Éstos son los Vídeos dedicados a éste tema de la prohibición a las comunicaciones o Manifestaciones Espontáneas., según el Espiritismo Verdadero (Libro de los Médiums, ítem § 269). Incluye información citada y actualizada sobre éste tema de las Manifestaciones Espontáneas de Espíritus...
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TEMA : Las Manifestaciones Espontáneas de Espíritus están prohibidas en el Espiritismo Verdadero, ya que además, revelan, los secretos de Dios, Soy Espírita, en YouTube
Carleen Branstetter, okp21 ♥️ ♥️ ♥️
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frank5028, okp23 y y y 6th
Vídeos publicados del tema de La Religión, y el Espiritismo ...
Video 1...
TEMA : ¿Quién introdujo la Religión en el Espiritismo? Espiritismo, no es Espiritualismo, Soy Espírita, en YouTube,
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Vídeo 2...
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TEMA : Religión es Materialismo Puro, Sí no ven una imagen religiosa no creen, éso es fe ciega, Soy Espírita, en YouTube,
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Vídeo 3...
Ver mí vídeo sobre el tema: "El Espiritismo NO es una RELIGIÓN, se necesitan muchas generaciones para salir de la Religiosidad, ítem 800, Libro de Los Espíritus – Soy Espírita" en YouTube,
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Vídeo 4...
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Vídeo 5...
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Vídeo 6...
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"Sacrificios son Rituales, el Espiritismo no está de acuerdo a NINGÚN Ritual y menos de cualquier sacrificio, sea de plantas, de sangre, de humanos, de animales, simbólicos, de piedras o de cualquier tipo, Soy Espírita" en YouTube, Carleen Branstetter
Sacrificios son Rituales, el Espiritismo no está de acuerdo a NINGÚN Ritual o Sacrificio de personas, animales ni de plantas
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Carleen Branstetter, okp21 ♥️ ♥️ ♥️
El Libro de los Médiums... Nos habla de Manifestaciones físicas espontáneas.
Los llamados Aportes...
Segunda Parte – Capítulo V
P. 122 - 126
Fenómeno de aportes °17§ 96. - Éste fenómeno no difiere de los que acabamos de mencio-nar, excepto por la intervención benévola del Espíritu que lo produce, por la naturaleza de los objetos de que éste se sirve, casi siempre atractivos, y por la manera suave e incluso delicada mediante la cuál son aportados.
°17 En francés: apports. En una de sus acepciones, el verbo aportar –de donde deriva el sustantivo aporte– significa llevar, conducir, traer. Los investigadores franceses han utilizado éste término, adoptado también en otros idiomas, para referirse al fenómeno descrito por Allan Kardec y, más específicamente, al que consiste en la introducción de objetos en lugares cerrados. (N. del T.)
Consiste en el aporte espontáneo de objetos que no existen en el lugar donde están los observadores. Casi siempre se trata de flores, a veces frutos, confituras, joyas, etc.
§97. - Digamos, para comenzar, que éste fenómeno es uno de los que más se prestan a la imitación y, por consiguiente, debemos estár prevenidos contra la superchería. Sabemos hasta dónde puede llegar el arte de la prestidigitación en lo relativo a experiencias de éste género. No obstante, aunque no tengamos que luchar con un profesional, podremos fácilmente ser engañados por una maniobra hábil e interesada. La mejor de todas las garantías se encuentra, en primer lugar, en el carácter, en la honestidad notoria, en el absoluto desinterés de la persona que obtiene ésos efectos. En segundo lugar, en el análisis atento de todas las circunstancias en que los hechos se producen; y por último, en el conocimiento esclarecido del Espiritismo, el único que permitirá descubrir todo aquéllo que sea sospechoso.
§98. - La teoría del fenómeno de aportes, y de las Manifestaciones Físicas en general, se encuentra resumida de manera notable en la disertación siguiente, realizada por un Espíritu cuyas comunicaciones poseen un sello irrefutable de profundidad y de lógica.
Muchas de ellas aparecerán en el curso de ésta obra. Se da a conocer con el nombre de Erasto, discípulo de san Pablo, y cómo Espíritu protector del médium que le sirvió de intérprete:
“Para la obtención de fenómenos de éste orden hace falta, necesariamente, que se disponga de médiums a los que llamaré sensitivos, es decir, dotados en el más alto grado de las facultades mediúmnicas de expansión y de penetrabilidad, pues el sistema nervioso de ésos Médiums, fácilmente excitable, les permite, por medio de ciertas vibraciones, proyectar alrededor suyo, con profusión, el fluido animalizado que les es propio.
”Las naturalezas impresionables, las personas cuyos nervios vibran ante el menor sentimiento, ante la más insignificante sensación, y a las que la influencia moral o física, interna o externa, sensibiliza, son sujetos muy aptos para convertirse en excelentes médiums para los efectos físicos de tangibilidad °18 y de aportes. En efecto, el sistema nervioso de esas personas, desprovisto casi totalmente de la envoltura refractaria que aísla ése sistema en la mayoría de los demás encarnados, las hace aptas para el desarrollo de éstos diversos fenómenos.
°18. - En francés: tangibilité. Estado propio de lo que es tangible. (N. del T.)
En consecuencia, con un sujeto de ésa naturaleza, y cuyas demás facultades no sean hostiles a la mediumnización, se obtendrán muy fácilmente los fenómenos de tangibilidad, los golpes en las paredes y en los muebles, los movimientos inteligentes, e incluso la suspensión en el espacio de la más pesada materia inerte. Con mayor razón se obtendrán ésos resultados sí, en vez de un Médium, pudiéramos contar con muchos otros, igualmente bien dotados.
”No obstante, de la producción de ésos fenómenos a la obtención del fenómeno de aportes hay una gran distancia, porque en éste caso no sólo el trabajo del Espíritu es más complejo, más difícil, sino que además el Espíritu solamente puede operar por medio de un único aparato Mediúmnico, es decir, que muchos Médiums no pueden colaborar
simultáneamente para la producción del mismo fenómeno.
Por el contrario, sucede incluso que la presencia de algunas personas antipáticas al Espíritu que opera obstaculiza radicalmente su acción. A éstos motivos que, como podéis ver, no carecen de importancia, debéis agregar que los aportes han requerido siempre una mayor concentración y, al mismo tiempo, una mayor difusión de ciertos fluidos, que sólo pueden ser obtenidos con los Médiums mejor dotados, con aquellos, en suma, cuyo aparato electromediúmnico posea mejores condiciones.
”En general, los hechos de aportes son y continuarán siendo sumamente raros. No preciso demostraros por qué son y serán menos frecuentes que los otros hechos de tangibilidad: vosotros mismos lo deduciréis a partir de lo que os digo.
Además, ésos fenómenos son de tal naturaleza que, así como no todos los Médiums son aptos para producirlos, tampoco todos los Espíritus pueden lograrlos. En efecto, es preciso que entre el Espíritu y el Médium influido, exista cierta afinidad, cierta analogía, en una palabra, cierta semejanza que permita que la parte expansible del fluido periespirítico °19 del encarnado se mezcle, se una, se combine con el fluido del Espíritu que quiere hacer un aporte. Ésta fusión debe ser tal que la fuerza resultante de ella se convierta, sí así vale decirlo, en una, del mismo modo que una corriente eléctrica,
al actuar sobre el carbón, produce un sólo foco, una única claridad. Vosotros os preguntaréis: ¿para qué ésa unión, esa fusión?
°19 - Como se ve, cuándo se trata de expresar una idea nueva, para la cuál el lenguaje carece de términos, los Espíritus saben perfectamente crear neologismos. Las palabras electromediúmnico y periespirítico no son nuestras. Los que nos han criticado porque creamos los términos espírita, espiritismo, periespíritu, que no tenían términos análogos, podrán también hacer la misma crítica a los Espíritus. (N. de Allan Kardec.)
Sucede que, para producir ésos fenómenos, es necesario que las propiedades esenciales del Espíritu motor sean aumentadas con algunas de las propiedades del sujeto mediumnizado. El fluido vital, indispensable para la producción de todos los fenómenos Mediúmnicos, es un atributo exclusivo del encarnado y, por consiguiente, el Espíritu que opera se encuentra obligado a impregnarse de él. Sólo entonces puede, por medio de algunas propiedades de vuestro medio circundante, que vosotros no conocéis, aislar, volver invisibles y hacer que se muevan algunos objetos materiales, e incluso los propios encarnados.
”No se me permite, por el momento, revelaros las leyes particulares que rigen a los gases y a los fluidos que os circundan. Con todo, antes de que hayan transcurrido algunos años, antes de que una existencia humana se agote, la explicación de ésas leyes y de ésos fenómenos os será revelada, y veréis surgir y producirse una nueva variedad de Médiums, que caerán en un estado cataléptico particular cuándo sean mediumnizados.
Asimismo, vale señalar que muchos de los fenómenos que Allan Kardec nombra y define en éste libro, recibieron otras denominaciones por parte de los investigadores que lo sucedieron, quienes crearon su propia terminología.
En ésta versión hemos traducido fielmente los términos que el autor empleó en lengua francesa. (N. del T.)
”Ya ves de cuántas dificultades está rodeada la producción de aportes. Con toda lógica puedes concluir, tal como ya lo he dicho, que los fenómenos de ésa naturaleza son extremadamente raros, sobre todo porque los Espíritus se prestan muy poco a producirlos, pues éso requiere de parte de ellos un trabajo casi material, que les causa disgusto y fatiga. Por otro lado, y ésto es muy frecuente, sucede que el estado del Médium opone a los Espíritus una barrera infranqueable, a pesar de la energía y la voluntad que éstos tengan.
”Así pues, es evidente, y no me cabe duda de que vuestro razonamiento lo confirma, que los hechos tangibles, tales como golpes, movimientos y suspensiones de objetos, son fenómenos simples, que se operan mediante la concentración y la dilatación de ciertos fluidos, y que pueden ser provocados y obtenidos mediante la voluntad y el trabajo de los Médiums aptos para ello, cuándo los secundan Espíritus amistosos y benévolos; en tanto que los hechos de aportes son múltiples, complejos, exigen el concurso de circunstancias especiales, sólo pueden ser realizados por un único Espíritu junto con un único Médium, y requieren, fuera de lo
necesario para la tangibilidad, una combinación muy particular para aislar y volver invisibles al objeto o a los objetos que serán aportados.
”Todos ustedes, Espíritas, comprendan mís explicaciones y entiendan perfectamente qué es ésa concentración de fluidos especiales que se requiere para lograr la locomoción y la tactilidad °20, de la materia inerte. Cree en ello, como crees en los fenómenos de la electricidad y el magnetismo, con los cuáles los hechos Mediúmnicos tienen gran analogía y son, por así decirlo, su consagración y desarrollo.
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°20. - En francés: tactilité. Facultad de sentir- mediante el tacto. (N. del T.)
En cuánto a los incrédulos y a los científicos –pues éstos son peores que aquéllos –, no me compete convencerlos, y no me ocupo de ellos. Un día se convencerán por la fuerza de la evidencia, pues es necesario que se inclinen ante el testimonio unánime de los hechos Espíritas, como ya se han inclinado ante tantos otros hechos que al principio habían rechazado.
”En resumen: los hechos de tangibilidad son frecuentes. En cambio, los hechos de aportes son rarísimos, porque las condiciones que se requieren para la producción de éstos últimos son muy difíciles. Por consiguiente, ningún Médium puede decir que a tal hora o en tal momento obtendrá un aporte, pues muchas veces el Espíritu mismo se encuentra impedido de hacerlo. Debo añadir que ésos fenómenos son doblemente difíciles en público, porque ahí se encuentran, casi siempre, elementos enérgicamente refractarios, que
paralizan los esfuerzos del Espíritu y, con mayor razón, la acción del Médium. Por el contrario, sabed que ésos fenómenos se producen casi siempre en las reuniones particulares, de manera espontánea, la mayoría de las veces sin que los Médiums lo sepan, sin premeditación, y son muy raros cuándo éstos se hallan prevenidos. De ahí debéis concluir que existe un motivo legítimo de sospecha cada vez que un Médium se vanagloria de obtenerlos a voluntad, dicho de otro modo, de dar órdenes a los Espíritus cómo sí fuesen servidores, lo que es simplemente absurdo. Sostened incluso, como regla general, que los fenómenos Espíritas no se producen para constituir un espectáculo, ni para divertir a los curiosos. Sí algunos Espíritus se prestan a ésas cosas, sólo puede ser para la obtención de fenómenos simples, no para los que, como los de aportes y otros semejantes, exigen condiciones excepcionales.
”Recordad, Espíritas, que así cómo es absurdo rechazar sistemáticamente todos los fenómenos de ultratumba, tampoco es prudente aceptarlos ciegamente. Cuándo un fenómeno de tangibilidad, de aparición, de visibilidad o de aporte se manifiesta espontáneamente y de modo instantáneo, aceptadlo.
Con todo, nunca será demasiado repetiros que no aceptéis nada a ciegas. Someted cada hecho a un examen minucioso, profundo y severo, pues –creedlo– el Espiritismo, tan rico en fenómenos sublimes y grandiosos, no tiene nada para ganar con ésas insignificantes manifestaciones, que pueden ser imitadas por los prestidigitadores hábiles.
”Me diréis, por cierto, que ésos fenómenos son útiles para convencer a los incrédulos. Pero sabed que, sí no dispusierais de otros medios de convicción, hoy no contaríais ni con la centésima parte de los Espíritas que existen. Hablale al corazón, pues por ahí lograrás el mayor número de conversiones serias. En caso de que juzgues conveniente, para ciertas personas, el empleo de hechos materiales, al menos presentadlos en circunstancias tales que no puedan dar lugar a ninguna interpretación falsa y, sobre todo, no te apartes de las condiciones normales de ésos hechos, porque sí se los presenta en malas condiciones proporcionan argumentos a los incrédulos, en vez de convencerlos.”
ERASTO
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§ 99. - El fenómeno de aportes presenta una particularidad bastante singular: algunos Médiums sólo lo obtienen en estado sonambúlico, lo que se explica fácilmente. En el sonámbulo hay un desprendimiento natural, una especie de aislamiento del Espíritu y del periespíritu, aislamiento que debe facilitar la combinación de los fluidos necesarios. Es el caso de los aportes de que hemos sido testigos. Las preguntas siguientes fueron dirigidas al Espíritu que los había producido, pero las respuestas se resienten, a veces, por la deficiencia de sus conocimientos. Las hemos sometido al Espíritu Erasto, mucho más instruido desde el punto de vista teórico, quién las completó con observaciones muy acertadas. Uno es el artista, el otro es el sabio. La comparación misma de ésas dos inteligencias constituye un estudio instructivo, porque demuestra que no basta con ser Espíritu para comprenderlo todo.
1. ¿Podrías decirnos, por favor, por qué los aportes que tú haces sólo se producen durante el sueño magnético del médium?
“Eso depende de la naturaleza del Médium. Los hechos que produzco cuando mí Médium está dormido, podría producirlos también con otro Médium en estado de vigilia.”
2. ¿Por qué haces que se demore tanto el aporte de los objetos, y por qué excitas la codicia del médium, exacerbando su deseo de obtener el objeto prometido?
“Necesito ése tiempo para preparar los fluidos que sirven para el aporte. En cuanto a la excitación, casi siempre no es más que para divertir a las personas presentes y a la sonámbula.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– El Espíritu que respondió no sabe
más que éso. No comprende el motivo de esa codicia que él estimula instintivamente, sin darse cuenta de su efecto. Cree que divierte a las personas, mientras que en realidad provoca, sin sospecharlo, una mayor emisión de fluido. Es la consecuencia de la dificultad que el fenómeno presenta, dificultad siempre mayor cuando el fenómeno no es espontáneo, sobre todo con ciertos Médiums.
3. La producción del fenómeno,¿depende de la naturaleza especial del médium? ¿Podría ser producido, mediante otros médiums, con mayor facilidad y rapidez?
“La producción depende de la naturaleza del Médium, y sólo se obtiene con naturalezas adecuadas. En cuánto a la rapidez, nos es de gran ayuda el hábito de conectarnos a menudo con el mismo Médium.”
4. La influencia de las personas presentes, ¿contribuye en algo?
“Cuándo en ellas hay incredulidad, cuándo se oponen, pueden molestarnos mucho. Preferimos presentar nuestras pruebas a los creyentes y a las personas versadas en el Espiritismo. No obstante, no quiero decir con ésoque la mala
voluntad pueda paralizarnos por
completo.”
5. ¿Dónde has tomado las flores y los bombones que aportaste?
“Tomo las flores en los jardines, dónde las hay de mí agrado.”
6. ¿Y los bombones? ¿El confitero no habrá notado que le faltaban?
“Los tomo de dónde quiero. El confitero no ha notado nada, porque puse otros en su lugar.”
7. Pero los anillos son valiosos. ¿De dónde los sacaste? ¿No habrás causado perjuicio a aquél a quién se los quitaste?
“Los saqué de lugares que nadie conoce, para no causar un perjuicio a ninguna persona.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– Creo que el hecho fue explicado de
un modo insuficiente debido a la incapacidad del Espíritu que respondió. Sí, es probable que haya habido un perjuicio real, pero el Espíritu no quiso dar la impresión de que sustrajo algo. Un objeto sólo
puede ser reemplazado por otro objeto idéntico, que sea de la misma forma y que tenga el mismo valor. Por consiguiente, sí un Espíritu tuviese la facultad de sustituir el objeto que tomó por otro igual, ya no habría razón para que se apoderara de aquél, puesto que podría utilizar el que le sirve de sustituto.
8. ¿Es posible aportar flores de otro planeta?
“No, éso no es posible para mí.”
– (A Erasto.) Otros Espíritus, ¿tendrían ése poder?
“No, éso es imposible, en virtud de la diferencia de medios circundantes.”
9. ¿Podrías aportar flores de otro hemisferio: de los trópicos, por ejemplo?
“Siempre que sea de la Tierra, puedo.”
10. En cuánto a los objetos que aportaste, ¿podrías hacer que
desaparezcan, y llevarlos de vuelta a su lugar?
“Así como los traje aquí, puedo llevarlos de vuelta, según mí
voluntad.”
11. ¿La producción del fenómeno de aportes, ¿no te causa algún esfuerzo, alguna dificultad?
“No nos causa ningún esfuerzo cuándo tenemos permiso para producirlos. Podría causarnos muchos inconvenientes en caso de que quisiéramos producir efectos sin haber sido autorizados.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– Él no quiere admitir su esfuerzo,
aunque éste sea real, ya que se ve forzado a ejecutar una operación,
por así decirlo, material.
12. ¿Cuáles son las dificultades que encuentras?
“Ninguna, excepto las malas disposiciones fluídicas que pueden ser contrarias a nosotros.”
13. ¿Cómo aportas el objeto? ¿Lo sostienes con las manos?
“No, lo envolvemos en nosotros mismo.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– El Espíritu no explica de modo claro
su operación, pues no envuelve el objeto con su propia personalidad.
Sin embargo, como su fluido personal es dilatable, penetrable y expansible, combina una parte de ése fluido con una parte del fluido animalizado del Médium y, en ésa combinación, oculta y transporta el objeto que eligió para el aporte. Así pues, no es exacto decir que envuelve el objeto en sí mismo.
14. ¿Aportarías con la misma facilidad un objeto de peso considerable, de cincuenta kilos, por ejemplo?
“El peso no es nada para nosotros. Aportamos flores porque éso puede resultar más agradable que un objeto pesado y voluminoso.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– Es exacto. Puede aportar objetos de cien o doscientos kilos, porque la gravedad que existe para vosotros
queda anulada para él. Pero en éste caso tampoco comprende lo que
sucede. La masa de los fluidos combinados es proporcional a la masa de los objetos. En una palabra, la fuerza debe ser proporcional a la
resistencia. De ahí se sigue que, cuándo el Espíritu sólo aporta una
flor o un objeto liviano, éso se debe casi siempre a que no encuentra
en el Médium, o en sí mismo, los elementos necesarios para llevar a
cabo un esfuerzo más considerable.
15. ¿Podemos atribuir a los Espíritus las desapariciones de algunos objetos, cuya causa se ignora?
“Éso sucede muy a menudo, más a menudo de lo que suponéis, y podría remediarse pidiéndole al Espíritu que devuelva el objeto desaparecido.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– Es verdad. Pero a veces lo que ha
sido sustraído no se recupera, pues ésos objetos que ya no encuentras
en tú casa suelen ser llevados muy lejos. No obstante, como la
sustracción de los objetos exige prácticamente las mismas condiciones fluídicas que se requieren para los aportes, sólo puede producirse con la ayuda de médiums dotados de facultades especiales. Por éso, cuándo alguna cosa desaparece, es más probable que se deba a un
descuido vuestro, antes que a la acción de los Espíritus.
16. ¿Es posible que algunos efectos considerados como fenómenos naturales se deban a la acción de determinados Espíritus?
“Vuestros días están llenos de ésos hechos, que no comprendes porque no piensas en ellos, pero que con un poco de reflexión percibiríais claramente.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– No atribuyáis a los Espíritus lo que es obra de la humanidad. Con todo, creed en su influencia oculta, constante, que genera alrededor de ustedes mil circunstancias, mil incidentes necesarios para el cumplimiento de sus actos, de tú existencia.
17. Entre los objetos aportados, ¿no habrá algunos que los propios Espíritus puedan fabricar, es decir, que sean producidos espontáneamente por las modificaciones que los Espíritus producen en el fluido o en el elemento universal?
“No por mí, pues no tengo permiso para éso. Sólo un Espíritu elevado es capaz de hacerlo.”
18. El otro día, ¿cómo introdujiste ésos objetos, ya que la habitación estaba cerrada?
“Los hice entrar conmigo, envueltos, por así decirlo, en mí sustancia. No puedo decir nada más, pues no es explicable.”
19. ¿Cómo hiciste para tornar visibles ésos objetos, que un momento antes eran invisibles?
“Quité la materia que los envolvía.”
OBSERVACIÓN DE ERASTO
– No es la materia propiamente dicha
la que los envuelve, sino un fluido tomado, mitad del periespíritu del
Médium, y mitad del Espíritu que opera.
20. (A Erasto.) ¿Es posible que un objeto sea aportado en un lugar completamente cerrado? En una palabra, ¿El Espíritu puede espiritualizar un objeto material, de modo que esté penetre la materia?
“Ésta cuestión es compleja. El Espíritu puede volver invisibles los objetos que aporta, pero no penetrables. No puede romper la agregación de la materia, porque implicaría la destrucción
del objeto. Al volverlo invisible, el Espíritu puede aportarlo cuándo quiera, y desprenderlo sólo en el momento oportuno, para hacerlo aparecer. Las cosas suceden de otro modo con relación a los objetos que nosotros componemos. Como sólo
introducimos en ellos los elementos de la materia, y dado que ésos elementos son esencialmente penetrables, y que nosotros mismos penetramos y atravesamos los cuerpos más condensados con la misma facilidad con que los rayos solares atraviesan los vidrios, podemos perfectamente decir que hemos introducido el objeto en un lugar, por más cerrado que esté.
Pero éso sólo sucede en éste caso.”
NOTA – Respecto a la teoría de la formación espontánea de los objetos, véase más adelante el capítulo titulado: “Laboratorio del mundo invisible”. (Ítem § 126).
_______________________Manifestaciones físicas. Mediúmnidad, Obsesión Fascinante y Subyugante.
Vea el Libro de Génesis Espiritista, Capítulo XIV, items #40 al #49,
40. Los fenómenos de las mesas móviles y parlantes, de la suspensión en el aire de los cuerpos pesados, de la escritura Mediúmnica, tan antiguos como el mundo, pero comunes en la actualidad, ofrecen la explicación de algunos fenómenos análogos espontáneos, a los cuáles por ignorarse la ley que los rige se les había atribuido un carácter sobrenatural y milagroso. Ésos fenómenos se basan en las propiedades del fluido periespiritual, ya sea de los encarnados cómo de los Espíritus libres.
41. Cuándo estaba encarnado, el Espíritu obraba sobre su cuerpo vivo con el auxilio de su periespíritu. Ahora, desde el mundo espiritual, se manifiesta por intermedio de ése mismo fluido: actúa sobre la materia inerte y produce ruidos, movimientos de mesas y de otros objetos, a los cuáles levanta, derriba o transporta. Ése fenómeno no tiene nada de sorprendente, sí consideramos que entre nosotros los motores más poderosos se encuentran en los fluidos más enrarecidos e incluso imponderables, como el aire, el vapor y la electricidad.
También con el auxilio de su periespíritu, el Espíritu hace que los médiums escriban, hablen o dibujen. Cómo ya no dispone de un cuerpo tangible para actuar ostensiblemente cuándo desea
manifestarse, se sirve del cuerpo de un médium, cuyos órganos toma en préstamo, y hace que obre como sí fuera su propio cuerpo, mediante el efluvio fluídico que derrama sobre él.
42. Mediante ése mismo proceso, el Espíritu actúa sobre la mesa, ya sea para que ésta se mueva, sin que su movimiento tenga un significado especial, o para que dé golpes inteligentes que indiquen las letras del alfabeto, lll a0 fin de que formen palabras y frases: fenómeno que se designa con el nombre de tiptología. La mesa no es más que un instrumento del que se vale el Espíritu, como se vale del lápiz para escribir, dándole una vitalidad momentánea por medio del fluido con que la impregna, aunque sin identificarse con ella. De ése modo, las personas que, embargadas por la emoción, abrazan la mesa cuándo se manifiesta un ser querido, realizan un acto ridículo; es exactamente como sí abrazasen el bastón de un amigo que se sirve de él para comunicarse por medio de golpes en el piso. Lo mismo hacen quienes dirigen la palabra a la mesa, como sí el Espíritu estuviera encerrado en la madera, o como sí la madera se hubiese convertido en Espíritu. Cuándo se transmiten comunicaciones por ése medio, hay que imaginarse que el Espíritu está, no en la mesa sino junto a ella, tal como se ubicaría sí estuviese vivo, y tal como sería visto en ése momento sí pudiera volverse visible. Lo mismo ocurre en las comunicaciones mediante la escritura: se vería al Espíritu al lado del Médium, guiando su mano o trasmitiéndole su pensamiento por medio de una corriente fluídica.
43. Cuándo la mesa se levanta del suelo y flota en el aire sin un punto de apoyo, el Espíritu no la levanta con la fuerza de su brazo, sino que la envuelve y penetra con una especie de atmósfera fluídica que neutraliza el efecto de la gravedad, como lo hace el aire con los globos y las cometas. El fluido que penetra en la mesa le confiere momentáneamente una mayor liviandad específica. Cuándo queda pegada al suelo, ésta se encuentra en una situación análoga a la de la campana neumática dentro de la que se produce el vacío. Éstas son simples comparaciones destinadas a mostrar la analogía de los efectos, pero no la similitud absoluta de las causas. (Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo IV.)
De acuerdo con lo que se acaba de decir, se comprende que para el Espíritu no es más difícil levantar una persona que levantar una mesa, transportar un objeto de un lugar a otro, o arrojarlo dónde sea. Todos ésos fenómenos se producen por obra de la misma ley. 82
82 Ése es el principio del fenómeno de aportes, fenómeno muy real pero que no conviene admitir más que con suma reserva, puesto que es uno de los que más se prestan a la imitación y al fraude. La honradez indiscutible de la persona que los obtiene, su absoluto desinterés material y moral, así como la confluencia de las circunstancias accesorias, deben ser considerados seriamente. Sobre todo, es preciso desconfiar de ésos efectos principalmente cuándo éstos se producen con excesiva facilidad, y tener por dudosos los que se repiten con mucha frecuencia y, por así decirlo, a voluntad. Los prestidigitadores hacen cosas más extraordinarias aún. El levantamiento de una persona no es un hecho menos efectivo, pero sí mucho más raro, tal vez porque resulte mucho más difícil de ser imitado. Es notorio que el Sr. Home se elevó más de una vez hasta el techo y dio de ése modo la vuelta a la sala. Se dice que San Cupertino poseía la misma facultad, hecho que no es más milagroso con éste que con aquél. (N. de Allan Kardec.)
Cuándo la mesa persigue a alguién, no significa que el Espíritu vaya en ésa dirección, pues él puede permanecer tranquilamente en el mismo lugar. Lo que sucede en ésos casos es que el Espíritu le da un impulso a la mesa por medio de una corriente fluídica, con cuyo auxilio está se mueve según su deseo. Cuándo se escuchan golpes en la mesa, o en otro lugar, el Espíritu no golpea con la mano o con algún objeto, sino que se limita a dirigir sobre el punto de dónde proviene el ruido un haz de fluido que produce el efecto de un choque eléctrico. El Espíritu modifica el ruido, así como cualquier persona es capaz de modificar los sonidos producidos por el aire. 83
83 Véanse ejemplos, tanto de manifestaciones materiales como de perturbaciones producidas por los Espíritus, en la Revista Espírita: “Manifestaciones físicas: La joven del Pasaje de los Panoramas”, enero de 1858; “El fantasma de la señorita Clairon”, febrero de 1858; “El Espíritu golpeador de Bergzabern”, relato completo: mayo, junio y julio de 1858; “El Espíritu golpeador de Dibbelsdorf”, agosto de 1858; “El panadero de Dieppe”, marzo de 1860; “El fabricante de San Petersburgo”, abril de 1860; “El trapero de la calle Noyers”, agosto de 1860; “El Espíritu golpeador del Aube”, enero de 1861; “Un Espíritu golpeador en el siglo XVI”, enero de 1864; “Manifestaciones en Poitiers”, mayo de 1864 y mayo de 1865; “El Espíritu golpeador de la hermana María”, junio de 1864; “Manifestaciones espontáneas en Marsella”, abril de 1865; “Manifestaciones en Fives, cerca de Lille (Norte)”, agosto de 1865;
“Los ratones de Équihen”, febrero de 1866. (N. de Allan Kardec.)
44. Un fenómeno muy frecuente en la Mediúmnidad es la aptitud de ciertos Médiums para escribir en una lengua que les es extraña; y tratar, ya sea en forma oral o por escrito, temas que están fuera del alcance de la instrucción que recibieron. No es raro que se vean algunos que escriben de corrido sin que nunca hayan aprendido a escribir; otros componen poesías, sin que jamás en la vida hayan sabido hacer un verso; otros dibujan, pintan, esculpen, componen música y ejecutan un instrumento sin que conozcan dibujo, pintura, escultura o el arte musical. Es muy frecuente el hecho de que un Médium escribiente reproduzca a la perfección la escritura y la firma que los Espíritus que se comunican por su intermedio tenían cuándo estaban vivos, aunque jamás los haya conocido. Con todo, ése fenómeno no es más maravilloso que el que consiste en hacer que un niño escriba cuándo se le lleva la mano; de ése modo puede lograr que escriba todo lo que uno quiera. Sí a una persona se le dictan las palabras letra por letra, escribirá en un idioma que ignora. Lo mismo sucede con la Mediúmnidad, sí nos remitimos a la manera por medio de la cuál se comunican los Espíritus a través de los Médiums, pues éstos no son más que instrumentos pasivos. No obstante, sí el Médium conoce el mecanismo, sí ha vencido las dificultades prácticas, sí las expresiones le resultan familiares y, por último, sí posee en su cerebro los elementos de aquello que el Espíritu quiere hacerle ejecutar, entonces se encontrará en la posición del hombre que sabe leer y escribir de corrido; el trabajo resultará más fácil y más rápido; y el Espíritu no tendrá más que transmitir sus pensamientos al intérprete, para que éste los reproduzca por los medios de que dispone. La aptitud de un médium para cosas que le resultan extrañas proviene, la mayoría de las veces, de los conocimientos que poseyó en otra existencia, y de los cuáles su Espíritu conservó la intuición. Sí fue poeta o músico, por ejemplo, tendrá más facilidad para asimilar el pensamiento poético o musical que un Espíritu quiera hacerle expresar. La lengua que hoy ignora pudo haberle sido familiar en otra existencia, lo que explica la mayor aptitud de su parte para escribir mediúmnicamente en esa lengua. 84
84 La aptitud que algunas personas demuestran para las lenguas que dominan sin, por así decirlo, haberlas aprendido, no tiene otro origen más que el recuerdo intuitivo de lo que supieron en otra existencia. El caso del poeta Méry, relatado en la Revista Espírita de noviembre de 1864, es una prueba de lo que decimos. Es evidente que sí en su juventud Méry hubiera sido Médium, habría escrito en latín tan fácilmente como en francés, lo que para todos habría pasado como un prodigio. (N. Atribuida a Allan Kardec.)
Obsesiones y posesiones
45. Los Espíritus malos pululan alrededor de la Tierra a consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de ésos Espíritus forma parte de los flagelos con los que la humanidad se debate en éste mundo. La obsesión, que es uno de los efectos de ésa acción, debe ser considerada, al igual que las enfermedades y las tribulaciones de la vida, como una prueba o una expiación, y aceptada cómo tal.
La obsesión es la acción persistente que un Espíritu Malo ejerce sobre un individuo. Presenta características muy diversas, que van desde la simple influencia moral sin signos exteriores notables, hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales. La obsesión anula las facultades mediúmnicas; en la Mediúmnidad Auditiva y Psicográfica, se pone de manifiesto por la obstinación de un Espíritu en querer manifestarse con exclusión de todos los demás.
46. Así como las enfermedades son el resultado de las imperfecciones físicas que hacen al cuerpo accesible a las influencias perniciosas exteriores, la obsesión proviene invariablemente de una imperfección moral que da lugar a un Espíritu malo. A una causa física, se opone una fuerza física; a una causa moral, es preciso que se anteponga una fuerza moral. Para preservarse de las enfermedades, se fortifica el cuerpo; para defenderse de la obsesión, es preciso fortificar el alma. De ahí que el obseso necesite trabajar para su propio mejoramiento, lo que la mayoría de las veces es suficiente para librarlo del obsesor sin el socorro de otras personas. Éste socorro se vuelve necesario cuándo la obsesión degenera en subyugación y en posesión, porque en ésos casos no es raro que el paciente pierda la voluntad y el libre albedrío. La obsesión pone de manifiesto casi siempre una venganza tomada por un Espíritu, cuyo origen muchas veces se encuentra en las relaciones que el obseso mantuvo con el obsesor en una existencia precedente. En los casos de obsesión grave, el obseso queda como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso que neutraliza la acción de los fluidos saludables y los rechaza. De ése fluido se lo debe liberar. Sin embargo, no siempre alcanza con ésta acción mecánica; también es preciso, de manera especial, actuar sobre el ser inteligente, al cuál hay que hablarle con autoridad. Ahora bien, sólo posee ésa autoridad quién tiene Superioridad Moral. Cuánto mayor sea la Superioridad Moral, tanto mayor será también la autoridad. Pero éso no es todo para asegurar la liberación, es necesario que el Espíritu perverso sea conducido a que renuncie a sus malos propósitos; que en él asome el arrepentimiento tanto cómo el deseodel bien, por medio de instrucciones hábilmente trasmitidas, en evocaciones hechas particularmente con vistas a su Educación Moral.
Se podrá entonces tener la grata satisfacción de liberar a un encarnado, y de convertir a un Espíritu imperfecto. La tarea resulta más fácil cuándo el obseso comprende su situación y colabora con la voluntad y la plegaria. No sucede lo mismo cuándo, seducido por el Espíritu que lo domina, se engaña acerca de las cualidades de éste último y se complace en el error al que es conducido, porque entonces, en lugar de colaborar, el obseso rechaza la asistencia. Éste es el caso de la fascinación, siempre muchísimo más rebelde que la más violenta subyugación. (Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo XXIII.)
En todos los casos de obsesión, la plegaria es el auxiliar más poderoso de que se dispone para oponerse a los propósitos maléficos del Espíritu obsesor.
47. En la obsesión, el Espíritu actúa externamente con la ayuda de su periespíritu, al cuál identifica con el del encarnado; en ése caso, éste último queda atrapado en una especie de trama y es obligado a comportarse en contra de su voluntad. En la posesión, en vez de actuar externamente, el Espíritu libre sustituye al Espíritu encarnado: elige su cuerpo para instalarse en él, aunque este no haya sido abandonado definitivamente por su dueño, pues éso sólo ocurre con la muerte. Por consiguiente, la posesión es siempre transitoria e intermitente, porque un Espíritu desencarnado no puede ocupar definitivamente el lugar de un Espíritu encarnado, sobre la base de que la unión molecular entre el periespíritu y el cuerpo sólo se produce en el momento de la concepción. (Véase el Capítulo XI, § 18.) Obtenida la posesión momentánea del cuerpo del encarnado, el Espíritu se sirve de él como si fuese su propio cuerpo; habla por su boca, ve por sus ojos y actúa con sus brazos, como lo haría si estuviese vivo. No es como en la mediumnidad parlante, en la que el Espíritu encarnado habla transmitiendo el pensamiento de un Espíritu desencarnado; en el caso de la posesión, el desencarnado es el que habla y actúa, de modo que quién lo haya conocido en vida, reconocerá su lenguaje, su voz, sus gestos y hasta la expresión de su fisonomía.
48. En la obsesión hay siempre un Espíritu maligno. En la posesión puede tratarse de un Espíritu bueno que quiere hablar y que, para causar mayor impresión a los oyentes, toma el cuerpo de un encarnado, que se lo presta voluntariamente cómo le prestaría su ropa a otra persona. Éso se lleva a cabo sin que haya perturbación ni malestar, y durante ése tiempo el Espíritu encarnado se encuentra en libertad como sucede en el estado de emancipación.
Además, la mayoría de las veces se mantiene al lado de su sustituto para escucharlo. Cuándo el Espíritu posesor es malo, las cosas ocurren de otro modo. No toma el cuerpo del encarnado, sino que se apodera de él en caso de que su titular no posea suficiente fuerza moral para resistirse. Y lo hace por maldad hacía él, a quién tortura y martiriza de todas las formas, incluso al extremo de intentar exterminarlo, sea por estrangulamiento, empujándolo al fuego o a otros lugares peligrosos.
Valiéndose de los miembros y de los órganos del desdichado paciente, blasfema, injuria y maltrata a los que lo rodean, y se entrega a excentricidades y a actos que presentan todas las características de la locura furiosa. Los hechos de éste tipo, en diferentes grados de intensidad, son muy numerosos, y muchos casos de locura no tienen otra causa. Con frecuencia se suman a ellos desórdenes patológicos, que son meras consecuencias de ése proceso, y en oposición a los cuales de nada sirven los tratamientos médicos mientras subsista la causa que les ha dado origen. El espiritismo, así como da a conocer ésa fuente de dónde proviene una parte de las miserias humanas, también indica la manera de remediarlo: actuar sobre el autor del mal: un ser que, puesto que es inteligente, debe ser tratado con inteligencia. 85
85 Véanse ejemplos de curas de obsesiones en la Revista Espírita, diciembre de 1863; enero y junio de 1864; enero y junio de 1865; febrero de 1866; junio de 1867. (N. atribuida a Allan Kardec.)
49. La mayoría de las veces la obsesión y la posesión son individuales, pero no es raro que también sean epidémicas. Cuándo un aluvión de Espíritus malos se lanza sobre una localidad, es cómo sí un ejército enemigo la invadiese. En ése caso, la cantidad de los individuos atacados puede llegar a ser considerable. 86
86 Fue una epidemia de ésa clase la que hace algunos años atacó la aldea de Morzine, en Saboya. (Véase el relato completo de ésa epidemia en la Revista Espírita de diciembre de 1862; enero, febrero, abril y mayo de 1863.) (N. de Allan Kardec.)..