Resurrección nunca ha existido, no es lo mismo a REENCARNACIÓN del Espíritu en la carne...¿Es o No Posible según la perspectiva Espírita la Resurrección de la carne? y además, analizamos la visión religiosa, y la opinión de la ciencia.
Constantino I al Centro y Oslo el Obispo |
La Reencarnación significa :
«La expiación y mejoramiento progresivo de la humanidad. ¿Dónde estaría sin eso la justicia?»
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Te recomiendo que leas éste artículo completo dónde presento por escrito lo que ilustro en el Vídeo. A continuación podrán referirse a lo que El Libro de Los Espíritus dice con relación a éste tema.
«La expiación y mejoramiento progresivo de la humanidad. ¿Dónde estaría sin eso la justicia?»
La Vida Eterna, es la Vida del Espíritu Puro y Perfecto, el cuál es ETERNO.
Alma es Espíritu, es el Principio Vital, y Fluido Vital, según las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo ...
Alma es Espíritu, es el Principio Vital, y Fluido Vital, y es el principio inteligente de todos los Espíritus...
Libro de los Espíritus, Capítulo IV...
#64. Hemos visto que el espíritu y la materia son dos elenientos constitutivos del universo,
¿forma un tercero el principio vital?
«Indudablemente, es uno de los elementos necesarios a la constitución del universo, pero
él a su vez tiene su origen en la materia universal modificada. Para vosotros es un elemento
como el oxígeno y el hidrógeno, que no son, empero. elementos primitivos; porque todo éso
deriva de un mismo principio».
#64a. -¿Parece resultar aquí que la vitalidad no tiene su principio en un agente primitivodistinto, sino en una propiedad especial de la materia universal debida a ciertas
modificaciones?
«Ésa es la consecuencia de lo que hemos dicho».
#65. ¿Reside el principio vital en alguno de los cuerpos que conocemos?
«Tiene su Origen en el fluido universal; es el que vosotros llamáis fluido magnético o fluido eléctrico, animalizado, y constituye el intermediario, el lazo entre el espíritu y la materia».
#66. ¿Es uno mismo el principio vital para todos los seres orgánicos?
«Sí, modificado según las especies. Es lo que les da movimiento y actividad y los distingue de la materia inerte; porque el movimiento de la materia no es la vida. La materia recibe el movimiento; pero no lo da».
El siguiente es el enlace de éste contenido sobre el tema del Principio Vital...
https://soyespirita.blogspot.com/2022/05/alma-es-espiritu-es-el-principio-vital.html
Éste es el enlace de un video complementario de Éste tema... :
Veamos la Introducción al Libro de Los Espíritus por ALLAN KARDEC... específicamente en la sección II, y cito lo siguiente : ...
Libro de Los Espíritus, Introducción, sección II...
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Ésta acepción es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de éste ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Ésta doctrina, según la cuál el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Veamos la Introducción al Libro de Los Espíritus por ALLAN KARDEC...
II
Existe otra palabra sobre la cuál es igualmente importante que nos entendamos, porque es una de las llaves maestras de toda doctrina moral y porque es causa de muchas controversias por carecer de una acepción bien deslindada; tal es la palabra alma. La divergencia de opiniones acerca de la naturaleza del alma procede de la aplicación particular que de ésta palabra hace cada uno. Un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar, evitaría muchas discusiones, y con un término para cada cosa, todos nos entenderíamos.
Según unos, el alma es el principio de la vida material orgánica no tiene existencia propia y cesa cuándo la vida cesa. Así piensa el materialismo puro. En éste sentido, y por comparación, dicen los materialistas que no tiene alma el instrumento que, por estár rajado,
no suena. En ésta hipótesis, el alma es efecto y no causa.
Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe una parte. Según éstos, todo el universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después a la muerte, cada partícula al origen común dónde se confunde con el todo, cómo los arroyos y ríos vuelven al mar de dónde salieron.
Difiere ésta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como sí nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo ésta opinión el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad. Semejante sistema es una de las variaciones del panteísmo.
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Ésta acepción es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de éste ser que sobrevive al cuerpo se
encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Ésta doctrina, según la cual el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Sin discutir el mérito de éstas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que ésas tres aplicaciones de la palabra alma constituyen tres distintas
ideas, para cada una de las cuáles sería necesario un término especial. La palabra que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción, y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que sólo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las anfibologías, preciso sería emplear la palabra alma para una sola de las tres indicadas ideas, y siendo la cuestión principal la de que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que éste es un punto convencional. Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción más vulgar, y por éste motivo llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
Aunque éste ser no existiera, aunque fuese producto de la imaginación, no sería menos necesario un término que lo representara.
En defecto de ésta palabra especial para cada una de las otras dos acepciones, llamamos:
*** Principio vital, al principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea su origen;
*** Principio Común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aún haciendo abstracción de la
facultad de pensar. La palabra vitalidad no respondería a la misma idea. Para unos, el principio vital es una propiedad de la materia, un efecto que se produce desde que la materia se encuentra en ciertas circunstancias determinadas; para otros, y ésta es la idea más vulgar, reside en un fluido especial, universalmente esparcido y del cuál absorbe y se asimila cada ser una parte, durante la vida, como, según vemos, absorben la luz los cuerpos inertes. Sería éste el fluido vital que, admitiendo ciertas opiniones, es el mismo fluido eléctrico animalizado, designado también con los nombres de fluido magnético, fluido nervioso, etcétera.
Como quiera que sea, existe un hecho indiscutible, porque resulta de la observación, que los seres orgánicos tienen en sí mismos una fuerza íntima que produce el fenómeno de la vida, mientras existe aquélla; que la vida material es común a todos los seres orgánicos, y que es independiente de la inteligencia y del pensamiento; que éste y aquélla son facultades propias de ciertas especies orgánicas, y, en fin, que entre las especies orgánicas dotadas de inteligencia y pensamiento, existe una que lo está de un sentimiento moral especial que le da una superioridad incuestionable sobre las otras. Ésta es la Especie Humana.
Concibese que con una acepción múltiple, el alma no excluye el materialismo, ni el panteísmo.
El mismo espiritualista puede perfectamente aceptar el alma en una u otra de las dos primeras acepciones, sin perjuicio del ser inmaterial, al que dará entonces otro nombre cualquiera. Así, pues, la palabra que nos viene ocupando no es representativa de una opinión determinada: es un Proteo que cada cuál transforma a su antojo, y de aquí el origen de tantas interminables cuestiones.
Evitaríase igualmente la confusión empleando la palabra alma (es el Principio Vital, es la vida del ser o Espíritu encarnado) en aquéllos tres casos, pero añadiéndole un calificativo que especificase el aspecto en que se la toma, o la acepción que quiere dársele.
Sería entonces un vocablo genérico, que representaría simultáneamente el principio de la vida material, el de la inteligencia y el del sentido moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como distinguimos los gases, añadiendo a la palabra gas los calificativos hídrógeno, oxígeno o ázoe (Nitrógeno). Pudiera, pues, decirse, y ésto sería lo más acertado, el alma vital por el principio de la vida material, el alma intelectual por el principio inteligente y el alma espiritista por el principio de nuestra individualidad después de la muerte. Según se ve, todo ésto se reduce a una cuestión de suma importancia para entendernos.
Conformándonos con aquella clasificación, el alma vital sería común a todos los seres orgánicos: las plantas, los animales y los hombres; el alma intelectual propia de los animales y de los hombres, perteneciendo el alma espiritista al hombre únicamente.
Hemos creído deber nuestro insistir tanto más en éstas explicaciones, por cuánto la doctrina espiritista está naturalmente basada en la existencia en nosotros mismos de un ser independiente de la materia que sobrevive al cuerpo. Debiendo repetir frecuentemente la palabra Alma o Principio Vital en el curso de ésta obra, importaba fijar el sentido que le damos para evitar así las equivocaciones.
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Alma (2) Inmortal Espírita, es inmaterial, es preexistente y siempre sobrevive a la muerte física del cuerpo. El Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo que se sostiene con los contenidos de los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec, define ¿Qué es el Alma?, es el Elemento Vital definido en el Espiritismo, establece la razón de la Existencia del Alma Inmortal, prexisten e inmaterial que es lo mismo que el Espíritu.
Se define además, porque existe el Alma y dónde está localizada en el cuerpo físico. El Espiritismo se sostiene en sus creencias en la Existencia del Alma Inmortal, individual e inmaterial. El que predique algo diferente a lo que dijeron los Espíritus y que además, quedó por escrito, no son considerados Espiritistas, sino Espiritualistas, que no es lo mismo a ser Espiritista Verdadero.
https://soyespirita.blogspot.com/2016/04/alma-inmortal-espirita.html
Alma 1
https://www.soyespirita.blogspot.com/2011/02/las-almas-y-los-espiritus-son-pues-una.html
Alma 2
https://soyespirita.blogspot.com/2016/04/alma-inmortal-espirita.html
Alma, Principio Vital, y Fluido Vital, según las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo...
Ver mi vídeo sobre éste tema : "Alma, Principio Vital, y Fluido Vital, según las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo, éste es un Estudio del Libro de Los Médiums sobre la Moral - Programa #3, Soy Espírita" en YouTube, Frank Montañez,
Te invito a ver y compartir mí vídeo sobre éste...
Resurrección
Pero la concepción bíblica del término «resurrección»,[2] que experimentó una evolución lenta a través de la Biblia hebrea, de los libros griegos del Antiguo Testamento, y del Nuevo Testamento, y que continúa presente en el Judaísmo, en el Cristianismo, y en el Islam, no tiene punto de comparación con el ideario antiguo de inmortalidad típico, por ejemplo, de la concepción griega. Entendida en las Sagradas Escrituras primero como rescate del šeol, en algunos casos como retorno a la vida anterior, y luego como continuidad en la vida eterna de toda la persona humana, el vocablo «resurrección» termina por asumir con el cristianismo su acepción por antonomasia: la resurrección de Jesucristo, resultante de la experiencia de la Pascua, de la cual sigue por extensión la resurrección de los hombres. Este punto, debatido desde las primeras comunidades seguidoras de Jesús de Nazaret hasta nuestros días, es -sin dudas- el centro y piedra angular de la fe cristiana, tal como lo expresó taxativamente Pablo de Tarso a la comunidad griega de Corinto, renuente a creer en la resurrección de los muertos: «Si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es también nuestra fe» (I Corintios 15:14).
«La resurrección» en la Biblia
«La resurrección» en la Biblia hebrea – Antiguo Testamento
Dios como señor de la muerte y de la vida
En la Biblia hebrea no aparece ninguna referencia directa a la mitología de la resurrección o a los rituales que la acompañan. Se considera que Dios es «el único señor de la vida y de la muerte»:- «Él, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias, rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura» (Salmo 103[102]:3-4).
- «Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa; pues no has de abandonar mi alma al šeol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa» (Salmo 16[15]:9-10).
Vivificación de los muertos en la Biblia hebrea
- La resurrección del hijo de la viuda de Sarepta por mediación del profeta Elías (1Reyes 17:17-23).
- La resurrección del hijo de la sunamita por mediación del profeta Eliseo (2Reyes 4:31-37).
- Finalmente, un cadáver que fue arrojado apresuradamente en la tumba del propio Eliseo volvió a la vida al tocar los huesos del profeta (2 Reyes 13:20-21).
«La resurrección» del pueblo de Dios
La Biblia hebrea también hace referencia a la «resurrección» con un sentido metafórico, implicando una verdadera liberación. Por ejemplo:Después de vivir la prueba del exilio, el profeta anuncia que Dios restaurará a Israel. Para ello, se utiliza la imagen de los huesos secos que se revisten de carne y nervios y vuelven a la vida (Ezequiel 37:1-14). La Biblia de Jerusalén sugiere que este pasaje orienta por primera vez hacia la idea de una resurrección individual de la carne.
Devolverá la vida a los muertos, hará que se levanten sus cadáveres, que se despierten los que están acostados sobre el polvo (Isaias 26:19)
Resurrección del Espíritu, ¿Es posible que esto pueda ocurrir?, según el Espiritismo....
Resurrección de la carne
1010 El dogma de la resurrección de la carne, ¿es la consagración de el de la reencarnación enseñado por los espíritus?
«¿Cómo queréis que no sea así? Sucede con esas palabras lo que con muchas otras, y es que sólo parecen absurdas a ciertas personas, porque se las toma literalmente, y por semejante razón engendran la incredulidad. Pero dadles una interpretación lógica, y aquellos a quienes llamáis libres pensadores la admitirán sin dificultad, por lo mismo que reflexionan; porque no lo dudéis, esos libres pensadores no desean otra cosa que creer. Tienen como los demás, acaso más sed del porvenir, pero no pueden admitir lo que la ciencia rechaza. La Doctrina de la pluralidad de existencias es conforme a la justicia de Dios; sólo ella puede explicar lo que es inexplicable sin ella. ¿Cómo queréis, pues, que ese principio no esté consignado en la misma religión?» -
¿Así, pues, la misma Iglesia con el dogma de la resurrección de la carne, enseña la doctrina de la reencarnación?
«Evidentemente. Por otra parte, esa doctrina es consecuencia de muchas cosas que han pasado desapercibidas, y que, dentro de poco, serán comprendidas en este sentido. No tardará mucho en reconocerse que el espiritismo salta a cada paso del texto mismode las Escrituras sagradas. Los espíritus no vienen, pues, a destruir la religión, como pretenden algunos; vienen, por el contrario, confirmarla, a sancionarla con irrecusables pruebas. Más como ha llegado el tiempo de no usar ya el lenguaje figurado, se expresan sin alegorías, y da a las cosas un sentido claro y preciso que no puede ser objeto de ninguna falsa interpretación. He aquí porque, dentro de poco, tendréis gentes más sinceramente religiosas y creyentes que no tenéis hoy.» SAN LUIS
En efecto, la ciencia demuestra la imposibilidad de la resurrección según la idea vulgar. Si los restos del cuerpo humano continuasen siendo homogéneos, aunque fuesen dispersados y reducidos a polvo, aún se concebiría su reunión en un tiempo dado; pero no pasan así las cosas. El cuerpo está formado de elementos diversos: oxígeno, hidrógeno, ázoe, [Nitrógeno] carbono, etc.; por medio de la descomposición, estos elementos se dispersan, pero para servir a la formación de nuevos cuerpos, de modo, que la misma molécula de carbono, por ejemplo, habrá entrado en la composición de muchos miles de cuerpos diferentes hablamos tan solo de los humanos, sin contar todos los animales); que tal individuo tiene quizá en su cuerpo moléculas que pertenecieron a los hombres de las edades primitivas; que las mismas moléculas orgánicas que absorbéis en los alimentos, provienen quizás del cuerpo de algún individuo a quién habéis conocido, y así sucesivamente. Siendo definida la cantidad de la materia, e indefinidas sus transformaciones, ¿cómo cada uno de estos cuerpos podrán reconstituirse con los mismos elementos? Esto envuelve una imposibilidad material. No puede, pues, admitirse racionalmente la resurrección de la carne más que como una figura que simboliza el fenómeno de la reencarnación y entonces nada en ella repugna a la razón, nada que esté en contradicción con los datos de la ciencia. Verdad es que según el dogma de la resurrección no ha de verificarse hasta el fin de los tiempos, mientras que según la doctrina espiritista tiene lugar cada día; pero ese cuadro del juicio final ¿no es también una grande y bella figura que oculta, bajo el velo de la alegoría, una de esas verdades inmutables, para la que no existirán escépticos cuando sea explicada en su verdadero sentido? Medítese bien la teoría espiritista sobre el programa de las almas, y sobre su muerte a consecuencia de las diferentes pruebas que han de sufrir, y se verá que, exceptuando la simultaneidad, el juicio que las condena o absuelve no es una ficción como creen los incrédulos. Observamos también que es consecuencia natural de la pluralidad de mundos, hoy completamente admitida, al paso que, según la doctrina del juicio final, la Tierra es el único mundo que se juzga habitado. A. K.
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