¿Por qué no nos acordamos de nuestro pasado antes de la presente encarnación o de nuestras encarnaciones pasadas? ¿Porque esto es así? Los Espíritus Encarnados NO se acuerdan, pero los Espíritus desencarnados Si tienen recuerdos en el momento que regresan al mundo espiritual. También el futuro le es vedado, ambos el pasado y el futuro no son permitidos que se sepa.
Muchos dicen, no entiendo ¿cómo es que yo he reencarnado?, si no me acuerdo de que haya reencarnado nunca. No puedo creer eso de la reencarnación si no tengo recuerdo de que eso haya sucedido.
Estas son las preocupaciones de la mayoría de las personas que están empezando en nuestra filosofía, y que nunca han entendido sobre lo que es la Reencarnación. Para evaluar esto, hay que reconocer que Dios fue muy sabio cuando diseñó todo lo creado. El Olvido del pasado es algo que debe ser explicado y los espíritus ya nos lo indicaron en la codificación hace mas de 150 años. La siguiente es la explicación al respecto, que aparece en el Libro de Los Espíritus:
VIII.- Olvido del pasado
392. ¿Por qué el Espíritu encarnado pierde el recuerdo de su pasado?
- El hombre no puede ni debe saberlo todo. Dios, en su sabiduría, así lo quiere. A no ser por el velo que le oculta ciertas cosas, el hombre se hallaría deslumbrado, como aquel que sin transición pasa de la oscuridad a la luz. Mediante el olvido del pasado es más él mismo.63
63 Algunas traducciones dicen: “Olvidando su pasado, él es más dueño de sí”. La frase francesa es la siguiente: “Par l´oubli du passé i lest plus lui-même”. El hecho de ser “él mismo” en la nueva encarnación no parece más significativo que “ser dueño de sí”. [N. de J. H. Pires.]
393. ¿Cómo puede el hombre ser responsable de actos y rescatar faltas que no recuerda? ¿De qué manera podrá aprovechar la experiencia que adquirió en vidas que han caído para él en el olvido? Se concebirá que las tribulaciones de la existencia fueran una lección para él si se acordara de las causas que han podido acarrearlas. Pero, puesto que no tienen memoria de ello, cada existencia es para él como si fuese la primera, y así está siempre comenzando… ¿Cómo conciliar esto con la justicia de Dios?
- En cada nueva vida el hombre tiene más inteligencia y puede distinguir mejor el bien del mal. ¿Dónde estaría su mérito si se acordara de todo el pasado? Cuando el Espíritu retorna a su existencia primitiva (la espírita), toda su pasada vida se desarrolla ante él. Ve las faltas en que incurrió y que son causas de su sufrimiento, y ve también lo que hubiera podido impedir que las cometiera. Comprende que la situación en que se halla es justa, y busca entonces una existencia capaz de reparar los errores de aquella que acaba de transcurrir para él. Busca pruebas análogas a las que pasó antes, o las luchas que considere adecuadas para su adelanto, y pide a los Espíritus superiores a él que le ayuden en esa nueva tarea que emprende, porque sabe que el Espíritu que le será asignado por guía en esa nueva encarnación tratará de hacerle reparar sus culpas dándole una especie de intuición de las que cometió. Esa misma intuición obra con frecuencia cuando os asalta un pensamiento, un deseo criminal al que os resistís por instinto, atribuyendo casi siempre vuestra resistencia a los principios que habéis recibido de vuestros progenitores, cuando en realidad es la voz de la conciencia la que os habla, y esa voz es el recuerdo del pasado, que os advierte que no volváis a caer en las faltas en que habéis ya incurrido. El Espíritu que ha ingresado a esa nueva existencia, si sufre tales pruebas con valor y las resiste, se eleva y asciende en la jerarquía de los Espíritus, cuando vuelve a estar entre ellos.
Comentario de Kardec: Si no tenemos durante la vida corporal un recuerdo preciso de lo que hemos sido y de lo que hicimos de bueno o de malo en nuestras anteriores existencias, tenemos, sí, la intuición de ello, y nuestras tendencias instintivas son una reminiscencia del pasado, a las cuales la conciencia, que es el deseo que hemos concebido de no cometer más las mismas faltas, nos incita a resistir.
394. En los mundos más adelantados que el nuestro, donde no están sujetos a todas nuestras necesidades físicas y a nuestras enfermedades, ¿comprenden los hombres que son más dichosos que nosotros? En general, la felicidad es relativa: la sentimos por comparación con un estado menos venturoso. Como quiera que, en definitiva, algunos de esos mundos, si bien mejores que el nuestro, no se hallan en estado de perfección, los hombres que los habitan deben de tener también motivos de disgusto o pena, dentro de su género. Entre nosotros el rico, que no padece angustias de las necesidades materiales como el pobre, no por eso deja de tener tribulaciones que amargan su vida. Ahora bien, yo pregunto si, en su posición, los habitantes de esos mundos no se creen tan desafortunados como nosotros y no se quejan de su suerte, puesto que no disponen del recuerdo de una existencia peor, para que puedan compararla con la presente.
- Para esto hay que dar dos respuestas distintas. Existen mundos, entre aquellos a que te refieres, cuyos moradores tienen un recuerdo muy claro y preciso de sus vidas pasadas. Éstos, como lo comprenderás, pueden y saben evaluar la felicidad que Dios les permite disfrutar. Pero hay también otros en que sus habitantes, colocados, como has dicho, en mejores condiciones que vosotros, no por ello dejan de experimentar serios disgustos o pesares, y hasta desgracias. Éstos no aprecian su dicha actual, por la misma circunstancia de que no poseen recuerdo de una situación todavía más infortunada. Pero si no la evalúan como hombres, sí lo hacen como Espíritus.
Comentario de Kardec: ¿No hay acaso, en el olvido de esas existencias anteriores, sobre todo cuando han sido penosas, algo de providencial, en lo que se revela la sabiduría divina? En los mundos superiores, cuando el recuerdo de las existencias desdichadas sólo constituye un mal sueño, se presentan ellas a la memoria. En cambio, en los mundos inferiores, ¿las desventuras actuales no se verían agravadas por el recuerdo, en todos aquellos que pudieron haberlas soportado? Concluyamos, pues, que cuanto Dios hizo bien hecho está y que no nos compete criticar sus obras y manifestar cómo hubiera debido Él organizar el Universo.
El recuerdo de nuestras individualidades anteriores tendría muy serios inconvenientes. En ciertos casos, podría humillarnos de una manera extraordinaria. En otros, exaltar nuestro orgullo y por eso mismo trabar nuestro libre albedrío. Dios nos ha dado, para que mejoremos, justamente lo que nos es necesario y puede bastarnos: la voz de la conciencia y nuestras tendencias instintivas. Y nos quita lo que pudiera dañarnos. Agreguemos, incluso, que si tuviéramos el recuerdo de nuestros actos personales anteriores, poseeríamos igualmente el de las acciones de los demás, y este conocimiento podría acarrear los más enojosos efectos sobre las relaciones sociales. Puesto que no podremos siempre vanagloriarnos de nuestro pasado, con frecuencia es muy conveniente que se haya echado un velo sobre él. Esto concuerda perfectamente con la doctrina de los Espíritus sobre los mundos que son superiores al nuestro. En tales mundos, donde sólo reina el bien, el recuerdo del pasado no reviste nada de penoso. He ahí por qué se acuerdan los moradores de su existencia precedente, así como nosotros rememoramos lo que hemos hecho la víspera. En cuanto a los períodos en que hayamos podido permanecer en los mundos inferiores, su recuerdo sólo constituye un mal sueño, como hemos dicho ya.
395. ¿Podemos obtener algunas revelaciones acerca de nuestras existencias anteriores?
- No siempre. Sin embargo, muchos saben lo que han sido y lo que hacían. Si se les permitiera decirlo en voz alta, harían singulares revelaciones sobre su pasado.
396. Ciertas personas creen poseer un vago recuerdo de un pasado desconocido, el cual se les presenta como la imagen fugaz de un sueño que en vano se intenta aprehender. Esta idea ¿es sólo una ilusión?
- En ocasiones es real. Pero a menudo también constituye una ilusión contra la cual hay que ponerse en guardia, porque puede ser el efecto de una imaginación sobreexcitada.
397. En las existencias corporales de naturaleza más elevada que la nuestra, ¿es más preciso el recuerdo de las vidas pasadas?
- Sí. A medida que el cuerpo se va tornando menos material, recordamos mejor. La memoria del pasado es más clara en aquellos que habitan mundos de un orden superior.
398. Puesto que las inclinaciones instintivas del hombre son una reminiscencia de su pasado, ¿se deduce de ello que, por medio del estudio de esas tendencias, puede conocer las faltas en que ha incurrido?
- A no dudarlo, pero sólo hasta cierto punto. Hay que tomar en cuenta el mejoramiento que ha podido operarse en el Espíritu y las resoluciones que haya tomado en estado errante. La vida actual puede ser mucho mejor que la precedente.64
64 Aquellas personas que se interesan mucho por saber lo que han sido en sus vidas anteriores deben prestar atención a estos párrafos. Por el estudio de sus actuales tendencias, y no olvidando el progreso que deben de haber realizado, tendrán una idea de lo que fueron e hicieron. [N. de J. H. Pires.]
398 a. ¿Podría asimismo ser peor? Esto es, ¿puede el hombre cometer en una existencia faltas en la que no ha incurrido en su vida precedente?
- Ello depende de su grado de adelanto. Si no sabe resistir las pruebas podrá ser arrastrado a nuevas faltas, que son la consecuencia de la posición que ha escogido. Pero, en general, tales equívocos señalan más bien un estado estacionario que uno retrógrado, por cuanto el Espíritu puede avanzar o detenerse, pero no retrocede.
399. Visto que las vicisitudes de la vida corpórea son a la vez una expiación de pasadas faltas y también pruebas relativas a su porvenir, ¿se sigue de ello que de la índole de tales vicisitudes se pueda inducir el género de la existencia anterior?
- Muy a menudo, puesto que cada cual es castigado por donde pecó. No obstante, no habría que considerar esto como una regla absoluta. Las tendencias instintivas son un indicio más seguro, porque las pruebas que el Espíritu sufre tanto pueden guardar relación con su porvenir como con su pasado.
Comentario de Kardec: Llegado al término que la Providencia ha señalado para vida errante, el mismo Espíritu elige las pruebas a las cuales desea someterse a fin de apresurar su adelanto, esto es, el tipo de existencia que cree más adecuado para proveerle los medios para ello. Y tales pruebas están siempre en relación con las faltas que debe expiar. Si las supera, se eleva. Si cae vencido por ellas, tiene que comenzar una vez más.
El Espíritu goza siempre de su libre arbitrio. En virtud de esa libertad escoge, en el estado de Espíritu, las pruebas de la vida corporal, y en el estado de encarnación delibera qué hará o qué no hará, y opta entre el bien y el mal. Negar al hombre el libre albedrío, sería rebajarlo a la categoría de máquina. Una vez reintegrado a la vida corpórea, el Espíritu pierde en forma temporaria el recuerdo de sus existencias anteriores, como si un velo se las ocultara. Con todo, a veces tiene de ellas una vaga conciencia, y en ciertas circunstancias incluso pueden serle reveladas. Pero en tales casos ello sucede por voluntad de los Espíritus superiores, que lo hacen en forma espontánea, con una finalidad útil, y nunca para satisfacer una vana curiosidad. En lo que toca a las vidas futuras, en ningún caso pueden ser reveladas, en razón que depende de la manera como se cumple la existencia presente y de la ulterior elección del Espíritu.
El olvido de las faltas cometidas no es un obstáculo para el mejoramiento del Espíritu, porque si no guarda de ellas un recuerdo preciso, el conocimiento que de las mismas tenía cuando se encontraba en erraticidad, y el deseo que ha concebido de repararlas, lo guían por intuición y le dan el pensamiento de resistir al mal. Ese pensamiento es la voz de la conciencia, en la cual es secundado por los Espíritus, que lo asisten si escucha las buenas inspiraciones que le sugieren.
Si bien el hombre desconoce los actos específicos que cometió en sus vidas anteriores, puede en cambio saber siempre por qué clase de faltas se ha hecho culpable y cuál era entonces su carácter dominante. Le basta estudiarse a sí mismo y por allí puede deducir lo que ha sido, no por lo que es ahora, sino por las tendencias que en la actualidad manifiesta.
Las adversidades de la vida corpórea son a la vez una expiación por pasadas faltas y también pruebas que preparan el futuro. Nos depuran y elevan, según las toleremos con resignación y sin murmurar.
La índole de las vicisitudes y pruebas que soportamos puede también instruirnos acerca de lo que hemos sido y sobre lo que hicimos, así como en la Tierra juzgamos los actos de un culpable por la pena que la ley le inflige. Así pues, uno será castigado en su orgullo mediante la humillación que para él significa una existencia subalterna; el mal rico y el avaro, por la miseria; el que sido duro para con los demás, mediante los rigores que deberá sufrir; el tirano, por la esclavitud; el mal hijo, por la ingratitud de sus propios descendientes; el perezoso, por un trabajo forzado, y así sucesivamente.
Ahora bien el Espíritu encarnado no se acuerda de su pasado, pero si Dios le permite tener la intuición para poder sobrellevar su vida presente.
Sin embargo Dios no nos ha dejado del todo desprovistos de informacion, nos da las ideas innatas que vienen de la intuición.
IX.- Ideas innatas
218. El Espíritu encarnado ¿conserva alguna huella de las percepciones que ha tenido y de los conocimientos que adquirió en sus vidas anteriores?
- Le queda un vago recuerdo, que le da lo que denominamos ideas innatas.
218 a. ¿De manera que la teoría de las ideas innatas no es una quimera?
- No: los conocimientos adquiridos en cada existencia no se pierden. Una vez desprendido de la materia, el Espíritu siempre los recuerda. En el trascurso de la encarnación podrá en parte olvidarlos, en forma temporaria, pero la intuición que le queda de ellos coopera a su progreso. A no ser por esto debería recomenzar de continuo. En cada nueva existencia, el Espíritu toma como punto de partida el alcanzado en su vida precedente.
218 b. Así pues, ¿ha de existir una gran conexión entre dos existencias sucesivas?
- No siempre tan grande como podrías creerlo, por cuanto las situaciones son a menudo muy diferentes, y en el intervalo ha podido el Espíritu progresar. (Ver el párrafo 216).
216. ¿Conserva el hombre, en sus nuevas existencias, huellas del carácter moral de sus vidas anteriores?
- Sí, puede suceder. Pero al mejorar, cambia. Su posición social podrá también no ser ya la misma. Si de amo como era se convierte en esclavo, sus inclinaciones serán completamente distintas y con trabajo le reconoceríais. Siendo el Espíritu el mismo en las diversas encarnaciones, sus manifestaciones pueden presentar ciertas analogías de una a otra, pero modificadas por los hábitos que su nueva posición le inculca, hasta que un perfeccionamiento notable haya mudado por entero su carácter, porque de orgulloso y ruin, que era antes, puede volverse humilde y humanitario, si se ha arrepentido.
217. ¿Conserva el hombre, en sus distintas encarnaciones, rasgos físicos del carácter de sus vidas precedentes?
- El cuerpo anterior es destruido y el nuevo no tiene ninguna relación con aquél. Sin embargo, el Espíritu se refleja en el cuerpo. Por cierto que el cuerpo sólo constituye materia, pero pese a ello es modelado de acuerdo con las cualidades del Espíritu, quien le imprime cierto carácter, en modo especial en el semblante, y con razón se ha dicho que los ojos son el espejo del alma. Esto es, que el rostro refleja con más particularidad al alma. Porque una persona excesivamente fea puede tener, sin embargo, algo que agrade cuando su cuerpo es la envoltura de un Espíritu bondadoso, sabio y humanitario, mientras que hay rostros muy bellos que no te hacen sentir nada y por los cuales incluso experimentas repulsión. Podrías creer que sólo los cuerpos bien constituidos son la envoltura de los Espíritus más perfectos, mientras que estás encontrando todos los días a hombres de bien bajo una apariencia exterior deforme. Sin tener un parecido pronunciado, la semejanza de gustos y tendencias puede, pues, dar lo que se llama “aire de familia” a algunos individuos.
Comentario de Kardec: Puesto que el cuerpo que reviste al alma en una nueva encarnación no tiene ninguna relación necesaria con el que ella ha dejado, ya que puede provenir de otro origen enteramente distinto, sería absurdo pensar en una sucesión de vidas de una semejanza que sólo es fortuita. Sin embargo, las cualidades del Espíritu modifican con frecuencia a los órganos que sirven a sus manifestaciones, e imprimen al rostro, e inclusive al conjunto de los modales, un sello distintivo. Así pues, bajo la más humilde de las envolturas es posible encontrar la expresión de la grandeza y de la dignidad, al paso que bajo el hábito del gran señor se ve en ocasiones la de la bajeza e ignominia. Algunas personas surgidas de la posición más ínfima adoptan sin esfuerzo los hábitos y modales del mundo elegante. Pareciera como si volviesen a encontrar allí su elemento; mientras que otras, a despecho de su nacimiento y educación, se hallan siempre desubicadas en ese medio. ¿De qué modo explicar este hecho, si no es como un reflejo de lo que ha sido antes el Espíritu?
219. ¿Cuál es el origen de las facultades extraordinarias de algunos individuos que, sin haber hecho estudios previos, parecen tener la intuición de ciertos conocimientos, como los idiomas, el cálculo matemático, etcétera?
- Recuerdo del pasado. Progreso anterior del alma, pero del cual el individuo mismo no tiene conciencia. ¿De dónde quieres que provengan? El cuerpo cambia, pero no el Espíritu, aunque mude de vestimenta.
220. Al cambiar de cuerpo, ¿se puede perder ciertas facultades intelectuales, por ejemplo, dejar de aficionarse a las artes?
- En efecto, si se ha manchado esa inteligencia o si se hizo mal uso de ella. Además, determinada facultad puede permanecer aletargada durante una existencia, porque el Espíritu quiere ejercer otra que no tiene relación con aquélla. Entonces queda en estado latente, para reaparecer más tarde.
221. ¿A un recuerdo retrospectivo debe el hombre, aun en estado salvaje, el sentimiento instintivo de la existencia de Dios y el presentimiento de la vida futura?
- Se trata de un recuerdo que ha conservado de lo que sabía cómo Espíritu antes de encarnar. Pero el orgullo sofoca a menudo ese sentimiento.
221 a. ¿A ese mismo recuerdo se deben ciertas creencias relativas a la Doctrina Espírita, que en todos los pueblos encontramos?
- Esta Doctrina es tan antigua como el mundo. De ahí que se la halle en todas partes, y esto constituye una prueba de que es verdadera. Al conservar la intuición de su estado como Espíritu, el Espíritu encarnado tiene la conciencia instintiva del Mundo Invisible, pero muchas veces ésta es falseada por los prejuicios, y la ignorancia mezcla a ella con la superstición. 44
44 Aluden los Espíritus a la eternidad espiritual de la Doctrina y su permanente proyección en la Tierra. Más debemos distinguir entre sus manifestaciones falseadas, que se produjeron en el pasado, y la manifestación pura que en este libro se encuentra. Los rasgos de la Doctrina Espírita señalan el derrotero de la evolución humana en la Tierra, pero sólo con esta obra se presentó ella definida y completa. Por eso, el Espiritismo es en la Tierra una Doctrina moderna, aun cuando no sea “una invención moderna”, como lo subraya Kardec, puesto que nadie lo inventó. [N. de J. H. Pires.]
VIII.- Recuerdo de la existencia corpórea
304. ¿Se acuerda el Espíritu de su existencia corporal?
- Sí, es decir que, habiendo vivido muchas veces como hombre, rememora lo que ha sido, y te aseguro que a veces se ríe de compasión de sí mismo.
Comentario de Kardec: Así como un hombre que ha alcanzado la edad de la razón ríe de las locuras de su juventud o de las puerilidades de su infancia.
305. El recuerdo de la vida corporal ¿se presenta al Espíritu de una manera completa y súbita, después de la muerte?
- No, le vuelve poco a poco, como algo que va saliendo de la bruma, y a medida que fija en él su atención. Espíritu ¿recuerda en detalle todos los acontecimientos de su vida, abarcando el conjunto de ella de una mirada respectiva?
- Rememora las cosas en virtud de las consecuencias que han tenido sobre su estado como Espíritu. Pero, como comprenderás, hay circunstancias de su vida a las que no concede la menor importancia, y de las cuales no trata ni siquiera de acordarse.
306 a. ¿Podría recordarlas si lo quisiera?
-Puede memorar los detalles e incidentes más pormenorizados, ya sea de los sucesos y también de sus pensamientos. Pero no lo hace cuando ello no reviste utilidad.
306 b. ¿Entrevé el objetivo de la vida terrena con relación a la existencia futura?
- Seguramente que lo ve y lo comprende mucho mejor que en su vida de encarnado. Entiende la necesidad de purificación para llegar al infinito y sabe que en cada existencia se va despojando de algunas impurezas.
307. ¿Cómo vuelve a representarse la vida pasada en la memoria del Espíritu? ¿Es quizá por un esfuerzo de su imaginación, o como un cuadro que tenga ante los ojos?
- Lo uno y lo otro. Todos los hechos que le interesa recordar están como presentes para él. Los demás permanecen más o menos en la vaguedad del pensamiento, u olvidados por completo. Cuanto más desmaterializado se halle, tanto menos importancia concederá a las cosas materiales. Tú evocas a menudo a un Espíritu errante que acaba de dejar la Tierra y que no se acuerda de los nombres de las personas a quienes amaba, ni de muchos pormenores que a ti se te antojan importantes. Él se preocupa poco de éstos, que caen en el olvido. De lo que se acuerda muy bien es de los hechos principales que le ayudan a mejorarse.
308. ¿Recuerda el Espíritu todas las existencias que precedieron a la última que acaba de abandonar?
- Todo su pasado se desarrolla ante él, así como las etapas que el viajero ha recorrido. Pero –lo hemos dicho ya-, no tiene presentes de una manera absoluta la totalidad de los hechos. Sólo los recuerda en virtud de la influencia que han tenido sobre su actual estado de Espíritu. En cuanto a las primeras existencias, aquellas que se pueden considerar como la infancia del Espíritu, se pierden en el vacío, desapareciendo en la noche del olvido.
309. ¿Cómo considera el Espíritu al cuerpo que acaba de dejar?
- Como una ropa inadecuada, que le molestaba, y de la cual está dichoso de haberse desembarazado.
309 a. ¿Qué sentimiento le hace experimentar la vista de su cuerpo en descomposición?
- Casi siempre de indiferencia, como una cosa que ha dejado de interesarle.
310. Al cabo de cierto lapso, ¿reconoce el Espíritu los huesos, u otros objetos que la han pertenecido?
- A veces. Depende del punto de vista más o menos elevado desde el cual contemple las cosas terrenales.
311. El respeto que se profesa por las cosas materiales que pertenecieran al Espíritu, ¿llama su atención sobre esos objetos, y ve tal respeto con placer?
- El Espíritu se siente siempre dichoso por el recuerdo que de él se tiene. Las cosas que conservamos de él avivan su recuerdo en nosotros, pero es el pensamiento el que lo atrae hacia vosotros, y no tales objetos.
312. ¿Conservan los Espíritus la memoria de los sufrimientos que han soportado durante su última existencia corporal?
- Con frecuencia la conservan, y ese recuerdo les hace sentir mejor el precio de la felicidad de que pueden disfrutar como Espíritus.
313. El hombre que ha sido afortunado en la Tierra ¿lamenta sus goces perdidos al dejar este mundo?
- Sólo los Espíritus inferiores pueden sentir nostalgia por placeres que están de acuerdo con lo impuro de su naturaleza, y que ellos expían mediante sus padecimientos. Para los Espíritus elevados, la felicidad eterna es mil veces preferible a los efímeros goces de la Tierra.
Comentario de Kardec: Así como el adulto, que desdeña aquello que hacia las delicias de su niñez.
314. Aquel que había iniciado importantes tareas con una finalidad útil, y las ve interrumpidas por la muerte, ¿deplora en el otro mundo haberlas dejado inconclusas?
- No, porque sabe que otros están destinados a terminarlas. Por el contrario, trata de influir sobre algunos Espíritus encarnados en el sentido de que las continúen. Su meta en la Tierra era el bien de la humanidad, y esa meta sigue siendo la misma en el Mundo de los Espíritus.
315. El que al desencarnar dejó trabajos artísticos o literarios, ¿conserva hacia sus obras el amor que les profesaba en vida?
- Según su elevación, las juzga desde otro punto de vista, y a menudo censura lo que más admiraba.
316. ¿Se interesa todavía el Espíritu por los trabajos que se realizan en la Tierra en pro del adelanto de las artes y ciencias?
- Depende de su elevación, o de la misión que tal vez deba cumplir. Lo que a vosotros os parece magnífico es con frecuencia muy poca cosa para ciertos Espíritus. Lo admiran, de la manera que el sabio podría admirar la obra de un escolar. Examinan lo que puede probar la elevación de los Espíritus encarnados y sus progresos.
317. Después de la muerte ¿conservan los Espíritus el amor a la patria?
- Sigue siendo el mismo principio: para los Espíritus elevados la patria es el Universo. La Tierra es el lugar donde tienen mayor número de personas que les son simpáticas.
Comentario de Kardec: La situación de los Espíritus y su modo de ver las cosas varían hasta lo infinito, en virtud de su grado de desarrollo moral e intelectivo. Los Espíritus de un orden elevado sólo. Pero entre ellos los hay más serios, que miran y observan con el propósito de instruirse, de perfeccionarse.
Ahora bien, para que podamos ser objetivos en este tema, llegamos al punto de conocer el Porvenir, y debemos tener una explicación también. Si el pasado se nos impide conocerlo por las razones antes expuestas, que ¿pasa con conocer el Porvenir?
Del mismo modo que el el pasado esta vedado, el futuro también lo es.
289. Preguntas sobre el porvenir
7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir?
-Si el hombre conociera el porvenir descuidaría el presente. Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento. (Véase El libro de los Espíritus, Conocimiento del porvenir, número 868).
VII.- Conocimiento del Porvenir – según El Libro de Los Espíritus
868. ¿Puede el futuro ser revelado al hombre?
- En principio, el porvenir se le oculta, y sólo en casos raros y excepcionales permite Dios su revelación.
- Si el ser humano conociera el futuro descuidaría el presente y no obraría con la misma libertad, porque estaría dominado por la idea de que si una cosa debe ocurrir no ha de ocuparse de ella; o si no, trataría de ponerle obstáculos. Dios no ha querido que fuese así, a fin de que cada cual coadyuve en la realización de las cosas, incluso aquellas a las que querría oponerse. De modo, pues, que tú mismo preparas muchas veces, sin sospecharlo, acontecimientos que sobrevendrán en el curso de tu vida.
870. Puesto que resulta útil que desconozcamos el porvenir ¿por qué Dios consiente, en ocasiones, el que nos sea revelado?
- Es cuando ese conocimiento anticipado debe facilitar la realización de algo en lugar de ponerle trabas, comprometiendo a actuar de otro modo del que se hubiera hecho de no mediar tal revelación del futuro. Por otra parte, a menudo suele ser una prueba. La perspectiva de un suceso puede despertar pensamientos más o menos buenos. Si un hombre debe saber, por ejemplo, que recibirá una herencia con la que no contaba, podrá ser tentado por la codicia, por el júbilo aumentar sus goces materiales, por el deseo de poseer antes esa fortuna, deseando tal vez la muerte de aquel que ha de legársela. O, por el contrario, tal perspectiva suscitará en él buenos sentimientos e ideas generosas. Si la predicción no se cumple, representa otra prueba: la de cómo soportará su desengaño. Pero no por ello dejará de tener el mérito o el demérito de los pensamientos buenos o malos que la creencia en el hecho haya engendrado en él.
871. Visto que Dios todo lo sabe, sabrá igualmente si un hombre debe fracasar o no ante determinada prueba. Pues bien, ¿para qué se necesita esa prueba, si no puede mostrar a Dios nada que ya no sepa acerca de esa persona?
- Tanto valdría preguntar por qué Dios no creó al hombre perfecto y realizado (párrafo 119); o por qué pasa el hombre por la niñez antes de llegar a la edad adulta (párrafo 379 y siguientes). La prueba no tiene por objeto instruir a Dios respecto al mérito de ese individuo, por cuanto Dios sabe perfectamente lo que vale, sino dejar a ese hombre toda la responsabilidad de su acción, puesto que es él libre de realizarla o no. Sabiendo que el ser humano posee la facultad de optar entre el bien y el mal, la prueba tiene por efecto el de confrontarlo con la tentación del mal y dejarle todo el mérito de resistirse a él. Ahora bien, aunque Dios sepa perfectamente, de antemano, si fracasará o no, no puede en su justicia ni penarlo ni recompensarlo por un acto que no ha realizado. (Ver párrafo 258).
V.- Elección de las pruebas
258. En estado errante, y antes de iniciar una nueva existencia corporal, ¿tiene el Espíritu conciencia y previsión de lo que le sucederá durante la vida?
- Él mismo escoge el tipo de pruebas a que quiere ser sometido, y en esto consiste su libre albedrío.
Lo mismo acontece entre los hombres. Por muy capaz que sea un aspirante, por mucha que fuere la certidumbre que tenga de que triunfará, no se le confiere ningún grado sin examen previo, esto es, sin someterlo a prueba. De igual manera, el juez sólo condena al acusado sobre la base del acto consumado y no por la presunción de que pueda o deba cometer ese acto.
Cuanto más reflexionamos sobre las consecuencias que resultarían, para el hombre, del conocimiento del futuro, tanto más vemos cuán sabia ha sido la Providencia al ocultárselo. La certidumbre de un acontecimiento dichoso lo sumergiría en la inacción. La de un suceso desgraciado, en el desánimo. En uno y otro caso sus fuerzas se verían paralizadas. De ahí que el porvenir sólo se muestre al hombre como un objetivo que debe alcanzar mediante sus esfuerzos, pero sin que conozca la serie de pruebas porque debe pasar para alcanzarlo. El conocer todos los incidentes del camino le quitaría su iniciativa y el uso de su libre albedrío. Se dejaría deslizar por la pendiente fatal de los acontecimientos sin ejercer sus facultades. Cuando el buen éxito de algo es cosa segura, ya no nos preocupamos del asunto.
8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus?
-Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen.
9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más?
-De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas.
10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar?
-Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él.
Observación. — Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc.
11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es, impotencia o voluntad por su parte?
-Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. En cuanto a precisar la época, a menudo no lo debe, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se hayan cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada debe seros sospechosa. Repito, nuestra misión es la de haceros progresar ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos. La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad.
Observación. — Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes.
12. ¿Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir?
Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir.
13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija?
Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe hacerse caso de lo que digan.
14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte?
Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraiguen las creencias espiritistas.
290. Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras
15. ¿Los espíritus pueden hacernos conocer nuestras existencias pasadas?
Dios permite algunas veces que sean reveladas según el objeto; si es para vuestra edificación y vuestra instrucción, serán verdaderas, y en este caso la revelación de hace casi siempre espontánea y de una manera enteramente imprevista; pero no lo permite nunca para satisfacer la vana curiosidad.
–¿Por qué ciertos Espíritus no rehúsan nunca el hacer esta clase de revelaciones?
Estos son Espíritus bromistas que se divierten a vuestras expensas. En general vosotros debéis mirar como falsas, o a las menos sospechosas, todas las revelaciones de esta naturaleza que no tengan un objeto eminentemente formal y útil. Los Espíritus burlones se complacen en lisonjear el amor propio con pretendidos orígenes. Hay médiums y creyentes que aceptan como moneda corriente todo lo que se les dice sobre este punto, y que no ven que el estado actual de su Espíritu en nada justifica el rango que pretender haber ocupado; pequeña vanidad, con la que se divierten los Espíritus burlones lo mismo que los hombres. Sería más lógico
y más conforme a la marcha progresiva de los seres el que hubiesen subido y no descendido, lo que sería más honroso para ellos. Para que pudieran creerse esta especie de revelaciones sería preciso que se hicieran espontáneamente por diferentes médiums extraños los unos a los otros, ignorando lo que hubiese revelado anteriormente; entonces parece que hay una razón evidente para creer.
–Si uno no puede conocer su individualidad anterior, ¿sucede lo mismo con la clase de existencia que ha tenido de la posición social que ha ocupado, de las cualidades y defectos que han dominado en nosotros?
No; esto puede ser revelado, porque de ello podéis sacar provecho para vuestro mejoramiento; pero, por otra parte, estudiando vuestro presente, vosotros mismo podéis deducir vuestro pasado. (Véase El libro de los Espíritus: ). (Olvido del pasado, núm. 392)
16. ¿Puede sernos revelada alguna cosa sobre nuestras existencias futuras?
No; todo lo que os digan ciertos Espíritus con este objeto sólo será una burla; y esto se comprende: vuestra existencia futura no puede decretarse antes, puesto que será lo que vosotros mismos habréis merecido por vuestra conducta sobre la Tierra, y por las resoluciones que habréis de tomar cuando seáis Espíritus. Cuanto menos tengáis que expiar, más feliz será, pero saber cómo y en dónde será esta existencia, repito que es imposible, salvo el caso especial y raro de los Espíritus que sólo están en la Tierra para cumplir una misión importante, porque entonces su ruta está de algún modo trazada con anticipación.
Está claro las razones que Dios tiene con relación a que no nos recordemos del pasado (Reencarnación), pues es para nuestro beneficio personal, que redunda en nuestro crecimiento espiritual. También se nos ha indicado, que el Porvenir tampoco debe ser conocido pues también retrasaría nuestro crecimiento espiritual ya que interfiere con nuestro Libre Albedrío.
Debemos pues concentrarnos en el conocimiento mediante los libros de la codificación y nuestras meditaciones que harán posible que se nos vayan revelando la información necesaria para ir venciendo nuestras pruebas.
"Soy Espírita", publica con frecuencia una serie de reflexiones que nos ayudan a obtener educación basada en la codificación, y exhorta a nuestros amigos a concentrarnos en nuestro crecimiento espiritual activando la Transformación Moral. Este es un camino seguro para activar ese crecimiento espiritual al cual aspiramos. ¿Cómo activamos nuestra Transformación Moral?
Debemos aprender a ser pacientes, pero enfocados a obtener cada día más conocimiento y ejercer nuestra voluntad y libre albedrío de una manera racional. No debemos creer todo lo que se nos proponga, analicémoslo y utilicemos nuestro criterio basado en lo aprendido.
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
- El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
- El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
- Obras Póstumas, Allan Kardec
- Génesis – Allan Kardec
- El Cielo Y el Infierno – Allan Kardec
- El Libro de Los Médiums – Allan Kardec
Frank Montañez
Director de la Página
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Si me mencionas o no, no es importante para mí, pero sí; es una falta el atribuirte que la información publicada es de tu autoría al no hacer mención alguna del autor original, si no das el crédito al que originalmente lo creo, eso es propiedad intelectual y al no dar el crédito, constituye una falta de moralidad. Recomiendo que añadas al final de tu reflexión algo así:
Partes de esta reflexión ha sido tomada de un artículo publicado por Frank Montañez de “Soy Espírita” en su blog: www.soyespirita.blogspot.com
Nombre del Artículo:
Fecha Publicado:
Eso evitarás que actúes mal sin quererlo hacer, de eso se trata la Educación Espírita.
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya publicados para ayudarte en tu desarrollo de educación espiritual:
5 Libros de La Codificación Espírita escritos por Allan Kardec, son los siguientes
- Los Espíritus – (18 abril 1857)
- Los Médiums – (Enero 1861)
- Evangelio Según El Espiritismo (Abril 1864)
- Cielo y el Infierno (1° Agosto 1865)
- Génesis (Enero 1868)
Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son mas fáciles de manejar. Te los ofrezco gratuitos en estos enlaces y en audio que son más fáciles de manejar.
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- El Libro de Los Espíritus -
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- Génesis
Otros Libros de Interés Espirita
- Obras Póstumas - Allan Kardec
- ¿Qué es El Espiritismo?
- El Espiritismo en su mas Simple Expresión
- Manual Practico de Manifestaciones
- Colección de Oraciones Espiritas
- Revista Espirita 1858
- Viaje Espirita 1862
- Vocabulario Espirita
- Carácter de la Revelación Espirita
- Catalago Razonado para la Biblioteca Espirita
- Manual del Pase Espirita - FEBOL
- El Auto de Fe de Barcelona - Florentino Barrera
- Guía Práctica del Espiritista - Miguel Vives
- Doctrina Espírita para Principiantes
- Vocabulario Espirita
- Diccionario Espirita
- Memoria de un Suicida - Yvonne do Amaral Pereira NEW
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
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NOTA ACLARATORIA:
Han notado que nuestras reflexiones se redactan para la Educación de nuestra filosofía, tal y como lo ilustran Los Espíritus de La Codificación Espirita dada a Allan Kardec. Muchas de estas enseñanzas lucen como que deben ser tratadas en la Casa Espírita y creo que sí; es esto correcto. Pero la mayoría de nuestros lectores no tienen acceso a Casa Espírita alguna, entonces no nos podemos quedar con las manos cruzadas esperando que Espíritus Impuros que sabiendo esta realidad se adelanten se introduzcan en los hogares de personas que con genuino interés se acercan a nuestra página buscando ayuda.
No demostramos compasión si no ayudamos a estas personas en estos lugares inaccesibles que no existe ninguna Casa Espírita cerca y tal vez nunca la habrá a no ser por nuestra educación por el Internet. Para muchos el desarrollo de la Mediúmnidad es tan serio que no han desarrollado aun Médiums en sus lugares de reunión. Pero eso no debe ser la norma, pues el mismo Allan Kardec nos apercibió de que esto era esencial en el desarrollo espiritual de las comunicaciones Mediúmnica.
Preferimos hacer accesible esta información para aquellos que genuinamente desean crecer espiritualmente, y yo soy el de pensar que si los deseos de estos nuevos allegados son encaminados al desarrollo de la Mediúmnidad, es preferible ayudarlos que dejarlos a expensas de Espíritus Impuros que aprovechándose del deseo más profundo de crecer espiritualmente intervengan para que esto no se logre.
Esta educación debe ser el detonador para el establecimiento de nuevos centros de reunión para nuevos allegados y esto cumple el propósito de la codificación y de la Ley de Progreso y Crecimiento espiritual a que todos tenemos derecho.
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