_______________________________________
Veamos los Atributos de Dios, expresado en todo el capitulo 2 del Libro de Genesis.
EL LIBRO DE GENESIS - CAPÍTULO II.
Según la traducción de la Sociedad Barcelonesa del Espiritismo de 1871.
Existencia de Dios.—De la naturaleza divina.—La Providencia.—La
vista de Dios.
Existencia de Dios.
1 .—Siendo Dios la causa primera de todas las cosas, el punto de partida de todo, el fundamento cardinal sobre que descansa el edificio de la creación, es también el asunto que debemos estudiar en primer lugar para entendernos.
Es un axioma elemental que se juzgue de la causa por sus efectos, aún cuando la causa no sea visible.
La ciencia va más allá todavía; calcula la potencia de la causa por la potencia del efecto y aún puede determinar la naturaleza de ella. Así es como la Astronomía, por ejemplo, conociendo las leyes que rigen al universo, ha supuesto la existencia de planetas en ciertas regiones del espacio: se han buscado, se han encontrado los planetas indicados de ese modo, y puede decirse que se han descubierto en realidad antes de haber sido vistos.
Veamos el comentario de Jaime Erick Baquerizo Sotomayor en el Cuadro Comparativo del estudio. Haga click aquí.
1 .—Siendo Dios la causa primera de todas las cosas, el punto de partida de todo, el fundamento cardinal sobre que descansa el edificio de la creación, es también el asunto que debemos estudiar en primer
la eliminaron del original de 1868 y la hacen aparecer como magos en la 5ta edición adulterada de 1872, pero ahora presentándola en el ítem N° 2 de la 5ta Edición adulterada de 1872, y la frase la pueden apreciar más abajo, en el siguiente cuadro del ítem 2 también adulterado, donde podrán observar nítidamente que en realidad esta frase pertenece en realidad al Ítem N° 1 del original 1868.
Comentado [JEBS2]: Esta frase encerrada de color turquesa fue eliminado del original francés.
"La ciencia va más allá todavía; calcula la potencia de la causa por la potencia del efecto y aun puede determinar la naturaleza de ella. Así es como la Astronomía, por ejemplo, conociendo las leyes que rigen al universo, ha supuesto la existencia de planetas en ciertas regiones del espacio: se han buscado, se han encontrado los planetas indicados de ese modo, y puede decirse que se han descubierto en realidad antes de haber sido vistos."
del original de 1868 la eliminaron por completo, mostrando que no aparece en la 5ta adulterada de 1872, adulterando el Libro original de Allan Kardec, eliminando una frase que encierra un ejemplo científico y que se sabe que es parte importante del espiritismo. Como lo hacen también en el Ítem N° 6 de este capítulo 2 que también eliminan una frase de un ejemplo científico.
2.—En otro orden de hechos más vulgar, quién se encuentra envuelto por una densa niebla, juzga que el Sol ha salido, por la claridad difusa que la penetra.
Si un ave que se mece en los aires es mortalmente herida, y por consecuencia cae como un cuerpo inerte, se supone que un hábil tirador a quien no se ha visto ni se vé, la ha asestado con su arma mortífera.
No siempre es necesario haber visto una cosa para saber que existe, y en todo, por la observación de los efectos se llega al conocimiento de las causas.
Este texto del articulo #2, fue mutilado y falsificado en la 5ta Edición, 2nda Revisión FALSIFICADA por Pierre Gaetan Leymarie y publicada el 23 de diciembre del 1872, veamos a continuación el artículo mutilado y falsificado, no es el mismo. Aquí a continuación lo que dice la 5ta Edición, 2nda Revisión FALSIFICADA.
2. Existe un principio elemental según el cual una causa sej uzga por sus efectos, aunque esa causa no sea visible. Si un pájaro, al surcar el aire, es alcanzado por una bala mortífera, se deduce de ahí que un hábil tirador lo tomó como blanco, aunque no lo veamos. Así pues, no siempre es necesario que se haya visto una cosa para que se sepa de su existencia. En todo, mediante la observación de los efectos se llega al conocimiento de las causas.
[JEBS3]: Item N° 2 (Nota de Jaime se refiere a su analysis que esta en este enlace, puedes dar click aquí. Voy hacer lo más detallado que pueda, para explicar lo que se hizo con este ítem 2, MUCHA ATENCIÓN. Primero vemos los dos primeros cuadros de color rojo con letras blancas que son el original francés de la 4ta edición de 1868 y la fiel copia al español de la Sociedad Espirita Barcelonesa de 1871, donde se aprecia de izquierda a derecha que esos 2 primeros cuadros de color rojo fueron eliminados del el ítem N°2 del original francés, no apreciándolos o sea eliminando esa frase en la 5ta adulterada de 1872. Cambiando el original de 1868 Segundo vemos en este ítem 2 de la 5ta adulterada de 1872 los cuadros encerrados de color verde donde esa frase encerrada de color verde, primero sustituyen a los dos primeros cuadro de color rojo que la eliminaron y segundo la remplazaron con una frase que en realidad pertenece al ítem N° 1 del cap. 2 del original francés de 1861, y que la podemos apreciar muy claro en el ítem N° 1 al principio de este trabajo y que se encuentra también encerrada en un cuadro de color verde en el ítem N° 1 que también adulteraron. Haciendo de esta forma un engaño magistral a los espiritas del mundo
3.—Otro principio tan elemental como el anterior, y que pasa por axioma en fuerza de ser evidente es, que todo efecto ordenado debe proceder de causa inteligente.
Si se pregunta quién es el inventor de tal ingenioso mecanismo, el arquitecto de tal monumento, el escultor de tal estatua o el pintor de tal cuadro, ¿qué se diría del que contestase que se había hecho solo?
Cuando se ve una obra maestra de arte o de industria, se dice que debe ser producto de un hombre de genio, porque solo una alta concepción puede haber presidido a su confección. Se supone sin embargo, que un hombre lo ha hecho, porque se sabe que la cosa no es superior a la capacidad humana; pero a nadie se le ocurrirá el pensamiento de que pueda ser producto de la cabeza de un idiota o de un ignorante, y aún menos, que sea el trabajo de un animal o el producto de la casualidad.
Este texto del articulo #3, fue dejado igual en la 5ta Edición, 2nda Revisión FALSIFICADA por Pierre Gaetan Leymarie y publicada el 23 de diciembre del 1872, veamos a continuación el artículo #3, que es el mismo. Aquí a continuación lo que dice la 5ta Edición, 2nda Revision FALSIFICADA.
3. Otro principio también elemental, que a
fuerza de ser verdadero se convirtió en axioma, es el de que todo
efecto inteligente debe tener una causa inteligente. Si alguien preguntara
quién es el constructor de cierto mecanismo ingenioso, ¿qué pensaríamos de
aquel que respondiese que ese mecanismo se hizo a sí mismo?
Cuando contemplamos una obra maestra del arte
o de la industria decimos que sólo un hombre de genio habría
sido capaz de producirla, dado que sólo una inteligencia elevada podría
crearla. Con todo, entendemos que se trata de la obra de un hombre, porque no
está por encima de la capacidad humana; a nadie, sin embargo, se le ocurrirá la
idea de decir que salió del cerebro de un deficiente mental o de un ignorante,
ni menos aún que es el trabajo de un animal o un simple producto del acaso.
Jaime Erick Baquerizo Sotomayor, no hizo ningún comentario en este articulo #3.
4. —En todas partes se reconoce la presencia del hombre por sus obras. Si se arriba a un país desconocido, aunque desierto, si se descubre el menor vestigio de obras humanas, se deduce que está o ha estado habitado por hombres. La existencia de hombres antediluvianos no se probaría solo por la presencia en los terrenos de aquella época de fósiles humanos; sino también y con no menor certidumbre por la de objetos trabajados por los hombres. Un fragmento de vaso, una piedra tallada, un arma, un ladrillo bastarían para atestiguar su existencia. Por lo grosero o acabado del trabajo se reconocería el grado de inteligencia y adelantamiento de los que lo habían hecho. Si, pues, se encontrase en un país, sólo habitado por salvajes, una estatua digna del cincel de Phídias, no se vacilaría en decir que, siendo incapaces los salvajes en producir tal maravilla de arte, debía ser obra de una inteligencia superior a la de los salvajes.
Este texto del articulo #4, fue mutilado y falsificado en la 5ta Edición, 2nda Revisión FALSIFICADA por Pierre Gaetan Leymarie y publicada el 23 de diciembre del 1872, veamos a continuación el artículo mutilado y falsificado, no es el mismo. Aquí a continuación lo que dice la 5ta Edición, 2nda Revisión FALSIFICADA. Notese, que el texto en fondo verde, no fue incluido en la copia FALSIFICADA.
4. En todas partes se reconoce la presencia del hombre através sus obras. La existencia del hombre antediluviano no se demuestra solamente por los fósiles humanos, sino también, y con lamisma certeza, porque en los terrenos de aquella época se encontraron objetos elaborados por él. El fragmento de un ánfora, unapiedra tallada, un arma, un ladrillo bastarán para demostrar su presencia. Por la tosquedad o la perfección del trabajo se reconocerá el grado de inteligencia o de adelanto de quienes lo realizaron. Así pues, si os encontráis en una región habitada exclusivamente por salvajes, y descubrís una estatua digna de Fidias, no dudaréis en decir que esa estatua es obra de una inteligencia superior a la de los salvajes, dado que ellos no serían capaces de realizarla.
Comentado [JEBS4]: Item N° 4OBSERVEN EN ESTE ITEM 4, TRES COSAS QUE PASARON:1) Como podemos observar en este Ítem N° 4, nos damos cuenta que eliminan una frase que está encerrada de color verde en los cuadros 1 y 2 de izquierda a derecha que son del original francés de 1868 y la traducción española confiable de 1871, y donde se aprecia que esa frase encerrada de color verde no aparecen en la 5ta adulterada de 1872 y que he representado el corte con un cuadro de color negro con letras blancas.
Comentado [JEBS5]: 2) Si vemos más abajo verán otra frase que encerré en cuadros de color amarillo, donde se aprecia la frase bastarían para atestiguar su existencia. Pero esta frase si observan bien, no aparece en la traducción al español de la FEDERACIÓN ESPIRITA ESPAÑOLA FEE, eliminándola y adulterando tanto el original francés de 1868 y el adulterado de 1872.
"Fídias, escultor grego do séc. V a.C. Incumbido por Péricles de dirigir os trabalhos do Pártenon, encarregou-se da decoração esculpida (friso das Panateneias), apogeu do estilo clássico grego." Nota de Frank Montañez: Esta frase fue aumentada por la FEE y por Guillón Riveiro.
Comentado [JEBS5]: 2) Si vemos más abajo verán otra frase que encerré en cuadros de color amarillo, donde se aprecia la frase bastarían para atestiguar su existencia. Pero esta frase si observan bien no aparece en la traducción al español de la FEDERACIÓN ESPIRITA ESPAÑOLA eliminándola y adulterando tanto el original francés de 1868 y el adulterado de 1872.
Comentado [JEBS6]: 3) Y por último vemos en la traducción al Portugués de Guillón Ribeiro donde se le aumenta una Nota a la 5ta adulterada de 1872 y que encerré de cuadro azul con letras blancas , y que dicha Nota fue aumentada por la editora de la FEB para explicar sobre el personaje de Phídias.
5. —¡Pues bien, mirando cada cual en torno y sobre sí las obras de la naturaleza, al observarla previsión, la sabiduría, la armonía que presiden a todo, se reconoce que no hay ninguna que no sea superior al más alto alcance de la inteligencia humana, puesto que el mayor genio conocido de la tierra sería incapaz de producir una sola hoja de la yerba más humilde.
Y puesto que la inteligencia humana no puede producirlas, es forzoso que sean el producto de una inteligencia superior a la del hombre. Esta armonía y esta sabiduría que se extienden desde el grano de arena y el arador hasta los astros innumerables y de tamaño inconmensurable que circulan en el espacio, hay que deducir que esta inteligencia abraza lo infinito, a menos de decir que hay efectos sin causa.
Comentado [JEBS7]: En este Ítem 5 se aprecia claramente 2 cortes que le hicieron al original francés de 1868 y que dichos cortes lo pueden ver encerrados de color verde en los cuadros de izquierda a derecha; 1) Este 1er corte se refiere a los genios indicando que no hay genios o llamados también profetas o médiums perfectos, donde nos da entender muy claro que al no existir genios, profetas o médiums perfectos sobre la tierra, se deduce que todo lo que se diga por parte de estos genios, profetas o médiums perfectos tendrá que ser pasado por el tamiz de la razón. Ojo los cuadros que ven de color negro con letras blancas vienen hacer la representación del corte que se le hizo al original observando de esta forma que la 5ta edición de 1872 no es en nada parecida al original de 1868 de 4ta edición, mostrando con pruebas la maldad de adulterar las obras de Kardec, no tienen ningún escrúpulo ni respeto al Espiritismo.
Comentado: [JEBS8]: 2) Vemos el segundo corte que lo aprecian también encerrado de color verde fue otra frase que se eliminó dentro del ítem 5 original de 1868, donde también se refiere a que el espirita tiene que evaluar, razonar, para no dejarse embaucar por esto llamados profetas o médiums perfectos. Al libro de la génesis aparte de eliminarle la parte científica también eliminaron todo lo que se refería al razonamiento, y así el lector espirita no tenía derecho a razonar.
5. ¡Pues bien! Al posar la mirada alrededor
nuestro, sobre las obras de la naturaleza, al observar la previsión, la
sabiduría, la armonía que rige a todas las cosas, reconocemos que no hay
ninguna que no supere los límites de la más talentosa inteligencia humana.
Ahora
bien, puesto que el hombre no puede producirlas, son el producto de una
inteligencia superior a la humana, salvo que sostengamos que existen efectos
sin causa.
6.—Algunos oponen a esto el razonamiento siguiente: Las obras dichas de la naturaleza son el producto de fuerzas materiales que obran mecánicamente a consecuencia de las leyes de atracción y repulsión: las moléculas de los cuerpos inertes se agregan y se desunen bajo el imperio de estas leyes. Las plantas germinan, brotan, crecen y se multiplican siempre del mismo modo, cada una según su especie, en virtud de esas mismas leyes: cada individuo es semejante al de que procede: el incremento, la florescencia, la fructificación, la coloración están subordinadas a causas materiales, tales como el calor, la electricidad, la luz, la humedad, etc.; y lo mismo sucede respecto de los animales; los astros se forman por la atracción molecular, y se mueven perfectamente en sus órbitas por efecto de la gravitación. Esta regularidad mecánica en el empleo de las fuerzas naturales no acusa una inteligencia libre. El hombre remueve su brazo cuando quiere; pero quién lo moviera en el mismo sentido desde su nacimiento hasta su muerte, sería un autómata, y las fuerzas orgánicas de la naturaleza, consideradas en su conjunto, son en cierto modo automáticas.
Todo esto es verdad; pero esas fuerzas son efectos que deben tener una causa, y nadie ha supuesto que ellas sean la divinidad.
Son materiales y mecánicas; no son inteligentes por sí mismas; más están puestas en acción, distribuidas y apropiadas para las necesidades de cada cosa por una inteligencia que no es la de los hombres. La útil apropiación de estas fuerzas es un efecto inteligente o concertado que revela la intervención de una causa inteligente. Un péndulo se mueve con una regularidad autonomática y de esta regularidad depende principalmente su mérito. La fuerza que le hace funcionar es puramente material y de ningún modo inteligente.
¿Pero qué sería este péndulo, si una inteligencia no hubiese combinado, calculado y distribuido el empleo de esa fuerza para hacerla marchar con precisión? De que esa inteligencia no existe en el mecanismo del péndulo, de que no se la vea, no se puede deducir racionalmente que no exista. Se juzga de ella por sus efectos.
La existencia del reloj atestigua la existencia del relojero: la ingeniosidad del mecanismo atestigua la inteligencia y el saber del mismo. Cuando se ve uno de esos péndulos complicados que marcan la hora en las principales ciudades del mundo, el movimiento de los astros, que toca varías piezas, que, por decirlo de una vez, parece que hablan, para darnos en un momento dado las reseñas que necesitamos, ¿Ha ocurrido a nadie decir, he aquí un reloj muy inteligente?
Lo mismo puede decirse del mecanismo del universo. Dios no se deja ver en él, más se manifiesta por sus obras.
7.—La existencia de Dios es por lo tanto un hecho demostrado no sólo por la revelación, sino que también por la evidencia material de los hechos. Los pueblos más salvajes no han tenido revelación, y sin embargo creen instintivamente en la existencia de un poder sobre humano, porque los salvajes más rudos tienen los elementos de raciocinio que pueden sustraerse a las consecuencias de la lógica, ven cosas superiores a la capacidad de la inteligencia humana y deducen que procede o de un ser superior a la humanidad.
De la Naturaleza Divina.
8. —No es dado al hombre sondear la naturaleza íntima de Dios. Temerario empeño sería el de quién pretendiera levantar el velo que le oculta a nuestra vista: nos falta aún el sentido necesario para ello, el cual no se adquiere sino con la completa purificación del Espíritu. Pero si no puede penetrar su ciencia, dada su existencia como premisas, se puede por el raciocinio, llegar al conocimiento de sus atributos necesarios, porque viendo lo que no puede menos de ser sin dejar de ser Dios, deduce lo que debe ser.
Sin conocer los atributos de Dios, sería imposible comprender la obra de la creación. Es el punto de partida de todas las creencias religiosas; y por no haberse referido a ellos como al faro que podía dirigirlas, es por lo que la mayor parte de las religiones han errado en sus dogmas. Las que no han atribuido a Dios la omnipotencia, han imaginado diferentes dioses; y las que no le han atribuido la soberana bondad, han hecho de él un Dios celoso, colérico, parcial y vengativo.
9. —Dios es la suprema y la soberana inteligencia. La inteligencia del hombre es limitada, puesto que no puede hacer ni comprender todo lo que existe. La de Dios, que abraza lo infinito, tiene que ser infinita. Si se la supusiera limitada en un punto cualquiera, se podría concebir un ser aún más inteligente, capaz de hacer y comprender lo que el otro no hiciera, y así a lo infinito.
10. —Dios es eterno, es decir que no ha tenido principio ni tendrá fin. Si hubiera tenido principio, es que habría salido de la nada; pero esta nada, que es una pura abstracción del entendimiento, nada puede producir; o bien habría sido creado por otro ser anterior, y entonces este otro ser sería Dios. Si se le supusiera un principio o un fin, se podría concebir otro que hubiese existido antes que Él o que pudiese existir después de Él, y así siguiendo hasta lo infinito.
11.—Dios es inmutable. Si estuviese sujeto a mudanza, las leyes que gobiernan el universo no tendrían estabilidad alguna.
12. —Dios es inmaterial. Es decir que su naturaleza es diferente de todo lo que nosotros llamamos materia: de otro modo no sería inmutable, porque estaría sujeto a las transformaciones o mudanzas de la materia.
Dios no tiene forma apreciable por nuestros sentidos, pues sin eso sería materia. Nosotros decimos: la mano de Dios, el ojo de Dios, la boca de Dios, porque el hombre que no conoce cosa superior a Él, se toma por punto de comparación de todo lo que no comprende. Esas imágenes en que se representa a Dios bajo la figura de un anciano de larga barba y cubierto con un manto, son ridículas. Tienen el inconveniente de reducir al Ser Supremo a las mezquinas proporciones de la humanidad, desde lo cual a prestarle las pasiones de la humanidad y a hacer de Él un Dios colérico y vengativo, no hay más que un paso.
13.—Dios es omnipotente. Si así no fuera, podría concebirse un ser más poderoso, y así siguiendo hasta que se encontrara el ser a quien no se pudiese exceder en potencia, y ese sería el verdadero Dios. No habría hecho todas las cosas, y las que Él no hubiera hecho, serian producto de otro Dios.
14. —Dios es soberanamente justo y bueno. —La sabiduría providencial de las leyes divinas se revela así en las cosas más pequeñas como en las más grandes, y esta sabiduría no permite dudar de su justicia ni de su bondad. Estas dos cualidades suponen todas las demás: sí se las supusiera limitadas, aunque no fuese sino en un punto, se podría concebir un ser que las poseyera en más alto grado, y que por tanto sería superior a Él.
Lo infinito de una cualidad excluye la posibilidad de la existencia de una cualidad contraria que la aminoraría o la anularía. Un ser infinitamente bueno, no puede tener la menor sombra de malignidad, ni el ser infinitamente malo, la menor sombra de bondad, del mismo modo que un objeto no puede ser de un negro absoluto con el menor viso de blanco, ni un blanco absoluto con el menor viso de negro.
Dios no podría ser al mismo tiempo bueno y malo, porque no poseyendo una ni otra cualidad en grado absoluto, no sería Dios; todo estaría sujeto al capricho y no habría estabilidad en nada. No podría ser por tanto, sino infinitamente bueno o infinitamente malo: siendo infinitamente malo, no podría hacer nada bueno, y como sus obras dan testimonio de su sabiduría, de su bondad y de su próvido amor, hay que deducir que no pudiendo ser a un mismo tiempo bueno y malo, sin dejar de ser Dios, debe ser infinitamente bueno.
La soberana bondad supone la soberana justicia; porque si tratara injustamente o con parcialidad en una sola circunstancia, o respecto a una sola de sus criaturas, no sería soberanamente justo, y por consecuencia no sería soberanamente bueno.
15. — Dios es infinitamente perfecto. Imposible es concebir a Dios sin lo infinito de las perfecciones; sin esto no sería Dios, porque se podría concebir un ser que poseyera lo que a él le faltase; y así para que ninguno le supere, es preciso que sea infinito en todo.
Siendo los atributos de Dios infinitos, no son susceptibles ni de aumento ni de disminución, pues sin eso serian finitos y Dios imperfecto. Suprímase por el pensamiento una partícula de uno solo de sus atributos y ya no sería Dios , puesto que podría concebirse un ser más perfecto.
16. —Dios es único. La unidad de Dios es la con secuencia de lo infinito de sus perfecciones. No podría existir otro Dios sino a condición de ser igualmente infinito en todo; pues de haber entre ellos la mas pequeña diferencia, el uno sería inferior al otro; el inferior estaría subordinado al superior, y este solo sería Dios. Si hubiera entre ellos igualdad absoluta, sería de toda eternidad un mismo pensamiento, una misma voluntad, un mismo poder: y confundida así su identidad, no serian en realidad sino un solo Dios. Si cada cual tuviese atributos especiales, el uno haría lo que el otro no hiciese; y no habría entre ellos igualdad perfecta, puesto que ni uno ni otro tendrían el soberano poder.
17. — La ignorancia del principio de lo infinito de las perfecciones de Dios es la que ha engendrado el politeísmo, culto de todos los pueblos primitivos, que atribuían a la divinidad todo poder que les parecía superior al de la humanidad. Más tarde, los progresos de la razón han conducido a confundir todos estos poderes en uno solo; y luego, a medida que los hombres han comprendido la esencia de los atributos divinos, han suprimido de sus símbolos las creencias que envolvían su negación.
18.—En resumen, Dios no puede ser Dios, sino a condición de no ser aventajado en nada por ningún otro ser; porque el ser que fuera superior a Dios en cualquiera cosa que fuese, aunque no montase el grueso de un cabello, ese sería el verdadero Dios. Por eso es preciso que sea infinito en todo.
Así es como, comprobada la existencia de Dios por sus obras, se llega por simple inducción lógica a determinar los atributos que le caracterizan.
19.—Dios es pues, la soberana y suprema inteligencia: único, eterno, inmutable, inmaterial, omnipotente, soberanamente justo y bueno, e infinito en todas sus perfecciones, y no puede ser otra cosa.
Tal es el fundamento sobre el cual descansa el edificio universal: es el faro cuyos rayos se extienden por el universo entero, y el único que puede guiar al hombre en la investigación de la verdad. Siguiéndole, nunca se extraviará, y si tantas veces se ha extraviado, es por no haber seguido el camino que le estaba indicado.
Este es también el criterio infalible de todas las doctrinas filosóficas y religiosas. El hombre tiene para juzgarlas una medida rigurosamente exacta en los atributos de Dios; y puede decirse con certidumbre que toda teoría, todo principio, todo dogma, toda creencia, toda práctica que esté en contradicción con uno sólo de esos atributos, que tendiera no ya a anularlos, más a disminuirlos, es un error, está fuera de la verdad.
La filosofía, en psicología, en moral, en religión, sólo es verdad la que no se aparta un ápice de las cualidades esenciales de la divinidad. La religión perfecta sería aquella cuyos artículos de fé estuvieran de todo punto en consonancia con esas cualidades; cuyos dogmas pudieran sufrir las pruebas de esa confrontación sin menoscabo alguno.
La Providencia.
20.—Por Providencia se entiende el amor de Dios a todas sus criaturas. Dios está en todas partes, lo ve todo, preside a todo, aún a las más pequeñas y al parecer insignificantes cosas. En eso consiste la acción providencial.
«¿Como Dios tan grande, tan poderoso, tan superior a todo, ha de mezclarse en pormenores tan ínfimos, preocuparse de los más insignificantes actos y fugaces pensamientos de cada individuo? Tal es la pregunta que se hace la incredulidad, y de ella deduce que, admitiendo la existencia de Dios, su acción no debe extenderse sino sobre las leyes generales del universo; que el universo funciona de toda eternidad en virtud de esas leyes, a las cuales, toda criatura está sometida en su esfera de actividad, sin que haya necesidad del concurso incesante de la Providencia. »"
21. —En su estado actual de inferioridad, los hombres no pueden comprender fácilmente un Dios infinito; porque siendo ellos mismos de tan limitados alcances, se lo representan como un ser superior a ellos aunque parecido, y a imagen y semejanza suya. Los cuadros que presentan a Dios bajo forma humana, no contribuyen poco a mantener en el error el espíritu de las masas que adoran en Él la forma más que el pensamiento. Es para el mayor número un soberano poderoso sobre un trono inaccesible, perdido en la inmensidad de los cielos; y como que sus facultades y sus percepciones son tan limitadas, no comprenden que Dios pueda o quiera intervenir directamente en las cosas pequeñas.
22. —En la impotencia en que el hombre está, de comprender la esencia misma de la divinidad, no puede formarse sino una idea aproximada por medio de comparaciones, necesariamente muy imperfectas, pero que al menos pueden mostrarle la posibilidad de lo que a primera vista les parece imposible. Supongamos un fluído bastante sutil para penetrar todos los cuerpos, es evidente que encontrándose cada molécula de este fluído en contacto con cada molécula de la materia, producirá sobre el cuerpo una acción idéntica a la que produciría la totalidad del fluído. Así lo demuestra a cada paso la química, en proporciones limitadas. Este fluído, como ininteligente, obra mecánicamente por las solas fuerzas materiales. Más si suponemos a este fluído dotado de inteligencia, de facultades perceptivas y sensitivas, obrará no ciegamente sino con discernimiento, con voluntad y libertad; verá, oirá y sentirá. Las propiedades del fluído periespiritual pueden darnos de esto una idea. No es inteligente por sí mismo, puesto que es materia; pero es el vehículo del pensamiento, de las percepciones y de las sensaciones del Espíritu. A causa de la sutileza de ese fluído, los Espíritus penetran por todas partes, escrutan nuestros pensamientos más íntimos, ven y obran a distancia.
A ese mismo fluído, llegado a cierto grado de depuración, es a lo que los Espíritus superiores deben el don de ubicuidad; basta un rayo de su pensamiento dirigido sobre diversos puntos, para que puedan hacer sentir su presencia en ellos simultáneamente; la extensión de esta facultad está subordinada al grado de elevación y de purificación del Espíritu.
Es también por medio de este fluído como el hombre mismo obra a distancia por la potencia de la voluntad sobre ciertos individuos; como modifica en ciertos límites las propiedades de la materia; da a sustancias simples propiedades determinadas; repara los desórdenes orgánicos, y verifica curaciones con la sola imposición de las manos.
24.—El fluído periespiritual no es el pensamiento del Espíritu, sino el agente y el intermedio de este pensamiento: como es Él quien lo trasmite, está en cierto modo impregnado de Él; y en la imposibilidad en que estamos de aislarlo, parece unificarse con el fluído, como el sonido parece estarlo con el aire, de modo que podemos casi materializarlo; y como decimos que el aire se hace sonoro, podríamos, tomando el efecto por la causa, decir que el fluído se hace inteligente.
25. —Suceda o no así con el pensamiento de Dios, es decir que obre o no directamente o por medio de un fluído, para nuestra inteligencia, representémonoslo bajo la forma concreta de un fluído inteligente que llena el universo infinito y penetra todas las partes de la creación. La naturaleza entera está sumergida en el fluído divino; más en virtud del principio de que las partes de un todo simple son de la misma naturaleza y tienen las mismas propiedades que el todo, cada átomo de este fluído, si puede decirse así, poseyendo el pensamiento, es decir los atributos esenciales de la divinidad, y estando este fluído en todas partes, todo estará sometido a su acción inteligente, a su previsión, a su amor: no habrá ser por ínfimo que sea, que no esté en cierto modo saturado de él. Así es que todos estamos constantemente en presencia de la divinidad; no hay acto, por insignificante que sea, que podamos sustraer a su mirada, y nuestro pensamiento está en contacto incesante con su pensamiento; por lo cual, con razón se dice que Dios lee en los más recónditos pliegues de nuestro corazón. Estamos en Él, como Él está en nosotros, según la palabra de Cristo.
Para abrazar en su amor a todas sus criaturas, no tiene necesidad Dios de bajar sus ojos de lo alto de la inmensidad; para que nuestras oraciones sean oídas, no es necesario que traspasen el espacio ni que sean recitadas en voz sonora; porque estando en nosotros, nuestros pensamientos repercuten en él, como los sonidos de una campana hacen vibrar todas las moléculas del aire ambiente.
26.—Lejos de nosotros el pensamiento de materializar a la divinidad: la imagen de un fluído inteligente, universal, no es evidentemente más que una comparación que nos parece propia para dar una idea más justa da Dios, que las imágenes que le representan bajo forma humana; ni tiene otro objeto que el de hacer comprender la posibilidad de que Dios está en todas partes y todo lo ocupa.
27. —Tenemos siempre a la vista un ejemplo que puede darnos una idea de la manera con que la acción de Dios se hace sentir sobre las partes más íntimas de todos los seres, y por consecuencia de cómo las impresiones más sutiles de nuestra alma llegan a él. Está sacado de una instrucción dada por un Espíritu a propósito de este asunto :
«Uno de los atributos de la divinidad es la infinidad. No puede representarse al Creador bajo ninguna forma, por necesidad circunscrita y limitada. Si no fuera infinito, se podría concebir algo más grande que Él, y ese algo sería Dios. —Siendo infinito, Dios está en todas partes; porque si así no fuera, dejaría de ser infinito, de cuyo dilema no se puede salir. Luego si hay un Dios, y esto no puede ya ser dudoso para nadie, ese Dios es infinito y no se puede imaginar extensión que no ocupe. Se encuentra por consecuencia en contacto con todas sus creaciones: las envuelve, las penetra, están en Él. Es pues comprensible que esté en relación directa con toda criatura. Para hacernos comprender palpablemente de qué modo tiene lugar universalmente esta comunicación constante, veamos lo que pasa en el hombre entre su Espíritu y su cuerpo.
»El hombre es un mundo en pequeño, cuyo director es el Espíritu y cuyo principio dirigido es el cuerpo. En este universo el cuerpo representará una creación, cuyo Dios será el Espíritu. (Repárese que aquí no se trata de identidad, sino de analogía). Los miembros de este cuerpo, los diferentes órganos que lo componen, sus músculos, sus nervios, sus articulaciones son otras tantas individualidades materiales, localizadas, si así puede decirse, en un sitio especial del cuerpo; y aún cuando el número de estas partes constitutivas tan variadas y de naturaleza tan diferente, sea considerable, no es dudoso para nadie que no puede producirse movimiento alguno, que ninguna impresión puede tener lugar en una parte sin que el Espíritu se aperciba de ella. ¿Hay sensaciones diversas en varios sitios simultáneamente? Pues el Espíritu las siente todas, las discierne, las analiza y asigna a cada una su causa y el sitio en que se verifica.
»Fenómeno análogo tiene lugar entre Dios y la creación. Dios está en todas partes en la naturaleza, como el Espíritu está en todas las partes del cuerpo. Todos los elementos de la creación están con él en relación constante, como todas las células del cuerpo humano están en contacto inmediato con el ser espiritual. No hay razón, pues, para que fenómenos de un mismo orden no se produzcan de la misma manera en uno y otro caso.
»Cuando un miembro se agita, el Espíritu lo siente: si una criatura piensa, Dios lo sabe. Si todos los miembros están en actividad, los diferentes órganos se ponen en vibración, y el Espíritu percibe cada sensación, la distingue y la localiza. Las diferentes creaciones, las diferentes criaturas se agitan, piensan y obran de diverso modo, y Dios sabe todo lo que pasa y asigna a cada una lo que le es particular.
»Se puede deducir igualmente la solidaridad de la materia y de la inteligencia, la de todos los seres de un mundo entre sí, la de todos los mundos y todas las criaturas con su hacedor.»
(Quinemant. Sociedad de Paris, 1867.)
28.—Nosotros comprendemos el efecto, y ya es mucho: del efecto subimos a la causa, y juzgamos de su grandeza por la del efecto; más su esencia íntima nos es desconocida, como nos sucede respecto a la causa de multitud de fenómenos. Conocemos los efectos de la electricidad, del calor, de la luz, de la gravitación y los calculamos, aún cuando no conocemos la naturaleza íntima del principio que los produce. ¿Será, pues, racional negar el principio divino, porque no lo comprendamos?
29. —Nada impide admitir para el principio de soberana inteligencia un centro de acción , un foco principal que irradia sin cesar e inunda el universo con sus efluvios, como el Sol con su luz. ¿Pero dónde está ese foco? Eso es lo que nadie puede decir. Probable es que no esté fijo en un punto determinado, como no lo está su acción, y que recorra incesantemente las regiones del espacio sin límites. Si Espíritus comunes tienen el don de la ubicuidad, esta facultad en Dios debe ser ilimitada, llenando Dios el universo con su presencia, se podría aún admitir, a título de hipótetesis, que este foco no tiene necesidad de trasportarse y que se forma en todos los puntos en que la soberana voluntad juzga conveniente producirse, de donde podría decirse que está en todas partes y en ninguna.
30.—Ante estos problemas insondables, nuestra razón debe humillarse. Dios existe: esto es incuestionable. Es infinitamente bondadoso y justo : ésta es su esencia. Su amor se extiende a todo, todo lo abraza: esto lo comprendemos y lo sentimos. Luego no puede querer más que nuestro bien y debemos confiar en él ciegamente. Esto es lo esencial: en cuanto a lo demás, esforcémonos todo lo posible para hacernos dignos de comprenderlo, cultivando sin cesar nuestro entendimiento y practicando todas las virtudes.
La vista de Dios.
Libro de Génesis Espiritual
4ta Edición, 1ra Revisión DEFINITIVA, Original Francés
Traducción de la Sociedad Barcelonesa del Espiritismo,1871
31. —Puesto que Dios está en todas partes, ¿por qué no le vemos? ¿Le veremos al dejar la tierra? Tales son las preguntas que continuamente nos hacemos. A la primera es fácil contestar: nuestros órganos materiales tienen percepciones limitadas que los hacen impropios para ver ciertas cosas, aun de las materiales. Así es como ciertos fluídos se sustraen totalmente a nuestra vista y a nuestros instrumentos más perfeccionados, y sin embargo, no dudamos de su existencia. Vemos los efectos de la peste, más no los fluídos, miasmas ó corpúsculos que la transportan; vemos a los cuerpos moverse bajo la influencia de la fuerza de gravitación, y sin embargo no vemos esta fuerza.
32. —Las cosas de esencia espiritual no pueden ser vistas por órganos materiales: sólo por la vista espiritual podemos ver los Espíritus y las cosas del mundo inmaterial. Sólo, pues, nuestra alma puede tener la percepción de Dios. ¿Se ve inmediatamente después de la muerte? Cosa es que sólo las comunicaciones de ultratumba pueden decirnos. Por ellas sabemos que la vista de Dios sólo es perceptible para las almas puras y que son muy pocas las que al dejar su envoltura terrestre, han alcanzado el grado de desmaterialización necesario para ello. Algunas comparaciones vulgares lo harán comprender fácilmente.
33. —Quien se encuentra en el fondo de un valle cubierto de bruma densa no ve el sol; pero como ya lo hemos dicho, juzga por la luz difusa de la presencia del sol. Si sube a lo alto, la niebla se va aclarando a medida que gana altura; más no por eso ve todavía el sol. Cuando empieza a verlo, se le presenta velado, porque el menor vapor basta para amortiguar su esplendoroso disco. Sólo después de haber salvado completamente la capa brumosa y encontrándose en una atmósfera perfectamente pura, es cuando le ve en todo su esplendor y magnificencia. Lo mismo sucedería a quien tuviese la cabeza cubierta con varios velos: al principio no vería nada; mas a cada velo que se le quitase, iría percibiendo la luz con más claridad y solo cuando hubiese desaparecido el último, vería distintamente lo que le rodea. Cosa análoga sucede con un licor cargado de materias extrañas: al pronto está turbio, más a cada destilación gana en trasparencia hasta que completamente purificado, adquiere una limpieza perfecta y no presenta ningún obstáculo a la vista.
Esto sucede con el alma. La envoltura periespiritual, aunque invisible e impalpable para nosotros, es para ella una verdadera materia demasiado grosera aún, para ciertas percepciones. Esta envoltura se espiritualiza a medida que el alma se eleva en moralidad.
Las imperfecciones del alma son como velos que oscurecen su vista: cada imperfección que deja, es un velo que se quita; más sólo cuando se halla completamente purificado, es cuando goza de la plenitud de sus facultades.
34.—Como que Dios es la esencia divina por excelencia, no puede ser visto en todo su esplendor sino por los Espíritus llegados al último grado de la desmaterialización.
Si los Espíritus menos perfectos no le ven, no es porque estén más lejos de Él que los otros, pues todos los seres de la naturaleza están bañados por el Espíritu divino, como nosotros lo estamos por la luz del sol, sólo que sus imperfecciones son velos que lo ocultan a su vista. Cuando los velos hayan caído y se hayan disipado las tinieblas, se verán brillar; para lo cual no tienen necesidad de subir ni de bajar a las profundidades de lo infinito. Cuando la vista espiritual se haya curado de las manchas morales que la oscurecen, verán aquellos a Dios donde quiera que se encuentren, aunque estén en la tierra, porque Dios está en todas partes.
35.—El Espíritu no se purifica sino a fuerza de tiempo, y las diferentes encarnaciones son les alambiques en el fondo de los cuales va dejando sus impurezas. Al abandonar su envoltura corpórea, no se despoja el alma instantáneamente de sus imperfecciones, y por eso después de la muerte no ve a Dios más que antes; pero a medida que se purifica va teniendo una intuición más distinta: no le ve, pero le comprende mejor, porque la luz es menos difusa. Cuando los Espíritus dicen que Dios les prohíbe responder a tales o cuales preguntas, no es que Dios se les aparezca o les dirija la palabra para mandarles o vedarles; sino que lo sienten, reciben los efluvios de su pensamiento, como nos acontece respecto a los Espíritus que nos envuelven o penetran con su fluído, aunque no los veamos ni los sintamos.
36.—Ningún hombre puede ver a Dios con los ojos de la carne. Si tal favor fuera concedido a alguien, sería en éxtasis, cuando el alma se halla tan desprendida de la materia como sea posible durante la encarnación. Tal privilegio solo pueden obtenerlo almas muy escogidas, encarnadas para misión y no para expiación. Pero como los Espíritus de orden muy elevado resplandecen con brillo deslumbrador, es posible que Espíritus menos elevados, encarnados o desencarnados, asombrados del esplendor que los circunda, hayan creído ver a Dios mismo, como a veces un ministro puede por alguno ser tomado por su soberano.
37. —¿Cuál es la apariencia bajo que Dios se muestra a los que se han hecho dignos de ese favor? ¿Es bajo una forma cualquiera? bajo el aspecto humano o como un foco esplendente de luz? Cosa es esta para la cual el lenguaje humano no tiene palabras con que expresarla, porque no tenemos punto de comparación que de ello pueda dar idea: somos como ciegos de nacimiento a quienes en vano se trataría de hacer concebir como es la luz. Nuestros idiomas, aun los más sabios, están limitados a nuestras necesidades y al círculo de nuestras ideas: el de los salvajes no podría pintar las maravillas de la civilización; y el de los pueblos más civilizados es demasiado pobre para describir el esplendor de los cielos; nuestra inteligencia demasiado limitada para comprenderle, y nuestra pobre vista quedaría ofuscada, si llegase a verlo.
CAPÍTULO II.
Génesis 4ta Edición, de la 1ra Revisión DEFINITIVA, publicada
el 6 de enero de 1857, por Allan Kardec.
¿La Biblia se equivoca…?
Para los que creen ciegamente en la Biblia, es tiempo de que analicen, los cambios que los hombres han realizado desde sus inicios. ¿Por qué basar tu vida en un libro que tergiversa lo que Dios representa a la humanidad? Que presenta a Dios como: Celoso, ruin, malvado capaz de destruir 2/3 partes de la humanidad, Vengativo, y que ve al hombre como pecador capaz de no mejorarse y destinarlo a un infierno que no existe y a permitir a un Diablo que tampoco existe y que puede hacer lo que quiera con el ser humano.
Este articulo analizo los cambios que ha experimentado toda la biblia, donde se equivoca en casi todo lo que expone, se contradice, y expone las pasiones humanas como si fueran de Dios que es PERFECTO y PURO.
¿Por qué creer que la Biblia es infalible y perfecta cuando fue escrita por hombres imperfectos desprovistos de toda Caridad humana al predecir juicios y catástrofes? Dios jamás inspiraría un libro que expusiera el egoísmo, la lujuria la falta de amor a la humanidad, todo juicio justificado por juicios humanos?
Moises tuvo mucho que ver con el contenido de los libros del Antiguo Testamento de la Biblia. El Libro de Génesis Espiritual, los Espíritus indicaron lo siguiente en el Capitulo I, específicamente en el Ítem #21 al #25, y #49
Caracteres de la revelación espírita.
Libro de Genesis: Articulo #21 hasta #25...
Razón existe, pues, para que el espiritismo sea considerado la tercera de las grandes revelaciones. Veamos en qué difieren esas revelaciones, y cuál es el vínculo que las relaciona entre sí.
21. Moisés, como profeta, reveló a los hombres la existencia de un Dios único, soberano Señor y creador de todas las cosas. Promulgó la ley del Sinaí y echó las bases de la verdadera fe. Como hombre, fue el legislador del pueblo a través del cual esa primitiva fe, depurada, habría de expandirse por toda la Tierra.
22. Cristo, que tomó de la antigua ley lo que es eterno y divino, y desechó lo que era transitorio, meramente disciplinario y de concepción humana, agregó la revelación de la vida futura, de la que Moisés no había hablado, como también la de las penas y las recompensas que aguardan al hombre después de la muerte. (Véase la Revista Espírita de marzo y septiembre de 1861.)
23. —Más los Espíritus por elevados que sean, son criaturas de facultades limitadas, y ni su poder ni la extensión de sus percepciones podrían bajo este aspecto aproximarse ni con mucho a las de Dios; pero pueden servirnos hasta cierto punto de comparación. Lo que el Espíritu no puede hacer sino en muy reducidos límites, Dios, que es infinito, lo verifica en proporciones indefinidas. Hay aún entre la acción de uno y otro esta diferencia, y es que la del Espíritu es instantánea y subordinada a las circunstancias, mientras que la de Dios es permanente; el pensamiento del Espíritu no alcanza sino a un espacio y un tiempo limitados, mientras que la de Dios abraza el universo y la eternidad. En una palabra, entre los Espíritus y Dios, media la distancia que de lo finito a lo infinito, y por consecuencia, inconmensurable.
24. Por ser Dios el eje de todas las creencias religiosas, y el objetivo de todos los cultos, el carácter de todas las religiones está conforme con la idea que estas tienen de Él. Las religiones que hacen de Dios un ser vengativo y cruel creen honrarlo con actos de crueldad, con hogueras y torturas; las que tienen un Dios parcial y celoso son intolerantes y, en mayor o menor medida, meticulosas en la forma, pues lo consideran más o menos contaminado con las debilidades y la frivolidad humanas.
25. Toda la doctrina de Cristo está fundada en el carácter que Él atribuye a la Divinidad. Con un Dios imparcial, soberanamente justo, bueno y misericordioso, Él hizo del amor de Dios y de la caridad para con el prójimo la condición expresa de la salvación, y dijo: Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos; en esto consiste toda la ley y los profetas; no existe otra ley. Sobre esta única creencia asentó el principio de la igualdad de los hombres ante Dios, así como el de la fraternidad universal. En cambio, ¿era posible amar al Dios de Moisés? No, sólo se podía temerlo. La revelación de los verdaderos atributos de la Divinidad, juntamente con la de la inmortalidad del alma y de la vida futura, modificaba profundamente las relaciones mutuas entre los hombres, les imponía nuevas obligaciones, los hacía encarar la vida presente desde otro aspecto, y por eso mismo habría de reaccionar contra las costumbres y las relaciones sociales. Ese es, indiscutiblemente, por sus consecuencias, el punto principal de la revelación de Cristo, cuya importancia no fue suficientemente comprendida. Además, es lamentable decir que también es el punto del que la humanidad más se ha apartado, el que más ha ignorado en la interpretación de sus enseñanzas.
Tambien lo vemos en el Ítem #49, Libro de Génesis Espiritual.
49. Las dos primeras revelaciones sólo podían ser el resultado de una enseñanza directa. Como los hombres no estaban todavía suficientemente adelantados a fin de que cooperaran para su elaboración, debían ser impuestas por la fe mediante la autoridad de la palabra de un maestro. No obstante, se percibe entre las dos una muy sensible diferencia, debida al progreso de las costumbres y las ideas, aunque fueran hechas al mismo pueblo y en el mismo medio, pero con dieciocho siglos de intervalo. La doctrina de Moisés es absoluta, despótica; no admite discusión y se impone al pueblo por la fuerza. La de Jesús es esencialmente consejera; se acepta libremente y sólo se impone por la persuasión; dio motivo a controversias aun en vida de su fundador, que no despreció la discusión con sus adversarios.
Es tiempo de dignificar a Dios, presentando sus atributos: