aceptados por todos. El Espiritismo no tiene nacionalidad; está fuera de todos los cultos particulares; no se ha impuesto por ninguna clase de la sociedad; puesto que cada uno puede recibir instrucciones de sus parientes y de sus amigos de ultra-tumba. Así debía ser para que pudiese llamar a todos los hombres a la fraternidad; si no se colocase en un terreno neutral, hubiera mantenido las disensiones en vez de calmarlas. Esta universalidad en la enseñanza de los Espíritus constituye la fuerza del Espiritismo; ésta es tambien la causa de su rápida propagación; mientras que la voz de un solo hombre, aún cuando hubiese tenido el auxilio de la prensa, hubiera tardado siglos en ser oída de todos; ahora tienes a millares de voces que se hacen oir simultáneamente en todas partes para proclamar los mismos principios y transmitirlos, tanto a los más ignorantes como a los más sábios, a fin de que nadie quede desheredado.
Ésta es la ventaja que no ha gozado ninguna de las doctrinas que han aparecido hasta hoy. Sí, pues, el Espiritismo es una verdad, no teme ni la mala voluntad de los hombres, ni las revoluciones morales, ni los cataclismos físicos del globo, porque nada de todo esto puede alcanzar a los Espíritus.
Pero no es ésta la sola ventaja que resulta de semejante posición excepcional; el Espiritismo encuentra en ella una garantía muy poderosa contra los cismas que podrían suscitar, ya sea la ambición de algunos, ya sean las contradicciones de ciertos Espíritus. Seguramente que estas contradicciones son un escollo; pero llevan consigo el remedio al lado del mal. Se sabe que los Espíritus, a consecuencia de la diferencia que existe entre sus capacidades, individualmente están lejos de tener la posesión de la verdad absoluta; que no a todos les está dado el penetrar ciertos misterios; que su saber es proporcionado a su purificación; que los Espíritus vulgares no saben más que los hombres, y menos que ciertos hombres; que hay entre ellos, como entre estos últimos, presumidos y sabios de falsa instrucción que créen saber lo que no saben ; sistemáticos que toman sus ideas por la verdad; en fin, que los Espíritus de un órden más elevado, los que están completamente desmaterializados, son los únicos que se han despojado de las ideas y preocupaciones terrestres; pero también se sabe que los Espíritus mentirosos no tienen reparo en tomar nombres supuestos para hacer aceptar sus utopías.
Resulta de ésto que todo lo que está fuera de la enseñanza exclusivamente moral, las revelaciones que cada uno puede obtener, tienen un carácter individual sin autenticidad; que deben ser consideradas como opiniones personales, de tal o cual Espíritu, y que se cometería una imprudencia, aceptándolas y promulgándolas ligeramente como verdades absolutas.
La primera comprobación sin duda es la de la razón, a la que es preciso someter, sin excepción, todo lo que viene de los Espíritus; toda teoría en contradicción manifiesta con el buen sentido, con una lógica rigurosa, y con los datos positivos que uno poseé, sea quien quiera el que la firme, debe ser rechazada. Pero esta comprobación es incompleta en muchos casos, a consecuencia de la insuficiencia de las luces de ciertas personas, y de la tendencia de muchos a tomar su propio juicio por único árbitro de la verdad. En caso semejante, ¿qué hacen los hombres que no tienen confianza absoluta en sí mismos? Toman consejo del mayor número y la opinión de la mayoría es su guía. Así debe ser respecto a la enseñanza de los Espíritus, cuyos medios nos proporcionan ellos mismos. La concordancia en la enseñanza de los Espíritus es, pues, la mejor comprobación; pero es menester también para ello que tenga lugar en ciertas condiciones. La menos segura de todas, es la de un mismo médium que pregunta a muchos Espíritus, sobre un punto dudoso; es muy evidente que, si está bajo el imperio de una obsesión y si tiene que habérselas con un Espíritu mentiroso, este Espíritu puede decirle la misma cosa bajo nombres diferentes.
Tampoco hay una garantía suficiente en la conformidad, que se puede obtener por los Médiums de un solo centro, porque todos pueden estar bajo la misma influencia. La única garantía formal de la enseñanza de los Espíritus, está en la concordancia que existe entre las revelaciones, hechas espontáneamente con la intervención de un gran número de médiums, desconocidos los unos de los otros y en diversos países. Se concibe que no hablamos ahora de las comunicaciones relativas a intereses secundarios, sino de lo que hace referencia a los mismos principios de la doctrina.
La experiencia prueba que, cuando un principio nuevo debe recibir su solución, se enseña espontáneamente en diferentes puntos a la vez, y de una manera idéntica, sino en la forma, al menos en el fondo. Sí, pues, le place a un Espíritu el formular un sistema excéntrico, basado sólo en sus ideas y fuera de la verdad puede tenerse por seguro que este sistema quedará circunscrito y caerá ante la unanimidad de las instrucciones dadas en las demás partes, como ha habido ya diferentes ejemplos. Esa unanimidad es la que ha hecho caer todos los sistemas parciales, nacidos en el origen del Espiritismo, cuando cada uno explicaba los fenómenos a su modo, y antes de que se conociesen las leyes que rigen las relaciones del mundo visible con el mundo invisible. Tal es la base en que nos apoyamos, cuando formulamos un principio de la doctrina; no porque esté conforme con nuestras ideas, lo damos como verdadero; de ninguna manera queremos ser árbitros supremos de la verdad, y no decimos a nadie «Cree tal cosa; porque la decimos nosotros.» Para nosotros nuestra opinión sólo es una opinión personal, que puede ser justa o falsa; porque no somos más infalibles que los otros, ni tampoco es verdadero para nosotros un principio por que se nos ha enseñado, sino porque ha recibido la sanción de la concordancia. En nuestra posición, recibiendo las comunicaciones de cerca de mil centros espiritistas formales, diseminados por todas las partes del globo, estamos en el caso de ver los principios en que se establece esta concordancia; esta observación es la que nos ha guiado hasta hoy, y la que nos guiará en los nuevos campos que el Espiritismo está llamado a explorar.
Así es que, estudiando atentamente las comunicaciones que vienen de diferentes partes, tanto de Francia como del extranjero, notamos por las revelaciones de una naturaleza enteramente especial, que hay una tendencia a entrar en una nueva senda y que ha llegado el momento de dar un paso más.
Éstas revelaciones, hechas a menudo con palabras encubiertas, han pasado desapercibidas para muchos de aquellos que las han recibido; otros se creén que sólo ellos las recibieron. Obtenidas aisladamente, no tendrían ningún valor para nosotros; pero su coincidencia les dá mucha gravedad; cuando llegue el momento de darlas toda la publicidad, cada uno se acordará de haber recibido instrucciones en el mismo sentido. Este es el movimiento general que observamos, que estudiamos con asistencia de nuestros guías espirituales, y que nos ayuda a juzgar de la oportunidad que hay para nosotros de hacer o dejar de hacer una cosa.
Esta comprobación universal es una garantía para la unidad futura del Espiritismo y anulará todas las teorías contradictorias. En esto se buscará en el porvenir el criterio de la verdad. Lo que ha contribuido a que tuviera buen éxito la doctrina formulada en El Libro de los Espíritus y en el Libro de los Médiums, es que en todas partes, todos han podido recibir directamente de los Espíritus, la confirmación de lo que encierran.
Si en todas partes los Espíritus los hubiesen contra dicho, hace tiempo que esos libros, hubieran sufrido la suerte de todas las concepciones fantásticas.
Ni aún el apoyo de la prensa les hubiera salvado del naufragio, al paso que, privados de él, no por esto han dejado de hacer un camino rápido; porque han tenido el apoyo de los Espíritus, cuya buena voluntad compensa con ventajas la mala voluntad de los hombres.
Lo mismo sucederá con todas las ideas que, viniendo de los Espíritus o de los hombres, no pueden soportar ésta comprobación, cuyo poder nadie puede negar. Supongamos, pues, que ciertos Espíritus quieran dictar, bajo cualquier título, un libro en sentido contrario; supongamos además que con una intención hostil y con la mira de desacreditar la doctrina, se citase la malevolencia de comunicaciones apócrifas, ¿qué influencia podrían tener estos escritos, si son desmentidos en todas partes por los Espíritus? Es menester asegurarse de la aprobación de estos últimos antes de lanzar un sistema en su nombre. Del sistema de uno solo al sistema de todos, hay la misma distancia que de la unidad al infinito. ¿Qué pueden todos los argumentos de los detractores sobre la opinión de las masas, cuando millares de voces amigas, salidas del espacio, vienen de todas partes del universo, al seno de cada familia, a batirlos en brecha? La experiencia con respecto a este asunto, ¿no ha confirmado ya la teoría? ¿En qué han venido a parar todas esas publicaciones que debían, digámoslo así, anonadar al Espiritismo? ¿Cuál es la que ni siquiera ha logrado detener su marcha? Hasta hoy no se había mirado la cuestión bajo este punto de vista, cuestión de las más graves sin duda; todos han contado consigo mismo, pero no con los Espíritus. El principio de la concordancia es tambien una garantía contra las alteraciones que podrían hacer experimentar al Espiritismo las sectas que quisieran apoderarse de él en provecho suyo, y acomodarlo a sus miras. Cualquiera que intentase desviarlo de su objeto providencial, fracasaría, por la sencilla razón de que los Espíritus con la universalidad de su enseñanza, harían desaparecer toda modificación que se apartase de la verdad.
De todo esto resulta una verdad capital, y es, que cualquiera que pretenda poner trabas al curso de las ideas, establecido y sancionado, podrá muy bien causar una pequeña perturbación local y momentánea, pero nunca dominará el conjunto, ni en el estado presente ni en el porvenir.
También se desprende de esto que las instrucciones, dadas por los Espíritus sobre los puntos de la doctrina, que aún no se han dilucidado, no podrán tener fuerza de ley, mientras permanezcan aisladas; que, por consiguiente, no pueden ser aceptadas sino con todas las reservas y a título de reseña. De aquí la necesidad de tener en su publicación la mayor prudencia; y en el caso en que se creyese deber publicarlas, conviene no sean presentadas sino como opiniones individuales más o menos probables, pero teniendo en todo caso necesidad de confirmación. Esta confirmación es la que es necesario esperar antes de presentar un principio como verdad absoluta, si no se quiere ser acusado de ligereza o credulidad irreflecsiva. Los Espíritus superiores, en sus comunicaciones, proceden con extremada prudencia; y no abordan las grandes cuestiones de la doctrina sino gradualmente, a medida que la inteligencia es apta para comprender verdades de un órden más elevado, y cuando las circunstancias son propicias para la emisión de una nueva idea. Por esta razón no lo han dicho todo desde un principio, ni tampoco lo han dicho todo hoy, no cediendo jamás a las instigaciones de las personas demasiado impacientes, que quieren coger el fruto antes de estar sazonado. Sería, pues, supérfluo querer precipitar el tiempo designado a cada cosa por la Providencia, por que entonces los Espíritus verdaderamente formales, niegan positivamente su concurso, pero los Espíritus ligeros, importándoles poco la verdad, contestan a todo; por esta razón, sobre todas las preguntas prematuras, siempre hay respuestas contradictorias
Los principios emitidos más arriba no son producto de una teoría personal, sino consecuencia forzosa de las condiciones en que se manifiestan los Espíritus. Es muy evidente que si un Espíritu dice una cosa por un lado, mientras que millones de Espíritus dicen lo contrario por otro, la presunción de verdad no puede hallarse de parte del que está solo, ni siquiera aproximarse a su parecer; por lo demás, pretender que uno solo tenga razón contra todos, seria tan ilógico de parte de un Espíritu como de parte de los hombres. Los Espíritus verdaderamente sábios, si no creén estar bastante ilustrados sobre una cuestión, no la resuelven jamás de una manera absoluta; declaran que sólo la tratan desde su punto de vista y aconsejan ellos mismos que se espere la confirmación.
Por grande, hermosa y justa que sea una idea, es imposible que desde su principio cuente con todas las opiniones. Los conflictos que de ello resultan son consecuencia inevitable del movimiento que se opera; son hasta necesarios para hacer resaltar más la verdad y es útil que tengan lugar en su principio para que las ideas falsas se gasten más pronto.
Los Espiritistas que concibiesen sobre ello algún temor, deben estar bien tranquilos. Todas las pretensiones aisladas caerán por la fuerza de las cosas, ante el grande y poderoso criterio de la comprobación universal. No será a la opinión de un hombre a la que se unirán, sino a la voz unánime de los Espíritus; no será un hombre, y mucho menos yo, el que funde la ortodoxia Espiritista; tampoco será un Espíritu el que venga a imponerse a cualquiera que sea; será la universalidad de los Espíritus, comunicándose en toda la tierra por órden de Dios; éste es el carácter esencial de la doctrina espiritista; ésta es su fuerza; ésta es su autoridad, Dios ha querido que su ley estuviese cimentada en una base indestructible, por esto no ha querido que se apoyase en la frágil cabeza de uno sólo. Ante este poderoso areópago, que no conoce ni espíritu de corporación, ni rivalidades celosas, ni sectas, ni naciones, vendrán a estrellarse todas las oposiciones, todas las ambiciones, todas las pretensiones a la supremacía individual; si nosotros quisiéramos substituir nuestras propias ideas a sus decretos soberanos, nosotros mismos nos estrellaríamos; él solo es el que resolverá todas las cuestiones litigiosas, el que acallará las disidencias y dará la razón a quien de derecho la tenga. Ante este imponente concierto de todas las voces del cielo, ¿qué puede la opinión de un solo hombre o de un Espíritu? Menos que una gota de agua que se pierde en el Océano, menos que la voz del niño que la tempestad sofoca.
La opinión universal, esa es el juez supremo, la que habla en definitiva; se forma de todas los opiniones individuales; si una de ellas es verdadera, sólo tiene en la balanza su peso relativo; si es falsa, no puede sobre pujar a las otras. En este inmenso concurso, las individualidades desaparecen, y éste es un nuevo jaque al orgullo humano.
Este conjunto armonioso se dibuja ya, y no concluirá este siglo sin que brille en todo su esplendor de una manera que fije todas las incertidumbres, porque de aquí a entonces, voces poderosas habrán recibido la misión de hacerse oir para reunir a los hombres bajo un mismo estandarte, apenas el campo esté suficientemente cultivado.
Mientras tanto, el que fluctúa entre dos sistemas opuestos, puede observar en que sentido se pronúncia la opinión general; éste es el indicio cierto del sentido en que se manifiesta la mayoría de los Espíritus en los diferentes puntos en que se comunican; esta es también la señal no menos cierta del sistema que vencerá.
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Más claro, ni el agua. Estos dos sistemas opuestos, son claramente percibidos e identificados entre lo que es el Espiritismo Moralizador y Consolador Verdadero y lo que Kardec y los Espíritus se refirieron lo que es el Espiritualismo.
El Espiritismo no es Espiritualismo.