Este artículo tiene el propósito de contestar una pregunta de un amigo con relación
al artículo #613 del libro de Los Espíritus. He aprovechado la oportunidad en
hacer una tabla comparativa de tres versiones del Libro de los Espíritus de
Allan Kardec. A continuación la información de referencia.
_________________________________________________
Mi amigo se dirigió a mi en los siguientes términos:
"Frank, TENGO UNA DUDA EN UNA FRASE DE LA PREGUNTA 613 DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
"Frank, TENGO UNA DUDA EN UNA FRASE DE LA PREGUNTA 613 DE EL LIBRO DE LOS
Mon, Jul 16, 2018 at 6:10 AM
To: soyespirita1@gmail.com
Hola Frank.
Le
transcribo la pregunta 613 de EL LIBRO DE LOS ESPIÍRUTUS de Allan Kardec,
editado en 1970 y traducido del francés por Alberto Giordano.
Le
resalto en amarillo dos frases, dentro de las cuales destaco en verde:
“hay
solución de continuidad”, yo creo que debería decir “NO hay solución de
continuidad”, según el contexto de las dos frases que le resalto en
amarillo.
De
todas formas, le agradecería su opinión al respecto.
Un abrazo,
Antonio
Belando
613.-
Por muy errónea que sea la idea en que se basa la metempsicosis, ¿no será el
resultado del sentimiento intuitivo de las diversas existencias del hombre?
-Ese
sentimiento intuitivo se encuentra en tal creencia como en otras muchas. Pero,
como sucede con la mayor parte de ideas intuitivas, el hombre lo ha
desnaturalizado.
La
metempsicosis sería verdadera si se entendiese con esa palabra la progresión
del alma de un estado inferior a uno superior, en el que adquiere desarrollos
que transformaran su naturaleza. Pero dicha doctrina es falsa si se la
interpreta como transmigración directa del animal al hombre, y viceversa, lo
cual implica la idea de una retrogradación o fusión. Ahora bien, como quiera
que tal fusión no puede tener lugar entre los seres corporales de una y otra
especie, ello indica que se encuentran en grados no asimilables y que lo propio
debe ocurrir con los espíritus que los animan. Si un mismo Espíritu pudiera
animarlos alternativamente, se seguiría de esto una identidad de naturalezas
que se traduciría en la posibilidad de su reproducción material. La reencarnación
que enseñan los Espíritus se funda, por el contrario, en la marcha ascendente
de la Naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su propia especie, lo
que no le quita nada de su dignidad. En cambio, lo que sí lo rebaja es el mal
uso de las facultades que Dios le ha concedido para su adelanto. Sea como
fuere, la antigüedad y universalidad de la doctrina de la metempsicosis, así
como los hombres prominentes que la han profesado, prueban que el principio de
la reencarnación tiene sus raíces en la Naturaleza misma. Estos son, pues,
argumentos en su favor más bien que contrarios.
El
punto de partida del Espíritu es una de las cuestiones que se relacionan con el
principio de las cosas y que están en el secreto de Dios. No es dado al hombre
conocerlas de una manera absoluta, y a este respecto sólo pueden hacerse
conjeturas, elaborar hipótesis más o menos probables. Los Espíritus mismos se
hallan lejos de conocerlo todo. Y acerca de lo que no saben pueden ellos
también sustentar opiniones personales más o menos sensatas.
Así,
por ejemplo, no todos piensan lo mismo sobre las relaciones que existen entre
el hombre y los animales. Según algunos, el Espíritu sólo llega al período
humano después de haberse elaborado e individualizado en los diversos grados de
los seres inferiores de la Creación. En la opinión de otros, el Espíritu del
hombre habría pertenecido siempre a la raza humana, sin pasar por la serie
animal.
La
primera de esas concepciones presenta la ventaja de otorgar un objetivo al
porvenir de los irracionales, lo que integrarían de ese modo los primeros
eslabones de la cadena de los seres pensantes. La segunda está más conforme a
la dignidad 84
del hombre y puede compendiarse como sigue:
Las
distintas especies de animales no proceden intelectualmente unas de otras por
vía de progresión. Así, el espíritu de la ostra no se torna sucesivamente en el
del pez, del pájaro, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo
absoluto, física y moralmente, y cada ejemplar de las diferentes especies toma
de la fuente universal la cantidad de principio inteligente que le es
necesaria, según el grado de perfección de sus órganos y la labor que debe
realizar dentro de los fenómenos de la Naturaleza. A su muerte, devuelve esa
parcela de principio inteligente a la masa. Los de los mundos más evolucionados
que el nuestro (ver parágrafo 188) pertenecen asimismo a razas distintas,
apropiadas a las necesidades de tales mundos y al grado de desarrollo de los
hombres, de quienes esos animales son los auxiliares, pero sin provenir en modo
alguno de los de la Tierra, espiritualmente hablando. No acontece lo mismo con el hombre. Desde el punto
de vista físico, salta a la vista que integra un eslabón de la cadena de los
seres vivos, pero en el aspecto moral, entre el animal y el hombre hay solución de continuidad. El hombre posee como propia el
alma o Espíritu, chispa divina que le confiere el sentido moral y un alcance
intelectual del que carecen los animales. Es en él el Ser principal,
preexistente y sobreviviente al cuerpo, y que conserva su individualidad. Ahora
bien, ¿cuál es el origen del Espíritu? ¿Cuál su punto de partida?
¿Se
forma del principio inteligente individualizado? He ahí un enigma que sería
inútil intentar develar y sobre el cual, como hemos dicho, no se puede sino
elaborar hipótesis. Lo que es constante y que resalta a la vez del razonamiento
y de la experiencia es la supervivencia del Espíritu, la conservación de su
individualidad después de la muerte, su facultad progresiva, su estado feliz o
desdichado, proporcional a su progreso en la senda del bien, así como todas las
verdades morales que son la consecuencia de este principio. En cuanto a las
misteriosas relaciones que existen entre el hombre y los animales, es ese –
repetimos- el secreto de Dios, como otras muchas cosas cuyo conocimiento actual
no interesa en modo alguno para nuestro adelanto, y sobre las cuales sería
inútil insistir. 85
84 No nos perdamos en falsos escrúpulos, con palabras como irracionales, indignidad, bestialidad, etcétera, son formas de expresarse habituales que se tenían en la época de Kardec, lo realmente serio e importante es el fondo de la cuestión, pues encierra una nueva concepción, más digna y justa en todos los sentidos, sobre la naturaleza del ser humano, así como de su “parentesco” con los animales. [N. del copista.]
85 El libro de los Espíritus contiene en sí toda la Doctrina, pero no todos los principios del Espiritismo están en él suficientemente desarrollados. La Codificación es progresiva. Vemos el aspecto científico desarrollarse en El libro de los Médiums y en El Génesis. El aspecto religioso, en El Evangelio según el Espiritismo y El Cielo y el Infierno. Para esclarecimiento del tema del origen del hombre debe el lector consultar el Capítulo VI del Génesis, la parte relativa a la “Creación Universal” (comunicación de Galileo recibida por Flammarion e incorporada por Kardec a la Codificación), el Capítulo X, “Génesis orgánico”, en especial los párrafos 26 y siguientes, que se refieren al “Hombre corporal”, y el Capítulo XI, “Génesis espiritual”. Asimismo, es aconsejable la lectura de La evolución anímica¸ de GABRIEL DELANNE, obra subsidiaria a la Codificación. En después de la muerte, de LEÓN DENIS, el Capítulo XI de la Segunda Parte, titulado “La pluralidad de existencias”. Nótese incluso cómo concuerdan las enseñanzas que se acaban de leer aquí, acerca del problema de la metempsicosis, con la constante afirmación de los Espíritus en este libro, de que “todo se eslabona en la Naturaleza”. [N. de J. H. Pires.]
_______________________________________
He
aquí mi comentario de Frank Montañez, sobre el artículo #613 del Libro de los Espíritus. He copiado lo que mi amigo me compartió de Alberto Giordani y Herculano Pires, para luego incorporarlo en mis tablas comparativas. He realizado, además, una comparación de
los artículos #611 al #613, sobre el tema de la Metempsicosis.
Para eso utilicé una copia del Libro de los Espíritus publicado en 1860 y 5ta Edición 1861, del
original Francés de Allan Kardec.
Ya para esa fecha ya se habían aumentado las preguntas y respuestas de 501 publicadas en 1857 con la de 1960, y 1861 en que ya se habían incluido las 1018 preguntas y respuestas de los Espíritus. También utilicé la traducción al Español de Fernández Colavida y la traducción del Título del original francés: LE LIVRE DES ESPRITS, (Paris, 1857), para mi evaluacion, y encontré que la traducción del original francés de Gustavo N. Martínez de Argentina, del 2008, que se referirse en su parte inicial de la traducción, la mención que esta traducción del Libro de Los Espíritus fue del original de 1857, cuando en realidad fue de 1860-4ta Révision 1861 (Sous presse pour paraître en avril 1860). Recordemos que el artículo #1010 saltó en número al #1012. Un error de imprenta. En realidad serán 1019 preguntas y respuestas al dejar de contar el 1011. Por lo que en realidad debe ser 1018 en total.
Ya para esa fecha ya se habían aumentado las preguntas y respuestas de 501 publicadas en 1857 con la de 1960, y 1861 en que ya se habían incluido las 1018 preguntas y respuestas de los Espíritus. También utilicé la traducción al Español de Fernández Colavida y la traducción del Título del original francés: LE LIVRE DES ESPRITS, (Paris, 1857), para mi evaluacion, y encontré que la traducción del original francés de Gustavo N. Martínez de Argentina, del 2008, que se referirse en su parte inicial de la traducción, la mención que esta traducción del Libro de Los Espíritus fue del original de 1857, cuando en realidad fue de 1860-4ta Révision 1861 (Sous presse pour paraître en avril 1860). Recordemos que el artículo #1010 saltó en número al #1012. Un error de imprenta. En realidad serán 1019 preguntas y respuestas al dejar de contar el 1011. Por lo que en realidad debe ser 1018 en total.
La
parte en que haces referencia, y añadida en 1970, aparece en el original francés. La frase de
referencia: " hay
solución de continuidad, es correcta tiene lógica y tu argumento en añadir un "No" antes de la
frase, no creo que deba resistir ese cambio porque cambiaría el sentido y no daría lugar a la explicación de la Moral Espirita que se menciona, entonces no tendría sentido. Ademas, podríamos caer en la mutilación, alteración o falsificación del contenido original en francés.
Deseo motivar la comparación de los contenidos traducidos con el contenido original en Frances, asi evitar que se altere, se modifique el contenido original del mensaje original de los Espíritus.
Recuerda que para que se realicen cambios al contenido original, deben ser convocados los Espíritus que presididos por el Espíritu de Verdad dictaron la Tercera Revelación Espírita que es y debe ser final y definitiva.
Deseo motivar la comparación de los contenidos traducidos con el contenido original en Frances, asi evitar que se altere, se modifique el contenido original del mensaje original de los Espíritus.
Recuerda que para que se realicen cambios al contenido original, deben ser convocados los Espíritus que presididos por el Espíritu de Verdad dictaron la Tercera Revelación Espírita que es y debe ser final y definitiva.
Gracias
por tú interés en profundizar en el estudio profundo de los Libros Codificados.
A continuación copio literalmente tu mensaje a fin de que conserves el crédito
del análisis.
Le transcribo la pregunta #613
de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS de Allan Kardec, editado en 1970 y traducido del
francés por Alberto Giordano y comentarios de Herculano Pires.
Metempsicosis.
Los
tres reinos
Libro
segundo – capítulo XI
Gustavo N. Martínez, Confederación Espirita de Argentina CEA
y el Consejo Espírita Internacional CEI
Gustavo N. Martínez, Confederación Espirita de Argentina CEA
y el Consejo Espírita Internacional CEI
611. El origen
común -en el principio inteligente- de los seres vivos, ¿no constituye la
consagración de la doctrina de la metempsicosis?
“Dos cosas pueden tener un mismo origen y no parecerse en modo alguno más tarde. ¿Quién reconocería al árbol, con sus hojas, flores y frutos, en el germen informe contenido en la semilla de donde salió? Desde el momento en que el principio inteligente alcanza el grado necesario para ser Espíritu y entrar en el período de humanidad, deja de tener relación con su estado primitivo: ya no es el alma de los animales, así como el árbol ya no es la semilla. Al hombre sólo le queda del animal el cuerpo, así como las pasiones que nacen de la influencia del cuerpo y del instinto de conservación inherente a la materia.No se puede decir, pues, que determinado hombre es la encarnación del Espíritu de determinado animal. Por consiguiente, la metempsicosis, tal como se la entiende, no es correcta.”
612. El Espíritu
que animó el cuerpo de un hombre, ¿podría encarnar en el de un animal?
“Eso sería retroceder, y el Espíritu no retrocede. El río no remonta su curso.” (Véase el § 118.)
613. Por errónea
que sea la idea vinculada a la metempsicosis, ¿no sería el resultado del
sentimiento intuitivo de las diversas existencias del hombre?
“Ese sentimiento intuitivo se encuentra en dicha creencia como en muchas otras. Sin embargo, el hombre lo ha desnaturalizado, así como a la mayor parte de sus ideas intuitivas.”
La
metempsicosis sería verdadera si se entendiese con esa palabra la progresión
del alma de un estado inferior a uno superior; progresión en la que el alma
adquiere desarrollos que transforman su naturaleza. Por el contrario, es falsa
en el sentido de la transmigración directa del animal al hombre, y viceversa,
pues eso implica la idea de un retroceso 90 o de fusión.
Ahora bien, como esa fusión no puede tener lugar entre los seres corporales de
una y otra especie, ello indica que se encuentran en grados no asimilables y
que debe ocurrir lo mismo entre los Espíritus que los animan.
90
[El término original es retrogradación. En español, en la actualidad, el término
“retrogradación” sólo se aplica en astronomía. En francés, en cambio, se lo
utiliza principalmente en el sentido de retroceso, en tanto acción y efecto de
retroceder, retrogradar o ir hacia atrás.]
Si
un mismo Espíritu pudiera animarlos alternativamente, se deduciría de ahí una
identidad de naturaleza que se traduciría en la posibilidad de la reproducción
material.
La
reencarnación que enseñan los Espíritus se funda, por el contrario, en la
marcha ascendente de la naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su
propia especie, lo que no lo despoja en absoluto de su dignidad. Lo que sí lo
rebaja es el mal uso de las facultades que Dios le ha dado para su adelanto.
Sea lo que fuere, la antigüedad y universalidad de la doctrina de la
metempsicosis, así como los hombres eminentes que la han profesado, prueban que
el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la naturaleza misma. Por
consiguiente, estos son argumentos en su favor más bien que contrarios.91
91
[Los párrafos que siguen a este, hasta el final del comentario, fueron agregados
por el autor a partir de la 4.ª edición, de 1861.]
El
punto de partida del Espíritu es una de esas cuestiones que se relacionan con
el principio de las cosas y que forman parte del secreto de Dios. No es dado al hombre conocerlas
de una manera absoluta. Al respecto, sólo puede hacer suposiciones, construir
sistemas más o menos probables. Los propios Espíritus
se encuentran lejos de conocerlo todo y, en cuanto a lo que no saben, ellos
también pueden formarse opiniones personales de mayor o menor sensatez.
Así, por ejemplo, no todos los
Espíritus piensan lo mismo acerca de las relaciones que existen entre el hombre
y los animales. Según algunos, el Espíritu sólo alcanza el período humano
después de haberse elaborado e individualizado en los diferentes grados de los
seres inferiores de la creación. Según otros, el Espíritu del hombre habría
pertenecido siempre a la raza humana, sin pasar por la serie animal. El primero
de esos sistemas tiene la ventaja de otorgarle un objetivo al porvenir de los
animales, que de ese modo formarían los primeros eslabones de la cadena de los
seres pensantes.
El segundo está más de acuerdo con la
dignidad del hombre y puede resumirse de la siguiente manera:
Las diferentes especies de animales no
proceden intelectualmente unas de otras por medio de la
progresión.
Así, el espíritu de la ostra no se
convierte sucesivamente en el espíritu del pez, del pájaro, del cuadrúpedo y del
cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto, física y moralmente, cuyos individuos toman de la fuente
universal la cantidad de principio inteligente que necesitan, según la
perfección de sus órganos y la tarea que deben llevar a cabo en los fenómenos
de la naturaleza. Una vez muertos, devuelven esa cantidad de principio
inteligente a la masa. Los animales de los mundos más adelantados que el
nuestro (Véase el § 188) también constituyen razas distintas -apropiadas a las
necesidades de esos mundos y al grado de adelanto de los hombres, de quienes
son auxiliares-, pero que no proceden en modo alguno de los de la Tierra, espiritualmente
hablando.
No
sucede lo mismo con el hombre. Desde el punto de vista físico, es evidente que el
______________________________________
Nota de Frank Montañez, incluyo una tabla comparativa del
Libro de Los Espíritus en el tema relacionado a la METEMPSICOSIS.
EL LIBRO DE
LOS ESPÍRITUS
Los tres Reinos
|
||
1860
Original Francés 1860
|
Fernández
Colavida - Barcelonesa
|
Gustavo
Martínez 2008 CEI
|
Métempsycose.
611. La communauté d'origine dans le principe
intelligent des êtres vivants n'estelle pas la consécration de la doctrine de la métempsycose ?
« Deux choses peuvent avoir une même origine, et ne se
ressembler nullement plus tardQui reconnaîtrait l'arbre, ses feuilles, ses
fleurs et ses fruits dans le germe informe contenu dans la graine d'où il est
sorti? Du moment que le principe intelligent atteint le degré nécessaire pour
être Esprit et entrer dans la période de l'humanité, il n'a plus de rapport
avec son état primitif, et n'est
pas plus l'âme
des bêtes que l'arbre n'est le pepin. Dans l'homme il n'y a plus de l'animal
que le corps, et les passions qui naissent de l'influence du corps et de
l'instinct de conservation inhérent à la matière. On
ne peut donc pas dire que tel homme est l'incarnation de l'Esprit de tel
animal, et par conséquent la métempsycose,
telle qu'on l'entend, n'est pas exacte, »
|
METEMPSICOSIS
611.
La comunidad de origen en el principio inteligente de los seres vivientes.
¿no es la consagración de la doctrina de la metempsicosis?
«Dos cosas pueden tener el mismo origen y más adelante pueden no
parecerse en nada. ¿Quién reconocería el árbol con sus hojas, flores y frutos
en el germen informe, contenido en la simiente de donde ha salido? Desde el
momento en que el principio inteligente logra el grado necesario para ser
espíritu y entrar en el período de la humanidad, cesa de tener relación con
su estado primitivo y deja de ser el alma de la bestia, como el árbol la
simiente. No le resta al hombre del animal más que el cuerpo, y las pasiones
que nacen de la influencia de éste y del instinto de conservación inherente a
la materia. No puede, pues, decirse que tal
hombre es la encarnación del espíritu de tal animal, y por
consiguiente, la metempsicosis,
tal como se entiende, no es exacta».
|
Metempsicosis
611. El origen común -en el principio inteligente- de
los seres vivos, ¿no constituye la consagración de la
doctrina de la metempsicosis?
“Dos cosas pueden tener un mismo origen y
no parecerse en modo alguno más tarde. ¿Quién reconocería al árbol, con sus
hojas, flores y frutos, en el germen informe contenido en la semilla de donde
salió? Desde el momento en que el principio inteligente alcanza el grado
necesario para ser Espíritu y entrar en el período de humanidad, deja de
tener relación con su estado primitivo: ya no es el alma de los animales, así como el árbol ya no es la
semilla. Al hombre sólo le queda del animal el cuerpo, así como las pasiones
que nacen de la influencia del cuerpo y del instinto de conservación
inherente a la materia.
No se puede decir, pues, que determinado
hombre es la encarnación del Espíritu de determinado animal. Por
consiguiente, la metempsicosis, tal como se la entiende, no es correcta.”
|
612. L'Espiurit
qui a animé le corps d'un homme pour
rait-il s'incarner dans un animal?
«Ce serait rétrograder et l'Esprit ne
rétrograde pas. Le fleuve ne remonte pas a sa source. » (118)
|
612. El espíritu que ha animado el cuerpo de un
hombre, ¿podría encarnarse en un animal?
«Eso equivaldría a retrogradar, y el
espíritu no retrograda. El río no remonta hacia su curso». (118)
|
612. El Espíritu que animó el cuerpo de un hombre,
¿podría encarnar en el de un animal?
“Eso sería retroceder, y el Espíritu no
retrocede. El río no remonta su curso.” (Véase el § 118.)
|
613. Tout erroneé que soit l´idée attachée à la
métempsycose, ne seraielle pas le résultat du sentiment intuitif des
differentes existences de l´homme?
« Ce sentiment intuitif se retrouve dans cette
croyance comme dans beaucoup d'autres ; mais, comme la plupart de ses idées
intuitives, l´homme l´a denaturé.»
La métempsycose serait
vraie si l´on entendait par ce mot la progression de l'âme d'un état
inférieur à un état supérieur où elle acquerrait des développements qui
transformeraient sa nature ; mais elle est fausse dans le sens de
transmigration directe de l'animal dans l'homme et réciproquement, ce qui
impliquerait l'idée d'une rétrogradation ou de fusion ; or cette fusion ne
pou
vant avoir lieu entre les
êtres corporels des deux espèces, c'est un indice qu'elles sont à des degrés
non assimilables, et qu'il doit en être de même dés Esprits qui les animent.
Si le même Esprit pouvait les animer alternativement, il s'ensuivrait une
identité de nature qui se traduirait par la possibilité de la reproduction
matérielle. La
réincarnation enseignée par les Esprits est fondée au contraire sur la marche
ascendante de la nature et sur la progression de l'homme dans- sa propre
espèce, ce qui ne lui ôte rien de sa dignité. Ce qui le rabaisse, c'est le mauvais
usage qu'il fait des facultés que Dieu lui a données pour son avancement. Quoi qu'il en soit, l'ancienneté
et l'universalité de la doctrine de la métempsycose, et les hommes éminents
qui l'ont pro fessée prouvent que le principe de la réincarnation a ses
racines
dans la nature même; ce sont donc bien plutôt des
arguments en sa faveur qu'ils ne lui sont contraires.
Le point de
départ de l'Esprit est une de ces questions qui tiennent au principe des
choses, et sont dans le secret de Dieu.
Il n'est pas donné
à l'homme de les connaître d'une manière absolue, et il ne peut faire, à cet
égard, que des suppositions, bâtir des systèmes plus ou moins probables Les
Esprits euxmêmes sont loin de tout connaître sur ce qu'ils ne savent pas ils
peuvent aussi avoir des opinions personnelles plus ou moins sensées.
C'est ainsi, par exemple, que tous ne pensent pas de même au sujet des
rapports qui existent entre l'homme et les animaux.
Selon quelques-uns, l'Esprit n'arrive à la période humaine qu'après
s'être élaboré et individualisé dans les différents
degrés desêtres inférieurs de la création.
Selon d'autres, l'Esprit de l'homme
aurait toujours appartenu à
la race humaine, sans passer par la filière animale. Le premier de ces
systèmes a l'avantage de donner un but à l'avenir des animaux qui formeraient
ainsi tes premiers anneaux de la chaîne des êtres pensants; le second est plus
conforme à la dignité de l'homme, et peut se résumer ainsi qu'il suit.
Les différentes espèces
d'animaux ne procèdent point intellestuellement
les unes des autres par voie de progression; ainsi t'esprit de
l'huître ne devient point successivementcelui du poisson, de l'oiseau, du
quadrupède et du quadrumane chaque espèce
est un type absolu,
physiquement et moralement dont chaque individu puise à la source universelle
la somme du principe intelligent qui lui est nécessaire, selon la perfection
de ses organes, et l'oeuvre qu'il doit accomplir dans les phénomènes de la
nature, et qu'à sa mort il rend à la masse. Ceux des mondes plus avancés que
le nôtre (voir n° 188),
sont également des races distinctes, appropriées aux besoins de ces mondes et
au degré d'avancement des hommes dont ils sont les auxiliaires, mais qui
ne procèdent nullement
de~ceux de la terre, spirituellement parlant. Il n'en est pas de même de
l'homme.
Au point de vue physique, il forme évidemment un anneau
de la chaîne des êtres vivants mais au point de vue moral, entre l'animal et l'homme, il y a solution
de continuité l'homme possède en propre l'âme ou Esprit, étincelle
divine qui lui donne le sens moral et une portée intellectuelle qui manquent
aux animaux? c'est en lui l'être principal, préexistant et survivant au corps
en conservant son individualité? Quelle est l'origine de l'Esprit? où est son
point de départ? se forme-t-il du principe intelligent individuàlisé?
C'est là un mystère qu'il serait inutile de chercher à pénétrer,
et sur lequel, comme nous l'avons dit, on ne peut que
bâtir des systèmes. Ce
qui est constant, et ce qui ressort à la fois du raisonnementet de
l'expérience, c'est la survivance de l'Esprit, la conservation de son
individualité après la mort, sa faculté progressive, son état heureux ou
malheureux proportionne à son avancementdans la voie du bien, et toutes les
vérités mo° raies qui sont la conséquencede ce principe.
Quant aux rapports mystérieux
qui existent entre l'homme et les animaux, c'est là, nous le répétons, le secret
de Dieu, comme beaucoup d'autres choses dont la connaissance actuelle
n'importe point à notre avancement, et sur lesquelles il serait inutile de
s'appesantir.
|
613. Por errónea que sea la idea atribuida a la
metempsicosis, ¿no será el resultado del sentimiento intuitivo de las
diferentes existencias del hombre?
«Este sentimiento intuitivo se descubre en
esa como en otras muchas creencias, pero el hombre la ha desnaturalizado,
como ha hecho con la mayor parte de sus ideas intuitivas».
La metempsicosis seria verdadera, si se entendiese por ella el
progreso del alma de un estado inferior a otro superior, en el que hallaría
desarrollos que transformarían su naturaleza; pero es falsa en el sentido de
transmigración directa del animal en el hombre y viceversa, lo que implicaría
idea de retroceso o fusión, y no pudiendo verificarse semejante fusión entre
los seres corporales de las dos especies, es indicio de que están en grados
inasímilables, y que lo mismo debe suceder con los espíritus que los aníman.
Si el mismo espíritu pudiese animarlos alternativamente, se seguiría de ello
una identidad de naturaleza que se traduciría en la posibilidad de la
reproducción material. La reencarnación enseñada por los espíritus está fundada,
por el contrario, en la marcha ascendente de la naturaleza y en el progreso
del hombre en su propia especie, lo que en nada amengua su dignidad. Lo que
le rehala, es el mal uso que hace de las facultades que Dios le ha dado para
su adelanto. Como quiera que sea,
la antigüedad y universalidad de la doctrina de la metempsicosis, y los
hombres eminentes que la han profesado, prueban que el principio de la
reencarnación tiene sus raíces en la misma naturaleza, y son por lo tanto
argumentos en su favor y
no en contra.
El punto de
partida del espíritu es una de esas cuestiones que se refieren al principio
de las cosas, y
pertenece a
los secretos de Dios.
Así, por ejemplo, no todos piensan lo mismo respecto de
las relaciones que existen entre el hombre y los animales. Según algunos, el
espíritu no llega al período humano sino después de haberse elaborado e individualizado
en los diferentes grados de los seres inferiores de la creación. Según otros,
el espíritu del
hombre ha pertenecido siempre a la raza humana, sin haber
pasado por la serie animal. El primero de estos sistemas tiene la ventaja de
dar un objeto al porvenir de los animales, que formarían de este modo
los primeros eslabones de la cadena de los seres
pensantes; el segundo está más conforme con la dignidad humana, y puede
resumirse de la manera siguiente:
Las diferentes especies de animales no proceden
intelectualmente las unas de las otras por via de progresión, y así el
espirita de la ostra no pasa a ser sucesivamente el del pez, del ave, del
cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto física y
moralmente, cada uno de cuyos individuos toma en la fuente universal la suma
de principio inteligente que le es necesario, según la perfección de sus
órganos, y el trabajo que ha de realizar en los fenómenos
de la naturaleza, suma de principio vital que a la muerte, vuelve a la masa.
Las de los mundos más adelantados que el nuestro (véase el 188) son igualmente
razas distintas, apropiadas a las necesidades de aquellos mundos y al grado
de adelanto de los hombres cuyos auxiliares son; pero que, espíritualmente
hablando, no proceden en modo alguno de los de la tierra. No sucede lo mismo
en el hombre.
Bajo el punto de vista físico, forma evidentemente un
eslabón de la cadena de los seres vivientes; pero balo el punto de vista
moral, entre el animal y el hombre, existe solución de continuidad. El hombre
posee en propiedad e! alma o espíritu, destello divino que le da el
sentido moral y un alcance intelectual que falta a los
animales; es para él un ser principal preexistente, que sobrevive al cuerpo y
que conserva su individualidad. ¿Cuál es el origen del espíritu? ¿Dónde está
su punto de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado?
Este es un misterio que en vano trataríamos de penetrar, y acerca del cual,
según tenemos dicho, sólo podemos emitir sistemas. Lo que es constante y
resulta del raciocinio y de la experiencia, es la supervivencia del espíritu,
la conservación de su individualidad después de la muerte. su facultad
progresiva, su estado feliz o desgraciado proporcional a su adelanto en el
camino del bien, y todas las verdades morales, que son consecuencias de este
principio.
En cuanto a las relaciones misteriosas que existen
entre el hombre y los animales, volvemos a repetir que son un secreto de
Dios, como muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no importa a nuestro
progreso, y sobre las cuales sería inútil insistir.
|
613. Por errónea que sea la idea vinculada a la
metempsicosis, ¿no sería el resultado del sentimiento intuitivo de las
diversas existencias del hombre?
“Ese sentimiento intuitivo se encuentra en
dicha creencia como en muchas otras. Sin embargo, el hombre lo ha
desnaturalizado, así como a la mayor parte de sus ideas intuitivas.”
La metempsicosis sería verdadera si se entendiese con esa palabra la
progresión del alma de un estado inferior a uno superior; progresión en la
que el alma adquiere
desarrollos que
transforman su naturaleza. Por el contrario, es falsa en el sentido de la
transmigración directa del animal al hombre, y viceversa, pues eso implica la
idea de un retroceso 90
o de fusión. Ahora bien, como esa fusión no puede tener lugar entre los seres
corporales de una y otra especie, ello indica que se encuentran en grados no
asimilables y que debe ocurrir lo mismo entre los Espíritus que los animan.
Si un mismo Espíritu pudiera animarlos alternativamente, se deduciría de ahí
una identidad de naturaleza que se
90 [El término
original es rétrogradation.
En español, en la actualidad, el término “retrogradación” sólo se aplica en
astronomía. En francés, en cambio, se lo utiliza principalmente en el sentido
de retroceso, en tanto acción y efecto de retroceder, retrogradar o ir hacia
atrás.]
traduciría en la
posibilidad de la reproducción material.
La reencarnación que
enseñan los Espíritus se funda, por el contrario, en la marcha ascendente de
la naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su propia especie, lo
que no lo despoja en absoluto de su dignidad. Lo que sí lo rebaja es el mal
uso de las facultades que Dios le ha dado para su adelanto. Sea lo que fuere, la antigüedad
y universalidad de la doctrina de la metempsicosis, así como
los hombres eminentes que la han profesado, prueban que el principio de la
reencarnación tiene sus raíces en la naturaleza misma. Por consiguiente,
estos son argumentos en su favor más bien que contrarios.91
El punto de
partida del Espíritu es una de esas cuestiones que se relacionan con el
principio de las cosas y que forman parte del secreto de Dios.
No es dado al hombre conocerlas
de una manera absoluta. Al respecto, sólo puede hacer suposiciones, construir
sistemas más o menos probables. Los propios Espíritus se encuentran lejos de
conocerlo todo y, en cuanto a lo que no saben, ellos también pueden formarse
opiniones personales de mayor o menor sensatez.
Así, por ejemplo, no todos los Espíritus piensan lo mismo acerca de las
relaciones que existen entre el hombre y los animales.
Según algunos,
el Espíritu sólo alcanza el período humano después de haberse elaborado e
individualizado en los diferentes grados de los seres inferiores de la
creación.
Según otros, el Espíritu del hombre habría pertenecido siempre a la
raza humana, sin pasar por la serie animal. El primero de esos sistemas tiene
la ventaja de otorgarle un objetivo al 91 [Los párrafos que siguen a este, hasta el final del
comentario, fueron agregados por el autor a partir de la 4.ª edición, de
1861.]
porvenir de los animales, que de ese modo formarían los primeros
eslabones de la cadena de los seres pensantes.
El segundo está
más de acuerdo con la dignidad del hombre y puede resumirse de la siguiente
manera: Las diferentes especies de animales no proceden intelectualmente
unas de otras
por medio de la progresión.
Así, el
espíritu de la ostra no se convierte sucesivamente en el espíritu del pez,
del pájaro, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo
absoluto, física y moralmente, cuyos individuos toman de la
fuente
universal la cantidad de principio inteligente que necesitan, según la
perfección de sus órganos y la tarea que deben llevar a cabo en los fenómenos
de la
naturaleza. Una
vez muertos, devuelven esa cantidad de principio inteligente a la masa. Los
animales de los mundos más adelantados que el nuestro (Véase el §
188)
también constituyen razas distintas -apropiadas a las necesidades de esos
mundos y al grado de adelanto de los hombres, de quienes son auxiliares-,
pero
que no proceden
en modo alguno de los de la Tierra, espiritualmente hablando. No sucede lo
mismo con el hombre.
Desde el punto de vista físico, es evidente que el hombre integra un
eslabón de la cadena de los seres vivos. En cambio, desde el punto de vista
moral, entre el animal y el hombre hay solución de continuidad. Lo
propio del hombre es el alma o Espíritu, chispa divina que
le confiere el sentido moral y un alcance intelectual del que carecen los
animales. El Espíritu es en el hombre el ser principal, preexistente y
sobreviviente al cuerpo, y que conserva su individualidad. Ahora bien, ¿cuál
es el origen del Espíritu? ¿Dónde está su punto de partida? ¿Se
forma del principio inteligente individualizado? Ese es un misterio que sería
inútil intentar develar y acerca del cual -como hemos dicho- sólo se pueden
construir sistemas. Lo que es constante, lo que resulta a la vez del razonamiento
y de la experiencia, es la supervivencia del Espíritu, la conservación de su
individualidad después de la muerte, su facultad progresiva, su estado feliz
o desdichado, proporcional a su adelanto en el camino del bien, así como
todas las verdades morales que son la
consecuencia de este principio.
En cuanto a las relaciones misteriosas que existen
entre el hombre y los animales, se trata -volvemos a decirlo- de uno de los
secretos de Dios, así como lo son muchas otras cosas cuyo conocimiento actual
no interesa en modo alguno para nuestro adelanto, y acerca de las cuales
sería inútil insistir.
_________________ |
El mensaje es y debe ser espiritual, y lo material lo veremos nosotros en el proceso de elaboración. Allan Kardec no firmó ninguno de los comentarios, y para los estudiosos del Espiritismo, podemos vivir sin la firma de Allan Kardec. Obviamente esto se adoptó, para diferenciar los comentarios de Allan Kardec de los comentarios del copista.
_________________________________________________
A continuación comparo la traducción de Gustavo N.
Martínez, con la traducción de Alberto Giordano, con los comentarios de
Herculano Pires. y en el caso de Gustavo N.
Martínez es incorrecto en el Prólogo del libro diciendo lo siguiente:
Traducción de Gustavo N. Martínez
EL LIBRO DE LOS
ESPÍRITUS
CONFEDERACIÓN ESPIRITISTA ARGENTINA
El libro de los Espíritus: contiene los principios de la doctrina espírita
acerca de la inmortalidad del alma, la naturaleza de los
Espíritus y sus
relaciones con los hombres; las leyes morales, la vida
presente, la vida
futura y el porvenir de la humanidad / recopilados y
puestos en orden por
Allan Kardec ; traducción de Gustavo N. Martínez. –
Buenos Aires,
Argentina : Confederación Espiritista Argentina, 2014.
696 p. ; 21 cm
Título del original: Le livre des esprits.
ISBN 978-85-98161-66-2
1. Espiritismo. I. Kardec, Allan, 1804-1869. II. Título.
CDD: 133.93
CDU: 133.7
DATOS INTERNACIONALES PARA CATALOGACIÓN EN LA PUBLICACIÓN
(CIP)
Copyright © 2008 by
CONSEJO ESPÍRITA INTERNACIONAL (CEI)
Brasilia (DF) – Brasil
Todos los derechos de reproducción, copia, comunicación
al público y explotación
económica de esta obra están reservados única y
exclusivamente para el Consejo Espírita
Internacional (CEI). Prohibida la reproducción parcial o
total de la misma, a través de
cualquier forma, medio o proceso electrónico, digital,
fotocopia, microfilme, Internet, CDROM,
sin la previa y expresa autorización de la Editora, en
los términos de la ley 9.610/98
que reglamenta los derechos de autor y conexos.
ISBN 978-85-98161-66-2
Título del original
francés:
LE LIVRE DES ESPRITS
(Paris, 1857)
Traducción del original francés: Gustavo N.
Martínez
Edición de la
CONFEDERACIÓN ESPIRITISTA ARGENTINA (CEA)
Sánchez de Bustamante 463
(1173) Buenos Aires - Argentina
+ 54 11 - 4 8 6 2 - 6 3 1 4
www.ceanet.com.ar
ceaespiritista@gmail.com
______________________________________
Claramente vemos que Gustavo N. Martínez, dice su
traducción en el 2008, patrocinado por el Consejo Espírita Internacional CEI y
Divaldo Pereira Franco del Libro de los Espíritu, supuestamente de 1857. Esto
no podía ser así, porque la versión original del Libro de Los Espíritus
publicada en 1857, era de sólo 501 Preguntas y Respuestas, y no contenía aún el
artículo #613. Por lo tanto debía haber sido de la versión de 1860, o de la 4ta revisión de 1861, revisadas por Allan Kardec. Pero
también eso no es correcto, porque el Libro de Los Espíritus, fue editado en 1970, Alberto Giordano y la Casa Editora 18 de abril de Buenos
Aires, Argentina. los mismos que
publicaron por más de 50 años
la falsificación del Libro de Génesis, desde 1981. Veamos la comparación entre
las traducciones de Alberto Giordano y la traducción de Gustavo N. Martínez, ambas muy semejantes, e inundada de comentarios que no estaban en las versiones originales. De hecho esto es una prueba contundente de la intervencion indevida de la integridad doctrinaria de los libros originales.
Gustavo N.
Martínez
2008
|
Alberto Giordano/Herculano Pires
1970
Allan Kardec
http://www.espiritismo.es FEE 287
|
Metempsicosis
611. El origen
común -en el principio inteligente- de los seres vivos, ¿no constituye la
consagración de la doctrina de la metempsicosis?
“Dos cosas pueden tener un mismo origen y no parecerse en
modo alguno más tarde. ¿Quién reconocería al árbol, con sus hojas, flores y
frutos, en el germen informe contenido en la semilla de donde salió? Desde el
momento en que el principio inteligente alcanza el grado necesario para ser
Espíritu y entrar en el período de humanidad, deja de tener relación con su
estado primitivo: ya no es el alma de los
animales, así como el árbol ya no es la semilla.
Al hombre sólo le
queda del animal el cuerpo, así como las pasiones que nacen de la influencia
del cuerpo y del instinto de conservación inherente a la materia.
No se puede decir,
pues, que determinado hombre es la encarnación del Espíritu de determinado
animal. Por consiguiente, la metempsicosis, tal como se la entiende, no es
correcta.”
|
III.- Metempsicosis
611. La
comunidad de origen – en el principio inteligente- de los seres vivos ¿no
significa la consagración de la doctrina de la metempsicosis?
- Dos cosas pueden tener un mismo origen y no asemejarse en
modo alguno más tarde. ¿Quién reconocería al árbol, con sus hojas, flores y
frutos, en el germen amorfo contenido en la semilla de donde él salió? Tan
pronto como el principio inteligente alcanza el grado necesario para ser
Espíritu y entrar en el período de humanidad, deja de tener relación con su
primitivo estado, y sólo es, respecto del alma de los animales, lo que el
árbol respecto de la simiente.
En el hombre sólo
queda animal el cuerpo, así como las pasiones que nacen de la influencia de
éste y el instinto de conservación inherente a la materia.
No se puede
aseverar, pues, que ese hombre sea la encarnación del Espíritu de determinado
animal, y por tanto la metempsicosis, tal como se la entiende, no es exacta.
|
612. El Espíritu
que animó el cuerpo de un hombre, ¿podría encarnar en el de un animal?
“Eso sería retroceder, y el Espíritu no retrocede. El río
no remonta su curso.” (Véase el § 118.)
|
612. El Espíritu
que animó el cuerpo de un hombre ¿podría reencarnar en el de un animal?
- Esto sería retrogradar, y el Espíritu no retrocede. El
río no se remonta hacia su fuente. (Ver el párrafo 118).
|
613. Por errónea
que sea la idea vinculada a la metempsicosis, ¿no sería el resultado del
sentimiento intuitivo de las diversas existencias del hombre?
“Ese sentimiento intuitivo se encuentra en dicha creencia
como en muchas otras. Sin embargo, el hombre lo ha desnaturalizado, así como
a la mayor parte de sus ideas intuitivas.”
La metempsicosis
sería verdadera si se entendiese con esa palabra la progresión del alma de un
estado inferior a uno superior; progresión en la que el alma adquiere
desarrollos que transforman su naturaleza. Por el
contrario, es falsa en el sentido de la transmigración directa del animal al
hombre, y viceversa, pues eso implica la idea de un retroceso 90 o de fusión.
Ahora bien, como esa fusión no puede tener lugar entre los seres corporales
de una y otra especie, ello indica que se encuentran en grados no asimilables
y que debe ocurrir lo mismo entre los Espíritus que los animan. Si un mismo
Espíritu pudiera animarlos alternativamente, se deduciría de ahí una
identidad de naturaleza que se traduciría en la posibilidad de la
reproducción material.
La
reencarnación que enseñan los Espíritus se funda, por el contrario, en la
marcha ascendente de la naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su
propia especie, lo que no lo despoja en absoluto de su dignidad. Lo que sí lo
rebaja es el mal uso de las facultades que Dios le ha dado para su adelanto.
Sea lo que fuere, la
antigüedad y universalidad de la doctrina de la metempsicosis, así como los
hombres eminentes que la han profesado, prueban que el principio de la
reencarnación tiene sus raíces en la naturaleza misma. Por consiguiente,
estos son argumentos en su favor más bien que contrarios. 91
El punto de partida del Espíritu es una de
esas cuestiones que se relacionan con el principio de las cosas y que forman
parte del secreto de Dios.
_____________________
Notas añadidas:
90
[El término original es
retrogradación. En español, en la actualidad, el término “retrogradación” sólo se aplica en
astronomía. En francés, en cambio, se lo utiliza principalmente en el sentido
de retroceso,
en tanto acción y efecto de retroceder, retrogradar o ir hacia atrás.]
91 [Los párrafos que siguen a
este, hasta el final del comentario, fueron agregados por el autor a partir
de la 4.ª edición, de 1861.]
|
613. Por muy
errónea que sea la idea en que se basa la metempsicosis, ¿no será el
resultado del sentimiento intuitivo de las diversas existencias del hombre?
- Ese sentimiento intuitivo se encuentra en tal creencia
como en otras muchas. Pero, como sucede con la mayor parte de ideas
intuitivas, el hombre lo ha desnaturalizado.
La metempsicosis
sería verdadera si se entendiese con esa palabra la progresión del alma de un
estado inferior a uno superior, en el que adquiriría desarrollos que
transformaran su naturaleza. Pero dicha doctrina es falsa si se la interpreta
como transmigración directa del animal al hombre, y viceversa, lo cual
implica la idea de una retrogradación o fusión. Ahora bien, como quiera que
tal fusión no puede tener lugar entre los seres corporales de una y otra
especie, ello indica que se encuentran en grados no asimilables y que lo
propio debe ocurrir con los espíritus que los animan. Si un mismo Espíritu
pudiera animarlos alternativamente, se seguiría de esto una identidad de
naturalezas que se traduciría en la posibilidad de su reproducción material.
La
reencarnación que enseñan los Espíritus se funda, por el contrario, en la
marcha ascendente de la Naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su
propia especie, lo que no le quita nada de su dignidad. En cambio, lo que sí
lo rebaja es el mal uso de las facultades que Dios le ha concedido para su
adelanto. Sea
como fuere, la antigüedad y universalidad de la doctrina de la metempsicosis,
así como los hombres prominentes que la han profesado, prueban que el
principio de la reencarnación tiene sus raíces en la Naturaleza misma. Estos
son, pues, argumentos en su favor más bien que contrarios.
El punto de partida del
Espíritu es una de las cuestiones que se relacionan con el principio de las
cosas y que están en el secreto de Dios.
_______________________
|
No es dado al hombre conocerlas de una manera absoluta. Al
respecto, sólo puede hacer suposiciones, construir sistemas más o menos
probables. Los propios Espíritus se encuentran lejos de conocerlo todo y, en
cuanto a lo que no saben, ellos también pueden formarse opiniones personales
de mayor o menor sensatez. Así, por ejemplo, no todos los Espíritus piensan
lo mismo acerca de las relaciones que existen entre el hombre y los animales.
Según algunos, el Espíritu sólo alcanza el período humano
después de haberse elaborado e individualizado en los diferentes grados de
los seres inferiores de la creación. Según otros, el Espíritu del hombre
habría pertenecido siempre a la raza humana, sin pasar por la serie animal.
El primero de esos sistemas tiene la ventaja de otorgarle
un objetivo al porvenir de los animales, que de ese modo formarían los
primeros eslabones de la cadena de los seres pensantes.
El segundo está
más de acuerdo con la dignidad del hombre y puede resumirse de la siguiente
manera:
Las diferentes especies de animales no proceden
intelectualmente unas de otras por medio de la progresión.
Así, el espíritu de la ostra no se convierte sucesivamente
en el espíritu del pez, del pájaro, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada
especie es un tipo absoluto, física y moralmente, cuyos individuos toman de
la
fuente universal la cantidad de principio inteligente que
necesitan, según la perfección de sus órganos y la tarea que deben llevar a
cabo en los fenómenos de la naturaleza. Una vez muertos, devuelven esa
cantidad de principio inteligente a la masa. Los animales de los mundos más
adelantados que el nuestro (Véase el §188) también constituyen razas
distintas -apropiadas a las necesidades de esos mundos y al grado de adelanto
de los hombres, de quienes son auxiliares-, pero que no proceden en modo
alguno de los de la Tierra, espiritualmente hablando. No sucede lo mismo con
el hombre. Desde el punto de vista físico, es evidente que el hombre integra
un eslabón de la cadena de los seres vivos. En cambio, desde el punto de
vista moral, entre el animal y el hombre hay solución de continuidad. Lo
propio del hombre es el alma o Espíritu, chispa divina que le confiere el
sentido moral y un alcance intelectual del que carecen los animales. El
Espíritu es en el hombre el ser principal, preexistente y sobreviviente al
cuerpo, y que conserva su individualidad. Ahora bien, ¿cuál es el origen del
Espíritu? ¿Dónde está su punto de partida? ¿Se forma del principio
inteligente individualizado? Ese es un misterio que sería inútil intentar
develar y acerca del cual -como hemos dicho- sólo se pueden construir
sistemas. Lo que es constante, lo que resulta a la vez del razonamiento y de
la experiencia, es la supervivencia del Espíritu, la conservación de su
individualidad después de la muerte, su facultad progresiva, su estado feliz
o desdichado, proporcional a su adelanto en el camino del bien, así como
todas las verdades morales que son la consecuencia de este principio. En
cuanto a las relaciones misteriosas que existen entre el hombre y los
animales, se trata -volvemos a decirlo- de uno de los secretos de Dios, así
como lo son muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no interesa en modo
alguno para nuestro adelanto, y acerca de las cuales sería inútil insistir.
_____________________________
|
No es dado al hombre conocerlas de una manera absoluta, y a
este respecto sólo pueden hacerse conjeturas, elaborar hipótesis más o menos
probables. Los Espíritus mismos se hallan lejos de conocerlo todo. Y acerca
de lo que no saben pueden ellos también sustentar opiniones personales más o
menos sensatas.
Así por ejemplo, no todos piensan lo mismo sobre las
relaciones que existen entre el hombre y los animales.
Según algunos, el Espíritu sólo llega al período humano
después de haberse elaborado e individualizado en los diversos grados de los
seres inferiores de la Creación. En la opinión de otros, el Espíritu del
hombre habría pertenecido siempre a la raza humana, sin pasar por la serie
animal.
La primera de esas concepciones presenta la ventaja de
otorgar un objetivo al porvenir de los irracionales, lo que integrarían de
ese modo los primeros eslabones de la cadena de los seres pensantes.
La segunda está más conforme a la dignidad 84
Las distintas especies de animales no proceden
intelectualmente unas de otras por vía de progresión.
Así, el espíritu de la ostra no se torna sucesivamente en
el del pez, del pájaro, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un
tipo absoluto, física y moralmente, y cada ejemplar de las diferentes
especies toma de la fuente universal la cantidad de principio inteligente que
le es necesaria, según el grado de perfección de sus órganos y la labor que
debe realizar dentro de los fenómenos de la Naturaleza. A su muerte, devuelve
esa parcela de principio inteligente a la masa. Los de los mundos más
evolucionados que el nuestro (ver parágrafo 188) pertenecen asimismo a razas
distintas, apropiadas a las necesidades de tales mundos y al grado de
desarrollo de los hombres, de quienes esos animales son los auxiliares, pero
sin provenir en modo alguno de los de la Tierra, espiritualmente hablando. No
acontece lo mismo con el hombre. Desde el punto de vista físico, salta a la
vista que integra un eslabón de la cadena de los seres vivos, pero en el
aspecto moral, entre el animal y el hombre hay solución de continuidad. El
hombre posee como propia el alma o Espíritu, chispa divina que le confiere el
sentido moral y un alcance intelectual del que carecen los animales. Es en él
el Ser principal, preexistente y sobreviviente al cuerpo, y que conserva su
individualidad. Ahora bien, ¿cuál es el origen del Espíritu? ¿Cuál su punto
de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado? He ahí un
enigma que sería inútil intentar develar y sobre el cual, como hemos dicho,
no se puede sino elaborar hipótesis. Lo que es constante y que resalta a la
vez del razonamiento y de la experiencia es la supervivencia del Espíritu, la
conservación de su individualidad después de la muerte, su facultad
progresiva, su estado feliz o desdichado, proporcional a su progreso en la
del hombre y puede compendiarse como sigue:
senda del bien, así como todas las verdades morales que son
la consecuencia de este principio. En cuanto a las misteriosas relaciones que
existen entre el hombre y los animales, es ese –repetimos- el secreto de
Dios, como otras muchas cosas cuyo conocimiento actual no interesa en modo
alguno para nuestro adelanto, y sobre las cuales sería inútil insistir.
85
___________________________
Notas añadidas:
84
No nos perdamos en falsos escrúpulos, con palabras
como irracionales, indignidad, bestialidad, etcétera, son formas de
expresarse habituales que se tenían en la época de Kardec, lo realmente serio
e importante es el fondo de la cuestión, pues encierra una nueva concepción,
más digna y justa en todos los sentidos, sobre la naturaleza del ser humano,
así como de su “parentesco” con los animales. [N. del copista.]
85 El libro de los
Espíritus contiene en sí toda la Doctrina, pero no todos los principios del Espiritismo
están en él suficientemente desarrollados. La Codificación es progresiva.
Vemos el aspecto científico desarrollarse en El libro de los Médiums y en El
Génesis. El aspecto religioso, en El Evangelio según el Espiritismo y El
Cielo y el Infierno. Para esclarecimiento del tema del origen del hombre debe
el lector consultar el Capítulo VI de El Génesis, la parte relativa a la
“Creación Universal” (comunicación de Galileo recibida por Flammarion e
incorporada por Kardec a la Codificación), el Capítulo X, “Génesis orgánico”,
en especial los párrafos 26 y siguientes, que se refieren al “Hombre
corporal”, y el Capítulo XI, “Génesis espiritual”. Asimismo, es aconsejable
la lectura de La evolución anímica¸ de GABRIEL DELANNE, obra subsidiaria a la
Codificación. En Después de la muerte, de LEÓN DENIS, el Capítulo XI de la
Segunda Parte, titulado “La pluralidad de existencias”. Nótese incluso cómo
concuerdan las enseñanzas que se acaban de leer aquí, acerca del problema de
la metempsicosis, con la constante afirmación de los Espíritus en este libro,
de que “todo se eslabona en la Naturaleza”. [N. de J. H. Pires.]
|
Vemos como las dos traducciones son casi exactas con notas añadidas, no relacionadas al tema espiritual.