Fluidos Cósmicos Universales y Vitales impregnados de Dios y la Materia Oscura o "Black Matters", explicación ...
Desde la naturaleza de los Fluidos Cósmicos Universales hasta su relación con el Periespíritu y la Materialización de los Espíritus. Ésta información es muy importante para entender los Fluidos.
Un tema apasionante desde cualquier punto de vista en el Espiritismo. Los Espíritus que dictaron la Codificación Espírita, nos regalaron mucha información relevante sobre los Fluidos Cósmicos Universales o fluidos vitales. La ciencia que no los comprende ni los conoce aun, los llama la “Materia Oscura” del universo.
Se sabe desde 1998, que un 68% de lo que compone el universo está constituido de una “materia oscura”, solo se puede explicar un 32%, que lo constituyen los planetas, los astros, las estrellas, todo lo visible en el universo. Pero los Fluidos Cósmicos, no se tiene información, ni los espíritus fueron autorizados a dar más información que la ya presentada. Los espíritus indicaron que no tendríamos ese conocimiento hasta que no alcanzáramos el nivel espiritual de pureza y perfección.
Los científicos seguirán alucinando en conseguir una definición que los satisfaga, pero eso no ocurrirá.
Entonces veamos como los Espíritus a través de Allan Kardec, abordaron el tema en el libro de Génesis de la Codificación Espírita.
Libro de Obras Póstumas nos habla sobre las Manifestaciones visuales
16. Por su naturaleza y estado normal el periespíritu es invisible, lo que tiene
de común con una porción de fluidos que sabemos que existen y que nunca, sin embargo, hemos visto. Pero, lo mismo que ciertos fluidos, puede también sufrir modificaciones que le hacen perceptible a la vista, sea por una especie de condensación, sea por un cambio en su disposición molecular. Hasta puede
adquirir las propiedades de un cuerpo sólido y tangible, pero puede súbitamente volver a su estado etéreo o invisible. Se puede formar idea de este efecto, por el del vapor, que es susceptible de pasar de la invisibilidad al estado brumoso, después liquido, luego sólido y viceversa.
Estos diferentes estados del periespíritu son resultado de la voluntad del
Espíritu, no de una causa física exterior, como en el gas. Cuando un Espíritu
aparece, es porque pone su periespíritu en el estado referido para hacerlo visible.
Mas no basta siempre su voluntad; se necesita, para que pueda operarse esta modificación del periespíritu, un concurso de circunstancias independientes de él. Se necesita, además, que el Espíritu tenga permiso para hacerse ver por una determinada persona, lo que no siempre le es concedido, o no lo es más que en ciertas circunstancias por motivos que no podemos apreciar. (Véase El Libro de los Médiums, cap. VI).
Otra propiedad del periespíritu que depende de su naturaleza etérea, es la
penetrabilidad. Ninguna materia le es obstáculo, las atraviesa todas, como
atraviesa la luz los cuerpos transparentes. De aquí que no haya clausura que
pueda oponerse a la entrada de los Espíritus, quienes van a visitar al prisionero en su calabozo con la misma facilidad que al hombre que esta en medio del campo.
17. Las manifestaciones visuales más comunes tienen lugar durante el sueno; estas son las visiones. Las apariciones propiamente dichas tienen lugar en estado de vigilia, cuando se disfruta de la plenitud y completa libertad de las facultades. Se presentan generalmente bajo una forma vaporosa, diáfana, a veces vaga e indecisa; al principio, se ofrecen con frecuencia como un reflejo blanquecino cuyos contornos se dibujan poco a poco; otras veces, las formas están claramente acentuadas y se distinguen los más tenues rasgos de la cara, hasta el extremo de poder dar una muy precisa descripción. Los movimientos y el aspecto son semejantes a los del Espíritu durante su vida.
18. Pudiendo tomar todas las apariencias, el Espíritu se presenta bajo aquella
que mejor pueda darle a conocer, si tal es su deseo. Así es que, aunque como
Espíritu no tenga ningún defecto corporal, se presenta defectuoso, cojo, herido, con cicatrices, si esto es menester para patentizar su identidad. Otro tanto sucede con el vestido. El de los Espíritus, que nada han conservado de los apetitos terrenales, se compone ordinariamente de un ropaje de largos pliegues flotantes y su cabellera es ondulante y graciosa. Los Espíritus se presentan a menudo con los atributos característicos de su elevación, como una aureola, alas los que pueden considerarse como ángeles, un aspecto luminoso y resplandeciente, mientras otros tienen los que recuerdan sus
ocupaciones terrestres. Así, un guerrero podrá aparecer con su armadura, un sabio con un libro, un asesino con un puñal, etc. Los Espíritus superiores tienen una fisonomía hermosa, noble y tranquila; los más inferiores tienen algo de feroz y bestial, y en ciertas ocasiones conservan las huellas de los crímenes que han cometido o de los suplicios que han sufrido. Esta apariencia es real para ellos, es decir, que se creen ser lo que parecen, lo cual es un castigo.
19. El Espíritu que quiere o puede aparecerse, toma a veces una forma mas
precisa aún, teniendo todas las apariencias de un cuerpo sólido, hasta el punto de producir una ilusión completa y de hacer creer que se tiene delante un ser corporal. En ciertos casos y bajo el influjo de ciertas circunstancias, la tangibilidad puede hacerse real, es decir, que se puede tocar, palpar, sentir la misma resistencia, el mismo calor de un cuerpo vivo, lo que no es óbice a que desaparezca con la rapidez del rayo. Se podría pues, estar en presencia de un Espíritu con el que se cambiase palabras y actos de la vida, creyendo tratar con un mortal, sin sospechar que es un Espíritu.
20. Cualquiera que sea el aspecto bajo el que se presente un espíritu, aun
bajo la forma tangible, puede en el mismo instante, no ser visible más que para unos cuantos. En una reunión, podría, pues, presentarse solo a uno o varios miembros; y de dos personas que estuviesen juntas, puede una verle y tocarle y la otra no ‘ver ni sentir nada’. El fenómeno de la aparición a una sola persona entre muchas que se hallan reunidas, se explica por la necesidad de una combinación entre el fluido periespiritual del Espíritu y el de la persona, para que se produzca. Para esto es preciso que haya entre esos fluidos una especie de afinidad que favorezca la combinación. Si el Espíritu no encuentra la aptitud orgánica necesaria, dicho fenómeno no puede producirse; pero si existe, el Espíritu es libre de aprovecharla o no, de donde resulta que, si dos personas igualmente favorecidas bajo este aspecto se encentran juntas, el Espíritu puede realizar la combinación fluídica con aquella a quien quiere presentarse; no haciéndolo con la otra, esta no lo verá. Lo mismo pasaría con dos individuos que tuviesen un velo ante los ojos. Si un tercer individuo quiere hacerse ver solo a uno de los dos, solo a él levantaría el velo; pero si el tal individuo fuera ciego, ya podría levantársele el velo, que no le sería por ello
dada la facultad de ver.
21. Las apariciones tangibles son muy raras, pero las vaporosas son
frecuentes, sobre todo en el momento de la muerte. Parece que el Espíritu libre se apresura a volver a ver a sus parientes y amigos como para advertirles que acaba de dejar la tierra, y decirles que vive a pesar de ello. Evoque cada cual sus recuerdos, y se verá cuantos hechos auténticos de este género, de los cuales no se daba cuenta, han tenido lugar no solo de noche, durante el sueno, sino en pleno día y en estado de la mis completa vigilia.
Los Religiosos no conocen de la materialización de los Espíritus. Un ejemplo es las Aparisiones de Muertos son Demonios - Falso concepto de los Espíritus por Yiye Avila. En el siguiente "Play List" vemos a un religioso, pisoteando y enviando al infierno, incluyendo a su Papa, cuando desencarnó. El diablo, ni el infierno existe y menos el espiritu de su papa era un Demonio. Eso es ignorancia espiritual.
Libro de Obras Póstumas nos habla sobre las Manifestaciones visuales
16. Por su naturaleza y estado normal el periespíritu es invisible, lo que tiene
de común con una porción de fluidos que sabemos que existen y que nunca, sin embargo, hemos visto. Pero, lo mismo que ciertos fluidos, puede también sufrir modificaciones que le hacen perceptible a la vista, sea por una especie de condensación, sea por un cambio en su disposición molecular. Hasta puede
adquirir las propiedades de un cuerpo sólido y tangible, pero puede súbitamente volver a su estado etéreo o invisible. Se puede formar idea de este efecto, por el del vapor, que es susceptible de pasar de la invisibilidad al estado brumoso, después liquido, luego sólido y viceversa.
Estos diferentes estados del periespíritu son resultado de la voluntad del
Espíritu, no de una causa física exterior, como en el gas. Cuando un Espíritu
aparece, es porque pone su periespíritu en el estado referido para hacerlo visible.
Mas no basta siempre su voluntad; se necesita, para que pueda operarse esta modificación del periespíritu, un concurso de circunstancias independientes de él. Se necesita, además, que el Espíritu tenga permiso para hacerse ver por una determinada persona, lo que no siempre le es concedido, o no lo es más que en ciertas circunstancias por motivos que no podemos apreciar. (Véase El Libro de los Médiums, cap. VI).
Otra propiedad del periespíritu que depende de su naturaleza etérea, es la
penetrabilidad. Ninguna materia le es obstáculo, las atraviesa todas, como
atraviesa la luz los cuerpos transparentes. De aquí que no haya clausura que
pueda oponerse a la entrada de los Espíritus, quienes van a visitar al prisionero en su calabozo con la misma facilidad que al hombre que esta en medio del campo.
17. Las manifestaciones visuales más comunes tienen lugar durante el sueno; estas son las visiones. Las apariciones propiamente dichas tienen lugar en estado de vigilia, cuando se disfruta de la plenitud y completa libertad de las facultades. Se presentan generalmente bajo una forma vaporosa, diáfana, a veces vaga e indecisa; al principio, se ofrecen con frecuencia como un reflejo blanquecino cuyos contornos se dibujan poco a poco; otras veces, las formas están claramente acentuadas y se distinguen los más tenues rasgos de la cara, hasta el extremo de poder dar una muy precisa descripción. Los movimientos y el aspecto son semejantes a los del Espíritu durante su vida.
18. Pudiendo tomar todas las apariencias, el Espíritu se presenta bajo aquella
que mejor pueda darle a conocer, si tal es su deseo. Así es que, aunque como
Espíritu no tenga ningún defecto corporal, se presenta defectuoso, cojo, herido, con cicatrices, si esto es menester para patentizar su identidad. Otro tanto sucede con el vestido. El de los Espíritus, que nada han conservado de los apetitos terrenales, se compone ordinariamente de un ropaje de largos pliegues flotantes y su cabellera es ondulante y graciosa. Los Espíritus se presentan a menudo con los atributos característicos de su elevación, como una aureola, alas los que pueden considerarse como ángeles, un aspecto luminoso y resplandeciente, mientras otros tienen los que recuerdan sus
ocupaciones terrestres. Así, un guerrero podrá aparecer con su armadura, un sabio con un libro, un asesino con un puñal, etc. Los Espíritus superiores tienen una fisonomía hermosa, noble y tranquila; los más inferiores tienen algo de feroz y bestial, y en ciertas ocasiones conservan las huellas de los crímenes que han cometido o de los suplicios que han sufrido. Esta apariencia es real para ellos, es decir, que se creen ser lo que parecen, lo cual es un castigo.
19. El Espíritu que quiere o puede aparecerse, toma a veces una forma mas
precisa aún, teniendo todas las apariencias de un cuerpo sólido, hasta el punto de producir una ilusión completa y de hacer creer que se tiene delante un ser corporal. En ciertos casos y bajo el influjo de ciertas circunstancias, la tangibilidad puede hacerse real, es decir, que se puede tocar, palpar, sentir la misma resistencia, el mismo calor de un cuerpo vivo, lo que no es óbice a que desaparezca con la rapidez del rayo. Se podría pues, estar en presencia de un Espíritu con el que se cambiase palabras y actos de la vida, creyendo tratar con un mortal, sin sospechar que es un Espíritu.
20. Cualquiera que sea el aspecto bajo el que se presente un espíritu, aun
bajo la forma tangible, puede en el mismo instante, no ser visible más que para unos cuantos. En una reunión, podría, pues, presentarse solo a uno o varios miembros; y de dos personas que estuviesen juntas, puede una verle y tocarle y la otra no ‘ver ni sentir nada’. El fenómeno de la aparición a una sola persona entre muchas que se hallan reunidas, se explica por la necesidad de una combinación entre el fluido periespiritual del Espíritu y el de la persona, para que se produzca. Para esto es preciso que haya entre esos fluidos una especie de afinidad que favorezca la combinación. Si el Espíritu no encuentra la aptitud orgánica necesaria, dicho fenómeno no puede producirse; pero si existe, el Espíritu es libre de aprovecharla o no, de donde resulta que, si dos personas igualmente favorecidas bajo este aspecto se encentran juntas, el Espíritu puede realizar la combinación fluídica con aquella a quien quiere presentarse; no haciéndolo con la otra, esta no lo verá. Lo mismo pasaría con dos individuos que tuviesen un velo ante los ojos. Si un tercer individuo quiere hacerse ver solo a uno de los dos, solo a él levantaría el velo; pero si el tal individuo fuera ciego, ya podría levantársele el velo, que no le sería por ello
dada la facultad de ver.
21. Las apariciones tangibles son muy raras, pero las vaporosas son
frecuentes, sobre todo en el momento de la muerte. Parece que el Espíritu libre se apresura a volver a ver a sus parientes y amigos como para advertirles que acaba de dejar la tierra, y decirles que vive a pesar de ello. Evoque cada cual sus recuerdos, y se verá cuantos hechos auténticos de este género, de los cuales no se daba cuenta, han tenido lugar no solo de noche, durante el sueno, sino en pleno día y en estado de la mis completa vigilia.
Los Religiosos no conocen de la materialización de los Espíritus. Un ejemplo es las Aparisiones de Muertos son Demonios - Falso concepto de los Espíritus por Yiye Avila. En el siguiente "Play List" vemos a un religioso, pisoteando y enviando al infierno, incluyendo a su Papa, cuando desencarnó. El diablo, ni el infierno existe y menos el espiritu de su papa era un Demonio. Eso es ignorancia espiritual.
Los fluidos - GÉNESIS - CAPÍTULO XIV 1-28
Los fluidos
1. Naturaleza y propiedades de los fluidos: Elementos fluídicos
1. La ciencia nos proporcionó la clave para comprender los milagros que se relacionan particularmente con el elemento material, por medio del conocimiento de las leyes que gobiernan a la materia; mas, como los fenómenos en los que prevalece el elemento espiritual escaparon a las
investigaciones científicas, puesto que era imposible explicarlos con la sola ayuda de las leyes materiales, ello dio motivo a que los mismos ofrezcan, en mayor medida que los demás, los caracteres aparentes de lo sobrenatural. La clave para descifrar los milagros de esta categoría la encontramos, pues, en las leyes que rigen la vida espiritual.
2. Como ya ha sido demostrado, el fluido cósmico universal es la materia elemental primitiva y sus modificaciones y transformaciones constituyen la gran variedad de los cuerpos de la Naturaleza (cap. X). En cuanto a principio elemental del Universo, posee dos estados diferenciados: el de eterización o imponderabilidad, al que podemos considerar su estado normal y primitivo, y el de materialización o ponderabilidad, que sería consecutivo del primero. El punto intermedio es el estado de transformación del fluido en materia tangible, pero aun en este caso, la transición no es brusca, puesto que podemos considerar a nuestros fluidos imponderables como un término medio entre ambos estados (cap. IV, n.º 10 y ss.). Cada uno de estos dos estados produce fenómenos especiales: al segundo pertenecen los del mundo visible y al primero los del mundo invisible. Unos, denominados fenómenos materiales, son del dominio específico de la ciencia, y los otros, llamados fenómenos espirituales o psíquicos, se relacionan en especial con la existencia de los espíritus y entran dentro del dominio del Espiritismo.
Pero, como la vida espiritual y la corporal se hallan en contacto constante, los fenómenos de ambos órdenes se presentan a menudo en forma simultánea. El hombre encarnado sólo posee la percepción de los fenómenos psíquicos que se relacionan con la vida corporal. Aquellos que son del dominio exclusivo de la vida espiritual escapan a los sentidos materiales y sólo pueden percibirse en el estado de espíritu.1
1. La denominación de fenómeno psíquico traduce el pensamiento con más claridad que si utilizáramos el término fenómeno espiritual, debido a que estos fenómenos se basan en las propiedades y atributos del alma, o, mejor dicho, de los fluidos periespirituales que son inseparables del alma. Esta denominación los enlaza más estrechamente al orden de los hechos regidos por leyes. Se los puede enunciar como efectos psíquicos sin que impliquen la noción de milagros. [N. de A. Kardec.]
3. En el estado de eterización, el fluido cósmico no es uniforme. Sin dejar de ser etéreo, sufre modificaciones muy variadas en su género y quizá más numerosas que en el estado de materia tangible. Estas modificaciones conforman diferentes fluidos que, aunque originados en el mismo principio, se hallan dotados de propiedades especiales que dan lugar a los fenómenos particulares del mundo invisible. Todo es relativo: esos fluidos poseen para los espíritus, seres fluídicos ellos mismos, una apariencia tan material como los objetos tangibles para los encarnados, es decir, son para ellos lo que para nosotros las sustancias del mundo terrestre. Ellos los elaboran y combinan para producir determinados efectos, tal cual hacen los hombres con sus materiales, aunque mediante procedimientos distintos. Pero allá como aquí, sólo los espíritus más iluminados pueden comprender el papel de los elementos constitutivos de su mundo. Los ignorantes del mundo invisible son tan incapaces de explicar el porqué de los fenómenos que presencian, así como algunos de los que producen ellos mismos sin quererlo, como los ignorantes de la Tierra lo son igualmente para explicar los efectos de la luz o la electricidad o el por qué vemos y oímos.
4. Los elementos fluídicos del mundo espiritual escapan a los instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, adecuados para la materia tangible y no para la etérea. Hay algunos que pertenecen a un medio tan diferente del nuestro, que sólo los podemos juzgar mediante
comparaciones imperfectas como las que haría un ciego de nacimiento para definir los colores. Pero entre esos fluidos, algunos están estrechamente ligados a la vida corporal y pertenecen, en cierta forma, al medio terrestre. Como no se pueden percibir directamente, debemos estudiar sus efectos, así como se observan los efectos del fluido del imán, que jamás se ha visto, y podremos adquirir sobre su naturaleza conocimientos casi exactos. Este estudio es esencial, ya que nos dará la respuesta a una cantidad de fenómenos inexplicables por las solas leyes de la materia.
5. El punto de partida del fluido universal es el grado de pureza absoluto, difícil de concebir por nosotros. El extremo opuesto es su transformación en materia tangible. Entre ambos extremos existe una infinita cantidad de transformaciones, más próximas a uno u otro de ellos. Los fluidos más cercanos a la materialidad, es decir, los menos puros, constituyen lo que podemos denominar la atmósfera espiritual terrestre. En ese medio es también posible encontrar diversos grados de pureza: los espíritus encarnados o desencarnados de la Tierra extraen de él los elementos necesarios para la economía de su existencia. Esos fluidos, si bien sutiles e impalpables para nosotros, son de naturaleza grosera en comparación con los fluidos etéreos de las regiones superiores. Lo mismo sucede en la superficie de todos los mundos, salvo las diferencias propias de constitución y las condiciones de vida de cada uno. ¡Cuando menos materializada sea la vida en un planeta, menos afinidad con la materia tendrán los fluidos espirituales! La expresión fluidos espirituales no es del todo precisa, ya que en definitiva siempre se trata de materia más o menos quintaesenciada. Nada es verdaderamente espiritual fuera del alma o principio inteligente. Se le llama así por comparación y, sobre todo, en razón de su afinidad con los espíritus. Puede decirse que son la materia del mundo espiritual: por eso se les llama fluidos espirituales.
6. Por otra parte, ¿quién conoce la constitución íntima de la materia tangible? Tal vez sólo es compacta para nuestros sentidos, pues la facilidad con que los fluidos espirituales la atraviesan y el hecho de que no constituye obstáculo alguno para los espíritus como no son los cuerpos transparentes para la luz, perecen probarlo. La materia tangible tiene por elemento primitivo al fluido cósmico etéreo, el cual, al desagregarse, posiblemente, pueda volver al estado de eterización, como el diamante, que es el más duro de los cuerpos, puede volatilizarse en estado de gas impalpable. La solidificación de la materia es apenas un estado transitorio del fluido universal, pudiendo volver a su estado primitivo una vez que las condiciones cohesivas desaparecen. ¿Quién sabe si, incluso, en el estado de tangibilidad la materia no es susceptible de adquirir una especie de eterización que le proporcionaría propiedades especiales? Ciertos fenómenos, aparentemente auténticos, llevan a suponer tal cosa. Por el momento sólo somos dueños de ciertos hitos que conducen al mundo invisible; el porvenir nos reserva el conocimiento de las nuevas leyes que nos permitirán comprender lo que todavía constituye para nosotros un misterio.
Formación y propiedades del periespíritu
8. Los espíritus conforman su periespíritu con elementos del medio en que se encuentran, es decir, que esta envoltura se integra con fluidos propios del ambiente; en consecuencia, los elementos constitutivos del periespíritu varían de acuerdo con los mundos. Júpiter es considerado un mundo muy avanzado en comparación con el nuestro. Allí la vida corporal no es de la materialidad grosera que hay en la Tierra, por lo que los cuerpos periespirituales deben ser de naturaleza infinitamente más quintaesenciada que en nuestro planeta. Ahora bien, al igual que no podríamos vivir en ese mundo con nuestro cuerpo carnal, nuestros espíritus no podrán penetrar en él con su periespíritu terrestre. Al abandonar la Tierra, el espíritu reviste su envoltura fluídica con los fluidos apropiados al mundo al que debe trasladarse.
9. La naturaleza de la envoltura fluídica se relaciona siempre con el grado de progreso moral del espíritu. Los espíritus inferiores no pueden cambiarla a voluntad y, en consecuencia, no les es posible por iniciativa propia trasladarse de un mundo a otro. Los hay cuyos cuerpos fluídicos, aunque etéreos e imponderables en relación con la materia tangible, son aún demasiado groseros, si así podemos calificarlos, en relación con el mundo espiritual, como para permitirles salir de su medio. Debemos incluir en esta categoría a esos espíritus que, en razón de ser sus periespíritus muy condensados confunden a éstos con sus cuerpos carnales pretéritos y, por ello, creen estar vivos aún. Estos espíritus, cuyo número es cuantioso, permanecen en la superficie de la Tierra al igual que los encarnados, creyendo ocuparse de sus asuntos. Otros, más desmaterializados, no lo son lo bastante, sin embargo, como para elevarse por encima de las regiones terrestres.2
2. Véanse ejemplos de espíritus que aún creen pertenecer a este mundo en la Revista Espírita de diciembre de 1859: “Un espíritu que no se considera muerto”, y de noviembre de 1864 y abril de 1865: “Pierre Legay, el Gran Pierrot.” [N. de A. Kardec.]
Los espíritus superiores, por el contrario, pueden acercarse a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen del mundo en que entran los elementos necesarios para recubrir la envoltura fluídica o carnal adecuada al nuevo milenio. Actúan como el noble que abandona sus hermosos ropajes para vestir momentáneamente el sayal, sin dejar por ello de ser un gran señor. Así es como los espíritus del orden más elevado pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar entre ellos en misión. Estos espíritus no traen consigo la vestidura, pero sí el recuerdo intuitivo de las regiones de donde vienen, percibiéndolas con el pensamiento. Son los iluminados en el país de los ciegos.
10. La capa de fluidos espirituales que rodea a la Tierra puede comparase con
las capas inferiores de la atmósfera: más pesadas, más compactas, menos puras que las capas superiores. Estos fluidos no son homogéneos, constituyen una mixtura de moléculas de calidad diversa, entre la que encontramos a las moléculas que forman la base, pero con determinadas alteraciones. Los efectos que producen estos fluidos guardan relación con la suma de partículas puras que contengan. Tal es, en comparación, el alcohol rectificado o mezclado en proporciones diversas con el agua u otras sustancias: su peso específico aumenta en razón de la mezcla, al mismo tiempo que su fuerza e inflamabilidad disminuyen, aunque en el todo haya alcohol puro. El espíritu destinado a vivir en ese medio obtiene de él los elementos para recubrir su periespíritu, pero, en razón del mayor o menor grado de pureza del espíritu, su periespíritu se revestirá con las partículas más puras o más groseras del fluido propio del mundo en el que deba encarnar. De ello resulta un hecho capital: la constitución íntima del periespíritu no es igual en todos los espíritus encarnados o desencarnados que pueblan la Tierra o el espacio circundante. Por el contrario, el cuerpo carnal se forma siempre con los mismos elementos, sin influir nada en ello la superioridad o inferioridad del espíritu. También, en todo, son iguales los efectos producidos por el cuerpo y sus necesidades, mientras que difieren en todo lo que sea inherente al periespíritu. Otro resultado es que la naturaleza periespiritual de un mismo espíritu se va modificando en cada encarnación a medida que progresa moralmente, aunque encarne en el mismo medio, y que los espíritus superiores encarnados excepcionalmente en misión en un mundo inferior poseen un periespíritu menos grosero que el de los nativos de ese mundo.
11. El medio siempre guarda relación con la naturaleza de los seres que en él viven: los peces lo hacen en el agua, los seres terrestres en la atmósfera, los seres espirituales en el fluido espiritual o etéreo, mismo sobre la Tierra. El fluido etéreo es para las necesidades del espíritu lo que la atmósfera para las necesidades del encarnado. Ahora bien, al igual que los peces no pueden vivir en el aire, ni los animales terrestres en una atmósfera demasiado rarificada para sus pulmones, los espíritus inferiores no soportan el esplendor ni la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían al contactarse con los mismos, porque los espíritus no mueren, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados, como nosotros nos apartamos de un fuego demasiado vivo o de una luz que ciega. He aquí por qué no pueden salir del lugar apropiado a su naturaleza. Para cambiar de medio tendrán que modificarla a fin de estar conforme a él: deberán despojarse de los instintos materiales que los mantienen sujetos a los mundos físicos. En resumen: si se depuran y transforman moralmente se irán identificando en forma gradual con medios más depurados, y esta transformación moral terminará por convertirse en una necesidad, así como los ojos de quien ha vivido largo tiempo en las tinieblas se habitúan paulatinamente a la luz del día y al brillo del Sol.
12. Todo se une y eslabona en el Universo. Todo está sujeto a la importante y armoniosa ley de unidad, desde la materialidad más pura. La Tierra es como un lodazal del que escapa un humo espeso que se va aclarando a medida que se eleva y cuyas partículas dispersas se pierden en el espacio infinito. El poder divino se manifiesta en todos los cuadros de tan grandioso conjunto. ¡Y se quisiera que Dios, para probar mejor su poder, viniese a enturbiar tamaña armonía rebajándose al papel de un mago, brindando efectos pueriles dignos de un prestidigitador! ¡Y por añadidura, se le crea un rival en habilidades: Satanás! No se podría disminuir más a la majestad divina, y, sin embargo, ¡aún se sorprenden del avance de la incredulidad! Tenéis razón en decir: “¡La fe se va perdiendo!” Mas, la fe que se extingue es aquella que molesta al buen sentido y a la lógica, esa fe que otra época llevó a decir: “¡Los dioses se alejan!” Pero la fe en las cosas serias, en Dios y en la inmortalidad del alma permanece viva en el corazón del hombre, y si fue sofocada a raíz de las historias pueriles con que se la abrumó, resurge fortalecida desde el instante en que se libera, como una planta enferma se anima cuando vuelve a encontrarse el Sol. Sí, todo es milagroso en la Naturaleza, porque todo es admirable y testimonia la sabiduría divina. Tales milagros son para todos, para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír y no en beneficio de unos pocos. ¡No!, no hay milagros, según el sentido que se da a esta palabra, porque todo surge de las leyes eternas de la Creación y porque tales leyes son perfectas.
Acción de los espíritus sobre los fluidos.
Creaciones fluídicas. Fotografía del pensamiento
13. Los fluidos espirituales, uno de los estados del fluido cósmico universal, son, específicamente, la atmósfera en la que actúan los seres espirituales. Constituyen el medio de donde extraen los elementos sobre los cuales operan. Forman el ámbito en el que ocurren fenómenos especiales, perceptibles a la vista y al oído del espíritu, pero que escapan a los sentidos carnales impresionables sólo por la materia tangible. Ellos forman esa luz peculiar del mundo espiritual, diferente de la luz común por su causa y sus efectos y son, por último, el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido.
14. Los espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, pero no los manipulan como los hombres hacen con los gases, sino con la ayuda del pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad son, para los espíritus, lo que la mano es para el hombre. Mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los unen, combinan o dispersan; forman conjuntos con
determinada apariencia, forma o color; cambian las propiedades de los mismos como el químico las de un gas o de otros cuerpos, combinándolos de acuerdo a ciertas leyes. Constituyen el inmenso taller o laboratorio de la vida espiritual. A veces, esas transformaciones son el resultado de una intención, y a menudo producto de un pensamiento inconsciente. A un espíritu le basta con pensar en algo para que esto se produzca.
Por ejemplo: un espíritu se presenta a la vista de un encarnado dotado de vista psíquica, bajo la apariencia que tenía en la época en que éste lo conocía, aun cuando hubiese encarnado muchas veces desde entonces. Se presenta con el traje y otros signos exteriores: enfermedades, cicatrices o miembros amputados que poseía entonces. Un decapitado se presentará sin cabeza. No es que haya conservado tal apariencia, puesto que como espíritu no es cojo, ni manco ni tuerto. Pero su pensamiento, al regresar a la época en que así era, hace que su periespíritu tome instantáneamente tal figura, que abandona una vez que su pensamiento ya no se inmoviliza en aquella idea. Entonces, si una vez fue negro y otra blanco, se presentará con la apariencia que corresponda a la evocación, pensando en esa vida suya que se recuerda. Por un efecto análogo, el pensamiento del espíritu crea fluídicamente los objetos que utilizaba habitualmente: un avaro manipulará oro, un militar mostrará sus armas y uniforme, un fumador su pipa, un labriego su carreta y bueyes y una anciana su rueca. Estas representaciones fluídicas son tan reales para el espíritu, ser fluídico él mismo, como los objetos materiales lo son para el hombre; pero, como son creaciones del pensamiento, su existencia es tan efímera como lo es la de un determinado pensamiento.3
3. Consultar la Revista Espírita de julio de 1859: “El zuavo de Magenta”, y El libro de los Médiums, cap. VIII. [N. de A. Kardec.]
15. Los fluidos son el vehículo del pensamiento. Éste actúa sobre aquellos como el sonido lo hace sobre el aire. Los fluidos transmiten el pensamiento como el aire lo hace con los sonidos. Se puede decir que hay en esos casos fluidos ondas y rayos de pensamientos que se entrecruzan sin confundirse, como hay en el aire ondas y rayos sonoros. Más aún: Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, éstas se reflejan en la envoltura periespiritual como en un espejo: allí toman cuerpo y se podría decir que son fotografiadas. Si un hombre, por ejemplo, piensa matar a otro, por más impasible que parezca su cuerpo material, su pensamiento pone en acción al cuerpo fluídico, el cual reproduce todos los matices; ejecuta fluídicamente el acto que tiene el propósito de realizar; el pensamiento crea la imagen de la víctima, la escena entera aparece como en un cuadro, tal cual está allá en su espíritu. Vemos que los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica, y así es como un alma puede leer en otra al igual que en un libro y ver lo que no es perceptible por medio de los ojos corporales. No obstante, viendo la intención, puede presentir el cumplimiento del acto que habrá de cumplirse, pero no podrá determinar en qué momento se llevará a cabo ni precisar los detalles ni siquiera afirmar qué ocurrirá, ya que circunstancias ulteriores pueden modificar los planetas urdidos y cambiar las disposiciones. No puede ver lo que aún no está en el pensamiento; lo que ve es la preocupación habitual del individuo, sus deseos, sus proyectos y propósitos buenos o malos.
Cualidades de los fluidos
16. La acción de los espíritus sobre los fluidos espirituales produce consecuencias de importancia directa y capital en los encarnados. Siendo que esos fluidos son el vehículo del pensamiento y que éste puede modificar sus propiedades, es evidente que deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los ponen en vibración,
modificados por la pureza o impureza de los sentimientos. Los malos pensamientos corrompen a los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen al aire respirable. Los fluidos que rodean o proyectan los malos espíritus son viciados, mientras que aquellos que irradian los buenos espíritus son tan puros como corresponde al grado de perfección moral que ellos posean.
17. Sería imposible enumerar o clasificar a los buenos o a los malos fluidos o especificar sus cualidades respectivas, visto que su diversidad es tan grande como son variados los pensamientos. Los fluidos no poseen cualidades sui generis, sino las que adquieren en el medio en que se elaboran; se modifican según los efluvios de ese medio, como el aire por las exhalaciones y el agua por las sales de las capas que atraviesan. Según las circunstancias, esas cualidades son, como el aire y el agua, temporales o permanentes, lo que los hace más especialmente apropiados para la producción de tales o cuales efectos determinados. Los fluidos no poseen tampoco denominaciones especiales. Al igual que los olores, son designados según sus propiedades, sus efectos y su tipo original. En el aspecto moral, llevan impresos los sentimientos de odio, envidia, celos, orgullo, egoísmo, violencia, hipocresía, bondad, benevolencia, amor, caridad y dulzura. En el aspecto físico son excitantes, tranquilizadores, penetrantes, astringentes, incitantes, dulcificantes, soporíferos, narcóticos, tóxicos, reparadores y
expulsores y se convierten en fuerza de transmisión o propulsión. El cuadro de los fluidos será, pues, el de todas las pasiones, virtudes y vicios humanos, así como el de las propiedades de la materia y los correspondientes efectos que producen.
18. Como los hombres son espíritus encarnados poseen, en parte, los atributos de la vida espiritual, ya que viven en los dos planos, fundamentalmente durante el sueño y a veces también en el estado de vigilia. Cuando un espíritu encarna conserva las cualidades que le son propias, pues, como se sabe, el periespíritu no está circunscrito por el cuerpo, sino que emite rayos a su alrededor y lo circunda de una atmósfera fluídica. Por su unión íntima con el cuerpo, el periespíritu juega un papel preponderante en el organismo: gracias a su expansión, relaciona al espíritu en forma más directa con los espíritus libres y también con los espíritus encarnados. El pensamiento del espíritu encarnado actúa sobre los fluidos espirituales como el pensamiento de los espíritus desencarnados. Se transmite de espíritu a espíritu por la misma vía y, según sea bueno o malo, sanea o corrompe los fluidos circundantes. Si los fluidos ambientes sufren modificaciones ante la proyección de los pensamientos del espíritu, su envoltura periespiritual, que es parte constitutiva de su ser y que recibe en forma directa y permanente la impresión de sus pensamientos, debe llevar en ella, en mayor medida aún, sus cualidades buenas o malas. Los fluidos viciados por los efluvios de los malos espíritus pueden depurarse por el alejamiento de éstos, pero sus periespíritus no cambiarán, hasta tanto el espíritu no se modifique. Siendo el periespíritu de los encarnados de naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales, él los asimila con facilidad, como una esponja se empapa de líquido. Tales fluidos ejercen una acción directa sobre el periespíritu, sobre todo porque al expandirse y proyectarse el periespíritu se confunde con los fluidos. Estos fluidos actúan sobre el periespíritu y éste sobre el organismo material con el cual se halla en contacto molecular. Si los efluvios son de naturaleza buena, el cuerpo recibirá una impresión saludable; si son malos, la sensación será desagradable. Si los malos son permanentes y enérgicos, podrán ocasionar desórdenes físicos: ciertas enfermedades no tienen otro origen. Los ambientes donde abundan los malos espíritus se encuentran impregnados por los malos fluidos que se absorben por todos los poros -digamos- del periespíritu, tal como el cuerpo absorbe los miasmas pestilenciales.
19. Eso explica los efectos que se producen en los sitios de reunión. Una asamblea es un centro que emite pensamientos, una orquesta, un coro de pensamientos en el que cada cual ejecuta una nota. Resulta, entonces, una cantidad de corrientes y efluvios fluídicos, y cada uno recibe la impresión por medio del sentido espiritual, como en un coro de música cada cual recibe la
impresión de los sonidos por el sentido del oído. Pero, así como existen ondas sonoras armoniosas o discordantes, existen también pensamientos armoniosos o discordantes. Si el conjunto es armonioso, la sensación será agradable. Si es discordante, la impresión será molesta. Pues bien, para tales efectos no es necesario que el pensamiento se formule con palabras; la irradiación fluídica existe, sea la idea expresada o no. Tal es el origen del sentimiento de satisfacción que nos embarga durante una reunión simpática, animada por pensamientos sinceros y benévolos. Allí reina como una atmósfera moral saludable en la que se respira con facilidad; se sale reconfortado porque nos hemos impregnado de efluvios fluídicos saludables. Pero si se mezclan algunos pensamientos malos, se produce el efecto de una corriente de aire helado en un medio tibio o de una nota falsa en un concierto. También así se explica la ansiedad y el malestar indefinible que se siente en un medio antipático, donde los pensamientos malsanos provocan como corrientes de aire nauseabundo.
20. El pensamiento produce una especie de efecto físico que actúa sobre lo moral, y sólo el Espiritismo cuenta con los elementos necesarios para explicar este hecho. El hombre lo siente por instinto, ya que busca las reuniones homogéneas y simpáticas en las que sabe que podrá extraer
nuevas fuerzas morales. Se podrá decir que allí recupera las pérdidas fluídicas que tiene cada día por la emanación del pensamiento, como recupera mediante el alimento las pérdidas de energía del
cuerpo material. En efecto, el pensamiento es una emisión que ocasiona una pérdida real de los fluidos espirituales y, como consecuencias, de los fluidos materiales, de manera que el hombre necesita sumergirse en los efluvios que recibe del exterior. Cuando se dice que un médico cura a su paciente con buenas palabras, se está en lo cierto, ya que el pensamiento benévolo aporta fluidos reparadores que actúan tanto en el plano físico como en el moral.
21. Se podrá decir: Es posible huir de los hombres que se sabe malintencionados, pero, ¿cómo sustraerse a la influencia de los malos espíritus que pululan a nuestro alrededor y se deslizan por doquier sin ser vistos? El medio es muy simple: depende enteramente de la voluntad del hombre mismo, que lleva en sí el resguardo necesario. Los fluidos se unen por la similitud de su naturaleza: los fluidos contrarios se repelen; hay incompatibilidad entre los buenos y los malos fluidos, como entre el
aceite y el agua. ¿Qué se hace cuando el aire está viciado? Se sanea, se depura, destruyendo el centro de las impurezas, expulsando los efluvios malsanos mediante las corrientes de aire salubre más fuertes. Ante una invasión de malos fluidos hay que oponer otra mayor de buenos, y como cada uno tiene en su periespíritu una fuente fluídica permanente, el remedio lo lleva uno mismo. Sólo hay que purificar esa fuente y darle cualidades que actúen como un repulsivo para las malas influencias y no como una fuerza de atracción. El periespíritu es una coraza a la que conviene saber templar. Ahora bien, como las cualidades del periespíritu guardan relación con las del alma, es preciso trabajar en su mejoramiento, puesto que son las imperfecciones del alma las que atraen a los malos espíritus.
“Las moscas se sienten atraídas por la suciedad, y a ella se dirigen; si se acaba con esos focos insalubres, las moscas desaparecen. También los malos espíritus se sienten atraídos por la suciedad, aunque moral, y a ella van. Destruid, por tanto el centro de atracción y se alejarán. Los espíritus buenos, encarnados o desencarnados, no tienen nada que temer de la influencia de los malos
Espíritus”.
2. Explicación de algunos fenómenos considerados sobrenaturales:
Vista espiritual o psíquica. Doble vista. Sonambulismo. Sueños 22. El periespíritu oficia de lazo de unión entre la vida corporal y la vida espiritual: gracias a él, el espíritu encarnado entra en relación constante con los espíritus. El periespíritu está facultado para la producción de fenómenos especiales que no se originan en la materia tangible y que, por ese
motivo, parecen de índole sobrenatural. Las propiedades y la irradiación del periespíritu son la causa de variados fenómenos, entre ellos: la doble vista o vista espiritual, también llamada vista psíquica, patrimonio de muchas
personas, a menudo ignorantes de tal facultad, así como de la vista sonambúlica. El periespíritu es el órgano sensitivo del espíritu. Por su intermedio el espíritu encarnado percibe las cosas espirituales que escapan a los sentidos carnales. Por los órganos del cuerpo, la vista, el oído y las diversas sensaciones están limitadas a la percepción de las cosas materiales. Por el sentido espiritual o psíquico, se generaliza: el espíritu ve, oye y siente en todo su ser lo que se encuentra dentro del campo de irradiación de su fluido periespiritual. Estos fenómenos son en el hombre la manifestación de la vida espiritual. El alma actúa fuera del organismo. En el caso de doble vista o percepción por el sentido psíquico, no ve con los ojos del cuerpo, aunque a menudo, por hábito, los dirige al sitio en que fija su atención. Ve con los ojos del alma y la prueba está en que también ve con los ojos cerrados y más allá de su campo visual ordinario (n.º 15)4
4. Casos de doble vista y lucidez sonambúlica fueron publicados en la Revista Espírita de enero de 1858: “Visiones”; noviembre de 1858: “Independencia sonambúlica”; julio de 1861: “Una aparición providencial” y noviembre de 1865: “El patriarca José y el vidente de Zimmerwald”. [N. de A. Kardec.]
23. Aunque durante la vida el espíritu se encuentra amarrado al cuerpo por la acción del periespíritu, su esclavitud es relativa, puesto que puede extender su cadena y transportarse lejos, sobre la misma Tierra o a cualquier punto del espacio. El espíritu no se siente a gusto cuando está
ligado al cuerpo, porque su estado normal es la libertad y porque la vida corporal se asemeja a la de un siervo adscrito a su terruño. El espíritu es feliz al abandonar el cuerpo, como un pájaro que deja su jaula. Aprovecha
todas las ocasiones en que puede escaparse y disfruta de todos los instantes en que su presencia no es necesaria para la vida de relación. Este fenómeno recibe el nombre de emancipación del alma. Siempre ocurre durante el sueño todas las veces en que el cuerpo descansa y que sus sentidos están
inactivos (El Libro de los Espíritus, cap. VIII, Libro Segundo). En esos momentos, el espíritu vive la vida espiritual, mientras que su cuerpo vegeta. Tal estado se asemeja un tanto al que continúa a la muerte. Recorre el espacio, se encuentra con sus amigos y con otros espíritus libres o encarnados como él. El lazo fluídico que le retiene unido al cuerpo se corta al morir. La separación completa se opera cuando se extingue de manera absoluta la actividad del principio vital. En tanto el cuerpo vive, el espíritu, por más distante que se encuentre, regresa en el preciso instante en que su
presencia es requerida para retomar el curso de la vida exterior de relación. A veces, al despertar, conserva un recuerdo de sus peregrinaciones, una imagen no del todo precisa que constituye el sueño. Siempre trae consigo intuiciones que le sugerirán ideas y pensamientos nuevos y que sirven
para justificar el proverbio: “La noche es buena consejera.” Así también se explican ciertos fenómenos característicos del sonambulismo natural y
magnético, de la catalepsia, de la letargia, del éxtasis, etc., que no son más que manifestaciones de la vida espiritual.5
5. Casos de letargia y catalepsia fueron publicados en la Revista Espírita de septiembre de 1858: “Señora Schawabenhaus. Letargia estática” y enero de 1866: “La joven cataléptica de Suabia”. [N. de A. Kardec.]
24. La visión espiritual no se opera con los ojos del cuerpo y, por lo tanto, la percepción de las cosas no depende de la luz ordinaria. La luz material está hecha para el mundo material. El mundo espiritual posee una luz especial cuya naturaleza ignoramos, pero que es, sin duda, una de las propiedades del fluido etéreo destinada a las percepciones visuales del alma. Por consiguiente, hay una luz material y una luz espiritual. La primera tiene sus centros circunscritos a los cuerpos luminosos; la segunda está en todas partes, razón por la cual para la visión espiritual no hay obstáculos; no la detiene ni la distancia ni la opacidad de la materia, así como la oscuridad no existe para ella. El mundo espiritual está iluminado por la luz espiritual, que posee efectos propios, como el mundo material está iluminado por la luz solar.
25. El alma, envuelta por su periespíritu, lleva en sí su principio luminoso. Penetra a la materia en virtud de su esencia etérea y no hay cuerpos opacos para su vista. Sin embargo, la visión espiritual no tiene el mismo alcance ni la misma profundidad en todos los espíritus. Sólo los espíritus puros la poseen en todo su esplendor. En los espíritus inferiores, la visión está debilitada por la densidad relativa del periespíritu, que se interpone como una especie de niebla. Esta facultad se manifiesta en diferentes grados en los espíritus encarnados mediante el fenómeno de segunda o doble vista, ya sea en el sonambulismo natural o magnético, o en el estado de vigilia. Según el grado alcanzado por la facultad, se dice que la lucidez es mayor o menor. Con el auxilio de esta facultad ciertas personas ven el interior del organismo y describen la causa de las enfermedades.
26. La vista espiritual suministra percepciones especiales que, al no tener su asiento en los órganos materiales, opera de manera distinta que la vista corporal. Por esa razón, no se pueden esperar efectos idénticos ni experimentarla por las mismas vías. Verificándose esa visión fuera del
organismo, posee una movilidad desconcertante. Es necesario estudiar sus efectos y causas y no buscar parecidos inexistentes con la visión corporal, a la que no reemplaza, excepto en casos excepcionales que no deben tomarse por regla.
27. La vista espiritual es necesariamente incompleta e imperfecta en los espíritus encarnados y, en consecuencia, está sujeta a infinitas aberraciones. Como su asiento se encuentra en el alma, el estado de ésta influye en las percepciones que logra. Según el grado de su desarrollo, las circunstancias y el estado moral del individuo brindará, durante el sueño o en el estado de vigilia:
1) la percepción de ciertos hechos materiales auténticos, como el conocimiento de sucesos que ocurren a distancia, las causas de una enfermedad y el modo de curarla;
2) la percepción de cosas igualmente positivas del mundo espiritual, como la vista de los espíritus, y
3) imágenes fantásticas creadas por la imaginación, análogas a las creaciones fluídicas del pensamiento (n.º 14). Estas creaciones guardan relación con las disposiciones morales del espíritu que las crea. Así es como el pensamiento de personas fuertemente imbuidas y preocupadas por ciertas creencias religiosas les presenta imágenes del infierno, sus hogueras, torturas y demonios, tal cual lo imaginan; los paganos veían el Olimpo y el Tártaro, como los cristianos ven el Paraíso y el Infierno. Si al despertar o al
salir del éxtasis esas personas conservan un recuerdo nítido de sus visiones, las toman por realidades y confirmación de sus creencias, en tanto que sólo son el producto de sus propios pensamientos.6
6. Esto explica las visiones de sor Elmerich, quien retrotrayéndose a la pasión de Jesucristo, dijo haber visto cosas materiales que no existieron, excepto en los libros que ella había leído. Las de la señora Cantanille, referidas en la Revista Espírita de agosto de 1866 y algunas de las visiones de Swedenborg. [N. de A. Kardec.]
Conviene hacer una elección muy rigurosa de las visiones extáticas antes de aceptarlas. El verdadero remedio contra los excesos de la credulidad en este género de manifestaciones, es el estudio de las leyes que rigen en el mundo espiritual.
28. Los sueños, propiamente dichos, presentan las tres clases de visiones antes descritas. A las dos primeras pertenecen los sueños proféticos, presentimientos y avisos,7 en la tercera, es decir, en las creaciones fluídicas del pensamiento, se puede hallar la causa de ciertas imágenes fantásticas
o irreales en relación a la vida material, pero de una autenticidad indudable para el espíritu, puesto que a veces hasta el mismo cuerpo experimenta sus efectos, como son los casos vistos en que los cabellos de una persona encanecieron en una noche como consecuencia de un sueño.
7. Consultar el cap. XVI: “Teoría de la presciencia”, n.º 1, 2 y 3. [N. de A. Kardec.]
Estas creaciones pueden ser provocadas por creencias exaltadas, por recuerdos, gustos, deseos, pasiones, miedos, remordimientos, preocupaciones habituales, alguna necesidad del cuerpo o un impedimento en las funciones del organismo o, finalmente, por otros espíritus con un objeto bueno o malo según su naturaleza.8
8. Revista Espírita: “Un sueño instructivo”, junio de 1866; “Cabellos encanecidos bajo la impresión de un sueño”, septiembre de 1866 y El Libro de los Espíritus, cap. VIII, Libro Segundo. [N. de A. Kardec.]
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
- El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
- El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
- Obras Póstumas, Allan Kardec
- Génesis – Allan Kardec
- El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
- El Libro de Los Médiums – Allan Kardec
Frank Montañez
Director de la Página
No dejes de inscribirte en mi blog, así podrás recibir notificación de nuevas adiciones a mi página. Debes tener una cuenta de correo electrónico de gmail para poder hacer comentarios a los artículos y también para inscribirte en este blog. Además, si consideras que esta reflexión hoy ha sido de mucha ayuda, por favor compártela haciendo un enlace a tu muro en Facebook y no dejes de escribir un comentario para así saber que ha servido de ayuda a alguien. Gracias por leer este blog. Frank
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya publicados para ayudarte en tu desarrollo de educación espiritual:
5 Libros de La Codificación Espírita escritos por Allan Kardec, son los siguientes
- Los Espíritus – (18 abril 1857)
- Los Médiums – (Enero 1861)
- Evangelio Según El Espiritismo (Abril 1864)
- Cielo y el Infierno (1° Agosto 1865)
- Génesis (Enero 1868)
Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son mas fáciles de manejar. Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son más fáciles de manejar.
Audio Libros en Español GRATUITOS
Los invito a que descarguen los AUDIO Libros en mi blog. No hay escusas para no leer el Libro de los Espíritus y el de Los Médiums, pues pueden escucharlos narrados. Visita mi blog o simplemente dale clic al libro que ves listado a continuación.
¡VIVA EL ESPIRITÍSMO!
Libros Digitales Gratuitos
- El Libro de Los Espíritus -
- El Libro de Los Mediums
- El Evangelio Según El Espiritismo
- El Cielo y El Infierno
- Espiritismo Moderno y Reformado NEW
- Génesis
Otros Libros de Interés Espirita
- Obras Póstumas - Allan Kardec
- ¿Qué es El Espiritismo?
- El Espiritismo en su mas Simple Expresión
- Manual Practico de Manifestaciones
- Colección de Oraciones Espiritas
- Revista Espirita 1858
- Viaje Espirita 1862
- Vocabulario Espirita
- Carácter de la Revelación Espirita
- Catalago Razonado para la Biblioteca Espirita
- Manual del Pase Espirita - FEBOL
- El Auto de Fe de Barcelona - Florentino Barrera
- Guía Práctica del Espiritista - Miguel Vives
- Doctrina Espírita para Principiantes
- Vocabulario Espirita
- Diccionario Espirita
- Memoria de un Suicida - Yvonne do Amaral Pereira NEW
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
________________________________________
Añadir un comentario