Los Espíritus vienen no sólo a confirmar la moral de Jesús, sino además a mostrarnos su utilidad práctica.
El Libro de Los Espíritus es muy claro en la importancia del Bien Común para lograr Adelantamiento Moral e Intelectual del Espíritu del individuo. De hecho ninguna otra parte o concepto del Espiritismo logra el adelantamiento del Espíritu Moral e Intelectual del Espíritu encarnado. , que no sea la práctica del Bien Común o sea La Moral Espírita , que es lo mismo.
El Libro de Los Espíritus nos dice en el artículo #841, lo siguiente :
841. ¿Se debe, por respeto a la libertad de conciencia, dejar que se propaguen doctrinas permiciosas, o bien se puede, sin atentar aquella libertad, procurar atraer al camino de la verdad a los que están fuera de él por falsos principios?
Nota de Frank Montañez añadida : "Sugiero que leas lo que contestaron los Espíritus y no lo tomes a la ligera, busca la lógica del mensaje de los Espíritus :
" Sí es pemitido imponer algo es el bien y la fraternidad; pero no creemos que el medio de hacerlos admisibles sea el de obrar con violencia: la convicción no se impone».
No confundas ésto con pensar que nada puede ser impuesto que afecte el libre albedrío de nadie, pues es tiempo de pensar, de analizar, y verás que los Espíritus tienen razón. El bien (Moral Espírita) debe ser impuesto cuándo la maldad te ataca.
El ejemplo que siempre expongo. "Un familiar tuyo está siendo atacado por un Espíritu Obsesor que lo quiere matar, ¿Lo dejarías a expensas de un mal Espiritu, perververso, vengativo y Obsesor?, ¡Claro que no!. Es entonces que puedes entender, que no afectas su libre albedrío imponiendole el bien que se logra al rechazarlo e indicarle el bien.
Así dijeron los Espíritus y lo repito, porque algunos que leen mís contenidos, se les hace difícil entender la imposición del bien, según los Espíritus :
841. ¿Se debe, por respeto a la libertad de conciencia, dejar que se propaguen doctrinas permiciosas, o bien se puede, sin atentar aquella libertad, procurar atraer al camino de la verdad a los que están fuera de él por falsos principios?
841. ¿Se debe, por respeto a la libertad de conciencia, dejar que se propaguen doctrinas permiciosas, o bien se puede, sin atentar aquella libertad, procurar atraer al camino de la verdad a los que están fuera de él por falsos principios?
«Ciertamente que se puede y se debe; pero enseña con el ejemplo de , por medio de la dulzura y de la persuasión, y no de la fuerza, lo cuál sería peor que la creencia de aquel a quién se quisiera convencer. Sí es pemitido imponer algo es el bien y la fraternidad; pero no creemos que el medio de hacerlos admisibles sea el de obrar con violencia: la convicción no se impone».
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Es decir, el bien hay que imponerlo, y no dejar que sea el mal el que prevalezca, en la propagación de falsas enseñanzas en contra del bien común.
Llegó para tí el tiempo de analizar lo que dijeron los Espíritus.
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Es decir, el bien hay que imponerlo, y no dejar que sea el mal el que prevalezca, en la propagación de falsas enseñanzas en contra del bien común.
Llegó para tí el tiempo de analizar lo que dijeron los Espíritus.
La Filosofía Espírita es bella, es coherente, es noble, es lógica, es consoladora y constituye ser la palabra de DIOS a la humanidad,
porque fueron los Espíritus Puros y Perfectos los que tienen la misión de
transmitir la palabra de Dios.
Su mensaje consuela y provoca que los que
leen los libros Codificados, puedan establecer las diferencias fundamentales de
aquellos que dicen ser Espiritistas, y no predican:
- Moral o Bien Común,
- Conocimiento, leyendo los Libros Codificados.
- Adelantamiento del Espíritu.
- Libre Albedrío.
- o Conocer el Espíritu protector y guía.
Entonces, es que los que predicamos y llevamos
el Espiritismo de acuerdo a sus postulados; logramos adelantar nuestros
Espíritus y ayudamos a la humanidad en su progreso espiritual.
Sé un Espiritista de Verdad, procurando
mantener la integridad del Espiritismo, según fue escrito en los Libros
Codificados. No permitiendo que el Libre ALBEDRÍO sea interferido en nuestras
decisiones, que deben ser siempre en bien común. Pero si el mal te ataca espiritualmente hablando, entonces el bien hay que imponerlo.
Ningún Espíritu mentor ha de decirte que hacer, ellos son protectores por ser Espíritus Superiores, y son guías cuándo ya hemos tomado nuestras decisiones.
Ningún Espíritu mentor ha de decirte que hacer, ellos son protectores por ser Espíritus Superiores, y son guías cuándo ya hemos tomado nuestras decisiones.
No existimos para convertirnos en máquinas
sin libre pensar. Existimos para analizar y decidir adelantar el Espíritu.
Frank
Montañez
¿Para qué sirve el Espiritismo, si no se predica la Moral?
El Libro de los Espíritus, claramente enfatiza la Importancia de la Moral. Y ¿Por qué algunos no predican la Moral o Bien Común? Justificando que no se debe mencionar la Moral en el Espiritismo, por que hablar de Moral no es correcto pues es un rasgo religioso y por lo tanto no tiene cabida en el Espiritismo.
Pero ¿Cómo se puede tratar de presentar el Espiritismo sin la Moral? ¿Para qué sirve entonces el Espiritismo?
Vea mi Video Complementario sobre este tema:
Pero ¿Cómo se puede tratar de presentar el Espiritismo sin la Moral? ¿Para qué sirve entonces el Espiritismo?
Vea mi Video Complementario sobre este tema:
Nada más alejado de la verdad espiritual que decir que Predicar Moral en el Espiritismo es un acto religioso, y completamente contrario a lo que nos indica el Espiritismo. Veamos el libro de Los Espíritus.
Sin duda alguna el Espiritismo no se separa de la Moral Espirita que es el mensaje de Jesus de Nazareth. Son Precisamente los que no leen los Libros Codificados, que se constituyen jueces en el Espiritismo, alejándose de los los conceptos específicos en el Espiritismo, erosionando el espiritismo y modificando el Espiritismo atenidos a Opiniones Personales. Son los mismos que no saben distinguir la Ética de la Moral. Veamos que son estos dos conceptos.
Moral vs. Ética
Justicia y
derechos naturales...
873.
El sentimiento de justicia, ¿es natural o constituye el resultado de ideas
adquiridas?
“Es tan natural que os
rebeláis ante la simple idea de una injusticia. Sin duda el progreso
moral desarrolla ése sentimiento, pero no lo crea: Dios lo puso en el corazón
del hombre. Por éso encontráis a menudo, en hombres simples y primitivos,
nociones más exactas de la justicia que en los que saben mucho.”
874.
Si la justicia es una ley de la naturaleza, ¿cómo se explica que los hombres la
entiendan de una manera tan diferente, y que uno considere justo lo que a otro
le parece injusto?
“Se debe a que con ese
sentimiento suelen mezclarse pasiones que lo alteran, como ocurre con la mayor
parte de los sentimientos naturales, y hacen que los hombres vean las cosas
desde un falso punto de vista.”
875.
¿Cómo se puede definir la justicia?
“La justicia consiste en
el respeto a los derechos de cada uno.”
[875a]
– ¿Qué determina ésos derechos?
“Dos cosas: la ley humana y la ley natural. Dado
que los hombres dictan leyes adecuadas a sus costumbres y a su carácter, ésas
leyes establecen derechos que han variado con el progreso de las luces.
Reflexionad acerca de sí vuestras leyes de hoy, aunque imperfectas, consagran
los mismos derechos que las de la Edad Media. Ésos derechos anticuados, que os
resultan monstruosos, parecían justos y naturales en ésa época. Así pues, el derecho que los hombres
establecen no siempre es conforme a la justicia. Por otra parte, sólo
regula ciertas relaciones sociales, mientras que en la vida privada hay
una infinidad de actos que competen exclusivamente al tribunal de la
conciencia.”
876.
Fuera del derecho consagrado por la ley humana, ¿en qué se basa la justicia
conforme a la ley natural?
“Cristo os ha dicho:
Quered para los otros lo que quisierais para vosotros mismos112. Dios ha puesto
en el corazón del hombre la regla de la verdadera justicia, porque cada uno
desea ver respetados sus derechos. En la incertidumbre de lo que debe hacer con
respecto al prójimo en una circunstancia determinada, pregúntese el hombre cómo
querría quese procediese con él en
una circunstancia similar. Dios no podría darle una guía más segura que su
propia conciencia.”
El criterio de la
verdadera justicia es, en efecto, querer para los demás lo que se querría para
sí mismo, lo cual de ningún modo es lo mismo que querer para sí lo que se
querría para los demás. Como no es natural que queramos el mal para nosotros
mismos, si tomamos nuestro deseo personal como ejemplo o punto de partida,
estaremos seguros de querer siempre el bien para el prójimo. En cualquier época
y en todas las creencias el hombre siempre ha procurado hacer que prevalezca su
derecho personal. Lo sublime de la religión cristiana ha sido tomar el derecho personal
como base del derecho del prójimo.
112 [Vease la “Regla de Oro”: San Mateo 7:12 y San Lucas 6:31. Cf. Int. VI y §§ 632 y 822.]
Ley de Justicia, Amor y Caridad.
877.
La necesidad que tiene el hombre de vivir en sociedad, ¿genera en él obligaciones
particulares?
“Sí, y la primera de
todas consiste en respetar los derechos de sus semejantes. Quien respete esos
derechos será siempre justo. En vuestro mundo, donde tantos hombres no
practican la ley de justicia, cada cual se vale de represalias, y eso causa
perturbación y confusión en vuestra sociedad. La vida social otorga derechos e
impone deberes recíprocos.”
878.
Dado que el hombre puede engañarse acerca de la amplitud de su derecho, ¿qué
puede darle a conocer el límite del mismo?
“El límite del derecho
que reconoce en su semejante para con él, en la misma circunstancia y
recíprocamente.”
[878a]
– Pero si cada cual se atribuye los derechos del prójimo, ¿qué sucede con la
subordinación para con los superiores? ¿No es eso la anarquía de todos los
poderes?
“Los derechos naturales
son los mismos para todos los hombres, desde el más pequeño hasta el más
grande. Dios no hizo a algunos con un barro más puro que aquel con el que hizo
a los demás. Todos son iguales ante Él. Esos derechos son eternos. En cambio,
los que estableció el hombre perecen junto con sus instituciones. Por lo demás,
cada cual conoce bien su fuerza o su debilidad, y siempre sabrá tener una
especie de deferencia para con aquel que lo merezca por su virtud y su
sabiduría. Es importante consignar esto, para que los que se creen superiores
conozcan sus deberes, a fin de hacerse merecedores de esas deferencias. La
subordinación no se verá comprometida cuando se le otorgue la autoridad a la
sabiduría.”
879.
¿Cuál sería el carácter del hombre que practicara la justicia en toda su
pureza?
“El del verdadero justo,
a ejemplo de Jesús. Porque practicaría también el amor al prójimo y la caridad,
sin los cuales no hay verdadera justicia.”
Sin duda alguna el Espiritismo no se separa de la Moral Espirita que es el mensaje de Jesus de Nazareth. Son Precisamente los que no leen los Libros Codificados, que se constituyen jueces en el Espiritismo, alejándose de los los conceptos específicos en el Espiritismo, erosionando el espiritismo y modificando el Espiritismo atenidos a Opiniones Personales. Son los mismos que no saben distinguir la Ética de la Moral. Veamos que son estos dos conceptos.
Para hablar de Moral y Ética, debemos referirnos
a lo que está aceptado en el diccionario.
Varios autores consideran como sinónimos
a estos términos debido a que sus orígenes etimológicos son similares, aunque
otros no consideran a la moral y la ética
como lo mismo. Algunas posturas conciben la ética
como el conjunto de normas sugeridas por un filósofo
o proveniente de una religión, en tanto que a «moral» se le designa el grado de
acatamiento que los individuos dispensan a las normas imperantes en el grupo
social. No todos acuerdan con dicha distinción, y por eso es que en un sentido
práctico, ambos términos se usan indistintamente, y a menudo no se distingue
entre los dos conceptos, haciéndolos equivalentes.
El matiz que las delimita está en la
observación o aplicación práctica de la norma que entraña el mandato ético. Por
ello, la norma ética siempre será teórica, en tanto que la moral o costumbre
será su aplicación práctica. Según este punto de vista, la moral se basa en los
valores que dicta la conciencia, que a su vez, está basado en costumbres
aprendidas. Dicho punto de vista dice que la moral no es absoluta o universal,
ya que su vigencia depende de las costumbres de una región, de aquí vendría el
relativismo cultural.
Sin Moral, que significa en el
espiritismo Bien Común, pierdes el tiempo de tu existencia si no practicas la
Moral, que está en la conciencia, ¿para qué vives sin Moral? La Ética nada hace
en el comportamiento humano pues es un concepto teórico y no practico, solo
reglas que sirve para nada sin la Moral.
Si desechas la Moral, desechas los mandatos de la conciencia, ¿Para qué
sirve la Ética sin Moral?. La Moral puede existir sin Ética porque la ética es
algo teórico, pero la Ética no puede existir sin Moral que significa los
valores de la conciencia.
La Moral no es lo mismo que ética. La ética
solo verifica existe en términos teóricos, pero la Moral maneja la conciencia
de hacer el bien a los demás o sea modifica el Comportamiento. que solo se
logra con la Moral. Un Comportamiento Moral no puede ser desechable, el que
desecha la Moral en su vida, se desecha a sí mismo,, pues desecha su conciencia
para convertirse en una maquina. No hemos venido a perder el tiempo en una
existencia, pues sin Moral, se pierde el tiempo en una existencia.
La ética no modifica el comportamiento,
pero la Moral si lo hace. La Moral logra la Caridad con Amor, la compasión con resignación.
Solo la MORAL logra adelantar espiritualmente el Espíritu Encarnado. La Moral
se obtiene con conocimiento y Moral con Conocimiento se adelanta el Alma.
Decir que la Moral es desechable,
significa no creer en el Bien ni en sí mismo, ni se quedaría sin valores de
conciencia. ¡Viva el comportamiento Moral que logra elevar mi alma en el
Universo!. La Moral rige la regla más importante de todas las existencias, pues
sin Moral, nunca se descubre el bien que opaca el Mal.
El Bien es lo correcto, lo que cumple
con las leyes naturales de Dios, y el Mal lo que se aleja de esas mismas leyes
que la Moral exige.
Frank Montañez, SEPC, Soy Espírita por Convicción
Pues así fue expresado en el capítulo VIII al final del Libro de Los Espíritus.
VIII
Los Espíritus –preguntan ciertas personas- ¿nos enseñan una moral nueva, algo superior a la que Cristo predicó? Si esa moral no es otra que la del Evangelio, ¿para qué sirve entonces el Espiritismo? Este razonamiento se asemeja singularmente al del califa Omar cuando hablaba de la Biblioteca de Alejandría, diciendo: “Si no contiene más que lo que hay en el Corán, es inútil, y por tanto hay que quemarla. Y si tiene otras cosas que no estén en el Corán, es mala y, en consecuencia, es preciso quemarla también”. No: El Espiritismo no contiene una moral diferente de la de Jesús. Pero a nuestra vez preguntamos: Antes del advenimiento de Cristo, ¿los hombres no poseían su doctrina en el Decálogo? Y ¿hay que afirmar por eso que la moral de Jesús sea inútil? Preguntamos inclusive, a quienes niegan la utilidad de la moral espírita, por qué la de Cristo es tan poco practicada y por qué aquellos mismos que proclaman con justo título su sublimidad son los primeros en violar la principal de sus leyes, la de la caridad universal… Los Espíritus vienen no sólo a confirmar la moral de Jesús, sino además a mostrarnos su utilidad práctica. Tornan inteligibles y evidentes aquellas verdades que sólo habían sido enseñadas conforma alegórica. Y al lado de esa moral, los Espíritus acuden a definir los problemas más abstractos de la psicología.
Jesús llegó para mostrar a los hombres el camino del verdadero bien. ¿Por qué Dios, que le envió para recordarles su Ley olvidada, no enviaría hoy a los Espíritus a fin de recordarles de nuevo y con mayor precisión, cuando los hombres la echan al olvido para sacrificarlo todo en aras del orgullo y la codicia? ¿Quién se atrevería a trazar límites al poder de Dios y a señalarse sus vías? ¿Quién sabe si, como lo afirman los Espíritus, los tiempos predichos no se han consumado ya, y estamos llegando a aquellos en que verdades mal comprendidas o falsamente interpretadas deban ser reveladas de manera ostensible al género humano para acelerar su adelanto? ¿No hay algo de providencial en esas manifestaciones que en forma simultánea se está produciendo en todos los rincones del globo? No se trata de un solo hombre, de un profeta que acuda a advertirnos, sino que la luz surge en todas partes.
Todo un mundo nuevo se manifiesta ante nuestros ojos. Así como la invención del microscopio nos descubrió el mundo de lo infinitamente pequeño, que ni sospechábamos, y de la manera que el telescopio nos ha revelado la existencia de millares de mundos, que no sospechábamos tampoco, así también las comunicaciones espíritas nos muestran el Mundo Invisible que nos circunda, cuyos moradores se codean sin cesar con nosotros y, sin que lo sepamos, participan de todo lo que hacemos. Un poco más de tiempo y la realidad de ese mundo, que es el que nos está esperando, será tan indiscutible como la del mundo microscópico y la de los globos perdidos en el espacio. ¿Nada significa, pues, que se nos haya dado a conocer todo un mundo, que se nos iniciara en los enigmas de la vida de ultratumba? Bien es verdad que esos descubrimientos, si así se puede llamarlos, contrarían un tanto a ciertas ideas heredadas. Pero ¿acaso todos los grandes descubrimientos científicos no han igualmente modificado, trastornado incluso las ideas más acreditadas? Y ¿no ha sido preciso
que nuestro amor propio se inclinara ante la evidencia? Lo mismo acontecerá con respecto al Espiritismo, y a poco andar habrá adquirido éste su derecho de ciudadanía entre los conocimientos humanos.
Las comunicaciones con los Seres de ultratumba han traído por resultado hacernos comprender la vida futura, hacérnosla ver, iniciarnos en las penas y goces que en ella nos aguardan según haya sido nuestros méritos, y, por lo mismo, reconducir al espiritualismo a aquellos que únicamente veían en nosotros materia, que nos tenían tan sólo por una maquina organizada. Por eso hemos tenido razón al afirmar que el Espiritismo ha superado al materialismo por medio de los hechos. Si únicamente hubiera producido este resultado, ya el orden social debería agradecérselo. Pero hace más: Muestra los inevitables efectos del mal y, por consiguiente, la necesidad del bien. El número de personas cuyos sentimientos ha elevado y cuyas tendencias negativas ha neutralizado, apartándolas del mal, es mayor de lo que se cree y sigue aumentando a diario. Porque para ellas el porvenir deja de ser incierto. No constituye ya una mera esperanza, sino una verdad que se comprende y se explica cuando vemos y escuchamos, a aquellos que nos dejaron, lamentándose o felicitándose de lo que hicieron en la Tierra. Quienquiera sea testigo de esto se pone a reflexionar y siente la necesidad de conocerse, de juzgarse y también de enmendarse.
El Espiritismo no puede cumplir con su cometido de alcanzar a la humanidad, si los que se encargan de la divulgacion del Espiritismo, no predican la Moral Espirita que es la ley de justicia y natural que Dios nos ha dado. Es tiempo de que miremos al espiritismo tal como ha sido expuesto en los Libros Codificados. Esta advertencia a continuación, es un presagio bello del mundo Espiritual a nosotros
PREFACIO – Evangelio según
el Espiritismo.
Los
espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen por toda la
superficie de la tierra como un ejército inmenso, apenas han recibido la orden;
parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a
abrir los ojos a los ciegos.
“En
verdad os digo, que han llegado los tiempos en que todas las cosas deben ser
restablecidas en su verdadero sentido, para disipar las tinieblas, confundir a
los orgullosos y glorificar a los justos.”
¿Podrá, pues el Espiritismo algún día ser instituido en la Tierra, y tener ciudadanía? El Libro de los Espíritus nos da la contestación a esa pregunta.
Ítem #1018. El reinado del bien ¿podrá algún día ser instituido en la Tierra?
- Reinará el bien en la Tierra cuando, entre los Espíritus que acuden a habitarla, los buenos predominen sobre los malos. Entonces harán ellos que reinen allí el amor y la justicia, que son la fuente del bien y de la felicidad. Por medio del progreso moral y la práctica de las leyes de Dios atraerá el hombre a la Tierra a los Espíritus buenos y alejará de ella a los malos. Pero estos últimos no la dejarán sino cuando el ser humano haya desterrado de sí el orgullo y el egoísmo.
"La transformación de la humanidad ha sido predicha, y vosotros estáis llegando a ese momento, que es apresurado por todos los hombres progresistas. Esa transformación se operará mediante la encarnación de Espíritus mejores, que formarán en la Tierra una nueva generación. Entonces los Espíritus de los malvados, que la muerte cosecha a diario, y todos aquellos que intentan detener la marcha de los acontecimientos serán excluidos de este mundo, pues se encontrarían desubicados entre los hombres de bien, cuya ventura turbarían. Irán a mundos nuevos y menos evolucionados, a desempeñar misiones penosas en las que podrán trabajar por su propio adelanto, al paso que lo harán por el progreso de sus hermanos todavía más atrasados que ellos. ¿No veis en el hecho de excluir a los Espíritus inferiores de la Tierra ya transformada la sublime imagen del paraíso perdido, y en el hombre que vino al mundo en tales condiciones, trayendo consigo el germen de sus pasiones y las huellas de su inferioridad primitiva, la imagen no menos sublime del pecado original? Considerando desde este punto de vista, el pecado original se relaciona con la naturaleza aún imperfecta del ser humano, que así no es responsable sino de sí mismo y de sus propias culpas, y no de las de sus padres.
Todos vosotros, hombres de fe y de buena voluntad, trabajad pues, con celo y valor en la gran obra de la regeneración, por cuanto cosecharéis centuplicado el grano que hayáis sembrado. Desventura-dos los que cierren los ojos a la luz, porque se están preparando para sí mismos largos siglos de tinieblas y decepciones. Desventurados los que cifren todas sus alegrías en los bienes del mundo, porque soportarán más privaciones que goces hayan tenido. Y desventurados, sobre todo, los egoístas, porque no encontrarán a nadie que les ayude a cargar el fardo de sus miserias…
SAN LUIS
Veamos que significa Bien Común, o Moral
Bien común, según Wikipedia
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Para otros usos de este
término, véase Bien común
(desambiguación).
Es un concepto que en general puede ser entendido como aquello de lo que se
benefician todos los ciudadanos o como los sistemas sociales, instituciones y
medios socioeconómicos de los cuales todos dependemos que funcionen de manera
que beneficien a toda la gente.1 Más recientemente, John Rawls lo definió.
De acuerdo a Renate Mayntz,2 todas las grandes ciencias comparten
un interés en las precondiciones necesarias para obtener un cierto fin social
que es percibido como deseable. Consecuentemente el concepto de bien común
contiene diferente elementos o puede ser estudiado desde diferentes
perspectivas. Por ejemplo: la riqueza general del bien común económico (ver Commonwealth3 ). El bienestar común o público (Gemeinwohl o Intérêt général) de la ciencia
política.4 Y el “Bonun commune” de la tradición
europea filosófica o cristiana.5
Aspecto económico: la riqueza común
Artículo principal: Bien común
(economía).
Desde el punto de vista económico general el concepto admite varios
posibles significados. Por ejemplo, se puede aplicar a aquel bien que ya sea
pertenece o es de regional o clásica del término. Este significado se remonta a
la antigüedad (ver Los comunes), y se diferenciaba a su vez en dos
grandes sectores: la propiedad comunal como tal y la propiedad estatal o
pública.6 Algunos de los clásicos de la economía política
percibían la evolución de las relaciones o sistemas de producción como
llevando inevitablemente hacia la propiedad común de los mismos. (ver Socialización
de los medios de producción ). Esa visión -ver Bien común (Economía política)- influyó fuertemente la de algunos economistas (por ejemplo Joseph Alois Schumpeter) pero gozó de poca aplicación en la economía de los países occidentales
durante buena parte del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad ha habido una
revitalización del interés en este aspecto del concepto, especialmente en la
propiedad comunal a diferencia de la estatal o pública (ver Recursos comunes).
La segunda acepción -bien común como aquel que es de usufructo o consumo
común- deriva de una sugerencia de Paul Samuelson acerca de los bienes públicos, que serían aquellos cuyo consumo por
un individuo no disminuye su disponibilidad para otros.7
El concepto también se puede referir a algo así como la conveniencia
económica -o bienestar socio-económico- general de una sociedad o comunidad o
la situación que maximiza la suma del beneficio o utilidad de todos y cada uno
de los individuos.
Desde este punto de vista el concepto puede ser entendido como utilitario o
instrumental:8 la riqueza provee las bases prácticas
para que los individuos puedan lograr su perfección tal como ellos la
entienden. Esa perfección no es cuestión que otros puedan definir,9 pero sin esa base material, los individuos no están en condiciones de
perseguir su propio mejoramiento (ver, por ejemplo: Pirámide de Maslow).
Si entendemos entonces el bien común como la condición material (la riqueza
general) que permite ese desarrollo, encontramos que la economía moderna ofrece
una definición formal de bien común: es la suma cuantitativa de las utilidades de los
miembros de una sociedad (el público) pero con el agregado de una condición
fundamental: esa riqueza común debe incluir a todos: sin bienestar de todos los
individuos, no puede haber bienestar general (ver Economía del bienestar).
Aspecto social: el bienestar común
Véanse también: Interés publico y Calidad de vida.
El interés desde este punto de vista no se centra en individuos sino en
comunidades o sociedades. En las palabras de Simón Bolívar: “Son
derechos del hombre: la libertad, la seguridad, la prosperidad y la igualdad.
La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en el perfecto
goce de estos derechos” y "El sistema de gobierno más perfecto es aquél
que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y
mayor suma de estabilidad política."
En esta perspectiva no puede haber bien común a menos que las sociedades
estén integradas y sean
estables (es decir, que haya Cohesión social). En otras palabras: a menos que esos
sistemas sociales sean viables en el largo plazo. Pero lo que incrementa esa
viabilidad social no necesariamente aumenta la utilidad individual o bienestar
de cada individuo.
Así, desde este punto de vista se puede entender el bien común como la suma
de las condiciones de la vida social que permiten que los individuos libremente
den forma a sus vidas. El propósito del Estado (entendido como la sociedad
políticamente organizada) sería entonces proveer a los individuos de los medios
para que puedan efectivamente llevar a cabo esas elecciones. John Rawls sin embargo introduce una distinción
entre "lo bueno", que es crear un mundo material mejor -como quiera
que eso se defina- y "lo justo", que crea las condiciones para una
sociedad libre y justa, una que permite la persecución de la virtud pero no
prescribe el cómo hacerlo o qué es exactamente lo que se desea. Así, el bien
común sería el bien que es común a cada ciudadano, el bien de cada uno de los
ciudadanos, más que una concepción definida o concreta de lo que constituye el
bien para todos y cada uno.10
Todo lo anterior ha dado origen a una rica y compleja series de estudios
(ver, por ejemplo: Cambio social y Conflicto social).
Aspecto filosófico: el bonum commune
Artículo principal: Bien común
(filosofía).
Por bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es compartido
por y de beneficio (en el sentido de un mejoramiento general, no solo físico o
económico) para todos los miembros de una comunidad: “El bien común abarca el
conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres,
las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su
propia perfección.”11
En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada uno
de los miembros de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos puede
ser alcanzado, aumentado y protegido.12 Afecta a la vida de todos. Exige la
prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la
autoridad.13 Posiciones fuertemente influidas por
este punto de vista han sido incorporadas en las constituciones y legislaciones
de numerosos países y es extante en la posición de la iglesia católica. Por
ejemplo, en la Doctrina Social de la Iglesia, a partir de la encíclica Rerum Novarum. En encíclicas posteriores se ha
seguido profundizando en su concepto.
Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y Aristóteles) a través de la tradición escolástica,
especialmente del trabajo de quien es considerado su más grande representante: Tomás de Aquino, quien
reintroduce el tema en su Suma teológica -cuestión 98- cuando al hablar sobre
la esencia de la ley afirma que esta: no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien
común, promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad.
Así el bien común es también fin común. Algo no necesariamente existente,
pero a ser obtenido. En las palabras de Píndaro: "llega a ser el que eres". A partir de eso, de Aquino sugiere: constituyéndose la ley ante todo por orden al bien común,
cualquier otro precepto sobre un objeto particular no tiene razón de ley sino
en cuanto se ordena al bien común. Por tanto, toda ley se ordena al bien común.
Parece seguir entonces que sería el deber común o general adecuar la acción
de todos y cada uno (por lo menos, dentro de ciertos límites) a la preservación
u obtención de ese bien común: “Si toda comunidad humana posee un bien común
que la configura en cuanto tal, la realización más completa de este bien común
se verifica en la comunidad política. Corresponde al Estado defender y promover
el bien común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones
intermedias” (CIC, n. 1910).
Características del bien común
- Deriva
de la naturaleza humana y es por lo tanto superior a cualquier
individuo:
“La persona [...] se ordena al bien común, porque la sociedad, a su vez,
está ordenada a la persona y a su bien, estando ambas subordinadas al bien
supremo, que es Dios” (IBÁÑEZ LANGLOIS, JOSÉ MIGUEL, o.c., p. 86).
- No
es la suma de los bienes individuales, tampoco la sociedad es la mera suma
de los individuos. La sociedad es necesaria para que la persona se realice
como tal, y debe presentar una serie de condiciones que hagan posible el
desarrollo simultáneo de la persona y de ella misma, hacia la perfección
que se dará histórica y culturalmente. No hablamos aquí de unas
condiciones mínimas de desarrollo, ni de algo necesariamente material
(aunque lo material forma parte de la “integridad” del desarrollo humano).
Hablamos de condiciones de posibilidad.
- Redunda
en provecho de todos: “El bien común está siempre orientado hacia el
progreso de las personas: ‘el orden social y su progreso deben
subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden
tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el
amor” (CIC, n. 1906-9 y 1912).
- “Abarca
a todo el hombre, es decir, tanto a las exigencias del cuerpo como a las
del espíritu. De lo cual se sigue que los gobernantes deben procurar dicho
bien por las vías adecuadas y escalonadamente, de tal forma que,
respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la
prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espíritu” (PT, n.
57). “Abarca todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los
ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección” (MM, n.
19).
- Obliga
al Estado: “La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el
bien común. De donde se deduce claramente que todo gobernante debe
buscarlo, respetando la naturaleza del propio Bien Común y ajustando al
mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real de las
circunstancias” (PT, n. 54).
- Obliga
a los individuos: el bien común ha de ser considerado como un valor de
servicio y de organización de la vida social, del nuevo orden de la
convivencia humana. Pero no sólo el Estado debe aportar las condiciones,
es tarea de todos.
- Obliga
al ciudadano: “Todos los individuos y grupos intermedios tienen el deber
de prestar su colaboración personal al Bien Común. De donde se sigue la
conclusión fundamental de que todos ellos han de acomodar sus intereses a
las necesidades de los demás, y deben enderezar sus prestaciones en bienes
o servicios al fin que los gobernantes han establecido, según normas de
justicia y respetando los procedimientos y límites fijados por el
gobierno” (PT, n. 55).
Críticas al bien común
De acuerdo con Karl Popper,14 la percepción "platónica"
del bien común -calificada por Popper como utópica- demanda no solo un plan o
concepto de lo que la sociedad final debe ser sino también un gobierno fuerte y
centralizado, un corto número de personas -los reyes filósofos encargados del gobierno, benevolentes,
pero implacables15 -no interesados en los derechos o
beneficios de los individuos como tales sino en la comunidad como entidad: De
acuerdo con Platón: "...nosotros no establecemos la ciudad mirando a que
una clase de gente sea especialmente feliz, sino para que lo sea en el mayor
grado posible la ciudad toda;..."16 - O, en palabras de Jacques Maritain:
"De modo que el fin de la sociedad no es el bien individual, ni la colección de los bienes individuales de cada una de las personas que la constituyen. Semejante fórmula destruiría la sociedad como tal en beneficio de las partes; vendría a derivar ya a una concepción francamente anárquica, o bien a la vieja concepción anárquica disimulada del materialismo individualista, según la cual los deberes de la ciudad se limitan a velar por el respeto de la libertad de cada individuo, y cuya consecuencia es que los fuertes opriman libremente a los débiles."17
Esa percepción puede, consecuentemente, ser capaz -en la opinión de Popper-
de conducir fácilmente a una dictadura.
Además, “El método de establecer, primero, una meta política última y de
comenzar a avanzar luego hacia ella, es fútil si admitimos que este objetivo
puede alterarse considerablemente durante el proceso de su materialización.”
(Popper, op cit) Así, sigue que este ideal absoluto e inmutable solo tiene
validez si asumimos otros dos supuestos:
- Que
existen métodos racionales para determinar de una vez para siempre cual es
el ideal.
- Ditto
re los mejores métodos para su obtención.
A falta de acuerdo en relación a algunos de esos puntos, no queda otro
remedio que la fuerza o la coerción. Platón: "..., si se aspira a que una
ciudad se desenvuelva en buen orden, hay que impedir por todos los medios que
nadie diga en ella que la divinidad, que es buena, ha sido causante de los males
de un mortal ...." y "Para decirlo, pues, brevemente: los que cuidan
de la ciudad han de esforzarse para que esto de la educación no se corrompa sin
darse ellos cuenta, sino que en todo han de vigilarlo, de modo que no haya
innovaciones contra lo prescrito...".
Notas y referencias
1.
↑ La primera definición se deriva de la
definición de “bienes comunes” que ofrece la RAE. La segunda se deriva de
ofrecida por Manuel Velasquez, Claire Andre, Thomas Shanks, S.J., y Michael J.
Meyer en The Common Good
2.
↑ Renate Mayntz :
Common Goods and Governance, en Common goods: reinventing European and international governance p
15, etc.
3.
↑ El concepto de “Commonwealth (lit:
riqueza común) se usa en ingles para referirse tanto a los intereses económicos
comunes como a la acción estatal para promover ese beneficio. Así, por ejemplo,
Adam Smith re
refiere a los deberes del “King o Commonwealth” en la esfera económica. El
concepto nunca se usa para sugerir que el Estado debe o puede definir o
controlar o inmiscuirse en aspectos politico-ideologicos.
4.
↑ El concepto se puede trazar a los
desarrollos intelectuales de la Ilustración que dieron origen al liberalismo
5.
↑ Trazable a las ideas de los clasicos,
especialmente, Platón y Aristóteles. Ver, por ejemplo: La guía de Historia
El 'bien
común
6.
↑ Por ejemplo, Friedrich von Wieser (1889)
planteó en su Der natürliche Werth: "Además de las economías
privadas existen varias "economías comunales"
("Gemeinwirthschasften" en el original)... Limitaré mis
investigaciones a lo más importante de la "economía comunal"
(gemeinwirthshaft), esa del Estado" (Introducción al Libro VI, capítulo I
(en alemán en el original)
7.
↑ SAMUELSON , Paul . A. (1954): “The Pure Theory of Public
Expenditure”, Review of Economics and Statistics”, vol. XXXVI,
pp. 387-388. (Traducción al castellano como “Teoría del gasto público” en
Hacienda Pública Española, núm. 5, 1970
8.
↑ Ya Aristóteles observó: “evidentemente,
la riqueza no es el bien que buscamos, porque simplemente se trata de algo
útil, un medio para obtener algo más” citado en Desarrollo Humano]
9.
↑ Para, por ejemplo, John Stuart Mill los
hombres tienen derecho a actuar en libertad -mientras esos actos no perjudiquen
a otros- porque solo a través de esa libertad pueden libremente escoger lo que
ellos consideren su bien o conveniencia. Para Thomas Hill Green, el bien es “la realización del
carácter personal, sigue entonces que el bien final, como un todo, solo puede
ser logrado en una sociedad de individuos que, permaneciendo un fin para sí
mismos -en el sentido que su individualidad no desaparece- logran aumentar su
perfección, encontrando esa perfección obtenible solo cuando esos individuos
separados son integrados como parte de un todo social”. Ver también Leonard Trelawny Hobhouse.
11.
↑ Juan XXIII: " Pacem in
terris", citado en Concepto del Bien Común.
12.
↑ Esta definición se toma de la que
aparece en el Compendio Doctrina Social de la Iglesia, 164.
13.
↑ Cf. CIC, n. 1906; cfr. GS, n. 26,1; 74,
1; cfr. MM, n.65; cf. PIO XII, Radiomensaje Navidad 1942 Con sempre nuova
(24-XII-1942): AAS 35 (1943) 13.
14.
↑ Karl Popper: “La sociedad abierta y sus
enemigos”.- Varias ediciones en castellano.- cap 9: Esteticismo,
perfeccionismo, utopismo.-
15.
↑ Platón: Pregunta: Entonces, ¿cómo puede
uno que tenga grandeza mental, y es el espectador de todo tiempo y toda la
existencia, pensar mucho de la vida humana? - Respuesta: No puede.- Pregunta:
¿O puede uno como ese temer la muerte?. Respuesta: No, por supuesto.- La
República. Diálogo sobre el Rey Filósofo
17.
↑ Jacques Maritain: LA PERSONA Y EL BIEN COMÚN
La ética
La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.[1]
La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del griego antiguo ἠθικός, o transcrito a nuestro alfabeto, "êthicos". Es preciso diferenciar al "êthos", que significa "carácter", del "ethos", que significa "costumbre", pues "ética" se sigue de aquel sentido y no es éste.[2] Desconocer tal diferencia lleva a la confusión entre "ética" y "moral", pues esta última nace de la voz latina "mos, moris", que significa costumbre, es decir, lo mismo que "ethos". Si bien algunos sostienen la equivalencia de ambas nociones en lo que a su objeto respecta, es crucial saber que se originan a partir de conceptos diferentes.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.
Algunos han caracterizado a la ética como el estudio del arte de vivir bien, lo cual no parece exacto, puesto que si se reuniesen todas las reglas de buena conducta, sin acompañarlas de examen, formarían un arte, mas no una ciencia.[3]
La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como "bueno", "malo", "correcto", "incorrecto", "obligatorio", "permitido", etc., referidos a una acción, una decisión o incluso también las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "Ese hombre es malo", "no se debe matar", etc. En estas declaraciones aparecen los términos "malo", "no se debe", etc. que implican valoraciones de tipo moral. Introducción
Definición y objeto
Según una corriente “clásica”, la ética tiene como objeto los actos que el
ser humano realiza de modo consciente y libre (es decir, aquellos actos sobre
los que ejerce de algún modo un control racional). No se limita sólo a ver cómo
se realizan esos actos, sino que busca emitir un juicio sobre estos, que
permite determinar si un acto ha sido éticamente bueno o éticamente malo.Fernando Savater en su libro Ética para Amador en su capitulo primero «De qué va la ética» define la ética como el arte de vivir, el saber vivir, por lo tanto el arte de discernir lo que nos conviene lo bueno y lo que no nos conviene lo malo.
Ello implica establecer una distinción entre lo que sea bueno y lo que sea malo desde el punto de vista ético, y si el bien y el mal éticos coinciden o no con lo que serían el bien y el mal en sí.
Límites con disciplinas adyacentes
La ética se relaciona con la antropología, el derecho, con la ley, y con
ciencias empíricas que estudian el comportamiento humano, como la sociología y la psicología.Una enciclopedia define ética del siguiente modo: “Ética (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’), principios o pautas de la conducta humana, a menudo y de forma impropia llamada moral (del latín mores, ‘costumbre’) y por extensión, el estudio de esos principios a veces son llamados filosofía moral”. Seguidamente añade:
La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de las ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas estudian la conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la relación entre principios éticos particulares y la conducta social, e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la formación de esos principios. La palabra ética proviene del griego ethikos (“carácter”). Se trata del estudio de la moral y del accionar humano para promover los comportamientos deseables. Una sentencia ética supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala cómo deberían actuar los integrantes de una sociedad. Por profesión se entiende una ocupación que se desarrolla con el fin de colaborar con el bienestar de una sociedad. Para realizar dicha labor es necesario que el profesional (persona que ejerce la misma) actúe con responsabilidad, siguiendo los requisitos que la ley vigente plantee para el desarrollo de esa actividad. La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad. Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los códigos deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología forma parte de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y reglas de cumplimiento obligatorio.
Ramas de la ética
Metaética
Artículo
principal: Metaética.
El problema del ser y el deber ser
Artículo
principal: Problema del ser y el deber ser.
La ética teleológica es generalmente una ética orientada hacia fines, hacia
un "télos" (en griego, fin u objetivo que perfecciona a quien lo
alcanza).Hume ha planteado la objeción de que la transición de ser no-debe "para ser legítimo (" Ley de Hume "). Bajo la falacia de la partida "naturalista" de George Edward Moore ha planteado las cuestiones estrechamente relacionadas, pero que no son estrictamente los mismos.
Como se destaca más adelante, los positivistas, deben estar epistemológicamente entre las tasas y tarifas de destino, y se diferencian por su relación diferente a los sentidos. La distinción epistemológica entre es y debe se basa en la ciencia empírica moderna. Quien no acepta esta distinción, o bien debe postular a un ser que no es directamente o indirectamente detectable, o se debe considerar lo que debe ser perceptible.
Las normas éticas se derivan de supuestas declaraciones sobre los seres, con frecuencia pasan inadvertidos por el uso de la ambigüedad normativa y empírica de términos como "esencia", "Naturaleza", "determinación", "función", "final", "sentido" u " Objetivo alcanzado". Así, la palabra "objetivo" es incluso lo que en realidad busca una persona (Su meta es graduarse). La palabra objetivo puede referirse también a lo que debe perseguir un hombre (por ejemplo, cuando se dice de alguien que perdió el objetivo o la meta de su existencia humana).
La ambigüedad inadvertida empírico-normativa de ciertos términos conduce a falacias lógicas tales como: "La esencia de la sexualidad es la procreación. Por lo tanto, la anticoncepción no está permitida, porque no refleja la naturaleza de la sexualidad".
Tomando nota de que esto supone que se ha deducido lógicamente que el ser es una justificación de las normas aún no desesperada. Porque, además de las declaraciones normativas y de los registros, hay voluntades. La expresión de la voluntad de una persona: "No quiero ser molestado en la siguiente hora por cualquier persona" incluye el deseo de que la norma "Nadie me debe molestar en la hora siguiente" sea capaz de ser acogida y respetada por otros. El punto central será saber si la expresión de la voluntad de esa persona sea o no sea éticamente correcta, o sea simplemente un acto arbitrario que no exige un respeto absoluto por parte de otros.
La falacia naturalista
Artículo
principal: Falacia
naturalista.
George
Edward Moore, en su obra Principia Ethica, acusa al naturalismo de
cometer un error cuando infiere que algo tiene una propiedad moral a partir de
que ese algo tiene tal o cual propiedad natural.[4] Por
ejemplo, asumiendo que el placer es una
propiedad natural, un naturalista podría sostener que las relaciones sexuales son
buenas porque son placenteras.[4] Sin
embargo, Moore señala que para afirmar esto, primero se necesita mostrar que
todo lo placentero es bueno,[4] y esto
requiere de un argumento que parece difícil de proveer. Pese al nombre de la
falacia, la misma parece poder extenderse más allá del naturalismo.[4] Así,
el desafío propuesto por Moore parece mostrar cómo es posible concluir
legítimamente que una propiedad no moral puede identificarse o
tener la misma extensión que
una propiedad moral.
¿Qué
ES EL BIEN, O QUE ES HACER EL BIEN?
Si
consideras que hacer bien no es solo que a ti te beneficie, eso es bien a
medias según nuestra Filosofía Espírita, el
bien que se realiza debe ser SIEMPRE, Bien Común, o
sea lo que tu consideras es bien, debe serlo también para los demás, pues si
solo te beneficia a tí eso es egoísmo, pero si beneficia tanto a tí como a
los demás, eso es bien común.
Se
es bueno o se es malo en
las acciones, sí; porque creo que lo que hay en lo profundo del corazón siempre
es bien. Pero como lo más fácil es hacer el mal, y satisfacer por consiguiente
sus egoísmos y orgullo, pues esto mismo imposibilita reconocer que
es un ser bueno. Pero esto es solo mi opinión, veamos lo que dijeron los
Espíritus de La Codificación
Espírita en lo que sin lugar a dudas es la base
de la Filosofía Espírita que
no es otra cosa definida como bien común.
Porque
tanto marullo en desarrollar nuestras vidas en todo lo contrario al bien. Si
hacer el bien sería lo que alivianaría todas las cosas en la vida. Pero se le
da más énfasis al mal que es lo que corrompe, lo que nos atrasa
espiritualmente. Si las reglas del juego es hacer mal para de ahí lograr
hacer el bien, pues esta reflexión es para definir esto.
III.-
El Bien y el Mal
629. ¿Qué definición se puede dar de la Moral?
- La Moral es la regla para conducirse bien, vale expresar, la distinción entre el bien y el mal. Se basa en la observancia de la ley de Dios. El hombre se comporta bien cuando hace todo con miras al bien de todos, porque en tal caso está observando la ley de Dios.
630. ¿Cómo podemos distinguir el bien del mal?
- El bien es todo aquello que está de acuerdo con la ley de Dios, y el mal, todo lo que de ella se aparta. Así pues, realizar el bien es conformarse a la ley de Dios. Hacer el mal, infringir dicha ley.
631. ¿Tiene el hombre, de por sí, los medios para distinguir lo que está bien de aquello otro que estámal?
- Sí, cuando cree en Dios y quiere saberlo. Dios le ha concedido la inteligencia para discernir lo uno de lo otro.
Esto es la
Moral de Jesús
632. El hombre, sujeto como está al error, ¿no puede equivocarse en la evaluación del bien y el mal, y creer que hace bien cuando en realidad está haciendo mal?
- Jesús os lo dijó: Ved lo que quisierais que se os hiciese o no se os hiciese. Todo está allí. No os equivocaréis.
633. La regla del bien y el mal, que podríamos denominar de reciprocidad o de solidaridad, no se puede aplicar a la conducta personal del hombre para consigo mismo. ¿Encuentra él en la ley natural la regla de esa conducta y un guía seguro?
- Cuando coméis en exceso, esto os daña. Pues bien, Dios os está dando la medida de lo que necesitáis. Si la rebasáis, sois castigados. Lo mismo ocurre con todo. La ley natural traza al hombre la frontera de sus necesidades. Cuando la traspone, es castigado mediante el sufrimiento. Si el hombre escuchara en todas las cosas esa voz que le dice basta, evitaría la mayor parte de los males que acusa a la Naturaleza.
634. ¿Por qué está el mal en la índole de las cosas? Me refiero al mal moral. ¿No podía Dios crear a la humanidad en mejores condiciones?
- Ya te lo hemos dicho. Los Espíritus fueron creados simples e ignorantes (ver párrafo 115).
115 Tenemos en esta respuesta, de una manera clara y precisa, una exposición sucinta de lo que podemos denominar la dinámica espírita del perfeccionamiento humano. Por medio de las caídas y de las advertencias, de los riesgos corridos y de la ayuda de los buenos Espíritus, el hombre de buena voluntad irá venciendo sus malas inclinaciones y preparándose, ya en esta existencia, para una vida mejor en el futuro. Muy al contrario de desalentarnos, nuestras caídas deben ser transformadas en peldaños de la escala de nuestro mejoramiento espiritual. Conforme se advertirá, la “auto-salvación” de que nos acusan algunos religiosos no es más que el desarrollo de la voluntad y de la razón del Ser, bajo la dispensa de la gracia de Dios y mediante sus mensajeros, los Espíritus buenos. [N. de J. H. Pires.]
Dios deja al hombre que escoja el
camino: tanto peor para él si opta por el malo… En tal caso, su peregrinaje
será más largo. Si no hubiera montañas, el hombre no podría
comprender que es posible ascender y descender, y si no hubiese rocas no
comprendería que existen cuerpos duros. Precisa que el Espíritu coseche
experiencia, y para esto hace falta que conozca el bien y el mal. Por eso
existe la unión del Espíritu con el cuerpo (ver párrafo 119).
119. ¿No podría Dios eximir a los Espíritus de las pruebas que han de sufrir para llegar al primer orden?
- Si hubieran sido creados perfectos no tendrían méritos para disfrutar de los beneficios de esa perfección. ¿Dónde residiría el mérito, de no existir la lucha? Por otra parte, la desigualdad que entre ellos existe es necesaria a su personalidad. Además, la misión que cumplen en los diferentes grados está dentro de las miras de la Providencia, a los fines de mantener la armonía del Universo.
Kardec Comentó: Puesto que en la vida social todos los hombres pueden llegar a los primeros puestos de la función pública, cabría preguntar por qué el soberano de un país no asciende a general a cada soldado raso, por qué todos los empelados subalternos de la administración no pasan a ser funcionarios superiores y por qué, en suma, todos los escolares no se convierten en maestros. Ahora bien, una diferencia existe entre la vida social y la espiritual, y es que la primera es limitada y no permite siempre al individuo ascender todos los peldaños, al paso que la segunda no tiene límites, ofreciendo a cada cual la posibilidad de elevarse hasta el primer rango.
635. La diversidad de posiciones sociales crea nuevas necesidades, que no son las mismas para todos los hombres. La ley natural parecería, pues, no ser una regla uniforme…
- Esas diferentes posiciones existen en la Naturaleza, y según la ley del progreso. Ello no impide la unidad de la ley natural, que se aplica a todo.
Kardec Comenta: Las condiciones de existencia del hombre cambian según los tiempos y lugares. De esto resultan para él necesidades diferentes y posiciones sociales apropiadas a tales necesidades. Puesto que esa diversidad está en el orden de las cosas, es conforme a la ley de Dios, y dicha ley no deja de ser por ello una en su principio. Cabe a la razón distinguir las necesidades reales de aquellas otras que son ficticias o producto de convencionalismos.
636. El bien y el mal ¿son absolutos para todos los hombres?
- La ley de Dios es la misma para todos. Pero el mal depende, en especial, de la voluntad de hacerlo que se tenga. El bien es siempre bien, y el mal sigue siendo mal, sea cual fuere la posición en que el hombre es encuentre. La diferencia reside en el grado de responsabilidad.90
90 Las investigaciones sociológicas han motivado, en nuestro tiempo, una revaluación del concepto tradicional de la moral. Se ha comprendido que la moral es variable, por cuanto el bien en un pueblo puede ser el mal en otro, y viceversa. No obstante, RENOUVIER, en su Science de la morale, compara la moral con la matemática: es una ciencia que debe basarse en conceptos puros. Los sociólogos han confundido moral con costumbres, pero últimamente distinguieron ya, en la confusión de las costumbres, una regla general, que es la común aspiración al bien. BERGSON, en Leux sources de la morale et la religion, establece dos tipos de moral: la cerrada, que deriva de la coacción, y la abierta, que es individual y no se sujeta a las convenciones. La moral relativa es la convencional, en tanto la moral absoluta es aquella dictada por la universal aspiración al bien, por la ley de Dios grabada en las conciencias. [N. de J. H. Pires.]
637. El salvaje que cede a su instinto al nutrirse de carne humana ¿es culpable?
- He dicho que el mal depende de la voluntad. Pues bien, el hombre es cada vez más culpable, a medida que va sabiendo mejor lo que hace.
Las circunstancias dan al bien y al mal una gravedad relativa. El hombre comete
a menudo faltas que, por ser el resultado de la posición en que lo colocó la
sociedad, no por ello son menos reprensibles. Pero su responsabilidad está
proporcionada a los medios que posee de comprender el bien y el mal. Así pues,
el hombre esclarecido que comete una simple injusticia es más culpable, a los
ojos de Dios, que el ignorante
salvaje que se entrega a sus instintos.
638. El mal parece ser, a veces, una consecuencia de la fuerza de las circunstancias. Tal es, por ejemplo, en ciertos casos, la necesidad de destrucción, incluso de destrucción de un semejante. ¿Se puede entonces afirmar que haya infracción a la ley de Dios?
- No deja de ser el mal porque sea necesario. Pero esa necesidad desaparece conforme el alma se va depurando al pasar de una existencia a otra. Y entonces el hombre es más culpable de él, cuando lo comete, por el hecho de que lo comprende mejor.
639. El mal que hacemos ¿no es con frecuencia el resultado de la posición en que nos han puesto los demás hombres? Y en tal caso, ¿cuáles son los más culpables?
- El mal recae sobre aquel que lo ha causado. De esta manera, el hombre que es llevado al mal por la posición en que sus semejantes lo han colocado, es menos culpable que estos últimos, que han sido su causa. Porque cada cual será penado no sólo por el mal que haya hecho, sino además por el que haya provocado.
640. El que no hace mal, pero se beneficia con el mal cometido por otro, ¿tiene el mismo grado de culpabilidad?
- Es como si lo ejecutara él mismo. Beneficiarse con él equivale a participar de él. Quizá hubiera retrocedido ante la acción directa, pero si al encontrarla hecha la utiliza, es porque la aprueba y la hubiera realizado él mismo si hubiese podido, o si se hubiera atrevido.
641. El deseo del mal, ¿es tan reprensible como el mal mismo?
- Según. Hay virtud en resistir voluntariamente al mal cuyo deseo se experimenta, sobre todo cuando se tiene la posibilidad de satisfacer dicho deseo. Pero, si lo que falta es sólo la ocasión, entonces se es culpable.
642. ¿Basta con no hacer el mal para ser grato a Dios y asegurarse tal situación en el porvenir?
- No. Hay que realizar el bien, dentro del límite de las propias fuerzas. Porque cada cual responderá de todo el mal que haya hecho a causa del bien que él no realizó.
643. ¿Hay personas que, debido a la posición en que se hallan, no tengan posibilidad de practicar el bien?
- No existe nadie que no pueda hacer bien. Sólo el egoísta no encuentra jamás ocasión para ello. Basta estar en relación con otros hombres para hallar oportunidades de realizar el bien, y cada día de la vida concede esta posibilidad a quienquiera no esté cegado por el egoísmo. Porque practicar el bien no es sólo ser caritativo, sino además útil, en la medida del poder que se tenga, cada vez que nuestra ayuda pueda resultar necesaria.
644. El medio en el cual ciertos hombres se hallan ubicados ¿no es para ellos el motivo principal de muchos vicios y delitos?
- Sí, pero incluso en ello hay una prueba escogida por el Espíritu en estado de libertad. Él ha querido exponerse a la tentación a fin de ganarse el mérito de resistirla.
645. Cuando el hombre está en cierto modo sumergido en la atmósfera del vicio, ¿no se torna el mal, para él, en una fuerza que lo arrastra, casi irresistiblemente?
- “Fuerza que lo arrastra”, sí, pero “irresistiblemente”, no. Porque aun en medio de esa atmósfera viciosa encuentras a veces grandes virtudes. Éstas son la expresión de Espíritus que han tenido la fortaleza de resistir y a quienes, al mismo tiempo, les ha cabido la misión de ejercer una buena influencia sobre sus semejantes.
646. El mérito del bien que se realiza ¿está subordinado a ciertas condiciones? Dicho de otro modo, ¿hay diversos grados en el mérito del bien?
- El mérito del bien reside en la dificultad. No lo hay cuando se practica el bien sin trabajo y sin que cueste nada. Dios tiene más en cuenta al pobre que comparte su único mendrugo, que al rico que sólo da lo que le sobra. Jesús lo dijo, a propósito del óbolo de la viuda.
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
- El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
- El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
- Obras Póstumas, Allan Kardec
- Génesis – Allan Kardec
- El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
- El Libro de Los Médiums – Allan Kardec