Nuestra filosofía Espírita, tiene una posición definida y responsable sobre éste tema del Fin del Mundo, El mundo no se acabará por el mero hecho de la interpretación errada de hombres que no han conocido el amor infinito de Dios hacía la Humanidad. DIOS no castiga, el hombre sufre las consecuencias de sus errores y de su falta de Moral.
CUÁNDO LOS QUE ESTÁN EN BUSCA DE UNA RESPUESTA DE LO QUE PASARÁ CON EL MUNDO, SÍ SERÁ DESTRUIDO O NO, DEBERÁ PRIMERO MIRAR A SU PROPIO COMPORTAMIENTO Y ÉSO FUE LO QUE HIZO JESÚS, CON SU ENCARNACION HACE 2000 AÑOS, NO ESPEREMOS A JESÚS, TRABAJEMOS CON NUESTRAS ACCIONES Y EN NUESTRA TANSFORMACIÓN MORAL Y PODREMOS VER A JESÚS EN NUESTRA NATURALEZA ESPIRITUAL. NO PERDAMOS EL TIEMPO EN ESTUPIDECES SI EL MUNDO SE VA ACABAR EN 2011 O EL 2012, ESTAS PREDICCIONES ERRADAS DEL PORVENIR VIENEN A SER LOS MISMOS ERRORES QUE LOS QUE HOY HABLAN DEL FIN DEL MUNDO HAN CRITICADO Y HAN PROHIBIDO EN SUS ORGANIZACIONES RELIGIOSAS QUE ES PROHIBIDO POR DIOS. EL DECIR EL PORVENIR O PREDECIR EL FUTURO NO ES ACEPTABLE POR DIOS, PRECISAMENTE POR SU NATURALEZA, QUE HACE QUE EL SER HUMANO NO UTILIZE SU LIBRE ALBEDRIO.
Los siguientes 2 videos expresan nuestra opinion con relacion a este controvertido tema:
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LAMENTABLEMENTE, ESTA IRRESPONSABILIDAD DE LA IDEA DE QUE SOLO UNOS POCOS SE VAN A SALVAR, LOGRARAN QUE MUCHOS QUE NO SE CONSIDERAN DIGNOS DE SER SALVOS, OPTEN POR QUITARSE LA VIDA O SUICIDARSE PARA NO ENCONTRARSE CON EL ESCARNIO DE NO ENCONTRARSE CON LOS AUTODENOMINADOS SANTOS QUE SE MERECEN SALVAR, SI EL MUNDO SE ACABARA EL DIA 21 DE MAYO DE 2011.
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NO TOMES DECISIONES APRESURADAS, PORQUE TU SI PODRÁS ENMENDAR TUS ERRORES Y PODRÁS ASPIRAR POR UNA VIDA MEJOR Y UNA VIDA JUNTO A JESÚS Y A ESPIRITUS BUENOS Y ELEVADOS. LEE SOBRE NUESTRA FILOSOFIA HOY, Y COMPROBARAS QUE DIOS NO CASTIGA, SIEMPRE NOS ABRE UNA PUERTA PARA EL ERREPENTIMIENTO Y PARA NUESTRO CRECIMIENTO ESPIRITUAL. Y QUE NO HAY ESCOGIDOS QUE TENGAN EL EXCLUSIVO DERECHO A SALVARSE.
No es lógico suponer que Dios destruirá el mundo precisamente en el momento en que éste entrará en la vía del progreso moral por la práctica de las enseñanzas Morales.
Nada, por otra parte, en las palabras de Cristo, da señales de una destrucción universal, que, bajo tales condiciones, no sería justificable. Moralmente, un juicio definitivo y sin posibilidad de apelar es inconciliable con la bondad infinita del Creador, a quien Jesús nos lo presenta siempre como un buen padre que deja constantemente abierta la puerta para el arrepentimiento y con sus brazos prontos para recibir al hijo pródigo. Si Jesús hubiera entendido el juicio de esa forma, habría desmentido sus propias palabras.
Que nos dice el Libro de Génesis escrito por Allan Kardec. Veamos lo que los Espíritus de la Codificación nos dijeron:
EL JUICIO FINAL
62. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (San Mateo, 25:31 a 46 y El Evangelio según el Espiritismo, cap. XV).
63. El bien debe reinar sobre la Tierra, pero para ello es preciso que los espíritus endurecidos en el mal, y que podrían ocasionar disturbios, sean excluidos de ella. Dios les dio el tiempo suficiente en ella para mejorar. Pero habiendo llegado el momento en que este planeta debe elevarse en la jerarquía de los mundos, por el progreso moral de sus habitantes, la estancia como espíritus y como encarnados les será prohibida a quienes no hayan aprovechado las instrucciones que incluso recibieron de él. Serán exiliados en mundos inferiores, como lo fueron en otra época sobre la Tierra los componentes de la raza adámica, al paso que serán reemplazados por espíritus superiores a ellos. Esta división será presidida por Jesús, y ella es descrita por estas palabras del juicio final: “Los buenos pasarán a mi derecha, y los malos a mi izquierda” (cap. XI, n.º 31 y ss.).
64. La doctrina de un juicio final, único y universal, poniendo punto final para siempre a la Humanidad, repugna a la razón, en el sentido de que implicaría la inactividad de Dios durante la eternidad que precedió a la creación de la Tierra y durante la eternidad que seguirá a su destrucción. Surge una pregunta, ¿de qué utilidad sería entonces el Sol, la Luna y las estrellas que, según el Génesis, fueron hechos para iluminar a nuestro mundo? Sorprende que una obra tan inmensa haya sido levantada por tan poco tiempo y en beneficio de seres destinados, en su mayor parte y anticipadamente, a los suplicios eternos.
65. Materialmente, la idea de un juicio único era, hasta cierto punto, admisible para quienes no buscaban la verdad de las cosas, cuando se creía que la Humanidad entera se hallaba exclusivamente sobre la Tierra y que todo, en el Universo, había sido hecho para sus habitantes. Es inadmisible desde que se sabe que hay miles de mundos parecidos que perpetúan a las humanidades por toda la eternidad, y entre los cuales la Tierra es un punto imperceptible de los menos importantes.
Este solo nos hace ver que Jesús tenía razón cuando decía a sus discípulos: “Hay muchas cosas que no puedo deciros porque vosotros no las comprenderíais”, ya que el progreso de las ciencias era indispensable para una interpretación depurada de ciertas palabras suyas. Seguramente los apóstoles, San Pablo y los primeros discípulos hubieran establecido diferentes dogmas de haber poseído los conocimientos astronómicos, geológicos, físicos, químicos, fisiológicos que hoy se tienen. Por eso Jesús aplazó para después el complemento de sus instrucciones y anunció que todas las cosas serían restablecidas.
66. Moralmente, un juicio definitivo y sin posibilidad de apelar es inconciliable con la bondad infinita del Creador, a quien Jesús nos lo presenta siempre como un buen padre que deja constantemente abierta la puerta para el arrepentimiento y con sus brazos prontos para recibir al hijo pródigo. Si Jesús hubiera entendido el juicio de esa forma, habría desmentido sus propias palabras.
Y además, si el juicio final debiese sorprender a los hombres de improviso, en sus labores habituales y a las mujeres encintas, nos preguntamos: ¿con qué objeto Dios no hace nada injusta ni inútilmente, haría nacer niños y crearía almas nuevas en ese instante supremo, al término fatal de la Humanidad, para hacerlas comparecer en el juicio en el momento de salir del seno materno, es decir, antes de haber tomado conciencia de sí mismas, mientras que otras tuvieron miles de años para reconocerse? ¿De qué lado, izquierdo o derecho, pasarán esas almas que no son aún ni buenas ni malas y a quienes están vedadas todas las vías ulteriores del progreso, ya que la Humanidad dejará de existir? (cap. II, n.º 19).
Quienes satisfacen su razón con tales creencias, que las conserven: es su derecho, nadie intentará violentarlos; pero que tampoco encuentren incorrecto que no todos compartan su opinión.
67. El juicio, por vía emigratoria, tal cual se le definió en el n.º 63, es racional. Se asienta sobre la justicia más rigurosa, ya que deja al espíritu su libre arbitrio por toda la eternidad y no supone privilegios para nadie. Implica que Dios entregó a todas sus criaturas una aptitud idéntica para el progreso y que la destrucción misma de un mundo, que acarrea la destrucción del cuerpo, no interrumpe el avance progresivo del espíritu. Tal es la consecuencia natural de la pluralidad de mundos y de la pluralidad de existencias.
De acuerdo con esta interpretación, la calificación de juicio final no es exacta, ya que los espíritus comparecen ante tribunales semejantes en cada renovación del mundo que habitan, hasta haber alcanzado un cierto grado de perfección. No hay, en realidad, un juicio final, pero hay juicios generales en todas las épocas de renovación parcial o total de la población de los mundos, como consecuencia de los cuales se verifican grandes emigraciones e inmigraciones de espíritus.
También Génesis nos dice en el
CAPÍTULO XVIII
Los tiempos han llegado
Señales de los tiempos
1. Los tiempos señalados por Dios han llegado, nos dicen por doquier, van a cumplir grandes acontecimientos para la regeneración humana. ¿En qué sentido debemos entender estas palabras proféticas? Para los incrédulos, carecen de valor. En su concepto, son sólo la expresión de una creencia pueril y sin fundamento. Para la mayoría de los creyentes, encierran algo de místico y sobrenatural que les parece una señal precursora de cambios en las leyes naturales. Ambas interpretaciones son igualmente erróneas: la primera, en cuanto implica una negación de la Providencia; la segunda, en cuanto esas palabras no anuncian una perturbación de las leyes de la Naturaleza, sino su cumplimiento.
2. Todo es armonía en la Creación. Todo revela una previsión que no se desmiente ni en las cosas pequeñas ni en las grandes. En principio, debemos apartar toda idea caprichosa inconciliable con la sabiduría divina. Y en segundo término, si nuestra época está marcada por el cumplimiento de ciertas cosas, es porque tienen su razón de ser en la marcha general del conjunto.
Una vez sentado este principio, diremos que nuestro planeta, así como todo lo que existe, está sujeto a la ley del progreso. Progresa físicamente por la transformación de los elementos que lo componen y, moralmente, por la depuración de los espíritus encarnados y desencarnados que lo pueblan. Estos dos progresos se relacionan y avanzan paralelamente, puesto que la perfección de la habitación está en relación con la del habitante. Físicamente el planeta sufrió transformaciones, constatadas por la ciencia, que lo hicieron habitable por seres cada vez más perfeccionados. Moralmente, la Humanidad progresa por el desarrollo de la inteligencia, el sentido moral y la dulcificación de las costumbres. Al mismo tiempo que el mejoramiento del globo se opera bajo el imperio de las fuerzas materiales, los hombres cooperan mediante el empeño de sus inteligencias: sanean las comarcas insalubres, vuelven las comunicaciones más fáciles y la tierra más productiva.
Ese doble progreso se verifica de dos modos: el uno, lento, gradual e insensible. El otro, caracterizado por cambios más bruscos, con cada uno de los cuales se opera un movimiento ascensional más rápido que marca con caracteres ostensibles los períodos progresivos de la Humanidad. Esos movimientos, subordinados en los detalles al libre albedrío de los hombres, son, en cierto modo, fatales en el conjunto, porque se encuentran sometidos a leyes, como los que se operan en la germinación, crecimiento y madurez de las plantas. Por ese motivo el movimiento progresivo es a veces parcial, es decir, limitado a una raza o nación, y otras es general.
El progreso de la Humanidad, de acuerdo con lo dicho, se efectúa en virtud de una ley. Ahora bien, como todas las leyes de la Naturaleza son obra eterna de la sabiduría y presciencia divinas, todo lo que es afecto de esas leyes es el resultado de la voluntad de Dios y no de una voluntad accidental y caprichosa.
Es el producto de una voluntad inmutable. Por lo tanto, desde el momento en que la Humanidad está madura para ascender un grado, se puede establecer que los tiempos señalados por Dios han llegado, como se puede decir también que tal estación ha llegado por la madurez que se observa en los frutos.
También el 5to Libro de la codificación;
El Cielo Y el Infierno, dice lo siguiente:La Providencia ha querido que la nueva revelación no sea privilegio de nadie, sino que tenga sus órganos por toda la Tierra, en todas las familias, tanto en los grandes como en los pequeños.
Según estas palabras que hoy cumplen los médiums de nuestros días: “Y acontecerá en los postreros días -dice el Señor- que yo derramaré de mi espíritu sobre toda carne, profetizarán vuestros hijos, vuestras hijas y vuestros mancebos verán visiones, vuestros ancianos soñarán sueños. Y ciertamente en aquellos días derramaré de mi espíritu sobre mis siervos y sobre mis siervas y profetizarán” (Hechos de los apóstoles, Cáp. II, v. 17 y 18).
Mas declara también: Habrá falsos Cristos y falsos profetas (El Evangelio según el Espiritismo, Cáp. XXI).
Pues estos últimos tiempos han llegado ya. No el fin del mundo material, como se ha creído, sino el fin del mundo moral, es decir, la era de la regeneración.
El Libro de los Espíritus, también parte de la Codificación nos dice lo siguiente:
5.- LEY DE DESTRUCCIÓN
II.- Marcha del progreso
779. El hombre ¿extrae de sí mismo la fuerza del progreso?
- El hombre se desarrolla naturalmente por sí mismo, pero no todos adelantan al mismo tiempo y de igual manera. Entonces, precisamente, los más evolucionados ayudan al progreso de los otros por medio del contacto social.
Nota sobre esta pregunta:
Si el hombre tiene que irse adelantando a través de su transformación Moral, como este proceso se va a detener?
780. El progreso moral ¿sigue siempre al de la inteligencia?
- En su consecuencia, pero no lo sigue siempre de inmediato. (Ver parágrafos 192 y 365).
780 a. ¿De qué manera puede el progreso del intelecto conducir al progreso moral?
-Haciendo comprender el bien y el mal. El hombre puede entonces escoger. El desarrollo del libre albedrío sigue al de la inteligencia y aumenta la responsabilidad de los propios actos.
780 b. En tal caso, ¿cómo se explica que los pueblos más ilustrados sean a menudo los más pervertidos?
- El progreso integral constituye el objetivo, pero los pueblos, como los individuos, sólo van llegando a él paso a paso. Hasta que se haya desarrollado en ellos el sentido moral pueden incluso servirse de su inteligencia para realizar el mal. La moral y la inteligencia son dos fuerzas que sólo a la larga se equilibran. (Ver parágrafos 365 y 751).
781. ¿Es dado al hombre poder detener la marcha del progreso?
- No, pero en ocasiones puede ponerle impedimentos.
781 a. ¿Qué pensaremos de los hombres que intentan paralizar la marcha del progreso y hacer retrogradar a la humanidad?
- Pobres seres a quienes Dios castigará. Serán arrastrados por el torrente que tratan de detener.
Comentario de Allan Kardec: Puesto que el progreso es una condición de la humana naturaleza, nadie tiene poder para oponérsele. Es una fuerza viva que las malas leyes pueden retrasar, pero no ahogar. Cuando esas leyes se tornan incompatibles con él, el mismo progreso las arrastra, junto con todos aquellos que se esfuerzan por mantenerlas vigentes, y así seguirá ocurriendo hasta que el hombre haya puesto sus leyes de acuerdo con la justicia divina, que desea el bien para todos y no admite leyes sancionadas por el fuerte en detrimento del débil.
782. ¿No hay hombres que de buena fe ponen trabas al progreso, creyendo favorecerlo porque lo ven desde su punto de vista, y con frecuencia allí donde no existe?
- Pequeño guijarro puesto bajo la rueda de un gran coche, al que no le impide avanzar.
783. El perfeccionamiento de la humanidad ¿sigue siempre una marcha progresiva y lenta?
- Existe el progreso regular y lento que resulta de la fuerza de las circunstancias, pero cuando un pueblo no adelanta lo bastante rápido Dios le imprime de tiempo en tiempo una sacudida física o moral que lo transforma.
Comentario de Kardec: El hombre no puede permanecer para siempre en la ignorancia, porque debe llegar a la meta que la Providencia le señala. Así pues, se va ilustrando por la fuerza misma de las circunstancias. Las revoluciones morales, como las sociales, se infiltran de manera paulatina en las ideas, germinan durante siglos y después estallan de súbito y hacen que se desplome el carcomido edificio del pasado, que no armoniza ya con las nuevas necesidades y las aspiraciones también nuevas.
Con frecuencia el hombre no ve en esas conmociones más que la confusión y el desorden momentáneos que lesionan sus intereses materiales. Pero aquel que eleva el pensamiento por encima de su propia persona admira los designios de la Providencia, que del mal hace surgir el bien. Es la tempestad que purifica la atmósfera después de haberla agitado. 106
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106 Según se verá por este comentario de Kardec y por las explicaciones de los Espíritus a que el mismo se refiere, el Espiritismo reconoce la necesidad de esos movimientos periódicos de agitación natural, ora de los elementos, ora de los pueblos, para la realización del progreso. Pero los admite como hechos naturales y no como creaciones artificiales a las que los hombres deban dedicarse, obedeciendo a doctrinas revolucionarias. Lo que el Espiritismo enseña es que el hombre debe colocarse, en tales horas, por encima de sus mezquinos intereses personales, para ver en su amplitud la irresistible marcha del progreso, contribuyendo a él en la medida de lo posible. [N. de J. H. Pires.]Allan Kardec http://www.espiritismo.es FEE 343
784. Muy grande es la perversidad del hombre, y ¿no parece retroceder en vez de adelantar, al menos desde el punto de vista moral?
- Te equivocas. Observa con atención el conjunto y advertirás que avanza, puesto que va comprendiendo mejor lo que está mal, cada día que pasa corrige sus abusos de ayer. Es menester un exceso del mal para que se comprenda la necesidad del bien y de las reformas.
785. ¿Cuál es el mayor obstáculo del progreso?
- El orgullo y el egoísmo. Estoy refiriéndome al progreso moral, por cuanto el progreso intelectual marcha siempre. Incluso pareciera, a la primera mirada, dar a los vicios una actividad redoblada al desarrollar la ambición y la afición a las riquezas que, a su vez, incitan al hombre a investigaciones que ilustran su Espíritu. Así pues, todo se relaciona en el mundo moral tanto como en el físico, y del mismo mal puede surgir el bien. Pero esa situación no durará más que un tiempo: irá cambiando a medida que el hombre comprenda mejor que hay, fuera del disfrute de los bienes terrenales, una felicidad incomparablemente mayor e infinitamente más duradera. (Ver “Del egoísmo”, Capítulo XII, parágrafos 913 a 917).
Comentario de Kardec: Hay dos clases de progreso que se prestan mutuo apoyo y, sin embargo, no avanzan el uno junto al otro: el progreso intelectual y el progreso moral. En los pueblos civilizados, el primero de ellos recibe en este siglo107 todos los estímulos deseables. Por eso ha alcanzado un grado de adelanto que hasta nuestros días era desconocido. Falta mucho al segundo para estar al mismo nivel, y, sin embargo, si se comparan los hábitos sociales de algunos siglos atrás con los de hoy, habría que ser ciego para negar el progreso moral alcanzado. ¿Por qué, pues, la marcha ascendente debe detenerse más bien por lo moral que por el intelecto? ¿Por qué no habría de haber entre los siglos diecinueve y veinticuatro tanta diferencia como la que se advierte entre el catorce y el diecinueve? Dudar de ello sería pretender que la humanidad esté en el apogeo de la perfección, lo cual sería absurdo, o que no es perfectible moralmente, lo que la experiencia desmiente.
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107 El autor se está refiriendo, naturalmente, al siglo diecinueve. [N. del T. al cast.]
135 Ver, en la Revista Espírita, las “Charlas familiares de ultratumba”. [N. de J. H. Pires.]
El Libro de Los Espíritus dice
VIII.- Resurrección de la carne
1010. El dogma de la resurrección de la carne ¿consagra al de la reencarnación que los Espíritus enseñan?
- ¿Cómo queréis que sea de otro modo? Sucede con estas palabras, como con tantas otras, que sólo parecen desprovistas de razón, a los ojos de ciertas personas, porque se las toma al pie de la letra, de ahí que conduzcan a la incredulidad. Pero dadles una interpretación lógica, y aquellos a quienes denomináis librepensadores las admitirán sin dificultad, precisamente porque entonces reflexionan. Pues no os engañéis: esos librepensadores sólo anhelan poder creer. Como los otros –y quizá más aún-, sienten sed de porvenir, pero no pueden admitir aquello que sea conceptuado falso por la ciencia. La doctrina de la pluralidad de vidas es conforme a la justicia de Dios. Sólo ella está en condiciones de explicar lo que, de no ser así, permanecería sin explicación. ¿Cómo querríais que su principio no residiera en la religión misma?
1010 a. De manera que la Iglesia, con el dogma de la resurrección de la carne ¿enseña también la doctrina de la reencarnación?
- Salta a la vista. Esa doctrina es, por lo demás, el resultado de muchas cosas que han pasado inadvertidas y que no se tardará en comprender en tal sentido. Muy pronto se reconocerá que el Espiritismo surge a cada paso en el texto de la Sagrada Escritura. De manera que los Espíritus no vienen a derribar la religión, como algunos pretenden. Antes al contrario, acuden a confirmarla, a sancionarla por medio de pruebas irrefutables. Pero, como han llegado los tiempos en que no se ha de utilizar más el lenguaje figurado, aquéllos se expresan sin alegorías y dan a las cosas un sentido claro y preciso que no pueda estar sujeto a ninguna falsa interpretación. Ved aquí por qué, dentro de poco, tendréis más personas sinceramente religiosas y creyentes que las que existen en la hora actual.136
136 Estas respuestas de San Luis confirman la naturaleza religiosa del Espiritismo, que hace resaltar Kardec en el parágrafo VIII de la “Conclusión”, donde la Doctrina es presentada como un desarrollo histórico del Cristianismo. Algunos se extrañan de que el Espíritu emplee el título de “santo”, pero es palmario que lo utiliza como un medio de identificación. Por otra parte, y conforme enseña Kardec, los títulos terrenales no representan nada para los Espíritus superiores, quienes pueden hacer uso de ellos cuando se torne necesario, como en este caso. [N. de J. H. Pires.]
SAN LUIS
Comentario de Kardec con relación a la resurrección: En efecto, la ciencia demuestra la imposibilidad de la resurrección de la carne según la idea vulgar. Si el despojos mortal del cuerpo humano permaneciera homogéneo, aun cuando se hubieran dispersado y estuviesen reducidos a polvo, se concebiría incluso la posibilidad de que volviesen a reunirse en un lapso determinado. Pero de ningún modo acontecen así las cosas. El cuerpo se halla integrado por elementos diversos, a saber: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, carbono, etcétera. Por medio de la descomposición, tales elementos se dispersan, mas para servir a la formación de nuevos cuerpos, de manera tal que una misma molécula –de carbono, por ejemplo- ya habrá entrado en la composición de muchos miles de cuerpos diferentes (y no hablamos más de los cuerpos humanos, sin contar los de los animales); que tal individuo posee tal vez en su organismo moléculas que han pertenecido a los hombres de las primeras edades del mundo; que esas mismas moléculas orgánicas que absorbéis con vuestros alimentos proceden quizá del cuerpo de tal otra persona que habéis conocido, y así sucesivamente. Puesto que la materia existe en una cantidad definida y sus transformaciones, en cambio, se operan en cantidades ilimitadas, ¿cómo sería posible que cada uno de esos cuerpos pudiera reconstituirse con sus elementos originales? Hay en esto una imposibilidad material. No se puede, pues, aceptar racionalmente la resurrección de la carne, si no es como una imagen que simbolice el fenómeno de la reencarnación, en cuyo caso nada habrá en ello que choque a la razón, nada que contradiga los datos de la ciencia.
Bien es cierto que, según el dogma, esa resurrección sólo se operará en el final de los tiempos, mientras que, según la Doctrina Espírita, tiene lugar todos los días. Pero, ¿no hay también en ese cuadro del juicio final una grandiosa y bella imagen que oculta, bajo el velo de la alegoría, una de esas verdades inmutables que no hallará más escépticos cuando sea interpretada en su verdadero significado? Medítese la teoría espírita acerca del futuro de las almas y sobre su suerte venidera, de resultas de las diversas pruebas que deben sobrellevar, y se comprobará que, con excepción del detalle de la simultaneidad, el juicio que las condena o las absuelve no es de ningún modo una ficción, como los incrédulos piensan. Subrayemos inclusive que esa teoría constituye la consecuencia natural de la pluralidad de los mundos, hoy perfectamente admitida, en tanto que, conforme a la doctrina del juicio final, la Tierra es considerada el único mundo habitado. 137
137 La pluralidad de los mundos habitados se aceptaba como posible en tiempos de Kardec, del mismo modo que lo es hoy, aunque la ciencia no la acepte como una verdad comprobada. CAMILLE FLAMMARION publicó una gran obra sobre el tema, titulada La pluralidad de los mundos habitados, y en el prefacio de Lo desconocido y los problemas psíquicos declara, con su autoridad de astrónomo: “La inmortalidad a través de las esferas siderales me parece el complemento lógico de la astronomía”. – Los astrónomos actuales buscan obtener pruebas al respecto. [N. de J. H. Pires.]
En la hora presente, la antigua creencia de que la Tierra sea, en el incalculable Universo, el único planeta donde haya surgido vida inteligente es de todo punto obsoleta y está definitivamente perimida. Gran parte de la opinión científica moderna se inclina, hoy más que nunca, a admitir como sobremanera posible la pluralidad de mundos habitados, aun cuando –como bien lo manifiesta J. H. PIRES en la nota que se acaba de leer- no se hayan obtenido todavía pruebas concluyentes e irrecusables de que en la vastedad del Cosmos florezcan otras comunidades inteligentes además de la nuestra. Pero, conforme a los cálculos realizados por el profesor soviético AGREST, podría haber diez millones de sistemas planetarios en nuestra galaxia, lo que autoriza a suponer, con razonable fundamento, que existan en ella otros planetas habitados. Además, al examinarse con el microscopio las condritas carbonosas que caen del cielo como meteoritos, se han hallado microfósiles diferentes de todos los conocidos en la Tierra. [N. del T. al cast.]
El Libro de Génesis, uno de los 5 Libros de la Codificación nos dice:
Señales precursoras
47. “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (San Mateo, 24:6 a 8).
50. “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Comentario de Allan Kardec: Esta expresión: la abominación desoladora, no sólo no tiene sentido, sino que se presta al ridículo. La traducción de Osterwald dice: “La abominación que causa la desolación”, lo que es muy diferente; el sentido deviene perfectamente claro, ya que se comprende que las abominaciones traigan consigo a la desolación como castigo. Cuando Jesús dice que la abominación llegará al lugar santo, la desolación también allí irá, será una señal de que los tiempos están próximos. [N. de A. Kardec.]
51. “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (San Marcos, 13:32).
53. “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Comentario: Y a raíz de lo que se espera para el dia 21 de mayo del 2011, que no ocurrirá, “El Amor de Muchos se Enfriara”
El Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con gran majestad, rodeado por sus ángeles y con sonido de trompetas, les parecía mucho más imponente que un ser investido solamente de poder moral. Por eso, los judíos, que esperaban en el Mesías al rey de la Tierra, al más poderoso de todos los reyes, para colocar a su nación a la cabeza y elevar nuevamente el trono de David y Salomón, no quisieron reconocerlo en el humilde hijo del carpintero, sin autorización material.
Comentario de Allan Kardec: No obstante, ese pobre proletario de Judea se convirtió en el más grande entre los grandes. Conquistó con su autoridad moral más reinos que los potentados más poderosos. Sólo con su palabra y algunos miserables pescadores, revolucionó al mundo y a él deberán los judíos su rehabilitación. Jesús estaba en lo cierto cuando, a la pregunta de Pilato: “¿Eres tú rey?, respondió: “Tú lo dices.”
55. Es notable que, entre los antiguos, los temblores de tierra y el oscurecimiento del Sol eran accesorios obligatorios de todos los acontecimientos y presagios siniestros. Se encuentran estas señales en ocasión de la muerte de Jesús, de César y en una innumerable cantidad de circunstancias de la historia pagana. Si esos fenómenos se hubiesen producido tan frecuentemente como se los relata, no es posible que los hombres no hubieran conservado el recuerdo por tradición. En este relato se agregará que las estrellas caen del cielo, como para testimoniar a las generaciones futuras más cultas de que se trata de una ficción, ya que hoy sabemos que las estrellas no pueden caer.
56. No obstante, bajo esas alegorías se esconden grandes verdades. Primero, se anuncian las calamidades de todo tipo que conmoverán a la Humanidad y la diezmarán. Calamidades engendradas por la lucha suprema entre el bien y el mal, entre la fe y la incredulidad, entre las ideas progresistas y las ideas retrógradas; en segundo término, la difusión, en toda la Tierra, del Evangelio restablecido en su pureza primitiva; y en tercer término, el reino del bien, que será el de la paz y la fraternidad universales y que surgirá del código de moral evangélica puesto en práctica por todos los pueblos. Será verdaderamente el reino de Jesús, ya que él presidirá su establecimiento, pues los hombres vivirán bajo la égida de su ley. Reinado de felicidad, puesto que él dice: “Después de los días de aflicción vendrán los días de alegría.”
57. ¿Cuándo se cumplirán esas cosas? “Nadie lo sabe -dice Jesús-, ni el Hijo. Pero cuando llegue el momento, los hombres lo sabrán por las señales precursoras. Esas señales no se hallarán ni en el Sol, ni en las estrellas, sino en el estado social y en los fenómenos más morales que físicos, que podemos en parte deducir de sus alusiones.
Es muy cierto que ese cambio no podía operarse en vida de los apóstoles, pues de ser así Jesús no lo hubiera ignorado. Por otra parte, tal transformación no podía llevarse a cabo en algunos pocos años. Sin embargo, les habla como si fuesen a ser testigos de ello, puesto que, en efecto, ellos podrán revivir en esa época y trabajar en tal renovación. En una ocasión habla de la suerte próxima de Jerusalén, en otra toma ese hecho como punto de comparación con el porvenir.
58. ¿Será el fin del mundo lo que Jesús anuncia con su segunda venida, así como cuando dice: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, [...] y entonces vendrá el fin”?
No es lógico suponer que Dios destruirá el mundo precisamente en el momento en que éste entrará en la vía del progreso moral por la práctica de las enseñanzas evangélicas. Nada, por otra parte, en las palabras de Cristo, da señales de una destrucción universal, que, bajo tales condiciones, no sería justificable.
La práctica generalizada del Evangelio acarreará una mejora en el estado moral de los hombres, lo cual establecerá el reinado del bien y producirá la caída del reino del mal. Cristo hace alusión al fin del viejo mundo, de ese mundo gobernado por los prejuicios, el orgullo, el egoísmo, el fanatismo, la incredulidad, la rapacidad y todas las malas pasiones, cuando dice: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.” Pero ese fin ocasionará lucha, y esa lucha generará los males que él profetiza.
“Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán”
59. “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán” (Hechos de los Apóstoles, 2:17 y 18; y Joel, 2:28 y 29).
60. Si se considera el estado actual del mundo físico y del mundo moral, las tendencias, las aspiraciones, los presentimientos de las masas, la decadencia de las viejas ideas que se debaten en vano desde hace un siglo contra las ideas nuevas, no podremos dudar de que un nuevo orden de cosas se prepara y que el viejo mundo toca a su fin.
Si hoy, suprimiendo la parte alegórica de ciertos cuadros y escrutando el sentido íntimo de las palabras de Jesús, comparamos la situación actual con los tiempos descritos por él, deduciendo que éstos deben indicar la era de la renovación, no se puede negar que muchas de sus profecías se están cumpliendo, por lo que podemos inferir que nos aproximamos a los tiempos anunciados, suposición confirmada en todos los puntos del planeta por los espíritus que se manifiestan.
61. Tal como ha sido tratado (cap. I, n.º 32) el advenimiento del Espiritismo, coincidiendo con otras circunstancias, lleva adelante una de las más importantes profecías de Jesús, por la influencia que debe forzosamente ejercer sobre las ideas. Por otra parte, él es anunciado claramente en los Hechos de los Apóstoles: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán.”
Es el anuncio inequívoco de la vulgarización de la Mediúmnidad, que se revela en nuestros días en individuos de toda edad, sexo y condición y, en consecuencia, de la manifestación universal de los espíritus, ya que sin espíritus no habría médiums. Tal cosa, se dice: llegará en los postreros días. Ahora bien, ya que no llegamos al fin del mundo, sino, por el contrario, a su regeneración, debemos entender tales palabras como: los postreros días del mundo moral que termina (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXI).
Estos son algunos artículos que he publicado sobre este tema:
EL FIN DEL MUNDO UNA FALACIA
REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
El Evangelio Según El Espiritismo
El Libro de los Espíritus
Génesis
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Si quieres cambiar tu vida de ahora en adelante te invito a leer estas otras reflexiones publicadas previamente:
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya publicados:
La obsesión desde la Perspectiva Espirita
¿Qué es La Transformación Moral?
¿Cómo activamos nuestra Transformación Moral?
¿Significa lo mismo Reforma Íntima y Transformación Moral?
Reforma Íntima
¿Qué es La Reforma Íntima?
Los Espíritus de La Codificación Espirita
LA OBSESION - INTRODUCCIÓN
Causa y Cura de la Obsesión
CONOCE TU ESPIRITU PROTECTOR
OBSESIÓN EN LA MEDIUMNIDAD
LIBRE ALBEDRIO Y LA MORAL
Ley de Causa y Efecto
ESPÍRITUS IMPERFECTOS, ESPIRITUS BUENOS
¿QUE ES LA REENCARNACIÓN?
NO PAGAR POR CONSULTAS CON ADIVINOS
CAUSA Y CURA DE LA OBSESIÓN
Influencia Oculta de los Espíritus en Nuestros pensamientos.
El Diablo, Satanás o el Demonio no existe
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El Diablo, Satanás o el Demonio no existe
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
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