La Religión, es un Instrumento de Dominación según enseña el Espiritismo, todas son colmadas de intolerancia...
Libro de Génesis Espiritista, codificado, escrito y publicado por Allan Kardec el 6 de enero de 1868... Capítulo 1, ítem#8
Resumen, ítem § 8...
"... la religión cristiana no se ha visto más que las otras al abrigo de ésta plaga de parásitos impostores, sobre cuyo particular nos remitimos y llamamos muy particularmente la atención de nuestros lectores..."
[extracto del libro de Génesis Espiritista, codificado, escrito y publicado por Allan Kardec, el 6 de enero de 1868, Capítulo 1, § 8]
Veamos a continuacion ésta referencia del Libro de Génesis Espiritista, codificado, escrito y publicado por Allan Kardec el 6 de enero de 1868, en el Capítulo 1, ítem § 8...
§ 8. —Todas las religiones tienen sus reveladores; y aunque éstos estén lejos de haber conocido toda la verdad, tenían su razón de ser providencial; porque eran apropiadas al tiempo y al medio en que vivían, al genio particular de los pueblos a que hablaban y a que eran relativamente superiores. No obstante los errores de sus doctrinas, han removido los espíritus y sembrado gérmenes que más tarde habían de desarrollarse o se desarrollarán al calor del sol del cristianismo. Sin razón, por tanto, se las anatematiza en nombre de la ortodoxia; porque ha de llegar el día en que todas ésas creencias, tan diversa en la forma, pero que descansan en realidad sobre un mismo principio fundamental, han de fundirse en una grande y amplísima unidad, cuándo la razón haya triunfado de todas las preocupaciones. Ése fundamento común es la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. [Es decir, ésto ocurrirá, cuándo todas reconozcan que Dios Existe, es Real y que el Alma es Inmortal... Nota añadida de Frank Montañez]...
Desgraciadamente todas las religiones se han hecho siempre instrumentos de dominación: el papel de profeta ha tentado a ambiciosos de baja estofa y se ha visto surgir una multitud de supuestos reveladores o mesías que, a favor del prestigio de éste nombre, han explotado la credulidad de la muchedumbre en provecho de su orgullo, de su codicia o de su pereza, encontrando más cómodo que el trabajar, vivir a espensas de sus fanatizados secuaces.
La Religión Cristiana no se ha visto más que las otras al abrigo de ésta plaga de parásitos impostores, sobre cuyo particular nos remitimos y llamamos muy particularmente la atención de nuestros lectores, al capítulo XXI de El Evangelio
según el Espiritismo; «Habrá falsos Cristos y falsos profetas.»