El libre albedrío no puede confundirse con determinismo porque entonces, seríamos una máquina. Sin embargo se demuestra lo hermoso de la libertad de pensar. Protege ese privilegio que sólo tú puedes cuidar y cultivar. Los que te interfieren tu libre pensar, son de naturaleza egoísta. Los "Líderes Políticos Populistas" LPP, harán todo lo posible por lograr arrestar el Libre Albedrío, para así utilizarlo como un "Cheque en Blanco", para lograr ser elegidos los Presidentes de los países. Procura hacer el uso apropiado de tu derecho a elegir por el bien común.
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No obstante, cuándo el hombre hace el bien pone mucho cuidado en que se le reconozca el mérito a él mismo, y se abstiene de atribuírselo a sus órganos, lo cual prueba que instintivamente no renuncia, a pesar de lo que opinan algunos sistemáticos , al más bello privilegio de su especie: la libertad de pensar.
Veamos a continuación el tema de la PROGRESIÓN DE LOS ESPÍRITUS, en el Libro de Los Espíritus, ítems #114 hasta #127...
#114. ¿Los espíritus son buenos o malos por su naturaleza, o bien se van mejorando?
«Los mismos espíritus van mejorándose, y al conseguirlo, pasan de un orden inferior a otro superior».
#115. ¿Hay espíritus que fueron creados buenos y otros malos?
«Dios creó a todos los espíritus sencillos e ignorantes, es decir, faltos de ciencia, y dio a cada uno de ellos una misión con objeto de ilustrarlos y de hacerles llegar progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad, y aproxímarse a él. La dicha eterna sin perturbación estriba para ellos en esa perfección. Los espíritus adquieren los conocimientos sufriendo las pruebas que Dios les impone, (1) que unos aceptan con sumisión, llegando así más prontamente al objeto de su destino, y que otros sufren con desagrado, permaneciendo por culpa suya lejos de la perfección y de la dicha prometida».
#115a. -Según esto, parece que los espíritus en su origen, son como los niños, ignorantes e inexpertos; pero que adquieren poco a poco los conocimientos que les faltan recorriendo las diferentes etapas de la vida.
«Sí; la comparación es exacta, pues el niño rebelde continúa ignorante e imperfecto, y se aprovecha más o menos según su docilidad; pero, al paso que la vida del hombre tiene término, la del espíritu se dilata en lo infinito».
#116. ¿Hay espíritus que permanecerán perpetuamente en los puestos inferiores?
«No; todos llegarán a ser perfectos; cambiarán, pero a la larga; porque, como lo hemos dicho otra vez, un padre justo y misericordioso no puede desterrar eternamente a sus hijos. ¡Y quieres que Dios, que es tan bueno y tan justo, sea de peor condición que vosotros!»
#117. ¿Depende de los espíritus apresurar su progreso hacia la perfección?
«Indudablemente, y llegan más o menos pronto según su deseo y su sumisión a la voluntad de Dios. ¿El niño dócil no se instruye más pronto que el reacio? »
#118. ¿Pueden degenerar los espíritus?
«No, pues a medida que progresan comprenden lo que les alejaba de la perfección, y terminada una prueba poseen el conocimiento de ella y no lo olvidan. Pueden permanecer estacionarios; pero no retroceden».
#119. ¿No podría Dios librar a los espíritus de las pruebas que han de sufrir para llegar al primer puesto?
«Si hubiesen sido creados perfectos, no tendrían méritos para gozar de los beneficios de la perfección. Sin lucha, ¿Dónde estaría el mérito? Por otra parte, la desigualdad que entre ellos existe, es necesaria a su personalidad; además, la misión que desempeñan en los diferentes grados, entra en las miras de la Providencia respecto de la armonía del universo». Puesto que en la vida social todos los hombres pueden llegar a los primeros puestos, se podria preguntar también: ¿por qué el soberano de un país no hace generales a todos sus soldados, empleados superiores a todos los subalternos y maestros a todos los discípulos? Pues entre la vida social y la espiritual existe aún la diferencia de que la primera es limitada. y no basta siempre a la consecución de todos los grados, al paso que, siendo indefinida la segunda, de a cada cual la posibilidad de elevarse al puesto supremo.
#120. ¿Todos los espíritus pasan por la serie del mal para llegar al bien?
«No por la serie del mal, sino por la de la ignorancia».
#121. ¿Por qué ciertos espíritus han seguido el camino del bien y otros el del mal?
«¿No tienen libre albedrío? Dios no creó espíritus malos. sino sencillos e ignorantes, es decir, igualmente aptos para el bien que para el mal. Los que llegan a ser malos, lo son por su voluntad».
#122. No teniendo en su origen conciencia de sí mismos, ¿cómo pueden los espíritus ser libres de elegir entre el bien y el mal? ¿Existe en ellos un principio, una tendencia cualquiera que los incline más al uno que al otro?
«El libre albedrío se desarrolla a medida que el espíritu adquiere conciencia de sí mismo. Sí la elección se debiese a una causa independiente de la voluntad del espíritu, no existiría libertad. La causa no reside en él, sino fuera, en las influencias a que cede en virtud de su voluntad libre, y esto significa la gran figura de la caída del hombre y del pecado original. Unos cedieron a la tentación; otros resistieron a ella».
#122a,-¿De dónde proceden las influencias que obran sobre el espíritu?
«De los espíritus imperfectos que procuran apoderarse de él y dominarle, y que se consideran felices cuando le hacen sucumbir. Esto es lo que se ha querido representar en la figura de Satanás».
#122b, -¿No sufre esta influencia el espíritu más que en su origen?
«Le persigue en su vida de espíritu, hasta que consigue dominarse de tal modo, que los malos renuncian a obsesionarle».
#123. ¿Por qué ha permitido Dios que los espíritus puedan seguir el camino del mal?
«¿Cómo os atrevéis a pedirle a Dios cuenta de sus actos? ¿Creéis que podéis penetrar en sus designios? Podéis deciros, sin embargo: La sabiduría de Dios consiste en la libertad que a cada uno concede de elegir, porque así tiene cada uno el mérito de sus obras».
#124. Puesto que hay espíritus que desde el principio siguen el camino del bien absoluto y otros el del mal absoluto, ¿existen indudablemente grados entre estos dos extremos? «Ciertamente que sí, y la gran mayoría es la de los que no ocupan los extremos».
#125. Los espíritus que han seguido el camino del mal, ¿podrán llegar al mismo grado de superioridad que los otros?
«Sí; pero las eternidades serán más largas para ellos».
Por estas palabras las eternidades debe entenderse la idea que tienen los espíritus inferiores de que serán perpetuos sus sufrimientos, cuyo término no les es dado ver; idea que se renueva en todas las pruebas en que sucumben.
#126. Los espíritus que llegan al grado supremo, después de haber incurrido en el mal, ¿tienen a los ojos de Dios menos mérito que los otros?
«Dios mira a los extraviados con iguales ojos y a todos los ama con el mismo afecto. Se les llama malos, porque han sucumbido; pero antes eran espíritus sencillos».
#127. ¿Los espíritus son creados iguales en facultades intelectuales?
«Lo son; pero no sabiendo de dónde provienen, es preciso que funcione el libre albedrío, y progresan con más o menos rapidez así intelectual, como moralmente».
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Los espíritus que, desde el principio, siguen el camino del bien, no son por ello espíritus perfectos, puesto que, si no tienen malas tendencias, han de adquirir, sin embargo, experiencia y los conocimientos necesarios para llegar a la perfección. Podemos compararlos a los niños que, cualquiera que sea la bondad de sus naturales instintos, tienen necesidad de desarrollarse, de ilustrarse, y que no llegan sin transición de la infancia a la madurez.
Así como tenemos hombres buenos y malos desde la infancia, así también hay espíritus buenos y malos desde el principio, con la diferencia capital, de que el niño tiene instintos completamente formados, al paso que el espíritu, al ser formado, no es ni bueno ni malo, sino que tiene todas las tendencias, y en virtud de su libre albedrío toma una u otra dirección.
(1).-(Nota 📝 añadida por Frank Montañez al item #115, sobre los sufrimientos en la imposición de Dios, recordemos que la imposición es el único camino del Espíritu para lograr el progreso de su Espíritu, todos pasarán a cumplir el mismo requisito, no existe manera de que sea de otro modo éste proceso evolutivo. Sabemos que Dios ni castiga ni premia, sino que la consecuencia de que el Espíritu pueda adelantar, necesitará cumplir con éstos requisitos.)
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La mejor respuesta está en el libro de Los Espíritus, ítem #872. El que diga ser Espiritista y justifique que El libre Albedrío no existe, porque todo ya está determinado, es un enemigo de las enseñanzas del Espiritismo.
No hemos sido creados para que el DETERMINISMO domine nuestras decisiones, ser libres en nuestro pensamiento y poder decisiónal es lo que DIOS se encargó de incrustar en nuestras conciencias. No deben existir máquinas humanas, pedazos de carne que no piensan.
El saber pensar es requisito indispensable para que nuestro Espíritu Encarnado y Desencarnado pueda progresar, por lo tanto evolucionar. SOMOS FELICES CUANDO PODEMOS PENSAR...
El Espiritismo Moralizador y Consolador al Mundo, el Verdadero Espiritismo te hace bien y ese decho te lo ganas cuando aprendes a decidir por el bien común. Jesús el Nazareno nos enseñó a saber pensar cuando no dijo, no le hagas a nadie, lo que no te gustaría te hagan a ti. Eso es decidir por el bien común, eso es Jesús en nuestras vidas, ama a tus enemigos, caunque no te amen a ti, paga SIEMPRE bien con mal cuando alguién te hace mal, no lo confundas con devolver cualquier conjuro en tu contra, ese conjuro lo devuelves, pero nunca inicies de tu parte la Maldad. Jesús el Nazareno, nos enseñó a DAR LA OTRA MEJILLA CUANDO TE HAN HERIDO UNA. Eso es lo más dicil de realizar, pero es imposible. Serás inmensamente FELIZ, cuando sabes dar la otra mejilla.
Si estas viviendo esta vida sin definición alguna en saber porque existes, de dónde ha venido tu Espiritu, ni tampoco te has preocupado saber hacia donde vas cuando desencarnes, estas perdiendo el tiempo. Se necesita definición espiritual, y no vivir solo por vivir, donde cualquier viento de duda y desesperación te lleva a considerar el quitarte la vida.
La idolatría de imágenes es un ejemplo de que no sabes porque existes. Porque lo más aberrado que puede una persona que hace uso de su razón es darse cuenta que hablarle, pedirle a una imagen muda, fría, que no oye o siente es algo que sólo lo hace una persona fascinada con la religión. Sustituir una imagen de la virgen, creer que existe una Virgen en cada país, en cada uno, es algo irrisorio, sin lógica.
Es por eso que existen tantas supersticiones. Y eso demuestra un mundo materialista y religioso que se rinde ante algo fisico como una imagen de yeso, porque puede verla y tocarla.
Cuando empiezas a realizar que no es la adoración a imágenes, no es rendirte ante la "Superstición" con "RITOS", que no acercan a los Buenos Espíritus, y que sólo Espíritus de orden inferior también supersticiosos y fascinados, no pueden ser los que decidan por tí.
Ante Dios, lo decepcionas, porque teniendo la facultad de decidir con tú libre albedrío y a través de la Voluntad, dependes de Supersticiones, y la idolatría y no dependes de ru fe Razonada en DIOS omnipotente.
El justificarte que esa es una tradición que no puedes desprenderte, nada hace para que se active tu adelanto del Espiritu. Estarás reencarnando como hasta ahora ha sido, haciendo lo mismo, tu Espíritu estancado sin progreso alguno.
El Espiritismo proclama que hemos venido a dejar el materialismo representado en la adoración de imágenes de yeso y a supersticiones, que lo que hacen es llevarte a la desesperación en los momentos difíciles de tu vida.
"Esforcémonos, pues, para no tener que volver a este mundo después de la actual estadía, y para que merezcamos ir a descansar en un mundo mejor, en uno de esos mundos privilegiados en los que el bien reina con exclusividad y donde sólo recordaremos nuestro paso por la Tierra como un período de exilio.
Articulo #872, Libro de Los Espíritus
Veamos un resumen teórico del Libre Albedrío:
Libro Tercero – Capítulo X
Resumen teórico del móvil de las acciones del hombre
872. La cuestión del libre
albedrío puede resumirse así: el hombre no es fatalmente conducido al mal; los actos que
realiza no están escritos de antemano; los crímenes que comete no son el
resultado de una sentencia del destino. El hombre puede, como prueba o expiación,
elegir una existencia en la que sufrirá las incitaciones del crimen, ya sea por
el medio en que se encuentre, o por las circunstancias que sobrevengan. No
obstante, siempre es libre de obrar o de no obrar. Así pues, el libre albedrío
existe, en el estado de Espíritu, en la elección de la existencia y de las pruebas;
y en el estado corporal, en la facultad de ceder o resistir a las incitaciones
a que nos hemos sometido voluntariamente. Compete a la educación combatir esas
malas tendencias. Y lo hará con provecho cuando se base en el estudio profundo
de la naturaleza moral del hombre. Mediante el conocimiento de las leyes que
rigen a esa naturaleza moral se llegará a modificarla, así como se modifica la
inteligencia mediante la instrucción, y el temperamento mediante la higiene.
El Espíritu, desprendido de la materia y
en el estado errante, elige sus futuras existencias corporales según el grado
de perfección que ha alcanzado, y en eso sobre todo consiste –como hemos dicho–
su libre albedrío. Esa libertad no queda anulada por la encarnación. Si el Espíritu cede a la influencia de la
materia es porque sucumbe ante las pruebas que él mismo eligió, y para que lo
ayuden a superarlas puede invocar la asistencia de Dios y de los Espíritus buenos. (Véase el § 337.)
337. La unión del
Espíritu a un cuerpo determinado, ¿puede ser impuesta por Dios?
“Puede ser impuesta, así como las
diferentes pruebas, sobre todo cuando el Espíritu aún no es apto para hacer una
elección con conocimiento de causa. Como expiación, el Espíritu puede ser
obligado a unirse al cuerpo de un niño que, por su nacimiento y la posición que
ocupará en el mundo, puede llegar a ser para él un motivo de castigo.”
Sin el libre
albedrío el hombre no tiene culpa por el mal ni mérito por el bien. Esto
es a tal punto admitido, que en el mundo siempre se censura o se elogia la
intención, es decir, la voluntad. Ahora bien, quién dice voluntad, dice libertad. Por consiguiente, el hombre no puede valerse de su organización108 como excusa para
justificar sus malas acciones, sin abdicar de su razón y de su condición de ser
humano, para equipararse con los animales.
108 [Vease la nota del § 57.]
Si es así para el
mal, lo mismo será para el bien. No obstante, cuando el hombre hace el bien
pone mucho cuidado en que se le reconozca el mérito a él mismo, y se abstiene
de atribuírselo a sus órganos, lo cual prueba que instintivamente no renuncia,
a pesar de lo que opinan algunos sistemáticos 109, al más bello privilegio de su especie:
la libertad de pensar.
109 [En frances, el adjetivo systématique es
utilizado, en el caso que nos ocupa, en sentido despectivo.]
La fatalidad, tal
como se la entiende vulgarmente, supone la decisión previa e irrevocable de
todos los acontecimientos de la vida, cualquiera que sea su importancia. Si ese fuera el orden de las cosas, el hombre sería una máquina sin
voluntad. Dado que se hallaría invariablemente dominado en todos sus actos por
el poder del destino, ¿para qué le serviría la inteligencia? Tal doctrina, en caso
de ser cierta, implicaría la destrucción de toda libertad moral.
Ya no habría responsabilidad para el
hombre y, por consiguiente, dejarían de existir el bien y el mal, los crímenes
y las virtudes. Dios, soberanamente justo, no podría castigar a su criatura por
faltas cuya realización no dependería de ella, así como tampoco podría recompensarla
por virtudes cuyo mérito no tendría. Semejante ley sería, además, la negación
de la ley del progreso, pues el hombre que esperase todo de la suerte no
intentaría nada para mejorar su posición, puesto que esta no sería ni mejor ni
peor.
****La fatalidad
no es, con todo, una palabra vana. Existe en la posición
que el hombre ocupa en la Tierra y en las funciones que desempeña en ella, como
consecuencia del tipo de existencia que su Espíritu eligió, ya sea una prueba,
una expiación o una misión. El hombre sufre fatalmente todas las vicisitudes de
esa existencia y todas las tendencias, buenas o malas, que le son inherentes;
pero la fatalidad se detiene allí, porque
depende de su voluntad que ceda o no a esas tendencias. El detalle de los acontecimientos está subordinado a las
circunstancias que el propio hombre provoca con sus actos, y en los cuales
pueden influir los Espíritus mediante los pensamientos que le sugieren. (Véase
el § 459.)
Influencia
oculta de los Espíritus en nuestros pensamientos y en nuestras acciones...
459. Los
Espíritus, ¿influyen en nuestros pensamientos y en nuestras acciones?
“En ese aspecto su influencia
es mayor de lo que creéis, pues muy a menudo son ellos quienes os dirigen.”
460.
Además de nuestros propios pensamientos, ¿tenemos
otros que nos son sugeridos?
“Vuestra alma es un Espíritu que
piensa. No ignoráis que muchos pensamientos se os ocurren a la vez sobre un
mismo asunto, y que a menudo son muy contradictorios. Pues bien, los hay
siempre vuestros y nuestros. Eso os genera incertidumbre, porque tenéis en
vosotros dos ideas que se combaten mutuamente.”
461.
¿De qué modo podemos distinguir nuestros propios
pensamientos
de aquellos que nos son sugeridos?
“Cuando se os sugiere un pensamiento,
es como una voz que os habla. Vuestros propios
pensamientos son, por lo general, los que se os ocurren primero.
Por otra parte, esa distinción no reviste gran interés para
vosotros, y con frecuenciaes útil no saberlo, pues de ese modo el
hombre
obra con mayor libertad. Si se decide
por el bien, lo hace de buen grado. En cambio, si toma el
camino del mal, mayor será su responsabilidad.”
462.
Los hombres inteligentes y de genio, ¿toman siempre
sus ideas
de sí mismos?
“A veces las ideas proceden de su
propio Espíritu. Sin embargo, a menudo les son sugeridas por otros
Espíritus que los juzgan capaces de comprenderlas y
dignos de transmitirlas. Cuando no las encuentran en sí mismos,
apelan a la inspiración. En ese caso, se trata
de una evocación que hacen sin sospecharlo.”
Si fuese útil distinguir con claridad
los pensamientos propios de
aquellos que nos son sugeridos, Dios
nos habría proporcionado los
medios para hacerlo, así como nos ha
dado los medios que nos permiten
distinguir el día de la noche. Cuando
algo se nos presenta de
modo impreciso es porque debe ser así
para nuestro bien.
463.
A veces se dice que lo que se nos ocurre primero
siempre es
bueno. ¿Es esto exacto?
“Puede ser bueno o malo, conforme a la
naturaleza del Espíritu
encarnado. Siempre es bueno en aquel
que escucha las buenas inspiraciones.”
La fatalidad está,
pues, en los acontecimientos que se presentan, dado que ellos son la
consecuencia de la elección de la existencia que ha hecho el Espíritu. Tal vez
no esté en el resultado de esos acontecimientos, pues del hombre depende
modificar el curso de los mismos con su prudencia. Nunca hay fatalidad en los actos de la vida moral.
En la muerte el hombre sí se halla
sometido de manera absoluta a la inexorable ley de la fatalidad, pues no puede
librarse de la sentencia que fija el término de su existencia, ni del tipo de muerte
que debe interrumpir su curso.
Según la doctrina
vulgar, el hombre extrae de sí mismo todos sus instintos. Estos proceden de su organización física, de la cual él no es
responsable; o de su propia naturaleza, en la que encuentra una excusa ante sus
propios ojos diciendo que no es culpa suya ser como es. La doctrina espírita
es, evidentemente, más moral.
Admite en el
hombre el libre albedrío en toda su plenitud. Al decirle
que si hace el mal cede a una mala sugestión extraña, le deja la responsabilidad
completa, puesto que reconoce en él el poder de resistir, lo cual es
evidentemente más fácil que si tuviera que luchar contra su propia naturaleza.
Así, según la doctrina espírita, no hay incitación irresistible: el hombre
puede siempre cerrar los oídos a la voz oculta que lo incita al mal en su fuero
interior, así como puede cerrarlos a la voz material de quien le habla. Puede
hacerlo mediante su voluntad, pidiéndole a Dios la fuerza necesaria y
reclamando con ese fin la asistencia de los Espíritus buenos. Eso es lo que nos
enseña Jesús en la sublime plegaria de La oración dominical, cuando nos hace
decir: “No nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal”110.
110 [San Mateo
6:13. Véase el § 469.]
Esta teoría de la causa excitante de
nuestros actos resulta evidentemente de toda la enseñanza que imparten los
Espíritus. No sólo es sublime en cuanto a su moralidad, sino que
–agregamos–eleva al hombre ante sí mismo. Lo muestra libre de sacudirse un yugo
obsesor111,
así como es libre de cerrar su casa a los inoportunos.
111 [Véase la nota del § 478.]
Ya no es una
máquina que funciona mediante un impulso independiente de su voluntad, sino un
ser de razón, que escucha, juzga y elige libremente entre dos consejos. Añadamos que, a pesar de esto, el hombre no se halla privado de su
iniciativa; no deja de obrar por su propio impulso, puesto que en definitiva no
es más que un Espíritu encarnado que conserva, bajo la envoltura corporal, las
cualidades y los defectos que tenía como Espíritu.
Por consiguiente, la causa principal de
las faltas que cometemos está en nuestro
propio Espíritu, que todavía no alcanzó la superioridad moral que
tendrá algún día, aunque no por eso carece de libre
albedrío. La vida corporal le fue otorgada para que purgue sus imperfecciones
mediante las pruebas que sufre en ella, y son precisamente esas imperfecciones
las que lo tornan más débil y más accesible a las sugestiones de los otros
Espíritus imperfectos, que se aprovechan de ellas para tratar de hacerlo
sucumbir en la lucha que ha emprendido. Si sale victorioso de esa lucha, se eleva.
Si fracasa, sigue siendo lo que era, ni
mejor ni peor. Se trata de una prueba que deberá recomenzar, y eso puede durar
mucho tiempo. Cuanto más se
purifica, tanto más disminuyen sus puntos débiles y menos motivos da a los que
lo incitan al mal. Su fuerza moral crece a causa de su elevación, y los
Espíritus malos se alejan de él.
Todos los Espíritus, más o menos buenos,
cuando están encarnados, constituyen la especie humana. Y como la Tierra es uno
de los mundos menos adelantados, en ella se encuentran más Espíritus malos que
buenos, por eso vemos aquí tanta perversidad.
Esforcémonos,
pues, para no tener que volver a este mundo después de la actual estadía, y
para que merezcamos ir a descansar en un mundo mejor, en uno de esos mundos
privilegiados en los que el bien reina con exclusividad y donde sólo
recordaremos nuestro paso por la Tierra como un período de exilio.
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El libre albedrío no puede confundirse con determinismo.porque entonces, seramos una máquina. Sin embargo se demuestra lo hermoso de la libertad de pensar. Protege ese privilegio que sólo tú puedes cuidar y cultivar. Los que te interfieren tu libre pensar, son de naturaleza egoísta.
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