La Oración 🛐
La oración es el rocío divino que destruye, el excesivo calor de las pasiones; hija primogénita de la fe, nos lleva al sendero que conduce a Dios. En el recogimiento y la soledad, estáis con Dios; para vosotros no hay ya misterio, él se os descubre.
La Felicidad de la Oración, ítem § 23, en el libro del Evangelio según el Espiritismo. Venid los que queréis creer: los espíritus celestes corren y vienen a decirnos cosas grandes; Dios, hijos míos, abre su ancho pecho para daros sus bienes. ¡Hombres incrédulos! ¡Si supiéseis de qué modo la fe hace bien al corazón y conduce el alma al arrepentimiento, a la oración! La oración, ¡ah! ¡cuán tiernas son las palabras que salen de la boca en el momento de orar!
Apóstoles del pensamiento, para vosotros es la vida; vuestra alma se desprende de la materia y recorre esos mundos infinitos y etéreos que los pobres humanos desconocen. Marchad, marchad por el sendero de la oración, y oiréis las voces de los ángeles. ¡Qué armonía! Éstas no son el murmullo confuso de los acentos chillones de la tierra; son las liras de los arcángeles; son las voces dulces y suaves de los serafines, más ligeras que las brisas de la mañana, cuándo juguetean en el follaje de vuestros grandes bosques. ¡Entre cuántas delicias no marcharéis! ¡Vuestra lengua no podrá definir esta felicidad; cuánto más entre por todos los poros, tanto más vivo y refrescante es el manantial de donde se bebe! ¡Dulces voces, embriagadores perfumes que el alma siente y saborea, cuando se lanza a esas esferas desconocidas y habitadas por la oración! Sin mezcla de carnales deseos, todas las inspiraciones son divinas.
También vosotros orad, como Cristo, llevando su cruz desde el Gólgota al Calvario; llevad vuestra cruz, y sentiréis las dulces emociones que pasaban por su alma, aunque cargada con un leño infamante; iba a morir, pero para vivir de la vida celeste en la morada de su padre. (S. Agustín. París, 1861). Para los que desean comprender como se comporta el pensamiento en función de los fluidos los invito a leer el Libro de Génesis en el tema de ... Los fluidos - GÉNESIS - CAPÍTULO XIV 1-28
Soy Espírita por Convicción...
"La Oración se transmite por la mente y por lo tanto por los pensamientos; los fluidos cósmicos son impulsados por la voluntad, entonces la oración se transmite con los fluidos cósmicos a través de la mente, y se constituye en una Oración Magnética Mental."
El Libro el Evangelio según el Espiritismo nos indica lo siguiente en el Cap: CAPÍTULO XXVII, Pedid y se os dará. Eficacia de la oración:
10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmitir el pensamiento, ya sea que el ser a quién se ruega venga a nuestro llamamiento, o que nuestro pensamiento llegue a él. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es menester representar a todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos con un fluido universal que ocupa el espacio, como aquí lo estamos en la atmósfera. Ese fluído recibe una impulsión de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se extienden hasta el infinito. Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en latierra o en el espacio, del encarnado al desencarnado o del desencarnado al encarnado, se establece una corriente fluídica entre los los, la cual transmite el pensamiento como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente (se refiere a la voluntad e intenciones : Nota añadida de Frank Montañez) está en razón con la del pensamiento y de la voluntad. Así es como la oración es oída por los espíritus en cualquier parte que se encuentren, como los espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados. Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no es con objeto de materializar la oración, sino con el fin de hacer comprensible su efecto, manifestando que puede tener una acción directa y efectiva, sin que por esto deje de estar menos subordinada a la voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer eficaz su acción.
El Libro el Evangelio según el Espiritismo nos indica lo siguiente en el Cap: CAPÍTULO XXVII, Pedid y se os dará. Eficacia de la oración:
10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmitir el pensamiento, ya sea que el ser a quién se ruega venga a nuestro llamamiento, o que nuestro pensamiento llegue a él. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es menester representar a todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos con un fluido universal que ocupa el espacio, como aquí lo estamos en la atmósfera. Ese fluído recibe una impulsión de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se extienden hasta el infinito. Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en latierra o en el espacio, del encarnado al desencarnado o del desencarnado al encarnado, se establece una corriente fluídica entre los los, la cual transmite el pensamiento como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente (se refiere a la voluntad e intenciones : Nota añadida de Frank Montañez) está en razón con la del pensamiento y de la voluntad. Así es como la oración es oída por los espíritus en cualquier parte que se encuentren, como los espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados. Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no es con objeto de materializar la oración, sino con el fin de hacer comprensible su efecto, manifestando que puede tener una acción directa y efectiva, sin que por esto deje de estar menos subordinada a la voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer eficaz su acción.
Ítem #11. Por la oración el hombre llama el concurso de los buenos espíritus que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos, adquiriendo de este modo la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino derecho si se ha desviado, así como también puede desviar de sí los males que se atrae por sus propias faltas. Un hombre, por ejemplo, vé su salud deteriorada por los excesos que ha cometido, arrastrando hasta el fin de sus días una vida de sufrimientos; ¿tiene acaso, derecho a quejarse si no consigue la curación? No,porque en la oración hubiera podido encontrar la fuerza necesaria para resistir las tentaciones.
Veamos el tema de la La Oración
Pedid y se os dará
Cualidades de la oración. - Eficacia de la oración. - Acción de la oración. - Transmisión del pensamiento. - Oraciones inteligibles. - De la oración para los muertos y para los espíritus que sufren. - Instrucciones de los espíritus: Modo de orar. - Felicidad de la oración.
1. Y cuando oréis, no seréis como los hipócritas, que aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para ser vistos de los hombres: en verdad os digo recibieron su galardón. - Mas tú, cuando orares, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. - Y cuando oraréis, no habléis mucho como los Gentiles, pues piensan que por mucho hablar serán oídos. - Pues no queráis asemejaros a ellos porque vuestro Padre sabe lo que habéis menester, antes que se lo pidáis. (San Mateo, cap. VI, v. de 5 a 8).
2. Y cuando estuviereis para orar, si tenéis alguna cosa contra alguno, perdonadle: para que vuestro Padre que está en los cielos, os perdone también vuestros pecados. - Porque si vosotros no perdonaréis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestros pecados. (San Marcos, capítulo XI, v. 25 y 26).
3. Y dijo también esta parábola a unos que fiaban en sí mismos, como si fuesen justos y despreciaban a los otros. - Dos hombres subieron al templo a orar: el uno era fariseo y el otro publicano. - El fariseo, estando en pie, oraba en su interior de esta manera: "Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros, así como este publicano. - Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. -Más el publicano, estando lejos, no osaba ni aún alzar los ojos al cielo; sino que hería su pecho, diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí, pecador. - Os digo que éste, y no aquél, descendió justificado a su casa: porque todo hombre que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado. (San Lucas, cap. XVIII, v. de 9 a 14).
4. Jesús definió las cualidades de la oración claramente, diciendo: Cuando roguéis, no os pongáis en evidencia; rogad en secreto y no afectéis rogar mucho porque no será por la multitud de las palabras que seréis oídos, sino por la sinceridad con que sean dichas; antes de orar, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonádsela, porque la oración no podría ser agradable a Dios si no sale de un corazón purificado de todo sentimiento contrario a la caridad; en fin, rogad con humildad, como el publicano, y no con orgullo, como el fariseo: examinad vuestros defectos y no vuestras cualidades, y si os comparáis con otros, buscad lo que hay de malo en vosotros. (Cap. X, números 7 y 8.)
Eficacia de la oración
5. Por tanto os digo, que todas las cosas que pidiereis orando, creed que las recibiréis y os vendrán. (San Marcos, capítulo XI, v. 24).6. Hay gentes que niegan la eficacia de la oración fundándose en el princípio de que, conociendo Dios nuestras necesidades, es superfluo exponérselas. Aun añaden, que encadenándose todo el universo por leyes eternas, nuestros votos no pueden cambiar los decretos de Dios. Sin ninguna duda hay leyes naturales e inmutables que Dios no puede anular a capricho de cada uno; pero de esto a creer que todas las circunstancias de la vida están sometidas a la fatalidad, es grande la distancia. Si así fuese, el hombre sólo sería un instrumento pasivo, sin libre albedrío y sin iniciativa. En esta hipótesis no habría más que doblar la cabeza al golpe de los acontecimientos, sin evitarlos, y por lo tanto, no se hubiera procurado desviar el rayo. No ha dado Dios al hombre el juicio y la inteligencia para no servirse de ellos, ni la voluntad para no querer, ni la actividad para estar en la inacción. Siendo libre el hombre para obrar en un sentido o en otro, sus actos tienen para sí y para los otros consecuencias subordinadas a lo que hace o deja de hacer; hay acontecimientos que por su iniciativa escapan forzosamente a la fatalidad sin que por esto se destruyan la armonía de las leyes universales, como si se adelanta o retrasa la saeta de un reloj, tampoco se destruye la ley del movimiento sobre la cual está establecido el mecanismo. Dios puede acceder a cieflas súplicas sin derogar la inmutabilidad de las leyes que rigen el conjunto, quedando siempre su acción subordinada a su voluntad.
7. Seria ilógico deducir de esta máxima: "Todas las cosas que pidiéreis orando, creed que las recibiréis y os vendrán", que basta pedir para obtener como sería injusto acusar a la Providencia si no accede a otro lo que se le pide, puesto que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Hace lo mismo que un padre prudente que rehúsa a su hijo las cosas contrarias al interés de éste. Generalmente el hombre sólo ve el presente; mas si el sufrimiento es útil para su futura felicidad, Dios le dejará qqe sufra, como el cirujano deja sufrir al enfermo en la operación que debe conducirle a la curación. Lo que Dios le concederá, si se dirige a El con confianza, es valor, paciencia y resignación. También le concederá los medios para que él mismo salga del conflicto, con ayuda de las ideas que le suglere por medio de los buenos espíritus, dejándole de este modo todo el mérito; Dios asiste a los que se ayudan a si mismos, según esta máxima:
"Ayúdate y el cielo te ayudará", y no a aquellos que todo lo esperan de un socorro extraño, sin hacer uso de sus propias facultades; pero casi siempre se preferiría el ser socorrido por un milagro sin que nos costase ningún trabajo. (Capítulo XXV, números 1 y siguientes.).
8. Pongamos un ejemplo: Un hombre se ha perdido en el desierto y sufre una sed horrible; siéntese desfallecer y se deja caer en el suelo; ruega a Dios que le asista, y espera; pero ningún ángel viene a traerle agua. Sin embargo, un buen espíritu le ha "sugerido" el pensamiento de levantarse, seguir uno de los senderos que se presentan ante él, y entonces por un movimiento maquinal, se reviste de ánimo, se levanta y marcha a la ventura. Llega a una colina, descubre lejos un arroyuelo, y a esta vista, recobra ánimo. Si tiene fe, exclamará: "Gracias, Dios mío, por el pensamiento que me habéis inspirado y por la fuerza que me habéis dado". Si no tiene fe, dirá: "¡Qué buen pensamiento he tenido! ¡Qué suerte haber tomado el camino de la derecha más bien que el de la izquierda! la casualidad, verdaderamente, nos sirve bien algunas veces. ¡Cuánto me felicito por mi valor en no dejarme abatir!"
Pero dirán algunos: "¿por qué el buen espíritu no le dijo bien claro, sigue esta senda, y al extremo encontrarás lo que te hace falta? ¿Por qué no se le ha manifestado, para guiarle y sostenerdle en su abatimiento? De este modo le hubiera convencido de la intervención de la Providencia". En primer lugar sucede así para enseñarle que debe ayudarse a sí mismo y hacer uso de sus propias fuerzas, y luego, por tal incertidumbre, Dios pone a prueba la confianza que en El se tiene, así como la sumisión a su voluntad. Ese hombre estaba en la situación de un niño que cae, y si ve a alguno, grita y espera que le vayan a levantar; si no ve a nadie, hace esfuerzos y se levanta solo. Si el ángel que acompañó a Tobías le hubiese dicho: "Soy el enviado de Dios para guiarte en tu viaje y preservarte de todo peligro", Tobias no hubiera tenido ningún mérito; confiando en su compañero, ni aun hubiera tenido necesidad de pensar; por esto el angel no se dió a conocer hasta el regreso. Acción de la oración.
Transmisión del pensamiento
9. La oración es una invocación; por ella nos ponemos con el pensamiento en relación con el ser a quién nos dirigimos. Puede tener por objeto suplicar, dar gracias o glorificar. Se puede orar para sí mismo, para otro, para los vivos y para los muertos. Las oraciones dirigidas a Dios son oídas por los espíritus encargados de la ejecución de su voluntad, y las que se dirigen a los buenos espíritus son transmitidas a Dios. Cuando se ruega a otros seres que a Dios, sólo es con el titulo de intermediarios, de intercesores, porque nada puede hacerse sin la voluntad de Dios.10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmitir el pensamiento, ya sea que el ser a quién se ruega venga a nuestro. llamamiento, o que nuestro pensamiento llegue a él. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es menester representar a todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos con un fluido universal que ocupa el espacio, como aquí lo estamos en la atmósfera. Ese fluido recibe una impulsión de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se extienden hasta el infinito. Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la tierra o en el espacio, del encarnado al desencarnado o del desencarnado al encarnado, se establece una corriente fluídica entre los los, la cual transmite el pensamiento como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente (se refiere a la voluntad e intenciones : Nota añadida de FrankMontañez) está en razón con la del pensamiento y de la voluntad. Así es como la oración es oída por los espíritus en cualquier parte que se encuentren, como los espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados. Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no es con objeto de materializar la oración, sino con el fin de hacer comprensible su efecto, manifestando que puede tener una acción directa y efectiva, sin que por esto deje de estar menos subordinada a la voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer eficaz su acción.
11. Por la oración el hombre llama el concurso de los buenos espíritus que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos, adquiriendo de este modo la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino derecho si se ha desviado, así como también puede desviar de sí los males que se atrae por sus propias faltas. Un hombre, por ejemplo, vé su salud deteriorada por los excesos que ha cometido, arrastrando hasta el fin de sus días una vida de sufrimientos; ¿tiene acaso, derecho a quejarse si no consigue la curación? No, porque en la oración hubiera podido encontrar la fuerza necesaria para resistir las tentaciones.
12. Si los males de la vida se dividen en dos partes, una compuesta de aquellos que el hombre no puede evitar y la otra de las tribulaciones cuya primera causa es él mismo por su incuria y sus excesos (capítulo V, número 4), se verá que ésta sobrepuja de mucho en número a la primera. Es, pues, evidente, que el hombre es el autor de la mayor parte de sus aflicciones, y que se las ahorraría si obrase siempre con moderación y prudencia.
No es menos cierto que estas miserias son resultado de nuestras infracciones a las leyes de Dios, y que si las observásemos puntualmente seríamos felices. Si no traspasáramos el límite de lo necesario en la satisfacción de nuestras necesidades, no tendríamos las enfermedades que son consecuencia de los excesos y las vicisitudes que conducen a ellos; si pusiéramos límite a nuestra ambición, no temeríamos la ruina; si no quisiéramos subir más alto de lo que podemos, no temeríamos caer; si fuésemos humildes, no sufriríamos los desengaños del orgullo rebajado; si practicáramos la ley de caridad, no maldeciríamos ni seríamos envidiosos, ni celosos, y evitaríamos las querellas y las disensiones; si no hiciéramos mal a nadie, no temeríamos las venganzas, etc., etc.
Admitamos que el hombre no pueda nada sobre los otros males y que todas las oraciones sean superfluas para preservarse de ellos; ¿no sería ya bastante el que pudiera evitar todo lo que proviene de sus propios hechos? Pues aquí la acción de la oración se concibe perfectamente, porque tiene por objeto solicitar la inspiración saludable de los buenos espíritus, pidiéndoles fuerza para resistir a los malos pensamientos, cuya ejecución puede sernos funesta. En este caso "no desvían el mal, sino que nos desvían a nosotros mismos del pensamiento que puede causarlo; en nada embarazan los decretos de Dios ni suspenden el curso de las leyes de la naturaleza; "sólo nos impiden infringir estas leyes dirigiendo nuestro libre albedrío"; pero lo hacen sin saberlo nosotros y de una manera oculta, para no encadenar nuestra voluntad. El hombre se encuentra entonces en la posición de aquél que solicita buenos consejos y los pone en práctica, pero siempre es libre de seguirlos o dejarlos de seguir; Dios quiere que así suceda para que tenga la responsabilidad de sus actos dejándole el mérito de la elección entre el bien y el mal.
Esto es lo que el hombre siempre está seguro de obtener si lo pide con fervor, y a lo que sobre todo pueden aplicarse estas palabras: "Pedid y se os dará".
La eficacia de la oración, aun reducida a esta proporción, ¿no tendría, acaso, un resultado inmenso? Estaba reservado al Espiritismo el probarnos su acción por la revelación de las relaciones que existen entre el mundo invisible y el mundo visible. Pero no se limitan únicamente a éstos sus efectos.
La oración está recomendada por todos los espíritus; renunciar a la oración es desconocer la bondad de Dios; es renunciar para sí mismo a su asistencia y para los otros al bien que puede hacérseles.
13. Dios, accediendo a la súplica que se le dirige, tiene la mira de recompensar la intención, la sinceridad y la fe del que ruega; por este motivo la oración del hombre de bien tiene más mérito a los újos de Dios y siempre más eficacia que la del hombre vicioso y malo, porque éste no puede rogar con el fervor y la confianza que sólo se adquiere por el sentimiento de la verdadera piedad. Del corazón del egoísta, de aquél que ruega sólo con la articulación de la palabra, no pueden salir los impulsos de caridad que dan a la oración todo su poder. De tal modo así se comprende, que, por un movimiento instintivo, nos recomendamos con preferencia a las oraciones de aquellos cuya conducta se cree ser agradable a Dios, porque son más escuchados.
14. Si la oración ejerce una especie de acción magnética, podría creerse que su efecto está subordinado al poder fluídico; pero no sucede así: puesto que los espíritus ejercen esta acción sobre los hombres, suplen cuando es necesario la insuficiencia del que ora, ya obrando directamente "en su nombre", ya dándole momentáneamente una fuerza excepcional, cuando se le juzga digno de este favor o cuando la cosa puede ser útil.
El hombre que no se cree bastante bueno para ejercer una influencia saludable, no por esto debe abstenerse de rogar por otro, con el pensamiento de que no es digno de ser escuchado. La conciencia de su inferioridad es una prueba de humildad siempre agradable a Dios, que toma en cuenta la intención caritativa que le anima su fervor y su confianza en Dios, son el primer paso de la vuelta al bien, y los buenos espíritus se felicitan de poderle alentar. La oración que no se escucha es la del "orgulloso que sólo tiene fe en su poder y en sus méritos, creyendo poder substituirse a la voluntad del Eterno".
15. El poder de la "oración" está en el pensamiento; no se concreta a las palabras, ni al lugar, ni al momento que se hace. Se puede, pues, rogar en todas partes y a todas horas, estando solo o acompañado. La influencia del lugar o del tiempo está en relación de las circunstancias que pueden favorecer el recogimiento. "La oración en común tiene una acción más poderosa cuando todos aquellos que oran se asocian de corazón a un mismo pensamiento y tienen un mismo objeto", porque es como si muchos levantasen la voz juntos y unísonos; pero ¡qué importaría estar unidos en gran número, si cada uno obrase aisladamente y por su propia cuenta personal! Cien personas reunidas pueden orar como egoístas, mientras que dos o tres, unidas en una común aspiración, rogarán como verdaderos hermanos en Dios, y su oración tendrá más poder que la de los otros ciento. (Cap. XXVIII, números 4 y 5).
Oraciones inteligibles
16. Pues si yo no entendiere el valor de la voz, seré bárbaro para aquél a quien hablo: y el que habla, lo será para mí. "Porque si orare en una lengua que no entienda, mi espíritu ora, mas mi mente queda sin fruto". - Mas si alabares a Dios con el espíritu, el que ocupa lugar del simple pueblo, ¿cómo dirán "Amén" sobre tu bendición, "puesto que no entiende lo que tú dices?" - Verdad es que tú das bien las gracias, "mas el otro no es edificado". (San Pablo, Epístola 1ª a los Corint., capítulo XIV, v. 11, 14, 16 y 17).17. La oración sólo tiene valor por el pensamiento que se une a ella, y es imposible unir el pensamiento a lo que no se comprende, por qué lo que no se comprende no puede conmover al corazón. Para la inmensa mayoría, las oraciones en un lenguaje incomprensible sólo son un conjunto de palabras que nada dicen al espíritu. Para que la oración conmueva, es preciso que cada palabra despierte una idea, y si no se comprende no puede despertar ninguna. Se repite como una simple fórmula, suponiéndole más o menos virtud según el número de veces que se repite; muchos oran por el deber y otros
por conformarse con los usos; por esto creen haber cumplido su deber cuando han dicho una oración número de veces determinado, siguiendo tal o cual orden. Dios lee en el fondo del corazón y ve el pensamiento y la sinceridad; sería rebajarle creerle más sensible a la forma que al fondo. (Cap. XXVIII, número 2).
De la oración por los muertos y por los espíritus que sufren
18. La oración es solicitada por los espíritus que sufren; les es útil, porque viendo que uno se acuerda de ellos, se sienten menos abandonados y son menos desgraciados. Pero la oración tiene sobre ellos una acción más directa; aumenta su ánimo, les excita el deseo de elevarse por el arrepentimiento y la reparación y puede desviarles del pensamiento del mal; en este sentido es como puede aligerarse y aún abreviarse sus sufrimientos. (Véase Cielo e Infierno, 2da. parte: Ejemplos).19. Ciertas personas no admiten la oración por los muertos, porque en su creencia sólo hay para el alma dos alternativas: ser salvada o condenada a las penas eternas, y en uno y otro caso la oración sería inútil. Sin discutir el valor de esta creencia, admitamos por un instante la realidad de las penas eternas e irremisibles, y que nuestras oraciones sean impotentes para ponerlas un término. Nosotros preguntamos si, en esta hipótesis, es lógico, caritativo y cristiano desechar la oración por los réprobos. Estas oraciones, por impotentes que sean para salvarle, ¿no son para ellos una señal de piedad que puede aliviar sus sufrimientos?; en la Tierra, cuando un hombre está condenado para siempre, aun cuando no tenga ninguna esperanza de obtener gracia, ¿se prohíbe a una persona caritativa que vaya a sostener sus cadenas para aligerarle de su peso? Cuando alguno es atacado por un mal incurable, porque no ofrece ninguna esperanza de curación, ¿ha de abandonársele sin ningún consuelo? Pensad que entre los réprobos puede encontrarse una persona a quien habéis amado, un amigo, quizá un padre, una madre o un hijo, y porque, según vosotros, no podría esperar gracia, ¿rehusaríais darle un vaso de agua para calmar su sed, un bálsamo para curar sus llagas? ¿No haréis por él lo que haríais por un presidiario? No; esto no sería cristiano. Una creencia que seca el corazón no puede aliarse con la de un Dios que coloca en el primer lugar de los deberes el amor al prójimo.
La no eternidad de las penas no implica la negación de una penalidad temporal, porque Dios, en su justicia, no puede confundir el bien con el mal; así, pues, negar en este caso la eficacia de la oración, sería negar la eficacia del consuelo, de la reanimación y de los buenos consejos; seria negar la fuerza que logramos de la asistencia moral de los que nos quieren bien.
20. Otros se fundan en una razón más espaciosa, en la inmutabilidad de los decretos divinos, y dicen: Dios no puede cambiar sus decisiones por la demanda de sus criaturas pues sin esto nada habría estable en el mundo. El hombre, pues, nada tiene que pedir a Dios; sólo tiene que someterse y adorarle.
En esta idea hay una falsa aplicación de la inmutabilidad de la ley divina, o más bien ignorancia de la ley en lo que concierne a la penalidad futura. Esta ley la han revelado los espíritus del Señor, hoy que el hombre está en disposición de comprender lo que tocante a la fe es conforme o contrario a los atributos divinos.
Según el dogma de la eternidad absoluta de las penas, no se le toman en cuenta al culpable ni sus pesares, ni su arrepentimiento; para él todo deseo de mejorarse es superfluo, puesto que está condenado al mal perpetuamente. Si está condenado por un tiempo de-terminado, la pena cesará cuando el tiempo haya expirado; pero ¿quién dice que, a ejemplo de muchos de los condenados de la tierra, a su salida de la cárcel no será tan malo como antes? En el primer caso, sería tener en el dolor del castigo a un hombre que se volviera bueno; en el segundo, agraciar al que continuase culpable. La ley de Dios es más previsora que esto; siempre justa, equitativa y misericordiosa, no fija duración
en la pena, cualquiera que sea; se resume de este modo:
21. "El hombre sufre siempre la consecuencia de sus faltas; no hay una sola infracción a la ley de Dios que no tenga su castigo.
"La seyeridad del castigo es proporcionada a la gravedad de la falta.
"La duración del castigo por cualquier falta que sea, es indeterminada; está subordinada al arrepentimiento del culpable y a su vuelta al bien"; la pena dura tanto como la obstinación en el mal; sería perpetua si la obstinación fuera perpetua; es de corta duración si el arrepentimiento es pronto.
"Desde el momento en que el culpable pide misericordia, Dios lo oye y le envía la esperanza. Pero el simple remordimiento de haber hecho mal no basta; falta la reparación; por esto el culpable está sometido a nuevas pruebas, en las cuales puede, siempre por su voluntad, hacer el bien y reparar el mal que ha hecho.
"El hombre, de este modo, es constantemente árbitro de su propia suerte; puede abreviar su suplicio o prolongarlo indefinidamente; su felicidad o su desgracia dependen de su voluntad en hacer bien".
Tal es la ley; ley "inmutable" y conforme a la bondad y a la justicia de Dios. El espíritu culpable y desgraciado puede, de este modo, salvarse a sí mismo; la ley de Dios le dice con qué condición puede hacerlo. Lo que más a menudo le falta es voluntad, fuerza y valor; si con nuestras oraciones le inspiramos, si le sostenemos y le animamos, y si con nuestros consejos le damos las luces que le faltan, "en lugar de solicitar a Dios que derogue su ley, venimos a ser los instrumentos para la ejecución de su ley de amor y de caridad", de la cual participamos nosotros mismos, dando una prueba de caridad. (Véase Cielo e Infierno, lª parte, Cap. IV, VII y VIII).
INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
Modo de orar
22. El primer deber de toda criatura humana, el, primer acto que debe señalar para ella la vuelta a la vida activa de cada día, es la oración. Casi todos vosotros rezais, pero ¡cuán pocos saben orar! ¡Qué importan al Señor las frases que juntáis maquinalmente, porque tenéis esta costumbre, que es un deber que llenais y que, como todo deber, os molesta!
La oración del cristiano, del espiritista, de cualquier culto que sea, debe ser hecha desde que el espíritu ha vuelto a tomar el yugo de la carne; debe elevarse a los pies de la majestad divina, con humildad, con profundidad, alentada por el reconocimiento de todos los bienes recibidos hasta el día, y por la noche que se ha pasado, durante la cual os ha sido permitido, aunque sin saberlo vosotros, volver al lado de vuestros amigos, de vuestros guías, para que con su contacto os den más fuerza y perseverancia. Debe elevarse humilde a los pies del Señor, para recomendarle vuestra debilidad, pedirle su apoyo, su indulgencia y su misericordia. Debe ser profunda, porque vuestra alma es la que debe elevarse hacia el Criador, la que debe transfigurarse como Jesús en el monte Tabor, y volverse blanca y radiante de esperanza y de amor.
Vuestra oración debe encerrar la súplica de las gracias que os sean necesarias, pero de una necesidad real. Es, pues, inútil pedir al Señor que abrevie vuestras pruebas y que os dé los goces y las riquezas; pedirle que os conceda los bienes más preciosos de la paciencia, de la resignación y de la fe. No digais lo que muchos de entre vosotros: "No vale la pena de orar, porque Dios no me escucha". La mayor parte del tiempo ¿qué es lo que pedís a Dios? ¿Habéis pensado muchas veces en pedirle vuestro mejoramiento moral? ¡Oh! no, muy pocas; más bien pensais en pedirle el buen éxito de vuestra empresas terrestres, y habéis exclamado: "Dios no se ocupa de nosotros; si se ocupará no habría tantas injusticias". ¡Insensatos! ¡Ingratos! Si descendiéseis al fondo de vuestra conciencia, casi siempre encontraríais en vosotros mismos el origen de los males de que os quejais; pedid, pues, ante todo, vuestro mejoramiento y veréis qué torrente de gracias y consuelos se esparcirá entre vosotros. (Capítulo V, número 4).
Debéis rogar sin cesar, sin que por esto os retiréis a vuestro oratorio o que os pongais de rodillas en las plazas públicas. La oración del día es el cumplimiento de vuestros deberes sin excepción, cualquiera que sea su naturaleza. ¿No es un acto de amor hacia el Señor el que asistais a vuestros hermanos en cualquier necesidad moral o física? ¿No es hacer un acto de reconocimiento elevar vuestra alma hacía El cuando sois felices, cuando se evita un percance, cuando una contrariedad pasa rozando con vosotros, si decís con el pensamiento:
"¡Bendito seais, Padre mío!". ¿No es un acto de contrición el humillaros ante el Juez Supremo cuando sentís que habéis fallado, aunque sólo sea de pensamiento, al decirle:
"¡Perdonadme, Dios mío, porque he pecado (por orgullo, por egoísmo o por falta de caridad); dadme fuerza para que no falte más y el valor necesario para reparar la falta!".
Esto es independiente de las oraciones regulares de la mañana y de la noche, y de los días que a ella consagréis; pero, como veis, la oración puede hacerse siempre sin interrumpir en lo más mínimo vuestros trabajos; decid, por el contrario, que los santifica.
Y creed bien que uno solo de estos pensamientos, saliendo del corazón, es más escuchado de vuestro padre celestial que largas oraciones dichas por costumbre, a menudo sin causa determinada, y "a las cuales conduce maquinalmente la hora convenida". (V. Monod. Burdeos, 1868).
Felicidad de la Oración 🛐
23. Venid los que queréis creer: los espíritus celestes corren y vienen a decirnos cosas grandes; Dios, hijos míos, abre su ancho pecho para daros sus bienes. ¡Hombres incrédulos! ¡Si supiéseis de qué modo la fe hace bien al corazón y conduce el alma al arrepentimiento, a la oración! La oración, ¡ah! ¡cuán tiernas son las palabras que salen de la boca en el momento de orar! La oración es el rocío divino que destruye, el excesivo calor de las pasiones; hija primogénita de la fe, nos lleva al sendero que conduce a Dios. En el recogimiento y la soledad, estáis con Dios; para vosotros no hay ya misterio, él se os descubre. Apóstoles del pensamiento, para vosotros es la vida; vuestra alma se desprende de la materia y recorre esos mundos infinitos y etéreos que los pobres humanos desconocen.
Marchad, marchad por el sendero de la oración, y oiréis las voces de los ángeles.
¡Qué armonía! Estas no son el murmullo confuso de los acentos chillones de la tierra; son las liras de los arcángeles; son las voces dulces y suaves de los serafines, más ligeras que las brisas de la mañana, cuando juguetean en el follaje de vuestros grandes bosques.
¡Entre cuántas delicias no marcharéis! ¡Vuestra lengua no podrá definir esta felicidad; cuánto más entre por todos los poros, tanto más vivo y refrescante es el manantial de donde se bebe! ¡Dulces voces, embriagadores perfumes que el alma siente y saborea, cuando se lanza a esas esferas desconocidas y habitadas por la oración! Sin mezcla de carnales deseos, todas las inspiraciones son divinas. También vosotros orad, como Cristo, llevando su cruz desde el Gólgota al Calvario; llevad vuestra cruz, y sentiréis las dulces emociones que pasaban por su alma, aunque cargada con un leño infamante; iba a morir, pero para vivir de la vida celeste en la morada de su padre. (S. Agustín. París, 1861).
Para los que desean comprender como se comporta el pensamiento en función de los fluidos los invito a leer el Libro de Génesis en el tema de ...
Los fluidos - GÉNESIS - CAPÍTULO XIV 1-28
Los fluidos
1. Naturaleza y propiedades de los fluidos: Elementos fluídicos
Acción de los espíritus sobre los fluidos.
Creaciones fluídicas. Fotografía del pensamiento
10. La capa de fluidos espirituales que rodea a la Tierra puede comparase con
11. El medio siempre guarda relación con la naturaleza de los seres que en él viven: los peces lo hacen en el agua, los seres terrestres en la atmósfera, los seres espirituales en el fluido espiritual o etéreo, mismo sobre la Tierra. El fluido etéreo es para las necesidades del espíritu lo que la atmósfera para las necesidades del encarnado. Ahora bien, al igual que los peces no pueden vivir en el aire, ni los animales terrestres en una atmósfera demasiado rarificada para sus pulmones, los espíritus inferiores no soportan el esplendor ni la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían al contactarse con los mismos, porque los espíritus no mueren, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados, como nosotros nos apartamos de un fuego demasiado vivo o de una luz que ciega. He aquí por qué no pueden salir del lugar apropiado a su naturaleza. Para cambiar de medio tendrán que modificarla a fin de estar conforme a él: deberán despojarse de los instintos materiales que los mantienen sujetos a los mundos físicos. En resumen: si se depuran y transforman moralmente se irán identificando en forma gradual con medios más depurados, y esta transformación moral terminará por convertirse en una necesidad, así como los ojos de quien ha vivido largo tiempo en las tinieblas se habitúan paulatinamente a la luz del día y al brillo del Sol.
12. Todo se une y eslabona en el Universo. Todo está sujeto a la importante y armoniosa ley de unidad, desde la materialidad más pura. La Tierra es como un lodazal del que escapa un humo espeso que se va aclarando a medida que se eleva y cuyas partículas dispersas se pierden en el espacio infinito. El poder divino se manifiesta en todos los cuadros de tan grandioso conjunto. ¡Y se quisiera que Dios, para probar mejor su poder, viniese a enturbiar tamaña armonía rebajándose al papel de un mago, brindando efectos pueriles dignos de un prestidigitador! ¡Y por añadidura, se le crea un rival en habilidades: Satanás! No se podría disminuir más a la majestad divina, y, sin embargo, ¡aún se sorprenden del avance de la incredulidad! Tenéis razón en decir: “¡La fe se va perdiendo!” Mas, la fe que se extingue es aquella que molesta al buen sentido y a la lógica, esa fe que otra época llevó a decir: “¡Los dioses se alejan!” Pero la fe en las cosas serias, en Dios y en la inmortalidad del alma permanece viva en el corazón del hombre, y si fue sofocada a raíz de las historias pueriles con que se la abrumó, resurge fortalecida desde el instante en que se libera, como una planta enferma se anima cuando vuelve a encontrarse el Sol. Sí, todo es milagroso en la Naturaleza, porque todo es admirable y testimonia la sabiduría divina. Tales milagros son para todos, para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír y no en beneficio de unos pocos. ¡No!, no hay milagros, según el sentido que se da a esta palabra, porque todo surge de las leyes eternas de la Creación y porque tales leyes son perfectas.
Acción de los espíritus sobre los fluidos.
Creaciones fluídicas. Fotografía del pensamiento
13. Los fluidos espirituales, uno de los estados del fluido cósmico universal, son, específicamente, la atmósfera en la que actúan los seres espirituales. Constituyen el medio de donde extraen los elementos sobre los cuales operan. Forman el ámbito en el que ocurren fenómenos especiales, perceptibles a la vista y al oído del espíritu, pero que escapan a los sentidos carnales impresionables sólo por la materia tangible. Ellos forman esa luz peculiar del mundo espiritual, diferente de la luz común por su causa y sus efectos y son, por último, el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido.
14. Los espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, pero no los manipulan como los hombres hacen con los gases, sino con la ayuda del pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad son, para los espíritus, lo que la mano es para el hombre. Mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los unen, combinan o dispersan; forman conjuntos con
determinada apariencia, forma o color; cambian las propiedades de los mismos como el químico las de un gas o de otros cuerpos, combinándolos de acuerdo a ciertas leyes. Constituyen el inmenso taller o laboratorio de la vida espiritual. A veces, esas transformaciones son el resultado de una intención, y a menudo producto de un pensamiento inconsciente. A un espíritu le basta con pensar en algo para que esto se produzca.
Por ejemplo: un espíritu se presenta a la vista de un encarnado dotado de vista psíquica, bajo la apariencia que tenía en la época en que éste lo conocía, aun cuando hubiese encarnado muchas veces desde entonces. Se presenta con el traje y otros signos exteriores: enfermedades, cicatrices o miembros amputados que poseía entonces. Un decapitado se presentará sin cabeza. No es que haya conservado tal apariencia, puesto que como espíritu no es cojo, ni manco ni tuerto. Pero su pensamiento, al regresar a la época en que así era, hace que su periespíritu tome instantáneamente tal figura, que abandona una vez que su pensamiento ya no se inmoviliza en aquella idea. Entonces, si una vez fue negro y otra blanco, se presentará con la apariencia que corresponda a la evocación, pensando en esa vida suya que se recuerda. Por un efecto análogo, el pensamiento del espíritu crea fluídicamente los objetos que utilizaba habitualmente: un avaro manipulará oro, un militar mostrará sus armas y uniforme, un fumador su pipa, un labriego su carreta y bueyes y una anciana su rueca. Estas representaciones fluídicas son tan reales para el espíritu, ser fluídico él mismo, como los objetos materiales lo son para el hombre; pero, como son creaciones del pensamiento, su existencia es tan efímera como lo es la de un determinado pensamiento.3
3. Consultar la Revista Espírita de julio de 1859: “El zuavo de Magenta”, y El libro de los Médiums, cap. VIII. [N. de A. Kardec.]
Por ejemplo: un espíritu se presenta a la vista de un encarnado dotado de vista psíquica, bajo la apariencia que tenía en la época en que éste lo conocía, aun cuando hubiese encarnado muchas veces desde entonces. Se presenta con el traje y otros signos exteriores: enfermedades, cicatrices o miembros amputados que poseía entonces. Un decapitado se presentará sin cabeza. No es que haya conservado tal apariencia, puesto que como espíritu no es cojo, ni manco ni tuerto. Pero su pensamiento, al regresar a la época en que así era, hace que su periespíritu tome instantáneamente tal figura, que abandona una vez que su pensamiento ya no se inmoviliza en aquella idea. Entonces, si una vez fue negro y otra blanco, se presentará con la apariencia que corresponda a la evocación, pensando en esa vida suya que se recuerda. Por un efecto análogo, el pensamiento del espíritu crea fluídicamente los objetos que utilizaba habitualmente: un avaro manipulará oro, un militar mostrará sus armas y uniforme, un fumador su pipa, un labriego su carreta y bueyes y una anciana su rueca. Estas representaciones fluídicas son tan reales para el espíritu, ser fluídico él mismo, como los objetos materiales lo son para el hombre; pero, como son creaciones del pensamiento, su existencia es tan efímera como lo es la de un determinado pensamiento.3
3. Consultar la Revista Espírita de julio de 1859: “El zuavo de Magenta”, y El libro de los Médiums, cap. VIII. [N. de A. Kardec.]
15. Los fluidos son el vehículo del pensamiento. Éste actúa sobre aquellos como el sonido lo hace sobre el aire. Los fluidos transmiten el pensamiento como el aire lo hace con los sonidos. Se puede decir que hay en esos casos fluidos ondas y rayos de pensamientos que se entrecruzan sin confundirse, como hay en el aire ondas y rayos sonoros. Más aún: Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, éstas se reflejan en la envoltura periespiritual como en un espejo: allí toman cuerpo y se podría decir que son fotografiadas. Si un hombre, por ejemplo, piensa matar a otro, por más impasible que parezca su cuerpo material, su pensamiento pone en acción al cuerpo fluídico, el cual reproduce todos los matices; ejecuta fluídicamente el acto que tiene el propósito de realizar; el pensamiento crea la imagen de la víctima, la escena entera aparece como en un cuadro, tal cual está allá en su espíritu. Vemos que los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica, y así es como un alma puede leer en otra al igual que en un libro y ver lo que no es perceptible por medio de los ojos corporales. No obstante, viendo la intención, puede presentir el cumplimiento del acto que habrá de cumplirse, pero no podrá determinar en qué momento se llevará a cabo ni precisar los detalles ni siquiera afirmar qué ocurrirá, ya que circunstancias ulteriores pueden modificar los planetas urdidos y cambiar las disposiciones. No puede ver lo que aún no está en el pensamiento; lo que ve es la preocupación habitual del individuo, sus deseos, sus proyectos y propósitos buenos o malos.
Los Fluidos Cósmicos Universales, son muy importantes en nuestras vidas. Es el vehículo de los pensamientos.
La Revista Espirita, en su edición de 1866 en la Página. #4-6 tambien nos habla de lo importante de la Oración según Allan Kardec
CONSIDERACIONES PARA LA ORACIÓN EN EL ESPIRITISMO.
Cada uno es libre para enfrentar las cosas en su propio camino y que se
quejan de libertad para nosotros, no podemos negarnos a los demás. Pero, el
hecho de que una opinión ser libre, no sigue que no puede discutir, examinar
los fuertes y los débiles, pesar de las ventajas o desventajas.
Decimos esto con respecto a la negación de la utilidad de la oración,
que algunas personas: ¿Cómo erigir en su sistema, para hacer la bandera de una escuela de
disidente. Esta opinión puede resumirse así:
"Dios estableció leyes eternas, a las que son sometidos todos los seres; No podemos nada que preguntar y no tienes que estar agradecido por favores especiales, por lo tanto, es inútil el ruego."
"Dios estableció leyes eternas, a las que son sometidos todos los seres; No podemos nada que preguntar y no tienes que estar agradecido por favores especiales, por lo tanto, es inútil el ruego."
Pagina #4, de la Revista Espirita 1866
"La suerte de los espíritus está trazada; Por lo tanto, es inútil orar por ellos. No se puede cambiar el orden inmutable de las cosas, por lo tanto, es inútil orar por ellos.
"El Espiritismo es una ciencia puramente filosófica; No sólo no es una religión, pero No debe tener ningún carácter religioso. Cada oración aceptada y cada deseo dictado en las reuniones tiende a mantener la superstición y religión".
"La suerte de los espíritus está trazada; Por lo tanto, es inútil orar por ellos. No se puede cambiar el orden inmutable de las cosas, por lo tanto, es inútil orar por ellos.
"El Espiritismo es una ciencia puramente filosófica; No sólo no es una religión, pero No debe tener ningún carácter religioso. Cada oración aceptada y cada deseo dictado en las reuniones tiende a mantener la superstición y religión".
El tema de la oración, hace mucho tiempo, se hablaba de que es inútil
repetir a ese respecto. Si el Espiritismo proclama la utilidad, no por un
sistema espiritual, sino porque la observación le ha demostrado la eficacia y
el modo de acción.
Desde entonces, el sistema de leyes, entender el poder del pensamiento,
entendemos también la oración, es decir, ella misma, un pensamiento dirigido a una meta determinada.
Para
algunos, la palabra oración no revela una idea de una
reclamación; grave
error. Con respecto a la Deidad es un acto de adoración, la humildad y
sumisión a los que uno no puede rechazar sin desconocer el poder y la bondad
del creador.
Negar la oración a Dios, es que reconocen a Dios como un hecho, pero se niega a
rendir homenaje a él; Aún hay un derroche de orgullo humano.
Con respecto a los espíritus, que no son otros que las almas de
nuestros hermanos, la oración es una identificación de pensamientos, un
testimonio de simpatía; expulsarlo, repeler la memoria de seres que llevamos a
cabo, porque este benévolo y agradable recordatorio es en sí misma una oración.
De hecho, se sabe que quienes sufren el reclamo con instancia como un alivio en
sus plumas; Si la petición es por lo tanto esa necesidad delaten; declive se
niega al infeliz que tiene sed de agua.
Aparte de la acción puramente moral, el Espiritismo nos muestra, en la
oración, un efecto de alguna suerte, material resultante de fluidos de
transmisión. Su efectividad en ciertas enfermedades, se encuentra por la experiencia, como es demostrado por la teoría. Rechazar que la
oración es,
Sí,
privando de un poderoso auxiliar para el alivio de los males corporales.
Veamos ahora lo que sería el resultado de esta doctrina, y si tenía
alguna posibilidad para prevalecer. Toda
la gente reza, desde los salvajes a hombres civilizados; Estos lo toman por
instinto, y eso es lo que lo distingue de los animales. Orar sin lugar a dudas,
de una manera más o menos racional, pero de todos modos, ellos oran. Aquellos
que, por ignorancia o presunción, no practican la oración, forma, en el mundo,
una pequeña minoría. Por lo tanto, la oración es una necesidad universal,
independiente de las sectas y las nacionalidades.
Después
de la oración, siendo débil, se siente más fuerte; y menos triste,
sumamente consolado; la oración no priva al hombre de su sustento moral más
poderoso en la adversidad.
Mediante la oración se eleva su alma, y deberá entrar en comunión
con Dios, se identifica con el mundo
espiritual, se desmaterializa, condición indispensable de su futura
felicidad; sin
oración, tus pensamientos son mas terrenales, y cada vez más conectada a las
cosas materiales; Por lo tanto, es un retraso en su avance.
Desafiando un dogma, no surge en la oposición, pero con la secta que
profesa; negando la eficacia de la oración, ofendido el sentimiento íntimo que es casi unánime de los hombres.
El Espiritismo tiene numerosas simpatías que satisfaga las aspiraciones
del corazón y en el cual los consuelos, eso si se reúnen en la oración con una
gran parte. Una secta que se basa en la negación de la oración, quedaría
privado del elemento principal de éxito, la simpatía general, porque en lugar
de calentar el alma, relegaría; en lugar de levantar el pórtico.
Si el
Espiritismo debe ganar en la influencia, esto va en aumento, la suma de la satisfacción moral que proporciona. Que todos aquellos que quieran el precio de
todos los nuevos en el Espiritismo, vinculan su nombre con su bandera, mola para
dar más que él; nunca dará menos que el que prevalecerá.
El árbol que ha sido despojado
de sus frutos sabrosos y nutritivos, siempre es menos atractivo que aquellos que son adornados. Es en virtud del mismo principio que tenemos siempre
Pagina #5, de la Revista Espirita 1866
los adversarios del Espiritismo: la única forma de matarlo es darle
algo mejor, más consolador, explicar cada vez más satisfactoria. Y eso es lo
que nadie aún no ha hecho.
Por lo tanto se puede considerar el rechazo de la oración, por parte de
algunos creyentes en las manifestaciones espíritas, como una opinión
aislada que pueden recoger alguna individualidad, pero que nunca conocería a la mayoría de ellos. Sería un error imputarle
esa doctrina al Espiritismo, Una vez que se imparte lo positivo a lo contrario.
En las reuniones espíritas, la oración predispone el retroceso y
seriedad, condición indispensable, como todos sabemos, en las comunicaciones
por graves. Es decir que envía ¿convertirlas en reuniones religiosas? De
cualquier manera; el sentimiento religioso no es sinónimo de protestantes;
Incluso debe evitar lo que podría ir a las reuniones que duran personaje. En
este sentido que constantemente desaprobamos de las oraciones y símbolos un culto
litúrgico.
No
tienes que olvidar que el Espiritismo debe tender para la armonización de las
comuniones diferentes; No es raro ver en estas reuniones la confraternización los
representantes de diversos cultos y por eso nadie debe arrogarse la supremacía. Que cada
uno en su particular mineral como entiende, es un deber de conciencia;
Pero en un conjunto basado en el principio de la caridad, deben
abstenerse de todo lo que puede herir susceptibilidades y tienden a mantener un
antagonismo que a diferencia de esforzarse por hacer desaparecer. Oraciones
especiales para el Espiritismo no constituyen una secta separada, desde el
momento que no se imponen y cada uno es libre de decir los trajes; Pero tienen
la ventaja de servir para todos y no herir a nadie.
El
mismo principio de la tolerancia y el respeto de las convicciones de los demás
en dice que cada persona razonable que las circunstancias llevan a un templo,
un culto que no comparte las creencias, deben abstenerse de cualquier señal
externa que podría escandalizan los magos; Ella debe
haber necesidad, a sacrificar a los usos de la pura lo que no puede participar
en absoluto su conciencia. Que Dios es adorado en un Templo más o menos lógica, esto no
es una razón para dañar a quienes encuentran Esta manera buena.
Espiritismo, dando al hombre una cierta suma de satisfacciones y
demostrando cierto número de verdades, dijo que no podría ser reemplazado por
nada para dar más y demostrar mejor que él. Vamos a ver si esto es posible.
¿Qué hace la autoridad de la doctrina es que no hay uno de sus principios es el
producto de una idea preconcebida o una opinión personal; todos, sin excepción,
son la observación del resultado de los hechos; Fue sólo por los hechos que el
Espiritismo viene a conocer la situación y las tareas de los espíritus, así
como las leyes, o mejor dicho una parte de las leyes que rigen sus relaciones
con el mundo invisible; Esto es un quid. Continuando para que nos apoyen con
antelación, hacemos la Filosofía experimental y no especulativo.
Para contrarrestar las teorías del Espiritismo, no es suficiente decir
que son falso, sería necesario que se opongan a los hechos de los cuales serían
incapaces de dar la solución. Y en este
caso incluso siempre permanecerá en un nivel, porque sería contrario a su
esencia. Si se es obstinado en una idea falsa y que será siempre para llenar
los vacíos que puede presentar y reclamaba no haber alcanzado el apogeo de la
verdad absoluta.
Esta manera de enfrentar el Espiritismo no es nueva; Puedes verla en
todo momento formulado en nuestros trabajos. Puesto que el Espiritismo se
declara no fijo ni inmutable, asimilar todas las verdades que están
demostradas, cualquier parte a, eran de sus antagonistas y quedará siempre progreso
real. Él asimilar estas verdades, nos decimos, pero sólo cuando son claramente demostrado, y no porque le agradaría a alguien
para dar, o tus deseos o los productos de su imaginación. Establecido
este punto, el Espiritismo No podía perderme pero si dejas suelto por una
doctrina que daría más Él; nada que temer de quienes daría menos y le fortificarían lo que
hace que su fuerza y su principal atractivo.
Si el Espiritismo no ha dicho nada, él es, sin embargo, una cierta
cantidad de verdades adquirido por la observación y que constituyen la opinión
de la mayoría de sus partidarios; y si Estas verdades han pasado hoy al estado
de los artículos de fe, para servirnos de una expresión empleado por algunos,
irónicamente que no es para nosotros, no para nadie, incluso para nuestros
espíritus instructores y estaban tan colocado y menos aún impuesto, pero para
la adhesión por todo el mundo, cada uno ser capaz de constatadlas
.
Si, por
lo tanto, una secta se formó en oposición con el consagrados por la experiencia y
generalmente aceptado en principio, ella no podía ganar las simpatías de los la
mayoría, de que melindrería las convicciones. Su existencia efímera si las
llamas hacia fuera con el su fundador, quizá incluso antes, o al menos con los
pocos fans que tendría podido reunir. Supongamos que el Espiritismo compartido
en sectas diez, veinte, que eso la supremacía y más vitalidad es naturalmente
que proporcionará una mayor suma de satisfacciones Morales, quien llenarán el
mayor número de vacío del alma, la cual estará basada en el evidencia más
positiva, y qué mejor si colocará al unísono con la opinión general.
Ahora, el Espiritismo, tomando el punto de partida de todos sus
principios en la observación los hechos, no puede ser derrocado por una teoría;
mantener constantemente a nivel de ideas progresistas, no se debe sobrepasar;
apoyarse en el sentimiento la mayoría, se encuentra con las aspiraciones de la
mayoría; fundada sobre estas bases, es imperecedero, porque esa es su fuerza.
También es la causa del fracaso de los intentos para poner obstáculos; de
hecho hay ideas profundamente desagradable espiritualismo, la opinión general y
que esto instintivamente repele; construir sobre estas ideas, como punto de
apoyo, un edificio o todas las esperanzas, está tirando hacia arriba las ramas
rotas torpemente; Aquí es a lo que son aquellos que, no habiendo podido
derrocar Espiritismo por la fuerza, intente tocar reducido es por ti mismo.
- El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
- El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
- Obras Póstumas, Allan Kardec
- Génesis – Allan Kardec
- El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
- El Libro de Los Médiums – Allan Kardec
Revisado en: 5/7/17, 2/28/2020
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