Espiritistas, no os aflijáis por los tiros que os disparan, porque así prueban que la verdad está de vuestra parte, pues de lo contrario os dejarían tranquilos y no os persiguirían. Es una prueba para vuestra fe, pero con vuestro valor, con vuestra resignación y con vuestra perseverancia, Dios os reconocerá entre sus fieles servidores, cuya enumeración hace hoy para dar a cada uno la parte que le corresponde según sus obras. A ejemplo de los primeros cristianos, tened, pues, orgullo en llevar vuestra cruz. Creed en las palabras de Cristo que dijo: "Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos". No temáis a los que matan al cuerpo, pero que no pueden matar el alma. Dijo también "Amad a vuestros enemigos haced bien a los que os hacen mal y rogad por los que os persiguen". Mostrad que sois verdaderos discípulos, y que vuestra doctrina es buena, haciendo lo que El dijo e hizo. La persecución durará sólo un tiempo limitado; esperad, pues, con paciencia el despuntar de la aurora, porque la estrella de la mañana se vislumbra en el horizonte. (Cap. XXIV, números 13 y siguientes).
Veamos
lo siguiente: En El
Libro del Evangelio Según el Espiritismo:
50. Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia, porque serán hartos. Bienaventurados
los que padecen persecución
por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados
sois cuando os maldijeren, y os persiguieren, y dijeren todo
mal contra vosotros mintiendo, por mí causa.
Gozaos y alegraos porque vuestro galardón muy
grande es en los cielos. Pues así también persiguieron a los profetas, que
fueron antes de vosotros. (San Mateo, cap. X, v. 6, 10, 11 y 12). Y
no temáis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma; temed antes
al que puede echar el alma y el cuerpo en el infierno. (San Mateo, cap. X, v. 28).
51. Prefacio. De todas las libertades, la más inviolable es la de pensar, que comprende también la
libertad de conciencia. Anatematizar
a los que no piensan como nosotros, es reclamar ésta libertad para sí y
rehusaría a los otros, es violar el primer mandamiento de Jesús: la
Caridad de y el Amor al prójimo.
Perseguirles por su creencia, es atentar al
derecho más sagrado que tiene todo hombre de creer lo que le conviene y adorar
a Dios del modo que él lo entienda. Obligarles a los actos exteriores parecidos
a los nuestros, es manifestar que se atiende más a la forma que al fondo,
a las apariencias más que a la convicción.
La abjuración forzada nunca ha
dado fe; sólo puede hacer hipócritas. Es un abuso de la fuerza material,
que no prueba la verdad; "la verdad está segura de sí misma;
convence y no persigue, porque no tiene necesidad de ello".
El Espiritismo es
una opinión, una creencia; aún
cuando fuese una religión, ¿por qué no ha de tener el
hombre la libertad
de llamarse espiritista, como tiene la de llamarse católico,
judío o protestante, partidario de cual o tal doctrina filosófica, de tal o
cual sistema económico? Aquella creencia es falsa o verdadera; si es
falsa, caerá por su propio peso, porque el error no puede prevalecer
contra la verdad cuando las inteligencias se ilustran; si es verdadera, la
persecución no la hará falsa.
"La
persecución es el bautismo de toda idea nueva, grande y justa"; crece
con la grandeza y la importancia de la idea. El encarnizamiento y la cólera
de los enemigos de la idea está en razón del miedo que les inspira. Por
esta razón el cristianismo fué perseguido en otro tiempo y el Espiritismo lo es hoy con la
diferencia, sin embargo, de que el cristianismo lo fué por paganos
mientras que el Espiritismo lo es por cristianos.
El tiempo de las persecuciones sangrientas ha
pasado, es verdad; pero si no se mata el cuerpo, se atormenta
al alma; se la ataca hasta en los sentimientos más íntimos, en los afectos
más caros; se dividen las familias, se excita a la madre contra la hija, a la
esposa contra el marido; se ataca aún el cuerpo en sus necesidades
materiales, quitándole su modo de vivir para sitiarle por el hambre. (Cap. XXIII, núm. 9 y siguientes).
Espiritistas, no os aflijáis por los tiros que os
disparan, porque asi prueban que la verdad está de vuestra parte, pues de
lo contrario os dejarían tranquilos y no os persiguirían. Es una prueba para vuestra fe, pero con
vuestro valor, con vuestra resignación y con vuestra perseverancia, Dios
os reconocerá entre sus fieles servidores, cuya enumeración hace hoy para
dar a cada uno la parte que le corresponde según sus obras. A ejemplo
de los primeros cristianos, tened, pues, orgullo en llevar vuestra cruz. Creed
en las palabras de Cristo que dijo:
"Bienaventurados los que sufren
persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos".
No temáis a los que matan al cuerpo, pero que
no pueden matar el alma. Dijo también "Amad a vuestros enemigos haced
bien a los que os hacen mal y rogad por los que os persiguen".
Mostrad que sois verdaderos discípulos, y que vuestra doctrina es buena,
haciendo lo que El dijo e hizo.
La persecución durará sólo un tiempo limitado;
esperad, pues, con paciencia el despuntar de la aurora, porque la estrella
de la mañana se vislumbra en el horizonte. (Cap. XXIV, números 13 y
siguientes).
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