La Biblia no es una Revelación Divina según dijeron Los Espíritus, presididos por el Espíritu de Verdad... Las Religiones que se oponen a la Ciencia, están de espaldas a Dios, porque la Ciencia se basa en las leyes de la naturaleza que emanan de Dios...
Según el Libro de Génesis, capítulo 4 éstos son los temas que nadie ha tocado en los pasados 145 años, luego de la muerte física de Allan Kardec el 31 de marzo de 1869. El capítulo 4, ha sido falsificado en las nuevas traducciones que han utilizado la 5ta. Edición, 2nda Revisión Falsificada por Pierre Gaétan Leymarie, publicada el 23 de diciembre del año 1872.
La ciencia cumple su misión por la fuerza misma de las cosas, y por ser una consecuencia natural del desarrollo de la inteligencia humana, que es también obra divina, y no avanza sin permisión de Dios, en virtud de las leyes progresivas que él ha establecido.
Éstos son los temas que nadie ha tocado en los pasados 145 años, luego de la muerte física de Allan Kardec el 31 de marzo de 1869.
Enlace relevante de la Definición de la Religión , según el Espiritismo... (Septiembre 2020)
https://soyespirita.blogspot.com/2020/09/el-espiritismo-no-es-religion-y-el.html
RELIGIOSIDAD DE FE CIEGA...
https://soyespirita.blogspot.com/2021/01/que-es-ser-religioso-segun-el.html
Tal vez piensas que los Espíritus no se expresaron en contra de la Biblia, la Religión y a favor de la Ciencia, pero deberías leer el capítulo 4 de Génesis, que fue completamente mutilado y alterado por los Espiritualistas que falsificaron el libro de Génesis Espiritual escrito por Allan Kardec.
Video Pierre-Gaetan Leymarie
Pierre Gaétan Leymarie dió rienda suelta a un interés especial en alterar el contenido del capítulo 4 más que cualquier otro capítulo del libro de Génesis Espiritual escrito por Allan Kardec. Este INFAME del Espiritismo, denunciado por Henri Sausse, Gabriel Delanne y la viuda de Allan Kardec, en la Carta publicada en el Periódico "El Universal" en París, Francia. Este periódico fundado por la viuda de Allan Kardec en el año 1882, fue creado con la ayuda de Gabriel Delanne. Es en ese periódico, que se publicó la famosa carta de Henri Sausse, La Infamia. A todo esto se le une la Conspiración de León Denís y Jean Baptiste Roustaing que ocultos, bajo las sombras, se encargaron de falsificar todo el libro de Génesis.
Permítanme presentar un análisis del capítulo VI (4), en detalle los cambios que se hicieron, y pueden ayudar a saber cuáles fueron las falsificaciones del capítulo VI (4). Veamos en detalle el análisis realizado por:
Al analizar el capítulo 4 con detenimiento, éstos malos Espíritus, Espiritualistas enemigos del Espiritismo, los descubrimos en la mutilación de éste capítulo que con saña, e interés de borrar la opinión de los Espíritus en contra de la religión, y a favor de la ciencia y borrar la opinión de lo que dijeron los Espíritus criticando la Biblia y la Religión.
Sería casi imposible que alguién hiciera público éstos argumentos en los pasados 145 años, luego de la muerte física de Allan Kardec. Nadie se había atrevido a tocar éstos tema, hasta dentro de las organizaciones Espiritualistas, porque precisamente, la Biblia y la Religión del Espiritismo eran temas intocables. Es una ironía pensar que preferían tolerar las Mistificaciones y los fraudes de Chico Xavier, que hablar en contra de la Biblia y la Religión atornillada por Pierre Gaétan Leymarie y León Denís del Espiritismo.
Los invito a leer todo el capítulo 4 de Génesis, y con la ayuda de los análisis de este capítulo y mis vídeos de éste tema los llevo por cada artículo y tú mismo podrás evaluar hasta dónde llegó la maldad de los Espiritualistas.
Acusó formalmente a León Denís y a Jean Baptiste Roustaing por ser cómplices de la Infamia de Pierre Gaétan Leymarie de ser los malos de la Película. León Denís y Jean Baptiste Roustaing estuvieron trabajando en lo oculto, intrigando como bien lo saben hacer los Masones Illuminati.
Jean Baptiste Roustaing se encargó de que Pierre Gaétan Leymarie cambiará y mutilara el Libro de Génesis en el contenido del capítulo 4, en los 18 artículos que fueron reducidos a 17. Jean Baptiste Roustaing, desencarnó el día 1ro de enero de 1879, y estuvo activo mutilando el libro de Génesis hasta su último respiro. León Denís, estuvo conspirando desde el año 1870 hasta su muerte física en 1926. Las Revistas Espíritas no tienen récord de ninguna defensa de León Denís en todos esos años, a favor del Espiritismo, en contra a las mutilaciones y falsificaciones de Pierre Gaetan Leymarie.
Nunca escribió ni una nota denunciando las adulteraciones que había sufrido el libro de Génesis, no dio ni una opinión sobre la acusación de Henri Sausse, Gabriele Delano y la viuda de Allan Kardec. Dedicó toda su vida Espiritualista a la práctica de la Masonería, a dar conferencias de esoterismo, y Teosófia, y a mezclar el Espiritismo con el Espiritualismo. Por eso logró que se le llamara el Padre del Espiritualismo Moderno. Todo este tema, y la participación de León Denís en la Infamia de su participación del Espiritualismo Moderno será publicada en otros artículos sobre este tema.
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Comencemos, y veamos las referencias de la opinión de los Espíritus sobre la Religión en el Capítulo 1 y 4 del libro de Génesis. Veamos, también cómo el tema de la Biblia es evaluado por los Espíritus.
Génesis, Capítulo 1, Carácteres de la Revelación Espírita.
Todas las religiones se han hecho siempre instrumentos de dominación...
Libro de Génesis Espiritista, capítulo 1,#8. —Todas las religiones tienen sus reveladores; y aunque éstos estén lejos de haber conocido toda la verdad, tenían su razón de ser providencial; porque eran apropiadas al tiempo y al medio en que vivían, al genio particular de los pueblos a que hablaban y a que eran relativamente superiores. No obstante los errores de sus doctrinas, han removido los espíritus y sembrando gérmenes que más tarde habían de desarrollarse o se desarrollarán al calor del sol del cristianismo. Sin razón, por tanto, se las anatematiza en nombre de la ortodoxia; porque ha de llegar el día en que todas ésas creencias, tan diversa en la forma, pero que descansan en realidad sobre un mismo principio fundamental, han de fundirse en una grande y amplísima unidad, cuándo la razón haya triunfado de todas las preocupaciones. Ése fundamento común es la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.
Desgraciadamente todas las religiones se han hecho siempre instrumentos de dominación: el papel de profeta ha tentado a ambiciosos de baja estofa y se ha visto surgir una multitud de supuestos reveladores o mesías que, a favor del prestigio de éste nombre, han explotado la credulidad de la muchedumbre en provecho de su orgullo, de su codicia o de su pereza, encontrando más cómodo que el trabajar, vivir a expensas de sus fanatizados secuaces. La religión cristiana no se ha visto más que las otras al abrigo de esta plaga de parásitos impostores, sobre cuyo particular nos remitimos y llamamos muy particularmente la atención de nuestros lectores, al capítulo XXI de El Evangelio según el Espiritismo; «Habrá falsos Cristos y falsos profetas.»
#24; —Siendo Dios el fundamento cardinal de toda creencia religiosa y el objeto de todo culto, el carácter de toda religión es conforme a la idea que dan de Dios. Las que hacen de él un Dios vengativo y cruel, creen honrarle con actos de crueldad, con las hogueras y los tormentos: las que hacen de él un Dios parcial y celoso, son intolerantes: son más o menos meticulosas, según que le creen más o menos sujeto a las pequeñeces y debilidades humanas.
1. —La historia del origen de todos los pueblos se confunde con la de su religión; por eso los primeros libros han sido religiosos. Y como todas las religiones se refieren al principio de las cosas, que es también el de la humanidad, han dado acerca de la formación y ordenación del universo explicaciones que están en relación con el estado de los conocimientos del tiempo y de sus fundadores. Ha resultado de eso que los primeros libros sagrados fueran al mismo tiempo los primeros libros de ciencia, como han sido también por mucho tiempo el código de las leyes civiles.
2. —La religión era entonces un freno poderoso para gobernar. Los pueblos se someten gustosos a los poderes invisibles, en nombre de los cuales se les hablaba y de que los gobernantes se decían mandatarios, ya que no se proclamaran los iguales de esas mismas potencias. Para dar más fuerza a la religión era preciso presentarla como absoluta, infalible e inmutable, sin lo cual hubiera perdido su prestigio entre seres casi brutos en quienes apenas apuntaba un destello de razón. No convenía que sobre ella pudiera discutirse, ni tampoco sobre las órdenes del soberano; y de ahí el principio de la fé ciega y de la obediencia pasiva que tuvieron en su tiempo su razón de ser y su utilidad. La veneración en que se tenían los libros sagrados, que se creían descendidos del cielo o inspirados por la divinidad misma, hacia sacrílego su examen.
3. —En los tiempos primitivos los medios de observación eran necesariamente muy imperfectos, y por consecuencia, las primeras hipótesis relativas al sistema del mundo tenían que estar sobrecargadas de groseros errores. Pero aún cuando estos medios hubiesen sido tan perfeccionados como los que hoy tenemos, los hombres no hubieran sabido servirse de ellos; no pudiendo ser por otra parte sino el fruto del desarrollo de la inteligencia y del conocimiento sucesivo de las leyes de la naturaleza. A medida que el hombre ha ido adelantando en el conocimiento de esas leyes, ha ido penetrando los misterios de la creación y rectificando las ideas que se había formado acerca del origen de las cosas.
4. —Así como para comprender y definir el movimiento correlativo de las agujas de un reloj, es indispensable conocer las leyes que presiden a su mecanismo, apreciar la naturaleza de los materiales y calcular la potencia de las fuerzas que funcionan; para comprender el mecanismo del universo, es preciso conocer las leyes que rigen todas las fuerzas puestas en acción en este vastísimo conjunto.
El hombre ha sido impotente para resolver el problema de la creación hasta el momento en que la ciencia le ha dado la clave. Ha sido preciso que la Astronomía le abriese las puertas del espacio infinito, y le permitiese penetrar en él con su mirada; que pudiera determinar por la potencia del cálculo con una precisión vigorosa, el movimiento, la posición, el volumen, la naturaleza y el oficio de los cuerpos celestes; que la Física le revelara las leyes de la gravitación, del calor, de la luz y de la electricidad, la potencia de esos agentes sobre la naturaleza entera, y la causa de los innumerables fenómenos que de ellas proceden; que la Química le enseñara las transformaciones de la materia, y la Mineralogía las materias de que se compone la corteza del globo; que la Geología le enseñase a leer en las diferentes capas terrestres la formación gradual de este mismo globo; la Botánica, la Zoología, la Paleontología, la Antropología debían iniciarles en la filiación y en la sucesión de los seres orgánicos.
Con la Arqueología ha podido seguir los pasos de la humanidad a través de las edades; todas las ciencias, en fin, completándose unas con otras y dándose la mano, tenían que aportar su contingente necesario para el conocimiento de la historia del mundo, a falta de lo cuál el hombre no tiene por guía si no sus primeras hipótesis, ni por auxiliares, más que sus sentidos. Por eso también, antes que el hombre estuviera en posesión de todos esos elementos indispensables de apreciación, todos los comentaristas del Génesis, cuya razón fatalmente se estrellaba contra imposibilidades materiales, se revolvían en un mismo círculo sin poder salir de él, hasta que la ciencia ha abierto el camino a través del vetusto edificio de las antiguas creencias.
Todo ha cambiado entonces de aspecto. Una vez encontrado el hilo conductor, las dificultades se han desvanecido, y en vez de un Génesis imaginario,se ha tenido un Génesis positivo y en cierto modo experimental: los horizontes del Universo se han extendido a lo infinito; se ha visto que la tierra y los astros se forman gradualmente según leyes eternas e inmutables, que revelan mejor el poder y la sabiduría de Dios que una creación milagrosa salida de un golpe de la nada, como un cambio de decoración por una idea súbita de la divinidad, después de una eternidad de inacción y de soledad incomprensibles.
Puesto que es imposible conocer el Génesis sin los datos que la ciencia suministra, puede decirse con toda verdad que la ciencia es la verdaderamente llamada a constituir el Génesis según las leyes de la naturaleza.
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5. —Al punto a que ha llegado la ciencia en el siglo diez y nueve ¿ha resuelto todas las dificultades del problema del Génesis? No en verdad; pero no es menos positivo que ha destruido para siempre todos los errores capitales y que ha establecido las bases cardinales sobre datos irrecusables; los puntos aún inciertos no son, propiamente hablando, sino cuestiones secundarias cuya solución, sea la que quiera, no puede afectar a la ciencia del conjunto. Por otra parte, le ha faltado hasta ahora un elemento importante, sin el cuál está obra nunca hubiera podido completarse.
6. —De entre los Génesis antiguos, el que menos difiere de los datos científicos modernos, sin que por éso deje de estár plagado de errores, demostrados tales hasta la última evidencia, es el de Moisés. Algunos de éstos errores son más aparentes que reales y proceden, ya de la falsa interpretación de ciertas palabras, cuya significación se ha perdido pasando de lengua en lengua por la versión; ya de que su acepción ha cambiado con las costumbres de los pueblos; ya por la forma alegórica peculiar del estilo oriental, que se ha tomado a la letra en vez de atenerse al espíritu.
7. —Es evidente que la Biblia contiene hechos que la Razón ilustrada no puede aceptar, y otros que parecen extraños y repugnantes, porque se refieren a costumbres muy distintas de las nuestras. Pero dejando eso a un lado, no puede desconocerse sin injusticia que contiene cosas admirables, grandiosas y bellas. La alegoría hace en ella un gran papel, y bajo éste velo oculta verdades sublimes que aparecen buscando el fondo del pensamiento, porque entonces desaparece lo que tienen de absurdo. ¿Por qué no se ha levantado ese velo más pronto? Por una parte, la falta de conocimientos que sólo la ciencia y la filosofía podían suministrar, y por otra, el principio de la inmutabilidad absoluta de la fé, consecuencia de un respeto demasiado ciego a la letra, ante la cuál la razón debía inclinarse, y últimamente, por el temor de comprometer el edificio de las creencias basado sobre el sentido literal. Partiendo éstas creencias de un punto primitivo, se ha temido que, roto el primer anillo de la cadena, acabarían por deshacerse las mallas todas de la red, y así se han cerrado los ojos por sistema y con obstinación. Más cerrar los ojos ante el peligro, no es evitarlo; cuando un edificio se cuartea y pierde su aplomo, ¿no es más prudente hacer los reparos necesarios, que esperar por respeto a su antigüedad venerable, a que el mal se agrave, y desplomándose que nos veamos precisados a reconstituirlo de nuevo?
8. —La ciencia, llevando sus investigaciones hasta las entrañas de la tierra y las profundidades insondables de los cielos, ha demostrado de una manera irrecusable los errores del Génesis mosaico, tomado al pié de la letra, y la imposibilidad material de que las cosas hayan pasado como en él mismo se refieren, y por consecuencia ha producido un gran sacudimiento en el edificio de las antiguas creencias.
La fé ortodoxa (Nota añadida: fé ciega) se ha conmovido, porque creyó ver destruida la base angular. Pero ¿quién debía equivocarse, la ciencia que marcha prudente y progresiva sobre el terreno firme de las cifras y de la observación, sin afirmar nada hasta obtener la evidencia, o una relación escrita en tiempo que no había medio ninguno de observación ? ¿Quién, en fin, prevalecerá, el que diga que dos y dos son cinco, y rehuse probarlo, o quién afirme que dos y dos hacen cuatro, y además lo pruebe?
http://soyespirita.blogspot.com/2018/03/el-espiritismo-es-de-orden-divino-y-es.html
9. —Más de ésto se replica: sí la Biblia es una revelación divina, Dios se ha engañado o ha querido engañarnos. Sí no es una revelación divina, la religión falta de base, se vendrá al suelo. Una de dos: o la ciencia se engaña o no se engaña. Si tiene razón no puede hacer que una opinión contraria sea verdadera. No hay revelación que pueda prevalecer contra la autoridad de los hechos. Es incuestionable que, siendo Dios todo verdad, no puede inducir a los hombres - a error, ni a sabiendas ni inconscientemente, sin dejar de ser Dios. Pues si los hechos están en contradicción con las palabras que a Dios se atribuyen, lo lógico es deducir que o no las ha pronunciado o que han sido erróneamente interpretadas. Si la religión se resiente en algo a causa de estas contradicciones, la culpa no será de la ciencia que no puede hacer que lo que es no sea, sino de los hombres que han fundado prematuramente Dogmas absolutos, de que han hecho cuestión de vida o muerte, sobre hipótesis susceptibles de ser desmentidas por la experiencia. Hay cosas en las cuales es preciso resignarse de grado o por fuerza, si no se puede hacer otra cosa. Cuando el mundo marcha, no pudiendo la voluntad de algunos hombres detenerle, lo prudente es seguirle y acomodarse al nuevo estado de cosas, y no aferrarse a lo pasado que se desmorona, a riesgo de quedar sepultados bajo los escombros.
10. —¿Se había de imponer silencio a la ciencia por respeto a algunos textos considerados como sagrados? Tan imposible sería esto como querer impedir que la tierra se mueva sobre sí misma y en derredor del sol. Ninguna Religión ha ganado con sostener errores manifiestos.
La misión de la ciencia es investigar las leyes de la naturaleza, cuyas leyes siendo obra de Dios no pueden afectar esencialmente a las religiones fundadas sobre la verdad. La ciencia cumple su misión por la fuerza misma de las cosas, y por ser una consecuencia natural del desarrollo de la inteligencia humana, que es también obra divina, y no avanza sin permisión de Dios, en virtud de las leyes progresivas que él ha establecido. anatematizar el progreso, como atentatorio y contrario a la religión, es inútil y se opone además a la voluntad de Dios, porque todos los anatemas del mundo no pueden impedir que la ciencia marche y la verdad se esclarezca. Si la religión se obstina en no marchar con la ciencia , la ciencia seguirá sola su camino.
11. —Sólo las religiones estacionarias pueden temer los descubrimientos de la ciencia. Estos descubrimientos únicamente pueden ser funestos a las que se dejan ganar la delantera por las ideas progresivas inmovilizándose en el absolutismo de sus creencias. Se forman en general una idea tan mezquina de la divinidad, que no comprenden que asimilarse las leyes de la naturaleza
reveladas por las ciencias, es glorificar a Dios en sus obras; más en su ceguedad prefieren atribuirse al Espíritu del mal. Una Religión que no estuviera bajo ningún punto en contradicción con las leyes de la naturaleza, nada tendría que temer del progreso y sería invulnerable.
12. —El Génesis comprende dos partes: la historia de la formación del mundo material, y la de la humanidad considerada en su doble principio corporal y espiritual. La ciencia se ha limitado a la investigación de las leyes que rigen a la materia y en el hombre mismo no ha estudiado sino la envoltura carnal. En este punto ha conseguido darse cuenta con una precisión incontestable de las partes principales del mecanismo del Universo y del organismo humano, bajo cuyo punto de vista principal ha podido completar el Génesis de Moisés y rectificar sus partes defectuosas.
13.—Esta cuestión es, sin embargo, la más importante para el hombre, porque es el problema de su pasado y de su porvenir, puesto que el del mundo material no le afecta sino indirectamente. Lo que le importa sobre todo saber es de dónde viene y a donde va, si ha vivido ántes y si vivirá después y qué suerte le está reservada. La ciencia nada dice acerca de esas diferentes cuestiones. La filosofía sólo da opiniones que concluyen en sentido diametralmente opuestos; pero siquiera deja libre la discusión, lo cual hace que muchas gentes se decidan a favor de ella, dejando a la religión que no discute.
14.—Todas las religiones están de acuerdo en el principio de la existencia del alma, sin demostrarlo. Más no están conformes ni sobre su origen ni sobre su pasado, ni sobre su porvenir, ni sobre las condiciones de que depende su estado futuro, que es lo esencial. Hacen la mayor parte de ellas una pintura de su porvenir que no puede ser aceptada sino por la fé ciega, pero no puede resistir a un examen formal. Estando ligado el destino que reservan a las almas con las ideas que se formaron acerca del mundo material y del mecanismo del universo en los tiempos primitivos, resulta inconciliable con los conocimientos actuales. Y como no pueden dejar de perder las creencias anticuadas con el exámen y la discusión en este punto, han encontrado más sencillo proscribir, el uno y la otra.
15.—De estas divergencias en lo concerniente al porvenir del hombre han nacido la duda y la incredulidad. Ni podía suceder otra cosa. Pretendiendo cada Religión estár en posesión de toda la verdad, contradiciéndose unas a otras, y no dando pruebas suficientes de sus aserciones para atraerse a la mayoría, el hombre en la indecisión, se ha replegado en lo presente. Más la incredulidad deja un vacío penoso; el hombre mira con ansiedad lo desconocido adonde fatalmente tiene que llegar; la idea de su aniquilamiento le hiela; su conciencia le dice que más allá de la vida presente hay algo que le ha de afectar profundamente. Pero ¿que es ese algo? Su razón no le permite dar crédito a los consejos con que mecieron su infancia ni tomar la alegoría por la realidad.
¿Cuál es el sentido de ésa alegoría? La ciencia ha rasgado una punta del velo, más no ha descubierto lo que más le interesa saber. Interroga en vano: nadie le responde de una manera perentoria y clara, .capaz de calmar sus temores y de satisfacer a su razón; siempre la afirmación al frente de la negación, sin pruebas positivas por una ni otra parte, y de ahí la incertidumbre. Más la incertidumbre acerca de la vida futura hace que el hombre se engolfe con una especie de furor en las cosas de la vida presente.
Tales el resultado inevitable de las épocas de transición del edificio de lo pasado se desmorona y el del porvenir aún no está construido. El hombre se encuentra como el adolescente que no tiene ni las creencias sencillas de la primera edad, ni los conocimientos de la edad provecta: solo tiene vagas, pero vivas aspiraciones que no puede definir.
16.—Si la cuestión del hombre espiritual ha quedado hasta ahora en estado de teoría es porque no se han tenido medios de observación directa como los ha habido para estudiar y comprobar el estado del mundo material, y el campo ha quedado abierto a las elucubraciones de la imaginación. Hasta que el hombre no ha conocido las leyes que rigen a la materia, y que no ha podido aplicar el método experimental, ha andado errante de sistema en sistema en lo concerniente al mecanismo del universo y a la formación de la tierra. En el orden moral sucede lo que en el orden físico: ha faltado un elemento esencial para fijar las ideas: el conocimiento del principio espiritual. Este conocimiento estaba reservado a nuestra época, como el de las leyes de la materia fué obra de los dos siglos precedentes.
17. —El estudio del principio espiritual ha estado hasta ahora comprendido en la metafísica: ha sido puramente especulativo y teórico. En el Espiritismo esencialmente experimental. Por medio de la facultad medianímica más desarrollada en nuestros días y sobre todo más generalizada y estudiada, el hombre se encuentra en posesión de un nuevo instrumento de observación. La medianimidad es respecto al mundo espiritual lo que el telescopio ha sido para el mundo astral, y el microscopio para el de lo infinitamente pequeño: ha permitido explorar, estudiar, por decirlo así de visu, sus relaciones con el mundo corporal; aislaren el hombre vivo del ser inteligente del ser material, y verlos obrar aisladamente. Una vez en relación con los habitantes de este mundo , ha podido seguirse al alma en sus emigraciones, en sus transformaciones, en su marcha ascendente; se ha podido, en fin, estudiar el elemento espiritual. Esto es lo que faltaba a los precedentes expositores del Génesis para comprenderlo y rectificar sus errores.
18. —El mundo espiritual y el mundo material están en contacto incesante y son solidarios uno de otro: ambos tienen su parte de acción en el Génesis. Sin el conocimiento de las leyes que rigen al primero, sería tan imposible constituir un Génesis completo como lo es a un escultor dar vida a su estátua. Hoy únicamente, por más que ni la ciencia de lo material ni la de lo espiritual hayan dicho su última palabra, posee el hombre los elementos propios para dilucidar este inmenso problema: eran indispensables estas dos clases para llegar a una solución que fuese siquiera aproximativa; pues por lo que hace a la definitiva, quizás no sea dado al hombre encontrarla en la tierra, porque hay cosas que son secretos de Dios.
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