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LE Versión traducida por Gustavo N Martínez
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Capítulo II
Elementos Generales
del Universo
Conocimiento del principio de las cosas • Espíritu y materia • Propiedades de la materia • Espacio universal.
Conocimiento del principio de las cosas
17. ¿Es dado al hombre conocer el principio de las cosas?
“No, Dios no permite que todo sea revelado al hombre en la Tierra.”
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18. El hombre, ¿penetrará algún día el misterio de las cosas ocultas?
“El velo se levanta ante él a medida que se purifica. No obstante, para comprender ciertas cosas necesita facultades que no posee aún.”
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19. ¿No puede el hombre, por medio de las investigaciones de la ciencia, penetrar algunos de los secretos de la naturaleza?
“La ciencia ha sido dada al hombre para su adelanto en todas las cosas, pero él no puede sobrepasar los límites que
Dios ha fijado.” Cuanto más es dado al hombre penetrar en esos misterios, tanto mayor debe ser su admiración por el poder y la sabiduría del Creador. Sin embargo, ya sea por orgullo o por debilidad, su propia inteligencia suele hacerlo juguete de la ilusión. Amontona sistema sobre sistema y cada día que pasa le muestra cuántos errores ha tomado por verdades y cuántas verdades ha rechazado como errores. Esas son otras tantas decepciones para su orgullo.
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20. Fuera de las investigaciones de la ciencia, ¿es dado al hombre
recibir comunicaciones de un orden más elevado sobre lo que escapa al testimonio de sus sentidos?
“Sí, si Dios lo juzga útil puede revelar lo que la ciencia no llega a conocer.”
Por medio de estas comunicaciones el hombre adquiere, dentro de ciertos límites, el conocimiento de su pasado y de su destino futuro.
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Espíritu y materia
21. La materia, ¿es eterna, como Dios, o ha sido creada por Él en un momento determinado?
“Sólo Dios lo sabe. No obstante, hay una cosa que vuestra razón debe indicaros, y es que Dios, modelo de amor y caridad, jamás ha estado inactivo. Por más lejano que pudieseis representaros el comienzo de su acción, ¿podríais concebirlo siquiera un segundo en la ociosidad?”
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22. Por lo general se define a la materia como lo que tiene extensión, lo que puede causar una impresión en nuestros sentidos, lo impenetrable. ¿Son exactas estas definiciones?
“Desde vuestro punto de vista son exactas, porque sólo habláis de acuerdo con lo que conocéis. Sin embargo, la materia existe en estados que para vosotros son desconocidos. Puede ser, por ejemplo, tan etérea y sutil que no causa ninguna impresión en vuestros sentidos. Con todo, es siempre materia, aunque para vosotros no lo sea.”
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[22a] – ¿Qué definición podéis dar de la materia?
“La materia es el lazo que encadena al espíritu; es el instrumento del que el espíritu se sirve y sobre el cual, al mismo tiempo, ejerce su acción.”
Desde este punto de vista se puede decir que la materia es el agente, el intermediario con la ayuda del cual y sobre el cual actúa el espíritu.
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23. ¿Qué es el Espíritu?
“El principio inteligente del universo.”
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[23a] – ¿Cuál es la naturaleza íntima del espíritu?
“No es fácil analizar el espíritu con vuestro lenguaje. Para vosotros no es nada, porque el espíritu no es una cosa palpable; pero para nosotros es algo. Sabedlo bien, la nada no es nada; la nada no existe.”
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24. El espíritu, ¿es sinónimo de inteligencia?
“La inteligencia es un atributo esencial del espíritu; pero ambos se confunden en un principio común, de modo que para vosotros son lo mismo.”
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25. El espíritu, ¿es independiente de la materia, o no es más que una propiedad de ella, como los colores son propiedades de la luz y el sonido es una propiedad del aire?
“Son distintos; pero se necesita la unión de ambos para transmitirle inteligencia37 a la materia.”
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[25a] – Esa unión, ¿es necesaria también para la manifestación del
espíritu? (Entendemos aquí por espíritu el principio de la inteligencia, haciendo abstracción de las individualidades designadas con ese nombre.)38
“Es necesaria para vosotros, porque no estáis organizados39
para percibir al espíritu sin la materia; vuestros sentidos no
están hechos para eso.”
39 [Los Espiritus aluden aqui a la organizacion del cuerpo humano. Vease la nota del § 57, asi como el § 63 (materia organizada).]
Creación
57. Dado que la constitución física de los mundos no es la misma en todos ellos, ¿se puede concluir que los seres que habitan en ellos poseen una organización44 diferente?
“Sin duda, como entre vosotros los peces están hechos para vivir en el agua y las aves en el aire.”
Origen y naturaleza de los Espíritus
76. ¿Qué definición se puede dar de los Espíritus?
“Se puede decir que los Espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material.”
NOTA. La palabra Espíritu es empleada aquí para designar a las individualidades de los seres extra corporales, y no al elemento inteligente universal.
77. Los Espíritus, ¿son seres distintos de la Divinidad, o sólo serían emanaciones o porciones de ella, razón por la cual se los llama hijos o criaturas de Dios?
“¡Dios mío! Son su obra, exactamente como lo es una máquina hecha por el hombre. Esa máquina es obra del hombre y no él mismo. Tú sabes que cuando el hombre hace una cosa bella, útil, la llama su criatura, su creación. Pues bien, lo mismo ocurre con Dios: somos sus hijos puesto que somos su obra.”
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38 [Esta distinción se pone en evidencia, además, porque la palabra espíritu, toda vez que con ella se alude al principio de la inteligencia, aparece escrita con minúscula inicial. Con
ese sentido es empleada en todo este capítulo (Véanse también los §§ 54, 64, 65, 71, 101,
etc.). En relación con el otro sentido, véase la “Nota” de Allan Kardec en el § 76.]
54. Si la especie humana no procede de un solo hombre, ¿deben por eso los hombres dejar de mirarse como hermanos?
“Todos los hombres son hermanos en Dios, porque están animados por el espíritu y tienden al mismo objetivo.
Vosotros siempre queréis tomar las palabras al pie de la letra.”
63. El principio vital, ¿reside en un agente particular o no es más
que una propiedad de la materia organizada46? En una palabra,
¿es un efecto o una causa?
“Es lo uno y lo otro. La vida es un efecto producido por la acción
de un agente sobre la materia. Ese agente, sin la materia,
no es la vida, así como la materia no puede vivir sin ese agente.
Este da la vida a los seres que lo absorben y lo asimilan.”
64. Hemos visto que el espíritu y la materia son dos elementos constitutivos del universo. El principio vital, ¿conforma un tercer elemento?
“Sin duda es uno de los elementos necesarios para la constitución del universo. No obstante, su fuente es la materia universal modificada. Para vosotros es un elemento, como el oxígeno y el hidrógeno. Con todo, ninguno de ellos es un elemento primitivo, pues todos proceden de un mismo principio.”
[64a] – Parece resultar de ahí que el principio de la vitalidad no es un agente primitivo distinto, sino una propiedad especial de la materia universal, que se debe a ciertas modificaciones de dicha materia.
“Es la consecuencia de lo que hemos dicho.”
65. El principio vital, ¿reside en alguno de los cuerpos que conocemos?
“Su fuente es el fluido universal. Es lo que vosotros llamáis fluido magnético o fluido eléctrico animalizado. Es el intermediario,
el lazo entre el espíritu y la materia.”
66. El principio vital, ¿es el mismo para todos los seres orgánicos?
“Sí, modificado según las especies. Es lo que les da movimiento y actividad y los distingue de la materia inerte, pues el movimiento de la materia no es la vida. La materia recibe ese movimiento, no lo da.”
Inteligencia e instinto
71. La inteligencia, ¿es un atributo del principio vital?
“No, puesto que las plantas viven y no piensan: sólo tienen vida orgánica. La inteligencia y la materia son independientes, ya que un cuerpo puede vivir sin la inteligencia. No obstante, la inteligencia sólo puede manifestarse por medio de los órganos materiales. Se necesita la unión con el espíritu para transmitirle inteligencia a la materia animalizada.”
La inteligencia es una facultad especial propia de ciertas clases de seres orgánicos, a los que otorga, con el pensamiento, la voluntad de actuar, la conciencia de su existencia y de su individualidad, así como los medios para establecer relaciones con el mundo exterior y proveer a sus necesidades.
De este modo, se pueden distinguir:
1.º) Los seres inanimados. Están formados sólo de materia, sin vitalidad ni inteligencia; son
los cuerpos brutos.
2.º) Los seres animados que no piensan. Están
formados de materia y dotados de vitalidad, pero desprovistos de inteligencia.
3.º) Los seres animados que piensan. Están formados de materia, dotados de vitalidad, y tienen además un principio inteligente que les da la facultad de pensar.47
47 [Vease el § 585.]
Los Tres Reinos
Los minerales y las plantas • Los animales
y el hombre • Metempsicosis.
Los minerales y las plantas
585. ¿Qué pensáis acerca de la división de la naturaleza en tres reinos, o bien en dos clases: la de los seres orgánicos y la de los seres inorgánicos? Algunos consideran que la especie humana es una cuarta clase. ¿Cuál de esas divisiones es preferible?
“Todas son buenas, ya que dependen de diferentes puntos de vista. En el aspecto material sólo hay seres orgánicos
e inorgánicos. En cambio, desde el punto de vista moral existen, evidentemente, cuatro grados.”
Esos cuatro grados tienen, en efecto, caracteres precisos, aunque sus límites parezcan confundirse. La materia inerte, que constituye el reino mineral, sólo tiene en sí una fuerza mecánica. Las plantas,
compuestas de materia inerte, se hallan dotadas de vitalidad. Los animales, compuestos de materia inerte y dotados de vitalidad, tienen además una especie de inteligencia instintiva, limitada, con
conciencia de su existencia y de su individualidad. El hombre, que tiene cuanto hay en las plantas y en los animales, domina a las otras clases por medio de una inteligencia especial, ilimitada, que le da la conciencia de su porvenir, la percepción de las cosas extra materiales y el conocimiento de Dios.87
87. Los Espíritus, ¿ocupan una región determinada y circunscripta en el espacio?
“Los Espíritus están en todas partes. Los espacios infinitos se encuentran poblados por ellos hasta lo infinito. Algunos están incesantemente a vuestro lado, os observan y actúan sobre vosotros sin que lo sepáis, pues los Espíritus son uno
de los poderes de la naturaleza y los instrumentos de que Dios se sirve para el cumplimiento de sus designios providenciales. Sin embargo, no todos van a todas partes, pues hay regiones vedadas a los menos adelantados.”
Tercer orden. – Espíritus imperfectos
101. Caracteres generales. – Predominio de la materia sobre el espíritu.
Propensión al mal. Ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las pasiones malas que derivan de él. Tienen la intuición de Dios, pero no lo comprenden.
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26. ¿Se puede concebir al espíritu sin la materia, y a la materia sin el espíritu?
“Se puede, sin duda, por medio del pensamiento.”
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Libro Primero – Capítulo II
Propiedades de la materia
27. ¿Habría, de este modo, dos elementos generales en el universo: la materia y el espíritu?
“Sí, y por encima de todo eso Dios, el creador, el padre de todas las cosas.
Dios, el espíritu y la materia son el principio de todo lo que existe, la trinidad universal. No obstante, al elemento material es preciso añadirle el fluido universal, que desempeña el papel de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado densa para que el espíritu pueda ejercer una acción sobre ella. Aunque, desde cierto punto de vista, se lo puede clasificar como elemento material, el fluido universal se distingue por algunas propiedades especiales. Si fuese materia de modo positivo, no habría razón para que el espíritu no lo fuera también. Está colocado entre el espíritu y la materia.
Es fluido, como la materia es materia, y por medio de sus innumerables combinaciones con esta y bajo la acción del espíritu, es susceptible de producir la infinita variedad de las cosas, de las cuales vosotros sólo conocéis una mínima parte. Dado que ese fluido universal, o primitivo o elemental, es el agente que emplea el espíritu, constituye el principio sin el cual la materia estaría en perpetuo estado de división y no adquiriría jamás las propiedades que le otorga la gravedad.”
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27 a. Este fluido ¿será el que distinguimos con el nombre de electricidad?
- Ya hemos dicho que es susceptible de un sinnúmero de combinaciones. Lo que llamáis fluido eléctrico y fluido magnético son modificaciones del fluido universal, el cual sólo es, para hablar con propiedad, una materia más perfecta y sutil, que se puede considerar independiente.
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28. Puesto que el espíritu es, de por sí, algo, ¿no sería más exacto y no estaría menos sujeto a confusión si se designara a esos dos elementos generales con las palabras materia inerte y materia inteligente?
- Las palabras nos importan poco. Cabe a vosotros organizar vuestro idioma de modo que os entendáis. Vuestras discusiones provienen casi siempre de que no os entendéis acerca de los vocablos, debido a que vuestra lengua es incompleta en lo tocante a las cosas que no impresionan vuestros sentidos. Un hecho evidente predomina en todas las hipótesis: por una parte, vemos materia que no es inteligente. Por la otra, vemos un principio inteligente, independiente de la materia.
El origen y la conexión de ambos nos son desconocidos.
Tengan o no una fuente común y puntos de contacto necesarios; posea la inteligencia su existencia propia, o constituya una propiedad, un efecto; sea ella –conforme la opinión de algunos- una emanación de la Divinidad,
he ahí lo que ignoramos.
Ambos se nos aparecen distintos, por eso los admitimos como integrando dos principios constitutivos del Universo.
Y por encima de todo ello vemos a una Inteligencia que domina a todas las demás, gobernándolas, y que se distingue de ellas por atributos esenciales: a esa Suprema Inteligencia se le llama Dios.
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Libro Primero – Capítulo II
Propiedades de la materia
29. La ponderabilidad, ¿es un atributo esencial de la materia?
“De la materia tal como vosotros la entendéis, sí; pero no de la materia considerada como fluido universal. La materia etérea y sutil que forma ese fluido es imponderable para vosotros, aunque no por eso deja de ser el principio de vuestra materia pesada.”
La gravedad es una propiedad relativa. Fuera de las esferas de atracción de los mundos no hay peso, del mismo modo que no hay arriba ni abajo.
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30. La materia, ¿está formada por un solo elemento o por muchos?
“Por un solo elemento primitivo. Los cuerpos que consideráis simples no son verdaderos elementos, sino transformaciones de la materia primitiva.”
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31. ¿De dónde provienen las diferentes propiedades de la materia?
“Son modificaciones que las moléculas elementales sufren por su unión y en determinadas circunstancias.”
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32. Según esto, los sabores, los olores, los colores, el sonido, las cualidades venenosas o saludables de los cuerpos, ¿no serían más que modificaciones de una misma y única sustancia primitiva?
“Sí, sin duda. Sólo existen por la disposición de los órganos destinados a percibirlos.”
Este principio queda demostrado por el hecho de que no todos perciben las cualidades de los cuerpos de la misma manera: alguien encuentra una cosa agradable al gusto, a otro le parece repugnante; algunos ven azul lo que otros ven rojo; lo que es veneno para algunos resulta inofensivo o saludable para otros.
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33. La materia elemental, ¿es susceptible de recibir todas las modificaciones y de adquirir todas las propiedades?
“Sí. Eso debe entenderse cuando decimos que todo está en todo 40.”
El oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y los demás cuerpos que consideramos simples, sólo son modificaciones de una sustancia primitiva. En la imposibilidad en que nos encontramos hasta el presente, de remontarnos de otro modo que no sea mediante el pensamiento hasta esa materia primera, dichos cuerpos son para nosotros verdaderos elementos y podemos, sin mayores consecuencias, considerarlos como tales hasta nuevo aviso.
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40 Este principio explica el fenómeno conocido por los magnetizadores, que consiste en dar, por medio de la voluntad, a una sustancia cualquiera –el agua, por ejemplo–, propiedades muy diversas: un gusto determinado e incluso las cualidades activas de otras sustancias. Puesto que no hay más que un elemento primitivo y que las propiedades de los diferentes
cuerpos solo son modificaciones de ese elemento, de ahi resulta que la sustancia mas inofensiva tiene el mismo principio que la maás deletérea. Así, el agua, que está formada por una parte de oxigeno y dos de hidrogeno, se vuelve corrosiva si se duplica la proporción de oxigeno. Una transformación análoga puede producirse mediante la acción magnética dirigida por la voluntad. (N. de Allan Kardec.)
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[33a] – Esta teoría parece dar la razón a la opinión de los que no admiten en la materia más que dos propiedades esenciales: la fuerza y el movimiento, y que piensan que las demás propiedades sólo son efectos secundarios que varían conforme a la intensidad de la fuerza y la dirección del movimiento.
“Esa opinión es exacta. Aunque es preciso añadir también que varían conforme a la disposición de las moléculas, como puedes verlo, por ejemplo, en un cuerpo opaco que
se vuelve transparente, y viceversa.”
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34. Las moléculas, ¿tienen una forma determinada?
“Sin duda. Las moléculas tienen una forma, pero vosotros no podéis apreciarla.”
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[34a] – Esa forma, ¿es constante o variable?
“Constante en las moléculas elementales primitivas, pero variable en las moléculas secundarias, que de por sí no son más que aglomeraciones de las primeras. Lo que vosotros llamáis molécula aún está lejos de ser la molécula elemental.”
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Espacio universal
35. El espacio universal, ¿es infinito o limitado?
“Infinito. Suponle límites: ¿qué habría más allá? Eso confunde a tu razón, bien lo sé. Sin embargo, tu razón te dice que no puede ser de otro modo. Lo mismo ocurre con lo infinito en todas las cosas. En vuestro reducido ámbito no podéis comprenderlo.”
Si se supone que el espacio tiene un límite, por muy lejano que el pensamiento pueda concebirlo, la razón dice que más allá de ese
límite hay algo, y así gradualmente hasta lo infinito, pues ese algo, aunque fuese el vacío absoluto, también sería espacio.
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36. El vacío absoluto, ¿existe en alguna parte del espacio universal?
“No, nada está vacío. Lo que para ti es vacío se encuentra ocupado por una materia que escapa a tus sentidos y a tus instrumentos.”
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La Génesis - Capítulo XIV, pág. 312
Curaciones
31. Como hemos visto, el fluido universal es el elemento primitivo del cuerpo carnal y del periespíritu, los cuales son simples transformaciones de aquel.
Por la identidad de su naturaleza, ese fluido, condensado en el periespíritu, puede ofrecer principios reparadores al cuerpo; el Espíritu, encarnado o desencarnado, es el agente propulsor que infiltra en un cuerpo deteriorado una parte de la sustancia de su envoltura fluídica.
La curación se opera mediante la sustitución de una molécula nociva por otra molécula sana.
El poder curativo será proporcional a la pureza de la sustancia inoculada; pero depende también de la energía de la voluntad, que provoca una emisión fluídica más abundante y otorga al fluido mayor fuerza de penetración. Depende, además, de las intenciones de quien desee realizar la cura, sea hombre o Espíritu. Los fluidos que emanan de una fuente impura son como sustancias medicamentosas alteradas.
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Video sobre los Milagros en una casa Espirita.
minuto 45:54
Esta energía de la Voluntad, es provocada por la acción del fluido cósmico a voluntad de la fuente (el cuerpo físico) que es material.
Libro de Los Médiums, pregunta #131 que dice así:
Esta teoría nos da la solución de un hecho muy conocido en magnetismo, pero hasta hoy sin explicación: el del cambio de las propiedades del agua mediante la voluntad. El Espíritu actuante es el del magnetizador, casi siempre asistido por un Espíritu no encarnado. Aquel opera una transmutación con la ayuda del fluido magnético, que, como hemos dicho, es la sustancia que más se aproxima a la materia cósmica, o elemento universal. Ahora bien, si el magnetizador es capaz de operar una modificación en las propiedades del agua, también puede producir un fenómeno análogo en los fluidos del organismo. De ahí el efecto curativo de la acción magnética convenientemente dirigida.
Sabemos acerca del papel capital que desempeña la voluntad en todos los fenómenos del magnetismo. Pero ¿cómo explicar la acción material de un agente tan sutil? La voluntad no es un ser, no es una sustancia. Ni siquiera es una propiedad de la materia más etérea. La voluntad constituye el atributo esencial del Espíritu, es decir, del ser pensante. Con la ayuda de esa palanca, el Espíritu actúa sobre la materia elemental y, por medio de una acción consecutiva,
reacciona sobre sus componentes, cuyas propiedades íntimas pueden así ser transformadas. La voluntad es un atributo del Espíritu encarnado tanto como del Espíritu errante. Ahí radica el poder del magnetizador, poder que se sabe es proporcional a la fuerza de voluntad. Así como el Espíritu encarnado puede actuar sobre la materia elemental, también puede, dentro de ciertos límites, modificar las
propiedades de dicha materia, lo que explica la facultad de curar mediante el contacto y la imposición de las manos, facultad que algunas personas poseen en grado más o menos elevado. (Véase,
en el capítulo Acerca de los médiums, los parágrafos referidos a los Médiums curativos. Véase también, en la Revista Espírita, de julio de 1859, los artículos: “El zuavo de Magenta” y “Un oficial del
ejército de Italia”18.) 18
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32. Los efectos de la acción fluídica sobre los enfermos son extremadamente variados, de acuerdo con las circunstancias. Algunas veces la acción es lenta y requiere un tratamiento prolongado, como en el magnetismo común; otras veces es rápida como una corriente eléctrica. Hay personas dotadas de tal poder que en algunos enfermos producen curaciones instantáneas por medio de la sola imposición de las manos, o incluso por un simple acto de la voluntad. Entre los dos polos extremos de esa facultad hay infinitas graduaciones. Todas las curaciones de ese tipo son variedades del magnetismo y sólo difieren por la potencia y la rapidez de la acción. El principio es siempre el mismo: el fluido desempeña el papel de agente terapéutico, y su efecto se encuentra subordinado
a su calidad y a circunstancias especiales.
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33. La acción magnética puede producirse de muchas maneras:
1.º) Por el fluido del magnetizador, en cuyo caso se trata del magnetismo propiamente dicho, o magnetismo humano, cuya acción se encuentra subordinada a la potencia y, sobre todo, a la calidad del fluido.
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2.º) Por el fluido de los Espíritus, que actúan directamente y sin intermediarios sobre un encarnado, ya sea para curarlo o calmar un sufrimiento, sea para provocar el sueño sonambúlico espontáneo o para ejercer sobre el individuo alguna influencia física o moral.
Se trata del magnetismo espiritual, cuya calidad es proporcional a las cualidades del Espíritu.75
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75 Véanse ejemplos en la Revista Espírita, febrero de 1863; abril y septiembre de 1865. (N. de
Allan Kardec.)
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3.º) Por el fluido que los Espíritus derraman sobre el magnetizador, al cual este sirve de conductor. Se trata del magnetismo mixto, semi espiritual o, si se prefiere, humano-espiritual. Combinado con el fluido humano, el fluido espiritual le transmite a aquel las cualidades que le faltan. En esas circunstancias, algunas veces el concurso de los Espíritus es espontáneo, pero muy a menudo es provocado por la evocación del magnetizador.
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34. La facultad de curar mediante la influencia fluídica es muy común y puede desarrollarse con el ejercicio; pero la de curar instantáneamente con la imposición de las manos es más rara, y su apogeo puede ser considerado excepcional. No obstante, en épocas diferentes, en el seno de casi todos los pueblos han aparecido individuos que la poseyeron en grado sobresaliente.
En estos últimos tiempos han aparecido muchos ejemplos notables, cuya autenticidad no puede ser cuestionada.
Dado que las curaciones de esta clase se basan en un principio natural, y que el poder de producirlas no es un privilegio, se deduce que estas no ocurren al margen de la naturaleza y que sólo son milagrosas en apariencia.76
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76 Véanse los ejemplos de curaciones instantáneas relatadas en la Revista Espírita: “El príncipe de Hohenlohe, médium curador”, diciembre de 1866; sobre las curas del Sr. Jacob, octubre
y noviembre de 1866 y de 1867; “Simonet, médium curador de Bordeaux”, agosto de 1867;
“El alcalde Hassan, o la bendición de la sangre”, octubre de 1867; “El cura Gassner, médium curador”, noviembre de 1867. (N. de Allan Kardec.)
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Apariciones. Transfiguraciones
Libro de Génesis -Espiritual
35. En su estado normal, el periespíritu es invisible para nosotros; pero como está formado por materia etérea, el Espíritu puede, en ciertos casos y por un acto de su voluntad, producir en él una modificación molecular que lo vuelva momentáneamente visible. Así es como se producen las apariciones que, del mismo modo que los otros fenómenos, no ocurren al margen de las leyes de la naturaleza. Eso no tiene nada que sea más extraordinario que el vapor, que es invisible cuando está muy enrarecido y se vuelve visible cuando se condensa.
Según el grado de condensación del fluido periespiritual, la aparición es algunas veces difusa y vaporosa; otras veces, más claramente definida; y otras, por último, tiene todas las apariencias de
la materia tangible. Incluso puede llegar a ser realmente tangible, a tal punto que el observador se engañe sobre la naturaleza del ser que tiene delante de él. Las apariciones vaporosas son frecuentes; ese es el aspecto con el que se presentan muchos individuos, después de que han muerto, a las personas por quienes sienten afecto. Las apariciones tangibles son más raras, aunque de ellas hay muchos ejemplos,
perfectamente documentados. Si el Espíritu desea darse a conocer,
imprimirá a su envoltura todas las señales exteriores que tenía cuando estaba vivo.77
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77 Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulos VI y VII. (N. de Allan Kardec.)
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36. Es de destacarse que las apariciones tangibles sólo tienen la apariencia de la materia carnal, pero no sus cualidades. Debido a la naturaleza fluídica que las caracteriza, no pueden tener la misma cohesión de la materia, porque en realidad no poseen carne. Se forman instantáneamente y desaparecen del mismo modo, o se evaporan por la desagregación de las moléculas fluídicas. Los seres que se presentan en esas condiciones no nacen ni mueren, contrariamente a lo que sucede con los demás hombres. Se los ve y dejan de ser vistos sin que se sepa de dónde vienen, cómo vinieron, ni hacia dónde van. Nadie podría matarlos, ni apresarlos, ni encarcelarlos, puesto que no tienen un cuerpo carnal. Los golpes que acaso se les lanzaran, caerían en el vacío. Ese es el carácter de los agéneres, con los cuales se puede conversar sin que se sospeche acerca de lo que son. Con todo, no permanecen largo tiempo entre los hombres ni pueden ser comensales
frecuentes de una casa, ni figurar entre los miembros de una familia.
Además, los agéneres muestran siempre en su persona, en sus actitudes, algo de extraño e insólito que sugiere al mismo tiempo la materialidad y la espiritualidad; en ellos, la mirada es vaporosa y penetrante a la vez, y carece de la nitidez propia de la mirada a través
de los ojos de la carne; su lenguaje, conciso y por lo general sentencioso,
nada tiene del brillo y la volubilidad del lenguaje humano; su aproximación produce una sensación particular e indefinible de sorpresa, que inspira una especie de temor, y quien se pone en contacto con ellos, aun que los tome por individuos iguales a los demás, es inducido a pensar involuntariamente: Este es un ser extraño.78
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78 Véanse ejemplos de apariciones vaporosas o tangibles y de agéneres en Revista Espírita,
enero y octubre de 1858; enero, febrero, marzo, agosto y noviembre de 1859; abril y mayo de 1860; julio de 1861; abril de 1866; “El labrador Thomas Martin y Luis XVIII”, detalles completos, diciembre de 1866. (N. de Allan Kardec.)
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37. Como el periespíritu es el mismo tanto en los encarnados como en los desencarnados, un Espíritu encarnado, por un efecto absolutamente idéntico, puede aparecer, en un momento en que se encuentre libre, en un punto distinto de aquel en que su cuerpo descansa, con su fisonomía habitual y con todos los signos característicos de su identidad. Ese fenómeno, del cual se conocen muchos casos auténticos, fue el que llevó a que se creyera en la
existencia de los hombres dobles.79
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79 Véanse ejemplos de apariciones de personas vivas en la Revista Espírita, diciembre de 1858; febrero y agosto de 1859; noviembre de 1860. (N. de Allan Kardec.)
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La Génesis - Capítulo XIV 316
38. Un efecto peculiar de los fenómenos de ese tipo consiste en el hecho de que las apariciones vaporosas, e incluso tangibles, no son percibidas por todas las personas indistintamente. Los Espíritus sólo se muestran cuando quieren y ante quienes quieren. Por consiguiente, un Espíritu podría aparecerse en una reunión ante uno solo o muchos de los presentes, y no ser visto por los demás. Eso ocurre porque las percepciones de ese tipo se producen por medio de la vista espiritual, y no por intermedio de la vista carnal. Además, la vista espiritual no le es dada a todas las personas; e incluso el Espíritu, por su sola voluntad y si fuera conveniente, puede retirarla de aquel a quien él no quiera mostrarse, así como puede conferirla momentáneamente si lo juzga necesario. Así pues, la condensación del fluido periespiritual en las apariciones, incluso en los casos de tangibilidad, no tiene las propiedades de la materia ordinaria; de no ser así, las apariciones serían
perceptibles mediante los ojos del cuerpo por parte de todas las
personas presentes.80
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80 Sólo con suma reserva se deben recibir las narraciones de apariciones puramente individuales que, en ciertos casos, podrían no pasar del efecto de una imaginación sumamente excitada y, tal vez, de una invención con fines interesados. Conviene, pues, tomar en cuenta muy escrupulosamente las circunstancias, la sinceridad de la persona, así como su probable intención de abusar de la credulidad de individuos excesivamente confiados. (N.
de Allan Kardec.)
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39. Dado que el Espíritu puede operar transformaciones en la configuración de su envoltura periespiritual, y puesto que esa envoltura se irradia en torno al cuerpo como una atmósfera fluídica, puede producirse en la superficie misma del cuerpo un fenómeno análogo al de las apariciones. La verdadera imagen del cuerpo puede desvanecerse más o menos completamente bajo una capa fluídica, y asumir otra apariencia; o bien, vistos a través de la capa fluídica modificada, como a través de un prisma, los rasgos primitivos pueden adoptar otra expresión. Si el Espíritu encarnado
toma distancia de lo terrenal, y se identifica con las cosas del mundo espiritual, la expresión de un semblante desagradable puede volverse bella, radiante y hasta luminosa; si, por el contrario, el Espíritu es presa de bajas pasiones, un rostro hermoso puede tomar un aspecto horrible.
Así se producen las transfiguraciones, que reflejan siempre las cualidades y los sentimientos que predominan en el Espíritu. Ese fenómeno es, pues, el resultado de una transformación fluídica; es una especie de aparición periespiritual que se produce sobre el cuerpo mismo de una persona viva, y a veces en el momento de la muerte, en vez de producirse a la distancia como en el caso de las apariciones propiamente dichas. Lo que distingue a las apariciones de ese género es el hecho de que son, por lo general, perceptibles por todos los presentes mediante los ojos del cuerpo, precisamente porque se forman en torno a la materia carnal visible, mientras que en las apariciones puramente fluídicas no existe materia tangible.81
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80 Sólo con suma reserva se deben recibir las narraciones de apariciones puramente individuales que, en ciertos casos, podrían no pasar del efecto de una imaginación sumamente excitada y, tal vez, de una invención con fines interesados. Conviene, pues, tomar en cuenta muy escrupulosamente las circunstancias, la sinceridad de la persona, así como su probable intención de abusar de la credulidad de individuos excesivamente confiados. (N. de Allan Kardec.)
81 Véase un ejemplo y la teoría de la transfiguración en la Revista Espírita, marzo de 1859 (El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo VII). (N. de Allan Kardec.)
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La visión de Dios
La Génesis - Capítulo II
31. Si Dios está en todas partes, ¿por qué no lo vemos? ¿Habremos de verlo después de dejar la Tierra? Esas son las preguntas que nos plantean a diario. La primera se puede responder fácilmente.
Nuestros órganos materiales tienen percepciones limitadas que no les permiten ver determinadas cosas, incluso materiales. De ese modo, ciertos fluidos escapan totalmente a nuestra visión, como también a nuestros instrumentos de análisis, aunque eso no da motivo a que dudemos de su existencia. Vemos los efectos de la peste, pero no vemos el fluido que la transmite; vemos los cuerpos en movimiento bajo la influencia de la fuerza de gravedad, pero no vemos esa fuerza.
32. Los órganos materiales no pueden percibir las cosas de esencia espiritual. Sólo podemos ver a los Espíritus y las cosas del mundo inmaterial con la visión del Espíritu. Por lo tanto, únicamente nuestra alma puede tener la percepción de Dios. ¿Acaso lo verá de inmediato después de la muerte? Al respecto, sólo las comunicaciones de ultratumba pueden ilustrarnos. Por medio de ellas llegamos a saber que la visión de Dios constituye un privilegio exclusivo de las almas más purificadas, y que son muy pocas las que, cuando abandonan la envoltura terrenal, poseen el grado
de desmaterialización necesario para ello. Una comparación vulgar hará que lo comprendamos fácilmente.
33. Una persona que se encuentra en el fondo de un valle, envuelta por una densa bruma, no puede ver el sol. Sin embargo, por la luz difusa percibe que el sol brilla. Si decide subir a la montaña, a medida que ascienda, la neblina se irá disipando cada vez más y la luz se hará cada vez más viva. Con todo, todavía no verá el sol. Recién después de que se haya elevado por completo por encima de la capa de niebla, y haya llegado al punto donde el aire esté perfectamente limpio, contemplará al astro en todo su esplendor. Lo mismo ocurre con el alma. La envoltura periespiritual, aunque para nosotros sea invisible e intangible, con relación al alma es una materia verdadera, demasiado grosera todavía para ciertas percepciones. Esa envoltura se espiritualiza a medida que el alma se eleva en moralidad. Las imperfecciones del alma son como capas neblinosas que enturbian la visión. Cada imperfección de la que se despoja es una mancha menos, pero sólo después de que se ha purificado completamente goza de la plenitud de sus facultades.
34. Puesto que Dios es la esencia divina por excelencia, solamente puede ser percibido en todo su esplendor por los Espíritus que han alcanzado el más alto grado de desmaterialización. En cuanto a los Espíritus imperfectos, por el hecho de que estos no vean a Dios, no se concluye que estén más alejados de Él que los demás, puesto que, al igual que todos los seres de la naturaleza, están inmersos en el fluido divino, del mismo modo que nosotros lo estamos en la luz. Lo que ocurre es que las imperfecciones de esos Espíritus son como vapores que les impiden verlo. Cuando la niebla se disipe, lo verán resplandeciente. Para eso no necesitan
ascender ni buscarlo en las profundidades de lo infinito. Cuando la visión espiritual quede desobstruida de las manchas morales que la oscurecían, lo verán, sea cual fuere el lugar en que se hallen, incluso en la Tierra, porque Dios está en todas partes.
35. El Espíritu se purifica con el correr del tiempo, y las diferentes encarnaciones son alambiques en cuyo fondo deja, cada vez, algunas impurezas. Al abandonar su envoltura corporal, los Espíritus no se despojan instantáneamente de sus imperfecciones,
razón por la cual, después de la muerte, no ven a Dios más de lo que lo veían cuando estaban vivos. No obstante, a medida que se purifican, tienen de Él una intuición más clara. Aunque no lo vean, lo comprenden mejor, pues la luz es menos difusa. Así pues, cuando algunos Espíritus manifiestan que Dios les prohíbe que respondan una pregunta, no significa que Dios se les haya aparecido o les haya dirigido la palabra para ordenarles o prohibirles tal
o cual cosa. Por supuesto que no. Ellos lo sienten, reciben los efluvios de su pensamiento, del mismo modo que ocurre con nosotros en relación con los Espíritus que nos envuelven en sus fluidos, aunque no los veamos.
36. Ningún hombre puede, por consiguiente, ver a Dios con los ojos de la carne. Si esa gracia le fuera concedida a algunos, sólo se realizaría en estado de éxtasis, cuando el alma está tan desprendida de los lazos de la materia que hace que ese hecho sea posible durante la encarnación. Por otra parte, ese privilegio correspondería exclusivamente a las almas selectas, que han encarnado en cumplimiento de alguna misión, y no a las que han encarnado para expiar. Con todo, como los Espíritus de la categoría más elevada resplandecen con un brillo deslumbrante, puede suceder que los Espíritus menos elevados, encarnados o desencarnados, maravillados con el esplendor que rodea a aquellos, supongan que ven al propio Dios. Sería como quien ve a un ministro y lo confunde con el soberano.
37. ¿Con qué apariencia se presenta Dios a quienes se hacen dignos de verlo? ¿Será con alguna forma en particular? ¿Con una figura humana o como un resplandeciente foco de luz? En el lenguaje humano no se lo puede describir, porque no existe para nosotros ningún punto de comparación que nos pueda dar una idea de Él. Somos como ciegos de nacimiento a quienes se intentara inútilmente hacer que comprendamos el brillo del sol. Nuestro vocabulario está limitado a nuestras necesidades y al círculo de nuestras ideas; el de los salvajes no serviría para describir las maravillas de la civilización; el de los pueblos más civilizados es demasiado pobre para describir los esplendores de los cielos, y nuestra inteligencia es muy limitada para comprenderlos, así como nuestra vista, excesivamente débil, quedaría deslumbrada.
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Dios es representado como luz de Conocimiento, nadie ha visto a Dios, pero lo caracteriza el ser el autor de todo conocimiento. No vemos a Dios, pero la luz que ilumina nuestro ser representa la noción de su existencia como conocimiento, Dios es conocimiento y la luz que todos ven en el mundo espiritual, es un resplandor de Dios cuyo significado es conocimiento. Frank Montañez, 21 de agosto de 2015, Espíritu Sebastian.
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La visión de Dios
La Génesis - Capítulo II
31. Si Dios está en todas partes, ¿por qué no lo vemos? ¿Habremos de verlo después de dejar la Tierra? Esas son las preguntas que nos plantean a diario. La primera se puede responder fácilmente.
Nuestros órganos materiales tienen percepciones limitadas que no les permiten ver determinadas cosas, incluso materiales. De ese modo, ciertos fluidos escapan totalmente a nuestra visión, como también a nuestros instrumentos de análisis, aunque eso no da motivo a que dudemos de su existencia. Vemos los efectos de la peste, pero no vemos el fluido que la transmite; vemos los cuerpos en movimiento bajo la influencia de la fuerza de gravedad, pero no vemos esa fuerza.
32. Los órganos materiales no pueden percibir las cosas de esencia espiritual. Sólo podemos ver a los Espíritus y las cosas del mundo inmaterial con la visión del Espíritu. Por lo tanto, únicamente nuestra alma puede tener la percepción de Dios. ¿Acaso lo verá de inmediato después de la muerte? Al respecto, sólo las comunicaciones de ultratumba pueden ilustrarnos. Por medio de ellas llegamos a saber que la visión de Dios constituye un privilegio exclusivo de las almas más purificadas, y que son muy pocas las que, cuando abandonan la envoltura terrenal, poseen el grado
de desmaterialización necesario para ello. Una comparación vulgar hará que lo comprendamos fácilmente.
33. Una persona que se encuentra en el fondo de un valle, envuelta por una densa bruma, no puede ver el sol. Sin embargo, por la luz difusa percibe que el sol brilla. Si decide subir a la montaña, a medida que ascienda, la neblina se irá disipando cada vez más y la luz se hará cada vez más viva. Con todo, todavía no verá el sol. Recién después de que se haya elevado por completo por encima de la capa de niebla, y haya llegado al punto donde el aire esté perfectamente limpio, contemplará al astro en todo su esplendor. Lo mismo ocurre con el alma. La envoltura periespiritual, aunque para nosotros sea invisible e intangible, con relación al alma es una materia verdadera, demasiado grosera todavía para ciertas percepciones. Esa envoltura se espiritualiza a medida que el alma se eleva en moralidad. Las imperfecciones del alma son como capas neblinosas que enturbian la visión. Cada imperfección de la que se despoja es una mancha menos, pero sólo después de que se ha purificado completamente goza de la plenitud de sus facultades.
34. Puesto que Dios es la esencia divina por excelencia, solamente puede ser percibido en todo su esplendor por los Espíritus que han alcanzado el más alto grado de desmaterialización. En cuanto a los Espíritus imperfectos, por el hecho de que estos no vean a Dios, no se concluye que estén más alejados de Él que los demás, puesto que, al igual que todos los seres de la naturaleza, están inmersos en el fluido divino, del mismo modo que nosotros lo estamos en la luz. Lo que ocurre es que las imperfecciones de esos Espíritus son como vapores que les impiden verlo. Cuando la niebla se disipe, lo verán resplandeciente. Para eso no necesitan
ascender ni buscarlo en las profundidades de lo infinito. Cuando la visión espiritual quede desobstruida de las manchas morales que la oscurecían, lo verán, sea cual fuere el lugar en que se hallen, incluso en la Tierra, porque Dios está en todas partes.
35. El Espíritu se purifica con el correr del tiempo, y las diferentes encarnaciones son alambiques en cuyo fondo deja, cada vez, algunas impurezas. Al abandonar su envoltura corporal, los Espíritus no se despojan instantáneamente de sus imperfecciones,
razón por la cual, después de la muerte, no ven a Dios más de lo que lo veían cuando estaban vivos. No obstante, a medida que se purifican, tienen de Él una intuición más clara. Aunque no lo vean, lo comprenden mejor, pues la luz es menos difusa. Así pues, cuando algunos Espíritus manifiestan que Dios les prohíbe que respondan una pregunta, no significa que Dios se les haya aparecido o les haya dirigido la palabra para ordenarles o prohibirles tal
o cual cosa. Por supuesto que no. Ellos lo sienten, reciben los efluvios de su pensamiento, del mismo modo que ocurre con nosotros en relación con los Espíritus que nos envuelven en sus fluidos, aunque no los veamos.
36. Ningún hombre puede, por consiguiente, ver a Dios con los ojos de la carne. Si esa gracia le fuera concedida a algunos, sólo se realizaría en estado de éxtasis, cuando el alma está tan desprendida de los lazos de la materia que hace que ese hecho sea posible durante la encarnación. Por otra parte, ese privilegio correspondería exclusivamente a las almas selectas, que han encarnado en cumplimiento de alguna misión, y no a las que han encarnado para expiar. Con todo, como los Espíritus de la categoría más elevada resplandecen con un brillo deslumbrante, puede suceder que los Espíritus menos elevados, encarnados o desencarnados, maravillados con el esplendor que rodea a aquellos, supongan que ven al propio Dios. Sería como quien ve a un ministro y lo confunde con el soberano.
37. ¿Con qué apariencia se presenta Dios a quienes se hacen dignos de verlo? ¿Será con alguna forma en particular? ¿Con una figura humana o como un resplandeciente foco de luz? En el lenguaje humano no se lo puede describir, porque no existe para nosotros ningún punto de comparación que nos pueda dar una idea de Él. Somos como ciegos de nacimiento a quienes se intentara inútilmente hacer que comprendamos el brillo del sol. Nuestro vocabulario está limitado a nuestras necesidades y al círculo de nuestras ideas; el de los salvajes no serviría para describir las maravillas de la civilización; el de los pueblos más civilizados es demasiado pobre para describir los esplendores de los cielos, y nuestra inteligencia es muy limitada para comprenderlos, así como nuestra vista, excesivamente débil, quedaría deslumbrada.
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Dios es representado como luz de Conocimiento, nadie ha visto a Dios, pero lo caracteriza el ser el autor de todo conocimiento. No vemos a Dios, pero la luz que ilumina nuestro ser representa la noción de su existencia como conocimiento, Dios es conocimiento y la luz que todos ven en el mundo espiritual, es un resplandor de Dios cuyo significado es conocimiento. Frank Montañez, 21 de agosto de 2015, Espíritu Sebastian.
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Esto no terminará jamás, aquí solo comienza mi estudio, ayúdame a seguir añadiendo conocimiento. Sugiero que contribuyas con tus estudios y los discutas en el grupo que he creado como foro en Facebook. De la discusión en ese Grupo de Estudio, engrosara la información actualizada. Puede ser información científica publicada en el mundo. Deseo que el contenido de este artículo sea tuyo también.
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