¿A qué vino Jesús a la tierra a encarnar?, ¿A sufrir en la Cruz? NO, Él vino a corregir a Moisés. Jesús no nació en cuerpo físico, para sufrir en la Cruz, vino a corregir a Moisés, a expiar faltas cometidas de su pasado y con la misión más hermosa, encomendado por Dios el anunciar la vida Eterna, y la Inmortalidad del Alma. Jesús era un Espiritu encarnado con una Misión Divina, pero no era diferente a cualquier Espiritu que encarna para cumplir su misión. Veamos que nos dice el Libro de Génesis con relación a Espíritus que encarnan para lograr su perfección. (Veamos en el Libro de Génesis, el Capítulo 1, item #30
Jesús era un Espiritu encarnado con una misión divina, pero no era diferente a cualquier Espiritu que encarna para cumplir su mision. Veamos que nos dice el Libro de Genesis con relación a Espíritus que encarnan para lograr su perfección.
¿A qué vino Jesús a la tierra a encarnar?, ¿A sufrir en la Cruz? NO, Él vino a corregir a Moisés. Jesús no nació en cuerpo físico, para sufrir en la Cruz, vino a corregir a Moisés, a expiar faltas cometidas de su pasado y con la misión más hermosa, encomendado por Dios el anunciar la vida Eterna, y la Inmortalidad del Alma.
Jesús era un Espiritu encarnado con una misión divina, pero no era diferente a cualquier Espiritu que encarna para cumplir su mision. Veamos que nos dice el Libro de Genesis con relación a Espíritus que encarnan para lograr su perfección. Veamos en el Libro de Génesis, el Capítulo 1, ítem #30...
30. —El Espiritismo, tomando su punto de partida de las palabras mismas de Cristo, como éste lo tomó de Moisés, es una continuación de su doctrina. El define los lazos que unen el alma y el cuerpo y levanta el velo que ocultaba a los hombres los misterios del nacimiento y de la muerte. Por el Espiritismo sabe el hombre de dónde viene, a dónde va, para qué está sobre la tierra, porque sufre en ella temporalmente y ve por todas partes la justicia de Dios. Sabe que el alma progresa sin cesar a través de una serie de existencias sucesivas hasta que alcanza el grado de perfección que baste a unirla con Dios. Sabe que teniendo todas las almas un mismo punto de partida, son creadas iguales, con la misma aptitud para progresar en virtud de su libre albedrío: que todas son de una misma esencia, y que no hay entre ellas otra diferencia que la de los progresos hechos: que todas tienen el mismo destino y han de alcanzar el mismo objeto más o menos pronto según su trabajo y buena voluntad. Sabe que no hay criaturas desheredadas, ni más favorecidas unas que otras; que Dios no ha creado ninguna dispensada del trabajo necesario para progresar, ni con medios que se lo faciliten a unas más que a otras; que no las hay, tampoco, condenadas perpetuamente al mal y al dolor, y que las designadas con el nombre de demonios, son espíritus aún atrasados e imperfectos que hacen el mal en estado de espíritus como lo hacían en estado de hombres, pero que han de avanzar y mejorar; que los ángeles o Puros Espíritus no son seres especiales en la creación, sino Espíritus que han alcanzado su objeto después de haber pasado por los tamices del progreso, y por tanto, que no hay creaciones múltiples de diferentes categorías entre los seres inteligentes; sino que toda la creación depende de la gran ley de unidad que rige al Universo , y que todos los seres gravitan hacia un fin común que es la perfección, sin que los unos sean favorecidos a expensas de los otros, siendo todos hijos de sus obras.
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Moisés nunca fue lo que se hizo creer al mundo, y los Espíritus dejaron por escrito que Moisés era un juez déspota. Nadie, se ha atrevido hablar mal de Moisés en más de 3,000 años, pero los Espíritus, sí; lo hicieron. Dios se encargó de alertarnos, y es precisamente en el libro de Génesis, que ha sido el objeto de ser FALSIFICADO por los seguidores de Jean Baptiste Roustaing, un enemigo del Espiritismo. ¡Al buen entendedor, pocas palabras bastan...!!!!
Moisés nunca fue lo que se hizo creer al mundo, y los Espíritus dejaron por escrito que Moisés era un juez déspota. Nadie, se ha atrevido hablar mal de Moisés en más de 3,000 años, pero los Espíritus, sí; lo hicieron. Dios se encargó de alertarnos, y es precisamente en el libro de Génesis, que ha sido el objeto de ser FALSIFICADO por los seguidores de Jean Baptiste Roustaing, un enemigo del Espiritismo. ¡Al buen entendedor, pocas palabras bastan...!!!!
Moisés fue un Juez Déspota, según indicaron los Espíritus... Libro de Génesis CAPÍTULO 1.
CARACTERES DE LA REVELACIÓN ESPIRÍTA.
23.—La parte más importante de la revelación del Cristo, en el sentido de que es el principal distintivo y la piedra angular de toda su doctrina, es el nuevo punto de vista bajo que hace considerar a la divinidad. No es el Dios terrible, celoso y vengativo de Moisés; el Dios cruel e implacable que riega la tierra con sangre humana, y que ordenó la matanza y el exterminio de los pueblos, sin exceptuar a las mujeres, niños, ni ancianos, y que castiga a los que perdonan a las víctimas. No es el Dios injusto que castiga a todo un pueblo por el pecado de su rey; que se venga del culpable en la persona del inocente, y que hiere a los hijos por las faltas de sus padres; sino un Dios clemente, soberanamente justo y bueno, lleno de mansedumbre y de misericordia, que perdona al pecador arrepentido y da a cada uno según sus merecimientos. No es el Dios de un sólo pueblo privilegiado, el Dios de los ejércitos que preside los combates para sostener su propia causa contra el Dios de los otros pueblos ; sino el padre común del género humano que extiende su protección a todos sus hijos y los llama hacia él. No es tampoco el Dios que recompensa y castiga con sólo los bienes de la tierra, y que hace consistir la gloria y la felicidad en la dominación y esclavitud de los pueblos rivales y en la multiplicidad de su progenie; sino que dice a los hombres:
«Tu verdadera patria no está en este mundo, sino en el cielo; allí es donde los humildes de corazón serán ensalzados, y abatidos los soberbios.»
No es el Dios que hace una virtud de la venganza y manda dar ojo por ojo, y diente por diente; sino el Dios de misericordia, que dice: «Perdona las injurias, si quieres que se te perdonen tus pecados: devuelve bien por mal; no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a tí.» No es ya el Dios mezquino y meticuloso que impone bajo las más rigorosas penas la manera con que quiere ser adorado, y que se ofende por la no observancia de una fórmula; si no el Dios grande que mira las intenciones y no se honra con las exterioridades.
No es, en fin, el Dios que quiere ser temido; sino el Dios que desea ser amado.
23.—La parte más importante de la revelación del Cristo, en el sentido de que es el principal distintivo y la piedra angular de toda su doctrina, es el nuevo punto de vista bajo que hace considerar a la divinidad. No es el Dios terrible, celoso y vengativo de Moisés; el Dios cruel e implacable que riega la tierra con sangre humana, y que ordenó la matanza y el exterminio de los pueblos, sin exceptuar a las mujeres, niños, ni ancianos, y que castiga a los que perdonan a las víctimas. No es el Dios injusto que castiga a todo un pueblo por el pecado de su rey; que se venga del culpable en la persona del inocente, y que hiere a los hijos por las faltas de sus padres; sino un Dios clemente, soberanamente justo y bueno, lleno de mansedumbre y de misericordia, que perdona al pecador arrepentido y da a cada uno según sus merecimientos. No es el Dios de un sólo pueblo privilegiado, el Dios de los ejércitos que preside los combates para sostener su propia causa contra el Dios de los otros pueblos ; sino el padre común del género humano que extiende su protección a todos sus hijos y los llama hacia él. No es tampoco el Dios que recompensa y castiga con sólo los bienes de la tierra, y que hace consistir la gloria y la felicidad en la dominación y esclavitud de los pueblos rivales y en la multiplicidad de su progenie; sino que dice a los hombres:
«Tu verdadera patria no está en este mundo, sino en el cielo; allí es donde los humildes de corazón serán ensalzados, y abatidos los soberbios.»
No es el Dios que hace una virtud de la venganza y manda dar ojo por ojo, y diente por diente; sino el Dios de misericordia, que dice: «Perdona las injurias, si quieres que se te perdonen tus pecados: devuelve bien por mal; no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a tí.» No es ya el Dios mezquino y meticuloso que impone bajo las más rigorosas penas la manera con que quiere ser adorado, y que se ofende por la no observancia de una fórmula; si no el Dios grande que mira las intenciones y no se honra con las exterioridades.
No es, en fin, el Dios que quiere ser temido; sino el Dios que desea ser amado.
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Moisés
EL EVANGELIO
SEGÚN EL ESPIRITISMO.
CAPÍTULO I.
TO NO HE VENIDO A DESTRUIR LA LEY.
Las
tres revelaciones: Moisés; Cristo; el Espiritismo.—Alianza de la ciencia y de
la religión.— Instrucciones de los Espíritus: la nueva era.
1. No penséis que he venido a abrogar la
ley, o los profetas: no he venido a abrogarlos, sino á darles cumplimiento;—
Porque en verdad os digo, que hasta que pase el cielo y la tierra, no pasará de
la ley ni uii punto ni un tilde, sin que todo sea cumplido. (S. Mateo, O. V.,
v. 17 y is.)
Moisés
2.
La ley Mosaica se compone de dos partes distintas: la ley de Dios promulgada en
el monte Sinaí, y la ley civil o disciplinaria, establecida por Moisés; la una es
invariable, la otra apropiada a las costumbres y al carácter
del pueblo, ésta se modifica con el tiempo.
La
ley de Dios, está formulada en los diez mandamientos siguientes:
- I. Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.—No tendrás dioses ajenos delante de mí.—No liarás para tí obra de escultura ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de las cosas que están en las aguas debajo de la tierra. No las adorarás ni les darás culto.
- II. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.
- III.- Acuérdate de santificar el día del sábado.
- IV. Honra a tu padre y a tu madre, para que seas de larga vida en la tierra, que el Señor tu Dios te dará.
- V. No matarás.
- VI. No cometerás adulterio.
- VII No hurtarás.
- VIII. No levantarás contra tu prójimo falso testimonio.
- IX. No desearás la mujer de tu prójimo.
- X. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que son de él.
Esta ley es de todos tiempos y de todos los
países, y por lo mismo tiene un carácter divino. Las leyes establecidas por
Moisés, obligado a contener por el miedo a un pueblo naturalmente turbulento e
indisciplinado, en que tenía que combatir abusos arraigados y preocupaciones adquiridas
en la servidumbre de Egipto, son muy diferentes. Para revestir de autoridad sus
leyes, debió atribuirles un origen divino, como hicieron todos los legisladores
de los pueblos primitivos; la autoridad del hombre debía apoyarse en la autoridad
de Dios; pero sólo la idea de un Dios terrible podía impresionar a hombres
ignorantes, en quienes el sentido moral y el sentimiento de una exquisita justicia,
estaban aún poco desarrollados. Es muy evidente que el que había puesto en sus
mandamientos:
No matarás; no harás mal a tu prójimo, no podía
contradecirse elevando á deber el exterminio. Las leyes mosaicas, propiamente
dichas, tenían, pues, un carácter esencialmente transitorio.
El Espiritismo Moralizador y Consolador, el Verdadero Espiritismo amamos el mensaje de Jesús el Nazareno, no es lo mismo que el Cristo nacido en Belén.
::: Mateo 16:20, "Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Cristo".
::: Juan 9:22, Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya se habían puesto de acuerdo en que si alguno confesaba que Jesús era el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga. Pero Pablo de Tarso, luego de perseguir a los seguidores de Jesús, y matarlos con el concurso de Gamalier, y dedicarse al cristianismo, procuró que se le llamara a Jesús el Cristo, mencionándolo en sus escritos en más de 500 ocasiones, y mencionar a Jesús en sólo 24 ocasiones.
Hechos 5:42, Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo. Lucas 23:35, Y el pueblo estaba allí mirando; y aún los gobernantes se mofaban de Él, diciendo: A otros salvó; que se salve a sí mismo si este es el Cristo de Dios, su Escogido. Es tiempo de establecer las diferencias marcadas entre estos dos conceptos. El Espiritismo nunca ha confundido a Jesús el Nazareno con el "Cristo" Redentor de pecados o "Salvador del mundo", de los cristianos. Es un hecho en el libro del Evangelio según el Espiritismo que los Espíritus se referían a Jesús y Cristo de la siguiente manera: "Jesús-Cristo", separando los 2 nombres. Eso lo puedes leer el libro del Evangelio según el Espiritismo en el artículo #, capítulo 7. Lo mismo lo tenemos en el libro de Génesis Espiritual. Sólo los Religiosos Cristianos que quieren que el Espiritismo Moralizador y Consolador sea una religión, piensan de ese modo, de que a Jesús se le llama el Cristo. Este es el mayor "Misticismo" del Espiritismo desde el tiempo de Allan Kardec en sus 162 años de existencia, (18 de abril de 2018). Así pues, los Espiritistas Verdaderos, prediquemos a Jesús el Nazareno, este es el Jesús indicado en los Libros Codificados, un Espíritu Puro y Perfecto que dignifica el Espiritismo Moralizador y Consolador; pero los religiosos del Espiritismo de Brasil, todavía no se han dado cuenta de la diferencia de "Jesús" y "Cristo"...
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