No existen, las llamadas Enfermedades del Alma. El Alma es inmortal e inmaterial, que nada la puede matar, y ninguna ENFERMEDAD puede contagiar o enfermar el Alma, por tanto no EXISTEN ENFERMEDADES DEL ALMA, pero sí existen las Obsesiones Subyugantes. Muchas supuestas enfermedades son causadas por Malos Espíritus, no son enfermedades patológicas ocasionadas por el organismo del ser humano, sino que son causadas por Espíritus Obsesores en venganza por faltas cometidas en existencias anteriores. A éso se le llama "Obsesiones Subyugantes", que no son enfermedades.
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La Capacidad Mediúmnidad, es un Don dado por Dios, y se explica en el Libro de Génesis Espiritista, libro codificado, escrito y publicado por Allan Kardec el 6 de enero del año 1868, Capítulo XIV, en el tema, "Los Fluidos Cósmicos Universales y Vitales" ...
Ítem §40. Los fenómenos de las mesas móviles y parlantes, de la suspensión en el aire de los cuerpos pesados, de la escritura Mediúmnica, tan antiguos como el mundo pero comunes en la actualidad, ofrecen la explicación de algunos fenómenos análogos espontáneos, a los cuales por ignorarse la ley que los rige se les había atribuido un carácter sobrenatural y milagroso. Ésos fenómenos se basan en las propiedades del fluido periespiritual, ya sea de los encarnados cómo de los Espíritus libres.
Ítem §41. Cuándo estaba encarnado, el Espíritu obraba sobre su cuerpo vivo con el auxilio de su periespíritu. Ahora, desde el mundo espiritual, se manifiesta por intermedio de ese mismo fluido: actúa sobre la materia inerte y produce ruidos, movimientos de mesas y de otros objetos, a los cuales levanta, derriba o transporta. Ése fenómeno no tiene nada de sorprendente, sí consideramos que entre nosotros los motores más poderosos se encuentran en los fluidos más enrarecidos e incluso imponderables, como el aire, el vapor y la electricidad. También con el auxilio de su periespíritu, el Espíritu hace que los Médiums escriban, hablen o dibujen. Como ya no dispone de un cuerpo tangible para actuar ostensiblemente cuando desea manifestarse, se sirve del cuerpo de un Médium, cuyos órganos toma en préstamo, y hace que obre como sí fuera su propio cuerpo, mediante el efluvio fluídico que derrama sobre él.
Ítem §42. Mediante ése mismo proceso, el Espíritu actúa sobre la mesa, ya sea para que ésta se mueva, sin que su movimiento tenga un significado especial, o para que dé golpes inteligentes que indiquen las letras del alfabeto, a fin de que formen palabras y frases: fenómeno que se designa con el nombre de tiptología. La mesa no es más que un instrumento del que se vale el Espíritu, como se vale del lápiz para escribir, dándole una vitalidad momentánea por medio del fluido con que la impregna, aunque sin identificarse con ella. De ése modo, las personas que, embargadas por la emoción, abrazan la mesa cuando se manifiesta un ser querido, realizan un acto ridículo; es exactamente como si abrazasen el bastón de un amigo que se sirve de él para comunicarse por medio de golpes en el piso. Lo mismo hacen quienes dirigen la palabra a la mesa, como si el Espíritu estuviera encerrado en la madera, o como si la madera se hubiese convertido en Espíritu. Cuando se transmiten comunicaciones por ése medio, hay que imaginarse que el Espíritu está, no en la mesa sino junto a ella, tal como se ubicaría si estuviese vivo, y tal como sería visto en ése momento sí pudiera volverse visible. Lo mismo ocurre en las comunicaciones mediante la escritura: se vería al Espíritu al lado del Médium, guiando su mano o trasmitiéndole su pensamiento por medio de una corriente fluídica.
Ítem §43. Cuándo la mesa se levanta del suelo y flota en el aire sin un punto de apoyo, el Espíritu no la levanta con la fuerza de su brazo, sino que la envuelve y penetra con una especie de atmósfera fluídica que neutraliza el efecto de la gravedad, como lo hace el aire con los globos y las cometas. El fluido que penetra en la mesa le confiere momentáneamente una mayor liviandad específica. Cuándo queda pegada al suelo, ésta se encuentra en una situación análoga a la de la campana neumática dentro de la que se produce el vacío. Éstas son simples comparaciones destinadas a mostrar la analogía de los efectos, pero no la similitud absoluta de las causas. (Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo IV.)
De acuerdo con lo que se acaba de decir, se comprende que para el Espíritu no es más difícil levantar una persona que levantar una mesa, transportar un objeto de un lugar a otro, o arrojarlo dónde sea. Todos ésos fenómenos se producen por obra de la misma ley. Nota [82].
Nota [82]. Ése es el principio del fenómeno de aportes, fenómeno muy real pero que no conviene admitir más que con suma reserva, puesto que es uno de los que más se prestan a la imitación y al fraude. La honradez indiscutible de la persona que los obtiene, su absoluto desinterés material y moral, así como la confluencia de las circunstancias accesorias deben ser considerados seriamente. Sobre todo, es preciso desconfiar de ésos efectos principalmente cuándo éstos se producen con excesiva facilidad, y tener por dudosos los que se repiten con mucha frecuencia y, por así decirlo, a voluntad. Los prestidigitadores hacen cosas más extraordinarias aún. El levantamiento de una persona no es un hecho menos efectivo, pero sí mucho más raro, tal vez porque resulte mucho más difícil de ser imitado. Es notorio que el Sr. Home se elevó más de una vez hasta el techo y dió de ése modo la vuelta a la sala. Se dice que San Cupertino poseía la misma facultad, hecho que no es más milagroso con éste que con aquel. (N. de Allan Kardec.)
Cuándo la mesa persigue a alguién, no significa que el Espíritu vaya en ésa dirección, pues él puede permanecer tranquilamente en el mismo lugar. Lo que sucede en ésos casos es que el Espíritu le da un impulso a la mesa por medio de una corriente fluídica, con cuyo auxilio ésta se mueve según su deseo. Cuándo se escuchan golpes en la mesa, o en otro lugar, el Espíritu no golpea con la mano o con algún objeto, sino que se limita a dirigir sobre el punto de dónde proviene el ruido un haz de fluido que produce el efecto de un choque eléctrico. El Espíritu modifica el ruido, así como cualquier persona es capaz de modificar los sonidos producidos por el aire. Nota [83].
Nota [83]. Véanse ejemplos, tanto de manifestaciones materiales como de perturbaciones producidas por los Espíritus, en la Revista Espírita: “Manifestaciones Físicas : La joven del Pasaje de los Panoramas”, enero de 1858; “El fantasma de la señorita Clairon”, febrero de 1858; “El Espíritu golpeador de Bergzabern”, relato completo: mayo, junio y julio de 1858; “El Espíritu golpeador de Dibbelsdorf”, agosto de 1858; “El panadero de Dieppe”, marzo de 1860; “El fabricante de San Petersburgo”, abril de 1860; “El trapero de la calle Noyers”, agosto de 1860; “El Espíritu golpeador del Aube”, enero de 1861; “Un Espíritu golpeador en el siglo XVI”, enero de 1864; “Manifestaciones en Poitiers”, mayo de 1864 y mayo de 1865; “El Espíritu golpeador de la hermana María”, junio de 1864; “Manifestaciones espontáneas en Marsella”, abril de 1865; “Manifestaciones en Fives, cerca de Lille (Norte)”, agosto de 1865;
“Los ratones de Équihen”, febrero de 1866. (N. de Allan Kardec.).
Ítem §44. Un fenómeno muy frecuente en la Mediúmnidad es la aptitud de ciertos Médiums para escribir en una lengua que les es extraña; y tratar, ya sea en forma oral o por escrito, temas que están fuera del alcance de la instrucción que recibieron. No es raro que se vean algunos que escriben de corrido sin que nunca hayan aprendido a escribir; otros componen poesías, sin que jamás en la vida hayan sabido hacer un verso; otros dibujan, pintan, esculpen, componen música y ejecutan un instrumento sin que conozcan dibujo, pintura, escultura o el arte musical. Es muy frecuente el hecho de que un médium escribiente reproduzca a la perfección la escritura y la firma que los Espíritus que se comunican por su intermedio tenían cuándo estaban vivos, aunque jamás los haya conocido. Con todo, ése fenómeno no es más maravilloso que el que consiste en hacer que un niño escriba cuándo se le lleva la mano; de ése modo puede lograr que escriba todo lo que uno quiera. Sí a una persona se le dictan las palabras letra por letra, escribirá en un idioma que ignora. Lo mismo sucede con la Mediúmnidad, si nos remitimos a la manera por medio de la cuál se comunican los Espíritus a través de los Médiums, pues éstos no son más que instrumentos pasivos. No obstante, sí el Médium conoce el mecanismo, sí ha vencido las dificultades prácticas, sí las expresiones le resultan familiares y, por último, sí posee en su cerebro los elementos de aquello que el Espíritu quiere hacerle ejecutar, entonces se encontrará en la posición del hombre que sabe leer y escribir de corrido; el trabajo resultará más fácil y más rápido; y el Espíritu no tendrá más que transmitir sus pensamientos al intérprete, para que éste los reproduzca por los medios de que dispone. La aptitud de un Médium para cosas que le resultan extrañas proviene, la mayoría de las veces, de los conocimientos que poseyó en otra existencia, y de los cuáles su Espíritu conservó la intuición. Sí fue poeta o músico, por ejemplo, tendrá más facilidad para asimilar el pensamiento poético o musical que un Espíritu quiera hacerle expresar. La lengua que hoy ignora pudo haberle sido familiar en otra existencia, lo que explica la mayor aptitud de su parte para escribir mediúmnicamente en esa lengua. Nota [84].
Nota [84]. La aptitud que algunas personas demuestran para las lenguas que dominan sin, por así decirlo, haberlas aprendido, no tiene otro origen más que el recuerdo intuitivo de lo que supieron en otra existencia. El caso del poeta Méry, relatado en la Revista Espírita de noviembre de 1864, es una prueba de lo que decimos. Es evidente que sí en su juventud Méry hubiera sido Médiums , habría escrito en latín tan fácilmente como en francés, lo que para todos habría pasado como un prodigio. (N. de Allan Kardec.)
Obsesiones y Posesiones
Ítem §45. Los Espíritus malos pululan alrededor de la Tierra a consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de ésos Espíritus forma parte de los flagelos con los que la humanidad se debate en éste mundo. La Obsesión, que es uno de los efectos de ésa acción, debe ser considerada, al igual que las enfermedades y las tribulaciones de la vida, como una prueba o una expiación, y aceptada como tal. La obsesión es la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo. Presenta características muy diversas, que van desde la simple influencia moral sin signos exteriores notables, hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales. La obsesión anula las facultades mediúmnicas; en la Mediúmnidad Auditiva y Psicográfica, se pone de manifiesto por la obstinación de un Espíritu en querer manifestarse con exclusión de todos los demás.
Ítem §46. Así como las enfermedades son el resultado de las imperfecciones físicas que hacen al cuerpo accesible a las influencias perniciosas exteriores, la Obsesión proviene invariablemente de una imperfección moral que da lugar a un Espíritu malo.
A una causa física, se opone una fuerza física; a una causa moral, es preciso que se anteponga una fuerza moral. Para preservarse de las enfermedades, se fortifica el cuerpo; para defenderse de la obsesión, es preciso fortificar el alma. De ahí que el obseso necesite trabajar para su propio mejoramiento, lo que la mayoría de las veces es suficiente para librarlo del obsesor sin el socorro de otras personas. Éste socorro se vuelve necesario cuándo la Obsesión degenera en subyugación y en posesión, porque en ésos casos no es raro que el paciente pierda la voluntad y el libre albedrío. La obsesión pone de manifiesto casi siempre una venganza tomada por un Espíritu, cuyo origen muchas veces se encuentra en las relaciones que el obseso mantuvo con el obsesor en una existencia precedente. En los casos de obsesión grave, el obseso queda como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso que neutraliza la acción de los fluidos saludables y los rechaza.
De ése fluido se lo debe liberar.
Ahora bien, un fluido malo no puede ser eliminado por otro fluido malo. Por medio de una acción idéntica a la que lleva a cabo el médium curador en los casos de enfermedad, hay que expulsar el fluido malo con el auxilio de un fluido mejor. Sin embargo, no siempre alcanza con ésta acción mecánica; también es preciso, de manera especial, actuar sobre el ser inteligente, al cuál hay que hablarle con autoridad. Ahora bien, sólo posee ésa autoridad quien tiene superioridad moral. Cuánto mayor sea la superioridad moral, tanto mayor será también la autoridad. Pero éso no es todo: para asegurar la liberación es necesario que el Espíritu perverso sea conducido a que renuncie a sus malos propósitos; que en él asume el arrepentimiento tanto como el deseo
del bien, por medio de instrucciones hábilmente trasmitidas, en evocaciones hechas particularmente con vistas a su educación Moral.
Se podrá entonces tener la grata satisfacción de liberar a un encarnado, y de convertir a un Espíritu imperfecto. La tarea resulta más fácil cuándo el obseso comprende su situación y colabora con la voluntad y la plegaria.
No sucede lo mismo cuándo, seducido por el Espíritu que lo domina, se engaña acerca de las cualidades de éste último y se complace en el error al que es conducido, porque entonces, en lugar de colaborar, el obseso rechaza la asistencia. Éste es el caso de la fascinación, siempre muchísimo más rebelde que la más violenta subyugación. (Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo XXIII.)
En todos los casos de obsesión, la plegaria es el auxiliar más poderoso de que se dispone para oponerse a los propósitos maléficos del Espíritu obsesor.
Ítem §47. En la obsesión, el Espíritu actúa externamente con la ayuda de su periespíritu, al cuál identifica con el del encarnado; en ése caso, éste último queda atrapado en una especie de trama y es obligado a comportarse en contra de su voluntad. En la posesión, en vez de actuar externamente, el Espíritu libre sustituye al Espíritu encarnado: elige su cuerpo para instalarse en él, aunque éste no haya sido abandonado definitivamente por su dueño, pues éso sólo ocurre con la muerte 💀.
Por consiguiente, la posesión es siempre transitoria e intermitente, porque un Espíritu desencarnado no puede ocupar definitivamente el lugar de un Espíritu encarnado, sobre la base de que la unión molecular entre el periespíritu y el cuerpo sólo se produce en el momento de la concepción. (Véase el Capítulo XI, § 18.) Obtenida la posesión momentánea del cuerpo del encarnado, el Espíritu se sirve de él como si fuese su propio cuerpo; habla por su boca, ve por sus ojos y actúa con sus brazos, como lo haría si estuviese vivo. No es como en la mediumnidad parlante, en la que el Espíritu encarnado habla transmitiendo el pensamiento de un Espíritu desencarnado; en el caso de la posesión, el desencarnado es el que habla y actúa, de modo que quién lo haya conocido en vida, reconocerá su lenguaje, su voz, sus gestos y hasta la expresión de su fisonomía.
Ítem §48. En la obsesión hay siempre un Espíritu maligno. En la posesión puede tratarse de un Espíritu bueno que quiere hablar y que, para causar mayor impresión a los oyentes, toma el cuerpo de un encarnado, que se lo presta voluntariamente como le prestaría su ropa a otra persona. Éso se lleva a cabo sin que haya perturbación ni malestar, y durante ése tiempo el Espíritu encarnado se encuentra en libertad, cómo sucede en el estado de emancipación.
Además, la mayoría de las veces se mantiene al lado de su sustituto para escucharlo. Cuándo el Espíritu posesor es malo, las cosas ocurren de otro modo. No toma el cuerpo del encarnado, sino que se apodera de él en caso de que su titular no posea suficiente fuerza moral para resistirse. Y lo hace por maldad hacia él, a quién tortura y martiriza de todas las formas, incluso al extremo de intentar exterminarlo, sea por estrangulamiento, empujándolo al fuego o a otros lugares peligrosos. Valiéndose de los miembros y de los órganos del desdichado paciente, blasfema, injuria y maltrata a los que lo rodean, y se entrega a excentricidades y a actos que presentan todas las características de la locura furiosa. Los hechos de este tipo, en diferentes grados de intensidad, son muy numerosos, y muchos casos de locura no tienen otra causa. Con frecuencia se suman a ellos desórdenes patológicos, que son meras consecuencias de ese proceso, y en oposición a los cuáles de nada sirven los tratamientos médicos mientras subsista la causa que les ha dado origen. El espiritismo, así como da a conocer esa fuente de dónde proviene una parte de las miserias humanas, también indica la manera de remediarlo: actuar sobre el autor del mal: un ser que, puesto que es inteligente, debe ser tratado con inteligencia. Nota [85]
Nota [85] Véanse ejemplos de curas de obsesiones en la Revista Espírita, diciembre de 1863; enero y junio de 1864; enero y junio de 1865; febrero de 1866; junio de 1867. (N. de Allan Kardec.)
Ítem §49. La mayoría de las veces la obsesión y la posesión son individuales, pero no es raro que también sean epidémicas. Cuándo un aluvión de Espíritus malos se lanza sobre una localidad, es como si un ejército enemigo la invadiese. En ése caso, la cantidad de los individuos atacados puede llegar a ser considerable. Nota [86]
Nota [86] Fue una epidemia de sa clase la que hace algunos años atacó la aldea de Morzine, en Saboya. (Véase el relato completo de esa epidemia en la Revista Espírita de diciembre de 1862; enero, febrero, abril y mayo de 1863.) (N. de Allan Kardec.).
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No hay Poseídos por el Diablo, es Subyugación de Espíritus Inferiores, el exorcismo no funciona aquí, los Espíritus que provocan las llamadas posesiones, que son Espiritus Obsesores se rien de los Exorsistas.
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La mayoría cree que los "Trastornos Mentales" son considerados Enfermedades del Alma o el Espíritu, están equivocados de acuerdo al Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y el Consuelo de los afligidos al Mundo al Mundo 🌍, el Verdadero Espiritismo, porque no la produce el organismo del ser humano, por lo tanto no son enfermedades patológicas o biologicas.
Ante ésta percepción equivocada, cuándo se habla de erradicación, o Auto - Erradicación la mayoría cree que se refieren a la curación o Auto Cura. Por lo tanto es apropiado hablar de que tiene CURA y Auto-CURA, pues generalmente se entiende mejor, pero no es una ENFERMEDAD 🤒 del ALMA para que se hable de Cura o Auto-CURA.
El Espiritismo lo explica como una Obsesion Subyugante ocasionada siempre por un Espíritu Obsesor subyugante inferior. Es cómo decir que el Espiritu subyuga, domina al Espíritu obsesor encarnado. Existen tres (3) clases de Obsesiones; Simples, Fascinantes y Subyugantes.
Es a través de la Capacidad Mediúmnica que todos tienen, con la voluntad del obsesado, mediante el rechazo severo, con voluntad del obsesado, que se puede erradicar, sacar, arrancar al Espíritu Obsesor perverso y persistente. Es la Voluntad adquirida y fortalecida por la Educación Espírita.
Entonces, con la ayuda o intervención de Buenos Espíritus se puede lograr la erradicación o neutralización de cualquier Mal Espíritu. La mayoría a se identifica con hablar de cura y Auto Curas de las Obsesiones Subyugantes, Fascinantes o Simples, según el Espiritismo.
La Cura y la Auto Cura de cualquier Obsesión Subyugante, es posible con la neutralizacion o RECHAZO de los Espíritus Obsesores y Malos. La Obsesión Subyugante o Fascinante la produce la intervención de un Espíritu Obsesor, separado, aunque arraigado al currp y la mente del sedpiritu obsesado, literalmente separado al Espíritu encarnado, por lo tanto, la Capacidad Mediúmnica no lo provoca el organismo, por eso no puede hablarse de curas o auto curas, pues no se puede hablar de que la "OBSESION" es de orden orgánica o biológica.
Todos somos Médiums con capacidad y disposición mediúmnica individual, que requiere ser desarrollada, educada y puesta a la disposición del Bien Común.
La Mediumnidad es un don que Dios le da al Espíritu encarnado, como una misión. Pues el Espíritu Encarnado mantiene su capacidad mediúmnica a través de las existencias que ha estado desarrollando. En cada Existencia luego de la infancia, logra activar ese don de Dios, para seguir desarrollando esa capacidad, y continuar comunicándose con los demás Espíritus desencarnados o encarnsdos.
La Capacidad Mediúmnica puede ser intermitente, cuándo el comportamiento o el uso que se le da a ésa capacidad así lo determine el Espíritu que ocasiona ésa capacidad, que decide alejarse temporalmente.
De manera que la Capacidad Mediúmnica no puede ser Biológica u Orgánica, porque no es una patología. Esa capacidad, no se hereda de sus padres y tampoco se le pasa a los hijos, porque sencillamente el Espíritu Obsesor, persigue y ataca a Espíritus Especificos, por la intencion de vengarse de lo ocurrido en previsora existencias, y hasta en la última y presente existencia.
Sí fuera de carácter biológico u orgánico, no podría cesar cuándo la capacidad es intermitente temporalmente, y el Espíritu que da lugar que la Capacidad Mediúmnica desea separarse temporalmente.
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