Los Espiritualistas, predican sobre la Felicidad, pero no aclaran que los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec, establecen que la Felicidad no puede ser completa a menos que el Espíritu pueda convertirse en un Espíritu Puro y Perfecto y para eso, ya no reencarnará nunca más.
Además, la Felicidad ☺ temporal, es sólo para los Espiritus encarnados, que se moralizan, se hacen buenos, es decir que dejan atrás el orgullo, la codicia, el Egoísmo y todos los flagelos, hijos del Orgullo.
El Espíritu encarnado, no logrará ser feliz, aunque temporalmente, a menos que se moralice, y entienda que hacer el Bien Común es lo correcto.
¿Debemos compadecernos de los Espíritus Impuros que están endurecidos y aparentemente muy difíciles de Moralizar? Claro que debemos compadecernos de ellos, debemos Moralizarlos y demostrarles que los Espíritus Buenos son Felices porque practican el Bien, pero los Espíritus Endurecidos y que se comportan mal, sufren y no dejaran de sufrir hasta que no se decidan por hacer el bien. Debemos educarlos e indicarles que con solo una acción hacia el Bien, comenzaran a experimentar lo dulce de hacer el bien.
Además, la Felicidad ☺ temporal, es sólo para los Espiritus encarnados, que se moralizan, se hacen buenos, es decir que dejan atrás el orgullo, la codicia, el Egoísmo y todos los flagelos, hijos del Orgullo.
El Espíritu encarnado, no logrará ser feliz, aunque temporalmente, a menos que se moralice, y entienda que hacer el Bien Común es lo correcto.
¿Debemos compadecernos de los Espíritus Impuros que están endurecidos y aparentemente muy difíciles de Moralizar? Claro que debemos compadecernos de ellos, debemos Moralizarlos y demostrarles que los Espíritus Buenos son Felices porque practican el Bien, pero los Espíritus Endurecidos y que se comportan mal, sufren y no dejaran de sufrir hasta que no se decidan por hacer el bien. Debemos educarlos e indicarles que con solo una acción hacia el Bien, comenzaran a experimentar lo dulce de hacer el bien.
El
libro del Evangelio según el Espiritismo nos presenta esta hermosa Oración hacia
los Espíritus Endurecidos.
“COMPARTE ESTA ORACIÓN CON LOS QUE LES DESEAS MUCHO BIEN”
Para
los espíritus endurecidos...
75. Prefacio. Los malos espíritus son aquellos que no se han arrepentido aún y que se complacen en el mal y no sienten por ello ninguna pena; que son insensibles a las amonestaciones, rechazan la oración y algunas veces blasfeman del nombre de Dios. Son aquellas almas endurecidas que, después de la muerte, se vengan de los hombres por los tormentos que sufren y persiguen con encono a aquellos a quienes han tenido ojeriza durante su vida, sea por la obsesión, o sea por cualquiera funesta influencia. (Cap. X, núm. 6. - Cap. XII, números 5 y 6).
Entre los espíritus perversos hay dos categorías muy distintas los que son francamente malos, y los que son hipócritas. Los primeros son mucho más fáciles de convertir que los segundos, porque son lo más a menudo naturalezas estúpidas y groseras; como se ven entre los hombres, que hacen el mal más por instinto que por cálculo y no pretenden pasar por mejores de lo que son; pero hay en ellos un germen latente que es menester hacer salir a la luz, y se consigue casi siempre con la perseverancia, la firmeza unida a la benevolencia, con los consejos, los razonamientos y la oración. En la Mediúmnidad, la dificultad que tiene en escribir el nombre de Dios es indicio de un medio instintivo y de la voz íntima de la conciencia que les dice que son indignos de ello. Cuando llegan a este caso están al principio de la conversión, y todo puede esperarse de ellos; basta encontrarles la parte vulnerable del corazón.
Los espíritus hipócritas casi siempre son muy inteligentes pero no tienen en el corazón ninguna fibra sensible; nada les conmueve; fingen todos los buenos sentimientos para captarse la confianza, y son felices cuando encuentran incautos que les aceptan como santos espíritus y que pueden gobernales a su gusto. El nombre de Dios lejos de inspirarles el menor respeto, les sirve de máscara para cubrir sus torpezas. En el mundo invisible así como en el mundo visible, los hipócritas son los seres más perjudiciales porque trabajan ocultamente y no se sospecha de ellos. Sólo tienen las apariencias de la fe, pero ninguna fe sincera.
76. Oración. Señor, dignáos mirar bondadosamente a los espíritus imperfectos que aun están en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N... Espíritus buenos, ayudadnos para que le hagamos comprender que induciendo a los hombres al mal, obsesándoles y atormentándoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de la felicidad que vosotros gozáis sea un estimulo para él.
Espíritu que aún te complaces en el mal, acabas de oír la oración que hacemos por tí; esto debe probarte que deseamos hacerte bien aunque tú hagas mal.
Eres desgraciado porque es imposible ser feliz siendo malo ¿Por qué, pues, te detienes en este estado, cuando de tí depende salir de él? Echa una mirada sobre los buenos espíritus que te rodean; mira cuán felices son, y si no sería mucho más agradable para tí el gozar de la misma felicidad.
Dirás que te es imposible, pero nada hay imposible para el que quiere, porque Dios te ha dado, como a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, entre la felicidad y la desgracia; nadie está condenado al mal. Si tienes la voluntad de hacer este último, podrías también tener la de hacer el bien y ser feliz. Vuelve tus ojos hacia Dios, elévate un sólo momento hacia El con el pensamiento, y un rayo de su luz divina te iluminará. Di con nosotros esas sencillas palabras:
"Dios mío, me arrepiento, perdóname!" Prueba arrepentirte y hacer bien en vez de hacer mal, y verás cómo al mismo tiempo se extenderá sobre tí su misericordia, y un bienestar desconocido vendrá a reemplazar las angustias que sufres. Una vez que hayas dado un paso en el buen camino, el resto te será fácil. Entonces comprenderás cuánto tiempo has perdido por tú culpa para alcanzar tú felicidad; pero un porvenir radiante y lleno de esperanza se abrirá delante de tí, y te hará olvidar tu miserable pasado lleno de turbación y de tormentos morales, que para tí serían el Infierno, si hubiesen de durar eternamente. Vendrá el día en que esos tormentos serán tales que quisieras a todo precio hacerlos cesar; pero cuanto más esperares más difícil te será. No creas que permanezcas siempre en este estado; no, es imposible; tienes delante de tí dos perspectivas: la una es la de sufrir más que no sufres ahora, y la otra la de ser feliz como los buenos espíritus que te rodean; la primera es inevitable si persistes en tú obstinación; un simple esfuerzo de tu voluntad basta para sacarte del mal paso en que estáis. Date prisa, pues, porque cada día que retardas, es un día perdido para tu felicidad. Espíritus buenos, haced que estas palabras encuentren acceso en esa alma aún atrasada, a fin de que la ayuden a acercarse a Dios. Así os lo suplicamos en nombre de Cristo, que tan gran poder tuvo sobre los espíritus malos.
75. Prefacio. Los malos espíritus son aquellos que no se han arrepentido aún y que se complacen en el mal y no sienten por ello ninguna pena; que son insensibles a las amonestaciones, rechazan la oración y algunas veces blasfeman del nombre de Dios. Son aquellas almas endurecidas que, después de la muerte, se vengan de los hombres por los tormentos que sufren y persiguen con encono a aquellos a quienes han tenido ojeriza durante su vida, sea por la obsesión, o sea por cualquiera funesta influencia. (Cap. X, núm. 6. - Cap. XII, números 5 y 6).
Entre los espíritus perversos hay dos categorías muy distintas los que son francamente malos, y los que son hipócritas. Los primeros son mucho más fáciles de convertir que los segundos, porque son lo más a menudo naturalezas estúpidas y groseras; como se ven entre los hombres, que hacen el mal más por instinto que por cálculo y no pretenden pasar por mejores de lo que son; pero hay en ellos un germen latente que es menester hacer salir a la luz, y se consigue casi siempre con la perseverancia, la firmeza unida a la benevolencia, con los consejos, los razonamientos y la oración. En la Mediúmnidad, la dificultad que tiene en escribir el nombre de Dios es indicio de un medio instintivo y de la voz íntima de la conciencia que les dice que son indignos de ello. Cuando llegan a este caso están al principio de la conversión, y todo puede esperarse de ellos; basta encontrarles la parte vulnerable del corazón.
Los espíritus hipócritas casi siempre son muy inteligentes pero no tienen en el corazón ninguna fibra sensible; nada les conmueve; fingen todos los buenos sentimientos para captarse la confianza, y son felices cuando encuentran incautos que les aceptan como santos espíritus y que pueden gobernales a su gusto. El nombre de Dios lejos de inspirarles el menor respeto, les sirve de máscara para cubrir sus torpezas. En el mundo invisible así como en el mundo visible, los hipócritas son los seres más perjudiciales porque trabajan ocultamente y no se sospecha de ellos. Sólo tienen las apariencias de la fe, pero ninguna fe sincera.
76. Oración. Señor, dignáos mirar bondadosamente a los espíritus imperfectos que aun están en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N... Espíritus buenos, ayudadnos para que le hagamos comprender que induciendo a los hombres al mal, obsesándoles y atormentándoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de la felicidad que vosotros gozáis sea un estimulo para él.
Espíritu que aún te complaces en el mal, acabas de oír la oración que hacemos por tí; esto debe probarte que deseamos hacerte bien aunque tú hagas mal.
Eres desgraciado porque es imposible ser feliz siendo malo ¿Por qué, pues, te detienes en este estado, cuando de tí depende salir de él? Echa una mirada sobre los buenos espíritus que te rodean; mira cuán felices son, y si no sería mucho más agradable para tí el gozar de la misma felicidad.
Dirás que te es imposible, pero nada hay imposible para el que quiere, porque Dios te ha dado, como a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, entre la felicidad y la desgracia; nadie está condenado al mal. Si tienes la voluntad de hacer este último, podrías también tener la de hacer el bien y ser feliz. Vuelve tus ojos hacia Dios, elévate un sólo momento hacia El con el pensamiento, y un rayo de su luz divina te iluminará. Di con nosotros esas sencillas palabras:
"Dios mío, me arrepiento, perdóname!" Prueba arrepentirte y hacer bien en vez de hacer mal, y verás cómo al mismo tiempo se extenderá sobre tí su misericordia, y un bienestar desconocido vendrá a reemplazar las angustias que sufres. Una vez que hayas dado un paso en el buen camino, el resto te será fácil. Entonces comprenderás cuánto tiempo has perdido por tú culpa para alcanzar tú felicidad; pero un porvenir radiante y lleno de esperanza se abrirá delante de tí, y te hará olvidar tu miserable pasado lleno de turbación y de tormentos morales, que para tí serían el Infierno, si hubiesen de durar eternamente. Vendrá el día en que esos tormentos serán tales que quisieras a todo precio hacerlos cesar; pero cuanto más esperares más difícil te será. No creas que permanezcas siempre en este estado; no, es imposible; tienes delante de tí dos perspectivas: la una es la de sufrir más que no sufres ahora, y la otra la de ser feliz como los buenos espíritus que te rodean; la primera es inevitable si persistes en tú obstinación; un simple esfuerzo de tu voluntad basta para sacarte del mal paso en que estáis. Date prisa, pues, porque cada día que retardas, es un día perdido para tu felicidad. Espíritus buenos, haced que estas palabras encuentren acceso en esa alma aún atrasada, a fin de que la ayuden a acercarse a Dios. Así os lo suplicamos en nombre de Cristo, que tan gran poder tuvo sobre los espíritus malos.
La Perfecta Felicidad no Existe, dijeron los Espíritus...
Libro de los Espíritus
LIBRO CUARTO
ESPERANZAS Y CONSUELOS
CAPÍTULO I
PENAS Y GOCES TERRENALES
Dicha y desgracia relativas. - Pérdida de las personas queridas. - Desengaños.
- Ingratitud. Afectos contrariados. - Uniones antipáticas. - Miedo a la muerte.
- Hastío de la vida. Suicidio
DICHA Y DESGRACIA RELATIVAS
920. ¿Puede el hombre gozar en la tierra de perfecta felicidad?
»No, puesto que a vida le ha sido dada como prueba o prueba o expiacón; pero de eldepende el dulcificar sus males y el ser tan feliz como es posible en la tierra».
921. Se concibe que el hombre será feliz en la tierra cuando la humanidad haya sido transformada; pero, en el ínterin, ¿puede cada uno constituirse una dicha relativa?
»Las más de las veces el hombre es causante de su propia desgracia. Practicando la leyde Dios, se evitan muchos males, y se proporciona la mayor felicidad de que es susceptible sugrosera existencia».
El hombre que está bien penetrado de su destino futuro no ve en la vida corporal más que unapermanencia temporal. Es para él una parada momentánea en un mal mesón, y se conforma fácilmente con algunos disgustos pasajeros de un viaje, que ha de conducirle a posición tanto mejor cuanto mejores
preparativos haya hecho antecipadamente.
Desde esta vida somos castigados por la infracción de las leyes de la existencia corporal por mediode los males, que son consecuencia de esa infracción y de nuestros propios excesos. Sí paso a paso nosremontamos al origen de lo que llamamos nuestras desgracias terrestres, encontraremos que, en su mayorparte, son consecuencia de la primera desviación del camino recto. Por semejante desviación hemos entrado en un mal sendero, y de consecuencia en consecuencia caemos en la desgracia.
922. La felicidad terrestre es relativa a la posición de cada uno, y lo que basta a la dichade uno constituye la desgracia de otro. ¿Existe, sin embargo, una medida común de felicidadpara todos los hombres?
«Para la vida material es la posesión de lo necesario; para la vida moral, la buenaconciencia y la fe en el porvenir».
923. ¿Lo que es superfluo para uno no es necesario para otros, y viceversa, según laposición?
«Si, según vuestras ideas materiales, vuestras preocupaciones, vuestra ambición y todos vuestros ridículos caprichos de que dará buena cuenta la justicia, cuando comprendáis la verdad. Sin duda que el que tenía cincuenta mil pesos de renta y se ve reducido a diez, se creemuy desgraciado. porque no puede darse tanta importancia, mantener lo que llama su rango,tener caballos, lacayos, satisfacer todas sus pasiones, etc. Se cree falto de lo necesario, pero francamente, ¿le juzgas tan digno de lástima, cuando a su lado hay quién se muere de hambrey de frío, y no tiene donde recostar la cabeza? El sabio, para ser feliz, mira siempre haciaabajo y nunca hacía arriba, si ya no es para elevar su alma hacia el infinito». (715)
924. Hay males que son independientes del modo de obrar y que alcanzan al más justo delos hombres; ¿no tiene éste medio para preservarse de ellos?
«Debe entonces resignarse y sufrirlos sin murmurar, si quiere progresar; pero halla siempre consuelo en su conciencia, que le ofrece la esperanza de un porvenir mejor, si hace lo necesario para lograrlo».
925. ¿Por qué favorece Dios con bienes de fortuna a ciertos hombres que parecen nohaberlos merecido?
«Es un favor para aquellos que no ven más que el presente; pero, sabedlo, la fortuna esuna prueba más pelígrosa con frecuencia que la miseria». (814 y siguientes)
926. Creando la civilización nuevas necesidades, ¿no es origen de nuevas aflicciones?
«Los males de este mundo están en razón de las necesidades ficticias que os creáis. Elque sabe limitar sus deseos, y ve sin envidia al que le es superior, se evita no pocos disgustos
en esta vida. El más rico es el que menos necesidades tiene.
»Envidiáis los goces de los que os parecen los afortunados del mundo; pero, ¿sabéis loque les está reservado? Sí sólo para ellos gozan, son egoístas, y luego vendrán los reveses.
Compadecedlos más bien. Dios permite que prospere a veces el malvado, pero no es deenvidiar su dicha, porque la pagará con lágrimas amargas. Si es desgraciado el justo, es aconsecuencia de una prueba que se le tomará en cuenta, si la soporta valerosamente.
Recordad estas palabras de Jesús: Bienaventurados los que sufren porque serán consolados».
927. Lo superfluo no es ciertamente indispensable para la dicha, pero no sucede lomismo con lo necesario. Luego, ¿no es real la desgracia de los que están privados de el?
«Verdaderamente no es desqraciado el hombre más que cuando experimenta la falta de lo necesario a la vida y a la salud del cuerpo. Semejante falta es quizá culpa suya, y entonces
sólo de él debe quejarse. Si es culpa de otro, caerá la responsabilidad sobre aquel que es la causa».
928. Por la especialidad de las aptitudes naturales Dios indica evidentemente nuestra vocación en el mundo. ¿No proceden muchos males de no sequir nosotros esa vocación?
«Cierto, y a menudo son los padres los que, por orgullo y avaricia, hacen salir a los hijosdel camino trazado por la naturaleza, comprometiendo su felicidad con esa desviación, de laque serán responsables».
928a. -Así, pues, ¿encontráis justo que el hijo de un hombre de distinguida posición hagazuecos. por ejemplo, si para ello tiene aptitud?
«No se ha de incurrir en el absurdo, ni exaqerar nada: la civilización tiene sus necesidades. ¿Por qué el hiio de un hombre de distinquida posición, como dices tú, ha dehacer zuecos si puede hacer otra cosa? Podrá siempre ser útil con arreglo a la medida de sus facultades, si no se las aplica contrariamente. As¡, por ejemplo, en vez de un mal abogado,será quizá un buen mecánico, etcétera».
La separación de los hombres de su esfera intelectual es seguramente una de las más frecuentescausas de desengaño. La ineptitud para la carrera abrazada es una inagotable fuente de reveses, yuniéndose después a esto el amor propio, priva al hombre caldo de buscar un recurso en una profesión más humilde, y le señala el suicidio como un remedio supremo para librarse de lo que él cree unahumillación. Si una educación moral le hubiese elevado por encima de las necias preocupaciones del orgullo, jamás se le hubiera cogido desprevenido.
929. Hay gentes que, desprovistas de todo recurso. cuando la abundancia reina en torno suyo, no tienen otra perspectiva que la muerte, ¿qué partido deben tomar? ¿Deben dejarse
morir de hambre?
«Jamás debe tenerse la idea de dejarse morir de hambre. Siempre se hallaría medio de alimentarse, si el orgullo no se interpusiese entre la necesidad y el trabajo. A menudo se dice:
No hay oficio bajo, no es la posición lo que deshonra, pero se dice para los otros y no para si mismo».
930. Es evidente que sin las preocupaciones sociales por las que nos dejamos dominar, se
encontraría siempre algún trabajo que pudiese ayudar a vivir, aunque tuviésemos que descender de nuestra posición; pero entre las gentes que no tienen preocupaciones, o que las pasan por alto, ¿las hay que están en la Imposibilidad de atender a sus necesidades, a consecuencia de enfermedades u otras causas independientes de su voluntad?
«En una sociedad organizada con arreglo a la ley de Cristo; nadie debe morir de
hambre».
Con una organización sabia y previsora, sólo por culpa suya, puede faltar al hombre lo necesario, pero sus mismas faltas son a menudo resultado del medio en que se halla colocado. Cuando el hombre practique la ley de Dios, existirá un orden social fundado en la justicia y en la solidaridad, y él mismo será mejor. (793)
931. ¿Por qué en la sociedad son más numerosas las clases que sufren que las felices?
«Ninguna es completamente feliz, y lo que se cree felicidad encubre a menudo
martirizadores pesares. En todas partes existe sufrimiento. Para responder, sin embargo, a tú pensamiento, te diré qúe las clases que llamas desgraciadas son más numerosas, porque la tierra es un lugar de expiación. Cuando el hombre haya hecho de ella la morada del bien y de los espíritus buenos, dejará de ser desgraciado, y aquélla será para él el paraíso terrenal».
932. ¿Por qué en el mundo los malvados tienen con tanta frecuencia más influjo que los buenos?
«Por debilidad de los buenos; los malvados son intrigantes y audaces, los buenos, tímidos. Cuando éstos lo quieran, se harán superiores a aquéllos».
933. Si a menudo el hombre es causa de sus sufrimientos materiales, ¿sucede lo mismo con los morales?
«Más aún, porque los sufrimientos materiales son a veces independientes de la voluntad; pero el orgullo lastimado, la ambición frustrada, la ansiedad de la avaricia, la envidia, los celos, todas las pasiones, en una palabra, son tormentos del alma.»
¡La envidia y los celos! ¡Felices los que no conocen esos dos gusanos roedores! Para el enfermo de mal de envidia y celos no hay calma, ni reposo posible; los objetos de su codicia, de su odio, de su despechó se levantan ante él como fantasmas que no le dan tregua, y hasta durante el sueflo le persiguen. El envidioso y el celoso se abrasan en constante fiebre. ¿Es esta una situación deseable, y no comprendéis que el hombre con semejantes pasiones se crea suplicios voluntarios, viniendo a ser la tierra para él un verdadero infierno?»
Muchas expresiones pintan enérgicamente los efectos de ciertas pasiones; se dice: estar hinchado de orgullo, morirse de envidia, secarse de celos o de ira, amargarse la bebida y la comida, etcétera, cuadro harto verdadero. A veces los celos ni objeto determinado tienen. Hay gentes de naturaleza, celosas de todo lo
que próspera, de todo lo que sobresale de lo vulgar, aún cuando no tengan ningún interés directo, sólo porque ellas no pueden llegar al mismo grado. Todo lo que sobresale en el horizonte las ofusca, y si estuviesen en mayoría en la sociedad, querrían ponerlo todo a su nivel, esos son los celos unidos a la mediania.
Con frecuencia sólo es desgraciado el hombre por la importancia que da a las cosas del mundo. La vanidad, la codicia y la ambición frustradas son las que causan su desgracia. Si se hace superior al estrecho circulo de la vida material; si tiende sus miradas hacia el infinito, que es su destino, las vicisitudes de la humanidad le parecen mezquinas y pueriles, como los pesares del niño que se aflige por la pérdida de un juguete que constituía su suprema felicidad.
Aquél que no ve más felicidad que en la satisfacción del orgullo y de los apetitos groseros, es desgraciado cuando no puede satisfacerlos, al paso que el otro que nada superfluo desea es feliz en lo que ven algunos calamidades.
Hablamos del hombre civilizado; porque teniendo el salvaje necesidades más limitadas, no tienen los mismos objetos de codicia y angustia 😧 : su modo de ver las cosas es diferente. En estado de civilización, el hombre razona su desgracia y la analiza; y por esto le afecta más, pero puede también razonar y analizar los medios de consuelo. Este consuelo lo encuentra en el sentimiento cristiano que le da esperanza de un porvenir mejor, y en el espiritismo que le da certeza de ese porvenir.
Conclusión:
Se sufre cuando no se hace el bién, pero con sólo decidir ser bueno, es ahí donde comienza a desarrollarse la felicidad que tienen los Espíritus Buenos. Espíritu que haces Maldad, se convierte en hacer el bién para que seas Feliz y arrepiéntete. La Maldad sólo trae desgracia a tú vida y tristezas. ¿Qué estas esperando para dar tú primer paso a ser feliz?, y activar tu adelantamiento espiritual… Yo te llevo de la mano.
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
- El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
- El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
- Obras Póstumas, Allan Kardec
- Génesis – Allan Kardec
- El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
- El Libro de Los Médiums – Allan Kardec
Frank Montañez
Director de la Página
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Si me mencionas o no, no es importante para mí, pero sí; es una falta el atribuirte que la información publicada es de tu autoría al no hacer mención alguna del autor original, si no das el crédito al que originalmente lo creo, eso es propiedad intelectual y al no dar el crédito, constituye una falta de moralidad. Recomiendo que añadas al final de tu reflexión algo así:
Partes de esta reflexión ha sido tomada de un artículo publicado por Frank Montañez de “Soy Espírita” en su blog: www.soyespirita.blogspot.com
Nombre del Artículo:
Fecha Publicado:
Eso evitarás que actúes mal sin quererlo hacer, de eso se trata la Educación Espírita.
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya publicados para ayudarte en tu desarrollo de educación espiritual:
5 Libros de La Codificación Espírita escritos por Allan Kardec, son los siguientes
- Los Espíritus – (18 abril 1857)
- Los Médiums – (Enero 1861)
- Evangelio Según El Espiritismo (Abril 1864)
- Cielo y el Infierno (1° Agosto 1865)
- Génesis (Enero 1868)
Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son mas fáciles de manejar. Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son más fáciles de manejar.
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- El Libro de Los Espíritus -
- El Libro de Los Mediums
- El Evangelio Según El Espiritismo
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- Génesis
Otros Libros de Interés Espirita
- Obras Póstumas - Allan Kardec
- ¿Qué es El Espiritismo?
- El Espiritismo en su mas Simple Expresión
- Manual Practico de Manifestaciones
- Colección de Oraciones Espiritas
- Revista Espirita 1858
- Viaje Espirita 1862
- Vocabulario Espirita
- Carácter de la Revelación Espirita
- Catalago Razonado para la Biblioteca Espirita
- Manual del Pase Espirita - FEBOL
- El Auto de Fe de Barcelona - Florentino Barrera
- Guía Práctica del Espiritista - Miguel Vives
- Doctrina Espírita para Principiantes
- Vocabulario Espirita
- Diccionario Espirita
- Memoria de un Suicida - Yvonne do Amaral Pereira NEW
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
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NOTA ACLARATORIA:
Han notado que nuestras reflexiones se redactan para la Educación de nuestra filosofía, tal y como lo ilustran Los Espíritus de La Codificación Espirita dada a Allan Kardec. Muchas de estas enseñanzas lucen como que deben ser tratadas en la Casa Espírita y creo que sí; es esto correcto. Pero la mayoría de nuestros lectores no tienen acceso a Casa Espírita alguna, entonces no nos podemos quedar con las manos cruzadas esperando que Espíritus Impuros que sabiendo esta realidad se adelanten se introduzcan en los hogares de personas que con genuino interés se acercan a nuestra página buscando ayuda.
No demostramos compasión si no ayudamos a estas personas en estos lugares inaccesibles que no existe ninguna Casa Espírita cerca y tal vez nunca la habrá a no ser por nuestra educación por el Internet. Para muchos el desarrollo de la Mediúmnidad es tan serio que no han desarrollado aun Médiums en sus lugares de reunión. Pero eso no debe ser la norma, pues el mismo Allan Kardec nos apercibió de que esto era esencial en el desarrollo espiritual de las comunicaciones Mediúmnica.
Preferimos hacer accesible esta información para aquellos que genuinamente desean crecer espiritualmente, y yo soy el de pensar que si los deseos de estos nuevos allegados son encaminados al desarrollo de la Mediúmnidad, es preferible ayudarlos que dejarlos a expensas de Espíritus Impuros que aprovechándose del deseo más profundo de crecer espiritualmente intervengan para que esto no se logre.
Esta educación debe ser el detonador para el establecimiento de nuevos centros de reunión para nuevos allegados y esto cumple el propósito de la codificación y de la Ley de Progreso y Crecimiento espiritual a que todos tenemos derecho.