El siguiente es el enlace de éste contenido sobre el tema de la "ZOANTROPIA"...
Los Espíritas deben comprender que éstas manifestaciones sí; pueden ser posible, pero la Ascendencia Moral prevalece siempre.
Ningún Espíritu Impuro que quiera transfigurarse sólo lo puede hacer para atemorizar, pero, nada puede hacer contra los Espiritas Moralizados. La Ascendencia Moral es lo más importante que tenemos los Espiritas.
Nadie que ha dedicado su vida al Bien Común debe temer de éstas manifestaciones que no son demonios ni demoníacas sino el resultado de una transfiguración que es posible en el mundo espiritual y que del mismo modo que lo logra un mal espíritu puede darse el caso de que alguien Moralizado pueda transfigurarse también
El Libro de Los Medíums en el Capítulo 7, Ítem #114 nos habla de ése tema y Allan Kardec nos da varios ejemplos.
Por lo tanto baste ésta información sólo para referencia, pero no para creer que ésto pueda afectarnos a los que hacen el Bien Común y gozan de una ascendencia Moral.
Frank Montañez
Veamos éste articulo publicado por María Magdalena Naufal:
ZOANTROPIA
Maria Madalena Naufal
Zoantropia es el fenómeno en que los espíritus
desencarnados devotos del mal se tornan visibles a los hombres bajo formas
animalescas, demostrando su degradación tanto moral como espiritual. Ésas
formas son de las más diversas, sin olvidar la forma "diabólicas" en
que muchos se presentan, con cara de hombre, cachos, patas y rabo de chivo, o
sea, un ser mixto de hombre y animal.
Muchos libros de ficción fueron escritos sobre el tema, y
también surgieron varias películas y novelas explorando el asunto. Como
siempre, en el fondo de las leyendas y de la imaginación popular hay siempre
una verdad a ser encontrada. Mas es preciso no aceptar todo y tampoco negar
todo. No existe lo sobrenatural, porque todo lo que ocurre en la naturaleza es
natural, obedeciendo a leyes emanadas del Creador. El desconocimiento de esas
leyes es que nos lleva a la superstición. Es por eso que el hombre coloca
"aderezos" a la verdad para desfigurarla.
Muchas personas ya me contaron casos de hombres-lobo (licantropo)
y juran que lo vieron. Esta vez, voy a dejar de lado esos casos y narrar
algunos encontrados principalmente dentro de la hagiografía y de la literatura
espirita.
Las fuerzas malévolas siempre atacan a aquellos que
sirven al bien. Y, siendo así, no es raro encontrarnos en la vida de los santos
fenómenos de Zoantropía.
El hagiógrafo Jose Hussieim, en la obra Heroinas de
Cristo (Editorial Poblet) relata que en la vida de Santa Gemma Galgani
(1878-1903), ocurrieron dolorosos fenómenos de infestación espiritual
producidos por entidades maléficas del mundo invisible, que tomaban las más
terribles formas. Una de ellas aparecía a veces " como un perro feroz que
se arrojaba sobre ella o como un monstruo gigantesco que la afligía la noche
entera, gritando: Tu me perteneces! Tú me perteneces!"
San Pedro de Alcántara (1499-1562) sufrió grandemente la
envestida de las fuerzas del mal, las cuales venció con su humildad y devoción
al bien. Fray Estefano José Piat, en la obra San Pedro de Alcántara (Ed.
Vozes), describe uno de esos ataques, acompañado de fenómenos físicos: "El Diablo entra ahora en escena. Lo obsesa
bajo formas asquerosas, lo persigue con escarnios, con ruidos y gritos
nocturnos. Y llega por las vías del hecho: Lo derrumba, sofoca hasta casi
estrangularle, lo cubre con una palada de piedras que, a la mañana siguiente todavía
se encontraban esparcidas por la pobre habitación".
Quien también recibió crueles ataques de entidades
tenebrosas y vengativas, interesadas en perjudicar su obra misionera, fue Don
Bosco (1815-1888). El Padre Aufiray, en la célebre obra Saint Jean Bosco
(Librarie Catholique Emmanuel Vitte) describe esas persecuciones confiadas
por el notable santo a los padres Cagliero, Bonetti y Ruffino, que cierta
mañana lo encontraran palido y extenuado. Más allá de los gritos oídos, vientos
repentinos, jalones de la cobija, ruidos en el techo de la casa y otros
fenomenos fisicos. Don Bosco enfrentó también los fenómenos de Zoantropía
(inclusive de licantropia) probando su Mediúmnidad poderosa y gran
espiritualidad. Los perseguidores desencarnados aparecían "bajo las
expresiones de animales feroces, tigres, lobos, serpientes o bajo el aspecto de
monstruos indescriptibles, que lo atacaban furiosamente".
San Geraldo Majela (1726-1755), cuya vida fue
empolvada por los más extraordinarios fenómenos, no escapó también a la zoantropía.
Su hagiógrafo, padre Montes, narra varios casos en la obra San Geraldo. El
primero ocurrió antes del santo entrar para el noviciado de los redentoristas.
Dotado de grandes virtudes y fervor, gustaba de hacer vigilia en la Iglesia de
Muro, su ciudad natal. "Una noche, al abrirla puerta de la iglesia vio
Geraldo en la obscuridad los enormes ojos encendidos de un perro que avanzo
como si quisiese lanzarse a su cuello. El primer impulso del joven fue gritar y
huir.
Comprendió, sin embargo, que aquel perro descomunal,
que se encontraba dentro del templo, no era un animal como los demás. Entro,
tomo agua bendita e hizo la señal de la cruz. El macabro asaltante retrocedió
y, dando horroroso aullido, desapareció como por encanto":
Ya como hermano coadjutor, en Iliceto y otros
conventos, numerosos grupos de "demonios" se le aparecían en forma corpórea.
“A veces, tal cual como los representa la imaginación popular, con enormes cachos,
fisionomía repugnante, piel roja o negra y rabo descomunal. Ejecutaban ataques
simulados y daban gritos y aullidos capaces de helar la sangre a un cristiano.
Otras veces, disfrazados en enormes perros negros y lobos horrendos, atacaban a
Geraldo como queriendo devorarlo. Viendo que sus amenazas no impresionaban al
heroico joven, los espíritus infernales no se contentaran con berridos y
amenazas".
"Cierto día, lanzaron sobre Geraldo, extendieron
sus asquerosas manos, lo lanzaron por la tierra y lo maltrataron de tal manera
que, al día siguiente, no podia levantarse del lecho. Otra noche, se
precipitaron sobre el dos lobos gigantes, con aullidos salvajes y, agarrándolo
por la sotana, lo arrastraron por los corredores, salieron con él para el
huerto y allá en el fondo, habiéndolo arrastrado por las piedras y cuanta
inmundicia habia, lo dejaron medio muerto". Intentaban también, lanzarlo
al fuego.
Llamada de la vidente de Prevorist, Frederica Hauffe
(1801-1829), sensitiva alemana de facultades excepcionales, acostumbraba
expulsar los espíritus por medio de formulas escritas. A pedido del Dr.
Justinus Kemer, ayudo Fritzien, una señora anciana que fue perseguida durante
24 años. #Todo comenzó cuando, al acostarse, todavía acostada, vio por primera
vez un chasquido en la cama, enseguida vio un rayo de luz azulada y la aparición
de un ser semejante a una zorra, que se le aproximo a la cama y desapareció.
Otra noche percibió la mano de un niño en la suya. Esforzándose para retirarla,
se sintió presa, como bajo la influencia de un gran peso. Desde entonces, se
vio perturbada todas las noches, al principio por luces, después por la aparición
de formas vivas, gatos, caballos, todos asustadores". Con la ayuda
prestada por la vidente cesaron las perturbaciones en la vida de Fritzien.
En la literatura espirita encontramos explicaciones de
como se procesan esas deshonras de las formas. Según Gubio, instructor de André
Luiz, tenemos que tomar "por base, por encima de todo, los elementos plásticos
del periespíritu".
La Zoantropía no se manifiesta solo en los
desencarnados. Los encarnados también presentan problemas de este tipo. Veamos
tres casos: uno extraído de la biblia, otro de una obra de André Luis y el
tercero narrado por el Cel. Edynardo Weyne.
El caso bíblico, encontramos en Daniel (4:25 a 34), y
habla del Rey Nabucodonosor. de Babilonia, que vivió como animal durante siete años,
hasta que recobro el juicio, el reino de la figura humana, glorificando a Dios
y su Justicia. Destaquemos el trecho en que se opera la transformación:"
Anuncian a ti, rey Nabucodonosor, que tu reino te fue arrebatado. Van a
expulsarte de dentro de los hombres para hacerte vivir entre los animales de
los campo, pastaras hierbas como los bueyes. Siete tiempos pasaran sobre ti,
hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre la creación humana y que la
confiere a quien le place". (Biblia Sagrada, Editora Ave María, 18 edición,
1971).
"En la misma hora se cumplió esta palabra en la
persona de Nabucodonosor, y el fue lanzado de la compañía de los hombres, y comió
como el buey, y su cuerpo fue mojado del roció del cielo, de suerte que le
crecieron los cabellos y el pelo, como las plumas de las águilas, y sus uñas se
hicieron como las garras de las aves".
En el capítulo 23 de la obra "En los dominios de
la Mediúmnidad" tenemos un ejemplo de fascinación muy interesante. Una
señora, dominada por un terrible hipnotizador, acompañado por varios compañeros
vengativos, adquiría aspecto animalesco, "casi que aullando y arrastrándose
por el suelo". Si no fuese por la asistencia espiritual, seria victima
integral de licantropia deformante. El instructor Gubio explica "Muchos espíritus,
pervertidos en el crimen, abusan de los poderes de la inteligencia, haciendo
pesar tamaña crueldad sobre cuántos sintonicen con ellos por las deudas del
pasado. A semejantes vampiros debemos muchos cuadros dolorosos de la patología
mental en los manicomios, en que numerosos pacientes, bajo intensiva acción hipnótica,
imitan costumbres, posiciones y actitudes de animales diversos".
En la obra La Próxima Parada el Cel. Edynardo
narra un caso interesantísimo: " El 5 de agosto de este año (1983),
Valdeci Ribeiro de Souza, hijo de Joao de Souza Hijo y Francisca Ribeiro de
Souza, 14 años, residente en el Sitio Coqueirinho, en Mangabeira, Aquiraz, y
alumno del grupo escolar local, tuvo una crisis convulsiva. Fue llevado para el
puesto José Frota de Mecejana, Le aplicaron una inyección de Diasepan y
recomendaron que lo condujeran al Hospital de Salud Mental para tomar un
electroencefalograma, pues sospechaban epilepsia. Como las crisis continuaban,
no hablaba, no dormía y lloraba sin parar, lo trajeron al Hospital de Salud
Mental. Allá quedo por tres dias".
"Al volver a la casa, el cuerpo tenia marcas de
golpes, rostro demacrado y un ojo negro. Conto que recogiera mucho. En nuestra reunión
de Miércoles la familia lo trajo al Centro Espirita Amor al prójimo. No parecía
una criatura humana! La entidad que lo manipulaba le transmitió su configuración
espiritual (fenómeno de zoantropía). Adquiriera la forma de un mono macaco. Esa
degradación del periespíritu del obsesor fue luego identificado por una vidente
de nuestro equipo de desobsesión. Cerca de diez personas, que se encontraban
presentes, lo vieron con las manos dobladas, como si fuesen patas, intentando
agredir a bofetadas. Con furia animalesca, procuraba morder, a quie se le
aproximara. No hablaba, gruñia. Su expresión fisionómica era de simio. Rascaba
su barriga exactamente como hacen los macacos. Su fuerza era superior a la de
varios hombres juntos".
El continuaba narrando que "Después de tres
sesiones de transfusión energética, con complementación ectoplasmia, recupero
el aspecto humano y el comando de la mente. El lunes siguiente, día de sesión pública,
mas de cien asistentes de todas las clases sociales vieron el final de esta trágica
metamorfosis. La vuelta de la conciencia de su propia identidad!.
"Reprimir, bloquear, drogar, someter a choques eléctricos
o bioquímicos la incipiente Mediúmnidad de un paciente sensitivo es inocuo,
casi perverso! Jamás el pasara de un "trapo ambulante". Nunca se llegaría
a una solución autentica como en el caso del niño-macaco. Para ese tratamiento
no empleamos ningún producto farmacéutico convencional. Apenas el humilde
arsenal terapéutico de Medicina de los Espíritus: La Oración, el pase, la cooperación
de los bienhechores del espacio, agua fluidificada, amor y la fe.
Principalmente la fe. Fe consciente, inamovible. Aquella fe que mueve montañas,
como nos hablo el Hijo de María".
Para cerrar este articulo voy a narrar un caso más
ocurrido con un encarnado, cuyas facultades Mediúmnicas estaban comenzando a
aflorar. En la obra Ala Desoito, el escritor espirita Frungilo Junior
presenta un fenómeno de Zoantropía muy interesante, ocurrido con un abogado que
se encontraba interno en un hospital, por presentar comportamiento anormal,
debido a "visiones" que estaba teniendo. “Roberto comienza a
agitarse. Abre los ojos y aquello que le parecía un sueño comienza a mezclarse
con la realidad. En primer lugar, no consigue dar con el lugar donde se
encuentra, iluminada por la luz, ve a su esposa acostada en el sofá, pero no la
ve sola. A su lado, dos figuras animalescas asediándolas voluptuosamente.
Poseen cuerpo, brazos, piernas, cabeza, como un ser humano, pero, su constitución
física, en lo que se refiere a lo que les sirve como tejido epidérmico, son de
textura animalesca y repugnante. Cascos en lugar de pies, garras como manos,
ojos oblicuamente comprimidos, maxilares protuberantes, todo con fuerte olor
nauseabundo y fétido, son las características horripilantes de esas criaturas
que poseen, como vestidos, apenas un tipo de capa escamosa, que más parece una continuación
de sus horrendos cuerpos, diferenciándose de todo el resto por su color
escarlata".
Cuando la medicina terrestre se de la mano con el
conocimiento espiritual, será mas fácil el tratamiento y la cura de esos
problemas expuestos. Esperemos!
CAPÍTULO
VII
BICORPOREIDAD
Y TRANSFIGURACIÓN
Apariciones
de Espíritus de personas vivas.
–
Hombres dobles. – San Alfonso de Ligori, y
San
Antonio de Padua. – Vespasiano. –
Transfiguración. –
Invisibilidad.
114. Estos dos fenómenos son
variedades de las manifestaciones visuales, y aunque desde luego puedan parecer
maravillosos, se reconocerá fácilmente, por la explicación que pueda darse de
los mismos, que no salen del orden de los fenómenos naturales. Uno y otro
descansan sobre este principio, a saber: que todo lo que sea dicho sobre las
propiedades del periespíritu después de la muerte, se aplica al periespíritu de
los vivos. Sabemos que durante el sueño el Espíritu recupera parte de su
libertad, quiere decir, se aísla del cuerpo, y fue en este estado que tuvimos
muchas ocasiones de observarlo. Pero el Espíritu, sea el hombre muerto o vivo,
tiene siempre su envoltura semimaterial, que por las mismas causas que hemos
descrito puede adquirir la visibilidad y al tangibilidad. Hechos muy positivos
nos dejan ninguna duda en cuanto a esto; sólo citaremos algunos ejemplos que
conocemos personalmente, cuya exactitud podemos garantizar, y todos pueden
recoger ejemplos análogos consultando su memoria.
115. La esposa de uno de
nuestros amigos vio diferentes veces durante la noche entrar en su cuarto, con
luz o sin ella, una vendedora de fruta de las cercanías, que conocía de vista,
pero a la cual no había hablado jamás. Esta aparición le causó un espanto tanto
más grande, cuanto que en esta época esta señora no tenía ningún conocimiento
del Espiritismo, y que este fenómeno se repitió muy a menudo. Pues la vendedora
estaba perfectamente viva, a esta hora probablemente dormía; mientras que su
cuerpo material estaba en casa, su Espíritu y su cuerpo fluídico estaban en la
de esta señora; ¿por qué motivo? Esto es lo que no se sabe. En semejante caso,
un espiritista iniciado en esta clase de cosas se lo hubiera preguntado, pero
dicha señora no tuvo tal idea. Cada vez la aparición se eclipsaba sin que
supiera cómo, y siempre que desaparecía iba a asegurarse que todas las puertas
estaban perfectamente cerradas, y que nadie había podido introducirse en su
habitación. Esta precaución le probaba que estaba bien despierta y que no era
juguete de un sueño. Otras veces vio de la misma manera un hombre que no
conocía, pero un día vio a su hermano que estaba en California; tenía de tal
modo la apariencia de una persona real, que en primer momento creyó en su
vuelta y quería dirigirle la palabra, pero desapareció sin darle tiempo. Una
carta recibida posteriormente le acreditó que no había muerto. Esta señora era
lo que se puede llamar un médium vidente natural, pero como hemos dicho en
aquella época no había oído jamás hablar de médiums.
116. Otra señora que habita en
la provincia, estando gravemente enferma, vio una noche, a eso de las diez, un
caballero anciano, habitante en la misma ciudad, y que veía algunas veces en la
sociedad, pero sin ninguna relación de intimidad. Este caballero estaba sentado
en un sillón al pie de su cama, y de cuando en cuando tomaba un polvo,
aparentando que la cuidaba.
Sorprendida de tal visita a
semejante hora, quiso preguntarle el motivo, pero el caballero le hizo señas
para que no hablase y de que durmiera; varias veces quiso dirigirle la palabra
y siempre le hizo la misma recomendación. Al fin se durmió. Después de algunos
días, estando restablecida, recibió la visita de este mismo caballero pero en
una hora más conveniente, y esta vez era verdaderamente él; tenía el mismo
traje, la misma caja de tabaco y exactamente las mismas maneras. Persuadida de
que había venido durante su enfermedad, le dio las gracias por la molestia que se había tomado. El
caballero, muy sorprendido, le dijo que no había tenido el gusto de verla hacía
bastante tiempo. La señora, que conocía los fenómenos espiritistas, comprendió
lo que era esto; pero no queriéndoselo explicar, se contentó con decirle que probablemente
lo habría soñado.
Esto es lo probable, dirán
los incrédulos, los Espíritus fuertes, lo que para ellos es sinónimo de gentes
de genio; pero es cierto que esta señora no dormía esta vez ni la precedente. –
Entonces sería que soñaba despierta o, de otro modo, que estaba alucinada. – He
aquí la gran palabra, la explicación universal de todo lo que no se comprende.
Como hemos ya refutado suficientemente esta objeción, continuaremos
dirigiéndonos a aquellos que pueden
comprendernos.
117. Sin embargo, he aquí otro
hecho más característico, y nos alegraríamos al ver cómo podría explicarse por
el solo juego de la imaginación. Un caballero habitante en provincia no había
querido jamás casarse, a pesar de las instancias de su familia. Se le había
insistido notablemente a favor de una persona que residía en una ciudad vecina,
y que él no había visto nunca. Un día, estando en su cuarto, se admiró al verse
en presencia de una joven vestida de blanco y la cabeza adornada con una corona
de flores. Le dijo que era su desposada; le tendió la mano, que tomó, y en la
cual vio un anillo. Al cabo de algunos instantes todo desapareció. Sorprendido
de esta aparición, y asegurándose que se hallaba bien despierto, se informó si
alguien había venido aquel día, pero se le contestó que no se había visto a
nadie. Un año después, cediendo a las nuevas instancias de una parienta, se
decidió ir a ver a la que se le proponía. Llegó el día de Corpus; volviendo de
la procesión, una de las primeras personas que se presentó a su vista entrando
en la casa fue una joven que reconoció por la que se le había aparecido, vestida
de la misma manera, porque el día de la aparición era también el del Corpus.
Quedó anonadado, y por su parte la joven dio un grito de sorpresa y se puso enferma.
Vuelta en sí, dijo que había visto a este caballero en semejante día del año
precedente. Se efectuó el casamiento. Esto ocurrió hacia el año de 1835; en aquella
época no se trataba de Espíritus, y por otra parte uno y otro son personas de un
positivismo extremo y de una imaginación nada exaltada. Puede ser que se diga
que uno y otro tenían el Espíritu afectado con la idea de la unión propuesta, y
que esta preocupación determinó una alucinación; pero es preciso no olvidar que
el marido era tan indiferente a esto, que estuvo un año sin ir a ver a su
pretendida. Aun admitiendo esta hipótesis, quedaría por explicar la doble aparición, la coincidencia del traje
con el día de Corpus y, en fin, el reconocimiento físico entre personas que no
se había visto jamás, circunstancias que no pueden ser producto de la imaginación.
118. Antes de ir más lejos
debemos responder inmediatamente a una pregunta que no dejarán de hacernos: es saber
cómo el cuerpo puede vivir mientras que el Espíritu está ausente. Podríamos decir
que el cuerpo puede vivir con la vida orgánica que es independiente de la
presencia del Espíritu, y la prueba de esto es que las plantas viven y no
tienen Espíritu; pero debemos añadir que durante la vida el Espíritu nunca está
desprendido completamente del cuerpo. Los Espíritus, lo mismo que ciertos
médiums videntes, reconocen el Espíritu de una persona viviente por medio de un
cordón luminoso que termina en su cuerpo fenómeno que no tiene nunca lugar
cuando el cuerpo está muerto, porque entonces la separación es completa. Por
medio de esta comunicación el Espíritu es advertido instantáneamente de la
necesidad que el cuerpo puede tener de su presencia, y entonces vuelve con la
prontitud del relámpago desde cualquier distancia que esté. Resulta de esto que
el cuerpo jamás puede morir mientras dure la ausencia del Espíritu, y que no
puede nunca acontecer que éste, a su vuelta, encuentre la puerta cerrada como
lo han dicho algunos novelistas en las historias de su invención. El libro
de los Espíritus, núms. 400 y siguientes).
119. Volvamos a nuestro asunto.
El Espíritu de una persona viva, aislado del cuerpo, puede aparecer como el de
una persona muerta, y tener todas las apariencias de la realidad; además, por las
mismas causas que hemos explicado, puede adquirir una tangibilidad momentánea.
Es el fenómeno designado bajo el nombre de Bicorporeidad, el que ha dado lugar
a las historias de los hombres dobles, esto es, de individuos cuya presencia simultánea
ha sido acreditada en dos parajes diferentes. He aquí dos ejemplos sacados, no
de las leyendas populares, sino de la historia eclesiástica. San Alfonso de
Ligorio fue canonizado antes del tiempo exigido, por haberse mostrado
simultáneamente en dos parajes diferentes, lo que pasó por un milagro. San
Antonio de Padua estaba en España, y al mismo tiempo que predicaba, su padre,
que estaba en Padua, iba al suplicio acusado de un asesinato. En este momento
aparece San Antonio, demuestra la inocencia de su padre y hace reconocer al
verdadero criminal, quien más tarde sufrió el castigo. Se probó que en el mismo
momento. San Antonio no había salido de España. Habiendo sido evocado San
Alfonso, e interrogado por nosotros acerca del hecho arriba manifestado,
contestó lo que sigue:
1. ¿Podría explicarnos este fenómeno?
Sí; el hombre, cuando está completamente desmaterializado
por su virtud, y que ha elevado su alma hacia Dios, puede aparecer en dos
parajes a la vez. He aquí cómo. El Espíritu encarnado, sintiendo venir el
sueño, puede pedir a Dios transportarse a un lugar cualquiera. Su Espíritu o su
alma, como queráis llamarla, abandona entonces su cuerpo seguido de una parte de su periespíritu,
y deja la materia inmunda en un estado vecino a la muerte. Digo vecino
a la muerte porque queda en el cuerpo un lazo que une el periespíritu y el
alma a la materia, y este lazo no puede ser definido. El cuerpo aparece en este
estado al paraje que se le ha llamado. Creo que es todo lo que deseáis saber.
2. Esto no nos da la explicación de la visibilidad y tangibilidad
del periespíritu. El Espíritu, encontrándose separado de la materia según su
grado de elevación puede hacerse tangible a la materia.
3. ¿El sueño del cuerpo es indispensable para que el
Espíritu aparezca en otros parajes?
El alma puede dividirse, cuando se siente transportada a un
lugar diferente de aquel en que se encuentra el cuerpo. Puede acontecer que el
cuerpo no duerma, aunque esto sea muy raro, pero entonces el cuerpo no está
jamás en un estado perfectamente normal, está siempre en un estado más o menos
extático.
Observación. – El alma no se divide en el sentido literal de
la palabra; irradia por diferentes lados, y es así como puede manifestarse
sobre muchos puntos sin estar dividida; es lo mismo que una luz que pueda simultáneamente
reflejarse en muchos espejos.
4. ¿Qué le acontecería a un hombre si se le despertase bruscamente
en el mismo momento que, sumergido en el sueño,
su Espíritu apareciese en otra parte?
Esto no sucederá, porque si alguno tenía la intención de despertarle,
volvería el Espíritu al cuerpo y prevendría la intención, atendido que el
Espíritu lee el pensamiento. Se nos ha dado varias veces una explicación
completamente idéntica, por el Espíritu de personas muertas o vivas. San
Alfonso explica el hecho de la doble presencia, pero no da la teoría de la visibilidad
y tangibilidad.
120. Tácito refiere un hecho
análogo. Durante los meses que Vespasiano pasó en Alejandría para esperar la
vuelta periódica de los vientos de verano y la estación en que el mar estaba
más seguro, acontecieron muchos prodigios, por donde se manifestó el favor del
cielo y el interés que los dioses parecían tomar por este príncipe... Estos
prodigios redoblaron en Vespasiano el deseo de visitar el lugar sagrado de
Dios, para consultarle los asuntos del imperio. Ordenó que el templo se
cerrarse para todo el mundo; luego que hubo entrado en él y fijado su atención
en lo que iba a pronunciar el oráculo, percibió detrás
de él uno de los principales egipcios, nombrado Basilide, que sabía estaba
detenido por enfermo a muchas jornadas de Alejandría. Se informó de los
sacerdotes si Basilide había venido al templo en este día; se enteró por los
demás si se le había visto en la ciudad; en fin, envió hombres a caballo y se
aseguró que en dicho momento estaba a ochenta millas de distancia. Entonces no
dudó ya que la visión fuese sobrenatural, y el nombre de Basilide le sirvió
para él de oráculo. (Tácito, Historias, Lib. IV, cap. 81 y 82,
traducción de Burnouf).
121. El individuo que se muestra
simultáneamente en dos parajes diferentes, tiene, pues, dos cuerpos; pero de
estos dos cuerpos uno solo es real, el otro no es más que la apariencia; se puede
decir que el primero tiene la vida orgánica, y que el segundo tiene la vida del
alma; al despertar, los dos cuerpos se reúnen y la vida del alma entra en el
cuerpo material. No parece posible, al menos no tenemos nosotros ejemplo, y la
razón parece demostrarlo, que en el estado de separación, los dos cuerpos
puedan gozar simultáneamente y al mismo grado de la vida activa e inteligente. Se
deduce, además, de lo que acabamos de decir, que el cuerpo real no podría morir
mientras que el cuerpo aparente quedase visible; la aproximación de la muerte
llamaría siempre al Espíritu al cuerpo, aunque sólo fuese por un instante.
Resulta, igualmente, que no podría darse la muerte al cuerpo aparente, porque
no es orgánico ni está formado de carne y hueso; desaparecería en el mismo
momento que se tratara de matarle (1).
122. Pasemos al segundo
fenómeno, el de la transfiguración. Consiste en el cambio de aspecto de
un cuerpo vivo. He aquí respecto a esto un hecho del que podemos garantizar la
perfecta autenticidad que pasó en los años 1858 y 1859, en las cercanías de
Sain-Etienne. Una joven de unos quince años gozaba de la singular facultad de
transfigurarse, esto es, de tomar en momentos dados todas las apariencias de
ciertas personas muertas; la ilusión era tan completa, que se creía tener la
persona delante de sí tan semejantes eran las facciones, la mirada, el sonido
de la voz y hasta la jerga o dialecto. Este fenómeno se ha renovado centenares de
veces independientemente de la voluntad de la joven. Muchas veces tomaba la
apariencia de su hermano, muerto algunos años antes; tenía no sólo su figura,
sino la talla y el volumen del cuerpo. Un médico del país, varias veces testigo
de estos raros efectos, y queriendo asegurarse si era él juguete de una
ilusión, hizo la experiencia siguiente. Nosotros hemos adquirido estas noticias
de él mismo, del padre de la joven y de muchos otros testigos oculares muy
honrados y muy dignos de fe. Tuvo la idea de pesar a la joven en su estado
normal, después en el de la transfiguración, cuando tenía la apariencia de su
hermano, de edad veintitantos años, mucho más corpulento y robusto. Pues bien:
se encontró que en este último estado el peso era casi el doble. La experiencia
era concluyente y no era posible atribuir esta apariencia a una simple ilusión
óptica. Ensayemos la explicación de este hecho que en otro tiempo se hubiera
llamado milagro, y que nosotros llamamos simplemente fenómeno.
(1) Véase la Revista Espírita, enero
de 1859, “El Duende de Bayona”; febrero 1859, “Los no engendrados, Mi amigo
Hermann”; mayo 1859; “El Lazo entre el Espíritu y el cuerpo”; noviembre 1859,
“El alma errante”; enero 1860, “El Espíritu de un lado y el cuerpo de otro”;
marzo 1860, “Estudio sobre el Espíritu de las personas vivas: El doctor V. y la
señora I”.; abril 1860, “El fabricante de San Petersburgo”; “Apariciones
tangibles”; noviembre 1860; “Historia de María de Agreda”; julio 1861, “Una aparición
providencial”.
123. La transfiguración, en
ciertos casos, puede tener por causa una simple contracción muscular que puede
dar a la fisonomía una expresión diferente, al punto de hacer la persona casi
desconocida. Nosotros lo hemos observado muchas veces en ciertos sonámbulos,
pero en este caso la transformación es radical; una mujer podrá aparecer joven
o vieja, bella o fea, pero será siempre una mujer, y su peso, sobre todo, no
aumentará ni disminuirá. En el caso de que se trata, es bien evidente que hay alguna
cosa de más: la teoría del periespíritu nos pondrá en camino. Está admitido en
principio que el Espíritu puede dar a su periespíritu todas las apariencias;
que por una modificación en la disposición molecular puede darle la
visibilidad, la tangibilidad y, por consecuencia, la opacidad; que el
periespíritu de una persona viva, aislada del cuerpo, puede sufrir las mismas
transformaciones; que este cambio de estado
se opera por la combinación de los fluidos. Figurémonos ahora el periespíritu
de una persona viva, no aislada, sino irradiando alrededor del cuerpo de manera
que lo envuelva con una especie de vapor; en este estado puede sufrir las mismas
modificaciones que si estuviese separado del cuerpo; si pierde su
transparencia, el cuerpo puede desaparecer, venir a ser invisible y estar
velado como si estuviese metido en una densa niebla. Podrá también cambiar de
aspecto, volverse resplandeciente si tal es la voluntad o el poder del
Espíritu. Otro Espíritu, combinando su propio fluido con el primero, puede sustituirle
con su propia apariencia; de tal modo que el cuerpo real desaparezca bajo una
envoltura fluídica exterior, cuya apariencia puede variar a gusto del Espíritu.
Tal parece ser la verdadera causa del extraño y raro fenómeno, preciso es decirlo
así, de la transfiguración. En cuando a la diferencia del peso, se explica de
la misma manera que para los cuerpos inertes. El peso intrínseco del cuerpo no
ha variado porque la cantidad de materia no ha aumentado; sufre, sí, la
influencia de un agente exterior que puede aumentar o disminuir el peso
relativo, como lo hemos explicado más arriba, números 78 y siguientes. Es,
pues, probable que si la transfiguración hubiese tenido lugar bajo el aspecto
de un niño, el peso hubiera disminuido a proporción.
124. Se concibe que el cuerpo
pueda tomar otra apariencia mayor o de la misma dimensión; pero, ¿cómo podría
tomarla más pequeña la de un niño, como acabamos de decir? En este caso el cuerpo
real no pasaría de los límites del cuerpo aparente? No decimos que el hecho se
haya producido; hemos querido sólo demostrar, refiriéndonos a la teoría del
peso específico, que el peso aparente hubiese podido disminuir. En cuanto al
fenómeno en sí mismo, no afirmamos ni su posibilidad, ni su imposibilidad; pero
en el caso en que tuviera lugar, del cual no se pudiera dar una solución
satisfactoria, no por esto se infirmaría el fenómeno; no olvidemos que estamos
al principio de la ciencia y que estamos aún lejos de que lo diga todo sobre
este punto, como sobre otros muchos. Además, las partes excedentes podrían
perfectamente hacerse invisibles. La teoría del fenómeno de la invisibilidad
resalta, naturalmente, de las explicaciones precedentes y de las que se han
dado con motivo del fenómeno de los aportes.
125. Nos faltaría tratar del
singular fenómeno de los no engendrados (1) que por extraordinario que
pueda parecer a primera vista no es más sobrenatural que los otros. Pero como
lo hemos explicado en la Revista Espírita (febrero de 1859) creemos inútil
reproducir aquí los detalles; diremos solamente que es una variedad de la
aparición tangible; es el estado de ciertos Espíritus que pueden revestir
momentáneamente las formas de una persona viva a punto de hacer completa
ilusión.
(1)
Del griego a
privatif, et géine, geinomai engendrar; que no ha sido engendrado.
References:
- Publicado en Casa Espirita Kardeciana Bezerra de Meneses: Fundada el 18 de abril de 1985 por Benjamin Rodriguez B. Afiliada:Federacion Espirita de la Florida bezerrademenezesmiami@hotmail.com 6450 N.W. 77 Ct. Miami Fl Telf: (305) 477-4148
- Libro de Los Mediums, Capitulo VII, Item #114
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Frank Montañez
“Soy Espírita”
Director de la Página
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información de un articulo nuestro ya publicado. Eso es actuar en Moral y bien común.
No permitas que el atribuirte consciente o inconscientemente crédito por algo
que copiaste de otro autor, afecte tu espiritualidad, y que cometas faltas que
se han de acumulan a las que ya tienes.
Si me mencionas o no,
no es importante para mí, pero sí; es una falta el atribuirte que la
información publicada es de tu autoría al no hacer mención alguna del autor
original, si no das el crédito al que originalmente lo creo, eso es propiedad
intelectual y al no dar el crédito, constituye una falta de moralidad.
Recomiendo que añadas al final de tu reflexión algo así:
Partes de esta
reflexión ha sido tomada de un artículo publicado por Frank Montañez de “Soy
Espírita” en su blog: www.soyespirita.blogspot.com
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Eso evitarás que actúes mal
sin quererlo hacer, de eso se trata la Educación Espírita.
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya
publicados para ayudarte en tu desarrollo de educación espiritual:
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te
ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
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