¿Para qué sirve el Espiritismo, sino no se predica el Bien Común o lo que es lo mismo, la Moral?
1018. El reinado del bien ¿podrá algún día ser instituido en la Tierra?
- Reinará el bien en la Tierra cuando, entre los Espíritus que acuden a habitarla, los buenos predominen sobre los malos. Entonces harán ellos que reinen allí el amor y la justicia, que son la fuente del bien y de la felicidad. Por medio del progreso moral y la práctica de las leyes de Dios atraerá el hombre a la Tierra a los Espíritus buenos y alejará de ella a los malos. Pero éstos últimos no la dejarán sino cuando el ser humano haya desterrado de sí el orgullo y el egoísmo.
La transformación Moral de la humanidad ha sido predicha, y vosotros estáis llegando a ese momento, que es apresurado por todos los hombres progresistas. Esa transformación se operará mediante la encarnación de Espíritus mejores, que formarán en la Tierra una nueva generación. Entonces los Espíritus de los malvados, que la muerte cosecha a diario, y todos aquellos que intentan detener la marcha de los acontecimientos serán excluidos de este mundo, pues se encontrarían desubicados entre los hombres de bien, cuya ventura turbarían. Irán a mundos nuevos y menos evolucionados, a desempeñar misiones penosas en las que podrán trabajar por su propio adelanto, al paso que lo harán por el progreso de sus hermanos todavía más atrasados que ellos. ¿No veis en el hecho de excluir a los Espíritus inferiores de la Tierra ya transformada la sublime imagen del paraíso perdido, y en el hombre que vino al mundo en tales condiciones, trayendo consigo el germen de sus pasiones y las huellas de su inferioridad primitiva, la imagen no menos sublime del pecado original?
Considerando desde éste punto de vista, el pecado original se relaciona con la naturaleza aún imperfecta del ser humano, que así no es responsable sino de sí mismo y de sus propias culpas, y no de las de sus padres.
Todos vosotros, hombres de fe y de buena voluntad, trabajad pues, con celo y valor en la gran obra de la regeneración, por cuánto cosecharéis centuplicado el grano que hayáis sembrado. Desventurados los que cierren los ojos a la luz, porque se están preparando para sí mismos largos siglos de tinieblas y decepciones.
Desventurados los que cifren todas sus alegrías en los bienes del mundo, porque soportarán más privaciones que goces hayan tenido. Y desventurados, sobre todo, los egoístas, porque no encontrarán a nadie que les ayude a cargar el fardo de sus miserias…
SAN LUIS
El Espiritismo no es una Religión constituida... Descripción del vídeo 📹 #1:
El Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo, es una Filosofía de vida que nos conduce por el camino del Bien a lograr activar nuestro adelantamiento moralespiritual. ¡El Espiritismo, NO IMPONE PENSAMIENTOS RELIGIOSOS, PENSAMIENTOS RELIGIOSOS, NI DE LAICISMO.! El Espiritismo NO ES UNA RELIGIÓN...
¿Cómo se explica que el Espiritismo sea una RELIGIÓN, si no tiene “Sacerdotes Ordenados” o “Pastores”, ni cree en “Ritos”, ni practica “Cultos”, ni tiene “Dogmas religiosos”, ni tiene “Templos de idolatría”, ni hace “Sacrificios, ni de plantas ni de seres vivos creados por Dios”. ¿Cómo el Espiritismo puede ser una Religión, sí se basa en el libre Pensamiento y no rinde su Libre Pensamiento y no rinde su Libre Conciencia o Libre Albedrío en actividades religiosas, que es lo primero que atentan destruir? ¿Cómo el Espiritismo puede considerarse una Religión, si no cree en imágenes y menos en idolatrarlas? ¿Para que el Espiritismo tiene que considerarse una Religión? ¿Qué se gana con eso?
El Espiritismo no cree en el Diablo, ni en el infierno que los religiosos defienden. Ninguna Religión cree en el Alma Inmortal, no creen en la reencarnación, no creen en el adelantamiento moral del Espíritu, mediante el comportamiento Moral o sea Bien Común, repudian el Libre Albedrío.
El Espiritismo no provoca demarcaciones, porque como consuelo para la humanidad, no puede separar jamás. Procura hacer más hombres y mujeres de bien y menos hipócritas. Y tampoco crea demarcaciones que lo constituirían falso y pernicioso. El Espiritismo No se basa en lo material y es desinteresado en lo económico, así los Buenos Espíritus se acercan con libertad.
¿Entonces, porque decir que es una Religión? ¿Con que fin?. El Espiritismo es el vehículo oficial para llevar un mensaje que provoque el Adelantamiento Moral Espiritual a la humanidad, mediante el conocimiento y la Moral. ¡El Espiritismo es Ciencia, Filosofía y Moral!
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2nd Vídeo... Descripción del vídeo 2...
Los que defienden sin fundamentos, que el Espiritismo es una religión, utilizan con frecuencia el Artículo o la pregunta #24 del libro de Los Médiums para sustentar que el Espiritismo es una Religión y la Revista Espirita de 1868, en la celebración del día de los muertos en que Kardec fue invitado como orador del evento. Se demostrará en éste artículo #24, y se plantea que tanto el Espiritismo como cualquier religión tienen fundamentos en: “Dios, el alma y la vida futura".
El Espiritismo no es ateo y por lo tanto cree firmemente en Dios y su existencia; cree fundamentalmente en la inmortalidad del Alma y en la vida eterna del Espíritu y por consiguiente en la vida futura del Espíritu. Eso no significa que Espiritismo sea una religión. significa que Espiritismo sea una religión.
Los Espiritistas, que creen en el Espiritismo como una religión, no han podido demostrar nunca que el propósito de Dios al darnos esta revelación del Espiritismo a la humanidad, fuera la de establecer una Religión y por consiguiente demarcaciones entre los hombres, como lo hacen las religiones que interfieren con su Libre Albedrío. Mi Opinión Personal, es que TODAS las religiones, establecen demarcaciones e interfieren con el Libre pensar del individuo. No se necesita religar a Dios, sino adorar a Dios, pensando en él. Eso es Adoración a Dios y se diferencia de hacer Cultos a Dios. Ha sido a partir de León Denis, sucesor de Allan Kardec, que llevaron al Espiritismo a que fuera considerado una Religión.
León Denis, fue instruido para introducir la Religión en el año 1870, junto a Pierre Gaetan Leymarie. Dicho sea de paso, fue Pierre Gaetan Leymarie que publico en 1872, el Libro de Génesis completamente adulterado con más de 200 adulteraciones, solamente en los primeros 6 capítulos del Génesis original. León Denis sabía que Allan Kardec había defendido que el Espiritismo no era una religión, y que no tenía actividades dogmáticas que pudieran vincular al Espiritismo a religión alguna. Allan Kardec utilizó de ejemplo, la misma institución que él fundó: “La Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas”. Y ¿Porqué qué León Denís, y la Federación Espírita de Brasil se dedicaron a presentar el Espiritismo como una religión? Bueno, ya eso se le deja a cada cuál a evaluarlo.
Mi posición firme es que los Libros Codificados por Allan Kardec, sean leídos, y es ahí que se conseguirá la contestación a la pregunta, el porqué se quiere hacer creer que el Espiritismo es una religión. Al terminar de leer éste artículo de reflexión, deberás estar claro que los fundamentos de que “Dios, el alma y la vida futura, no significan que el Espiritismo sea una religión, sino que siguen siendo base fundamental del Espiritismo. Éstas bases se definen en la Revista Espírita de Mayo/1859.
Veamos como enfáticamente lo demostró en una refutación a un diario Francés, llamado el “Universal”, dónde estableció fuera de toda duda su postura de que el Espiritismo no era una religión. Citando directamente de la Carta de Allan Kardec al diario Universal, lo siguiente – y que aparece en la Revista Espírita Mayo/1859: “El Espiritismo, mejor observado después que fue popularizado, viene a lanzar luz sobre una multitud de cuestiones hasta aquí insolubles o mal resueltas.
Su verdadero carácter es, pues, el de una ciencia y no de una religión, y la prueba de eso es que cuenta entre sus adeptos con hombres de todas las creencias, y que por eso no renunciaron a sus convicciones: los católicos fervorosos que no platican menos todos los deberes de su culto, protestantes de todas las sectas, israelitas, musulmanes y hasta budistas y brahmanes; hay de musulmanes y hasta budistas y brahmanes; hay de todo, excepto materialistas y ateos, porque esas ideas son incompatibles con las observaciones espíritas.
El Espiritismo reposa, pues, sobre principios generales independientes de todas las cuestiones dogmáticas. Tiene, es verdad, consecuencias morales como todas las ciencias filosóficas; esas consecuencias están en el sentimiento del Cristianismo, porque el Cristianismo, de todas las doctrinas, es la más clara, la más pura, y es por esta razón que, de todas las sectas religiosas del mundo, los cristianos son los más aptos para comprenderlo en su verdadera esencia. El Espiritismo no es, pues, una religión: de otro modo tendría su culto, sus templos, sus ministros. Cada uno, sin duda, se puede hacer una religión de sus opiniones, interpretar a su gusto las religiones conocidas, más de ahí a la constitución de una nueva Iglesia, hay distancia, y creo que sería imprudente darle la idea.
Bien común, según Wikipedia
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Para otros usos de este término, véase Bien común (desambiguación).
Es un concepto que en general puede ser entendido como aquello de lo que se benefician todos los ciudadanos o como los sistemas sociales, instituciones y medios socioeconómicos de los cuales todos dependemos que funcionen de manera que beneficien a toda la gente.1 Más recientemente, John Rawls lo definió.
De acuerdo a Renate Mayntz,2 todas las grandes ciencias comparten un interés en las precondiciones necesarias para obtener un cierto fin social que es percibido como deseable. Consecuentemente el concepto de bien común contiene diferente elementos o puede ser estudiado desde diferentes perspectivas. Por ejemplo: la riqueza general del bien común económico (ver Commonwealth3 ). El bienestar común o público (Gemeinwohl o Intérêt général) de la ciencia política.4 Y el “Bonun commune” de la tradición europea filosófica o cristiana.5
Aspecto económico: la riqueza común
Artículo principal: Bien común (economía).
Desde el punto de vista económico general el concepto admite varios posibles significados. Por ejemplo, se puede aplicar a aquel bien que ya sea pertenece o es de regional o clásica del término. Este significado se remonta a la antigüedad (ver Los comunes), y se diferenciaba a su vez en dos grandes sectores: la propiedad comunal como tal y la propiedad estatal o pública.6 Algunos de los clásicos de la economía política percibían la evolución de las relaciones o sistemas de producción como llevando inevitablemente hacia la propiedad común de los mismos. (ver Socialización de los medios de producción ). Esa visión -ver Bien común (Economía política)- influyó fuertemente la de algunos economistas (por ejemplo Joseph Alois Schumpeter) pero gozó de poca aplicación en la economía de los países occidentales durante buena parte del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad ha habido una revitalización del interés en este aspecto del concepto, especialmente en la propiedad comunal a diferencia de la estatal o pública (ver Recursos comunes).
La segunda acepción -bien común como aquel que es de usufructo o consumo común- deriva de una sugerencia de Paul Samuelson acerca de los bienes públicos, que serían aquellos cuyo consumo por un individuo no disminuye su disponibilidad para otros.7
El concepto también se puede referir a algo así como la conveniencia económica -o bienestar socio-económico- general de una sociedad o comunidad o la situación que maximiza la suma del beneficio o utilidad de todos y cada uno de los individuos.
Desde este punto de vista el concepto puede ser entendido como utilitario o instrumental:8 la riqueza provee las bases prácticas para que los individuos puedan lograr su perfección tal como ellos la entienden. Esa perfección no es cuestión que otros puedan definir,9 pero sin esa base material, los individuos no están en condiciones de perseguir su propio mejoramiento (ver, por ejemplo: Pirámide de Maslow).
Si entendemos entonces el bien común como la condición material (la riqueza general) que permite ese desarrollo, encontramos que la economía moderna ofrece una definición formal de bien común: es la suma cuantitativa de las utilidades de los miembros de una sociedad (el público) pero con el agregado de una condición fundamental: esa riqueza común debe incluir a todos: sin bienestar de todos los individuos, no puede haber bienestar general (ver Economía del bienestar).
Aspecto social: el bienestar común
Véanse también: Interés publico y Calidad de vida.
El interés desde este punto de vista no se centra en individuos sino en comunidades o sociedades. En las palabras de Simón Bolívar: “Son derechos del hombre: la libertad, la seguridad, la prosperidad y la igualdad. La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en el perfecto goce de estos derechos” y "El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política."
En esta perspectiva no puede haber bien común a menos que las sociedades estén integradas y sean estables (es decir, que haya Cohesión social). En otras palabras: a menos que esos sistemas sociales sean viables en el largo plazo. Pero lo que incrementa esa viabilidad social no necesariamente aumenta la utilidad individual o bienestar de cada individuo.
Así, desde este punto de vista se puede entender el bien común como la suma de las condiciones de la vida social que permiten que los individuos libremente den forma a sus vidas. El propósito del Estado (entendido como la sociedad políticamente organizada) sería entonces proveer a los individuos de los medios para que puedan efectivamente llevar a cabo esas elecciones. John Rawls sin embargo introduce una distinción entre "lo bueno", que es crear un mundo material mejor -como quiera que eso se defina- y "lo justo", que crea las condiciones para una sociedad libre y justa, una que permite la persecución de la virtud pero no prescribe el cómo hacerlo o qué es exactamente lo que se desea. Así, el bien común sería el bien que es común a cada ciudadano, el bien de cada uno de los ciudadanos, más que una concepción definida o concreta de lo que constituye el bien para todos y cada uno.10
Todo lo anterior ha dado origen a una rica y compleja series de estudios (ver, por ejemplo: Cambio social y Conflicto social).
Aspecto filosófico: el bonum commune
Artículo principal: Bien común (filosofía).
Por bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es compartido por y de beneficio (en el sentido de un mejoramiento general, no solo físico o económico) para todos los miembros de una comunidad: “El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.”11
En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada uno de los miembros de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos puede ser alcanzado, aumentado y protegido.12 Afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad.13 Posiciones fuertemente influidas por este punto de vista han sido incorporadas en las constituciones y legislaciones de numerosos países y es extante en la posición de la iglesia católica. Por ejemplo, en la Doctrina Social de la Iglesia, a partir de la encíclica Rerum Novarum. En encíclicas posteriores se ha seguido profundizando en su concepto.
Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y Aristóteles) a través de la tradición escolástica, especialmente del trabajo de quien es considerado su más grande representante: Tomás de Aquino, quien reintroduce el tema en su Suma teológica -cuestión 98- cuando al hablar sobre la esencia de la ley afirma que esta:
no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien común, promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad
Así el bien común es también fin común. Algo no necesariamente existente, pero a ser obtenido. En las palabras de Píndaro: "llega a ser el que eres". A partir de eso, de Aquino sugiere:
constituyéndose la ley ante todo por orden al bien común, cualquier otro precepto sobre un objeto particular no tiene razón de ley sino en cuanto se ordena al bien común. Por tanto, toda ley se ordena al bien común
Parece seguir entonces que sería el deber común o general adecuar la acción de todos y cada uno (por lo menos, dentro de ciertos límites) a la preservación u obtención de ese bien común: “Si toda comunidad humana posee un bien común que la configura en cuanto tal, la realización más completa de este bien común se verifica en la comunidad política. Corresponde al Estado defender y promover el bien común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias” (CIC, n. 1910).
Características del bien común
Deriva de la naturaleza humana y es por lo tanto superior a cualquier individuo: “La persona [...] se ordena al bien común, porque la sociedad, a su vez, está ordenada a la persona y a su bien, estando ambas subordinadas al bien supremo, que es Dios” (IBÁÑEZ LANGLOIS, JOSÉ MIGUEL, o.c., p. 86).
No es la suma de los bienes individuales, tampoco la sociedad es la mera suma de los individuos. La sociedad es necesaria para que la persona se realice como tal, y debe presentar una serie de condiciones que hagan posible el desarrollo simultáneo de la persona y de ella misma, hacia la perfección que se dará histórica y culturalmente. No hablamos aquí de unas condiciones mínimas de desarrollo, ni de algo necesariamente material (aunque lo material forma parte de la “integridad” del desarrollo humano). Hablamos de condiciones de posibilidad.
Redunda en provecho de todos: “El bien común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor” (CIC, n. 1906-9 y 1912).
“Abarca a todo el hombre, es decir, tanto a las exigencias del cuerpo como a las del espíritu. De lo cual se sigue que los gobernantes deben procurar dicho bien por las vías adecuadas y escalonadamente, de tal forma que, respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espíritu” (PT, n. 57). “Abarca todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección” (MM, n. 19).
Obliga al Estado: “La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el bien común. De donde se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la naturaleza del propio Bien Común y ajustando al mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real de las circunstancias” (PT, n. 54).
Obliga a los individuos: el bien común ha de ser considerado como un valor de servicio y de organización de la vida social, del nuevo orden de la convivencia humana. Pero no sólo el Estado debe aportar las condiciones, es tarea de todos.
Obliga al ciudadano: “Todos los individuos y grupos intermedios tienen el deber de prestar su colaboración personal al Bien Común. De donde se sigue la conclusión fundamental de que todos ellos han de acomodar sus intereses a las necesidades de los demás, y deben enderezar sus prestaciones en bienes o servicios al fin que los gobernantes han establecido, según normas de justicia y respetando los procedimientos y límites fijados por el gobierno” (PT, n. 55).
Críticas al bien común
De acuerdo con Karl Popper,14 la percepción "platónica" del bien común -calificada por Popper como utópica- demanda no solo un plan o concepto de lo que la sociedad final debe ser sino también un gobierno fuerte y centralizado, un corto número de personas -los reyes filósofos encargados del gobierno, benevolentes, pero implacables15 -no interesados en los derechos o beneficios de los individuos como tales sino en la comunidad como entidad: De acuerdo con Platón: "...nosotros no establecemos la ciudad mirando a que una clase de gente sea especialmente feliz, sino para que lo sea en el mayor grado posible la ciudad toda;..."16 - O, en palabras de Jacques Maritain:
"De modo que el fin de la sociedad no es el bien individual, ni la colección de los bienes individuales de cada una de las personas que la constituyen. Semejante fórmula destruiría la sociedad como tal en beneficio de las partes; vendría a derivar ya a una concepción francamente anárquica, o bien a la vieja concepción anárquica disimulada del materialismo individualista, según la cual los deberes de la ciudad se limitan a velar por el respeto de la libertad de cada individuo, y cuya consecuencia es que los fuertes opriman libremente a los débiles."17
Esa percepción puede, consecuentemente, ser capaz -en la opinión de Popper- de conducir fácilmente a una dictadura.
Además, “El método de establecer, primero, una meta política última y de comenzar a avanzar luego hacia ella, es fútil si admitimos que este objetivo puede alterarse considerablemente durante el proceso de su materialización.” (Popper, op cit) Así, sigue que este ideal absoluto e inmutable solo tiene validez si asumimos otros dos supuestos:
Que existen métodos racionales para determinar de una vez para siempre cual es el ideal.
Ditto re los mejores métodos para su obtención.
A falta de acuerdo en relación a algunos de esos puntos, no queda otro remedio que la fuerza o la coerción. Platón: "..., si se aspira a que una ciudad se desenvuelva en buen orden, hay que impedir por todos los medios que nadie diga en ella que la divinidad, que es buena, ha sido causante de los males de un mortal ...." y "Para decirlo, pues, brevemente: los que cuidan de la ciudad han de esforzarse para que esto de la educación no se corrompa sin darse ellos cuenta, sino que en todo han de vigilarlo, de modo que no haya innovaciones contra lo prescrito...".
Notas y referencias
↑ La primera definición se deriva de la definición de “bienes comunes” que ofrece la RAE. La segunda se deriva de ofrecida por Manuel Velasquez, Claire Andre, Thomas Shanks, S.J., y Michael J. Meyer en The Common Good
↑ Renate Mayntz: Common Goods and Governance, en Common goods: reinventing European and international governance p 15, etc.
↑ El concepto de “Commonwealth (lit: riqueza común) se usa en ingles para referirse tanto a los intereses económicos comunes como a la acción estatal para promover ese beneficio. Así, por ejemplo, Adam Smith re refiere a los deberes del “King o Commonwealth” en la esfera económica. El concepto nunca se usa para sugerir que el Estado debe o puede definir o controlar o inmiscuirse en aspectos politico-ideologicos.
↑ El concepto se puede trazar a los desarrollos intelectuales de la Ilustración que dieron origen al liberalismo
↑ Trazable a las ideas de los clasicos, especialmente, Platón y Aristóteles. Ver, por ejemplo: La guía de Historia El 'bien común
↑ Por ejemplo, Friedrich von Wieser (1889) planteó en su Der natürliche Werth: "Además de las economías privadas existen varias "economías comunales" ("Gemeinwirthschasften" en el original)... Limitaré mis investigaciones a lo más importante de la "economía comunal" (gemeinwirthshaft), esa del Estado" (Introducción al Libro VI, capítulo I (en alemán en el original)
↑ SAMUELSON, Paul. A. (1954): “The Pure Theory of Public Expenditure”, Review of Economics and Statistics”, vol. XXXVI, pp. 387-388. (Traducción al castellano como “Teoría del gasto público” en Hacienda Pública Española, núm. 5, 1970
↑ Ya Aristóteles observó: “evidentemente, la riqueza no es el bien que buscamos, porque simplemente se trata de algo útil, un medio para obtener algo más” citado en Desarrollo Humano]
↑ Para, por ejemplo, John Stuart Mill los hombres tienen derecho a actuar en libertad -mientras esos actos no perjudiquen a otros- porque solo a través de esa libertad pueden libremente escoger lo que ellos consideren su bien o conveniencia. Para Thomas Hill Green, el bien es “la realización del carácter personal, sigue entonces que el bien final, como un todo, solo puede ser logrado en una sociedad de individuos que, permaneciendo un fin para sí mismos -en el sentido que su individualidad no desaparece- logran aumentar su perfección, encontrando esa perfección obtenible solo cuando esos individuos separados son integrados como parte de un todo social”. Ver también Leonard Trelawny Hobhouse.
↑ Juan XXIII: " Pacem in terris", citado en Concepto del Bien Común.
↑ Esta definición se toma de la que aparece en el Compendio Doctrina Social de la Iglesia, 164.
↑ Cf. CIC, n. 1906; cfr. GS, n. 26,1; 74, 1; cfr. MM, n.65; cf. PIO XII, Radiomensaje Navidad 1942 Con sempre nuova (24-XII-1942): AAS 35 (1943) 13.
↑ Karl Popper: “La sociedad abierta y sus enemigos”.- Varias ediciones en castellano.- cap 9: Esteticismo, perfeccionismo, utopismo.-
↑ Platón: Pregunta: Entonces, ¿cómo puede uno que tenga grandeza mental, y es el espectador de todo tiempo y toda la existencia, pensar mucho de la vida humana? - Respuesta: No puede.- Pregunta: ¿O puede uno como ese temer la muerte?. Respuesta: No, por supuesto.- La República. Diálogo sobre el Rey Filósofo
↑ Las citas referenciadas a Platón se pueden encontrar, en general, en wikiquote
↑ Jacques Maritain: LA PERSONA Y EL BIEN COMÚN
La ética
La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.[1]
La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del griego antiguo ἠθικός, o transcrito a nuestro alfabeto, "êthicos". Es preciso diferenciar al "êthos", que significa "carácter", del "ethos", que significa "costumbre", pues "ética" se sigue de aquel sentido y no es éste.[2] Desconocer tal diferencia lleva a la confusión entre "ética" y "moral", pues esta última nace de la voz latina "mos, moris", que significa costumbre, es decir, lo mismo que "ethos". Si bien algunos sostienen la equivalencia de ambas nociones en lo que a su objeto respecta, es crucial saber que se originan a partir de conceptos diferentes.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.
Algunos han caracterizado a la ética como el estudio del arte de vivir bien, lo cual no parece exacto, puesto que si se reuniesen todas las reglas de buena conducta, sin acompañarlas de examen, formarían un arte, mas no una ciencia.[3]
La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como "bueno", "malo", "correcto", "incorrecto", "obligatorio", "permitido", etc., referidos a una acción, una decisión o incluso también las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "Ese hombre es malo", "no se debe matar", etc. En estas declaraciones aparecen los términos "malo", "no se debe", etc. que implican valoraciones de tipo moral. Introducción
Definición y objeto
Según una corriente “clásica”, la ética tiene como objeto los actos que el ser humano realiza de modo consciente y libre (es decir, aquellos actos sobre los que ejerce de algún modo un control racional). No se limita sólo a ver cómo se realizan esos actos, sino que busca emitir un juicio sobre estos, que permite determinar si un acto ha sido éticamente bueno o éticamente malo.
Fernando Savater en su libro Ética para Amador en su capitulo primero «De qué va la ética» define la ética como el arte de vivir, el saber vivir, por lo tanto el arte de discernir lo que nos conviene lo bueno y lo que no nos conviene lo malo.
Ello implica establecer una distinción entre lo que sea bueno y lo que sea malo desde el punto de vista ético, y si el bien y el mal éticos coinciden o no con lo que serían el bien y el mal en sí.
Límites con disciplinas adyacentes
La ética se relaciona con la antropología, el derecho, con la ley, y con ciencias empíricas que estudian el comportamiento humano, como la sociología y la psicología.
Una enciclopedia define ética del siguiente modo: “Ética (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’), principios o pautas de la conducta humana, a menudo y de forma impropia llamada moral (del latín mores, ‘costumbre’) y por extensión, el estudio de esos principios a veces son llamados filosofía moral”. Seguidamente añade:
La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de las ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas estudian la conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la relación entre principios éticos particulares y la conducta social, e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la formación de esos principios. La palabra ética proviene del griego ethikos (“carácter”). Se trata del estudio de la moral y del accionar humano para promover los comportamientos deseables. Una sentencia ética supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala cómo deberían actuar los integrantes de una sociedad. Por profesión se entiende una ocupación que se desarrolla con el fin de colaborar con el bienestar de una sociedad. Para realizar dicha labor es necesario que el profesional (persona que ejerce la misma) actúe con responsabilidad, siguiendo los requisitos que la ley vigente plantee para el desarrollo de esa actividad. La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad. Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los códigos deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología forma parte de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y reglas de cumplimiento obligatorio.
Ramas de la ética
Metaética
Artículo principal: Metaética.
El problema del ser y el deber ser
Artículo principal: Problema del ser y el deber ser.
La ética teleológica es generalmente una ética orientada hacia fines, hacia un "télos" (en griego, fin u objetivo que perfecciona a quien lo alcanza).
Hume ha planteado la objeción de que la transición de ser no-debe "para ser legítimo (" Ley de Hume "). Bajo la falacia de la partida "naturalista" de George Edward Moore ha planteado las cuestiones estrechamente relacionadas, pero que no son estrictamente los mismos.
Como se destaca más adelante, los positivistas, deben estar epistemológicamente entre las tasas y tarifas de destino, y se diferencian por su relación diferente a los sentidos. La distinción epistemológica entre es y debe se basa en la ciencia empírica moderna. Quien no acepta esta distinción, o bien debe postular a un ser que no es directamente o indirectamente detectable, o se debe considerar lo que debe ser perceptible.
Las normas éticas se derivan de supuestas declaraciones sobre los seres, con frecuencia pasan inadvertidos por el uso de la ambigüedad normativa y empírica de términos como "esencia", "Naturaleza", "determinación", "función", "final", "sentido" u " Objetivo alcanzado". Así, la palabra "objetivo" es incluso lo que en realidad busca una persona (Su meta es graduarse). La palabra objetivo puede referirse también a lo que debe perseguir un hombre (por ejemplo, cuando se dice de alguien que perdió el objetivo o la meta de su existencia humana).
La ambigüedad inadvertida empírico-normativa de ciertos términos conduce a falacias lógicas tales como: "La esencia de la sexualidad es la procreación. Por lo tanto, la anticoncepción no está permitida, porque no refleja la naturaleza de la sexualidad".
Tomando nota de que esto supone que se ha deducido lógicamente que el ser es una justificación de las normas aún no desesperada. Porque, además de las declaraciones normativas y de los registros, hay voluntades. La expresión de la voluntad de una persona: "No quiero ser molestado en la siguiente hora por cualquier persona" incluye el deseo de que la norma "Nadie me debe molestar en la hora siguiente" sea capaz de ser acogida y respetada por otros. El punto central será saber si la expresión de la voluntad de esa persona sea o no sea éticamente correcta, o sea simplemente un acto arbitrario que no exige un respeto absoluto por parte de otros.
La falacia naturalista
Artículo principal: Falacia naturalista.
George Edward Moore, en su obra Principia Ethica, acusa al naturalismo de cometer un error cuando infiere que algo tiene una propiedad moral a partir de que ese algo tiene tal o cual propiedad natural.[4] Por ejemplo, asumiendo que el placer es una propiedad natural, un naturalista podría sostener que las relaciones sexuales son buenas porque son placenteras.[4] Sin embargo, Moore señala que para afirmar esto, primero se necesita mostrar que todo lo placentero es bueno,[4] y esto requiere de un argumento que parece difícil de proveer. Pese al nombre de la falacia, la misma parece poder extenderse más allá del naturalismo.[4] Así, el desafío propuesto por Moore parece mostrar cómo es posible concluir legítimamente que una propiedad no moral puede identificarse o tener la misma extensión que una propiedad moral.
¿Qué ES EL BIEN, O QUE ES HACER EL BIEN?
Si consideras que hacer bien no es solo que a ti te beneficie, eso es bien a medias según nuestra Filosofía Espírita, el bien que se realiza debe ser SIEMPRE, Bien Común, o sea lo que tu consideras es bien, debe serlo también para los demás, pues si solo te beneficia a tí eso es egoísmo, pero si beneficia tanto a tí como a los demás, eso es bien común.
Se es bueno o se es malo en las acciones, sí; porque creo que lo que hay en lo profundo del corazón siempre es bien. Pero como lo más fácil es hacer el mal, y satisfacer por consiguiente sus egoísmos y orgullo, pues esto mismo imposibilita reconocer que es un ser bueno. Pero esto es solo mi opinión, veamos lo que dijeron los Espíritus de La Codificación Espírita en lo que sin lugar a dudas es la base de la Filosofía Espírita que no es otra cosa definida como bien común.
Porque tanto marullo en desarrollar nuestras vidas en todo lo contrario al bien. Si hacer el bien sería lo que alivianaría todas las cosas en la vida. Pero se le da más énfasis al mal que es lo que corrompe, lo que nos atrasa espiritualmente. Si las reglas del juego es hacer mal para de ahí lograr hacer el bien, pues esta reflexión es para definir esto.
III.- El bien y el mal
629. ¿Qué definición se puede dar de la Moral?
- La Moral es la regla para conducirse bien, vale expresar, la distinción entre el bien y el mal. Se basa en la observancia de la ley de Dios. El hombre se comporta bien cuando hace todo con miras al bien de todos, porque en tal caso está observando la ley de Dios.
630. ¿Cómo podemos distinguir el bien del mal?
- El bien es todo aquello que está de acuerdo con la ley de Dios, y el mal, todo lo que de ella se aparta. Así pues, realizar el bien es conformarse a la ley de Dios. Hacer el mal, infringir dicha ley.
631. ¿Tiene el hombre, de por sí, los medios para distinguir lo que está bien de aquello otro que estámal?
- Sí,
cuando cree en Dios y
quiere saberlo. Dios le
ha concedido la inteligencia para discernir lo uno de lo otro.
Esto es la Moral de Jesús
632. El hombre, sujeto como está al error, ¿no puede equivocarse en la evaluación del bien y el mal, y creer que hace bien cuando en realidad está haciendo mal?
- Jesús os lo dijó: Ved lo que quisierais que se os hiciese o no se os hiciese. Todo está allí. No os equivocaréis.
633. La regla del bien y el mal, que podríamos denominar de reciprocidad o de solidaridad, no se puede aplicar a la conducta personal del hombre para consigo mismo. ¿Encuentra él en la ley natural la regla de esa conducta y un guía seguro?
- Cuando coméis en exceso, esto os daña. Pues bien, Dios os está dando la medida de lo que necesitáis. Si la rebasáis, sois castigados. Lo mismo ocurre con todo. La ley natural traza al hombre la frontera de sus necesidades. Cuando la traspone, es castigado mediante el sufrimiento. Si el hombre escuchara en todas las cosas esa voz que le dice basta, evitaría la mayor parte de los males que acusa a la Naturaleza.
634. ¿Por qué está el mal en la índole de las cosas? Me refiero al mal moral. ¿No podía Dios crear a la humanidad en mejores condiciones?
- Ya te lo hemos dicho. Los Espíritus fueron creados simples e ignorantes (ver párrafo 115).
115 Tenemos en esta respuesta, de una manera clara y precisa, una exposición sucinta de lo que podemos denominar la dinámica espírita del perfeccionamiento humano. Por medio de las caídas y de las advertencias, de los riesgos corridos y de la ayuda de los buenos Espíritus, el hombre de buena voluntad irá venciendo sus malas inclinaciones y preparándose, ya en esta existencia, para una vida mejor en el futuro. Muy al contrario de desalentarnos, nuestras caídas deben ser transformadas en peldaños de la escala de nuestro mejoramiento espiritual. Conforme se advertirá, la “auto-salvación” de que nos acusan algunos religiosos no es más que el desarrollo de la voluntad y de la razón del Ser, bajo la dispensa de la gracia de Dios y mediante sus mensajeros, los Espíritus buenos. [N. de J. H. Pires.]
Dios deja
al hombre que escoja el
camino: tanto peor para él si opta por el malo… En tal caso, su
peregrinaje será más largo. Si
no hubiera montañas, el hombre no podría comprender que es posible
ascender y descender, y si no hubiese rocas no comprendería que
existen cuerpos duros. Precisa que el Espíritu coseche experiencia,
y para esto hace falta que conozca el bien y el mal. Por eso existe
la unión del Espíritu con el cuerpo (ver párrafo 119).
119. ¿No podría Dios eximir a los Espíritus de las pruebas que han de sufrir para llegar al primer orden?
- Si hubieran sido creados perfectos no tendrían méritos para disfrutar de los beneficios de esa perfección. ¿Dónde residiría el mérito, de no existir la lucha? Por otra parte, la desigualdad que entre ellos existe es necesaria a su personalidad. Además, la misión que cumplen en los diferentes grados está dentro de las miras de la Providencia, a los fines de mantener la armonía del Universo.
Kardec Comentó: Puesto que en la vida social todos los hombres pueden llegar a los primeros puestos de la función pública, cabría preguntar por qué el soberano de un país no asciende a general a cada soldado raso, por qué todos los empelados subalternos de la administración no pasan a ser funcionarios superiores y por qué, en suma, todos los escolares no se convierten en maestros. Ahora bien, una diferencia existe entre la vida social y la espiritual, y es que la primera es limitada y no permite siempre al individuo ascender todos los peldaños, al paso que la segunda no tiene límites, ofreciendo a cada cual la posibilidad de elevarse hasta el primer rango.
635. La diversidad de posiciones sociales crea nuevas necesidades, que no son las mismas para todos los hombres. La ley natural parecería, pues, no ser una regla uniforme…
- Esas diferentes posiciones existen en la Naturaleza, y según la ley del progreso. Ello no impide la unidad de la ley natural, que se aplica a todo.
Kardec Comenta: Las condiciones de existencia del hombre cambian según los tiempos y lugares. De esto resultan para él necesidades diferentes y posiciones sociales apropiadas a tales necesidades. Puesto que esa diversidad está en el orden de las cosas, es conforme a la ley de Dios, y dicha ley no deja de ser por ello una en su principio. Cabe a la razón distinguir las necesidades reales de aquellas otras que son ficticias o producto de convencionalismos.
636. El bien y el mal ¿son absolutos para todos los hombres?
- La ley de Dios es la misma para todos. Pero el mal depende, en especial, de la voluntad de hacerlo que se tenga. El bien es siempre bien, y el mal sigue siendo mal, sea cual fuere la posición en que el hombre es encuentre. La diferencia reside en el grado de responsabilidad.90
90 Las investigaciones sociológicas han motivado, en nuestro tiempo, una revaluación del concepto tradicional de la moral. Se ha comprendido que la moral es variable, por cuanto el bien en un pueblo puede ser el mal en otro, y viceversa. No obstante, RENOUVIER, en su Science de la morale, compara la moral con la matemática: es una ciencia que debe basarse en conceptos puros. Los sociólogos han confundido moral con costumbres, pero últimamente distinguieron ya, en la confusión de las costumbres, una regla general, que es la común aspiración al bien. BERGSON, en Leux sources de la morale et la religion, establece dos tipos de moral: la cerrada, que deriva de la coacción, y la abierta, que es individual y no se sujeta a las convenciones. La moral relativa es la convencional, en tanto la moral absoluta es aquella dictada por la universal aspiración al bien, por la ley de Dios grabada en las conciencias. [N. de J. H. Pires.]
637. El salvaje que cede a su instinto al nutrirse de carne humana ¿es culpable?
- He dicho que el mal depende de la voluntad. Pues bien, el hombre es cada vez más culpable, a medida que va sabiendo mejor lo que hace.
Las circunstancias dan al bien y al mal una gravedad relativa. El hombre comete a menudo faltas que, por ser el resultado de la posición en que lo colocó la sociedad, no por ello son menos reprensibles. Pero su responsabilidad está proporcionada a los medios que posee de comprender el bien y el mal. Así pues, el hombre esclarecido que comete una simple injusticia es más culpable, a los ojos de Dios, que el ignorante salvaje que se entrega a sus instintos.
638. El mal parece ser, a veces, una consecuencia de la fuerza de las circunstancias. Tal es, por ejemplo, en ciertos casos, la necesidad de destrucción, incluso de destrucción de un semejante. ¿Se puede entonces afirmar que haya infracción a la ley de Dios?
- No deja de ser el mal porque sea necesario. Pero esa necesidad desaparece conforme el alma se va depurando al pasar de una existencia a otra. Y entonces el hombre es más culpable de él, cuando lo comete, por el hecho de que lo comprende mejor.
639. El mal que hacemos ¿no es con frecuencia el resultado de la posición en que nos han puesto los demás hombres? Y en tal caso, ¿cuáles son los más culpables?
- El mal recae sobre aquel que lo ha causado. De esta manera, el hombre que es llevado al mal por la posición en que sus semejantes lo han colocado, es menos culpable que estos últimos, que han sido su causa. Porque cada cual será penado no sólo por el mal que haya hecho, sino además por el que haya provocado.
640. El que no hace mal, pero se beneficia con el mal cometido por otro, ¿tiene el mismo grado de culpabilidad?
- Es como si lo ejecutara él mismo. Beneficiarse con él equivale a participar de él. Quizá hubiera retrocedido ante la acción directa, pero si al encontrarla hecha la utiliza, es porque la aprueba y la hubiera realizado él mismo si hubiese podido, o si se hubiera atrevido.
641. El deseo del mal, ¿es tan reprensible como el mal mismo?
- Según. Hay virtud en resistir voluntariamente al mal cuyo deseo se experimenta, sobre todo cuando se tiene la posibilidad de satisfacer dicho deseo. Pero, si lo que falta es sólo la ocasión, entonces se es culpable.
642. ¿Basta con no hacer el mal para ser grato a Dios y asegurarse tal situación en el porvenir?
- No. Hay que realizar el bien, dentro del límite de las propias fuerzas. Porque cada cual responderá de todo el mal que haya hecho a causa del bien que él no realizó.
643. ¿Hay personas que, debido a la posición en que se hallan, no tengan posibilidad de practicar el bien?
- No existe nadie que no pueda hacer bien. Sólo el egoísta no encuentra jamás ocasión para ello. Basta estar en relación con otros hombres para hallar oportunidades de realizar el bien, y cada día de la vida concede esta posibilidad a quienquiera no esté cegado por el egoísmo. Porque practicar el bien no es sólo ser caritativo, sino además útil, en la medida del poder que se tenga, cada vez que nuestra ayuda pueda resultar necesaria.
644. El medio en el cual ciertos hombres se hallan ubicados ¿no es para ellos el motivo principal de muchos vicios y delitos?
- Sí, pero incluso en ello hay una prueba escogida por el Espíritu en estado de libertad. Él ha querido exponerse a la tentación a fin de ganarse el mérito de resistirla.
645. Cuando el hombre está en cierto modo sumergido en la atmósfera del vicio, ¿no se torna el mal, para él, en una fuerza que lo arrastra, casi irresistiblemente?
- “Fuerza que lo arrastra”, sí, pero “irresistiblemente”, no. Porque aun en medio de esa atmósfera viciosa encuentras a veces grandes virtudes. Éstas son la expresión de Espíritus que han tenido la fortaleza de resistir y a quienes, al mismo tiempo, les ha cabido la misión de ejercer una buena influencia sobre sus semejantes.
646. El mérito del bien que se realiza ¿está subordinado a ciertas condiciones? Dicho de otro modo, ¿hay diversos grados en el mérito del bien?
- El mérito del bien reside en la dificultad. No lo hay cuando se practica el bien sin trabajo y sin que cueste nada. Dios tiene más en cuenta al pobre que comparte su único mendrugo, que al rico que sólo da lo que le sobra. Jesús lo dijo, a propósito del óbolo de la viuda.
¿Para qué sirve el Espiritismo, sino no se predica la Moral?
El Libro de los Espíritus, claramente enfatiza la Importancia de la Moral. Y ¿Por qué algunos no predican la Moral o Bien Común justificando que la Moral es un rasgo religioso y por lo tanto no tiene cabida en el Espiritismo. Pero ¿Cómo se puede tratar de presentar el Espiritismo sin la Moral? ¿Para qué sirve entonces el Espiritismo?
Pues así fue expresado en el capítulo VIII al final del Libro de Los Espíritus.
VIII
Los Espíritus –preguntan ciertas personas- ¿nos enseñan una moral nueva, algo superior a la que Cristo predicó? Si esa moral no es otra que la del Evangelio, ¿para qué sirve entonces el Espiritismo? Este razonamiento se asemeja singularmente al del califa Omar cuando hablaba de la Biblioteca de Alejandría, diciendo: “Si no contiene más que lo que hay en el Corán, es inútil, y por tanto hay que quemarla. Y si tiene otras cosas que no estén en el Corán, es mala y, en consecuencia, es preciso quemarla también”. No: El Espiritismo no contiene una moral diferente de la de Jesús. Pero a nuestra vez preguntamos: Antes del advenimiento de Cristo, ¿los hombres no poseían su doctrina en el Decálogo? Y ¿hay que afirmar por eso que la moral de Jesús sea inútil? Preguntamos inclusive, a quienes niegan la utilidad de la moral espírita, por qué la de Cristo es tan poco practicada y por qué aquellos mismos que proclaman con justo título su sublimidad son los primeros en violar la principal de sus leyes, la de la caridad universal… Los Espíritus vienen no sólo a confirmar la moral de Jesús, sino además a mostrarnos su utilidad práctica. Tornan inteligibles y evidentes aquellas verdades que sólo habían sido enseñadas conforma alegórica. Y al lado de esa moral, los Espíritus acuden a definir los problemas más abstractos de la psicología.
Jesús llegó para mostrar a los hombres el camino del verdadero bien. ¿Por qué Dios, que le envió para recordarles su Ley olvidada, no enviaría hoy a los Espíritus a fin de recordarles de nuevo y con mayor precisión, cuando los hombres la echan al olvido para sacrificarlo todo en aras del orgullo y la codicia? ¿Quién se atrevería a trazar límites al poder de Dios y a señalarse sus vías? ¿Quién sabe si, como lo afirman los Espíritus, los tiempos predichos no se han consumado ya, y estamos llegando a aquellos en que verdades mal comprendidas o falsamente interpretadas deban ser reveladas de manera ostensible al género humano para acelerar su adelanto? ¿No hay algo de providencial en esas manifestaciones que en forma simultánea se está produciendo en todos los rincones del globo? No se trata de un solo hombre, de un profeta que acuda a advertirnos, sino que la luz surge en todas partes.
Todo un mundo nuevo se manifiesta ante nuestros ojos. Así como la invención del microscopio nos descubrió el mundo de lo infinitamente pequeño, que ni sospechábamos, y de la manera que el telescopio nos ha revelado la existencia de millares de mundos, que no sospechábamos tampoco, así también las comunicaciones espíritas nos muestran el Mundo Invisible que nos circunda, cuyos moradores se codean sin cesar con nosotros y, sin que lo sepamos, participan de todo lo que hacemos. Un poco más de tiempo y la realidad de ese mundo, que es el que nos está esperando, será tan indiscutible como la del mundo microscópico y la de los globos perdidos en el espacio. ¿Nada significa, pues, que se nos haya dado a conocer todo un mundo, que se nos iniciara en los enigmas de la vida de ultratumba? Bien es verdad que esos descubrimientos, si así se puede llamarlos, contrarían un tanto a ciertas ideas heredadas. Pero ¿acaso todos los grandes descubrimientos científicos no han igualmente modificado, trastornado incluso las ideas más acreditadas? Y ¿no ha sido preciso que nuestro amor propio se inclinara ante la evidencia? Lo mismo acontecerá con respecto al Espiritismo, y a poco andar habrá adquirido éste su derecho de ciudadanía entre los conocimientos humanos.
Las comunicaciones con los Seres de ultratumba han traído por resultado hacernos comprender la vida futura, hacérnosla ver, iniciarnos en las penas y goces que en ella nos aguardan según haya sido nuestros méritos, y, por lo mismo, reconducir al espiritualismo a aquellos que únicamente veían en nosotros materia, que nos tenían tan sólo por una maquina organizada. Por eso hemos tenido razón al afirmar que el Espiritismo ha superado al materialismo por medio de los hechos. Si únicamente hubiera producido este resultado, ya el orden social debería agradecérselo. Pero hace más: Muestra los inevitables efectos del mal y, por consiguiente, la necesidad del bien. El número de personas cuyos sentimientos ha elevado y cuyas tendencias negativas ha neutralizado, apartándolas del mal, es mayor de lo que se cree y sigue aumentando a diario. Porque para ellas el porvenir deja de ser incierto. No constituye ya una mera esperanza, sino una verdad que se comprende y se explica cuando vemos y escuchamos, a aquellos que nos dejaron, lamentándose o felicitándose de lo que hicieron en la Tierra. Quienquiera sea testigo de esto se pone a reflexionar y siente la necesidad de conocerse, de juzgarse y también de enmendarse.
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