Sí; los Espíritus Superiores no Moralizados
son los que imparten instrucciones organizadas a los Espíritus Impuros hacia el
Mal a la Humanidad.
Constantemente nos preguntamos, ¿Cómo es
posible tanta Maldad en el Mundo? ¿Quien
dirige esas actividades muy bien organizadas? Si los Espíritus Imperfectos son espíritus desencarnados pero
individuales. Nunca podríamos imaginar que esos malos espíritus pudieran
encontrarse, confabularse con el propósito de acarrear mal de una manera
organizada como si fuera un ejército.
Estar dirigidos maquinalmente con el propósito de hacer mal, ¿Pero
Organizados? ¿Cómo se explica eso?. Jesús hablaba de legiones, implico con
estas palabras que estaban confabulados a la maldad.
SÍ; existen ESPÍRITUS SUPERIORES DE MALDAD pero que
no conocen la Moral aún, no los confundas con
los ESPÍRITUS SUPERIORES YA MORALIZADOS, que son los casi Puros y
Perfectos que ya conocemos.
Estas preguntas me rondaban mi mente hace 2
años. Y fue una pregunta que le hice a mis espíritus Guías. ¿Cómo tanta Maldad
podría ser parte de un plan estructurado, muy inteligentemente?. La respuesta
no tardó en llegar.
Ahora bien, veamos El Libro de los Espíritus
VI.- Escala Espírita
|
Orden Clase y Características de los Espíritus
|
Grado
|
Clasificación de Los Espíritus
|
Características de los Espíritus
|
1°
|
Puros
|
Puros
|
Ministros de Dios
|
2°
|
Superiores
|
Buenos
|
Ciencia + sabiduría + bondad
|
3°
|
Prudentes
|
Buenos
|
Conocimiento + buen juicio
|
4°
|
Sabios
|
Buenos
|
Conocimiento científico
|
5°
|
Benévolos
|
Buenos
|
Bondad + conocimiento limitado
|
6°
|
Golpeadores
|
Impuros
|
Aptitud para efectos materiales
|
7°
|
Neutros
|
Impuros
|
Ni buenos ni malos
|
8°
|
Seudo-sabios
|
Impuros
|
Conocimiento + orgullo
|
9°
|
Ligeros
|
Impuros
|
Ignorancia + malicia
|
10°
|
Impuros
|
Impuros
|
Inclinación por el mal
|
100. Observaciones
preliminares.
- La clasificación de los Espíritus se
basa sobre su grado de adelanto, las
cualidades que han adquirido y las imperfecciones de que han de despojarse
todavía. Por lo demás, esa clasificación
no tiene nada de absoluto. Cada categoría representa un carácter definido
sólo en su conjunto. Pero de un grado al siguiente la transición es
imperceptible y en los límites de los grados el matiz se esfuma, igual que en
los reinos de la Naturaleza, del modo que ocurre con los colores del arco iris
e incluso con los diferentes períodos de la vida humana. En consecuencia, se
puede concebir una cantidad más o menos grande de clases, según sea el punto de
vista desde el cual se enfoque la cuestión. Ocurre aquí lo que en todo sistema de clasificación científica: pueden
ser más o menos completos y más o menos racionales y cómodos para la
inteligencia, pero, sean como fueren, no alteran en nada el fondo de la
ciencia. Por tanto, los Espíritus interrogados acerca de este punto han
podido diferir en el número de categorías, sin que de ello pueda extraerse mayor
transcendencia. Se ha reparado en esta contradicción aparente, sin reflexionar
en el hecho que los Espíritus no otorgan importancia ninguna a lo que es puro
convencionalismo. Para ellos, el pensamiento significa todo. Dejan a nuestro
arbitrio la forma, la elección de los términos, las clasificaciones; en suma,
los sistemas.
Agreguemos todavía esta consideración,
que no se ha de echar jamás en olvido: entre los Espíritus, como entre los
hombres, los hay sobremanera ignorantes,
y nunca nos guardaremos demasiado contra
la tendencia a creer que todos ellos deben saberlo todo por el hecho de ser
Espíritus. Toda clasificación exige método, análisis y conocimiento
profundo del asunto. Ahora bien, en el Mundo de los Espíritus, aquellos que
poseen conocimientos limitados son:
- Como en la Tierra los
ignorantes
- Inhábiles para abarcar un
conjunto, para formular un sistema.
Sólo de manera imperfecta conocen o
comprenden cualquier clasificación. Para ellos, todos los Espíritus que están
por encima de su nivel pertenecerán al primer orden, y piensan así porque no se
hallan en condiciones de distinguir los matices del saber, la capacidad y
moralidad que distinguen a aquéllos, tal como acontece entre nosotros con un
hombre rudo que juzga a las personas ilustradas. Incluso los que son capaces de
ello pueden diferir en cuanto a las categorías, según sea su punto de vista, en
especial cuando una división no tiene nada de absoluto. Linneo, Jussieu y
Tournefort tuvieron cada cual su método, y no por esto ha experimentado cambio
alguno la botánica. Porque ellos no inventaron las plantas ni los caracteres
que las distinguen. Simplemente, observaron las analogías y con arreglo a ellas
han formado los grupos o clases. Y bien, así hemos procedido nosotros: no
inventamos a los Espíritus ni sus caracteres. Hemos visto y observado, los
hemos juzgado conforme a sus palabras y sus hechos, y después los clasificamos
por sus similitudes, basándonos en los datos que ellos nos proporcionaron.
Por regla general, los Espíritus admiten tres categorías
principales u otras tantas grandes divisiones.
En la
última, la que está al pie de la escala, se hallan los Espíritus
imperfectos, caracterizados por el predominio de la materia sobre el espíritu y
la tendencia al mal.
Los de la
segunda, en cambio, se distinguen por el predominio del espíritu
sobre la materia y por el deseo de realizar el bien: éstos son los Espíritus
buenos.
Y la
primera comprende a los Espíritus Puros,
aquellos que han alcanzado el grado supremo de la perfección. Tal división nos
parece completamente racional y presenta caracteres bien definidos. Sólo nos
restaba, entonces, hacer resaltar, por medio de un número suficiente de
subdivisiones, los matices principales del conjunto.
Y es lo que hemos hecho con ayuda de
los Espíritus, cuyas bondadosas instrucciones no nos faltaron jamás…..
Con el concurso de
esta tabla será fácil determinar el rango y grado de superioridad o inferioridad de los Espíritus con los cuales podemos
entrar en relación y, en consecuencia,
conoceremos el grado de confianza y estima que deben merecernos. En cierto
modo es esta la clave de la Ciencia Espírita, por cuanto sólo ella puede
explicar las anomalías que presentan las comunicaciones, ilustrándonos respecto
de las desigualdades intelectivas y morales de los Espíritus. Con todo, haremos notar que los Espíritus
no siempre pertenecen de manera exclusiva a tal o cual clase. Puesto que su
progreso se realiza en forma gradual, y a menudo más en un sentido que en otro,
pueden reunir los caracteres de varias categorías, lo que se aprecia con
facilidad juzgando su lenguaje y sus actos.
101. Caracteres
generales.- Predominio de la materia
sobre el espíritu. Tendencia al mal. Ignorancia y orgullo, egoísmo y todas las malas pasiones que de él
derivan. Tienen la intuición de Dios, mas no lo comprenden.
Sin embargo, no todos son esencialmente malos: en algunos
de ellos hay más frivolidad, inconsecuencia y malicia que verdadera ruindad.
Unos no hacen ni bien ni mal, pero sólo porque no realizan el bien denotan
inferioridad.
· Otros, por el contrario, se complacen en el mal y se
sienten satisfechos cuando se les presenta oportunidad para hacerlo. Pueden aliar la inteligencia a la ruindad o a la malicia.
Pero, sea cual fuere su desarrollo intelectual, sus ideas
son poco elevadas, y sus sentimientos, más o menos abyectos. Tienen conocimientos
limitados acerca de las cosas del
Mundo Espírita, y lo poco que saben
de ello se confunde con las ideas y prejuicios de la vida corporal. No pueden
darnos de aquél sino nociones falsas e incompletas.
Mas el observador atento
encuentra a menudo, en sus comunicaciones –no obstante su imperfección-,
confirmadas las grandes verdades que los Espíritus superiores enseñan.
El carácter de estos
Espíritus se revela por el lenguaje que emplean. Todo Espíritu que en el
transcurso de sus comunicaciones deje traslucir un pensamiento malo puede ser incluido en el tercer orden. En consecuencia, todo pensamiento malo que se nos sugiera
proviene de un Espíritu de ese orden.
Ven la felicidad de los
buenos y esta visión constituye para ellos un tormento incesante, porque experimentan todas las
angustias que la envidia y los celos pueden producir.
Conservan el recuerdo y la percepción de los sufrimientos
de la vida corporal y esa impresión es muchas veces más penosa que la realidad
misma. Así pues, sufren de veras los males que han soportado y los que
infligieron a los demás; y, como los padecen durante
mucho tiempo, creen que han de experimentarlos siempre. Dios, para castigarlos,
quiere que así lo crean.
Podemos dividirlos en cinco clases principales:
102. Décima clase: Espíritus impuros.
- Son
propensos al mal y éste constituye el objeto de sus preocupaciones. En
cuanto Espíritus, dan consejos pérfidos, alientan la discordia y la
desconfianza y adoptan todos los disfraces para engañar mejor. Se apegan a las
personas de carácter lo bastante débil para ceder a sus sugestiones, y hacen
esto a fin de empujarlas hacia su perdición, satisfechos de poder retrasar su
progreso haciéndolas sucumbir ante las pruebas que sufren. Durante las comunicaciones
se les reconoce por su lenguaje: trivialidad y grosería de las
expresiones, tanto entre los Espíritus como entre los hombres,
denotan siempre inferioridad moral, si no intelectiva. Sus comunicaciones
denuncian la bajeza de sus inclinaciones, y si quieren inducir a engaño
expresándose de una manera sensata no pueden prolongar mucho tiempo su comedia
y terminan siempre por dejar traslucir su origen.
Algunos pueblos han hecho de ellos sus divinidades maléficas
y otros los designan con los nombres de demonios,
genios malos o Espíritus del mal.
Los seres vivientes a quienes animan,
cuando se han encarnado, son propensos a cuantos vicios engendran las pasiones
viles y degradantes: sensualidad y crueldad, bellaquería e
hipocresía, avidez y sórdida avaricia. Practican el
mal por el mero placer de hacerlo, casi siempre sin motivos para ello, y por odio al bien
escogen las más de las veces a sus víctimas entre las personas honradas. Son
plagas para la humanidad, sea cual fuere su clase social a que pertenezcan, y
su barniz de civilizados no les exime del oprobio y la ignominia.
103. Novena clase: Espíritus frívolos.
- Son ignorantes y maliciosos, tornadizos y burlones. En
todo se meten y responden a todo, sin preocuparse de la verdad. Se placen en
causar contrariedades o pequeñas satisfacciones, en urdir enredos o chismes, en
inducir maliciosamente a error valiéndose de fraudes y picardías. A esta clase
pertenecen los Espíritus vulgarmente designados como trasgos,
duendes, gnomos o diablillos. Están bajo la dependencia de Espíritus
superiores, quienes los emplean a menudo, como lo hacemos nosotros con nuestros
servidores.
En sus comunicaciones con los hombres su lenguaje es a
veces ingenioso y jocoso, pero casi siempre desprovisto de profundidad. Captan
las extravagancias y ridiculeces de los seres humanos, expresándolas con rasgos
mordaces y satíricos. Si bien es cierto que se atribuyen nombres supuestos,
suelen hacerlo por malicia más que por perversidad.
Oh,
he aquí la clave de esta reflexión, están bajo la dependencia de los Espíritus Superiores
de Maldad. Es aquí donde nos podemos dar cuenta que de
las maquinaciones de los Malos Espíritus. Están organizados y entre ellos los
hay lideres y seguidores que ejecutan el plan de Maldad. Sigamos descubriendo
la estructura de Maldad, jajaja, el índice de la Decepción o de la Maldad entre
los espíritus impuros e imperfectos.
104. Octava clase: Espíritus pseudo-sabios.
- Sus conocimientos son bastante extensos, pero creen
saber más de lo que en realidad saben. Habiendo realizado algunos progresos
desde diferentes puntos de vista, su lenguaje tiene un carácter serio, capaz de
inducir a error respecto a su capacidad y a sus luces. Pero suele ser a menudo
sólo un reflejo de los prejuicios e ideas sectarias de la vida terrena. Se trata de una mezcla de algunas verdades
junto a los errores más absurdos, en medio de los cuales se
transparentan la presunción y el orgullo, los celos y la terquedad de que no
han podido despojarse.
105. Séptima clase: Espíritus neutros.
- Éstos no son ni
lo bastante buenos para realizar el bien ni lo suficientemente malos para practicar
el mal. Se inclinan tanto hacia el uno como hacia el otro y no se elevan
por encima del nivel vulgar de la humanidad, así en lo moral como en lo
intelectual. Se apegan a las cosas de la
Tierra, de cuyas groseras alegrías sienten nostalgia.
106. Sexta clase: Espíritus golpeadores y perturbadores.
- Estos Espíritus no constituyen, propiamente hablando,
una clase distinta, desde el punto de vista de sus cualidades personales:
pueden pertenecer a todas las clases del tercer orden. Manifiestan a menudo su
presencia sirviéndose de efectos perceptibles y físicos, tales como golpes,
movimientos y desplazamientos anormales de cuerpos sólidos, agitación del aire,
etcétera. Parecen apegados más que
otros a la materia. Son los agentes principales de las vicisitudes de los
elementos del globo, ya sea que operen en el aire o el agua, el fuego o los
cuerpos duros, e inclusive en las entrañas mismas de la Tierra.
Se reconoce que tales fenómenos no se
deben a una causa fortuita y física cuando poseen un carácter intencional e
inteligente. Todos los Espíritus pueden producir esos fenómenos, pero los
elevados los dejan, por lo general, a cargo de los subalternos, más aptos estos
últimos para las cosas materiales que para las de la inteligencia. Cuando los
Espíritus elevados juzgan que ese tipo de
manifestaciones son útiles, se valen de los
subordinados como auxiliares para realizarlas.
Son precisamente
estos espíritus los responsables de los ruidos y de las llamadas lamentaciones
descubiertas en las profundidades en Rusia en el 2007. Todos los incrédulos, y los Religiosos, creen
que son voces de almas en pena. Esta falta de conocimiento les impone gríngolas
espirituales, que a los religiosos les agrada utilizar para justificar la
existencia del Infierno que no existe.
Es
precisamente aquí donde se comienza a entender el modo de operar de estos Espíritus
de la Sexta Clase. De hecho este tipo de
espíritus fueron los mismos que se utilizaron para los fenómenos de las mesas
giratorias a partir de 1848 con la hermanas Fox. Esto fue al comienzo de los fenómenos
que expusieron el Espiritismo. De manera que los espíritus impuros, son inducidos por espíritus Superiores de Maldad.
Ya no era luchar para erradicar y
moralizar a espíritus sufrientes y obsesores que acuden a las Casas Espiritas
para ser ayudados y moralizados, que individualmente era relativamente fácil
dominar si se poseía ascendencia Moral. Pero ¿Cómo enfrentarse a un ejército de
Maldad dirigidos por Espíritus Superiores en Maldad?.
Lo próximo fue obtener la información
directamente de los Libros de la Codificación, lo cual velozmente me dediqué a
verificar. Había sentido que se estaba
revelando una información contenida en el Libro de Los Espíritus.
También me pregunté, porque los
Espiritistas del Mundo no hablaban de este tema en sus predicas. Finalmente me he dado cuenta que no solamente
no se hable de este tema, sino que no se le da importancia a educar sobre el Bien Común. Hoy día luego de casi 3 años que estoy
educando en las redes sociales, son pocos los que hablan de la Moral de Jesús, ni de Transformación Moral y menos aún de Obsesiones Espirituales. He querido pensar que ha sido porque no es interesante el
tema, lo más sorprenderte es que no se habla de cómo lograr el Adelantamiento Espiritual que a toda
luz es el mayor objetivo que tuvieron los espíritus al dictar la Codificación Espírita.
En ocasiones me siento como alguien
gritando en un desierto extenso sin ningún espectador. Pero la respuesta me surgió
casi al instante, no se habla de lo que no se domina, de lo que no se considera
importante y esto induce a no leer los Libros de la Codificación Espírita.
Pero ¿Cómo unos documentos tan importantes no
se les consideran importantes, pues es lo que se usa de base para decir que se
cree en el Espiritismo?. Pues la contestación que es por eso Frank, que
teniendo las herramientas a la mano, la mayoría, creen que leyeron los libros
en una ocasión, ya se cumplió el requisito. Y es ahí donde la contestación a
tus preguntas se tienen las respuestas. No se puede hablar de lo que no se
conoce o se domina. Todas las contestaciones están ahí en los libros. Cuando los Libros solo se leen de cumplido
y no se escudriñan las cosas obvias se tornan invisibles a la vista.
Cuando los barcos Españoles de Cristóbal
Colon se posaron en las costas de América, aun estando posados a la vista de los
Indios, estos no los veían, pues su mente no estaba preparada para imaginarse
que existieran barcos como la de los Españoles. Eso ocurre con la Codificación Espírita,
Los Libros han estado ahí por 155 años, pero no son consultados lo suficiente.
Continuando con discernir las razones a mis
preguntas, me he dado la tarea a la investigación, y en este articulo podré
contestar todas esas interrogantes.
La primera pregunta que quiero contestar es
la siguiente:
· ¿Cómo
hay Espíritus Superiores del Mal sin haberse moralizados en el proceso de
llegar a ser considerados como Superiores?
He aquí la contestación:
192. ¿Es
posible ya, en esta vida, y por medio de una conducta perfecta, franquear todos
los grados y convertirse en Espíritu puro, sin pasar por los grados
intermedios?
- No, porque
lo que el hombre considera perfecto está lejos de serlo. Hay cualidades que
desconoce y no puede comprender. Podrá ser tan perfecto como lo permita su naturaleza
terrena, pero ello no será la absoluta perfección. Sucede lo propio con un
niño: por muy precoz que sea, ha de pasar por la juventud antes de llegar a la
edad madura. Así también ocurre con el enfermo, que pasa por la convalecencia
antes de recobrar por entero su salud. Además, el Espíritu debe progresar en conocimientos y en moralidad. Si sólo avanzó en uno de
esos sentidos, precisa que adelante en el otro para alcanzar el punto más alto
de la escala. Pero, cuanto
más progrese el hombre en su vida presente, menos largas y penosas resultarán para él las pruebas
que sigan.
365.
¿Por qué hombres muy inteligentes –lo que denota en ellos un Espíritu superior- son a veces, al mismo tiempo, profundamente
viciosos?
- Porque el Espíritu encarnado no es lo
bastante puro y el hombre cede a la influencia de otros Espíritus que son
peores aún. El Espíritu progresa por una marcha ascendente insensible, pero su
adelanto no se verifica en forma simultánea en todos los sentidos. En un
período puede avanzar en conocimientos. En otro, en moralidad.
Por lo tanto está
claro que los Espíritus pueden alcanzar su superioridad en conocimiento sin
haber sido moralizado. Esto indicado por los mismos Espíritus de la Codificación
Espírita. Estos Espíritus Superiores en conocimiento pero inducidos hacia la
Maldad, estarán detenidos en su adelantamiento espiritual hasta que se decidan
a cambiar.
Pregunta #2: ¿Pueden
estos Espíritus Superiores de Maldad afectar el plan de Progreso de la
Humanidad? Veamos que nos indica la Ley de Progreso en el Libro de Los Espíritus:
781.
¿Es dado al hombre poder detener la marcha del progreso?
- No, pero en ocasiones puede ponerle impedimentos.
781
a. ¿Qué pensaremos de los hombres que intentan paralizar la marcha del progreso
y hacer retrogradar a la humanidad?
- Pobres seres a quienes Dios castigará.
Serán arrastrados por el torrente que tratan de detener.
Puesto que el progreso
es una condición de la humana naturaleza, nadie tiene poder para oponérsele. Es una fuerza viva que las malas leyes pueden
retrasar, pero no ahogar.
Cuando esas leyes se tornan incompatibles con él, el mismo progreso las arrastra, junto con todos aquellos
que se esfuerzan por mantenerlas vigentes, y así seguirá ocurriendo hasta que el hombre haya puesto sus
leyes de acuerdo con la justicia divina, que desea el bien para todos y no admite leyes sancionadas por el fuerte en detrimento del
débil.
782.
¿No hay hombres que de buena fe ponen trabas al progreso, creyendo favorecerlo
porque lo ven desde su punto de vista, y con frecuencia allí donde no existe?
- Pequeño guijarro puesto bajo la rueda
de un gran coche, al que no le impide avanzar.
783.
El perfeccionamiento de la humanidad ¿sigue siempre una marcha progresiva y
lenta?
-
Existe el progreso regular y lento que resulta de la fuerza de las circunstancias,
pero cuando un pueblo no adelanta lo bastante rápido Dios le imprime de tiempo en tiempo una sacudida
física o moral que lo transforma.
El hombre no puede permanecer para siempre en la ignorancia, porque debe llegar
a la meta que la Providencia le señala. Así pues, se va ilustrando por la
fuerza misma de las circunstancias. Las revoluciones morales, como las
sociales, se infiltran de manera paulatina en las ideas, germinan durante siglos y después estallan de súbito y hacen
que se desplome el carcomido edificio del pasado, que no armoniza ya con las
nuevas necesidades y las aspiraciones también nuevas. Con frecuencia el
hombre no ve en esas conmociones más que la confusión y el desorden momentáneos
que lesionan sus intereses materiales. Pero aquel que eleva el pensamiento por
encima de su propia persona admira los designios de la Providencia, que del mal hace surgir el bien. Es la tempestad que purifica la atmósfera después de
haberla agitado. 106
106 Según se verá por este comentario de
Kardec y por las explicaciones de los Espíritus a que el mismo se refiere, el
Espiritismo reconoce la necesidad de esos movimientos periódicos de agitación
natural, ora de los elementos, ora de los pueblos, para la realización del
progreso. Pero los admite como hechos naturales y no como creaciones
artificiales a las que los hombres deban dedicarse, obedeciendo a doctrinas
revolucionarias. Lo que el Espiritismo enseña es que el hombre debe colocarse, en tales
horas, por encima de sus mezquinos intereses personales, para ver en su
amplitud la irresistible marcha del progreso, contribuyendo a él en la medida
de lo posible. [N. de J. H. Pires.]
784. Muy grande es la perversidad del hombre, y ¿no
parece retroceder en vez de adelantar, al menos desde el punto de vista moral?
- Te equivocas. Observa con atención el conjunto y advertirás que avanza, puesto que
va comprendiendo mejor lo que está mal, cada día que pasa corrige sus abusos de ayer. Es menester un exceso del mal para que se comprenda la
necesidad del bien y de las reformas.
785.
¿Cuál es el mayor obstáculo del progreso?
- El orgullo y el egoísmo. Estoy refiriéndome al progreso moral, por cuanto el
progreso intelectual marcha siempre. Incluso pareciera, a la primera
mirada, dar a los vicios una actividad redoblada al desarrollar la ambición y
la afición a las riquezas que, a su vez,
incitan al hombre a investigaciones que ilustran su Espíritu. Así pues, todo se
relaciona en el mundo moral tanto como en el físico, y del mismo mal puede surgir el bien.
Pero esa situación no durará más que un tiempo: irá cambiando a medida que el
hombre comprenda mejor que hay, fuera del disfrute de los bienes terrenales, una felicidad incomparablemente
mayor e infinitamente más duradera. (Ver
“Del egoísmo”, Capítulo XII, parágrafos 913 a 917).
VI.- Influencia
del Espiritismo en el progreso
798.
¿Llegará el Espiritismo a ser una creencia común, o continuará siendo sólo el
patrimonio de algunas personas?
- Por cierto que llegará a ser una creencia común y
señalará una nueva era en la historia del género humano, porque está en la
Naturaleza y también porque han venido los tiempos en que debe tomar su puesto
entre los conocimientos humanos. Sin embargo, habrá que sostener grandes
luchas, más aún contra los intereses que contra la convicción, porque no hemos
de ocultar que existen personas interesadas en combatirlo, unas por amor propio
y otras por causas enteramente materiales. Pero, puesto que sus contradictores
se van quedando cada vez más solos, pronto se verán obligados a pensar como
todo el mundo, so pena de ponerse en ridículo.
Sólo
a la larga se transforman las ideas y nunca lo hacen de súbito. Se debilitan
con el paso de las generaciones y concluyen por ir desapareciendo poco a poco
junto con quienes las profesaban, y que son reemplazados por otros individuos
imbuidos de principios diferentes, tal como acontece con las ideas políticas.
Ved, por ejemplo, el paganismo. Por cierto que no hay nadie que hoy profese las
ideas religiosas de aquellos tiempos. No obstante, muchos siglos después del
advenimiento del Cristianismo dejó huellas que sólo la completa renovación de
las generaciones pudo borrar. Lo propio ocurrirá con el Espiritismo. Está
realizando muchos progresos, pero habrá todavía, durante dos o tres
generaciones, un fermento de incredulidad que sólo el tiempo logrará disipar. A
pesar de esto, su marcha será más rápida que la del Cristianismo, porque éste
le va abriendo camino y el Espiritismo se apoya en él. El Cristianismo tenía
que destruir. El Espiritismo sólo ha de edificar.109
109 El transcurso del primer siglo del
Espiritismo, cumplido el 18 de abril de 1957, vino a confirmar plenamente esta
extraordinaria previsión de Kardec. En la primera centuria de su desarrollo el
Cristianismo era todavía una oscura secta terriblemente perseguida. Sólo en las
postrimerías del tercer siglo alcanzó el desarrollo y la universalización que
el Espiritismo presenta en sus primeros cien años. La marcha del Espiritismo se
ha hecho con rapidez mucho mayor y su victoria brillará más pronto de lo que se
espera. [N. de J. H. Pires.]
* El Espiritismo es la
continuación lógica de la enseñanza moral dada por Jesús, puesto que es el
Paráclito o Espíritu de Verdad que nos prometió (Juan 14:26), y que viene a
esclarecer aquello que no fue bien comprendido y a restituir el sentido
original de sus enseñanzas; por esto es cristiana su moral, con pleno sentido
universal. [N. del copista.]
799.
¿Cómo puede el Espiritismo contribuir al progreso?
- Destruyendo al materialismo, que es
una de las plagas de la sociedad, hace él comprender a los hombres dónde está
su verdadero interés. No estando ya la vida futura velada por la duda, el
hombre comprenderá mejor que puede asegurarse el porvenir mediante su presente. Al destruir los prejuicios de sectas, castas y
colores, enseña a los hombres la gran solidaridad que debe unirlos como
hermanos.
800.
¿No es de temer que el Espiritismo no pueda triunfar sobre la indiferencia de
los hombres y su apego a las cosas materiales?
- Sería conocer muy poco al ser humano si se pensara que
cualquier motivo podría transformarlo como por arte de encantamiento. Las ideas se modifican de una
manera paulatina, con los individuos, y hacen falta generaciones para que se
borren por completo las huellas de viejos hábitos. Por tanto, sólo con el tiempo puede operarse la transformación,
gradualmente y paso a paso. En cada generación, una parte del velo se levanta. El Espiritismo viene a quitarlo por completo. Pero
en el ínterin, aunque únicamente lograra enmendar un solo defecto de un hombre,
le habría hecho dar un paso adelante, y por lo mismo sería ese un gran bien,
pues ese primer paso haría que los siguientes le resultaran más fáciles.
801.
¿Por qué los Espíritus no han enseñado en todos los tiempos lo que hoy enseñan?
-
Vosotros no enseñáis a los niños lo que a los adultos, como tampoco dais al
recién nacido un alimento que no pueda digerir. Cada cosa a su tiempo. Los
Espíritus enseñaron muchas cosas que los hombres no comprendieron o que
tergiversaron, pero que ahora sí están en condiciones de asimilar. Mediante su
enseñanza, aún incompleta, prepararon el terreno para recibir la simiente que
hoy va a fructificar.
802.
Puesto que el Espiritismo debe señalar un progreso para la humanidad, ¿por qué
razón los Espíritus no apresuran ese progreso por medio de manifestaciones de
tal modo generales y evidentes que la convicción alcance aun a los más
incrédulos?
- Querríais milagros. Dios los siembra a manos llenas y
tenéis todavía hombres que de Él reniegan.Cristo mismo ¿convenció acaso a sus contemporáneos con los prodigios
que realizaba? ¿No veis hoy
mismo a hombres que niegan los hechos más manifiestos que ocurren ante sus
propios ojos? ¿No tenéis quienes afirman que no creerían aunque vieran? No, Dios no quiere guiar a los
hombres valiéndose de prodigios. En su bondad, desea Él dejarles el mérito de que se convenzan por su propia razón.
Concluyo este tema con
la siguiente:
3.
102. Décima clase: Espíritus impuros.
4.
- Son
propensos al mal y éste constituye el objeto de sus preocupaciones. En
cuanto Espíritus, dan consejos pérfidos, alientan la discordia y la
desconfianza y adoptan todos los disfraces para engañar mejor. Se apegan a las
personas de carácter lo bastante débil para ceder a sus sugestiones, y hacen
esto a fin de empujarlas hacia su perdición, satisfechos de poder retrasar su
progreso haciéndolas sucumbir ante las pruebas que sufren. Durante las comunicaciones
se les reconoce por su lenguaje: trivialidad y grosería de las
expresiones, tanto entre los Espíritus como entre los hombres,
denotan siempre inferioridad moral, si no intelectiva. Sus comunicaciones
denuncian la bajeza de sus inclinaciones, y si quieren inducir a engaño
expresándose de una manera sensata no pueden prolongar mucho tiempo su comedia
y terminan siempre por dejar traslucir su origen.
Los seres vivientes a quienes animan, cuando se han encarnado,
son propensos a cuantos vicios engendran las pasiones viles y degradantes: sensualidad y crueldad, bellaquería e hipocresía, avidez y sórdida
avaricia. Practican el mal por el mero placer de hacerlo, casi siempre sin motivos para
ello, y por odio al bien escogen las más de las veces a sus víctimas entre las
personas honradas. Son plagas para la humanidad, sea cual fuere su clase social
a que pertenezcan, y su barniz de civilizados no les exime del oprobio y la
ignominia.
Son los mismos que encarnan en seres humanos que son
propensoa al mal. Son los que dirigen países, lideres importantes, miembros de
organizaciones secretas, en fin todos aquellos que a toda costa dispersan el
mal en todo lugar.
5. 103. Novena clase: Espíritus frívolos.
- Son ignorantes y
maliciosos, tornadizos y burlones. En todo se meten y responden a todo, sin preocuparse
de la verdad. Se placen en causar contrariedades o pequeñas satisfacciones, en
urdir enredos o chismes, en inducir maliciosamente a error valiéndose de
fraudes y picardías. A esta clase pertenecen los Espíritus vulgarmente
designados como trasgos, duendes, gnomos o diablillos. Están bajo la dependencia de Espíritus superiores,
quienes los emplean a menudo, como lo hacemos nosotros con nuestros servidores.
6.
106. Sexta clase: Espíritus golpeadores y perturbadores.
- Estos Espíritus no
constituyen, propiamente hablando, una clase distinta, desde el punto de vista
de sus cualidades personales: pueden pertenecer a todas las clases del tercer
orden. Manifiestan a menudo su presencia sirviéndose de efectos perceptibles y
físicos, tales como golpes, movimientos y desplazamientos anormales de cuerpos
sólidos, agitación del aire, etcétera. Parecen
apegados más que otros a la materia. Son los agentes principales de las vicisitudes
de los elementos del globo, ya sea que operen en el aire o el agua, el fuego o
los cuerpos duros, e inclusive en las entrañas mismas de la Tierra.
Se reconoce que tales fenómenos no se deben a una causa
fortuita y física cuando poseen un carácter intencional e inteligente. Todos
los Espíritus pueden producir esos fenómenos, pero los elevados los dejan, por
lo general, a cargo de los subalternos, más aptos estos últimos para las cosas
materiales que para las de la inteligencia. Cuando los Espíritus elevados juzgan que ese tipo de manifestaciones son útiles, se valen de los subordinados como
auxiliares para realizarlas.
Son responsables
de ejecutar un plan maestro de decepción, creando materializaciones que logran
convencer a los escépticos y religiosos de la existencia del diablo. Y logran
que les achaquen al Diablo o Satanás todas sus artimañas.
Entonces los Espíritus
de Maldad sí; están organizados, tienen propósito y propia justificación de
hacer el mal. La ignorancia, la falta de educación y el deseo al mal los motivan.
Todo ese marco de maldad puede ser modificado mediante la Educación Espírita. El Espiritismo garantiza que esto puede ser
logrado. Podemos vencer esta adversidad, pues el bien común es el propósito de
Dios para la humanidad, y tarde o temprano EL BIEN PREVALECERÁ.
No hay porque detenernos
en lograr que la humanidad progrese, solo enfocar nuestros esfuerzos en educar,
y exponer el Espiritismo en todo lugar.
Confiemos en la sabiduría de los Buenos Espíritus que se nos da a través
de buenos fluidos que Dios permite. Caminemos sin descansar en lograr esa
victoria que redunda a su vez en nuestro adelantamiento espiritual.
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXION
El Libro de Los
Espíritus, Allan Kardec
El Libro de Los
Médiums – Allan Kardec
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la información de un articulo nuestro ya publicado. Eso es actuar en Moral y bien común.
No permitas que el atribuirte consciente o inconscientemente crédito por algo
que copiaste de otro autor, afecte tu espiritualidad, y que cometas faltas que
se han de acumulan a las que ya tienes.
Si me mencionas o no, no es
importante para mí, pero sí; es una falta el atribuirte que la información
publicada es de tu autoría al no hacer mención alguna del autor original, si no
das el crédito al que originalmente lo creo, eso es propiedad intelectual y al
no dar el crédito, constituye una falta de moralidad. Recomiendo que añadas al
final de tu reflexión algo así:
Partes de esta reflexión ha
sido tomada de un artículo publicado por Frank Montañez de “Soy Espírita” en su
blog: www.soyespirita.blogspot.com
Nombre del Artículo:
Fecha Publicado:
Eso evitarás
que actúes mal sin quererlo hacer, de eso se trata
la Educación Espírita.
Los siguientes enlaces te conducen a
estos temas ya publicados para ayudarte en tu desarrollo de educación espiritual:
Espero
estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu
crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
NOTA
ACLARATORIA:
Han notado que
nuestras reflexiones se redactan para la Educación de nuestra filosofía, tal y
como lo ilustran Los
Espíritus de La Codificación Espirita dada a Allan Kardec. Muchas
de estas enseñanzas lucen como que deben ser tratadas en la Casa Espírita y creo que sí; es esto
correcto. Pero la mayoría de nuestros lectores no tienen acceso a Casa Espírita alguna, entonces no nos podemos quedar
con las manos cruzadas esperando que Espíritus
Impuros que sabiendo esta realidad se adelanten se introduzcan en los
hogares de personas que con genuino interés se acercan a nuestra página
buscando ayuda.
No demostramos
compasión si no ayudamos a estas personas en estos lugares inaccesibles que no
existe ninguna Casa Espírita cerca y tal vez nunca la habrá a no
ser por nuestra educación por el Internet. Para muchos el desarrollo
de la Mediúmnidad es tan serio que no han desarrollado
aun Médiums en sus lugares de
reunión. Pero eso no debe ser la norma, pues el mismo Allan
Kardec nos
apercibió de que esto era esencial en el desarrollo espiritual de las
comunicaciones Mediúmnica.
Preferimos hacer
accesible esta información para aquellos que genuinamente desean crecer
espiritualmente, y yo soy el de pensar que si los deseos de estos nuevos
allegados son encaminados al desarrollo de la Mediúmnidad,
es preferible ayudarlos que dejarlos a expensas de Espíritus
Impuros que aprovechándose
del deseo más profundo de crecer espiritualmente intervengan para que esto no
se logre.
Esta educación debe
ser el detonador para el establecimiento de nuevos centros de reunión para
nuevos allegados y esto cumple el propósito de la codificación y de la Ley de Progreso y
Crecimiento espiritual a que todos tenemos derecho.
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