El Espiritismo, en el Libro de Génesis Espiritual,
escrito por Allan Kardec, podemos encontrar información exquisita sobre las
Leyes y Fuerzas que gobiernan el Universo. En este articulo se discuten algunas
de las más importantes en el capítulo VI. Es menester mencionar que estamos evaluando el
Capitulo lo VI, y se actualizara este articulo, a medida que se encuentren alternaciones del Original Francés en esta 5ta Revisión Adulterada.
Las leyes y las fuerzas
La Génesis - Capítulo VI
8. Si uno de esos seres desconocidos que consumen su efímera existencia en el fondo de las regiones tenebrosas del océano; si uno de esos seres de varios estómagos, una de esas nereidas –miserables animálculos que de la naturaleza sólo conocen los peces ictiófagos y los bosques submarinos– recibiese de repente el don de la inteligencia, la facultad de estudiar su mundo y de sustentar sus apreciaciones en un razonamiento conjetural extensivo a la universalidad de las cosas, ¿qué idea se formaría de la naturaleza viva que se desarrolla en el medio en que habita y del mundo terrestre que escapa al campo de sus observaciones? Si ahora, por un efecto maravilloso del poder de su nueva facultad, ese mismo ser llegara a elevarse por encima de sus tinieblas eternas y se dirigiera hasta la superficie del mar, no lejos de las opulentas márgenes de una isla de espléndida vegetación, bañada por el sol fecundador, dispensador de calor benéfico, ¿qué opinión se formaría de sus anticipadas teorías sobre la creación universal? ¿No las desecharía de inmediato para sustituirlas por una apreciación más amplia, aunque relativamente tan incompleta como la primera? Esta es la imagen, ¡oh hombres!, de vuestra ciencia absolutamente especulativa.
9. He venido, pues, para tratar aquí la cuestión de las leyes y de las fuerzas que rigen el universo, yo, que apenas soy, como vosotros, un ser relativamente ignorante en lo que concierne a la ciencia real –pese a la aparente superioridad sobre mis hermanos de la Tierra, superioridad que proviene de la posibilidad de estudiar problemas naturales que a ellos les están vedados en la posición en que se encuentran–, y mi único objetivo es proporcionaros una noción general de las leyes universales, sin explicar en detalle el modo de acción y la naturaleza de las fuerzas especiales que de ellas dependen.
10. Existe un fluido etéreo que colma el espacio y penetra los cuerpos. Ese fluido es el éter o materia cósmica primitiva, generadora del mundo y de los seres. Son inherentes al éter las fuerzas que han presidido las metamorfosis de la materia, las leyes inmutables y necesarias que rigen el mundo. Esas formas múltiples, indefinidamente variadas según las combinaciones de la materia, localizadas según las masas, diversificadas en sus modos de acción, de acuerdo con las circunstancias y los medios, son conocidas en la Tierra con los nombres de gravedad, cohesión, afinidad, atracción, magnetismo, electricidad activa. Los movimientos vibratorios del agente son conocidos con los nombres de sonido, calor, luz, etc. En otros mundos, se presentan bajo otros aspectos y revelan otros caracteres desconocidos en la Tierra. En la inmensa vastedad de los cielos, fuerzas en número indefinido se han desarrollado en una escala inimaginable, cuya magnitud somos tan incapaces de evaluar como lo es el crustáceo, en el fondo del océano, para concebir la universalidad de los fenómenos terrestres. Ahora bien, así como sólo existe una sustancia simple, primitiva, generadora de todos los cuerpos, pero diversificada en sus combinaciones, también todas esas fuerzas dependen de una ley universal diversificada en sus efectos y que, por los designios eternos, ha sido impuesta soberanamente a la Creación, para imprimirle armonía y estabilidad.
11. La naturaleza nunca se encuentra en oposición a sí misma. El blasón del universo tiene una sola divisa: UNIDAD/VARIEDAD. Al remontar la escala de los mundos se encuentra la unidad de armonía y de creación, al mismo tiempo que una variedad infinita en el inmenso jardín estelar. Al recorrer los peldaños de la vida, desde el último de los seres hasta Dios, se hace evidente la gran ley de continuidad. Si se consideran las fuerzas en sí mismas, podemos formar con ellas una serie cuya resultante, confundiéndose con la generatriz, es la ley universal. No podéis apreciar esta ley en toda su amplitud, puesto que las fuerzas que la representan en el campo de vuestras observaciones son restringidas y limitadas. No obstante, la gravitación y la electricidad pueden ser consideradas como una amplia aplicación de la ley primordial que impera allende los cielos. Todas esas fuerzas son eternas –explicaremos este término– y universales como la Creación. Como son inherentes al fluido cósmico, actúan necesariamente en todo y por doquier, modificando su acción por la simultaneidad o por la sucesión; predominan aquí, se anulan allá; pujantes y activas en cierto puntos, latentes u ocultas en otros, pero en definitiva preparan, dirigen, conservan y destruyen los mundos en los diversos períodos de vida, gobernando los maravillosos trabajos de la naturaleza dondequiera que estos se ejecuten, para garantizar por siempre el eterno esplendor de la Creación.