Todo fue debidamente organizado para evitar que se pudieran alterar de modo
alguno ninguna de las enseñanzas de los Espíritus.
Las Opiniones Personales No pueden cambiar lo Específico en el Espiritismo, esa puerta está cerrada. Debe mediar respeto al
Espiritismo si alguien trata de abrir esa puerta. Para considerarse adeptos del Espiritismo, deben ser Espiritistas Verdaderos.
El Espiritismo Verdadero
es según El Libro de Obras Póstumas lo define en una Breve contestación a los
Detractores del Espiritismo, Allan Kardec dejó escrito lo siguiente:
"El derecho de examen y de crítica es un derecho imprescriptible al que no pretende esquivarse el Espiritismo, como tampoco pretende satisfacer a todos. Cada cual es, pues, libre de aprobarlo o de rechazarlo, pero aún así, preciso debiera ser que se le discutiese con conocimiento de causa. Pues bien, la crítica ha probado con suma frecuencia su ignorancia respecto de los principios más elementales de aquél, haciéndole decir justamente lo contrario de lo que dice, atribuyéndole lo que rechaza, confundiéndole con las groseras y burlescas imitaciones del charlatanismo, dando, en fin, como regla general, las excentricidades de algunos individuos.
Con suma frecuencia también la malevolencia ha querido hacerle responsable de actos reprensibles o ridículos, en los que se halla su nombre incidentalmente, de lo que se ha hecho arma contra él. Antes de imputar a una doctrina la incitación a un acto reprensible cualquiera, exigen la razón y la equidad que se examine si tal doctrina contiene máximas justificadoras de aquel acto. Para conocer la parte de responsabilidad que alcanza al Espiritismo en determinada circunstancia, existe un medio muy sencillo, cual es el de inquirir de buena fe, no de los adversarios, sino en el mismo origen, lo que aprueba y lo que condena. Esto es tanto más fácil, cuanto que el Espiritismo no tiene secretos; su enseñanza se da a la luz del día y cada cual puede comprobarla. Si, pues, los libres de la doctrina espiritista condenan de un modo explicito y formal un acto justamente reprobado; si, por el contrario, solo contienen instrucciones capaces de conducir al bien, prueba es de que el individuo culpable del delito no se ha inspirado en aquella, aunque tuviese en su poder los libros. El Espiritismo no es más solidario de aquellos a quienes se les antoja llamarse espiritistas, que la Medicina de los charlatanes que la explotan, y la sana Religión de los abusos y hasta de los crímenes cometidos en su nombre.
"Solo reconoce por adeptos suyos a los que practican su enseñanza, es decir, a los que trabajan en su propio mejor||amiento moral, esforzándose en vencer sus malas inclinaciones, en ser menos egoístas y orgullosos, más afables, más humildes, pacientes, benévolos, caritativos para con el prójimo y moderados en todas las cosa, pues este es el signo característico del espiritista verdadero."
El objeto de esta breve contestación no es el de refutar todas las alegaciones falsas dirigidas contra el Espiritismo, ni el de desarrollar o probar todos sus principios, y menos aún el de convertir a sus ideas a los que profesan opiniones contrarias, sino el de decir, en pocas palabras, lo que es el Espiritismo y lo que no es, lo que admite y lo que rechaza.
Sus creencias, sus tendencias y su objeto, se resumen en las proposiciones siguientes:
1º: El elemento espiritual y el elemento material son los dos principios, las dos fuerzas vivas de la naturaleza, que se completan la una a la otra y reaccionan incesantemente una en otra, indispensables ambas al funcionamiento del mecanismo del universo. De la acción reciproca de estos dos principios nacen fenómenos, para cuya explicación es impotente cada uno de aquellos, aisladamente considerado. La ciencia propiamente dicha tiene la misión especial de estudiar las leyes de la materia. El Espiritismo tiene por objeto el estudio del elemento espiritual en sus relaciones con el material, y encuentra en la unión de estos dos principios la razón de una multitud de hechos, hasta ahora inexplicados. El Espiritismo marcha de concierto con la ciencia en el terreno de la materia, admite todas las verdades que aquella sienta, pero donde se detienen las investigaciones de la ciencia, el Espiritismo continua las suyas en el terreno de la espiritualidad.2º: Siendo el elemento espiritual una de las fuerzas de la naturaleza, los fenómenos que con él se relacionan están sometidos a leyes, y por lo mismo, tan naturales como las que tienen su origen solo en la materia. Solamente por la ignorancia de las leyes que los rigen, se han tenido por sobrenaturales ciertos fenómenos. Por consecuencia de este principio, el Espiritismo no admite el carácter milagroso atribuido a ciertos hechos, a pesar de sentar su realidad o su posibilidad. Para él no existen milagros, como derogaciones de las leyes naturales; de donde se signe que los espiritistas no hacen milagros, y que la calificación de taumaturgos que les dan algunos, es impropia.El conocimiento de las leyes que rigen el principio espiritual se relaciona directamente con la cuestión del pasado y del porvenir del hombre. ¿Su vida está limitada a la existencia actual? Al entrar en este mundo, ¿sale de la nada, a la cual vuelve, al marcharse de él? ¿Ha vivido ya y vivirá todavía? ¿Cómo vive y en qué condiciones? En una palabra, ¿de dónde viene y a donde va? ¿Por qué está en la tierra, y por que sufre en ella? Tales son las cuestiones que cada cual se propone, porque para todos son de interés capital, y porque ninguna doctrina les ha dado aún solución racional. La que da el Espiritismo, apoyada en los hechos y satisfaciendo las exigencias de la lógica y de la justicia, es una de las causas principales de la rapidez de su propagación.
El Espiritismo no es una concepción personal, ni resultado de un sistema anticipadamente concebido. Es la resultante de miles de observaciones hechas en todos los puntos del globo, que han convergido en el centro que las ha enlazado y coordinado. Todos sus principios constitutivos sin excepción, están deducidos de la experiencia, pues esta ha precedido siempre a la teoría. Así es como, desde un principio, el Espiritismo encontró raíces en todas partes.
La historia no ofrece ejemplo de ninguna doctrina filosófica o religiosa que haya reunido en diez años (1) tan gran número de adeptos; y sin embargo, para darse a conocer no ha empleado medio alguno de los vulgarmente usados. Se ha propagado por sí mismo, gracias a las simpatías que ha encontrado.
(1) En la actualidad la causa espirita cuenta con miles de partidarios en todas las partes del mundo. (N. de la E.)
Un hecho no menos constante es el de que en ningún país ha nacido la doctrina en las capas inferiores de la sociedad, sino que en todas partes se ha propagado de lo alto a lo bajo de la escala social. En las clases ilustradas es en las que está aún casi exclusivamente esparcido, siendo ínfima la minoría de las personas no ilustradas que lo conocen. Está así mismo probado que la propagación del Espiritismo ha seguido desde su origen una marcha siempre ascendente, a pesar de todo lo que se ha hecho para estorbarlo y desnaturalizar su carácter, con la mira de desacreditarlo ante la opinan pública. Es también muy de notar, que todo lo que con este objeto se ha hecho, ha favorecido su difusión. La algazara que con motivo de él se ha originado, lo ha puesto en conocimiento de gentes que nunca habían oído hablar del asunto; mientras más se le ha afeado y ridiculizado, mientras más violentas han sido las declaraciones, más se ha excitado la curiosidad, y como que el examen no puede dejar de serle favorable, ha resultado que sus adversarios se han hecho, sin quererlo, sus ardientes propagadores. Si ningún perjuicio le han irrogado las diatribas, es porque, estudiándolo en su verdadero origen, se le ha encontrado muy diferente de lo que se le representa.De modo que los Libros Codificados, exponen la Palabra de Dios a la Humanidad. Nadie tiene la autoridad Espiritual ni Moral de realizar cambios a los libros codificados que no sean los dueños y autores originales, o sea; "Los Espíritus que dictaron la Codificación a Allan Kardec".
En las luchas que ha tenido que sostener, las personas imparciales le han tomado en consideración su moderación. Jamás ha usado de represalias con sus adversarios, ni devuelto injuria por injuria. El espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido titulo de sacerdote o sumo sacerdote. Estas calificaciones son pura invención de la crítica. Se es espiritista por el solo hecho de simpatizar con los principios de la doctrina y de conformar a ella la conducta. Es una opinión como otra cualquiera, que cada uno ha de tener el derecho de profesar, como se tiene el de ser judío, católico, protestante, furierista, sansimoniano, volteriano, cartesiano, deísta y hasta materialista. El Espiritismo proclama la libertad de conciencia como un derecho natural y la reclama para los suyos como para todo el mundo. Respeta todas las convicciones sinceras, pidiendo para sí la reciprocidad. De la libertad de conciencia se desprende el derecho de libre examen en materia de fe. El Espiritismo combate el principio de la fe ciega, pues ésta exige del hombre la abdicación de su propio juicio, y dice que toda fe impuesta carece de raíz. Por esto inscribe esta en el número de sus máximas:
"Solo es inquebrantable la fe, que en todas las edades de la humanidad, puede mirar cara a cara a la razón". Consecuente con sus principios, el Espiritismo no se impone a nadie, sino que quiere ser libremente y por convicción aceptado. Expone sus doctrinas y recibe a los que voluntariamente se unen a él. No procura separar a nadie de sus convicciones religiosas; no se dirige a los que tienen una fe que les basta, sino a los que, no estando satisfechos de lo que se les ha dado, buscan algo mejor.
Allan Kardec no dejó ninguna puerta abierta para que los conceptos específicos en el Espiritismo se cambien sin el permiso de los Espíritus que contribuyeron con el Espíritu de Verdad a darnos esta hermosa revelación del Espiritismo.
El propósito de esta reflexión es, no dejar que el desánimo que nos podrían producir, libros alterados, Revistas Espíritas alteradas con espíritus benefactores falsos de Brasil, manuales sistematizados de la doctrina espírita, de la Mediúmnidad, en fin cuanto escrito se haya creado, falso y en contra de las enseñanzas del Espiritismo, TODOS, PERO TODOS, SE CAERÁN COMO HOJARASCAS, PORQUE ELVERDADERO ESPIRITISMO BRILLARÁ SIEMPRE...
AÑO DE 1866 EN FRANCIA
OBRAS POSTUMAS
Instrucción acerca de la salud del Sr. Allan Kardec
(Página. 324)
(Página. 324)
París, 23 de abril de 1866
(Comunicación particular; médium: Sr. D… DR. DEMEURE)
Visto que la salud del Sr. Allan Kardec se ha ido debilitando a consecuencia de las tareas excesivas que superan sus fuerzas, me veo en la obligación de repetir, de nuevo, lo que ya le he dicho tantas veces: Necesitas reposo; las fuerzas humanas tienen límites que el deseo de ver que la enseñanza progresa te lleva en numerosas ocasiones a superar. Estás equivocado, porque al proceder de ese modo no acelerarás la marcha de la doctrina, sino que arruinarás tu salud y te colocarás en la imposibilidad material de acabar la tarea que has venido a desempeñar en la Tierra. Tu enfermedad actual no es más que el resultado de un desgaste incesante de fuerzas vitales, sin dar tiempo a que se efectúe la recuperación necesaria, y de un enardecimiento de la sangre producido por la absoluta falta de reposo.
No cabe duda de que te sustentamos, pero con la condición de que no deshagas lo que hemos hecho.
¿Qué se gana con correr? ¿No te hemos dicho muchas veces que cada cosa llegará en su momento, y que los Espíritus precursores del movimiento de las ideas sabrán hacer que surjan circunstancias favorables cuando llegue el momento de actuar?
Cuando cada uno de los espíritas concentra sus fuerzas para la lucha, ¿supones que sea tu deber agotar las tuyas? No; en todo debes dar el ejemplo, y en el momento del peligro tu lugar está en la línea de frente. ¿Qué harías allí si tu cuerpo debilitado no permitiese que tu espíritu se valiese de las armas que la experiencia y la revelación te han puesto en las manos? Créeme: deja para más adelante las obras importantes destinadas a completar la que ha quedado esbozada en tus primeras publicaciones; tus trabajos ordinarios y algunos breves artículos de mayor urgencia alcanzan para absorber tu tiempo y deben constituir los únicos objetos de tus preocupaciones actuales.
No te hablo sólo en mi nombre; soy aquí el representante de todos esos Espíritus que tan poderosamente han contribuido a la propagación de la enseñanza, mediante sus sabias instrucciones. Ellos te manifiestan por mi intermedio que ese retraso, al que consideras perjudicial para el futuro de la doctrina, es una medida necesaria desde más de un punto de vista, sea porque ciertas cuestiones aún no se hallan completamente elucidadas, sea para preparar los espíritus para que las asimilen mejor.
Es necesario que otros hayan allanado el terreno, que se haya probado la insuficiencia de ciertas teorías, y que se haya producido mayor vacío. En una palabra: el momento no es oportuno; hazte a un lado, por lo tanto; cuando haya llegado el momento necesitarás todo el vigor del cuerpo y del espíritu.
Hasta aquí el espiritismo ha sido el blanco de muchas injurias, ha levantado muchas tempestades. ¿Acaso supones que toda esa agitación esté aplacada, que todos los odios se hayan calmado y vuelto impotentes?
No te ilusiones; el crisol depurador todavía no ha expulsado todas las impurezas; el porvenir te reserva otras pruebas, y las últimas crisis no serán las menos penosas de soportar.
Sé que tu situación particular te impone una inmensidad de trabajos secundarios, que consumen la mayor parte de tu tiempo. Los pedidos de toda especie recaen sobre ti, y tú te consideras en el deber de atenderlos cuanto te resulte posible. Haré aquí lo que sin duda no osarías hacer por ti mismo, de modo que, dirigiéndome a la generalidad de los espíritas, les pediré, por el interés mismo del espiritismo, que te ahorren toda sobrecarga de trabajo capaz de consumir instantes que debes consagrar casi exclusivamente a la conclusión de la obra.
Tu correspondencia puede resultar algo perjudicada con eso, pero en compensación ganará la enseñanza.
Algunas veces es necesario sacrificar las satisfacciones particulares al interés general. Es una medida urgente que todos los adeptos sinceros sabrán comprender y aprobar.
La voluminosa correspondencia que recibes es para tí un valioso acervo de documentos e informaciones; ella te ilustra sobre la verdadera marcha y los auténticos progresos de la doctrina; es un termómetro imparcial; te proporciona, además, satisfacciones morales que más de una vez han sustentado tu valor, al mostrarte la adhesión que encuentran tus ideas en todos los puntos del globo. En ese sentido, la super abundancia representa un bien y no un inconveniente, pero con la condición de que te auxilie en los trabajos y no que los obstaculice, generándote un incremento de ocupaciones.
DR. DEMEURE
Pregunta - Buen Sr. Demeure, agradezco sus sabios consejos. Gracias a la resolución que he adoptado de trasladar, salvo en casos excepcionales, la correspondencia habitual a un sustituto, ahora esta se resiente menos y nada sufrirá en el futuro; pero ¿qué haré con la que se ha acumulado -¡más de quinientas cartas!-, que a pesar de toda mi buena voluntad no consigo poner al día?
Respuesta - Es preciso, como se dice en el lenguaje comercial, enviarlas en conjunto a la cuenta de ganancias y pérdidas. Al anunciar esta medida en la Revista, tus corresponsales sabrán a qué atenerse; comprenderán esa necesidad y la considerarán justificada por los consejos que acabamos de darte. Repito, sería imposible que las cosas continuasen por más tiempo como hasta ahora. Todo se perjudicaría: tu salud y la doctrina. Es conveniente, cuando resulta necesario, saber hacer los sacrificios indispensables. Sosegado de ahora en adelante sobre este punto, podrás entregarte más libremente a tus trabajos obligatorios. Eso es lo que te aconseja quien siempre será tu devoto amigo.En respuesta a tan sabio consejo, hemos solicitado a aquellos de nuestros corresponsales con los cuales estábamos desde largo tiempo en atraso, que aceptasen nuestro pedido de disculpas y la manifestación de nuestro pesar por no haber podido responder minuciosamente, cómo hubiera sido nuestro deseo, a sus atentas cartas, y que se dignasen recibir conjuntamente la expresión de nuestros sentimientos fraternales.
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El Espíritu le dijo a Kardec: "No cabe duda de que te sustentamos, pero con la condición de que no deshagas lo que hemos hecho. ¿Qué se gana con correr? ¿No te hemos dicho muchas veces que cada cosa llegará en su momento, y que los Espíritus precursores del movimiento de las ideas sabrán hacer que surjan circunstancias favorables cuando llegue el momento de actuar?"
El Espíritu le dijo a Kardec: "No cabe duda de que te sustentamos, pero con la condición de que no deshagas lo que hemos hecho. ¿Qué se gana con correr? ¿No te hemos dicho muchas veces que cada cosa llegará en su momento, y que los Espíritus precursores del movimiento de las ideas sabrán hacer que surjan circunstancias favorables cuando llegue el momento de actuar?"
"Kardec, no deshagas lo que hemos hecho".
Por lo tanto cuando vemos las copias originales del libro de Génesis Espiritual ADULTERADO EN LO QUE HICIERON LOS Espíritus, es que sabemos que eso no debía haberse tocado, y que Allan Kardec, tampoco lo hizo, sino hombres Orgullosos, Mentirosos e Hipócritas, que eran capaces de hacer eso, pero, ni Kardec, ni tú ni yo cambiaremos, jamás, las enseñanzas del Espiritismo.
Frank Montañez,
Espírita por Convicción...
Experiencias con el Espiritismo de Allan Kardec - Libro de Obras Póstumas - Mayo 1855...
Algún tiempo después, en mayo de 1855, me encontré en casa de la sonámbula Mme. Roger, con Mr. Fortier, su magnetizador; allí estaban también Mr, Patier y Mme. Plainemaison quienes me hablaron de estos fenómenos en el mismo sentido que Mr. Carlotti, pero en otro tono bastante diferente. Monsieur Patier era un funcionario público de cierta edad, y hombre muy instruido y de carácter grave, frío y reposado. Su lenguaje, exento de todo entusiasmo, produjo en mi viva impresión, y cuando me ofreció asistir a las experiencias que tenían lugar en casa de Mme. Plainemaison, calle Granpe-Bateliere, 18, acepté con regocijo.
El día designado fue el martes (1) de mayo, a las ocho de la noche. Esta fue la primera vez que fui testigo del fenómeno de las mesas que giraban, saltaban y corrían, y lo fui en condiciones tales, que la duda no me era posible. Presencié también algunos ensayos bastante imperfectos de escritura Mediúmnica sobre una pizarra con ayuda de una cestita. No por esto mis ideas se modificaron, pero entre aquellas futilidades aparentes y la especie de juego a que se había reducido el fenómeno, hube de reconocer un hecho, y por consecuencia, una causa que lo determinara, que desde luego conceptué seria y como la revelación de una nueva ley que me propuse profundizar. La ocasión de poder observar atentamente se me ofreció poco tiempo después. En una de las veladas de madame Plainemaison conocí a la familia Baudin, que por aquel entonces vivía en la calle de Rochechouart. Mr. Baudin me brindó asistiera a las sesiones semanales que celebraba en su casa, y en ellas fui, desde tal instante, uno de los más asiduos concurrentes.
Eran estas reuniones bastante numerosas, tanto por los habituales asistentes a ellas, cuanto porque se admita sin dificultad a todos los que lo solicitaban. Los dos médiums eran las hermanas señoritas Baudin, que escriban sobre una pizarra con la ayuda de una cestita, llamada peonza, (Este dato esta en blanco en el manuscrito), o trompo, ya descrita en El Libro de los Médiums. Este procedimiento, que exige el concurso de dos personas, excluye toda posibilidad de participación de las ideas del médium. Por ende, la continuidad de las comunicaciones y las respuestas dadas a los temas que se proponían, no importando que estos temas se formularan mentalmente, señalan hasta la evidencia la intervención de una inteligencia extraña. Los puntos tratados eran generalmente frívolos. Nos ocupaban, sobre todo, las cosas que afectaban a la vida material, al porvenir, todo aquello que no tenía nada de verdaderamente serio: la curiosidad y el entretenimiento eran el principal móvil de los asistentes.
El Espíritu que se comunicaba de ordinario tomaba, el nombre de Zephir, nombre perfectamente en consonancia con su carácter y con el de la reunión; no obstante, el era muy bueno y se declaró el protector de la familia. Si frecuentemente usaba tonos joviales, también sabía dar sanos consejos y manejar oportunamente el epigrama mordaz e ingenioso. Apenas nos conocimos, me dio constantes pruebas de muy grande simpatía. Aunque no es un Espíritu muy avanzado, más tarde, asistido por otros superiores, me ayudó en mis primeros trabajos. Después me dijo que debía reencarnar y no volví a conversar con él. Aquí fue, pues, donde hice mis primeros estudios serios sobre Espiritismo, aunque tuvieran más de revelaciones que de puras observaciones. Apliqué a esta nueva ciencia, como había hecho siempre con toda otra, el método de la experimentación: no me he fiado nunca de teorías preconcebidas.
Observe atentamente, comparé, deduje las consecuencias de los efectos quise remontarme a las causas por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos, y no admití como verdadera ninguna explicación que no resolviera todo género de dificultades. Así era como había procedido en mis trabajos anteriores desde la edad de 15 a 16 años. Comprendí al momento la gravedad de la exploración que iba a acometer; entreví en estos fenómenos la clave del problema oscuro y controvertido del pasado y del porvenir de la humanidad, la solución que yo haba buscado vanamente toda mi vida; me di cuenta, en una palabra, de que iba a provocar toda una revolución en las ideas y en las creencias, y en vista de todo ello, me prometí obrar con circunspección y no ligeramente, ser positivista y no idealista, para no pagarme de bellas ilusiones.
Uno de los primeros resultados de mis observaciones fue el darme cuenta de que los Espíritus, no siendo otros que las almas de los hombres, no poseen ni la soberana sabiduría ni la soberana prudencia; que su saber era proporcionado a su progreso, y que su opinión no tenía más valor que el de una opinión personal. Esta verdad, reconocida desde el principio, me preservó del grave escollo de creer en su infalibilidad y de formular prematuras teorías sobre la palabra de uno solo o de varios de ellos.
Nota de Frank: Obviamente este comentario de Kardec muy válido por cierto, fue una de las primeras conclusiones a las que el arribó, era para mayo del año de 1855, pero a partir de Diciembre en el año 1855, comenzaron, entonces las comunicaciones con los Espíritus que dictaron los Libros Codificados, Espíritus Puros y Perfectos dirigidos por el Espiritu de Verdad. Estos Espíritus que le dictaron las comunicaciones reveladoras para ser expuestas en Los Libros Codificados, se diferenciaban a que eran Espíritus Puros y Perfectos, destacándose su líder el Espíritu de Verdad y no eran los mismos Espíritus de los cuales Allan Kardec se refería en mayo de 1855.
No debe existir confusión o generalidades de las comunicaciones de mayo 1855, de las comunicaciones recibidas que eran para ser ordenadas en los Libros codificados.
Estas comunicaciones procedían de Espíritus Puros y Perfectos, pues son los únicos que se pueden comunicar y transmitir la palabra de Dios. Esto lo vemos en el Ítem #10 de Libro de Génesis. "Solo los Espíritus Puros tienen la misión de comunicar la palabra de Dios".
Donde también se sugiere que hay que probar los Espíritus. Pero los Espíritus que dictaron la Codificación fueron Puros, por lo tanto con todos los atributos de Perfectos y Puros. Siendo los autores y los que estaban autorizados a transmitir la Palabra de Dios y que no eran Opiniones Personales, como Allan Kardec se refería en mayo/1855, ya que habían sido corroboradas y emanaban de muchos Espíritus Perfectos. Tambien Espíritus Superiores contribuyeron con la responsabilidad de seguir las instrucciones de Espíritus Puros, y fueron tambien parte de ese esfuerzo de revelación.
Hoy día, algunos han querido insinuar, que los Espíritus que dictaron la Codificación a Allan Kardec, no eran espíritus perfectos y se podían equivocar y que se constituían en Opiniones Personales, por no tener el conocimiento apropiado. Así que es menester tener muy en claro que los espíritus que comenzando en diciembre de 1855, si eran puros y perfectos, que se podían corroborar fácilmente por el lenguaje e información suministrada.Experiencias con el Espiritismo de Allan Kardec - Libro de Obras Póstumas - Diciembre de 1855...
Todos tenemos nuestro "Guía Espiritual", o nuestro "Ángel Guardián" como le llamaba Allan Kardec o nuestro "Espíritu Protector" como yo le llamó, y Allan Kardec no podía ser una excepción a esta regla espiritual. Lo interesante de esta reflexión no es solamente que Allan Kardec, también tenía su "Guía Espiritual", sino algo interesante ocurrió cuando Allan conoció a su guía, pues surgió la cuestión Material.
Vemos aquí lo que le contestó El Espíritu de Verdad a Allan Kardec cuando le expresó su preocupación sobre lo Material y lo que le contestó el Espíritu de Verdad de como ellos consideran la parte material en nuestras vidas. Veamos la historia:
11 de diciembre de 1855
(Casa de Mr. Baudin. - Médium, Mlle. Baudin)
Mi Espíritu Protector Pregunta al Espíritu Z. - En el mundo de los Espíritus, ¿hay alguno que sea para mi un buen genio? - Respuesta: Si. - P. ¿Es el Espíritu de algún pariente o de algún amigo -R. Ni lo uno ni lo otro. - P. ¿Cuál fue su estado en la tierra? - R. Un hombre justo y sabio. - P. ¿Que debo hacer para captarme sus simpatías? - R. El mayor bien posible. - P. ¿Con que signos podré reconocer su intervención? - R. Con la satisfacción que experimentarás. - P. ¿Hay algún medio por el cual pueda invocarle? Si le hay, ¿cual es? - R. Tener una fe viva y pedirle con insistencia. - P. Después de mi muerte, ¿le reconoceré en el mundo de los Espíritus? - R. Esto no es dudoso: el será quien saldrá a recibirte y a felicitarte si has cumplido tu misión. - Nota. - Por todas estas preguntas puede colegirse cuán novicio era yo todavía en las cosas del mundo espiritual. - Pregunta. El Espíritu de mi madre, ¿viene alguna vez a visitarme? - Respuesta. Sí, y te protege tanto cuanto le es posible. - P. Frecuentemente la veo en sueños; ¿es, en efecto, así, o es ilusión imaginativa? - R. No, es ella que se te aparece, y tú debes comprendedlo por la emoción que experimentas. Nota. - Esto es perfectamente exacto; tan luego como mi madre se me aparece en sueños, yo experimento una emoción indescriptible, que el médium no podía saber. Pregunta. Hace algún tiempo evocamos a S. y le preguntamos si podría ser el genio protector de algunos de nosotros. "Que uno de vosotros se muestre digno, y yo estaré con él; Z. os lo dirá", nos contestó. ¿Me crees tú capaz de este favor? - Respuesta: Si, si tú lo quieres. - P. ¿Qué he de hacer para quererlo? -R. Practicar todo el bien que puedas y soportar las penalidades de la vida con firmeza. - Pregunta. ¿Soy apto. por mi inteligencia, para penetrar tanto cuanto al hombre le es permitido, las grandes verdades de nuestro destino futuro? - Respuesta. Sí; tú tienes las aptitudes necesarias, mas el resultado dependerá de tu perseverancia en el trabajo. - P. ¿Puedo contribuir a la propagación de estas verdades? - R. Sin duda alguna. - P. ¿Por que medios? - R. Más tarde lo sabrás; ínterin, trabaja. 25 de marzo de 1856 (Casa de Mr. Baudin. - Médium Mlle. Baudin) Mi Guía Espiritual Por esta época habitaba yo en la calle de los Mártires, Nº 8, 2ª habitación interior. Una noche, estando en mi gabinete de trabajo, percibí el ruido de pequeños golpes dados en el tabique que me separaba de la pieza vecina. Al principio no les di importancia ni les preste atención, pero como persistieran cada vez con mayor fuerza y cambiando de lugar, me levante y fui a examinar ambos lados del tabique, y escuché si podrían provenir de alguna otra estancia contigua. Nada en claro pude sacar de mi examen minucioso. Lo particular era, que cada vez que me levantaba para proceder al examen; los golpes cesaban, y en cuanto reanudaba mi trabajo, volvían a dejarse oír. A eso de las diez mi esposa entró en el gabinete, y no tardó en darse cuenta de ellos y en preguntarme a que eran debidos. No lo se, le respondí; hace ya más de una hora que duran. Nos sentamos uno junto al otro y no volvimos a ocuparnos del asunto; a medianoche, hora en que nos retiramos a descansar, todavía continuaban. Al día siguiente tuvimos sesión en casa de Mr. Baudin; conté el hecho, y solicité se me explicara. Pregunta. Estaréis sin duda enterados del hecho que acabo de referir; ¿podríais decirme la causa de aquellos golpes tan persistentes? -Respuesta. Era tu Espíritu familiar. -Pregunta. ¿Con que objeto golpeaba así? -Respuesta. Quería comunicarse contigo. -Pregunta. ¿Podríais decirme que quería? -Respuesta. Puedes preguntárselo a él mismo, ya que está presente. Nota. - En esta época no se había hecho aún la distinción entre las diversas categorías de Espíritus simpáticos y a todos los englobaba bajo la denominación genérica de Espíritus familiares. Pregunta. Mi Espíritu familiar, quien quiera que seáis, os agradezco que os hayáis dignado visitarme. ¿Querríais decirme quien sois? -Respuesta. Para ti, me llamo la Verdad, y todos los meses, durante un cuarto de hora, estaré aquí a tu disposición. Pregunta. Cuando golpeasteis mientras trabajaba, ¿teníais algo de particular que decirme? -Respuesta. Lo que quería decirte se relacionaba con el trabajo que estabas realizando; no me satisfacía lo que escribías y quería hacerte cesar. Nota. -Lo que escribía precisamente era relativo al estudio que venia haciendo sobre los Espíritus y sus manifestaciones. Pregunta. Vuestra desaprobación, ¿recae sobre el capitulo que escribía o sobre el conjunto del trabajo? -Respuesta. Sobre el capítulo de ayer. Te constituyo en juez de tu obra; léelo esta noche y verás cómo reconoces y corriges sus faltas. -Pregunta. Tampoco yo estaba muy satisfecho, y lo he rehecho hoy; ¿es este mejor? -Respuesta. Mejor es, pero no está bien. Lee de la tercera a la trigésima línea, y reconocerás un grave error. -Pregunta. Ya rompí lo que hice ayer. -Respuesta. No importa; lo que rompiste no priva que en lo que hoy has hecho la falta subsista. Léelo y verás. -Pregunta. El nombre de Verdad que vos tomáis, ¿es una alusión a la verdad que yo busco? -Respuesta. Puede ser; por lo menos será un guía que te protegerá y te ayudará. -Pregunta. ¿Puedo evocaros por mi? -Respuesta. Si, te asistiré por el pensamiento; pero por la escritura, pasará mucho tiempo antes de que recibas mis instrucciones. Nota. -En efecto, durante un año, no pude obtener por mi, ninguna comunicación escrita, y cada vez que encontré un médium con el que esperaba lograr alguna cosa, cualquiera circunstancia imprevista se oponía a ello. No conseguí sus comunicaciones de este género hasta que me serví a mi mismo de instrumento. -Pregunta. ¿Podríais comunicarnos más a menudo que todos los meses? -Respuesta. Si, pero no te lo prometo hasta nueva orden. -Pregunta. ¿Habéis animado alguna persona conocida sobre la tierra? -Respuesta. Ya te he dicho que para ti soy la Verdad, y este para ti quiere decir discreción; de ello no saldrás sin ventajas. Nota. -Por la noche, concentrándome en mi mismo, releí lo que había escrito, y así en la copia arrojada al cesto de los papeles, como en la nueva, en la línea 30 reconocí un error grave que me sorprendió lo hubiera cometido. Después de este momento, ninguna comunicación del mismo género tuvo lugar. Las relaciones con mi Espíritu protector quedaron establecidas, mas como aquellas manifestaciones no eran necesarias, cesaron. El intervalo de un mes que él asignó para sus comunicaciones, no fue observado más que al principio, y aún entonces muy raramente, más tarde no se comunicó. Esto fue, sin duda, una advertencia acerca del deber en que me hallaba de trabajar por mi mismo y no recurrir a él para solventar cualquiera dificultad. 9 de abril de 1856 (Casa de Mr. Baudin. - Médium, Mlle. Baudin) -Pregunta. (a la Verdad) Criticasteis el trabajo que hice el otro día y teníais razón: Lo he releído y he hallado en la línea 30 un error, contra el cual vuestros golpes eran una justa protesta. Esto me ha conducido a reconocer otros defectos y a rehacer el trabajo. ¿Los satisface este último? -Respuesta. Lo encuentro mejor, pero te invito a que esperes un mes antes de darlo a luz. -Pregunta. ¿Qué entendéis por darlo a luz? Yo no tengo ciertamente la intención de publicarlo, ni jamás he dicho que lo haría. -Respuesta. Entiendo por darlo a luz mostrarlo a los extraños. Busca un pretexto para rehusar exhibirlo a quienes te lo soliciten, y en el entretanto, lo perfeccionas. Te hago esta recomendación para evitarla critica y que sufra tu amor propio. -Pregunta. Me habéis dicho que seríais para mi un guía que me ayudaría y me protegería; yo concibo en principio esta protección dentro de cierto orden de cosas, pero, ¿querríais decirme si esta protección se extiende también a las cosas materiales de la vida? -Respuesta. En la tierra la vida material es preocupación para muchos; no ayudarte a vivir, no seria amarte.
Nota. -La protección de este Espíritu, del que estaba lejos de sospechar su superioridad, no ha defraudado jamás mis esperanzas. Su solicitud y la solicitud de los buenos Espíritus a sus órdenes, se ha extendido sobre todas las circunstancias de mi vida, sea para allanar mis dificultades materiales, sea para facilitarme el cumplimiento de mis trabajos, sea, en fin, para preservarme de los efectos de la malevolencia de mis adversarios, justamente reducidos a la impotencia. Si las tribulaciones inherentes a la misión que tengo que llenar no han podido ahorrármelas, han hecho por endulzarles y me las han compensado largamente con inefables satisfacciones morales. Si hubo dolores, también le llegaron suaves compensaciones. La protección y la ayuda de los buenos Espíritus jamás le faltaron.
El Espíritu de Verdad lo asistía, solicito y bueno. Inclusive, orientaciones sobre su salud le fueron dadas. En diversas comunicaciones los Espíritus le pedían prudencia, discreción y dedicación, a fin de que su misión pudiese ser concluida. «No hables jamás de tu misión, ese sería el medio de hacerla fracasar», le recomendó el Espíritu de Verdad. Obedeció a las recomendaciones: sus libros y la Revista Espírita fueron elaborados en el más riguroso silencio. El Espíritu de Verdad demostró desear protegerlo, ocultando su propia identidad, cuando Kardec indagó, el 25 de marzo de 1856, en la casa del Sr. Baudin: «Mi Espíritu familiar, quien quiera que seáis, os agradezco por haber venido a visitarme; ¿Queréis decirme quién sois?» En respuesta, escuchó: «Para ti, yo me llamaré La Verdad» Exactos quince días después, en el mismo local, este espíritu le brinda una emocionante prueba de afecto cuando Kardec indaga: «Dijisteis que serías para mí un guía, que me ayudarías y me protegerías; concibo esta protección y su objetivo en un cierto orden de cosas, pero ¿Te gustaría decirme si esa protección se extiende también a las cosas materiales de la vida?». Y la tierna respuesta: «En este mundo, la vida material importa mucho; no ayudarte a vivir, sería no amarte» Tiempo después, Kardec señala que de hecho la protección de este Espíritu -del cual estaba lejos de deducir su superioridad jamás le faltó. En diversas ocasiones el Espíritu de Verdad registró su felicidad al ver el prodigioso crecimiento del Espiritismo. « ¡Con cuántas dulces consolaciones mis tribulaciones fueron pagas! ¡Cuántas bendiciones! ¡Cuántos testimonios de real simpatía recibí por parte de los numerosos afligidos que la Doctrina consoló! Ese resultado no me fue anunciado por el Espíritu de Verdad que, sin duda, deseó no mostrarme sino las dificultades del camino. ¡Cuánta sería mi ingratitud si me quejase!», apuntó. Además, decía que cuando le llegaba una decepción o una contrariedad cualquiera, se elevaba con el pensamiento por sobre la Humanidad. «Me colocaba, por anticipación, en la región de los Espíritus y, desde este punto culminante, las miserias de la vida se deslizaban sobre mí sin afectarme. Hice de esto un hábito para que los gritos de los malos jamás me perturbaran».Veamos la Autenticidad de los Libros Codificados, mediante El Método Kardec que certifican su autenticidad.
Las obras básicas de la Codificación Espirita son las siguientes, por orden cronológico de publicación:
El Método de Kardec
El Método de Kardec pasó a ser el de la Doctrina misma, y en su propia sencillez lleva implícita la garantía de su eficiencia. Podemos compendiarlo así:
1º) Elección de colaboradores mediúmnicos insospechables, tanto en su aspecto moral cuanto en lo que se refiere a la pureza de sus facultades y de la asistencia espiritual que recibían;
2º) análisis riguroso de las comunicaciones, desde el punto de vista lógico, así como su cotejo con las verdades científicas demostradas, descartándose todo material que no pudiera ser justificado lógicamente;
3º) contralor de las entidades espirituales comunicantes, por medio de la coherencia de sus comunicaciones y del tenor de su lenguaje, y
4º) consenso universal, vale decir, concordancia de varias comunicaciones, obtenidas por médiums diferentes, en forma simultánea y en lugares diversos, acerca de un mismo tema.
Apoyado en tales principios, escudado con rigor en ese criterio, Kardec pudo poner por obra la difícil tarea de reunir la serie de informaciones que le permitieron organizar El Libro de los Espíritus. E interesa recordar que ese mismo criterio había sido enseñado en parte por El Libro de los Espíritus 14 , así como por el apóstol Pablo en su Primera Epístola a los Corintios. De suerte que las raíces del método kardeciano están ya en el Nuevo Testamento.
Kardec expresó lo siguiente:“Apliqué a esta nueva ciencia, como era mi costumbre, el método experimental. Jamás senté una teoría preconcebida; observé atentamente, comparé y deduje consecuencias. De los efectos procuré remontarme a las causas por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos. […] Así había procedido en mis trabajos anteriores, desde la edad de quince a dieciséis años. Desde el primer momento me di cuenta de la gravedad de la exploración que iba a emprender; entreví en aquellos fenómenos la clave del problema tan oscuro y controvertido sobre el pasado y el porvenir de la humanidad, la solución de lo que había buscado toda mi vida; en una palabra, comprendí que se trataba de una revolución en las ideas y en las creencias; me era preciso proceder con circunspección y no a la ligera; ser positivista y no idealista, para no dejarme llevar de mis propias ilusiones”.
Veamos lo que dice la introducción del Libro de Génesis, comentado y firmado por Allan Kardec y lee como sigue: Introducción, De la primera edición, publicada en enero de 1868.
“A pesar de la intervención humana en la elaboración de esta
Doctrina, la iniciativa pertenece a los espíritus, pero no a uno en especial, ya que es el resultado de la enseñanza colectiva y concordante de muchos espíritus, puesto que si se basara en la doctrina de un espíritu no tendría otro valor que el de una "opinión personal". El carácter esencial de la Doctrina y su existencia misma se basan en la uniformidad y la concordancia de la enseñanza. Por tanto, todo principio no general no puede considerarse parte integrante de la Doctrina, sino una simple opinión aislada de la cual el Espiritismo no se responsabiliza.
Es esa concordancia colectiva de opiniones, sometidas a la prueba de la lógica, la que otorga fuerza a la Doctrina Espírita y asegura su vigencia. Para que cambiase, sería necesario que la totalidad de los espíritus mudasen de opinión, es decir, que llegase el día en que negasen lo dicho anteriormente. Ya que la Doctrina emana de la enseñanza de los espíritus, para que desapareciese sería necesario que los espíritus dejasen de existir. Y es por eso que esta Doctrina prevalecerá siempre sobre los demás sistemas personales, que no poseen, como ella, raíces por doquier. El Libro de los Espíritus ha consolidado su prestigio porque es la expresión de un pensamiento colectivo y general.”
Todas las Notas de todos los Libros Codificados fueron realizadas por Allan Kardec, por lo tanto no tenía que tener la firma de Kardec, porque todas eran de él y todas eran controladas por los Espíritus. (Vea la Nota #1, en Prolegómenos, en el Libro de Los Espíritus).
Frank Montañez,
Soy Espírita por Convicción
https://www.youtube.com/watch?v=zJrRLgqeG6s
El Libro de Génesis, escrito por Allan Kardec nos indica el propósito del Espiritismo con la Humanidad en el Libro de Génesis:
Ítem #40. El Espiritismo presenta, como ha sido demostrado (cap. I, n.º 30), todos los caracteres del Consolador prometido por Jesús. No es, en absoluto, una doctrina individual, una concepción humana; nadie puede decirse su creador (Pues sus creadores fueron los Espíritus). Es el fruto de la enseñanza colectiva de los espíritus presididos por el Espíritu de Verdad. No suprime nada del Evangelio: lo completa y aclara. Con la ayuda de las nuevas leyes que revela, en unión con las de la ciencia, hace comprender lo que era ininteligible y admitir la posibilidad de aquello que la incredulidad tenía inadmisible. Hubo precursores y profetas que presintieron su llegada. Por su poder moralizador, prepara el reino del bien sobre la Tierra.
La doctrina de Moisés, incompleta, terminó circunscrita al pueblo judío; la de Jesús, más completa, se extendió a toda la Tierra mediante el cristianismo, pero no convirtió a todos; el Espiritismo, más completo aún, con raíces en todas las creencias, convertirá a la Humanidad.1
1. Todas las doctrinas filosóficas y religiosas llevan el nombre de la individualidad fundadora, por lo que se dice: el Mosaísmo, el Cristianismo, el Mahometismo, el Budismo, el Cartesianismo, el Furierismo, el Sansimonismo, etc. La palabra Espiritismo, por el contrario, no involucra a ninguna persona en especial; pero sí define a una idea general que indica, al mismo tiempo, el carácter y la fuente múltiple de la Doctrina. [N. de A. Kardec.]
En el libro de Obras Póstumas, Allan Kardec, luego de haber dedicado 13 años a la Codificación Espírita, y haber codificado y publicado los 5 Libros Básicos, dijo lo siguiente refiriéndose al Espiritismo:
El espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido titulo de sacerdote o sumo sacerdote. Estas calificaciones son pura invención de la crítica.
Obras Póstumas – Allan Kardec
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