Obviamente, esta historia de Navidad, había
sido creada bajo el manto religioso de la Iglesia Católica. Pero puede notarse que
el bien es preferible al mal. Siempre es posible empezar otra vez….
Me recuerda esta historia, que cuando logramos llegar a ser como la "Fruta Madura", en el Espiritismo, en que se descubre lo hermoso que es hacer el bien.
Incluyo en este artículo el enlace a la Película:
Cuento
de Navidad, en Español, de Charles Dickens 1843
CUENTO DE NAVIDAD. CHARLES
DICKENS
A Christmas Carol de Charles Dickens
Charles
Dickens-A Christmas Carol-Cloth-First Edition 1843.jpg
Portada de la primera edición (1843). |
Tema(s) Navidad
y viaje a través del tiempo
Ambientada en Londres
Idioma Inglés
Título original A
Christmas Carol
Texto
original A Christmas Carol (Dickens)
Ilustrador John
Leech
Artista de la cubierta John
Leech
Editorial: Chapman & Hall País Inglaterra
Fecha de publicación 19 de diciembre de 1843
Formato: Impreso
Serie: A Christmas Carol Las campanas
A
Christmas Carol. In Prose. Being a Ghost Story of Christmas —comúnmente
conocida como A Christmas Carol y traducida al español como Canción de
Navidad,1 Cuento de Navidad o El cántico de Navidad — es una novela corta
escrita por el británico Charles Dickens y publicada originalmente por Chapman
& Hall el 19 de diciembre de 1843. Su trama cuenta la historia de un hombre
avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge y su transformación tras ser visitado
por una serie de fantasmas en Nochebuena.
La redacción y difusión del libro se llevó a cabo durante
la época victoriana, una época en la que prevalecía una sensación de nostalgia
por las antiguas tradiciones navideñas, y en la que comenzaban a introducirse
costumbres como los árboles de Navidad. Una variedad de conceptos y
publicaciones influyeron en Dickens al momento de redactar su obra, aunque
destacan sus experiencias de la infancia, su simpatía por los pobres, y
varios relatos navideños y cuentos de hadas.
A grandes rasgos, se puede considerar el relato como una
condena del capitalismo industrial del siglo XIX. Su contribución a la forma
contemporánea de celebrar la Navidad como una época de integración familiar y
festividad, especialmente en el Reino Unido y Estados Unidos, ha mantenido su
popularidad con el transcurso del tiempo, y desde entonces ha sido traducida a
diversos idiomas y adaptada a varios medios como el cine, el teatro y la
televisión.
Antecedentes
El escritor Charles Dickens (1812-1870) nació en el seno
de una familia de clase media que atravesó dificultades financieras como
consecuencia de los derroches de su padre, John. Sin embargo, su situación se
agravó con el encarcelamiento de este último en 1824 en Marshalsea, una cárcel
situada en Southwark, Londres. Charles, que por aquel entonces tenía doce años
de edad, se vio obligado a empeñar su colección de libros, abandonar la escuela
y comenzar a trabajar en una fábrica sucia e infestada de ratas en la que se
producía betún para calzado. El cambio radical de vida le produjo «una profunda
ira social y personal» que influyó en gran medida en su manera de escribir y en
su perspectiva, de acuerdo con el biógrafo Michael Slater.
Durante la época victoriana las celebraciones navideñas
tuvieron un auge importante. Por ejemplo, la reina Victoria y el príncipe
Alberto extendieron la tradición del árbol de Navidad en Gran Bretaña en el
siglo XVIII, mientras que, a comienzos del siglo XIX, los villancicos
recobraron el nivel de relevancia que habían perdido a lo largo de varios años.
Sumado a lo anterior, ciertas obras literarias como Some Ancient Christmas
Carols, With the Tunes to Which They Were Formerly Sung in the West of England
(1823), escrita por Davies Gilbert; y la colección Christmas Carols, Ancient
and Modern (1833) por William Sandys, acrecentaron el interés en la temática.
Aunque la predilección de Dickens por los festejos
navideños data de «Christmas Festivities» —un texto publicado en Bell's Weekly
Messenger (1835) y luego renombrado como «A Christmas Dinner» para su difusión
en Sketches by Boz (1836)—, lo cierto es que no fue el primero en abordar las
tradiciones navideñas inglesas en la literatura. Cierto material le sirvió de
inspiración para producir su propia novela; por ejemplo, coincidió con el punto
de vista de Washington Irving en The Sketch Book of Geoffrey Crayon, Gent.
(1819-1820), cuando este hizo alusión a la nostalgia de las Navidades pasadas
como medio para recuperar la armonía social que se había perdido en la época
contemporánea. De manera similar, tomó como referencia algunos cuentos de
hadas —que, en su opinión, eran relatos de conversión—, así como los ensayos
«How Mr. Chokepear Keeps a Merry Christmas» y «The Beauties of the Police», de
la autoría de Douglas Jerrold.
Otros textos navideños precedentes de Dickens que
tuvieron influencia en A Christmas Carol, de acuerdo con el profesor de
literatura inglesa Paul Davis, son «The Story of the Goblins Who Stole a
Sexton» y un relato difundido en la revista El reloj de maese Humphrey, editada
por él mismo. El primero apareció en la novela Los papeles póstumos del Club
Pickwick, publicada en 1836 y cuya trama describe las vivencias de Gabril Grub,
un sacristán solitario y tacaño que se reconvierte después de ser visitado por
unos goblin que le muestran el pasado y el futuro. Si bien «los principales
elementos de Carol están presentes en The Story of the Goblins», todavía no
contaban con la suficiente solidez.
Otro de los factores que influyó en Dickens al momento de
concebir su obra navideña era la situación de pobreza en la que vivían una
notable cantidad de niños ingleses a mediados del siglo XIX. Durante una
visita a las minas de estaño de Cornualles, a principios de 1843, el escritor
se molestó por las pésimas condiciones de trabajo a la que estaban expuestos
los menores de edad. Su percepción empeoró tras una visita a una escuela
mantenida por la caridad, en la que se hacinaban niños hambrientos y
analfabetos que vivían en las calles; su asistencia a una cena de
beneficiencia para la enfermería de Charterhouse Square, donde criticó a la
gente adinerada como «ganado elegante, babeante, sobrealimentado,
apopléctico»; así como por la lectura del Second Report of the Children's
Employment Commission —traducido al español: «Segundo informe de la Comisión
del Empleo Infantil»— (1843), un informe parlamentario en el que se expusieron
los efectos de la revolución industrial en los niños pertenecientes a la clase
obrera. Como resultado, en un discurso que pronunció en medio de una
recaudación de fondos celebrada el 5 de octubre de 1843 en el Manchester
Athenaeum, el escritor urgió a trabajadores y empresarios a unirse en la lucha
contra la ignorancia a través de una reforma educativa.
Redacción
Charles Dickens y John Leech.
Para finales de 1842 Dickens era ya un autor reconocido
que había escrito seis obras notables, nota 1 así como varias novelas y
relatos cortos, y otros trabajos. A finales de diciembre de ese año, comenzó a
publicar la novela Martin Chuzzlewit por entregas mensuales, nota 2 y, aunque lo
consideró su trabajo favorito, su bajo nivel de ventas no contribuyó a la
mejora de la situación financiera del escritor, cuya esposa, Catherine, estaba
embarazada de su quinto hijo. Adicionalmente sus editores Chapman & Hall
amenazaron con reducir sus ingresos mensuales a cincuenta GBP si las ventas
seguían en declive.
Eventualmente Dickens llegó a la conclusión de que la
manera más efectiva de hacer llegar sus preocupaciones sociales por la pobreza
y las injusticias a un segmento de población más amplio era mediante una
historia navideña emotiva, que en su opinión habría de tener un mayor impacto
que cualquier panfleto o ensayo. Como resultado, comenzó a escribir "A
Christmas Carol" en octubre de 1843, cuya redacción culminó «a corazón
abierto» seis semanas después, a comienzos de diciembre. La mayor parte de la
novela se concibió durante caminatas nocturnas realizadas por el escritor y que
se extendían hasta 24 y 32 kilómetros alrededor de Londres. Mientras escribía
la historia, «lloró, río, y volvió a llorar, y se emocionó de la manera más
extraordinaria», según dio a conocer su cuñada. La finalidad de Dickens con A
Christmas Carol podría resumirse en un esfuerzo por «abrir el corazón de sus
lectores hacia aquellos que luchaban por sobrevivir en los peldaños más bajos
de la escalera social y promover la benevolencia práctica, pero también
advertir de los terribles peligros que tenía para la sociedad la tolerancia
hacia la ignorancia y la necesidad entre los pobres».
El escritor conoció al caricaturista John Leech por
recomendación de George Cruikshank, el ilustrador con el que había trabajado en
Sketches by Boz (1836) y Oliver Twist (1838). El 24 de octubre Leech comenzó a
trabajar en la ilustración de A Christmas Carol, cuyo trabajo resultó en la
producción de cuatro grabados a color y cuatro grabados sobre madera en blanco
y negro. Cabe destacar que Dickens incorporó el enunciado «Para Tiny, que no
murió» en la estrofa final durante el proceso de impresión original, ya que
este no aparecía en el manuscrito original de la novela. nota 3, nota 4
Argumento
Sinopsis
Con este fantasmal librito he procurado despertar al
espíritu de una idea sin que provocara en mis lectores malestar consigo mismos,
con los otros, con la temporada ni conmigo. Ojalá encante sus hogares y nadie
sienta deseos de verle desaparecer.
—Prefacio por Dickens.
Scrooge y el fantasma de Jacob Marley. Ilustración de
John Leech para la edición original de 1843.
A Christmas Carol está ambientado en la City de Londres
durante un día «frío, desapacible, cortante y con niebla» de Nochebuena. Está
estructurado en cinco capítulos denominados «estrofas», de los cuales tres
hacen referencia a los encuentros de los «fantasmas de la Navidad» —pasado,
presente y futuro— con Ebenezer Scrooge, un anciano avaro y egoísta que
desprecia todo lo relacionado con la Navidad.
La primera estrofa, «El espectro de Marley», comienza
siete años después de la muerte de Jacob Marley, el socio de Scrooge. Se
describe a Scrooge como un trabajólico solamente interesado en ganar dinero,
«duro y agudo como un pedernal que ningún eslabón logró jamás sacar una chispa
de generosidad; [...] secreto, reprimido y solitario como una ostra», cuya
personalidad le impide, por ejemplo, aceptar la invitación de su sobrino para
cenar con él y su familia el 25 de diciembre, o realizar donativos para los
pobres. Esa noche, la visita del espíritu de Marley le hace ver al anciano las
consecuencias de la avaricia y el egoísmo, representados en una larga y pesada
cadena «hecha con arquillas para dinero, llaves, candados, libros de
contabilidad, escrituras de compraventas y pesadas talegas de acero» que
arrastra consigo indefinidamente. Su antiguo colaborador también le advierte
del arribo de otros tres fantasmas esa misma noche con el fin de «evitar un
destino» como el mencionado anteriormente.
Las apariciones de los tres fantasmas de las Navidades
son el hilo conductor de la trama en las siguientes tres estrofas. Scrooge debe
acompañar a cada uno de los espectros a evocar momentos de la infancia y
juventud del primero —entre los cuales se incluyen el encuentro con su hermana
Fan, que murió joven tras dar a luz; y una fiesta navideña organizada por su
antiguo jefe, el señor Fezziwig—, etapas caracterizadas por su amabilidad e
inocencia. Otro de los encuentros le permite conocer la situación de pobreza
en la que vive la familia de su empleado Bob Cratchit, cuyo hijo más pequeño,
Tim, está gravemente enfermo; y la forma en la que su sobrino celebra las
fiestas decembrinas. No obstante, la visión de su muerte tras una vida
solitaria, «malvada y tacaña» le lleva a reflexionar y cambiar de actitud de
forma que «haré honor a la Navidad en mi corazón y procuraré mantener su
espíritu a lo largo de todo el año».
La novela finaliza con la estrofa en la que Scrooge
despierta en su habitación el día de Navidad convertido en un hombre generoso y
amable, ávido de celebrar las fiestas con los demás. Tras acudir a cenar a casa
de su sobrino, brindar un donativo considerable a los pobres además de aumentar
el sueldo de Cratchit y ofrecerle apoyo económico para el cuidado del pequeño
Tim, se revela que Scrooge «no volvió a tener trato con aparecidos, pero en
adelante vivió bajo el principio de abstinencia total y siempre se dijo de él
que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie».
Personajes
Un viejo pecador que extorsionaba, tergiversaba,
usurpaba, rebañaba, apresaba [...] La frialdad que tenía dentro había congelado
sus viejas facciones y afilaba su nariz puntiaguda, acartonaba sus mejillas,
daba rigidez a su porte; había enrojecido sus ojos, azulado sus finos labios;
esa frialdad se percibía claramente en su voz raspante. Había escarcha canosa
en su cabeza, cejas y tenso mentón.
—Descripción de Scrooge por Dickens en A Christmas
Carol.
La novela es protagonizada por Ebenezer Scrooge, un
prestamista británico cuya personalidad pudo haberse originado de los
sentimientos que Dickens tenía por su padre, a quien amaba y odiaba al mismo
tiempo. Esta ambivalencia se refleja en las dos versiones de Scrooge en el
relato: por un lado, un individuo frìo, tacaño, codicioso y solitario y, por el
otro, alguien benevolente y sociable. Robert Douglas-Fairhurst, profesor de
literatura inglesa, dedujo que la ambición de Scrooge se debía a la infancia
solitaria y triste que tuvo, y representa «los miedos que Dickens tenía de él
mismo» en una situación de pobreza. Bajo esta percepción, el escritor llevó a
cabo un ejercicio de optimismo a través de la conversión del anciano al final
del libro.
An
engraving, in profile of John Elwes
John Elwes, conocido por el sobrenombre de «el avaro»,
fue uno de los modelos en los que se basó Scrooge.
Otras posibles influencias para Scrooge podrían haber
sido el parlamentario John Elwes y Jemmy Wood, propietario del Gloucester Old
Bank que era conocido como el «tacaño de Gloucester». De acuerdo con el
sociólogo Fran W. Elwell, la opinión de Scrooge sobre la pobreza es
reminiscente de la que tenía el demógrafo y economista político Thomas
Malthus. Por otra parte, las preguntas que se hace el personaje—«¿Ya no hay
cárceles?», «¿Y los asilos?, ¿siguen en activo?», «¿Están en pleno vigor la Ley
de Pobres y el Treadmill?»— provienen de los cuestionamientos planteados por el
filósofo Thomas Carlyle, nota 5 y plasmados en su obra Chartism (1840).
Algunas obras previas de Dickens contienen rasgos de la
personalidad de Scrooge. Por ejemplo, el biógrafo Peter Ackroyd observó
similitudes entre este personaje y el anciano Martin Chuzzlewit —como el hecho
de que ambos se vuelven más generosos en un punto de la trama— aunque el
primero posee «una imagen más fantástica» que el otro. En opinión de
Douglas-Fairhurst, ciertos rasgos de Gabriel Grub, el personaje secundario de
Los papeles póstumos del Club Pickwick, también están presentes en la
caracterización de Scrooge. Su nombre procede de una lápida que Dickens vio
durante una visita a Edimburgo y que pertenece a Ebenezer Lennox Scroggie, un
comerciante de maíz. En la tumba Dickens confundió el término «mealman»
—«comerciante de comida»— por «mean man» —«hombre avaro»—.
Con respecto al nombre de Marley, Dickens se basó en un
cartel que rezaba «Goodge and Marney» y que estaba instalado en el local de un
comerciante, cerca del domicilio del escritor. La imagen de su espectro
provino del recuerdo de unos prisioneros con grilletes que miró durante una
visita a la Western Penitentiary, en Pittsburg, Pensilvania, en marzo de 1942.
A su vez, Tiny Tim estuvo inspirado en su sobrino Henry, un niño discapacitado
de cinco años de edad. nota
6
Los niños que representan a la ignorancia y a la
necesidad están basados en unos menores de edad que Dickens miró en una escuela
caritativa situada en el East End londinense.
Temáticas
Ignorancia y Necesidad en la edición original de 1843.
El eje central de la trama es el cambio de actitud de
Scrooge, «una figura proteica en constante proceso de reforma» que «posee
profundidad emocional y lamenta las oportunidades perdidas». Grace Moore,
experta en la literatura de Dickens, consideró que esta publicación está
imbuida de una temática cristiana que permite catalogarla como una alegoría de
la redención. nota 7
De forma similar, la biógrafa Claire Tomalin argumentó
que la conversión del protagonista pretende transmitir el mensaje de que
«incluso los peores pecadores pueden redimirse y llegar a ser buenas
personas». No obstante, la postura del escritor con relación a la religión
resulta compleja, nota 8 y sus
creencias y principios estuvieron basados en el Nuevo Testamento. Por ejemplo,
la indicación de que «Marley no tenía entrañas» se refiere a «las entrañas de
compasión» citadas en la primera epístola de Juan, en donde se aclara que esta
es una de las causas de la «condena eterna». nota 9
Para autores como Kelly, A Christmas Carol contiene una
«visión secular de este día festivo sagrado», que sirve para mostrar la
«filosofía del villancico, los puntos de vista joviales, una anatomización
aguda de las bobadas, un humor bueno y alegre [...] y una serie de referencias
brillantes, cordiales, generosas, alegres y radiantes al hogar», en la opinión
del académico John O. Jordan, que basó su hipótesis en una carta escrita
previamente por Dickens a su amigo John Forster. Desde un punto de vista
secular, el historiador cultural Penne Restad sugirió que la redención de
Scrooge recalca «los aspectos conservativos, individualistas y patriarcales» de
la «filosofía del villancico» de Dickens sobre la caridad y el altruismo.
La actitud de la sociedad británica de esa época hacia la
pobreza infantil es una de las principales temáticas que motivaron la redacción
de la novela, cuyo autor deseaba usar como instrumento para exponer su rechazo
a tal situación. A grandes rasgos, Scrooge es el paradigma del egoísmo cuya
actitud acarrea una serie de repercusiones que son exploradas a lo largo del
texto; la miseria infantil es representada en las figuras alegóricas de
Necesidad, Ignorancia, y en el personaje de Tiny Tim, cuya incorporación busca
la simpatía del lector. Douglas-Fairhurst intuyó que la presencia de estos
personajes le permitió a Dickens revelar sus creencias sobre la importancia de
la caridad sin dejar de lado a su audiencia de clase media, que paradójicamente
constituía el grueso de su base de seguidores.
Publicación
A raíz de los desacuerdos con Chapman & Hall por el
fracaso comercial de Martin Chuzzlewit, Dickens se comprometió con la
editorial a costear por su cuenta la publicación de A Christmas Carol a cambio
de un porcentaje de las ganancias. Sin embargo, los elevados costos de
producción le reportaron beneficios inferiores a sus expectativas. nota
Sumado a lo anterior, la impresión de la obra conllevó una serie de
problemáticas —por ejemplo, las guardas de los primeros volúmenes de color
oliva parduzco tuvieron que ser reemplazadas por otras amarillas, a petición
del autor; y esto derivó en el rediseño de la página del título— que influyeron
en la ampliación de la producción hasta un par de días antes de la fecha
estipulada de lanzamiento, el de
diciembre de Cabe agregar que la
encuadernación original de la novela consistió en una tela roja y páginas
enmarcadas de color dorado, con excepción de una copia forrada con cuero rojo
que obsequió a Thomas Mitton, su abogado. nota 12
Frontispicio y página del
título de la primera edición, de 1843.
Un total de 6000 copias de la novela se distribuyeron
como parte del primer tiraje a un precio de cinco chelines —equivalentes a 23
GBP de 2018— cada una. Para Nochebuena ya se habían agotado los ejemplares del
tiraje inicial, por lo que la editorial se ocupó de producir otro par de
ediciones para su lanzamiento al año siguiente; para finales de 1844 existían
once ediciones del material, y se habían vendido alrededor de 15 000 copias en
total.85 Cabe agregar que un par de días antes de su publicación, el 17 de
diciembre Dickens apartó al menos una decena de copias del tiraje para
obsequiarlas a amigos, entre los cuales se encontraban Angela Burdett-Coutts,
Anthony Trollope y William Macready. Aunque se desconoce la fecha precisa en
que la novela comenzó a distribuirse en Estados Unidos, se considera que el
lote inicial de copias arribó en enero de 1844 a bordo del RMS Britannia, a cargo
de las editoriales Harper and Brothers y Carey and Hart —sin embargo, el autor
no obtuvo regalías por la distribución de su libro en territorio
estadounidense, dado que en ese entonces no se reconocía la propiedad
intelectual europea—. Desde entonces A Christmas Carol ha sido traducida a
diversos idiomas y nunca se ha discontinuado su distribución, que incluye
ediciones rústicas y de bolsillo. Un siglo después de su aparición era el
libro más exitoso de Dickens en Estados Unidos con más de dos millones de
copias comercializadas, y, en 2010, la edición firmada por Dickens para
Macready estaba cotizada en al menos 200 000 GBP para una eventual subasta.
La revista Parley's Illuminated Library publicó en enero
de 1844 una versión condensada y no autorizada de A Christmas Carol por un
precio de twopence. nota 13 En
respuesta, Dickens le reiteró a su abogado que debían «tener mano dura con
estos vagabundos ya que, de lo contrario, me acosarán cientos como ellos cuando
publique una historia larga. Un par de días después, el escritor presentó una
demanda por infracción de los derechos de autor, cuyo resultado dejó en quiebra
a la editorial de la revista, mientras que él debió sufragar 700 GBP por
concepto de costos. Las ganancias limitadas obtenidas por la novela
ocasionaron el cese de la deteriorada relación de Dickens con sus editores, que
debió recurrir a Bradbury and Evans para la publicación de sus siguientes
trabajos.
Dickens retomó la obra en varias ocasiones para corregir
ciertas expresiones y errores de puntuación. Su popularidad lo inspiró a
escribir otras historias navideñas tales como Las campanas (1844), El grillo
del hogar (1845), La batalla de la vida (1846) y El hechizado (1848), en cuyas
tramas se aborda la conversión secular y se alude a los cambios sociales de ese
entonces, con especial énfasis en las problemáticas existentes. Si bien gozaron
de una ávida aceptación por parte del público, por otro lado la recepción
crítica se mostró más severa con los resultados.
Recepción
La recepción contemporánea de A Christmas Carol ha sido
«casi unánimemente favorable».91 The Illustrated London News resaltó la forma
en que «la impresionante elocuencia [de la historia ...], su contagiosa
alegría, su humor jocoso y brillante, su apacible espíritu humano» brindan al
lector una sensación de «de buen humor consigo mismo, con la época y con el
autor». De manera similar, la revista literaria The Athenaeum la catalogó como
«un relato para hacer reír y llorar al lector, para abrir sus manos y su
corazón a la caridad [...] Un plato exquisito digno de servirse ante un rey»,
mientras que William Makepeace Thackeray, en su reseña para la Fraser's
Magazine, concluyó que se trataba de un «un patrimonio nacional y un obsequio
para todo aquel hombre o mujer que lo lea. Las dos últimas personas a las que
he oído hablar [de la novela] son mujeres; no se conocían entre ellas ni al
autor, pero ambas dijeron, a modo de crítica: "¡Que Dios lo
bendiga!"».
Una tarjeta de felicitación navideña que data de 1870,
durante la época victoriana.
En un escrito para Hood's Magazine and Comic Miscellany,
el poeta Thomas Hood aseguró que «si las Navidades, con sus antiguas y
acogedoras tradiciones, y sus celebraciones sociales y caritativas, llegaron a
estar en declive, este es el libro que las hará despegar de nuevo». Otra
opinión favorable provino de Theodore Martin, de Tait's Edinburgh Magazine —un
frecuente crítico de las obras de Dickens—, que lo calificó como «un libro
notable y premeditado para traer el bien social». Tras el fallecimiento de
Dickens, Margaret Oliphant criticó ciertos aspectos del texto, aunque admitió
que en su época la obra era considerada como «un nuevo evangelio» capaz de
«conseguir que la gente se comporte mejor». La prensa religiosa ignoró en su
gran mayoría el relato hasta enero de 1884, cuando Christian Remembrancer
elogió al autor por su sentido del humor y la manera en que infundió modernidad
y originalidad a un concepto tan antiguo y manido. El pensador social John
Ruskin le confesó a un amigo que pensaba que Dickens había omitido algún
mensaje navideño en su obra y, en cambio, percibía la Navidad como «múerdago y
pudin; nada de resurrección de los muertos, o ascensión de nuevas estrellas, o
enseñanzas de hombres sabios, o pastores».
A su vez, The New Monthly Magazine criticó la estrategia
de agregar marcos dorados a las páginas para aumentar el precio de la novela,
con lo cual paradójicamente quedó fuera del alcance de los pobres. En su texto
sugirió una reimpresión en papel económico para que el precio resultara más
asequible. Mientras tanto, en un artículo anónimo publicado en The Westminster
Review, el responsable se burló de la interpretación económica del escritor:
«¿Quién se quedó sin pavo y ponche para que Bob Cratchit pudiera hacerse con ellos?
Puesto que, a no ser que hubiera un excedente de pavos y ponche, alguien se
tuvo que quedar sin ellos». Aunque la recepción inicial de la obra en Estados
Unidos resultó modesta, al igual que había ocurrido antes con Notas de América
y Martin Chuzzlewit, varias copias de A Christmas Carol comenzaron a
distribuirse en territorio estadounidense para finales de la guerra civil. En
1863, el New York Times elogió a Dickens por brindar las «viejas Navidades
[...] de siglos atrás y casas solariegas y remotas a las salas de estar de los
pobres de hoy en día».
Representaciones y adaptaciones
La demandante redacción de David Copperfield le impidió a
Dickens escribir nuevos libros navideños, por lo que a partir de 1849 recurrió
a las lecturas en público de A Christmas Carol para continuar difundiendo su
«filosofía navideña».105 Esta actividad habría de replicarla hasta el año de
su muerte, en 1870, lo que resultó en un total de 127 lecturas sintetizadas de
su obra,106105107 incluida una realizada en el Ayuntamiento de Birmingham
durante la Navidad de 1852.
Archivo:Scrooge
or Marley's Ghost (1901) - yt.webm
Primera adaptación a la gran pantalla de la obra, del año
1901.
Desde su publicación, varios escritores han redactado
historias navideñas similares, entre los cuales figuran W. M. Swepstone
—Christmas Shadows (1850)—, Horatio Alger —Job Warner's Christmas (1863)— y
Louisa May Alcott —A Christmas Dream, and How It Came True (1882)—. En cambio,
hay quienes han continuado el relato a partir de la conversión de Scrooge, o
que simplemente han llevado a cabo modificaciones del texto original.
Las escenificaciones de la obra se han realizado casi de
forma inmediata a su lanzamiento. Por ejemplo, el 5 de febrero de 1844 se
estrenaron tres producciones, una de ellas bajo la dirección de Edward Stirling
y con el beneplácito del propio Dickens, cuyas representaciones se extendieron
durante más de cuarenta noches consecutivas.110 Para finales de ese mes,
existían simultáneamente ocho producciones teatrales en Londres. Cabe agregar
que se trata del relato de Dickens que más veces se ha llevado a la
televisión. Aunque se trata de un filme perdido, en 1901 se produjo Scrooge,
or, Marley's Ghost, considerada como la primera producción cinematográfica
inspirada en el libro. Otras adaptaciones incluyen la primera emisión
radiofónica, en 1923, para la BBC Radio, y producciones de ópera, ballet, un
musical de Broadway, animación y una versión de mimo de la BBC protagonizada
por Marcel Marceau.
Davis llegó a la conclusión de que las diversas
adaptaciones han superado la popularidad de la obra original con el transcurso
del tiempo.113 Como resultado, puede diferenciarse una «versión original» y
una «recordada»,113 en la que pasajes del relato —como la visita a los mineros
y los guardas del faro— han caído en el olvido, mientras que otros —como la
visita de Scrooge a los Cratchit— han resultado tan distintivos que se llegó a
pensar que formaban parte de la obra de Dickens.
Legado
Si bien la expresión «Merry Christmas» —equivalente a
«Feliz Navidad»— ya era usada desde 1534, A Christmas Carol incrementó su
popularidad en la sociedad victoriana, al igual que la exclamación «Bah!
Humbug!» —«¡Bah! ¡tonterías!»—, que se introdujo en el léxico anglosajón como
una reacción ante algo sentimental o demasiado festivo. Asimismo, «Scrooge» ha
sido empleado como sinónimo de «ávaro», y está oficialmente recoocido como tal
por el Oxford English Dictionary desde 1982.
En la Gran Bretaña de comienzos del siglo xix, las
celebraciones navideñas iban asociadas con la vida campestre y no resultaban
tan comunes en las urbes industrializadas. En opinión de Davis, A Christmas
Carol ayudó a difundir la idea de que la Navidad también puede celebrarse en
las ciudades modernas, lo cual sentó el precedente directo para las
festividades contemporáneas. Aunque el Movimiento de Oxford ya había conseguido
en las décadas de 1930 y 1940 el resurgimiento de los rituales tradicionales y
las prácticas religiosas asociadas con la época navideña, la obra de Dickens
capturó el zeitgeist al tiempo que reflejó y reforzó su visión particular de
las Navidades.
El Espíritu de las Navidades
Presentes en la edición original de 1843.
La filosofía navideña de Dickens le confirió un enfoque
humanitario a las festividades que influyó sobremanera en ciertos aspectos de
las Navidades, y que persisten en los festejos del mundo occidental, tales como
las reuniones familiares, la comida y bebidas de temporada, los bailes, los
juegos y, en general, el espíritu festivo y de generosidad. nota 14 El historiador Ronald Hutton expresó que Dickens
«ligó culto y celebración dentro de un contexto de reconciliación social».
Como parte de su análisis de las obras navideñas de
Dickens, el novelista William Dean Howells consideró que para 1891 el «pathos
resulta ya falso y forzado; el humor consistente en meras payasadas; los
personajes, teatralizados; la jovialidad, sonsacada; la psicología, trivial, y
la sociología, graciosa». A su vez, el escritor James Joyce opinó que Dickens
había adoptado una perspectiva infantil de cara a Carol con el objetivo de
dejar al descubierto el salto entre el inocente optimismo de la historia y el
estilo de vida de esa época.
Ruth Glany, profesor de literatura inglesa, sugirió que
la obra tuvo un notable impacto especialmente en las lecturas individuales. A
comienzos de 1844, The Gentleman's Magazine atribuyó al relato un aumento de
las donaciones caritativas en Gran Bretaña; en 1874, tras la lectura de los
libros navideños de Dickens, Robert Louis Stevenson se comprometió a donar a
aquellos que lo necesitaban, de forma similar a Thomas Carlyle, que se mostró
hospitalario al organizar un par de cenas navideñas. En 1867, a un empresario
estadounidense le conmovió tanto la lectura del relato que cerró su fábrica por
Navidad y le envió un pavo a cada trabajador.91 Asimismo, la reina de Noruega
mandó regalos con la frase «Con el amor de Tiny Tim» a niños inválidos
londinenses durante los primeros años del siglo xx. A raíz de la novela, el
autor G. K. Chesterton escribió: «La belleza y la bendición de la historia
[...] se asientan en el horno de felicidad verdadera que brilla en Scrooge y en
todo lo que le rodea [...] Conviertan o no a Scrooge, las visiones navideñas
nos convierten a nosotros».
Como resultado de un análisis sobre la evolución de las
adaptaciones de la obra a lo largo del tiempo, Davis percibió cambios en el
enfoque de la trama y sus personajes, especialmente en la forma de reflejar el
pensamiento social predominante de la época.16 Por ejemplo, el público
victoriano habría percibido el relato como una parábola espiritual y secular,
mientras que a comienzos del siglo xx esta percepción cambió por completo y se
convirtió en una historia para niños transmitida de generación en generación.16
Durante los prolegómenos de la Gran Depresión, si bien algunos perciben la
historia como una «denuncia del capitalismo [...] la mayor parte ve en ella una
vía de escape de las realidades económicas opresivas». Cabe resaltar que las
versiones cinematográficas de Reino Unido y Estados Unidos tuvieron diferencias
importantes en la década de 1930; las películas británicas difundían el relato
tradicional, mientras que las estadounidenses le dieron un rol más importante a
Cratchet, rehuyendo la depresión causada por los banqueros europeos y
celebrando lo que Davis define como «las Navidades del hombre común». En los
años 1960, a Scrooge se le presentaba como una figura freudiana en constante
lucha contra su pasado, aunque en la década de 1980 regresó a un ambiente de
depresión e incertidumbre económica.
Cuento de Navidad, en Español
PARA VER UNA EDICIÓN MEJORADA: https:
https://goo.gl/cYVkmA
TOMO NOTA: (Libro en PDF y
apuntes) https://alvarezsuarez.blogspot.com.es...
La película en versión original,
en inglés, se puede ver aquí: