El siguiente es el enlace de éste contenido en relación al tema de las Manifestaciones Espontáneas que no están avaladas por las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero.
Sabemos que los Espíritus que buscan incorporar los cuerpos de los Médiums, lo hacen con Médiums Naturales, no Moralizados como lo son los Espíritus Obsesores por la Ley de Afinidad o simpatías afines … y éstos Médiums Naturales, no están preparados para evaluar las comunicaciones que reciben de Espíritus que semanifiestan espontaneamente, sin ni siquiera ser llamados.
Pero Allan Kardwc se encargó de dejar por escrito el que no debemos estár repitiendo las estupideces que Espiritus irrespetuosos que se manifiestan espontaneamentessin ser llamados.
Veamos lo publicado en la Revista Espírita de 1859 por Allan Kardec.
El siguiente contenido fue Extraído del artículo publicado el:
6 de septiembre de 2022 Paulo Degering R Jr.
Artículo titulado:
https://www.geolegadodeallankardec.com.br/es/artigos/articulo-de-opinion/debemos-publicar-todo-los-espiritus-dijeron-2/
A continuación el texto original...
“Las penas del joven Werther” es una novela epistolar de Goethe, de 1774, en la que su protagonista, un joven de la alta aristocracia alemana, intercambia correspondencia con un amigo llamado William, contándole sus viajes y experiencias cotidianas (ver párrafo introductorio del artículo), hasta conocer a la bella Charlotte.
Aunque tanto Werther como Charlotte están, de hecho, viviendo una historia de amor, el chico no puede ser completamente correspondido por su amada, ya que ella está casada con otro hombre. Werther, por su parte, no ve otra salida y pone fin a su vida disparándose en la cabeza. El momento de su suicidio es uno de los episodios más emotivos del libro y, considerado por muchos, de la historia de la literatura.
El tono realista e inquietante de la novela causó un verdadero revuelo entre los jóvenes de la época, quienes, atraídos por el espíritu apasionado y depresivo de su respectivo protagonista, decidieron seguir el mismo camino, poniendo fin a sus propias vidas. Hubo un gran número de suicidios relacionados con la lectura de la pequeña-gran novela de Goethe, convirtiéndose rápidamente en una obra maldita para la iglesia. En psicoanálisis se creó un término denominado Efecto Werther, en referencia al personaje y caracterizado por su fenomenología suicida.
¿Y qué tiene que ver esta historia con los espíritus? ¡Por qué, todo! Goethe fue una personalidad de un Espíritu encarnado – Espíritu que, dicho sea de paso, más tarde se mostró muy apenado por las ideas arrojadas a las mentes incautas, cuando, en 1859, evocado por Kardec, responde así, tal como se presenta en la Revista Espírita de ese año:
12. ─ ¿Qué opinas de Werther?
─ Ahora desaprobé el resultado.
13. ─ ¿No habría hecho mucho daño este trabajo exaltando las pasiones?
─ Lo hizo, y causó desgracias.
14. ─ Fue la causa de muchos suicidios. ¿Eres responsable de eso?
─ Debido a que una mala influencia se extendió sobre mí, precisamente por eso todavía sufro y me arrepiento.
Somos responsables de lo que decimos y, si no podemos ser plenamente responsables de las acciones que otros realizan como consecuencia de las nuestras -ya que es la autonomía y la voluntad del otro elegir entre actuar de tal o cual manera- somos , al menos, en gran parte responsable de inducir a otras mentes a los errores de las imperfecciones que a menudo se interponen en nuestro camino.
Por eso, seguimos esta breve reflexión, presentando, íntegramente, un artículo de Allan Kardec, en la Revista Espírita de noviembre de 1859 – “¿Debemos publicar todo lo que dicen los Espíritus”?
Esta pregunta nos la hizo uno de nuestros corresponsales.
Le respondemos de la siguiente manera:
¿Sería bueno publicar todo lo que dicen y piensan los hombres?
Cualquiera que tenga una noción del Espiritismo, por superficial que sea, sabe que el mundo invisible está compuesto por todos aquellos que dejaron la envoltura visible en la Tierra. Pero despojándose del hombre carnal, no todos, por eso mismo, se visten con el manto de los ángeles. Hay, por tanto, Espíritus de todos los grados de conocimiento e ignorancia, de moralidad e inmoralidad. Esto es lo que no debemos perder de vista. No olvidemos que entre los Espíritus, como en la Tierra, existen seres frívolos, desatentos y juguetones; falsos sabios, vanidosos y orgullosos de conocimientos incompletos; hipócritas, malévolos y, lo que nos parecería inexplicable, si de alguna manera no conociéramos la fisiología de este mundo, hay sensuales, villanos y libertinos que se arrastran por el lodo. Junto a ellos, como en la Tierra, existen seres buenos, humanos, benévolos, iluminados, dotados de sublimes virtudes. Sin embargo, como nuestro mundo no está ni en la primera ni en la última posición, aunque está más cerca de la última que de la primera, se sigue que el mundo de los espíritus abarca seres más avanzados intelectual y moralmente que nuestros hombres más ilustrados, y otros que están en una posición inferior a la de los hombres más bajos.
Como estos seres tienen un medio patente de comunicarse con los hombres y de expresar sus pensamientos por signos inteligibles, sus comunicaciones deben reflejar efectivamente sus sentimientos, sus cualidades o sus vicios.
Según el carácter y la elevación de los Espíritus, las comunicaciones pueden ser frívolas, triviales, groseras y hasta obscenas, o marcadas por la elevación intelectual, la sabiduría y la sublimidad. Se revelan por su propio lenguaje. De ahí la necesidad de no aceptar ciegamente todo lo que proviene del mundo oculto, y someterlo todo a un severo control. Con las comunicaciones de ciertos espíritus, al igual que con los discursos de ciertos hombres, se podría hacer una colección muy poco edificante. Tenemos ante nuestros ojos una pequeña obra inglesa, publicada en América, que es prueba de ello. Se puede decir que una dama no lo recomendaría para leerle a su hija. Por lo tanto, no lo recomendamos a nuestros lectores.
Hay gente que encuentra esto gracioso y divertido. Deja que se deleite en la intimidad, pero mantenlo para ellos. Lo que es aún menos concebible es que se jacten de obtener comunicaciones indecorosas. Esto es siempre un indicio de simpatías que no pueden ser motivo de vanidad, sobre todo cuando estas comunicaciones son espontáneas y persistentes, como les sucede a ciertas personas. Esto no nos permite en absoluto hacer un juicio apresurado de su moralidad actual, porque conocemos personas afligidas por este tipo de obsesión, a las que su carácter no se presta de ninguna manera. Sin embargo, como todo efecto, éste también debe tener una causa, y si no la encontramos en la existencia presente, debemos buscarla en la experiencia anterior. Si esta causa no está dentro de nosotros, está fuera de nosotros. Sin embargo, siempre hay una razón por la que estamos en esta situación, incluso si esa razón es solo una debilidad de carácter. La causa es conocida, depende de nosotros hacerla
cesar.
Además de estas comunicaciones francamente malas, que escandalizan a cualquier oído un poco delicado, hay otras que son simplemente triviales o ridículas. ¿Habrá algún inconveniente en publicarlos? Si se publicitan por lo que valen, solo habrá un mal menor. Si se estudian como un estudio del género, con las debidas precauciones y con los necesarios comentarios y restricciones, pueden ser incluso instructivas, en la medida en que contribuyen a conocer el mundo espírita en todos sus matices. Con prudencia y habilidad se puede decir cualquier cosa. El mal está en presentar como graves cosas que chocan con el sentido común, la razón o las conveniencias. En este caso, el peligro es mayor de lo que piensas.
Para empezar, tales publicaciones tienen el inconveniente de engañar a quienes no están en condiciones de examinarlas y discernir lo que es verdadero y lo que es falso, especialmente en una materia tan nueva como el Espiritismo. En segundo lugar, son armas provistas a los opositores, que no pierden la oportunidad de sacar de ese hecho argumentos contra la alta moralidad de la enseñanza espírita, porque, una vez más, el mal está en presentar seriamente cosas notoriamente absurdas. Algunos incluso pueden ver una profanación en el papel ridículo que damos a ciertos personajes justamente venerados, a los que les atribuimos un lenguaje indigno de ellos. Las personas que han estudiado la ciencia del espíritu en profundidad saben qué actitud se debe adoptar en tales casos. Saben que los espíritus burlones no tienen el menor escrúpulo en adornarse con nombres respetables, pero también saben que estos espíritus sólo abusan de los que les gusta ser abusados y que no saben o no quieren destruir sus artimañas por medio de control ya conocido. El público, que ignora esto, sólo ve una cosa: un disparate ofrecido a su admiración como si fuera cosa seria, y por eso se dice a sí mismo que si todos los espiritistas son así, no desprecian el epíteto con que fueron otorgados. Sin la menor duda, tal juicio es precipitado. Con razón acusas a sus autores de ligereza y les dices: estudien el asunto y no examinen sólo una cara de la medalla. Hay, sin embargo, tanta gente que juzga a priori, sin molestarse en levantar una pajita, especialmente cuando no hay buena voluntad, que es necesario evitar todo lo que pueda darles motivo de censura, considerando que si la mala voluntad se une a ceden a la malevolencia, que es demasiado común, estarán encantados de encontrar algo que criticar.
Más tarde, cuando el Espiritismo sea popularizado, más conocido y comprendido por las masas, tales publicaciones no tendrán más influencia que la que tendría hoy un libro de herejías científicas. Hasta entonces, la cautela nunca estaría de más, porque hay comunicaciones que en esencia pueden dañar la causa que se quiere defender, en una escala mucho mayor que los rudos ataques y heridas de ciertos adversarios. Si algunos se hicieran con ese fin, no tendrían menos éxito. El error de algunos autores es escribir sobre un tema antes de haberlo profundizado lo suficiente, dando lugar así a una crítica razonada. Se quejan del juicio imprudente de sus antagonistas, sin prestar atención al hecho de que muchas veces son ellos quienes revelan su punto débil. Además, a pesar de todas las precauciones, sería presuntuoso suponer que están a salvo de toda crítica, al principio porque es imposible complacer a todos; luego, porque hay quienes se ríen de todo, hasta de las cosas más graves, unos por su condición, otros por su carácter. Se ríen mucho de la religión. No es de extrañar, por tanto, que se rieran de los espíritus, a quienes no conocen. Si tan solo estos chistes fueran ingeniosos, habría compensación. Desgraciadamente, por lo general no brillan por su finura, por su buen gusto, ni por su urbanidad, mucho menos por su lógica. Hagamos, pues, lo mejor que podamos, poniendo de nuestro lado la razón y la conveniencia, y así traeremos también de nuestro lado a los burladores.
Estas consideraciones serán fácilmente comprendidas por todos, pero hay una no menos importante, pues se refiere a la naturaleza misma de las comunicaciones espíritas, y por eso no debemos omitirla. Los espíritus van donde encuentran simpatía y donde saben que serán escuchados.. Las comunicaciones groseras e inconvenientes, o simplemente falsas, absurdas y ridículas, sólo pueden emanar de espíritus inferiores.
El simple sentido común así lo indica. Estos espíritus hacen lo que hacen los hombres que se ven complacidos en ser escuchados. Se apegan a aquellos que admiran sus locuras y, a menudo, se apoderan de ellos y los dominan hasta el punto de la fascinación y la subyugación.
La importancia que la publicidad otorga a sus comunicaciones les atrae, emociona y anima. La única forma verdadera de ahuyentarlos es demostrarles que no nos engañamos, rechazando sin piedad, como apócrifo y sospechoso, todo lo que no es racional; todo lo que desmiente la superioridad atribuida al Espíritu que se manifiesta y cuyo nombre usa. Entonces, cuando ve que está perdiendo el tiempo, se aleja.
Creemos haber respondido satisfactoriamente a la pregunta de nuestro corresponsal sobre la conveniencia y oportunidad de ciertas publicaciones espíritas. Publicar sin examen, o sin corrección, todo lo que procede de esta fuente, sería, a nuestro juicio, una falta de discernimiento.. Esta es, al menos, nuestra opinión personal, que sometemos a la apreciación de quienes, desinteresados en la materia, puedan juzgar imparcialmente, dejando de lado cualquier consideración particular. Como todos, tenemos derecho a decir nuestra forma de pensar sobre la ciencia que es objeto de nuestros estudios, y a tratarla a nuestra manera, sin pretender imponer nuestras ideas a nadie, ni presentarlas como leyes. . Los que comparten nuestra forma de verlo porque creen, como nosotros, estar con la verdad. El futuro mostrará quién está equivocado y quién tiene razón.
Si somos responsables de nuestros actos, no lo somos menos de propagar ideas falsas o dañinas, fruto del pensamiento ajeno, por una ostensible falta de cuidado y estudio. Estamos ante el Espiritismo, y este asunto es serio. No hagamos en esta materia menos de lo necesario, que es estudiarla sin cesar, en todo su contexto, nunca dando como afirmaciones finales lo que no hayamos encontrado concluido en las tesis doctrinales. Siempre recordamos que el propio Allan Kardec dejó varios temas abiertos, por la imposibilidad de avanzar en ellos en ese momento, pero instamos a que esto no sea motivo para aceptar a la ligera cualquier comunicación posterior como complemento a estos asuntos, pues, sin la conocimiento y la metodología necesaria, cometeríamos el error de no observar todo lo que Kardec apunta en el texto anterior, resumen de años de estudio frente al Espiritismo.
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Hasta aquí el contenido citado anterior...
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Continuemos con el tema:
La Afinidad y la IDENTIDAD de Los Espíritus : Espíritus EVOLUCIONADOS en el Espiritismo, están bien definidos, y los evaluamos con el tema de la Identidad de los Espíritus en el Libro de Los Médiums, en temas como las Mistificaciones y la Escala Espírita.
IDENTIDAD DE LOS ESPÍRITUS, según el Libro de los Espíritus y el de Los Médiums
¿Cómo reconocer Espíritus Buenos y los Malos Espíritus.?, según el Libro de Los Espíritus, introducción, libro de los Médiums, ítem #255 al ítem #267.1-26, (Todos sus incisos), y el ítem #268.1-28 (Todos sus incisos). Además, los ítems #93 al #96, Identidad de los Espíritus, del Libro ¿Qué es el Espiritismo? Capítulo II. Todas éstas referencias mensionadas nos ayudan a definir la IDENTIDAD de los Espíritus.
https://soyespirita.blogspot.com/2019/08/identidad-de-los-espiritus-como.html
Por lo tanto, ésa es una característica de un Espíritu Inferior, y éso es así cuándo ése espíritu se contradice en lo que dice.
Soy Frank Montanez, SEPC,
Soy Espírita por Convicción
He revisado este contenido, y considero que ésta información debe se compartida todas las veces posibles, de modo que los nuevos adeptos del Espiritismo Verdadero Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo sepan éstas diferencias...
Te invito a compartir ésta información con familiares y amigos, esto le hará mucho bien en su Adelantamiento Moral, Intelectual e Individual de sus Espíritus ...
Comprendo que los Religiosos de Fe Ciega, no están de acuerdo a éstos argumentos, pero tanto derecho tienen ellos, los de Fe Ciega, como tenemos los Espíritas Verdaderos en nuestras intenciones de Educar El Espíritu encarnado, éso es un hecho, no importa que no estés de acuerdo, pero te damos la oportunidad de refleccionar y renuncies a la Religiosidad de Fe Ciega.
Ninguna Religión te conduce a Dios, te hace religioso de Fe Ciega, entonces pierdes el tiempo en ésta existencia. De hecho todas tús previas existencias, no han logrado que tú Espíritu adelante.
La fe ciega es la confirmación de que has echado a un lado o que has abdicado a tú derecho a ejercer tú libre Albedrío o tú libertad a pensar.
Dios nos dio a todos los Espíritus encarnados y desencarnados la libertad a pensar, el Libre Albedrío, que será por toda la eternidad, pero apegarte a una Religión, es rechazar tú derecho a pensar.
¿Porqué sí la religión es buena ante Dios, él no creó ningúna religión, y la esencia de un religioso es no reclamar su derecho a pensar.
Los Espiritistas Verdaderos no predicamos a Cristo nacido en Belén, sino a Jesús nacido en Nazaret. Jesús nunca fue cristiano y menos católico.
No existía el Cristianismo en el tiempo de Jesús, entonces que nadie se moleste. Amo a Jesús el Nazareno y su bello mensaje de AMOR UNIVERSAL, deja atrás la Religión y la Religiosidad... que te alejan de Dios...
Ninguna Religión te lleva a Dios... el Espiritismo proclama que TODAS las Religiones son Instrumentos de Dominación. (Libro de Génesis, espiritista, capítulo 1, #8)
... No necesitamos éso ...
Tema: Religión y Religiosidad, ¿Cómo se definen éstos términos o conceptos en el Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo? Éso lo discuto en el artículo que acompaño a continuación, sólo das click al siguiente enlace del Tema : El Espiritismo no es una Religión...
El Espiritismo no es una Religión y cree en que los Espíritus evolucionan y no se quedan estancados.
Los Espíritus Emmanuel, André Luíz, Joanna de Ángelis, Francisco de Asís, Ismael, Bezerra de Menezes, Manoel Philomeno de Miranda, Chico Xavier, Divaldo Pereira Franco, ninguno son Espiritus Evolucionado en el Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo.
Te invito a leer en el Libro de Los Espíritus...
Ítem § 259. El medio que se emplea algunas veces con buen resultado para asegurar la identidad, cuándo el Espíritu que se comunica es sospechoso, consiste en hacerle afirmar, "en nombre de Dios Todopoderoso", que es el mismo que se nombra. Sucede a menudo que el que toma un nombre supuesto retrocede ante un sacrilegio, y después de haber empezado a escribir: "Yo afirmo, en nombre de…", se para y traza con cólera líneas insignificantes, o rompe el lápiz; sí es más hipócrita, evade la cuestión por una restricción mental, escribiendo por ejemplo: "Os certifico que digo la verdad"; o bien: "Atestiguo en nombre de Dios 1, que soy yo el que os hablo", etc.
Pero los hay que no son tan escrupulosos y juran todo lo que se quiere. Uno de ellos se comunicó a un Médium diciendo que era "Dios" y el médium, muy honrado por tan alto favor, no vaciló en creerle. Evocado por nosotros no se atrevió a sostener tal impostura, y dijo: Yo no soy Dios 1, pero soy, su hijo. Entonces, ¿sois Jesús? Ésto no es probable porque Jesús está colocado muy alto para emplear un subterfugio. ¿Os atrevéis, pues, a afirmar, en nombre de Dios que sois Cristo? Yo no digo que sea Jesús; yo digo que soy el hijo de Dios 1, porque soy una de sus criaturas. Debe deducirse de ésto que sí rehúsa un Espíritu el afirmar su identidad en nombre de Dios, es siempre una prueba manifiesta de que el nombre que ha tomado es una impostura, pero que la afirmación sólo es una presunción y no una prueba cierta.
Éstos son mís Enlaces de temas publicados en las redes sociales... Te invito a verificar mís artículos publicados, sobre temas del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo...
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Te invito a compartir éste contenido con los que creen que Emmanuel, André Luiz, Joanna de Ángelis, Francisco de Asis, Dr. BEZERRA de Menezes y Chico Xavier que nunca han sido Espíritus EVOLUCIONADOS, que sí se contradicen, y mistifican las enseñanzas del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo 🌍.
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Las Manifestaciones Espontáneas de Espíritus, están prohibidas en el libro de Los Médiums, item #269. Los Presentimientos o las Premoniciones son Pensamientos, Secretos de Dios, que no pueden revelarse, cuándo se refieren a terceros.
Sin embargo son perfectamente aceptados, cuándo la información que se revela en los pensamientos, aunque sea de lo que va a ocurrir, es para beneficio de la misma persona que los recibe, porque sólo Espíritus Buenos y Espíritus Protectores y Guías revelan el futuro, como forma de protección a sus protegidos.
Manifestaciones Espontáneas no son parte de las enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero. _______________________
Otra vez, las manifestaciones espontáneas se repiten a través del Libro de Los Mediums, y se enfatiza que no son parte de las enseñanzas del Espiritismo. (Artículos #159, #160, #161, #162, #269 y #303).
Aquí es una contradicción que delata a un espíritu Embustero, pues los espíritus que se contradicen no son espíritus "Superiores". Los Espíritus realmente "Superiores", no se contradicen con las enseñanzas del Espiritismo. Ésto lo advirtió, el Espíritu de Verdad a Allan Kardec en el artículo #268.
Se reconocen a los Espiritualistas, cuándo defienden y citan a Espíritus como Emmanuel, y André Luiz, muy conocidos en Brasil 🇧🇷, el Espiritu Ismael de Brasil 🇧🇷, Joanna de Ángelis, guía Espiritual de Divaldo Pereira Franco, Chico Xavier, Dr. Adolfo Bezerra de Menezes, todos se tiene evidencia que se equivocaron en más ➕ de una ocasión, con las enseñanzas del Espiritismo Verdadero.
¿Porqué pasarle la mano y citar a Espíritus que no han evolucionado todavía, que se contradicen, que se imponen y mistifican en el Espiritismo, pisoteando las bellas enseñanzas y creencias del Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo 🌍, el Verdadero?.
Dios no permitiría que Espíritus NO EVOLUCIONADOS, fueran nuestros guías hacia el Bien Comun, Dios es Dios un Dios de orden, de justicia ⚖ que promueve el Bien Común.
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Acerca de las evocaciones
Consideraciones
generales
Item § 269. Los Espíritus pueden comunicarse en forma espontánea, o bien en respuesta a nuestro llamado, es decir, presentándose mediante
la evocación. Algunas personas piensan que no
debemos evocar a ningún Espíritu, sino que es preferible esperar la llegada de
cualquiera que desee comunicarse. Se basan en la opinión de que, cuándo
llamamos a un Espíritu determinado, no podemos tener la certeza de que sea él
mismo quién se presenta, mientras que aquél que acude espontáneamente, por su
propia iniciativa, prueba mejor su identidad, puesto que de ése modo manifiesta
el deseo que tiene de conversar con nosotros. Por nuestra parte, opinamos que eso es un error. Primero, porque siempre estamos rodeados
de Espíritus, la mayoría de las veces de condición inferior, que no desean otra
cosa que comunicarse. En segundo lugar,
y precisamente por esa razón, el hecho de que no llamemos a ningún Espíritu en particular equivale a abrir la puerta a todos los que
quieran entrar.
En una asamblea, no ceder la palabra a nadie implica dejarla
libre a cualquiera, y se sabe lo que de ahí puede resultar. El llamado directo que se hace a un
Espíritu determinado establece un vínculo entre él y nosotros. Lo convocamos
porque es nuestro deseo, y de ése modo oponemos una especie de barrera a los
intrusos. Sí no existiera un llamado directo, la mayoría de las veces un
Espíritu no tendría motivo alguno para acercarse a nosotros, a menos que fuera
nuestro Espíritu familiar. Ambas maneras de actuar tienen sus ventajas, y el
único inconveniente radicaría en que alguna de ellas fuera excluida de manera
absoluta. Las comunicaciones espontáneas no acarrean ningún inconveniente sí mantenemos el control de los Espíritus y estamos seguros de que los malos no lograrán dominarnos.
En ése caso, por lo general es útil aguardar la buena voluntad de los que están
dispuestos a manifestarse, porque su pensamiento no sufre ninguna presión, y de
ésa manera se pueden obtener cosas admirables. En cambio, puede suceder que el
Espíritu a quién se llama no esté dispuesto a hablar, o no sea capaz de hacerlo
en el sentido deseado. El análisis escrupuloso que hemos aconsejado es, además, una garantía
contra las malas comunicaciones. En las reuniones regulares, sobre
todo en aquellas en las que se realiza un trabajo continuado, siempre hay
Espíritus habituados a concurrir sin que se los llame, justamente porque están
prevenidos a causa de la regularidad de las sesiones. A menudo toman la palabra
de manera espontánea, para tratar un tema cualquiera, desarrollar una
proposición o prescribir lo que se debe hacer, en cuyo caso son fácilmente
reconocibles, sea por la forma del lenguaje, que es siempre idéntico, sea por
la escritura, o bien por ciertos hábitos que les son peculiares.
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Item § 273. Por lo general, a los Médiums se los busca mucho más para las evocaciones de interés privado que para las comunicaciones de interés general. Ésto se explica por el muy natural deseo que todos tenemos de conversar con los seres que nos son queridos. Al respecto, consideramos que es preciso hacer varias recomendaciones importantes a los médiums. En primer término, que sólo respondan a ése deseo con mucha
reserva cuándo se trate de personas de cuya sinceridad no estén completamente seguros, y que estén precavidos contra las trampas que personas malintencionadas podrían tenderles. En segundo término, que no se presten a esas evocaciones bajo ningún pretexto si perciben que el objetivo es la curiosidad o el interés, y no una intención sería de parte del evocador. Además, que se nieguen a hacer preguntas improductivas o que excedan el ámbito de las que racionalmente se pueden dirigir a los Espíritus. Las preguntas deben ser formuladas con claridad y precisión, sin segundas intenciones, a fin de que se obtengan respuestas categóricas. Por
consiguiente, es necesario descartar todas las preguntas que tengan carácter insidioso, porque sabemos que a los Espíritus no les satisfacen aquellas cuyo objetivo es ponerlos a prueba. Insistir en preguntas de esa naturaleza significa que uno mismo busca ser engañado. El evocador debe dirigirse con franqueza y abiertamente a su objetivo, sin subterfugios ni rodeos. Si teme ser explícito, será mejor que se abstenga.
También es conveniente actuar con mucha prudencia cuándo se hacen evocaciones sin que estén presentes las personas que las han solicitado, e incluso muchas veces es preferible no hacerlas en esos casos, dado que solamente ésas personas están en condiciones de analizar las respuestas, juzgar acerca de la identidad del Espíritu que se comunica, pedir aclaraciones sí fuera necesario, y formular las preguntas adicionales que las circunstancias requieran.
Además, su presencia constituye un lazo que atrae al Espíritu, que por lo general se halla poco dispuesto a comunicarse con extraños, que no le inspiran ninguna simpatía.
El médium, en una palabra, debe evitar todo aquéllo que lo que pueda convertirlo en un agente de consultas, puesto que, desde el punto de vista de muchas personas, éso equivale a actuar como un decidor de la buenaventura. (Adivino).
Veamos además, lo que expresa el libro
de los Médiums con relación a las manifestaciones espontáneas, en el ítem #303,
que habla de las Mistificaciones:
Item § 303. Sí bien es desagradable equivocarse,
peor todavía es ser objeto de una mistificación. Por otra parte, se trata de
uno de los inconvenientes de los que resulta más fácil preservarse. Los medios para
frustrar las tretas de los Espíritus embusteros ya han sido expuestos en las
instrucciones precedentes, razón por la cual poco agregaremos al respecto.
Veamos las respuestas que nos han dado los Espíritus en relación con el tema:
“Me parece que podéis hallar la respuesta en todo lo que se os
ha enseñado. En efecto, hay un medio sencillo para preservarse: no pedir al
espiritismo más de lo que puede y debe daros. Su objetivo es el mejoramiento moral de la humanidad. Mientras no
os apartéis de ese objetivo, nunca seréis engañados, pues no existen dos maneras
de comprender la verdadera moral, aquella que todo hombre provisto de buen
sentido puede admitir. “Los Espíritus acuden a instruiros y a guiaros en el camino del
bien, y no en el de los honores y las riquezas, como tampoco acuden para servir
a vuestras pasiones mezquinas. Si nunca se les pidiera nada fútil, o que exceda
sus atribuciones, nadie daría acceso a los Espíritus embusteros. De ahí debéis inferir que sólo esobjeto de mistificación aquel que lo merece.“El rol de los Espíritus no consiste en informaros acerca de
las cosas de vuestro mundo, sino en guiaros con seguridad en aquello que os
pueda ser útil para el otro. Cuando os hablan de las cosas de la Tierra es
porque lo juzgan necesario, y no porque vosotros lo pedís. Si consideráis a los
Espíritus como sustitutos de los adivinos y los hechiceros, sin duda seréis
engañados.“Si los hombres no tuvieran más que dirigirse a los
Espíritus para saberlo todo, ya no poseerían libre albedrío, y se apartarían
del camino que Dios ha trazado a la humanidad. El hombre debe actuar por sí
mismo. Dios no envía a los Espíritus para que le allanen la ruta material de la
vida, sino para prepararles la del porvenir.”
“No preguntan nada, pero dejan que se les hable, lo que viene
a ser lo mismo. Sí recibieran con reserva y desconfianza todo lo que se aparta
del objetivo esencial del espiritismo, los Espíritus frívolos no las
convertirían en sus víctimas con tanta facilidad.”
2. ¿Por qué Dios permite que personas
sinceras, que aceptan el espiritismo de buena fe, sean engañadas? ¿No podría
eso tener el inconveniente de hacer que su creencia vacile?
“Si su creencia vacila por éso, entonces su fe no es
demasiado sólida. Los que renuncian al espiritismo por una simple contrariedad,
demuestran que no lo han comprendido ni se han dedicado a su aspecto serio.
Dios permite las mistificaciones para poner a prueba la perseverancia de los
verdaderos adeptos, así como para castigar a los que hacen del espiritismo un
objeto de entretenimiento.” El Espíritu de Verdad
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Es menester añadir que las manifestaciones Espontáneas, se valen de Médiums Naturales. que deben convertirse en Mediums Facultativos lo antes posible. Ésto lo podemos corroborar en el Libro de Los Mediums, específicamente en los artículos, item §159 hasta el Artículo item §162.
Capítulo XIV
ACERCA DE LOS MÉDIUMS
Médiums de efectos físicos. – Personas
eléctricas. – Médiums sensitivos o impresionables. – Médiums auditivos. –
Médiums parlantes. – Médiums
videntes. – Médiums sonámbulos. – Médiums
curativos. – Médiums pneumatógrafos.
Acerca de los médiums
Item § 159. Toda
persona que siente, con mayor o menor intensidad, la influencia de los
Espíritus es Médium. Ésa facultad es inherente al hombre, de modo que no
constituye un privilegio exclusivo, y son pocos los que no poseen algunos
rudimentos de ella. Por consiguiente, se puede decir que todas las personas, poco
más o menos, son Médiums. Sin embargo, en la práctica, ésa calificación sólo se
aplica a aquéllos en quienes la facultad Mediúmnica está netamente
caracterizada y se pone de manifiesto mediante efectos patentes, cuya
intensidad es indudable, lo que depende de una organización 36 más o menos
sensitiva.
36 Véase la nota n.º 13. (N.
del T.)
Hay que señalar, además, que ésta facultad no se revela
en todos de la misma manera. Por lo general, cada Médium tiene una aptitud
especial para tal o cual orden de fenómenos, de modo que existen tantas
variedades de Médiums como especies de manifestaciones. Los principales son: Médiums de Efectos Físico, Médiums Sensitivos o
Impresionables, Médiums Auditivos, Médiums Parlantes, Médiums Videntes, Médiums
Sonámbulos, Médiums Curativos, Médiums Pneumatógrafos, Médiums Escribientes o Psicógrafos.
1. Médiums de
Efectos Físicos
Item § 160. Los
Médiums de Efectos Físicos son más especialmente aptos para producir fenómenos
materiales, como los movimientos de cuerpos inertes, los ruidos, etc. Pueden
ser divididos en médiums facultativos y médiums involuntarios. (Véase la
Segunda Parte, Capítulos II y IV.)
Los Médiums Facultativos son los que tienen conciencia de su poder
y producen fenómenos espíritas mediante un acto de su voluntad. Aunque
inherente a la especie humana, conforme ya hemos dicho, esta facultad está lejos de existir en
todos con la misma intensidad. No obstante, sí bien son pocas las personas en
las que es absolutamente nula, más raras aún son las que tienen aptitud para
producir los grandes efectos, como la suspensión de cuerpos pesados en el
espacio, la traslación aérea y, sobre todo, las apariciones. Los
efectos más simples son la rotación de un objeto, los golpes producidos mediante
el levantamiento de ese objeto, o en su propia sustancia. A pesar de que no
atribuimos una gran importancia a esos fenómenos, recomendamos que no se los
descuide, porque pueden dar lugar a observaciones interesantes y contribuir al convencimiento
de quienes los presencien.
De todos modos,
conviene notar que la facultad de producir efectos materiales raramente existe
en los que disponen de medios de comunicación más perfectos, como la escritura
y la palabra. En general, la facultad disminuye en un sentido a medida que se
desarrolla en otro.
Item § 161. Los médiums involuntarios o naturales son aquellos cuya influencia
se ejerce sin que ellos lo sepan. No tienen con ciencia de su poder y, a
menudo, lo que sucede de anormal alrededor suyo no les parece en modo alguno
extraordinario, pues forma parte de ellos mismos, como en el caso de las
personas dotadas de doble vista, que ni siquiera lo sospechan. Esos sujetos son
muy dignos de observación, y no debemos dejar de reunir y estudiar los hechos
de esa clase que lleguen a nuestro conocimiento. Se manifiestan a cualquier edad,
y muchas veces en niños pequeños. (Véase el capítulo V, “Manifestaciones físicas
espontáneas”.)
Ésta facultad no
constituye, de por sí, el indicio de un estado patológico, ya que no es
incompatible con una salud perfecta.
Sí aquél que la
posee está enfermo, éso se debe a una causa ajena a la Mediúmnidad. Por éso los
recursos terapéuticos empleados son impotentes para hacerla desaparecer. En
algunos casos, puede surgir después de una cierta debilidad orgánica, pero ésta
nunca es su causa eficiente. No existe, por lo tanto, desde el punto de vista
de la salud, ninguna razón para inquietarnos. La Mediúmnidad sólo podría causar
algún problema sí el sujeto que la posee abusara de ella después de haberse convertido
en Médium Facultativo, porque en ése caso podría haber una emisión demasiado
abundante de fluido vital, con el consecuente debilitamiento del organismo.
Item § 162. La razón se
revela ante la imagen de las torturas morales y corporales a que la ciencia ha
sometido a veces a personas débiles y delicadas, con el fin de asegurarse de
que no existía engaño de parte de ellas. Ésas experimentaciones, hechas
con mala intención la mayoría de las veces, son siempre perjudiciales para las
organizaciones sensitivas, e incluso pueden ocasionar graves desordenes en la
economía orgánica. Realizar semejantes pruebas es jugar con la vida. El
observador de buena fe no necesita emplear esos medios. Aquél que está familiarizado
con fenómenos de esa especie sabe, además, que corresponden al orden moral más
que al físico, y que sería inútil buscar su solución en nuestras ciencias
exactas.
Precisamente
porque ésos fenómenos son de orden moral, se debe evitar con un cuidado no
menos escrupuloso todo lo que pueda sobre excitar la imaginación. Como se sabe,
el miedo puede ocasionar muchos accidentes, de modo que se cometerían menos
imprudencias sí se conocieran todos los casos de locura y epilepsia cuyo origen
se encuentra en las leyendas de lobisones y de cucos. ¿Qué sucedería, pues, si
las personas fueran convencidas de que detrás de esos fenómenos está el diablo?
Quienes propagan
semejantes ideas no saben la responsabilidad que asumen, pues pueden
matar. Ahora bien, el peligro no existe sólo para el sujeto, sino
también para los que lo rodean, que pueden quedar aterrorizados al pensar que la casa
donde viven se ha convertido en una guarida de demonios. Esta creencia funesta
fue la que causó tantos actos de atrocidad en los tiempos de ignorancia. Con
todo, si los responsables de esos actos hubiesen tenido un poco más de
discernimiento, deberían haber pensado que, por más que quemaran los cuerpos supuestamente
poseídos por el diablo, no podrían quemar al propio diablo. Si lo que querían
era librarse de él, a él debían dar muerte. La doctrina espírita, al
ilustrarnos acerca de la verdadera causa de los fenómenos Mediúmnicos, le dio al diablo el golpe
de gracia. Así pues, lejos de estimular aquella creencia, todas las personas –y
este es un deber moral y humanitario– deben combatirla, dondequiera que exista.
Lo que se debe
hacer cuando una facultad de esa naturaleza se desarrolla espontáneamente en un
individuo, es dejar que el fenómeno siga su curso natural: la naturaleza es más
prudente que los hombres. Por otra parte, la Providencia tiene sus planes, y el
más humilde de los seres puede servir de instrumento a los designios más
importantes. No obstante, debemos convenir en que algunas veces ese fenómeno
asume proporciones agobiantes e inoportunas para todo el mundo.37 Veamos el modo
como hay que proceder en todos los casos.
37 Uno de los hechos más
extraordinarios de esta naturaleza, por la variedad y la rareza de los fenómenos, es
sin duda lo que ocurrió en 1852, en Bergzabern, cerca de Wissembourg (Palatinado –
Baviera renana). Es tanto más notable porque reúne, en el mismo individuo, casi
todos los géneros de manifestaciones espontáneas: estruendos que sacuden la
casa, caída de muebles, objetos arrojados a distancia por manos invisibles,
visiones y apariciones, sonambulismo, éxtasis, catalepsia, atracción eléctrica,
gritos y sonidos aéreos, instrumentos musicales que suenan sin contacto, comunicaciones
inteligentes, etc. Además, no es menos importante destacar que estos hechos han
sido comprobados, durante casi dos años, por numerosos testigos oculares,
dignos de fe tanto por su saber como por la posición social que ocupaban.
El relato auténtico de esos fenómenos fue
publicado, en aquella época, en muchos periódicos alemanes y, especialmente, en
un folleto que hoy se ha agotado y es rarísimo. En la Revista Espírita de 1858
se encuentra la traducción completa de ese folleto, con los comentarios y
explicaciones necesarias. Según sabemos, se trata de la única publicación
francesa que lo registra. Además del interés fascinante que esos fenómenos
despiertan, son ellos eminentemente instructivos desde el punto de vista del
estudio práctico del espiritismo. (N. de Allan Kardec.)
En el capítulo V, “Manifestaciones Físicas Espontáneas”, ya dimos algunos consejos al respecto, y hemos
manifestado la necesidad de entrar en comunicación con el Espíritu, para saber
lo que desea. El siguiente método también se basa en la observación.
Los Seres
invisibles que revelan su presencia por medio de efectos sensibles son, por lo
general, Espíritus de orden inferior, que pueden ser dominados mediante el
Ascendiente Moral. Ese ascendiente es el que debemos tratar de adquirir.
Para lograrlo, es necesario hacer que el sujeto pase del estado de
médium natural al de médium facultativo.
Se produce, entonces, un efecto análogo al que se observa en el sonambulismo. Como se sabe, el sonambulismo natural cesa
generalmente cuando es sustituido por el sonambulismo magnético. No se
interrumpe la facultad que permite al alma emanciparse, sino que se le da otro
curso. Lo mismo sucede con la facultad Mediúmnica. Con ese fin, en vez de obstaculizar los fenómenos –lo que raramente se consigue
y que no siempre está exento de peligro–, es preciso estimular al Médium a que
los produzca según su voluntad, imponiéndose al Espíritu. De ese modo, el médium llega a someterlo, haciendo
de ese dominador, a veces tiránico, un ser subordinado y a menudo muy dócil. Un
hecho digno de nota, confirmado por la experiencia, es que en ese caso un niño tiene tanta
autoridad como un adulto, y a veces más que este. Ésa es otra prueba a favor de
un punto fundamental de la doctrina espírita: el Espíritu sólo es niño a causa
de su cuerpo, y posee un desarrollo necesariamente anterior a su encarnación actual, desarrollo que le puede dar ascendiente sobre los
Espíritus que son inferiores a él.
La moralización del Espíritu
a través de los consejos de una tercera persona influyente y experimentada, en
caso de que el médium no se encuentre en condiciones de hacerlo, constituye a menudo un recurso muy eficaz. Más adelante volveremos a
tratar éste asunto.
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Es decir que los Médiums Involuntarios o Naturales son siempre propensos a las Manifestaciones Espontáneas. Para evitar éso es necesario convertir a los Médiums Involuntarios Naturales en Mediums Facultativos lo antes posible.
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Otra vez, las Manifestaciones Espontáneas se repiten a través del Libro de Los Mediums que no son parte de las enseñanzas
del Espiritismo. (Artículos #159, #160, #161, #162, #269 y #303)
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