La "Reencarnación", no necesita ser probada, no importa que los Espiritualistas quieran tratar de probar la Reencarnación, es una pérdida de tiempo, pues no importa lo que quieran creer o no, eso no cambiará la realidad de que la Reencarnación existe. Tampoco el Renacimiento Hinduista, ni la trascendencia, ni la Palingenesia pueden sustituir la Reencarnación Espiritista. La reencarnación la creemos por los fundamentos que defiende en las creencias del Espiritismo
Con ese criterio de tratar de probar que la reencarnación existe, muchos quedaron en el ridículo en la historia, como lo fueron William Crookes y Charles Robert Richet, famosos PREMIOS "NOBEL" de su ÉPOCA en Ciencias.
Estos fueron engañados por los Espiritualistas, y quedaron en ridículo, al descubrirse el fraude en 1854, sobre materializaciones falsas y el falso concepto de Ectoplasma de Charles Robert Richet.
Lo mismo ocurrió con Chico Xavier que engaño a todos por 15 años en actividades de Materializaciones Falsas, en Uberaba, Brasil desde 1951 hasta 1966, en que Waldo Vieira abandonó a Chico Xavier, acusándolo de Mistificador. Entonces, no es necesario probar la Reencarnación. Es inútil tratar de probar una ley natural, con propósitos de curiosidad, las pruebas de que las Materializaciones, no pueden ser manipuladas, con los ejemplos aquí mencionados de William Crookes y Charles Robert Richet y Chico Xavier junto a Waldo Vieira de Brasil. Quedaron en ridículo ante el mundo y la comunidad cientifica, tenemos de ejemplo tanto a William Crookes y Charles Robert Richet y materializaciones falsas en Uberaba, Brasil, de Chico Xavier por 15 años y los últimos 7 años en complicidad con Waldo Vieira.
Con ese criterio de tratar de probar que la reencarnación existe, muchos quedaron en el ridículo en la historia, como lo fueron William Crookes y Charles Robert Richet, famosos PREMIOS "NOBEL" de su ÉPOCA en Ciencias.
Estos fueron engañados por los Espiritualistas, y quedaron en ridículo, al descubrirse el fraude en 1854, sobre materializaciones falsas y el falso concepto de Ectoplasma de Charles Robert Richet.
Lo mismo ocurrió con Chico Xavier que engaño a todos por 15 años en actividades de Materializaciones Falsas, en Uberaba, Brasil desde 1951 hasta 1966, en que Waldo Vieira abandonó a Chico Xavier, acusándolo de Mistificador. Entonces, no es necesario probar la Reencarnación. Es inútil tratar de probar una ley natural, con propósitos de curiosidad, las pruebas de que las Materializaciones, no pueden ser manipuladas, con los ejemplos aquí mencionados de William Crookes y Charles Robert Richet y Chico Xavier junto a Waldo Vieira de Brasil. Quedaron en ridículo ante el mundo y la comunidad cientifica, tenemos de ejemplo tanto a William Crookes y Charles Robert Richet y materializaciones falsas en Uberaba, Brasil, de Chico Xavier por 15 años y los últimos 7 años en complicidad con Waldo Vieira.
Los Espiritistas Verdaderos, que son los
que practican las enseñanzas del Espiritismo. creemos en la Reencarnación y para
eso tenemos información concluyente en lógica y razón en los Libros codificados. Veamos el Libro de los Espíritus.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS…
CAPÍTULO IV
PLURALIDAD DE EXISTENCIAS
De la Reencarnación. -
Justicia de la Reencarnación. -Encarnación en diferentes mundos. -Transmigración
progresiva. -Suerte de los niños después de la muerte. -Sexos en los espíritus.-Parentesco,
filiación. -Semejanzas físicas u morales. - Ideas innatas
Libro de Los Espíritus ..
DE LA REENCARNACIÓN
166. ¿Cómo puede acabar de purificarse el alma,
que no ha alcanzado la perfección durante la vida corporal?
«Sufriendo la prueba de una nueva existencia».
-¿Cómo realiza el alma esta nueva existencia?
¿Transformándose como espíritu?
«Es indudable que purificándose el alma, sufre una transformación; pero para conseguirlo, le es precisa la prueba de la vida corporal»
-¿El alma tiene, pues, muchas existencias
corporales?
«Sí; todos tenemos muchas existencias. Los que os dicen lo contrario, quieren teneros en la ignorancia en que ellos están. Su deseo no es otro».
-Parece resultar de este principio que el alma,
después de abandonar el cuerpo, toma otro, es decir, que se reencarna en un
nuevo cuerpo. ¿Es así como debemos entenderlo?
« Evidentemente».
167. ¿Cuál es el objeto de la reencarnación?
«La expiación y mejoramiento progresivo de la humanidad. ¿Dónde estaría sin eso la justicia?»
168. ¿Es limitado el número de las existencias
corporales o bien se reencarna perpetuamente el espíritu?
«En cada nueva existencia, el espíritu da un paso en el camino del progreso, y cuando se despoja de todas las impurezas no necesita ya las pruebas de la vida corporal».
169. ¿Es el mismo el número de encarnaciones para
todos los espíritus?
«No; porque el que progresa rápidamente se evita pruebas. Como quiera que sea, las encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas; porque el progreso es casi infinito».
170. ¿Qué viene a ser el espíritu después de su
última encarnación?
«Espíritu bienaventurado. Espíritu puro».
JUSTICIA DE LA REENCARNACIÓN
171. ¿En qué se funda el dogma de la
reencarnación?
«En la justicia de Dios y en la revelación; porque, como lo repetimos siempre, un buen padre deja siempre a sus hijos una puerta abierta al arrepentimiento. ¿No te dice la razón que sería injusto privar irremisiblemente de la dicha eterna a todos aquellos, cuyo mejoramiento no ha estado en su mano? ¿Por ventura todos los hombres no son hijos de Dios? Sólo entre los hombres egoístas impera la iniquidad, el odio implacable y las perlas irremisibles».
Todos los
espíritus tienden a la perfección, y Dios les proporciona medios de conseguirla
por las pruebas de la vida corporal; pero en su justicia les permite que
cumplan en nuevas existencias lo que no pudieron hacer o terminar en la
prueba anterior.
No estaría
conforme con la equidad, ni con la hondad de Dios el castigar eternamente a los
que han podido encontrar obstáculos ajenos de su voluntad, y en el mismo medio
en que viven, que retarden su perfeccionamiento. Si la suerte del hombre
quedase irrevocablemente decidida después de la muerte, Dios no habría pesado
las acciones de todos con la misma balanza, ni los habría tratado con
imparcialidad.
La doctrina
de la reencarnación, que admite muchas existencias sucesivas, es la única
conforme con la idea que nos formamos de la justicia de Dios, respecto de los
hombres que ocupaban una condición moral inferior, la única que puede
explicarnos el porvenir y basar nuestras esperanzas, puesto que nos proporciona
medios de enmendar nuestras faltas por nuevas pruebas. La razón así lo índica y
asi nos lo enseñan los espíritus.
El hombre que tiene conciencia de su
inferioridad halla en la doctrina de la reencarnación una consoladora
esperanza. Si cree en la justicia de Dios, no puede esperar que será
eternamente igual a los que han obrado mejor que él. La idea de que su
inferioridad no le deshereda para siempre del bien supremo, y de que podrá
lograrlo con nuevos esfuerzos, le sostiene, alentando su ánimo. ¿Quién es el
que al terminar su vida, no se conduele de haber adquirido demasiado tarde la
experiencia de que no puede aprovecharse? Pues esta experiencia tardía no se
pierde, y será empleada con provecho en una nueva vida.
ENCARNACIÓN EN DIFERENTES MUNDOS
172. ¿Se realizan en la Tierra todas nuestras
diferentes existencias corporales?
«No, sino en los diferentes mundos. La terrestre no es la primera, ni la última; pero si, una de las más materiales y lejanas de la perfección».
173. A cada nueva existencia corporal, ¿pasa el
alma de un mundo a otro, o bien puede vivir varias veces en el mismo mundo?
«Puede revivir muchas veces en el mismo mundo, si no está bastante adelantada para pasar al inmediato».
-Según eso, ¿podemos reaparecer muchas veces en
la Tierra?
«Ciertamente».
-¿Podemos volver a ella después de haber vivido
en otros mundos?
«Seguramente; pues habéis podido vivir ya en otra parte y en la Tierra».
174. ¿Es una necesidad volver a vivir en la
Tierra?
«No; pero si no adelantáis, podéis ir a otro mundo que no sea mejor o que puede ser peor».
175. ¿Es ventajoso volver a habitar en la Tierra?
«Ninguna ventaja particular tiene, a menos de que se desempeñe una misión, pues entonces se progresa en ella como en cualquiera otra parte».
-¿No sería mejor continuar siendo espíritu?
«¡No, no! Permaneceríamos estacionarios, y queremos caminar hacia Dios».
176. Los espíritus, después de haber estado
encarnados en otros mundos, ¿pueden estarlo en éste, sin haber vivido nunca en
él?
«Sí, como vosotros en otros. Todos los mundos son solidarios, y lo qué no se hace en uno se hace en otro».
-¿Luego hay hombres que están por primera vez en
la Tierra?
«Hay muchos y en diversos grados».
-¿Existe algún signo para conocer al espíritu que
aparece por primera vez en la Tierra?
«Eso no tendría ninguna utilidad».
177. Para llegar a la perfección y a la dicha
suprema, objeto final de todos los hombres, ¿debe pasar el espíritu por la
serie de todos los mundos que existen en el universo?
«No, porque hay muchos mundos que ocupan el mismo grado, y en los que nada nuevo aprendería el espíritu».
-¿Cómo se explica, pues, la pluralidad de
existencias en el mismo globo?
«Porque puede encontrarse cada vez en posiciones muy diferentes, que son para él otras tantas ocasiones de adquirir experiencia».
178. ¿Pueden los espíritus revivir corporalmente
en un mundo relativamente inferior a aquel en que ya han vivido?
«Sí, cuando han de desempeñar una misión para favorecer el progreso, y entonces aceptan con alegría las tribulaciones de aquella existencia; porque les proporciona ocasión de adelantar».
-¿No puede suceder eso mismo por expiación, y no
puede Dios enviar a los espíritus rebeldes a mundos inferiores?
«Los espíritus pueden permanecer estacionarios; pero no retroceden, y su castigo consiste entonces en no adelantar y en volver a empezar las existencias mal empleadas, en la esfera que conviene a su naturaleza».
-¿Quiénes son los que han de empezar nuevamente
la misma existencia?
«Los que faltan a su misión o a sus pruebas».
179. Los seres que habitan en cada uno de los
mundos, ¿han llegado todos al mismo grado de perfección?
«No, y sucede lo mismo que en la Tierra, pues los hay más o menos adelantados».
180. Al pasar de éste a otro mundo, ¿conserva el
espíritu la inteligencia que en aquél tenía?
«Sin duda, pues la inteligencia no se pierde; pero puede no contar con los mismos medios de manifestarla, dependiendo esto de su superioridad y del estado del cuerpo que tomen».(Véase Influencia del organismo, número 367 y siguientes.)
181. Los seres que habitan en los diferentes
mundos, ¿tienen cuerpos semejantes a los nuestros?
«Es indudable que tienen cuerpo, porque se hace necesario que el espíritu esté revestido de materia para obrar sobre la materia; pero esa envoltura es más o menos material según el grado de pureza a que han llegado los espíritus, y en esto consiste la diferencia de los mundos que hemos de recorrer; porque hay muchas habitaciones en la morada dc nuestro Padre, y muchos grados por lo tanto. Unos lo saben y tienen conciencia de ello en la Tierra; pero otros están muy lejos de semejante creencia».
182. ¿Podemos conocer con exactitud el estado
físico y moral de los diferentes mundos?
«Nosotros, los espíritus, no podemos responder más que conforme al grado en que os encontráis, es decir, que estas cosas no debemos revelarías a todos; porque no todos están en estado de comprenderlas, y les perturbarían».
A medida
que el espíritu se purifica, el cuerpo que reviste se aproxima igualmente a la
naturaleza espiritista. La materia se hace menos densa, no se arrastra tan
penosamente por el suelo, las necesidades físicas son menos groseras y los
seres vivientes no tienen necesidad de destruirse mutuamente para alimentarse.
El espíritu es más libre y tiene de las cosas lejanas percepciones que nos son
desconocidas, viendo con los ojos del cuerpo lo que nosotros sólo vemos con el
pensamiento.
La
purificación de los espíritus produce en los cuerpos en que están encarnados el
perfeccionamiento moral; se debilitan en él las pasiones animales, y el egoísmo
cede el puesto al sentimiento de
fraternidad. Por esto en los mundos superiores a la Tierra son desconocidas las
guerras, no teniendo objeto el odio y la discordia; porque nadie piensa en dañar
a su semejante. La intuición que tienen de su porvenir y la seguridad que les
da la conciencia, libre de remordimientos, hacen que la muerte no les cause
temor alguno, y la ven llegar sin miedo y como una simpie transformación.
La duración de la vida en los diferentes
mundos parece que está en proporción del grado de superioridad física y moral
de esos mismos mundos, lo cual es completamente racional.
Mientras
menos material es el cuerpo, menos expuesto está a las vicisitudes que lo
desorganizan y mientras más puro es el
espíritu, menos son las pasiones que lo debilitan.
Este es otro favor de la Providencia, que abrevia así los sufrimientos.
183. Al pasar de un mundo a otro, ¿pasa el
espíritu por una nueva infancia?
«La infancia es en todas partes una transición necesaria; pero en todas partes no es tan estúpida como la vuestra».
184. ¿Elige el espíritu el nuevo mundo en que ha
de habitar?
«No siempre; pero puede pedirlo, y obtenerlo, si lo merece; porque sólo conforme al grado de elevación de los espíritus les son asequibles los mundos».
-Si el espíritu no lo pide, ¿qué es lo que
determina el mundo donde ha de encarnarse?
«Su grado de elevación».
185. El estado físico y moral de los seres
vivientes, ¿es perpetuamente el mismo en cada globo?
«No, pues también están sujetos los mundos a la ley del progreso. Todos, como el vuestro, han empezado por encontrarse en estado inferior, y la misma Tierra experimentará semejante transformación, trocándose en paraíso terrestre, cuando los hombres sean buenos».
Así, pues,
las razas que en la actualidad pueblan la tierra desaparecerán un día. siendo reemplazadas
por seres más y más perfectos, y esas razas transformadas sucederán a la
actual, como ésta ha sucedido a otras más groseras aún.
186. ¿Existen mundos en los cuales el espíritu,
dejando de habitar en un cuerpo material, no tiene otra envoltura que el
periespíritu?
«Sí, y esta misma envoltura se hace tan etérea, que para vosotros es como si no existiese, y tal es el estado de los espíritus puros».
-¿Parece resultar de esto que no hay una
demarcación clara entre el estado de las últimas encarnaciones y el del
espíritu puro?
«Esa demarcación no existe, y desapareciendo gradualmente la diferencia, se hace insensible, como desaparece la noche a los primeros fulgores del día».
187. La sustancia del periespíritu, ¿es la misma
en todos los globos?
«No, es más o menos etérea. Al pasar de un mundo a otro, el espíritu reviste la materia propia a cada uno de ellos, operación que dura tan poco tiempo como un relámpago».
188. ¿Los espíritus puros habitan en mundos
especiales, o están en el espacio universal sin predilección de un globo sobre
los otros?
«Los espíritus puros habitan en ciertos mundos, pero no están confinados en ellos como los hombres en la tierra, y más fácilmente que los otros pueden estar en todas partes».¹
________
¹ Según los espíritus, entre todos los globos que
componen nuestro sistema planetario, la Tierra es uno de aquellos cuyos
habitantes están menos adelantados física y moralmente, Marte es inferior, y
Júpiter mucho más superior en todos conceptos. El Sol no es un mundo
habitado por seres corporales, sino un punto de reunión de los espíritus
superiores, que desde allí irradian por medio del pensamiento a los otros mundos
que dirigen por mediación de espíritus menos elevados, con los cuales comunican
merced al fluido universal. Como constitución física, el Sol es un foco de
electricidad. Parece que todos los soles se encuentran en posición idéntica.
El,
volumen y distancia que separa a los planetas del Sol no tienen ninguna
relación necesaria con el grado de adelanto de los mundos, puesto que parece
que Venus está más adelantado que la Tierra, y Saturno menos que Júpiter.
Muchos
espíritus que han animado a personas conocidas en la Tierra, han dicho que
estaban reencarnadas en Júpiter, uno de los mundos más próximos a la
perfección, y ha podido causar admiración ver en este mundo tan adelantado a
hombres que la opinión en la Tierra no conceptuaba dignos de tanto.
Nada debe
sorprender esto, si se considera que ciertos espíritus que habitan en este
planeta, pudieron ser enviados a la Tierra para desempeñar una misión, que a
nuestros ojos no les hacia dignos del primer puesto. En segundo lugar, entre su
existencia terrestre y la que viven en Júpiter. pueden haber vivido otras
intermediarias, durante las cuales se hayan mejorado; y en tercer lugar, en
este mundo, como en el nuestro, hay diferentes grados de desenvolvimiento,
entre los cuales puede haber la distancia que separa entre nosotros al salvaje
del hombre civilizado. Así, pues, del hecho de habitar en Júpiter, no se sigue
que ha de estarse al nivel de los seres más adelantados, del mismo modo que no
por vivir en Paris se ha de estar a la altura de uno de los sabios del Instituto.
Las
condiciones de longevidad tampoco son las mismas en todas partes que en la
Tierra, y la edad no puede compararse. Una persona que había muerto hacia
algunos años, fue evocada, y dijo que estaba encarnada hacia ya seis meses, en un mundo cuyo
nombre era es desconocido. Preguntada acerca de la edad que en aquel mundo
tenía contestó:
«No puedo
precisarla; porque no contamos como vosotros;
además. el modo de vivir no es el mismo, pues aquí
nos desarrollamos mucho más pronto, y sin embargo, aunque sólo hace seis de
vuestros meses que me encuentro en este mundo, puedo decir, que, en punto a inteligencia, tengo treinta años de la edad que
contaba en la Tierra».
Muchas
respuestas análogas han sido dadas por otros espíritus, y esto no es nada
Inverosímil. ¿No vemos en la Tierra que una multitud de animales llegan en
pocos meses a su desarrollo normal? ¿Por qué no ha de suceder lo mismo con el hombre en otras
esferas? Obsérvese, por otra parte, que el desarrollo a que llega el hombre en
la Tierra a la edad de treinta años, no pasa quizá de ser una especie de
infancia, comparado con el que está llamado a alcanzar. Se
necesita ser muy miope de inteligencia para tomarnos en todo por tipos de la
creación, y se rebaja mucho a la Divinidad. creyendo que, fuera de nosotros,
nada hay que le sea posible.
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La reencarnación esta mencionada en la Biblia exhaustivamente. Vea este enlace.
La Reencarnación no es lo mismo que redencion.