Espiritismo no es lo mismo que Espiritualismo. Veamos la Opinión de los Espíritus sobre éste tema !!!
Además, es importante poder identificar a los Espiritualistas en el Espiritismo...
Es una omisión reiterada el confundir el Espiritismo Verdadero con el Espiritualismo. Según mí opinión, ésto ocurre entre las personas que llegan al Espiritismo, pero que no han leído los Libros Codificados por Allan Kardec, y no reconocen que los Espíritus presididos por El Espíritu de Verdad y Allan Kardec, se preocuparon en establecer las diferencias entre éstos dos conceptos de...
Veamos algunas referencias :
*** Espiritismo y Espiritualismo NO ES LO MISMO - Soy Espírita, según la introducción del Libro de Los Espíritus... Referencia #1 https://soyespirita.blogspot.com/2013/08/espiritualismo-no-es-lo-mismo.html
*** Espiritismo y Espiritualismo no es lo mismo según el Libro de Los Médiums. Los Espiritualista no son Espiritistas... Referencia #2 https://soyespirita.blogspot.com/2018/12/libro-de-los-mediums-fue-falsificado.html
Te invito a ver y compartir mí vídeo sobre éste...
TEMA : Cómo identificar a los Espiritualistas, en el Espiritismo Verdadero, que No son lo mismo lo mismo, Soy Espírita, en YouTube
Comencemos con el...
Libro de los Espíritus,
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA ESPIRITISTA.
Aquí los Espíritus exponen las opiniones que ellos tenían de los Espiritualistas, que no son Espiritistas Verdaderos. Los Espíritus se encargarón de establecer una marcada diferencia entre el Espiritismo Verdadero, que es Moralizador y Consolador al Mundo y lo que es el Espiritualismo que no es lo mismo, ni se escribe igual...
Los conduciré por cada uno de los Libros Codificados por Allan Kardec, y citaré cómo se expresaron los Espíritus a la diferencia entre Espiritismo y Espiritualismo, que no es lo mismo.
Libro de Los Espíritus, Sección I
"Para las cosas nuevas se necesitan nuevas palabras. Así lo requiere la claridad en el lenguaje, con el fin de evitar la confusión inseparable del sentido múltiple dado a los mismos términos. Las palabras Espíritual, Espiritualista y Espiritualismo, tienen una aceptación bien caracterizada, y darles otra nueva para aplicarlas a la doctrina de los espíritus equivaldría a multiplicar las causas de anfibología, ya numerosas. En efecto, el espiritualismo es el término opuesto al materialismo, y todo el que cree que tiene en sí mismo algo más que materia, es espiritualista; pero no se sigue de aquí que crea en la existencia de los espíritus o en sus comunícaciones con el mundo visible. En vez de las palabras ESPIRITUALISTA y ESPIRITUALISMO, empleamos, para designar ésta última creencia, las de Espiritista y Espiritismo, cuya forma recuerda el origen y su significación radical, teniendo por lo mismo la ventaja de ser perfectamente inteligibles, y reservamos a la palabra espiritualismo la acepción que le es propia.
Diremos, pues, que la doctrina espiritista o el espiritismo tiene como principios las relaciones del mundo material con los espíritus o seres del mundo invisible.
Los adeptos del espiritismo serán los espíritas o los espiritistas, sí se prefiere.
[Nota añadida de Frank Montañez : "Aquí los Espíritus dejaron meridianamente establecido que los adeptos del Espiritismo serán llamados Espíritas o sí se prefería Espiritistas, nunca dijeron que los adeptos serían llamados Espiritualistas]
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS contiene, como especialidad, la doctrina espiritista, y cómo generalidad, se asocia a la doctrina espiritualista, ofreciendo una de sus fases. Por ésta razón se ve en la cabecera de su título la frase Filosofía Espiritualista.
En el Libro de los Espíritus, en la INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA ESPIRITISTA, dice así :
Libro de Los Espíritus, Sección II
Existe otra palabra sobre la cuál es igualmente importante que nos entendamos, porque es una de las llaves maestras de toda doctrina moral y porque es causa de muchas controversias por carecer de una acepción bien deslindada; tal es la palabra alma. La divergencia de opiniones acerca de la naturaleza del alma procede de la aplicación particular que de ésta palabra hace cada uno. Un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar, evitaría muchas discusiones, y con un término para cada cosa, todos nos entenderíamos.
Según unos, el alma es el principio de la vida material orgánica no tiene existencia propia y cesa cuándo la vida cesa. Así piensa el materialismo puro. En éste séntido, y por comparación, dicen los materialistas que no tiene alma el instrumento que, por estár rajado, no suena. En ésta hipótesis, el alma es efecto y no causa.
Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe una parte. Según éstos, todo el universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después a la muerte, cada partícula al origen común dónde se confunde con el todo, como los arroyos y ríos vuelven al mar de dónde salieron. Difiere ésta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como sí nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo ésta opinión. el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad. Semejante sistema es una de las variaciones del panteísmo.
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Ésta acepción es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de éste ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Ésta doctrina, según la cual el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Sin discutir el mérito de éstas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que ésas tres aplicaciones de la palabra alma constituyen tres distintas ideas, para cada una de las cuáles sería necesario un término especial. La palabra que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción, y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que sólo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las anfibologías, preciso sería emplear la palabra alma para una sola de las tres indicadas ideas, y siendo la cuestión principal la de que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que éste es un punto convencional.
Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción más vulgar, y por éste motivo llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo. Aunque éste ser no existiera, aunque fuese producto de la imaginación, no sería menos necesario un término que lo representara.
En defecto de ésta palabra especial para cada una de las otras dos acepciones, llamamos:
Principio vital, al principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea su origen; principio común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aún haciendo abstracción de la facultad de pensar. La palabra vitalidad no respondería a la misma idea. Para unos, el principio vital es una propiedad de la materia, un efecto que se produce desde que la materia se encuentra en ciertas circunstancias determinadas; para otros, y ésta es la idea más vulgar, reside en un fluido especial, universalmente esparcido y del cuál absorbe y se asimila cada seruna parte, durante la vida, como, según vemos, absorben la luz los cuerpos inertes. Sería éste el fluido vital que, admitiendo ciertas opiniones, es el mismo fluido eléctrico animalizado, designado también con los nombres de fluido magnético, fluido nervioso, etcétera.
Como quiera que sea, existe un hecho indiscutible, porque resulta de la observación, que los seres orgánicos tienen en sí mismos una fuerza íntima que produce el fenómeno de la vida, mientras existe aquélla; que la vida material es común a todos los seres orgánicos, y que es independiente de la inteligencia y del pensamiento; que éste y aquélla son facultades propias de ciertas especies orgánicas, y, en fin, que entre las especies orgánicas dotadas de inteligencia y pensamiento, existe una que lo está de un sentimiento moral especial que le da una superioridad incuestionable sobre las otras.
Ésta es la especie humana. Concibese que con una acepción múltiple, el alma no excluye el materialismo, ni el panteísmo. El mismo espiritualista puede perfectamente aceptar el alma en una u otra de las dos primeras acepciones, sin perjuicio del ser inmaterial, al que dará entonces otro nombre cualquiera. Así, pues, la palabra que nos viene ocupando no es representativa de una opinión determinada: es un Proteo que cada cuál transforma a su antojo, y de aquí el origen de tantas interminables cuestiones.
Evitaríase igualmente la confusión empleando la palabra alma en aquellos tres casos, pero añadiéndole un calificativo que especificase el aspecto en que se la toma, o la acepción que quiere dársele. Sería entonces un vocablo genérico, que representaría simultáneamente el principio de la vida material, el de la inteligencia y el del sentido moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como distinguimos los gases, añadiendo a la palabra gas los calificativos hídrógeno, oxígeno o ázoe. Pudiera, pues, decirse, y ésto sería lo más acertado, el alma vital por el principio de la vida material, el alma intelectual por el principio inteligente y el alma espiritista por el principio de nuestra individualidad después de la muerte. Según se ve, todo ésto se reduce a una cuestión de suma importancia para entendernos.
Conformándonos con aquella clasificación, el alma vital sería común a todos los seres orgánicos: las plantas, los animales y los hombres; el alma intelectual propia de los animales y de los hombres, perteneciendo el alma espiritista al hombre únicamente.
Hemos creído deber nuestro insistir tanto más en éstas explicaciones, por cuánto la doctrina espiritista está naturalmente basada en la existencia en nosotros mismos de un ser independiente de la materia que sobrevive al cuerpo. Debiendo repetir frecuentemente la palabra alma en el curso de ésta obra, importaba fijar el sentido que le damos para evitar así las equivocaciones
Los Espiritualista Modernos no son Espiritistas... Libro de los Médiums
https://soyespirita.blogspot.com/2018/12/libro-de-los-mediums-fue-falsificado.html
El Espiritualismo no es Espiritismo, segun la introduccion del lo de los Espíritus... . http://soyespirita.blogspot.com/2013/08/espiritualismo-no-es-lo-mismo.html
Los Espiritistas Verdaderos, son considerados como "Fruta Madura", y precisamente la humildad es la virtud que demuestra la madurez del Espíritu, porque practican las enseñanzas y creencias del Espiritismo, y porque sienten esa necesidad interior. http://soyespirita.blogspot.com/2018/02/lo-que-es-fruta-madura-en-el-espiritismo.html
Definición de un Espiritista Verdadero...
http://soyespirita.blogspot.com/2015/09/que-es-un-espiritista-verdadero.html
En el Libro de Los Médiums, en el tema del
MÉTODO,
Item # 19. Por lo general, se cree que para convencer basta con mostrar los hechos. Ése pareciera, en efecto, el camino más lógico. Sin embargo, la experiencia demuestra que no es siempre el mejor, porque muchas veces encontramos personas que no se dejan convencer ni siquiera por los hechos más patentes.
¿A qué se debe ésto? Es lo que vamos a tratar de demostrar. En la enseñanza del espiritismo, la cuestión de los Espíritus es secundaria, es una consecuencia. Considerarlos el punto de partida es, precisamente, el error en que caen muchos adeptos, y éso los conduce al fracaso en relación con ciertas personas. Dado que los Espíritus no son otra cosa que las almas de los hombres, el verdadero punto de partida es la existencia del alma. Ahora bien, ¿cómo habrá de admitir el materialista la existencia de seres que viven fuera del mundo material, sí él mismo cree que sólo es materia?
¿Cómo podrá creer en la existencia de Espíritus alrededor suyo, cuándo no cree que tiene uno dentro de sí? En vano se acumularán ante sus ojos las pruebas más palpables; las rechazará todas, dado que no admite el principio. Una enseñanza metódica debe ir de lo conocido a lo desconocido.
Para el materialista, lo conocido es la materia. Partid, pues, ESPIRITUALISTAde la materia, y tratad ante todo de convencerlo, mediante la observación de la materia, de que en él existe algo que escapa a las leyes de la materia. En una palabra, antes de convertirlo en ESPÍRITA, tratad de hacerlo ESPIRITUALISTA.
- Nota de Frank Montañez añadida : "Ante los Espíritus, presididos por el Espíritu de Verdad, los Espiritualistas son incrédulos, son materialistas al menos de nombre, es menester que sea espiritualista, hasta que entienda qie ser Espiritista es el camino a seguir para adelantar el Espíritu. Puedes notar que en éste pasaje, los Espíritus hacen una distinción importante entre ser Espirita y un Espiritualista."
22. Al lado de los materialistas propiamente dichos hay una tercera clase de incrédulos que, aunque se consideran espiritualistas, al menos de nombre, son tan refractarios como aquellos: se trata de los incrédulos por mala voluntad. A éstos les molesta creer, porque éso perturbaría su tranquilidad ante los placeres materiales. Temen toparse con la condenación de sus ambiciones, de su Egoísmo y de las vanidades humanas con las que se deleitan. [Los Espiritistas son incredulos por Mala voluntad, porque a éstos perturbaría su tranquilidad ante los placeres materialistas, es entonces que está claro, los Materialistas son Espiritualistas. Éso es es estar alejado de los Espiritistas Verdaderos, que buscan ser de carácter moral, y no incrédulos de fe ciega]
Cierran los ojos para no ver, y se tapan los oídos para no escuchar. Sólo es posible tenerles lástima.
26. Una clase muy numerosa, incluso la más numerosa de todas, pero que no podría ser incluida entre las de los opositores, es la de los indecisos. En general, son espiritualistas por principio. La mayoría tiene una vaga intuición de las ideas espíritas, una aspiración hacía algo que no llegan a definir. Sólo les falta coordinar y enunciar sus pensamientos. Para ellos, el espiritismo es como un rayo de luz, como la claridad que disipa las tinieblas. Por éso mismo lo adoptan con prisa, porque los libra de las angustías de la incertidumbre. [otra vez más los Espíritus consideran que los Espiritualistas no son Espiritistas, sino indecisos.]
Para el tiempo de que se estaba publicando el libro de los Médiums, no se tenia claro que la diferencia entre los términos Espiritualistas y Espíritas. Entonces vemos una denuncia de fraudes Espíritas, en el item #317, lo notamos así...
Ítem #317. Los médiums son condenados, cómo lo merecen, en la siguiente carta que hemos publicado en la Revista Espírita del mes de agosto de 1861:
“París, 21 de julio de 1861.
”Señor,
”Se puede estar en desacuerdo sobre ciertos puntos, así como en perfecto acuerdo sobre otros. Acabo de leer, en la página 213 del último número de vuestra revista, algunas reflexiones acerca del fraude en materia de experiencias espiritualistas (o espíritas), a las cuáles tengo la satisfacción de adherir con todas mis fuerzas. Allí, las disidencias a propósito de teorías y doctrinas desaparecen como por encanto. ”Tal vez no soy tan severo como vos lo sois en relación con los médiums que, en una forma digna y decente, aceptan un pago como indemnización por el tiempo que consagran a las experiencias, a menudo prolongadas y cansadoras. Pero sí lo soy, tanto como vos –y nadie lo sería más– en lo atinente a los que, en un caso semejante, cuándo se les presenta la ocasión, suplen con trampas y fraude la ausencia o la insuficiencia de los resultados prometidos y esperados. (Véase el § 311.)
”Mezclar lo falso con lo verdadero, cuándo se trata de fenómenos obtenidos mediante la intervención de los Espíritus, es simplemente una infamia, y el médium que considere que puede hacerlo sin escrúpulo tiene anulado el sentido moral. Conforme lo habéis observado con exactitud, eso significa lanzar el descrédito sobre la cuestión en el espíritu de los indecisos, a partir del momento en que el fraude se descubre. Agregaré que éso significa comprometer del modo más deplorable a los hombres honrados, que prestan a los médiums el apoyo desinteresado de sus conocimientos y sus luces, y que se constituyen en garantes de la buena fe de esos médiums, a quienes en cierta forma patrocinan. También significa cometer para con ellos una verdadera traición.
”El médium que sea sorprendido en maniobras fraudulentas; que sea descubierto, para valerme de una expresión un tanto trivial, con las manos en la masa, merecería ser proscripto por todos los espiritualistas o espíritas del mundo, para quienes constituiría un riguroso deber desenmascararlos o reprobarlos.
”Si considerase conveniente, señor, insertar estas breves líneas en vuestra revista, quedan a vuestra entera disposición. ”Recibid, etc. – Mathieu”
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ESPIRITUALISMO [spiritualisme]. Se emplea en el sentido opuesto al de materialismo (Academia); creencia en la existencia del alma espiritual e inmaterial. El espiritualismo es la base de todas las religiones.
ESPIRITUALISTA [spiritualiste]. Perteneciente o relativo al espiritualismo; adepto del espiritualismo. Cualquiera que crea que en nosotros no todo es materia, es espiritualista, lo que no implica de ningún modo la creencia en las manifestaciones de los Espíritus. Todo espírita es necesariamente espiritualista; pero se puede ser espiritualista sin ser espírita; el materialista no es una cosa ni otra. Se dice: la filosofía espiritualista. – Una obra escrita según las ideas espiritualistas. – Las manifestaciones espíritas son producidas por la acción de los Espíritus sobre la materia. – La moral espírita deriva de la enseñanza impartida por los Espíritus. – Hay espiritualistas que se mofan (Se ríen) de las creencias espíritas.
En éstos ejemplos, la sustitución de la palabra espiritualista por el término espírita daría lugar a una evidente confusión.
El Libro del Evangelio según el Espiritismo, citas:
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El Libro del Cielo y el Infierno, citas...
CAPITULO IV.
EL INFIERNO.
Intuición de las penas futuras. —El Infierno cristiano imitado del In fierno Pagano.—El Limbo. —Cuadro del Infierno Pagano.—Cuadro del Infierno Cristiano.
Intuición de las penas futaras.
1 . —En todos tiempos el hombre ha creido , por intuición , que la vida futura debia ser dichosa ó desgraciada, en proporcion al bien ó al mal que se hizo en la tierra; únicamente que la idea ó cuadro que de ella se forma está en relación con el desarrollo de su sentido moral, y de las nociones más ó ménos exactas que tiene del bien y del mal; las penas y los premios son elreflejo de los instintos predominantes. Así es que los pueblos guerreros colocan la suprema felicidad en los honores tributados al valor; los pueblos cazadores, en la abundancia de la caza; los pueblos sensuales, en las delicias de la voluptuosidad. Mientras el hombre está dominado por la materia, no puede comprender sino imperfectamente la espiritualidad, y por ésto se crea de laspenas y goces futuros un cuadro más material que espiritual; se figura que debe uno beber y comer en el otro mundo, pero mejor que en la tierra, y cosas mejores (1). Más tarde, se encuentra en las creencias respecto al porvenir una mezcla de espiritualidad y dematerialidad, así es que al lado de la beatitud contemplativa, colócase un infierno con tormentos físicos.
(1) Un saboyanito, a quién el cura de su aldea pintaba la vida futura de un modo seductor y atractivo , le preguntó si allí todo el mundo comían pan blanco como en París.
2. —No pudiendo comprender más que lo que vé, elhombre primitivo calcó naturalmente su porvenir en elpresente; para comprender otros tipos distintos de losque tenia a la vista, necesitaba de un desarrollo intelectual que debía conseguirse con el tiempo. Por tanto elcuadro que se imagina de los castigos de la vida futura, no es más que el reflejo de los males de la humanidad, pero en mayor extensión; reune en él todos lostormentos, todos los suplicios, todas las aflicciones que sufre en la tierra; así es que, en los climas abrasadores, imaginó un infierno de fuego , y en las regionesboreales un infierno de hielo. No habiéndose todavía desarrollado en él el sentido que debía hacerle comprender el mundo espiritual, sólo podia concebir penas materiales; por ésto es que, con algunas diferencias en la forma,- el infierno de todas las religiones se asemeja.
El Infierno Cristiano imitado del Infierno Pagano.
3. —El infierno, de los Paganos, descrito y dramatizado por los poetas, ha sido el modelo más grandioso en su género; se ha perpetuado en el de los cristianos, el cuál, también tuvo sus cantores poéticos. Comparándolos se encuentra en ellos, salvo los nombres yalgunas variaciones en los detalles, numerosas analogías: en el uno y en el otro, el fuego material es labase de los tormentos, porque simboliza los más crueles padecimientos. Empero, ¡cosa extraña! los cristianos, sobre muchos puntos, han sobrepujado al infierno de los Paganos. Sí éstos últimos tenían en el suyo el tonel de las Danáides, la rueda de Ixion, la roca de Sísifo, eran suplicios individuales; pero el infierno cristiano tiene para todos sus calderas hirviendo, cuyas coberteras levantan los ángeles para ver las contorsiones de los condenados (1); Dios oye sin piedad los gemidos de éstos, durante la eternidad. Jamás dijeron los Paganos que los moradores de los Campos-Elíseos recreasen su vista con los suplicios del Tártaro (2).
4. —Como los Paganos, los cristianos tienen su Rey de los Infiernos, que es Satanás, con la diferencia de que Plutón se limitaba a gobernar el sombrío Imperio que le cupo en suerte, pero no era malo; guardaba allí detenidos a los que habían obrado mal , porque era su mision; pero no se ocupaba en inducir a los hombres al mal para darse el placer de hacerles sufrir; mientras que Satanás busca en todas partes víctimas, quebse complace en hacer atormentar por sus legiones dedemonios armados de garfios para removerlos en el
fuego. Hasta se ha discutido seriamente sobre la naturaleza de éste fuego que quema sin cesar a los condenados, sin consumirles jamás; se ha dicho sí era o no un (1) Sermón predicado en Montpellar en 1860. (í) «Los bienaventurados, sin salir del lugar que ocupan, saldrán empero, de cierto modo, en virtud de su don de inteligencia y de la providencia, a fin de contemplar los tormentos de los condenados ; y viéndolos, no sólo sentirán ningún dolor, sino que les enagenará la alegría, y darán gracias a Dios de su propia dicha, asistiendo la inefable calamidad de los impíos.» (Santo Tornas de Aquino.) fuego de alquitrán (3). El infierno cristiano no es, pues, inferior en hada al infierno pagano.
5. —Las mismas consideraciones que movieron a los antiguos a localizar la mansión de la felicidad, hicieron circunscribir también el lugar del suplicio. Habiendo los hombres colocado el primero en las regiones superiores, era natural colocar el segundo en las
regiones inferiores, es decir, en el centro de la tierra,
cuya entrada creian eran algunas cuevas sombrías y
de aspecto terrible. Tambien allí los cristianos coloca
ron, durante largo tiempo, el lugar de los reprobos.
Notemos todavía sobre este asunto otra analogía.
El infierno de los Paganos contenia en un lado los
Campos Elíseos y en el otro El Tártaro ; el Olimpo,
mansion de los Dioses y de los hombres divinizados,
estaba en las regiones superiores. Segun la letra del
Evangelio, Jesús descendió á los infiernos, es decir, á
los lugares bajos, para sacar de allí á las almas jus
tas que esperaban su venida.
Los infiernos no eran, pues , únicamente un lugar
de suplicios; lo mismo que los de los Paganos estaban
en los lugares bajos. Lo mismo que el Olimpo , la
mansion de los ángeles y de los santos, estaba en las
regiones elevadas; habíanla colocado más allá del cie
lo de las estrellas, que se creia era limitado.
6.—Esa mezcla de ideas paganas y de ideas cris-
; i ; ; no debe extrañarse. Jesús no podia inmediata-
n ci U destruir creencias arraigadas; carecían los hom-
1 1 ( ¡- de los conocimientos necesarios para concebir el
(3) Sermon predicado en Parí» en 1861 .
EL INFIERNO. 41
infinito del espacio y el número infinito de mundos; la
tierra era para ellos el centro del universo; no cono
cian ni su forma, ni su estructura interior; todo para
ellos estaba limitado á su punto de vista; sus nociones
sobre el porvenir no podian extenderse más allá de sus
conocimientos. Jesús se encontraba, pues, en la impo
sibilidad de iniciarlos en el verdadero estado de las co
sas; pero, por otro lado.no queriendo con su autoridad
sancionar preocupaciones admitidas, se abstuvo de
ocuparse en ellas, dejando al tiempo el cuidado de rec
tificar las ideas. Se ciñó á hablar vagamente de la
vida bienaventurada y de los castigos que sufrirán los
culpables; pero en ninguna parte , en sus enseñanzas,
se encuentra el cuadro de los suplicios corporales, he
cho artículo de fé por los cristianos.
Hé aquí cómo las ideas del Infierno Pagano se han
perpetuado hasta nuestros dias. Ha sido necesaria la
difusion de las luces en los tiempos modernos , y el
desarrollo general de la inteligencia humana, para con
denarlas. Pero entonces, como nada positivo se habia
sustituido á las ideas admitidas , al largo periodo de
una creencia ciega, sucedió, como transicion, el pe
ríodo de incredulidad, al cual la nueva revelacion vie
ne á poner término. Era menester demoler ántes de
reconstruir ; porque es más fácil hacer admitir ideas
justas á aquellos que en nada créen , porque vén que
les falta alguna cosa , que no á los que tienen una f«i
robusta en lo que es absurdo.
7. —Por la localizacion del cielo y del infierno, las
sectas cristianas han venido a no admitir para las almas más que dos situaciones extremas; la perfecta di
42 CAPÍTULO IV.
cha y el padecimiento absoluto. El Purgatorio sólo es
una posicion intermedia momentánea, al salir delacual,
pasan sin transicion á la mansion de los bienaventu
rados. No podría ser de otro modo, según la creenciaen la suerte definitiva de las almas después de lamuerte. Sí sólo hay dos mansiones, la de los elegidos y la de los reprobos, no se pueden admitir va
rios grados en cada una, sin admitir la posibilidad de
alcanzarlos, y por consiguiente el progreso. Pues si
hay progreso, no hay suerte definitiva; si hay suerte
definitiva, no hay progreso. Jesús resuelve el proble
ma cuando dice: «En la mansion de mi Padre hay
muchas moradas. (1)
El Liaba.
8. —Verdad es que la* Iglesia admite una posicion
especial en ciertos casos particulares. No habiendo he
cho mal los niños que mueren en edad temprana, no
pueden ser condenados al fuego eterno; por otra parte,
no habiendo hecho bien, ningun derecho tienen á la fe
licidad suprema. Están entonces, dice la Iglesia, en el
Limbo, situacion mixta que nunca ha sido definida,
en la que, áun cuando no padezcan, no dislrutan tam
poco de la dicha perfecta. Pero puesto que su suerte
está fijada irrevocablemente, están privados de esa di
cha por toda la eternidad. Esta privacion, cuando no
dependió de ellos que fuese de otro modo, equivale á
un suplicio eterno inmerecido. Sucede lo mismo con
los salvages que, no habiendo recibido la gracia del
Bautismo y las luces de la religion, pecan por igno-
(1) El Evangelio sbckjk ei. Espiritismo, Capítulo m.
rancia, abandonándose á sus instintos naturales, por
lo que no pueden teDer ni la culpabilidad ni los méri
tos de los que han podido obrar con conocimiento de
causa. La lógica más sencilla rechaza tal doctrina en
nombre de la justicia de Dios. La justicia de Dios está
enteramente Contenida en estas palabras de Cristo: «á
cada uno segun sus obras;* pero hay que aplicarlas
á las obras buenas ó malas que se realizan libre y vo
luntariamente, únicas de las que somos responsables,
en cuyo caso no están ni el niño, ni el salvage, ni aquel
de quien no dependió ser ilustrado.
CAPÍTULO VII
Las penas futuras según el espiritismo.
La carne es débil.—Orígenes de la doctrina espiritista sobre las
penas futuras.—Código penal de la vida futura.
La carne es débil-
Hay inclinaciones viciosas que son evidentemente
inherentes al espíritu, porque tienen más relacion con
la gran parte moral que con la física; otras mas bien
parecen consecuencia del organismo, y por este mo
tivo, uno se cree menos responsable; tales son las
predisposiciones á la cólera , á la indolencia, á la sen
sualidad, etc.
Se reconoce hoy perfectamente por los filósofos
espiritualistas, que los órganos cerebrales, correspon
diendo á las diversas apti tudas, deben su desarrollo a
la actividad de su espíritu y que así, este desarrollo
es un efecto y no una causa. Un hombre, no es músi
co, porque tenga la protuberancia de la música, sino
que tiene esta protuberancia, porque su espíritu es mú
sico.
4 Si la actividad del espíritu obra sobre el cerebro,
debe obrar igualmente sobre las otras partes del or
ganismo. De este modo el espíritu es elartífece que ar
regla su propio cuerpo, por decirlo así, á fin de amol
darle á sus necesidades y á la manifestacion de sus
LAS PENAS FUTURAS SEGUN EL ESPIRITISMO. 97
tendencias. Sentado esto, la perfeccion del cuerpo de
las razas adelantadas, no será producto de crea
ciones distintas, sino resultado del trabajo del espí
ritu, que perfecciona su instrumento á medida que
sus facultades aumentan.
Por una consecuencia natural de este principio, las
disposiciones morales del espíritu deben modificar las
cualidades de la sangre, darle más ó menos actividad,
provocar secrecion más ó ménos abundante de bilis ú
otros fluidos. Así es, por ejemplo, que al gloton se le
llena la boca de agua á la vista de un bocado apetito
so. En este caso, no es el bocado el que puede sobre
excitar el órgano del gusto, puesto que no hay con
tacto, sino el espíritu que obra en virtud de la sensua
lidad que se le ha dispertado, con la accion del pensa
miento, sobre este órgano, miéntras que en otro, lavis
ta de aquel bocado no produce ningun efecto. Por la
misma razon, una persona sensible derrama lágrimas
fácilmente; la abundancia de las lágrimas no dá la sen
sibilidad al espíritu, sino que la sensibilidad del espí
ritu provoca la secreción abundante de las lágrimas.
El organismo bajo el impulso de la sensibilidad, se ha
apropiado esta disposicion normal del espíritu, como
se ha apropiado la del espíritu del gloton.
Siguiendo este órden de ideas, se comprende que
un espíritu iracundo debe propender al temperamento
bilioso; de lo que se deduce que un hombre no es co
lérico porque sea bilioso, sino que es bilioso porque es
colérico. Lo mismo sucede en cuanto á las otras dis
posiciones instintivas. Un espíritu perezoso é indo
lente, dejará su organismo en un estado de atonía en
98 CAPÍTULO VII.
relacion con su carácter, miéntras que si es activo y
enérgico, dará á su sangre y á sus nervios cuahdades
muy diferentes. Es tan evidente la accion del espí
ritu sobre la parte física, que se vén á menudo produ
cirse graves desórdenes por efecto de violentas con
mociones morales. La expresion vulgar: La emocion
le ha cambiado la sangre, no está tan desnuda de sen
tido como podria creerse; ¿pero quién ha podido cam
biar la sangre, sino las disposiciones morales del es
píritu?
Se puede, pues, admitir que el temperamento es, al
ménos en parte, determinado por la naturaleza del es- ,
píritu, que es la causa y no el efecto. Decimos en par
te, porque hay casosen quelo físico influye ciertamen
te sobre lo moral. Esto sucede, cuando un estado mór
bido ó anormal se determina por una causa . exter
na, accidental, independiente del espíritu, como la
temperatura, el clima, los vicios hereditarios de cons
titucion, un mal estar pasagero, etc., etc. Entonces
puede estar afectada la moral del espíritu en sus mani
festaciones por el estado patológico , sin que su natu
raleza intrínseca se modifique.
Excusarse de sus defectos por la debilidad de la car
ne, no es más que un subterfugio para eludir la res
ponsabilidad. La carne sólo es débil, porque el es
píritu es débil, lo que destruye la excusa y deja
al espíritu la responsabilidad de sus actos. La car
ne no tiene pensamiento , ni voluntad, no prevalece
jamás sobre el espíritu , que es el sér pensante y vo
luntarioso; el espíritu es quien dá á la carne las cua
lidades coi respondientes á sus instintos, como un ar
LAS PENAS FUTURAS SEGUN EL ESPIRITISMO. 99
tista imprime á su obra material el sello de su génio.
El espíritu, emancipado de los instintos de la bestiali
dad, se compone un cuerpo que no es un tirano para
sus aspiraciones hacia la espiritualidad de su ser; en
tonces es cuando el hombre come para vivir, porque
vivir es una necesidad; pero no vive para comer.
Queda, pues, entera la responsabilidad moral de los
actos de la vida; pero la razon dice que las consecuen
cias de esta responsabilidad deben estar en relacion
con el desarrollo intelectual del espíritu; cuanto más
ilustrado es, menos excusa tiene, porque con la inteli
gencia y el sentido moral nacen las nociones del bien
y del mal, de lo justo y de lo injusto.
Esta ley explica el mal resultado de la medicina en
ciertos casos. Desde luego que el temperamento es un
efecto y no una causa , los esfuerzos hechos para mo
dificarle se hallan necesariamente paralizados por las
disposiciones morales del espíritu, que opone una re
sistencia inconsciente y neutraliza la accion terapéu
tica. Es preciso, pues, obrar sobre la primera causa.
Dad, si es posible, ánimo al medroso, y vereis cesar
los efectos fisiológicos del miedo.
Esto prueba, repito, la necesidad en que está el arte
de'curar, de tomar en cuenta la accion del elemento
espiritual sobre el organismo. {Revista Espiritista, Marzo, 1869, p. 65.).
Psicografia de Dios dada a Frank Montañez...
El Espiritismo considera que hay un sólo Dios, y que Jesús el nacido en Nazaret, es un Espiritu Puro y Perfecto, hoy día, pero no lo era cuándo encarnó la última vez, pero no es DIOS. Por lo tanto los que consideren a Jesús como Dios, no han entendido el mensaje que el Espiritismo establece. Respetamos todos los pensamientos humanos.
“El Espiritismo proclama la libertad de conciencia cómo un derecho natural y la reclama para los suyos cómo para todo el mundo. Respeta todas las convicciones sinceras, pidiendo para sí la reciprocidad.",
Allan Kardec, Obras Póstumas
El Espiritismo No es una Religión;
El espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas cómo toda filosofía espiritualista y por ésto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido título de sacerdote o sumo sacerdote. Éstas calificaciones son pura invención de la crítica. Obras Póstumas – Allan Kardec,
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