El Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador, es el Verdadero Espiritismo va en dirección opuesta al Materialismo...
Uno vende una mercancía que es algo material y por consiguiente también obtenido por un precio.
Uno puede cobrar por su trabajo de haber obtenido un título, pero un mensaje espiritual es gratuito, no pagas por nada que los Espíritus comparten. Sí se cobra ñpor lo que no te ha costado nada, que es espiritual y no material, se le ha puesto precio a lo que no tiene precio y no le cuesta nada a los adivinos que venden esa información ℹ. Eso es ser materialista y no Espiritual. Si se vende un mensaje recibido por los Espíritus y que no te ha costado nada obtenerlo, es como vender algo que no te pertenece. Sí la persona decide consultarte o no, esto sí es un problema serio, pues estás logrando que personas acudan a recibir un mensaje espiritual que no tiene precio y que es dado por espíritus impuros, porque ningún espíritu bueno dá esos mensajes que atenta con el libre albedrío de nadie.
Puedes vender mercancía, pero no vender una comunicación espiritual. Porque no se estaría interesado en lo espiritual, sino en lo material, esto constituye ser un Mercader Espiritual. Cuándo se vende un producto físico, se vende por la certeza que cumplirá el propósito por lo cual fue vendido, y deberá tener sus garantías de que lo que se supone sea el producto cumpla su propósito. Pero un mensaje Espiritual no tiene garantía alguna que se cumpla.
El "libre Albedrío" se afecta cuando, mediante un mensaje Espiritual que tiene que ver con el futuro, hace que la persona haga decisiones que de otro modo si no tuviera la información, debería tomar por su propia intuición.
Sí el mensaje espiritual que se pretende vender es relacionado a un futuro o a un porvenir y que además viola el Libre Albedrío, ése mensaje no es proveniente de Buenos Espíritus que no les interesa el mal, y un mensaje de ésa naturaleza que pueda provocar ésa adivinación del futuro, siempre es de Malos Espíritus.
¿Cuántos adivinos le dicen a sus clientes por dinero, que su pareja tiene una relación con un amigo o con su jefe, y ésto ha ocasionado una tragedia?. ¿Cuántos adivinos le dice a sus clientes que "DEBEN" invertir o comprar y éstos violando su poder de decisión y siguen las supuestas buenas informaciones pagadas pueden resultar en la ruina de la persona.
NINGÚN ESPÍRITU BUENO Y NOBLE DARÁ MENSAJES MEDIÚMNICOS PARA SER VENDIDO POR EL PECIO DE UNA MONEDA, NI ESTARÁ EN LOS LUGARES EN QUE ESTO SE HACE.EL ESPIRITISMO ENSEÑA Ésto ASÍ. Esta en cada cuál dirigir su vida y hacer y tomar sus decisiones como mejor le dicte su conciencia.
Sí usted no está de acuerdo, es su perfecto derecho en virtud a su Libre Albedrío, pero el ESPIRITISMO ES MUY CLARO EN ÉSTE TEMA.
Sí deseas crecer en el espíritu, así se nos enseña por el Espiritismo y no es por conveniencia de los que no creen en los Espíritus, sino en sus propios intereses, cada cuál decide.
Deseo que esto se miré como un modo de mejorarnos como personas, en ver el mundo espiritual en términos espirituales y no en términos materiales.
Ayudemos a los demás, sí es el deseo, pero no violando reglas espirituales que nada tienen que ver con el Materialismo. Puedes dedicarte a un negocio de mercancías que no sean Espirituales y todo le irá bien. No serás un imán de Malos Espíritus y le harás mucho bien a los que se acerquen a tí.
- Porque no se debe cobrar por estos servicios, si los mismos son obtenidos gratuitamente.
- Las comunicaciones que estos mercaderes espirituales venden, no provienen de Espíritus Buenos y Elevados, sino de espíritus Inferiores o no Moralizados.
Libro de Los Médiums... Segunda Parte
Capítulo (28), XXVIII (304 - 313)...
CHARLATANISMO 62 Y ARTIMAÑAS
Médiums interesados. – Fraudes espíritas.
Médiums interesados...
304. Como todo puede convertirse en objeto de explotación, no habría nada de extraño en el hecho de que también se quisiera explotar a los Espíritus. Falta saber cómo lo tomarían ellos, en caso de que se intentara llevar a cabo ésa especulación. Diremos, en principio, que nada se prestaría mejor al charlatanismo y a las artimañas que semejante empresa. Así como hay falsos sonámbulos, también es probable que haya falsos médiums, y en mayor cantidad que aquellos. Éste simple hecho sería motivo suficiente para que desconfiáramos. El desinterés, en cambio, es la respuesta más categórica que se puede dar a aquellos que sólo ven en los fenómenos una hábil maniobra. El charlatanismo desinteresado no existe. ¿Cuál sería, entonces, el objetivo de aquéllos que empleasen el engaño sin provecho, sobre todo cuándo su notoria honorabilidad los colocara por encima de toda sospecha?
Sí bien la ganancia que un médium podría extraer de su facultad constituye un motivo de sospecha, ésa circunstancia no prueba, de por sí, que ésa sospecha tenga fundamento. Él podría tener una verdadera aptitud y actuar de muy buena fe, incluso sí se hiciera retribuir. En ése caso, veamos sí se puede esperar, razonablemente, algún resultado satisfactorio.
62 En el original: charlatanisme. Este término alude a la explotación de la creduli-
dad pública. (N. del T.)
305. Sí se ha comprendido bien lo que hemos expresado acerca de las condiciones necesarias para que una persona sirva de intérprete a los Espíritus Buenos; las numerosas causas que pueden apartarlos; las circunstancias que, independientemente de su voluntad, suelen ser un obstáculo para que se hagan presentes; en una palabra, todas las condiciones morales que ejercen una influencia sobre la naturaleza de las comunicaciones, ¿cómo es posible suponer que un Espíritu, por poco elevado que sea, se encuentre a toda hora del día a las órdenes de un empresario de sesiones, y sometido a sus exigencias, para satisfacer la curiosidad del primer cliente que aparezca? Se sabe de la aversión de los Espíritus a todo lo que huela a codicia y egoísmo, y el poco caso que hacen de las cosas materiales. ¿Cómo es posible, entonces, pretender que ellos ayuden a comerciar con su presencia? La razón rechaza
ésa idea, y sería preciso conocer muy poco la naturaleza del mundo espírita para creer que éso sea posible. No obstante, como los Espíritus frívolos son menos escrupulosos, y sólo buscan la ocasión para divertirse a expensas de nosotros, de ahí resulta que, sí no somos engañados por algún falso médium, existen muchas probabilidades de que alguno de ésos Espíritus lo haga. Éstas reflexiones permiten que se comprenda el grado de confianza que se debe dispensar a las comunicaciones de ésta índole. Por lo demás, ¿de qué servirían hoy los médiums pagos, toda vez que, sí uno mismo no posee la facultad mediúmnica (Desarrollada), puede encontrarla en algún miembro de la familia, entre los amigos o conocidos?
306. Los médiums interesados no son únicamente aquellos que exigen una retribución fija. El interés no siempre se traduce en la expectativa de una ganancia material, sino también en las ambiciones de toda clase, sobre las que se puedan fundar esperanzas personales. Ése es uno de los defectos que los Espíritus burlones saben captar muy bien, y del que se aprovechan con una habilidad y una astucia realmente notables, para lo cuál fomentan engañosas ilusiones en aquéllos que se colocan bajo su dependencia.
En resumen, la Mediúmnidad es una facultad que se concede para el bien, y los Espíritus Buenos se apartan de cualquiera que pretenda convertirla en un trampolín para alcanzar todo aquello que no corresponda a los designios de la Providencia. El egoísmo es la plaga de la sociedad. Los Espíritus buenos lo combaten, y no es lícito suponer que ellos estén a su servicio. Ésto es tan racional que sería inútil insistir más sobre ése punto.
307. Los médiums de efectos físicos no se encuentran en la misma categoría, dado que ésos efectos son producidos generalmente por Espíritus inferiores, menos escrupulosos. No decimos que ésos Espíritus sean necesariamente malos, porque se puede ser un simple cargador y al mismo tiempo un hombre muy honesto. Pero sí un médium de ésa categoría quisiera explotar su facultad, encontraría Espíritus que lo asistirían sin demasiada repugnancia. No obstante, también ahí se presenta otro inconveniente.
El Médium de efectos físicos, del mismo modo que el de comunicaciones inteligentes, no ha recibido su facultad para emplearla conforme le plazca. Se le ha dado con la condición de que haga buen uso de ella, de modo que, sí abusa de ésa facultad, se le puede retirar, o puede volverse en contra de él, porque en definitiva los Espíritus inferiores se encuentran a las órdenes de los Espíritus superiores.
Los Espíritus inferiores se complacen en engañar, pero no les agrada ser engañados. Sí bien se prestan de buen grado a las bromas, a las curiosidades, porque les gusta divertirse, también es cierto que, como a los demás Espíritus, no les satisface que los exploten, ni servir de comparsas para que la recaudación aumente. A cada instante demuestran que tienen voluntad propia, y que proceden cuándo y como mejor les parece. Ésto hace que el Médium de efectos físicos se encuentre aún menos seguro que el Médium Escribiente, en lo que respecta a la regularidad de las manifestaciones. Pretender producirlas en días y horas determinados sería dar pruebas de la más profunda ignorancia. ¿Qué se hace, entonces, para ganar dinero? Se simulan los fenómenos. Ésto puede suceder no sólo con quienes hacen de ello un oficio declarado, sino también con las personas aparentemente simples, que descubren que ése medio es más fácil y cómodo que trabajar. Sí el Espíritu no produce ningún fenómeno, se suple su falta: ¡La Imaginación es tan fecunda cuándo se trata de ganar dinero! Dado que el interés constituye un motivo legítimo de sospecha, nos da derecho a un riguroso examen, con el cuál nadie podrá ofenderse si no quiere que ésa sospecha quede justificada. No obstante, la desconfianza es tan legítima en ése caso, como ofensiva cuándo se trata de personas honestas y desinteresadas.
308. La facultad Mediúmnica, incluso restringida a las manifestaciones físicas, no ha sido otorgada al hombre para que la exhiba en los escenarios de las ferias, y quién pretenda tener a los Espíritus bajo sus órdenes, para mostrarlos en público, con toda razón puede ser sospechoso de charlatanismo o de prestidigitación más o menos hábil.
Téngase presente ésto cada vez que aparezcan anuncios de presuntas sesiones de espiritismo o de espiritualismo a tanto por persona, como también el derecho que el público adquiere al comprar su entrada.
De todo lo expuesto, concluimos que el desinterés más absoluto es la mejor garantía contra el charlatanismo. Sí bien el desinterés no siempre asegura la autenticidad de las comunicaciones inteligentes, quita a los Espíritus malos un poderoso medio de acción, y cierra la boca a ciertos detractores.
309. Resta lo que podríamos denominar artimañas de aficionado, es decir, los fraudes inocentes cometidos por algunos bromistas. Sin duda, es posible practicarlos como pasatiempo, en reuniones frívolas y banales, pero nunca en reuniones serias, dónde sólo se admiten personas serias. Además, siempre es posible que alguna persona se dé el gusto de cometer una mistificación momentánea, pero sería necesario que estuviera dotada de singular paciencia para representar ése papel durante meses y años, y durante varias horas consecutivas cada vez. Sólo algún interés podría alimentar ésa perseverancia, y el interés, repetimos, justifica todas las sospechas.
310. Quizás se alegue que un médium que consagra todo su tiempo al público, en bien de la causa, no puede hacerlo gratuitamente, puesto que necesita vivir. Pero ¿lo hace en bien de la causa o para su propio bien? ¿No será, en realidad, porque ve en éso un oficio lucrativo? A ése precio siempre encontraremos personas dedicadas. Ese Médium, ¿no tiene otro negocio a su disposición? No nos olvidemos de que los
Espíritus, sea cual fuere su superioridad o su inferioridad, son las almas de los muertos, y si consideramos que tanto la moral como la religión prescriben como un deber que se respeten los despojos mortales, mayor aún será la obligación
de respetar a los Espíritus.
¿Qué se diría de alguién que para ganar dinero exhumara un cuerpo de la tumba y lo exhibiese, dado que ése cuerpo puede provocar curiosidad? ¿Es menos irrespetuoso exhibir el Espíritu que exhibir el cuerpo, con el pretexto de que resulta curioso ver cómo actúa un Espíritu? Y nótese que el precio de la entrada se corresponderá con los trucos que ése Espíritu haga y con el atractivo del espectáculo. Por cierto, aunque en vida hubiese sido un comediante, nunca habría sospechado que después de su muerte hallaría un director que, para su propio beneficio, lo
hiciera representar una comedia gratuitamente.
No debemos olvidarnos de que las manifestaciones físicas, del mismo modo que las manifestaciones inteligentes, sólo son permitidas por Dios a los fines de nuestra instrucción. (Ojo, no se refiere a las Manifestaciones Espontáneas)
311. Si hacemos a un lado éstas consideraciones morales, no dudamos en absoluto de la posibilidad de que haya Médiums Interesados que, al mismo tiempo, sean honrados y escrupulosos, porque en todas las profesiones hay personas honestas. Sólo nos referimos al abuso. Con todo, por los motivos que hemos expuesto, es necesario admitir que el abuso se halla más justificado entre los Médiums Pagos que entre los que, dado que consideran la facultad mediúmnica como una gracia, sólo la emplean para prestar servicio.
El grado de confianza o de desconfianza que se debe dispensar a un médium pago depende, ante todo, de la estima que nos inspiren tanto su carácter como su moralidad, además de las circunstancias. El Médium que, con un objetivo eminentemente serio y útil, esté impedido de emplear su tiempo de otra manera y, por ése motivo, se vea exonerado, no debe ser confundido con el Médium Especulador, es decir, con aquél que por decisión premeditada convierte a la mediumnidad en un negocio. Por consiguiente, según sea el motivo y el objetivo del médium, los Espíritus pueden condenarlo,
absolverlo e incluso asistirlo. Ellos juzgan más la intención que el hecho material.
312. No forman parte del mismo caso los sonámbulos que utilizan su facultad de un modo lucrativo. Aunque ésa explotación esté sujeta a abusos, y aunque el desinterés constituya la mayor garantía de sinceridad, la situación de ellos es diferente, puesto que los que actúan son los propios Espíritus de los sonámbulos. Por consiguiente, éstos se encuentran siempre a su disposición y, en realidad, sólo se explotan a
sí mismos, puesto que son libres de disponer de su persona como mejor les convenga, mientras que los Médiums Especuladores explotan a las almas de los difuntos. (Véase el § 172, Médiums sonámbulos.)
313. No ignoramos que nuestra severidad para con los médiums interesados subleva a todos aquellos que explotan o están tentados de explotar éste nuevo negocio, y los transforma en nuestros enemigos encarnizados, así como a sus amigos, que naturalmente hacen causa común con ellos. Nuestro consuelo consiste en pensar que los mercaderes a los que Jesús expulsó del templo tampoco veían al Maestro con buenos ojos. También se oponen a nosotros las personas que no consideran este asunto con la misma gravedad. Sin embargo, nos consideramos con derecho a tener una opinión y a emitirla. No obligamos a nadie a que la adopte. Sí la inmensa mayoría coincide con ella, será porque aparentemente la consideran justa. No vemos, en efecto, cómo se podría demostrar que hay menos posibilidades de que se cometan fraudes y abusos en la especulación que en el desinterés. En lo que a nosotros respecta, sí nuestros escritos han contribuido a arrojar el descrédito sobre la Mediúmnidad Interesada, tanto en Francia como en otros países, creemos que ése es uno de los mayores servicios que ésos escritos han prestado al espiritismo serio.
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