¿Cómo
reconocer un “Espiritista Verdadero”, en el Espiritismo?
Un Espiritista Verdadero es aquel que según
el Libro de Obras Póstumas, de Allan Kardec lo describe así:
Breve Contestación a los
Detractores del Espiritismo
“Solo
reconoce por adeptos suyos a los que practican su enseñanza, es decir, a los
que trabajan en su propio mejoramiento moral, esforzándose en vencer sus malas
inclinaciones, en ser menos egoístas y orgullosos, más afables, más humildes,
pacientes, benévolos, caritativos para con el prójimo y moderados en todas las
cosa, pues este es el signo característico del espiritista verdadero…”
Un Espiritista
Verdadero, no es el que cobra menos dinero. Esos son “Charlatanes”, infiltrados
en el Espiritismo. Los “Charlatanes”, son los que cobran dinero en el
Espiritismo.
Evaluar a un
Espiritista, y saber si es uno Verdadero, se necesita tener conocimiento
adquirido, mediante la lectura de los Libros Codificados de Allan Kardec, Así
se puede verificar la autenticidad.
Allan Kardec fue
enfático en hacer la diferencia y específicamente, los diferenció de los
perturbadores y detractores del Espiritismo en el Libro de los Médiums,
articulo #336 en adelante.
#336. No nos
olvidemos de que el Espiritismo tiene enemigos interesados en impedir su avance,
y sus triunfos les causan irritación. Los más peligrosos no son aquellos que lo
atacan abiertamente, sino los que actúan en la sombra. Son los que con una mano
lo alientan, y con la otra lo atacan. Esos seres malévolos se infiltran en
todas partes donde puedan introducir el mal. Como saben que la unión Reuniones
y sociedades espíritas hace la fuerza, tratan de socavarla sembrando la
discordia. Así pues, ¿quién podrá afirmar que, en las reuniones espíritas, las
personas que esparcen la perturbación y la cizaña no son agentes provocadores,
interesados en el desorden? De seguro no son espíritas verdaderos, ni buenos
espíritas. Nunca harán el bien, pero pueden hacer mucho mal. Se comprende que
para ellos es infinitamente más fácil infiltrarse en las reuniones numerosas
que en los grupos pequeños, donde todos se conocen. Merced a maniobras
solapadas, que pasan desapercibidas, siembran la duda, la desconfianza y la
enemistad. Con un hipócrita interés por la causa, critican todo, forman
conciliábulos y bandos que posteriormente destruyen la armonía del conjunto,
pues eso se proponen. Con esta clase de personas, apelar a los sentimientos de
caridad y fraternidad equivale a hablar a quienes desean ser sordos, porque su
objetivo consiste precisamente en destruir esos sentimientos, que constituyen
los mayores obstáculos para sus maniobras. Ese estado de cosas, lamentable en
cualquier sociedad, se vuelve aún peor en las sociedades espíritas, porque, si
no ocasiona una ruptura, genera una preocupación que es incompatible con el
recogimiento y la atención.
337. “Sin embargo
–se dirá–, si las reuniones van por mal camino, los hombres sensatos y
bienintencionados que las frecuentan, ¿no tendrán derecho a ejercer la crítica?
¿Deberán, acaso, dejar que el mal se instale, sin decir nada, y aprobar todo
con el silencio?” De ningún modo, pues les asiste ese derecho, e incluso
constituye un deber. Pero si la intención que los anima es realmente buena,
emitirán sus opiniones con discreción y benevolencia, abiertamente y no a escondidas.
Si no son escuchados, se retirarán, pues no se puede concebir que quien no
proceda con segundas intenciones se obstine en permanecer en una sociedad donde
se hacen cosas que lo perjudican. Así pues, se puede establecer como principio
que todo aquel que en una reunión espírita incita al desorden o a la desunión,
de manera ostensible o encubierta, a través de cualquier medio, es un agente
provocador o, por lo menos, un muy mal espírita, del que es preciso
desembarazarse cuanto antes.
No obstante, los compromisos
mismos que vinculan a los integrantes de la reunión suelen crear obstáculos
para eso, de ahí que sea conveniente que se eviten los compromisos
indisolubles. Los hombres de bien siempre se comprometen en la medida de lo
necesario, mientras que los malintencionados lo hacen en exceso.
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Pero los Santeros,
los brujos, los hechiceros y los adivinos entre otros, tienen un concepto
diferente de lo que es un Espiritista Verdadero. Puedes tu mismo verlo en el siguiente
enlace: Espiritista Verdadero, según la Santería.
Los Espiritistas No
somos adivinos ni hechicero, ni santeros ni brujos.
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Libro de Obras
Póstumas
Breve Contestación a los
Detractores del Espiritismo
El derecho de
examen y de crítica es un derecho imprescriptible al que no pretende esquivarse
el Espiritismo, como tampoco pretende satisfacer a todos. Cada cual es, pues,
libre de aprobarlo o de rechazarlo, pero aún así, preciso debiera ser que se le
discutiese con conocimiento de causa. Pues bien, la crítica ha probado con suma
frecuencia su ignorancia respecto de los principios más elementales de aquél,
haciéndole decir justamente lo contrario de lo que dice, atribuyéndole lo que
rechaza, confundiéndole con las groseras y burlescas imitaciones del
charlatanismo, dando, en fin, como regla general, las excentricidades de
algunos individuos. Con suma frecuencia también la malevolencia ha querido
hacerle responsable de actos reprensibles o ridículos, en los que se halla su
nombre incidentalmente, de lo que se ha hecho arma contra él.
Antes de imputar a
una doctrina la incitación a un acto reprensible cualquiera, exigen la razón y
la equidad que se examine si tal doctrina contiene máximas justificadoras de
aquel acto. Para conocer la parte de responsabilidad que alcanza al Espiritismo
en determinada circunstancia, existe un medio muy sencillo, cual es el de
inquirir de buena fe, no de los adversarios, sino en el mismo origen, lo que
aprueba y lo que condena. Esto es tanto más fácil, cuanto que el Espiritismo no
tiene secretos; su enseñanza se da a la luz del día y cada cual puede
comprobarla. Si, pues, los libres de la doctrina espiritista condenan de un
modo explicite y formal un acto justamente reprobado; si, por el contrario,
solo contienen instrucciones capaces de conducir al bien, prueba es de que el
individuo culpable del delito no se ha inspirado en aquella, aunque tuviese en
su poder los libros.
El Espiritismo no
es más solidario de aquellos a quienes se les antoja llamarse espiritistas, que
la Medicina de los charlatanes que la explotan, y la sana Religión de los
abusos y hasta de los crímenes cometidos en su nombre.
Libro de Obras
Póstumas
Breve Contestación a los
Detractores del Espiritismo
“Solo reconoce
por adeptos suyos a los que practican su enseñanza, es decir, a los que
trabajan en su propio mejoramiento moral, esforzándose en vencer sus malas
inclinaciones, en ser menos egoístas y orgullosos, más afables, más humildes,
pacientes, benévolos, caritativos para con el prójimo y moderados en todas las
cosa, pues este es el signo característico del espiritista verdadero…”
El objeto de esta
breve contestación no es el de refutar todas las alegaciones falsas dirigidas
contra el Espiritismo, ni el de desarrollar o probar todos sus principios, y
menos aún el de convertir a sus ideas a los que profesan opiniones contrarias,
sino el de decir, en pocas palabras, lo que es el Espiritismo y lo que no es,
lo que admite y lo que rechaza. Sus creencias, sus tendencias y su objeto, se
resumen en las proposiciones siguientes:
1º:
El elemento espiritual y el elemento material son los dos principios, las dos
fuerzas vivas de la naturaleza, que se completan la una a la otra y reaccionan
incesantemente una en otra, indispensables ambas al funcionamiento del
mecanismo del universo. De la acción reciproca de estos dos principios nacen
fenómenos, para cuya explicación es impotente cada uno de aquellos,
aisladamente considerado. La ciencia propiamente dicha tiene la misión especial
de estudiar las leyes de la materia. El Espiritismo tiene por objeto el estudio
del elemento espiritual en sus relaciones con el material, y encuentra en la
unión de estos dos principios la razón de una multitud de hechos, hasta ahora
inexplicados. El Espiritismo marcha de concierto con la ciencia en el terreno
de la materia, admite todas las verdades que aquella sienta, pero donde se
detienen las investigaciones de la ciencia, el Espiritismo continua las suyas
en el terreno de la espiritualidad.
2º:
Siendo el elemento espiritual una de las fuerzas de la naturaleza, los
fenómenos que con él se relacionan están sometidos a leyes, y por lo mismo, tan
naturales como las que tienen su origen solo en la materia. Solamente por la
ignorancia de las leyes que los rigen, se han tenido por sobrenaturales ciertos
fenómenos. Por consecuencia de este principio, el Espiritismo no admite el
carácter milagroso atribuido a ciertos hechos, a pesar de sentar su realidad o
su posibilidad. Para él no existen milagros, como derogaciones de las leyes
naturales; de donde se signe que los espiritistas no hacen milagros, y que la
calificación de taumaturgos que les dan algunos, es impropia. El conocimiento
de las leyes que rigen el principio espiritual se relaciona directamente con la
cuestión del pasado y del porvenir del hombre. ¿Su vida está limitada a la
existencia actual? Al entrar en este mundo, ¿sale de la nada, a la cual vuelve,
al marcharse de él? ¿Ha vivido ya y vivirá todavía? ¿Cómo vive y en qué
condiciones? En una palabra, ¿de dónde viene y a donde va? ¿Por qué está en la
tierra, y por que sufre en ella? Tales son las cuestiones que cada cual se
propone, porque para todos son de interés capital, y porque ninguna doctrina
les ha dado aún solución racional. La que da el Espiritismo, apoyada en los
hechos y satisfaciendo las exigencias de la lógica y de la justicia, es una de
las causas principales de la rapidez de su propagación.
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El Espiritismo no
es una concepción personal, ni resultado de un sistema anticipadamente
concebido. Es la resultante de miles de observaciones hechas en todos los
puntos del globo, que han convergido en el centro que las ha enlazado y
coordinado. Todos sus principios constitutivos sin excepción, están deducidos
de la experiencia, pues esta ha precedido siempre a la teoría. Así es como,
desde un principio, el Espiritismo encontró raíces en todas partes. La historia
no ofrece ejemplo de ninguna doctrina filosófica o religiosa que haya reunido
en diez años (1) tan gran número de adeptos; y sin embargo, para darse a
conocer no ha empleado medio alguno de los vulgarmente usados. Se ha propagado
por sí mismo, gracias a las simpatías que ha encontrado.
(l) En la actualidad la
causa espirita cuenta con miles de partidarios en todas las partes del mundo.
(N. de la E.)
Un hecho no menos
constante es el de que en ningún país ha nacido la doctrina en las capas
inferiores de la sociedad, sino que en todas partes se ha propagado de lo alto
a lo bajo de la escala social. En las clases ilustradas es en las que está aún
casi exclusivamente esparcido, siendo ínfima la minoría de las personas no
ilustradas que lo conocen.
Está así mismo
probado que la propagación del Espiritismo ha seguido desde su origen una
marcha siempre ascendente, a pesar de todo lo que se ha hecho para estorbarlo y
desnaturalizar su carácter, con la mira de desacreditarlo ante la opinan
pública. Es también muy de notar, que todo lo que con este objeto se ha hecho,
ha favorecido su difusión. La algazara que con motivo de él se ha originado, lo
ha puesto en conocimiento de gentes que nunca habían oído hablar del asunto;
mientras más se le ha afeado y ridiculizado, mientras más violentas han sido
las declaraciones, más se ha excitado la curiosidad, y como que el examen no
puede dejar de serle favorable, ha resultado que sus adversarios se han hecho,
sin quererlo, sus ardientes propagadores. Si ningún perjuicio le han irrogado
las diatribas, es porque, estudiándolo en su verdadero origen, se le ha encontrado
muy diferente de lo que se le representa. En las luchas que ha tenido que
sostener, las personas imparciales le han tomado en consideración su
moderación. Jamás ha usado de represalias con sus adversarios, ni devuelto
injuria por injuria.
Código
penal de la vida futura.
Capítulo
VII
6º.) El bien y el mal que hacemos son el resultado de las
cualidades, buenas o malas, que poseemos. No hacer el bien cuando podemos es,
por lo tanto, el resultado de una imperfección. Si toda imperfección es una
fuente de sufrimiento, el Espíritu debe sufrir no sólo por el mal que hizo,
sino además por todo el bien que habría podido hacer y no hizo durante la vida
terrenal.
¿Qué son las Indulgencias en
el Espiritismo?
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
Capitulo X, Pág.
162
21. "¿Hay casos en que sea útil el descubrir el
mal de otro?"
Esta pregunta es
muy delicada, y aquí es cuando debe recurrirse a la caridad bien comprendida.
Si las imperfecciones de una persona sólo dañan a ella misma, nunca hay
utilidad en hacerlas conocer; pero si pueden
ocasionar perjuicio a otro es menester preferir el interés del mayor número al
interés de uno solo. Según las circunstancias, descubrir la hipocresía y la
mentira, puede ser un deber, porque vale más que un hombre caiga que no que
muchos vengan a ser su ludibrio y sus víctimas. En tal caso, se han de pesar
las ventajas y los inconvenientes. (San Luis. París, 1860).
Frank Montañez,
Filmada en
Indiana, USA
Junio del 2016
El Espiritismo, no basa sus enseñanzas en
mentiras, en fábulas o historias fantasiosas de Espíritus que se contradicen,
cambiando los conceptos y los postulados del Espiritismo.
El Espiritismo proclama la libertad de
conciencia como un derecho natural y la reclama para los suyos como para
todo el mundo. Respeta todas las convicciones sinceras, pidiendo para sí la
reciprocidad.",
Allan Kardec, Obras Póstumas
Del mismo modo que usted puede reclamar su modo de
pensar y creer, nosotros los Espiritistas, deseamos que también se nos respete
lo que queremos creer y practicar.
Un Espiritista Verdadero es aquel que según
el Libro de Obras Póstumas, de Allan Kardec lo describe:
Breve Contestación a los Detractores del Espiritismo
“Solo reconoce por adeptos suyos a
los que practican su enseñanza, es decir, a los que trabajan en su propio
mejoramiento moral, esforzándose en vencer sus malas inclinaciones, en ser
menos egoístas y orgullosos, más afables, más humildes, pacientes, benévolos,
caritativos para con el prójimo y moderados en todas las cosa, pues este es el
signo característico del espiritista verdadero…”
Observa
lo que le dijeron los Espíritus a Kardec en el Libro del Cielo y el Infierno:
El Libro EL CIELO Y EL INFIERNO, escrito por Allan Kardec dice: “Los espíritus
contestan a los impacientes lo siguiente:
·
“El primer lugar, empezad por aprender bien, comprender bien y sobre todo practicar bien lo que
sabéis, a fin de que Dios os considere dignos de que se os enseñe más. Después,
cuando llegue el momento, sabremos obrar y elegiremos nuestros elementos.”
PREFACIO – Evangelio según el
Espiritismo.
Los espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen
por toda la superficie de la tierra como un ejército inmenso, apenas han
recibido la orden; parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a
iluminar el camino y a abrir los ojos a los ciegos.
“En verdad os digo, que han llegado los
tiempos en que todas las cosas deben ser restablecidas en su verdadero sentido,
para disipar las tinieblas, confundir a los orgullosos y glorificar a los
justos.”
"El Espiritismo proclama la libertad de
conciencia como un derecho natural y la reclama para los suyos como para
todo el mundo.”
Allan Kardec, Obras
Póstumas