Dios dió Libre Albedrío a todos, es decisión de cada cual decidir qué hacer en todos los órdenes de sus vidas. Y cada cual es responsable por sus acciones y hasta de todos los pensamientos en esta y cada una de las existencias pasadas, porque cada cual es responsable en determinar qué pasará con el espíritu encarnado cuando se desencarna. Se irán acumulando los Efectos de las acciones cometidas. A eso la mayoría se refiere como "Karma" de vidas anteriores, la palabra "Karma", no aparece literalmente en los libros codificados, se refiere a la Ley de Causa y Efecto, específicamente, al efecto de que cada acción requiere una reacción, es decir a todo lo que hemos hecho en la presente existencia que se constituyen en faltas o buenas acciones. Todo efecto es lo que denomina como "Karma". Este término es conocido universalmente, pero el Espiritismo lo considera simplemente como un "Efecto" de nuestras acciones. El libro de los Médiums, dice :"El hombre sufre siempre la consecuencia de sus faltas; no hay una sola infracción a la ley de Dios que no tenga su castigo."
Para el Espiritismo la ley de Causa y Efecto, es lo más importante en el proceso de expiación de faltas cometidas en existencias anteriores.
Somos responsables también de lo que ordenamos a otros hacer y que como consecuencia, ocasionan algún mal a terceros.
Pero amigos, si no se tiene Moral, ¿cómo creen ustedes que podemos llenar nuestro Karma con acciones positivas y de bien que nos activan nuestro crecimiento espiritual?. ¿Cómo podemos erradicar el egoísmo rampante en nuestra sociedad y el orgullo que provoca tanto mal y tantas guerras?, ¿cómo podemos sobreponer el materialismos que hoy día se ha envuelto en el término de prosperidad y que lo que hace es crear una coraza y un corazón duro alejado del Amor y de la caridad que todos debemos tener?. ¿Cómo podemos erradicar la vanidad, la envidia, la cólera que ocasiona que nuestro Karma se llene de tantas cosas negativas, consecuencia de la inmoralidad?.
Para el Espiritismo la ley de Causa y Efecto, es lo más importante en el proceso de expiación de faltas cometidas en existencias anteriores.
Somos responsables también de lo que ordenamos a otros hacer y que como consecuencia, ocasionan algún mal a terceros.
Según las leyes espirituales y también lo mencionado por Jesús en la Biblia, nuestra forma de ser, nuestros pensamientos y nuestras acciones deben ser en Moral, que no es otra cosa que todo lo que hagamos o pensemos sea de bien común, esbozado de la siguiente manera:
Si decides hacer algo que tú consideras está bien hecho, pero que lacera a otra persona, eso no es actuar en Moral. Entonces todo lo que hacemos o pensamos se relaciona con esta realidad. No basta el decir que somos buenos, es necesario modificar nuestra conducta y que el resultado sea algo bueno para tí y tus semejantes y por consiguiente tus intenciones. Las intenciones están ocultas hasta el momento que ocasionan efecto o Karma.
Dios conoce las intenciones del corazón, podrás engañar a otros, pero en el mundo espiritual, las intenciones son claramente visibles por los Espíritus, y estos reaccionan a esas intenciones.
Si tus intenciones son buenas, se acercaran por afinidad Buenos Espíritus, pero sí las intenciones no son buenas o en Moral, entonces es como un permiso que se le otorga a malos Espíritus a que entren como Juan por su casa en tu vida.
Si decides hacer algo que tú consideras está bien hecho, pero que lacera a otra persona, eso no es actuar en Moral. Entonces todo lo que hacemos o pensamos se relaciona con esta realidad. No basta el decir que somos buenos, es necesario modificar nuestra conducta y que el resultado sea algo bueno para tí y tus semejantes y por consiguiente tus intenciones. Las intenciones están ocultas hasta el momento que ocasionan efecto o Karma.
Dios conoce las intenciones del corazón, podrás engañar a otros, pero en el mundo espiritual, las intenciones son claramente visibles por los Espíritus, y estos reaccionan a esas intenciones.
Si tus intenciones son buenas, se acercaran por afinidad Buenos Espíritus, pero sí las intenciones no son buenas o en Moral, entonces es como un permiso que se le otorga a malos Espíritus a que entren como Juan por su casa en tu vida.
El mal llamado Karma, que ya sabemos que significa "Efecto" se nutre precisamente de todo lo que hacemos y pensamos, si ocasionamos algún mal a alguién, entonces se convierten en faltas que manchan o ensucian nuestras Almas Inmortales y por consiguiente, se necesita reencarnar para expiar o limpiar esas faltas cometidas en esta existencia junto a las faltas ya cometidas en vidas anteriores, esto se convierte en castigo por sí mismo.
Entonces, Sí; tenemos que sufrir lo mismo que hicimos sufrir a otros [Libro del Cielo y el Infierno, capítulo 7] , y en la mayoría de las veces, mucho más, porque hoy se acompañan con las intenciones que se motivan con el orgullo y el Egoísmo, aún no dominado.
Pero sí comenzamos a comportarnos en Moral, esto lo que hace es reducir el tiempo de nuestra expiación, reduce el tiempo de sufrimiento que han ocasionado nuestras faltas. No debemos olvidar que fuimos nosotros mismos los que decidimos venir a este plano, o en esta existencia para limpiar o expiar nuestras Almas Inmortales, aunque no nos acordemos de ello.
Libro de Los Espíritus:
Entonces, Sí; tenemos que sufrir lo mismo que hicimos sufrir a otros [Libro del Cielo y el Infierno, capítulo 7] , y en la mayoría de las veces, mucho más, porque hoy se acompañan con las intenciones que se motivan con el orgullo y el Egoísmo, aún no dominado.
Pero sí comenzamos a comportarnos en Moral, esto lo que hace es reducir el tiempo de nuestra expiación, reduce el tiempo de sufrimiento que han ocasionado nuestras faltas. No debemos olvidar que fuimos nosotros mismos los que decidimos venir a este plano, o en esta existencia para limpiar o expiar nuestras Almas Inmortales, aunque no nos acordemos de ello.
Libro de Los Médiums - Capítulo XXVI
290. Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras.
15. ¿Pueden los Espíritus revelar nuestras existencias pasadas?
“Algunas veces Dios permite que os sean reveladas, según el objetivo. Si es para vuestra edificación e instrucción, esas existencias son reales y, en ese caso, la revelación es hecha casi siempre en forma espontánea y absolutamente imprevista. No obstante, Dios nunca permite que eso suceda para satisfacer una vana curiosidad.”
[15a] – ¿Por qué algunos Espíritus nunca se rehúsan a hacer
ese tipo de revelaciones?
“Son Espíritus bromistas, que se divierten a expensas de vosotros. En general, debéis considerar falsas, o al menos sospechosas, todas las revelaciones de esa naturaleza que no se propongan un objetivo eminentemente serio y útil. Con la revelación de presuntos orígenes, los Espíritus burlones se complacen en lisonjear el amor propio de las personas. Hay médiums y creyentes que aceptan a pie juntillas lo que les dicen al respecto, sin notar que el estado actual de sus Espíritus no justifica de ningún modo la categoría que pretenden haber ocupado. Esa pequeña vanidad sirve de entretenimiento a los Espíritus burlones tanto como a los hombres. Sería más lógico, y más en consonancia con la marcha progresiva de los seres, que esas personas hubiesen ascendido, en lugar de descender, lo que sin duda les resultaría más honroso. Para que se pueda dar crédito a esa clase de revelaciones, es preciso que sean hechas espontáneamente, a través de diversos médiums, que no se conozcan entre sí, ni que conozcan lo que fue revelado anteriormente a cada uno. Sólo entonces habrá una razón evidente para creer.”
[15b] – Puesto que no podemos conocer nuestra individualidad anterior, ¿sucede lo mismo con la clase de vida que hemos tenido,
la posición social que ocupamos, las cualidades y los defectos que predominaron en nosotros?
No, eso puede ser revelado, porque podéis utilizarlo para vuestro mejoramiento. Con todo, por otra parte, al estudiar vuestro presente podréis deducir por vosotros mismos vuestro pasado.” (Véase El Libro de los Espíritus, “Olvido del pasado”, § 392.)
16. ¿Podemos obtener alguna revelación acerca de nuestras existencias futuras?
“No; todo lo que ciertos Espíritus os digan al respecto no será más que una broma. Esto se comprende fácilmente, porque vuestra existencia futura no se puede determinar con antelación, ya que dependerá de vuestro proceder en la Tierra, así como de las resoluciones que adoptéis en el estado de Espíritu. Cuanto menos tengáis para expiar, tanto más dichosa será vuestra próxima existencia. No obstante, saber dónde y cómo transcurrirá, os lo repetimos, es imposible, salvo en el caso especial y raro de los Espíritus que sólo se encuentran en la Tierra para cumplir en ella una misión importante, porque entonces su camino se encuentra, en cierto modo, trazado con anticipación.”Entonces, se corrobora que el conocer el pasado, sólo puede darse mediante forma espontánea, no por satisfacer una curiosidad. Los Espiritistas de verdad, deben tener en claro que el conocer el pasado no es aceptado por el mundo Espiritual. Veamos "El olvido del Pasado", según el Libro de Los Espíritus.
VIII.- Olvido del pasado
392. ¿Por qué el Espíritu encarnado pierde el recuerdo de su pasado?
- El hombre no puede ni debe saberlo todo. Dios, en su sabiduría, así lo quiere. A no ser por el velo que le oculta ciertas cosas, el hombre se hallaría deslumbrado, como aquel que sin transición pasa de la oscuridad a la luz. Mediante el olvido del pasado es más él mismo.
Esto entonces permitirá tu crecimiento espiritual que es lo más importante. Todo se relaciona, El Libre Albedrío, La Moral, Nuestros Pensamientos (Buenos o malos), Nuestras intenciones y acciones (Buenas o Malas), nuestro caminar en bien, en todo está relacionado. Entendiendo estas realidades, podemos entonces, dedicar un momento en hablar sobre el Karma.
Para desarrollar esta reflexión, es menester que los refiera a la definición contenida en Wikipedia (Recuerda que lo que dice Wikipedia es sólo una referencia que puedes verificar en otras fuentes). Por lo tanto si no entiendes algunos de los nombres o términos que menciono, puedes referirte al siguiente artículo, donde encontraras la definición de cada término mencionado.
La primera parte se refiere a lo que otras religiones entienden por el concepto “Karma”, que no es necesariamente lo que nuestra filosofía Espírita entiende es el Karma. Pero es justo que podamos ver cómo otros piensan, para que no pasemos por la necesidad de actuar como ignorantes cuando alguíen quiere hacer una alusión a lo que otros piensan sobre este término.
La primera parte se refiere a lo que otras religiones entienden por el concepto “Karma”, que no es necesariamente lo que nuestra filosofía Espírita entiende es el Karma. Pero es justo que podamos ver cómo otros piensan, para que no pasemos por la necesidad de actuar como ignorantes cuando alguíen quiere hacer una alusión a lo que otros piensan sobre este término.
Karma es el concepto de "Reacción" o el "Efecto", entendido como lo que hace todo el ciclo de “Causa y Efecto”, originario de la India y en tratados de la filosofía hindú, Jain, budista y Sikh. No es referido literalmente en La Codificación Espirita.
'Karma' es un concepto religioso indio en contraposición a la "fe" propugnado por las religiones Abrahámicas (judaísmo, cristianismo e Islam), entiéndase que provienen de Abraham, y que ven todos los dramas humanos como la voluntad de Dios, en contraposición a presentar las acciones de la vida en el pasado. En escuelas teístas del hinduismo, los seres humanos tienen libre albedrío para elegir buenas o malas cosas y sufren las consecuencias, que requieren la voluntad de Dios para implementar las consecuencias del Karma según el Hinduismo, a diferencia del budismo o el jainismo que no conceden ningún papel al Dios Supremo o dioses. En creencias Indias, los efectos Kármicos de todos los hechos son vistos como activamente dando forma a experiencias pasadas, presentes y futuras, los resultados son los "frutos" de acciones y se denominan karma-phala.
El concepto de karma (junto con samsara y moksha) se originaron en la tradición śhramaná de que el budismo y el jainismo son continuaciones. Esta tradición había influenciado la religión brahmánica en los primeros movimientos de Vedánticas (Upanishadic) del primer milenio antes de Cristo. Esta visión del mundo fue adoptada de esta cultura religiosa por la ortodoxia brahmán, y brahmanes escribieron las primeras escrituras registradas que contiene estas ideas en los primeros Upanishad. Hasta hace poco, el consenso académico fue que la reencarnación está ausente de los estratos más antiguos de la literatura brahmínica Sin embargo, una nueva traducción de dos estrofas de los Rig Vedá indica que los brahmanes pueden haber tenido la idea, común entre las pequeñas sociedades del mundo, que un individuo tenia ciclos de ida y vuelta entre la tierra y un reino celestial de antepasados. En esta visión del mundo, la conducta moral no influye en el Renacimiento. La idea de que la calidad moral de acciones influye en el Renacimiento está ausente desde la India hasta el período de la śhramaná las religiones y los brahmanes parecen han adoptado esta idea de otros grupos religiosos.
Puntos de Vista
Algunas tradiciones (es decir, el Vedanta), cree que un ser supremo juega algún tipo de papel, por ejemplo, como el dispensador de los "frutos" de karma, o que ejerce la opción para cambiar el karma en raras ocasiones. En general, los seguidores del budismo y muchos seguidores de tradiciones del hinduismo consideraron las leyes naturales de la causalidad suficiente para explicar los efectos del karma. Otra opinión sostiene que un Sadguru, actuando en nombre de Dios, puede mitigar o trabajar el Karma de algunos de los discípulos. Y de acuerdo con la perspectiva de jainismo, ni un Dios ni un gurú tienen ningún papel en el karma de una persona, el individuo es considerado el único hacedor y disfrutador de sus karmas y sus 'frutos". Las leyes del karma están codificadas en algunos libros.
Las religiones Indias Hinduismo
Karma es un concepto en el hinduismo que explica la causalidad a través de un sistema donde efectos beneficiosos se derivan de anteriores acciones beneficiosas y efectos nocivos de las últimas acciones perjudiciales, crear un sistema de acciones y reacciones a lo largo de la vida reencarnado del alma formando un ciclo de la reencarnación.
La causalidad se dice que es aplicable no sólo al mundo material sino también a nuestros pensamientos, palabras, acciones y acciones que otros lo hacen con nuestras instrucciones. Cuando el ciclo de reencarnación llega a su fin, una persona se dice que ha alcanzado moksha o la salvación del samsara. Encarnaciones no todos son humanas. El ciclo de nacimiento y muerte en la tierra que se formó de 8,4 millones de formas de vida, pero sólo una salida de este ciclo de vida humana es posible.
Origines según los Hindúes
La doctrina de la trasmigración del alma, con respecto a la fatídica retribución por actos cometidos, no aparecen en el Rig Vedá el concepto del karma primero aparece fuertemente en que el Bhagavad Gita. Topic el karma es mencionado en los Puranás. Los Puranás se dice que han sido escritos por San Viasa hacia el final de Dwapara Yuga para preservar el conocimiento durante el tiempo de Kali Yuga. Que el mismo conocimiento se dice que se han mantenido memorizadas por anteriores monjes y se transfirio sólo por vía oral. De acuerdo a Sri Yukteswar, el último Kali Yuga comenzó 700 a. c. "Karma" significa literalmente "escritura" o "actuar", y más ampliamente por los nombres del principio universal de causa y efecto, acción y reacción, que los hindúes creen que rige la conciencia de todos. Karma no es suerte, para el hombre actuar con el libre albedrío, crea su propio destino. Según los Vedas, si sembramos bondad, obtendremos bondad; Si sembramos mal, obtendremos mal. Karma se refiere a la totalidad de nuestras acciones y vive de sus reacciones concomitantes en esto y anteriores, todos los cuales determinan nuestro futuro. La conquista del karma radica en la acción inteligente y desapasionada reacción. No todos los karmas tienen rebote inmediatamente. Algunos se acumulan y vulven inesperadamente en este u otros nacimientos.
Producimos Karma de cuatro maneras, según los hindúes:
• A través de pensamientos
• A través de palabras
• A través de acciones que realizamos nosotros mismos
• A través de acciones que otros hacen con nuestras instrucciones
• A través de palabras
• A través de acciones que realizamos nosotros mismos
• A través de acciones que otros hacen con nuestras instrucciones
Karma en el hinduismo también se considera que es una ley originada espiritualmente. Muchos hindúes ven la participación directa de Dios en este proceso; otros consideran que las leyes naturales de la causalidad suficiente para explicar los efectos del karma. Sin embargo, los seguidores del Vedanta, el líder actual de la escuela del hinduismo hoy, considera la posibilidad de Ishvara, un Dios Supremo personal, como un papel en la entrega del karma. Escuelas teístas del hinduismo como Vedanta así en desacuerdo con las opiniones de budistas y Jain y otras vistas hindúes que karma es simplemente una ley de causa y efecto, sino que también es dependiente de la voluntad personal de Dios. Ejemplos de un Dios Supremo personal incluyen Shiva en shivaísmo o Vishnú en vishnuismo. Un buen resumen de esta vista teísta del karma se expresa por el texto siguiente: "Dios no hace sufrir a nadie sin motivo, ni tampoco hace a uno feliz sin razón. Dios es muy justo y le ofrece exactamente lo que merecen."
Karma no es castigo o venganza pero simplemente es una expresión extendida o consecuencia de hechos naturales. Karma significa "escritura" o "actuar" y más ampliamente es el nombre del principio universal de causa y efecto, acción y reacción, que controla toda la vida. Las experiencias de efectos también son capaces de ser atenuado por acciones y no es necesariamente para condenación. Es decir, una acción concreta de hoy no es vinculante para algunos, de una particular experiencia futura predeterminado o reacción; no es una correspondencia uno a uno, simple de recompensa o castigo.
Karma no es suerte, para los humanos que actúan con libre albedrío, crear su propio destino. Según los Vedas, si uno siembra bondad, uno cosechará bondad; Si uno siembra mal, uno cosechará mal. Karma se refiere a la totalidad de nuestras acciones y vive de sus reacciones concomitantes en esto y anteriores, que determina nuestro futuro. La conquista del karma radica en la acción inteligente y desapasionada respuesta.
¿Qué tiene que decir el Espiritismo…?
Hemos visto como el concepto de ley de Causa y Efecto es visto a través de los conceptos que han evolucionado a través de siglos de lo que es el Karma. Es un concepto que ha traspasado los tiempos, pero que es a su vez la razón que explica La Inmortalidad del Alma según el espiritismo y la necesidad de la reencarnación. Dicho por Allan Kardec, nuestra filosofía es una de carácter científico y razón. Debemos colar todo conocimiento o idea nueva por el Tamiz de la razón. Ahora veamos como el Karma es interpretado a la luz del espiritismo.
En el espiritismo, karma (Nota: No es referido literalmente en La Codificación Espirita.) es conocido como "la ley de causa y efecto" y juega un papel central en la determinación de cómo se debe vivir la vida. Los Espíritus animan a elegir cómo (y cuándo) y a sufrir represalias por el mal que hicieron en vidas anteriores. Discapacidad, discapacidad física o mental o incluso una vida de mala suerte son debido a las opciones que de un espíritu hace antes de reencarnar (es decir, antes de nacer a una nueva vida).
En conjunto, el espiritismo aparte de los puntos de vista religiosos más tradicionales, comprende el karma como una condición inherente al espíritu, si encarnado o no: las consecuencias de los crímenes cometidos por el espíritu duran más allá de la vida física y le causa dolor (moral) en el más allá. Por lo tanto, la elección de una vida de penurias es una forma de deshacerse del dolor causado por la culpa moral y cualidades perfectas que son necesarias para el espíritu, que determinan progreso a una forma más elevada.
Debido a que el espiritismo siempre aceptó la pluralidad de mundos habitados, su concepto del karma se convirtió en uno considerablemente muy complejo. Hay mundos "primitivos" (en el sentido de que son hogar de espíritus recién nacidos y aún muy bajos sobre el intelecto y moral) y una sucesión de mundos más avanzadas donde espíritus pueden ir a otras esferas más elevadas. Un espíritu puede nacer en un mundo inferior a su propia elección como una penitencia o como una misión.
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Entonces, identificar las causas, son fácilmente identificadas en el Libro del Cielo y el Infierno, capítulo 7, en el Código penal del mundo futuro.
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Entonces, identificar las causas, son fácilmente identificadas en el Libro del Cielo y el Infierno, capítulo 7, en el Código penal del mundo futuro.
- La ley de Causa y Efecto en el Espiritismo, se explica en que toda acción buena o mala tiene sus consecuencias. Hacer el bien, ocasiona que la acción sea resultante en el adelanto del Espíritu. Hacer el mal, resulta en no progresar en el Espíritu. Las penas futuras según el Espiritismo, te ilustra el proceso para llegar hasta la reparación de las faltas cometidas. Este es un tema de suma importancia para los Espiritistas, porque saben de antemano, qué ocurre cuando se comenten faltas que deberán ser reparadas, para lograr progreso del Espíritu.
Las penas futuras según elLa carne es débil • Bases de la doctrina espírita acerca de las penas futuras • Código penal de la vida futura.Libro el Cielo y el Infierno, Capítulo VII
Código penal de la vida futuraEl espiritismo no viene, pues, con su autoridad específica, para formular un código fantasioso. Su ley, en lo que respecta al porvenir del alma, ha sido deducida de la observación de los hechos, y puede resumirse en los siguientes puntos:https://youtu.be/VV5lANMOWhY1º.) El alma o Espíritu sufre en la vida espiritual las consecuencias de todas las imperfecciones de las que no se desembarazó durante la vida corporal. Su estado, feliz o desdichado, es inherente a su grado de pureza o de imperfección.2º.) La felicidad absoluta es inherente a la perfección, es decir, a la completa purificación del Espíritu. Toda imperfección es, al mismo tiempo, causa de sufrimiento y de privación de goces, del mismo modo que toda cualidad adquirida es causa de goces y de atenuación de los padecimientos.3º.) No existe una sola imperfección del alma que no implique consecuencias funestas e inevitables, como no hay ninguna buena cualidad que no sea fuente de un goce. Así, la suma de las penas es proporcional a la suma de las imperfecciones, como la de los goces es proporcional a la suma de las cualidades. El alma que tiene diez imperfecciones, por ejemplo, sufre más que aquella que sólo tiene tres o cuatro. Cuando de esas diez imperfecciones sólo le queden la mitad o la cuarta parte, sufrirá menos, y cuando hayan desaparecido por completo, no sufrirá más y será absolutamente feliz. Lo mismo sucede en la Tierra: quien tiene varias enfermedades sufre más que quien sólo tiene una o no tiene ninguna. Por la misma razón, el alma que posee diez cualidades tiene más goces que la que tiene menos.4º.) En virtud de la ley del progreso, toda alma tiene la posibilidad de adquirir el bien que le falta, así como de despojarse de lo que tiene de malo, conforme a su voluntad y sus esfuerzos. De ahí resulta que el porvenir está abierto a todas las criaturas. Dios no repudia a ninguno de sus hijos: los recibe en su seno a medida que alcanzan la perfección, y así deja a cada uno el mérito de sus obras.5º.) El sufrimiento es inherente a la imperfección, así como el goce lo es a la perfección, de modo que el alma es portadora de su propio castigo o su propia recompensa dondequiera que se encuentre, sin necesidad de un lugar circunscrito. El Infierno está donde existen almas que sufren, así como el Cielo se encuentra en todas partes donde hay almas felices.6º.) El bien y el mal que hacemos son el resultado de las cualidades, buenas o malas, que poseemos. No hacer el bien cuando podemos es, por lo tanto, el resultado de una imperfección. Si toda imperfección es una fuente de sufrimiento, el Espíritu debe sufrir no sólo por el mal que hizo, sino además por todo el bien que habría podido hacer y no hizo durante la vida terrenal.7º.) El Espíritu sufre por el mal que hizo, de manera que, como su atención se mantiene constantemente dirigida hacia las consecuencias de ese mal, él comprende mejor sus inconvenientes y es impulsado a corregirse.8º.) Dado que la justicia de Dios es infinita, tanto el bien como el mal son considerados rigurosamente. De ese modo, así como no existe una sola mala acción, un solo pensamiento malo que no dé lugar a consecuencias fatales, tampoco hay una sola acción buena, un solo impulso bondadoso del alma, un solo ínfimo mérito que se pierda, incluso en los seres más perversos, puesto que esas acciones constituyen un indicio de su progreso.9º.) Toda falta cometida, todo mal realizado constituye una deuda contraída que deberá pagarse. Si no lo es en una existencia, lo será en la siguiente o en las siguientes, pues todas las existencias son solidarias entre sí. Aquel que salda su cuenta en una existencia no tendrá necesidad de pagar una segunda vez.10º.) El Espíritu sufre la consecuencia de sus imperfecciones, ya sea en el mundo espiritual o en el corporal. Todas las miserias, todas las vicisitudes que se padecen en la vida corporal tienen origen en nuestras imperfecciones, son expiaciones de faltas cometidas tanto en la presente como en anteriores existencias. Por la naturaleza de los padecimientos y las vicisitudes de la vida corporal, se puede deducir la naturaleza de las faltas cometidas en una existencia anterior, así como las imperfecciones que las originaron.11º.) La expiación varía según la naturaleza y la gravedad de la falta; de modo que la misma falta puede determinar expiaciones diferentes, según las circunstancias atenuantes o agravantes en que fue cometida.12º.) No existe una regla absoluta ni uniforme en cuanto a la naturaleza y la duración del castigo. La única ley general es que toda falta será penada y toda buena acción será recompensada según su valor.13º.) La duración del castigo está subordinada al mejoramiento del Espíritu culpable. No se le prescribe ninguna condena por un tiempo determinado. Lo que Dios exige para poner término a los padecimientos es una mejora auténtica, efectiva, y un sincero regreso al bien. De ese modo, el Espíritu es siempre el árbitro de su propio destino. Puede prolongar sus padecimientos si persiste en el mal, o atenuarlos y abreviarlos si se esfuerza en la práctica del bien. Una condena por un tiempo determinado tendría el doble inconveniente de hacer que el Espíritu continúe sufriendo en vano después de que ha mejorado, o de librarlo del sufrimiento cuando todavía permanece en el mal. Dios, que es justo, sólo castiga el mal mientras el mal existe, y suprime el castigo cuando el mal no existe más.21 O bien, si se prefiere, dado que el mal moral es de por sí la causa del sufrimiento, este persistirá mientras aquel subsista, o disminuirá de intensidad a medida que el mal desaparezca.21 Véase, en el capítulo VI, § 25, la cita del libro de Ezequiel. (N. de Allan Kardec.)
14º.) Dado que la duración del castigo depende del mejoramiento del Espíritu, el culpable que nunca mejorara sufriría para siempre. Para él, la pena sería eterna.15º.) Una condición inherente a la inferioridad de los Espíritus es que estos no vislumbran la finalización del estado en que se encuentran, y creen que sufrirán para siempre. Eso hace que los castigos les parezcan eternos22.22 Perpetuo es sinónimo de eterno. Se dice: ‘el límite de las nieves perpetuas’; ‘el hielo eterno de los polos’. También se dice: ‘el secretario perpetuo de la Academia’, lo que no significa que lo sea para siempre, sino únicamente por un tiempo ilimitado. Eterno y perpetuo se emplean, pues, en el sentido de indeterminado. En esta acepción, se puede afirmar que las penas son eternas si con ello se quiere expresar que no tienen una duración limitada. Son eternas para el Espíritu que no les ve un término. (N. de Allan Kardec.)16º.) El arrepentimiento es el primer paso hacia el mejoramiento; pero no es suficiente, pues aún son necesarias la expiación y la reparación.
Arrepentimiento, expiación y reparación son las tres condiciones necesarias para borrar las huellas de una falta y sus consecuencias. El arrepentimiento atenúa los dolores de la expiación, y abre a través de la esperanza el camino hacia la rehabilitación. No obstante, sólo la reparación puede anular el efecto, al destruir la causa. De lo contrario, el perdón sería una gracia y no una anulación de las faltas cometidas.17º.) El arrepentimiento puede producirse en todas partes y en cualquier momento. Si es tardío, el culpable sufrirá durante mucho más tiempo. La expiación consiste en los padecimientos físicos y morales que son la consecuencia de la falta cometida, sea en la vida presente o después de la muerte, en la vida espiritual, o bien en una nueva existencia corporal, hasta que los últimos vestigios de la falta hayan desaparecido. La reparación consiste en hacer el bien a aquel a quien se había hecho daño. Quien no repara sus errores en esta vida, por debilidad o mala voluntad, en una existencia posterior volverá a ponerse en contacto con las mismas personas a quienes perjudicó, y en condiciones elegidas por él mismo, a fin de demostrarles su dedicación y hacerles tanto bien como mal les haya hecho. No todas las faltas acarrean un perjuicio directo y efectivo. En ese caso, la reparación se verifica si se lleva a cabo lo que debía hacerse y no se hizo, si se cumplen los deberes que se descuidaron o despreciaron, y las misiones en las que se fracasó; si se practica el bien que compense el mal que se hizo, es decir, cuando se es humilde si se ha sido orgulloso, amable si se ha sido cruel, caritativo si se ha sido egoísta, benévolo si se ha sido perverso, trabajador si se ha sido ocioso, útil si se ha sido inútil, mesurado si se ha sido disoluto, ejemplar si se ha sido rebelde, etc. Así progresa el Espíritu, aprovechando su propio pasado.2323 La necesidad de la reparación es un principio de rigurosa justicia, y se puede considerar como la verdadera ley de rehabilitación moral de los Espíritus. Hasta el momento, es una doctrina que ninguna religión ha proclamado. Con todo, algunas personas la rechazan porque encuentran más cómodo librarse de sus malas acciones con un simple arrepentimiento, mediante la ayuda de algunas fórmulas que sólo cuestan unas pocas palabras. Como creen que con eso han cumplido, sólo más adelante verán que no era suficiente. Podríamos preguntarles si el principio del que se valen también ha sido consagrado por la ley humana, y si la justicia de Dios puede ser inferior a la de los hombres. Más aún, les preguntaríamos si se darían por satisfechas en caso de que un individuo que abusó de su confianza se limitara a decirles que lo lamenta infinitamente. ¿Por qué retrocederían ante una obligación que todo hombre honesto se impone como deber, y que cumple en la medida de sus fuerzas?
18º.) Los Espíritus imperfectos son excluidos de los mundos felices, en los que perturbarían la armonía. Permanecen en los mundos inferiores, donde expían sus faltas mediante las tribulaciones de la vida, y se purifican de sus imperfecciones hasta que merezcan encarnar en mundos más adelantados, moral y físicamente. Si se puede concebir un lugar de castigo circunscripto, ese lugar se encuentra en los mundos de expiación, pues alrededor de esos mundos pululan los Espíritus imperfectos desencarnados, a la espera de nuevas existencias que, al permitirles reparar el mal que han hecho, los ayuden a progresar.19º.) Como el Espíritu conserva siempre el libre albedrío, en algunas ocasiones su mejoramiento es lento, y muy tenaz su obstinación en el mal. En ese estado puede persistir durante años y siglos. No obstante, llega por fin un momento en el que su obstinación en desafiar la justicia de Dios se doblega ante el sufrimiento, y en el que reconoce, a despecho de su soberbia, el poder superior que lo domina. Entonces, a partir de que se manifiestan en él los primeros indicios de arrepentimiento, Dios le hace vislumbrar la esperanza. Ningún Espíritu se halla en la condición de no mejorar nunca. De otro modo, estaría fatalmente destinado a una eterna inferioridad, así como excluido de la ley del progreso, que rige providencialmente a todas las criaturas.20º.) Sea cual fuere el grado de inferioridad y la perversidad de los Espíritus, Dios nunca los abandona. Todos tienen un ángel de la guarda que vela por ellos, que vigila los movimientos de sus almas y se esfuerza porinfundirles buenos pensamientos, así como el deseo de progresar y reparar, en una nueva existencia, el mal que han cometido. Sin embargo, el guía protector a menudo interviene de una manera encubierta, y no ejerce ninguna presión. El Espíritu debe progresar por efecto de su propia voluntad, y no por algún tipo de coacción. Procede bien o mal en virtud de su libre albedrío, sin que sea fatalmente impulsado en un sentido u otro. Si persiste en el mal, sufrirá las consecuencias tanto tiempo como siga en ese camino. A partir del instante en que dé un paso en dirección al bien, experimentará de inmediato sus efectos bienhechores.Cuando la perspectiva de reparación sea inculcada en la creencia de las masas, constituirá un freno mucho más poderoso que el del Infierno y las penas eternas, porque atañe a la vida en su plena actualidad, y porque el hombre comprenderá la razón de ser de las circunstancias penosas que atraviesa. (N. de Allan Kardec.)OBSERVACIÓN – Sería un error suponer que, en virtud de la ley del progreso, la certeza de que tarde o temprano se alcanzará la perfección y la felicidad podría estimular al Espíritu a perseverar en el mal, toda vez que se arrepintiera posteriormente. En primer lugar, porque el Espíritu inferior no divisa el término de su situación. En segundo lugar, porque el Espíritu, como es el artífice de su propia desdicha, acaba por comprender que de él depende hacerla cesar; que será tanto más desdichado cuanto más tiempo persevere en el mal, y que el sufrimiento nunca cesará si él mismo no le pone un límite. Por consiguiente, aquella suposición constituiría un cálculo equivocado, de cuyas consecuencias el Espíritu sería la primera víctima. Por otra parte, de acuerdo con el dogma de las penas irremisibles, si al Espíritu le está vedada definitivamente toda esperanza, no tendrá ningún interés en retornar al bien, pues no le significaría ningún beneficio. Ante esa ley fracasa también la objeción basada en la presciencia divina. Es cierto que, al crear un alma, Dios sabe si esta, en virtud de su libre albedrío, elegirá o no el camino del bien, y sabe que será castigada si comete el mal; pero sabe también que ese castigo temporario es un medio para hacer que comprenda su error y para conducirla al camino del bien, al que tarde o temprano ingresará. En cambio, según la doctrina de las penas eternas, Dios sabe que esa alma fracasará, de modo que es condenada por anticipado a torturas que no tendrán fin.21º.) Cada uno es responsable de sus propias faltas. Nadie padece a consecuencia de las faltas ajenas, a no ser que las haya causado, sea porque las provocó mediante el ejemplo, o porque no las impidió cuando pudo haberlo hecho. Así, por ejemplo, el suicida siempre es castigado; pero aquel que, por su crueldad, empujó a alguien a la desesperación y luego al suicidio, sufre una pena aún mayor.22º.) Aunque la diversidad de las penas sea infinita, hay algunas que son inherentes a la inferioridad de los Espíritus, y cuyas consecuencias, salvo ciertos detalles, conservan alguna similitud. Sobre todo para quienes se apegan a la vida material en detrimento del progreso espiritual, la pena más inmediata consiste en la lentitud con que el alma se separa del cuerpo, en la angustia que acompaña a la muerte y al despertar en la otra vida, y en el tiempo que dura la turbación, que puede prolongarse durante meses e incluso años. Por el contrario, en quienes tienen la conciencia limpia, porque desde la vida corporal se identificaron con la vida espiritual y se desligaron de los objetos materiales, la separación es rápida y sin conmociones, el despertar es apacible y la turbación resulta casi nula.23º.) Un fenómeno muy frecuente entre los Espíritus de cierta inferioridad moral consiste en la creencia de que aún están vivos. Esa ilusión puede prolongarse por años, durante los cuales habrán de experimentar todas las necesidades, todos los tormentos y todas las perplejidades inherentes a la vida corporal.24º.) Para el criminal, la presencia incesante de sus víctimas y de las circunstancias del crimen constituye un suplicio cruel.25º.) Algunos Espíritus están sumergidos en densas tinieblas; otros se encuentran en un aislamiento absoluto en el espacio, atormentados por la ignorancia de su situación y del destino que les aguarda. Los más culpables padecen torturas mucho más agudas, debido a que no vislumbran el término de las mismas. Muchos están privados de ver a los seres que aman. En general, todos soportan con relativa intensidad los males, los dolores y las privaciones que causaron a los demás, hasta que el arrepentimiento y el deseo de reparar atenúen los tormentos y les permitan descubrir la posibilidad de que ellos mismos pongan un término a esa situación.26º.) Los suplicios son variados. El orgulloso sufre al ver ubicados por encima de él, en la gloria y rodeados de todas las atenciones, a aquellos a quienes había despreciado en la Tierra, mientras que él es relegado a los últimos puestos. El hipócrita se ve traspasado por la luz que devela sus más secretos pensamientos, que todo el mundo lee, sin que él pueda ocultarlos o disimularlos. El sensual siente el acoso de todas las tentaciones, de todos los deseos, sin que pueda saciarlos. El avaro ve cómo es dilapidada su fortuna, sin que pueda impedirlo. El egoísta padece el abandono de quienes lo rodean y sufre lo mismo que otros sufrieron por su culpa: tiene sed, pero nadie le da de beber; tiene hambre, pero nadie le da de comer; no tiene una mano amiga que se acerque a estrechar la suya; ninguna voz compasiva le brinda consuelo. Sólo pensó en sí mismo durante la vida, de modo que nadie piensa en él ni lo extraña después de la muerte.27º.) La única manera de evitar o atenuar las consecuencias que esos defectos generan en la vida futura consiste en desprenderse de ellos cuanto antes, desde la vida presente, así como en reparar aquí mismo el mal practicado, para no tener que hacerlo más tarde y de manera más difícil. Cuanto más nos demoremos en combatir esos defectos, tanto más penosas serán las consecuencias, y más rigurosa será la reparación que debamos llevar a cabo.28º.) La situación del Espíritu, a partir de que ingresa a la vida espiritual, es la que él mismo preparó para sí; durante la vida corporal. Más tarde se le concederá otra encarnación para que expíe y repare mediante nuevas pruebas. Con todo, el mayor o menor beneficio que extraiga de esa encarnación dependerá de su libre albedrío. Si no supo aprovecharla, tendrá que recomenzar otra, y cada vez en condiciones más penosas. Así pues, podemos decir que quien sufre mucho en la Tierra tenía mucho que expiar. Por su parte, quienes gozan de una felicidad aparente, a pesar de sus vicios y su inutilidad, habrán de pagarla muy caro en una existencia posterior. En ese sentido, Jesús manifestó: “Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados”. (Véase El Evangelio según el Espiritismo, capítulo V.)29º.) No cabe duda de que la misericordia de Dios es infinita, pero no es ciega. El culpable, a quien Él perdona por un tiempo, no ha sido exonerado, de modo que deberá padecer las consecuencias de sus faltas hasta que haya satisfecho a la justicia. Por misericordia infinita debemos entender que Dios no es inexorable, pues siempre deja abierta la puerta que conduce al bien.30º.) Dado que las penas son temporarias y están subordinadas al arrepentimiento y a la reparación, que dependen de la libre voluntad del hombre, constituyen al mismo tiempo castigos y remedios que ayudan a curar las heridas del mal. Los Espíritus castigados no son, pues, esclavos condenados a trabajos forzados, sino enfermos internados en un hospital, que padecen enfermedades que muchas veces son la consecuencia de su propia negligencia, las cuales requieren tratamientos dolorosos. La curación será tanto más rápida cuanto más estrictamente cumplan las prescripciones del médico que los asiste con solicitud. Si los enfermos, por su propio descuido, permiten que sus padecimientos se prolonguen, el médico nada tendrá que ver con eso.31º.) A las penas que el Espíritu sufre en la vida espiritual vienen a sumarse las de la vida corporal, que son la consecuencia de las imperfecciones del hombre, de sus pasiones, del mal empleo de sus facultades, y la expiación de sus faltas presentes y pasadas. En la vida corporal, el Espíritu repara el mal que ha realizado en existencias anteriores, y pone en práctica las resoluciones que adoptó en la vida espiritual. Así se explican las miserias y vicisitudes que, a primera vista, parecen carentes de justificación, cuando en realidad son justas, pues han sido determinadas en el pasado y sirven para nuestro adelanto.2424 Véase el capítulo V, “El Purgatorio”, § 3 y siguientes; y más adelante, en la Segunda Parte, el capítulo VIII, “Expiaciones Terrestres”. Véase también El Evangelio según el Espiritismo, capítulo V, “Bienaventurados los afligidos”.
(N. de Allan Kardec.) Esta nota no fue firmada por Allan Kardec, porque se sabe que fue el autor, pero el traductor al Español, mutila las Obras Básicas de Allan Kardec añadiendo la firma de Kardec.
En ese caso, habría sido necesario que Él creara seres perfectos, que no tuvieran que adquirir nada, tanto en conocimientos como en moralidad. No cabe duda de que Dios habría podido hacerlo, pero si no lo hizo se debe a que, en su sabiduría, dispuso que el progreso constituyera una ley general. Los hombres son imperfectos y, como tales, están sujetos a vicisitudes más o menos penosas. Ese es un hecho que debemos admitir, pues es real. Inferir de ahí que Dios no es bueno ni justo significaría rebelarse contra Él. Sería una injusticia que Dios creara algunos seres privilegiados, más favorecidos que otros, para que gocen sin ningún esfuerzo de la felicidad que estos solamente alcanzan mediante el trabajo, o que nunca alcanzan. En cambio, Su justicia resplandece en la igualdad absoluta que preside la creación de todos los Espíritus. Todos tienen el mismo punto de partida. Ninguno de ellos, en su formación, resulta más favorecido que los otros; ninguno recibe en su marcha ascendente facilidades excepcionales. Los que llegan a la meta han pasado, igual que los demás, por la serie de las pruebas y de la inferioridad. Admitido esto, ¿qué puede ser más justo que la libertad de acción concedida a cada uno? El camino de la felicidad está abierto para todos. Todos tienen la misma meta, y poseen las mismas condiciones para alcanzarla. La ley, grabada en las conciencias, se les enseña a todos. Dios hizo que la felicidad sea el premio al trabajo y no un favor, a fin de que cada uno tenga su mérito. Todos son libres de trabajar o de no hacer nada en favor de su adelanto. El que trabaja mucho y con rapidez recibe antes la recompensa. El que se extravía en el camino o pierde el tiempo retarda la llegada, y de ello no puede responsabilizar a nadie más que a sí mismo. La acción del bien y la del mal son voluntarias y facultativas. Puesto que es libre, el hombre no es impulsado fatalmente hacia una ni hacia otra.33º.) A pesar de la diversidad de clases y grados de sufrimiento de los Espíritus, el código penal de la vida futura puede resumirse en estos tres principios:1. El sufrimiento es inherente a la imperfección.2. Toda imperfección, así como toda falta que de ella deriva, es portadora de su propio castigo, a través de sus consecuencias naturales e inevitables, así como la enfermedad deriva de los excesos, y el tedio de la ociosidad, sin que haya necesidad de una condena especial para cada falta e individuo.3. Como todo hombre puede liberarse de las imperfecciones mediante su voluntad, también puede anular los males que derivan de ellas, y de ese modo asegurarse la felicidad futura. Esta es la justicia divina: a cada uno según sus obras, tanto en el Cielo como en la Tierra.
INTRODUCCIÓN A LA PRIMERAEDICIÓN, PUBLICADA ENENERO DE 1868.Esta nueva obra constituye un paso adelante en el terreno de las consecuencias y las aplicaciones del espiritismo. Conforme lo indica su título, tiene como objetivo el estudio de tres puntos hasta ahora diversamente interpretados y comentados: la génesis, los milagros y las predicciones, en sus relaciones con las nuevas leyes que se deducen de la observación de los fenómenos espíritas.Dos elementos, o si se quiere, dos fuerzas rigen el universo: el elemento espiritual y el elemento material. De la acción simultánea de esos dos principios resultan fenómenos especiales, que se tornan naturalmente inexplicables si se prescinde de uno de ellos, del mismo modo que la formación del agua sería inexplicable si no se tomara en cuenta uno de sus elementos constituyentes: el oxígeno o el hidrógeno.Al demostrar la existencia del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo material, el espiritismo proporciona la explicación de una inmensidad de fenómenos que no se han comprendido, y que por eso mismo han sido considerados inadmisibles por parte de cierta clase de pensadores. Esos hechos abundan en las Escrituras, pero sus comentadores no han conseguido llegar a una solución racional, pues ignoraban la ley que los rige. Ubicados en dos campos opuestos, han girado siempre dentro del mismo círculo de ideas: los unos menospreciando los datos positivos de la ciencia, los otros sin considerar el principio espiritual.Esa solución se encuentra en la acción recíproca del espíritu y la materia. Es verdad que ella quita a la mayoría de esos hechos su carácter sobrenatural. Pero ¿qué vale más: admitirlos como resultado de las leyes de la naturaleza, o rechazarlos por completo? Su rechazo absoluto acarrea la negación de la base misma del edificio, mientras que, admitidos de ese modo, apenas suprimiendo lo accesorio, la base queda intacta. Por eso el espiritismo conduce a tantas personas a la creencia en verdades que no hace mucho consideraban meras utopías.Esta obra es, pues, como ya lo hemos dicho, un complemento de las aplicaciones del espiritismo, desde un punto de vista especial. Los materiales estaban listos, o al menos elaborados desde hace mucho tiempo, pero aún no había llegado el momento de que fueran publicados. Era preciso, en primer lugar, que las ideas que debían servirles de base llegaran a la madurez y, además, que se tomara en cuenta la oportunidad de las circunstancias. El espiritismo no tiene misterios ni teorías secretas; todo en él debe ser dicho con claridad, a fin de que todos puedan juzgarlo con conocimiento de causa. No obstante, cada cosa debe llegar a su tiempo, para que llegue con seguridad. Una solución dada a la ligera, antes de que la cuestión se elucide por completo, sería más una causa de retroceso que de avance. En la que aquí tratamos, la importancia del asunto nos imponía el deber de evitar toda precipitación.Antes de que entremos en materia, nos ha parecido necesario definir claramente los roles respectivos de los Espíritus y de los hombres en la elaboración de la nueva doctrina. Esas consideraciones preliminares, que apartan de ella toda idea de misticismo, constituyen el objeto del primer capítulo, titulado: Caracteres de la revelación espírita. Solicitamos que se atienda con seriedad ese punto, porque en cierto modo allí está el nudo de la cuestión.Sin perjuicio de la parte que toca a la actividad humana en la elaboración de esta doctrina, la iniciativa pertenece a los Espíritus, pero no constituye la opinión personal de ninguno de ellos. La doctrina no es, ni puede dejar de ser, más que el resultado de la enseñanza colectiva y concordante de los Espíritus. Sólo bajo esta condición podemos denominarla doctrina de los Espíritus. De lo contrario, sería apenas la doctrina de un Espíritu, y sólo tendría el valor de una opinión personal.Generalidad y concordancia en la enseñanza, tal es el carácter esencial de la doctrina espírita, la condición misma de su existencia, de donde resulta que todo principio que no haya recibido la consagración del control de la generalidad no puede ser considerado parte integrante de esa misma doctrina, sino una simple opinión aislada cuya responsabilidad el espiritismo no puede asumir.Esa concordancia colectiva de la opinión de los Espíritus, sometida además al criterio de la lógica, constituye la fuerza de la doctrina espírita y asegura su perpetuidad. Para que ella cambiara, sería necesario que la universalidad de los Espíritus cambiara de opinión, y que ellos acudieran un día para decir lo contrario de lo que dijeron anteriormente. Dado que la doctrina tiene su fuente de origen en la enseñanza de los Espíritus, para que desapareciera sería necesario que los Espíritus dejaran de existir. Eso es también lo que hará que el espiritismo prevalezca sobre los sistemas personales, pues estos no poseen raíces en todas partes.El Libro de los Espíritus ha visto consolidado su prestigio porque es la expresión de un pensamiento colectivo general. En abril de 1867 cumplió su primer decenio. En ese lapso, los principios fundamentales, cuyas bases había asentado, fueron sucesivamente completados y desarrollados en virtud de la enseñanza progresiva de los Espíritus. Ninguno ha sido desmentido por la experiencia. Todos, sin excepción, han permanecido en pie, más vivos que nunca, mientras que de las ideas contradictorias que algunos han intentado oponerle, ninguna prevaleció, precisamente porque en todas partes se enseñaba lo contrario. Ese es un resultado característico que podemos proclamar sin vanidad, pues jamás nos hemos atribuido el mérito de ello.Los mismos escrúpulos han regido la redacción de nuestras demás obras, de modo que con absoluta verdad pudimos incluir en sus títulos la expresión según el espiritismo, porque estábamos seguros de su conformidad con la enseñanza general de los Espíritus. Lo mismo ocurre con esta, que por motivos semejantes podemos presentar como complemento de las precedentes, con excepción, sin embargo, de algunas teorías aún hipotéticas, que hemos tenido cuidado de indicar como tales, y que deben ser consideradas simples opiniones personales, hasta tanto sean confirmadas o rechazadas, a fin de que no pese sobre la doctrina espírita la responsabilidad de ninguna de ellas.Asimismo, los lectores asiduos de la Revista Espírita ya deben de haber notado, bajo la forma de esbozos, la mayoría de las ideas desarrolladas en esta obra, conforme lo hemos hecho con las anteriores. A menudo la Revista representa para nosotros un terreno de ensayo, destinado a sondear la opinión de los hombres y de los Espíritus sobre algunos principios, antes de admitirlos como partes constitutivas de la doctrina.Contenido atribuido a Allan Kardec,
Nota: Allan Kardec nunca firmó sus notas ni sus escritos.
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Reflexión Final:
A modo de conclusión, trato de entender este importante concepto de nuestra filosofía y lo traspaso a nuestro diario vivir. Sin duda el karma es algo de mucha importancia, porque sin saberlo estamos contribuyendo a llenar eso que se llama Karma con nuestras acciones buenas o malas. Enfatizamos tanto en la Moral que muchos optan por llamarnos locos u obsesionados con esta palabra que es La Moral.
El concepto “Karma” como tal no aparece en la codificación, puesto que a lo que nos referimos es una palabra que ha existido por mucho tiempo antes de la codificación. Lo importante aquí es que este término se refiere a La Ley de Causa y Efecto que todos conocen en las leyes de física. Lo que si aparece es la expiación de las Almas. Para que exista expiación de algo se entiende sin lugar a dudas que ha existido algo que provoque esta acción. La causa sin lugar a dudas son las faltas cometidas que se consideran en nuestra filosofía como inmorales. Un espíritu que no ha vencido estos comportamientos de egoísmo, codicia, o egoísmo, no están aptos para continuar su asenso espiritual para lograr perfección. Un espíritu puro según nuestra filosofía espirita es aquel que se define de la siguiente manera:
Los Espíritus pertenecen a diferentes clases y no son iguales ni en poder ni en inteligencia, ni en saber ni en moralidad. Los de primer orden son los Espíritus superiores, que se distinguen de los demás por su perfección, conocimientos y proximidad a Dios; por la pureza de sus sentimientos y su amor al bien; son los ángeles o Espíritus puros.
Las otras clases se alejan cada vez más de dicha perfección: los de los rangos inferiores son propensos a la mayoría de nuestras pasiones: odio y envidia, celos y orgullo, etcétera. Éstos se complacen en el mal. Entre ellos los hay asimismo que no son ni muy buenos ni muy malos: más revoltosos y embrollones que ruines; la malicia y las inconsecuencias parece ser su dote. Son los duendes, Espíritus traviesos o frívolos.
Los Espíritus no pertenecen perpetuamente a un mismo orden. Todos evolucionan al pasar por los diversos grados de la jerarquía espírita. Tal mejoramiento se opera mediante encarnación, que es impuesta a unos como expiación y a otros como misión. La vida material constituye una prueba que deben sufrir repetidas veces, has que hayan alcanzado la perfección absoluta. Es una especie de tamiz o de depuratorio del que salen más o menos purificados.
Entonces miremos lo que dice la codificación en el Libro de Los Espiritus en las siguientes preguntas y respuestas:
167. ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación? - Expiación, mejoramiento progresivo de la humanidad. Sin esto, ¿dónde estaría la justicia?
262 a. Cuando el Espíritu goza de su libre arbitrio, la elección de la existencia corpórea ¿depende siempre en forma exclusiva de su voluntad, o esa vida puede serle impuesta por voluntad de Dios y a título de expiación?
- Dios sabe aguardar. No apresura la expiación. Con todo, puede imponer una existencia a un Espíritu cuando éste, por su inferioridad o su mala voluntad, no es apto para comprender lo que le sería más saludable, y cuando ve que esa vida puede servir para su purificación y adelanto, al paso que encuentre en ella una expiación.
266. ¿No parece natural que se elijan las pruebas menos penosas? - A vosotros sí os parece, pero no al Espíritu. Cuando está despojado de la materia cesa la ilusión y piensa de otro modo.
Los Espíritus pertenecen a diferentes clases y no son iguales ni en poder ni en inteligencia, ni en saber ni en moralidad. Los de primer orden son los Espíritus superiores, que se distinguen de los demás por su perfección, conocimientos y proximidad a Dios; por la pureza de sus sentimientos y su amor al bien; son los ángeles o Espíritus puros.
Las otras clases se alejan cada vez más de dicha perfección: los de los rangos inferiores son propensos a la mayoría de nuestras pasiones: odio y envidia, celos y orgullo, etcétera. Éstos se complacen en el mal. Entre ellos los hay asimismo que no son ni muy buenos ni muy malos: más revoltosos y embrollones que ruines; la malicia y las inconsecuencias parece ser su dote. Son los duendes, Espíritus traviesos o frívolos.
Los Espíritus no pertenecen perpetuamente a un mismo orden. Todos evolucionan al pasar por los diversos grados de la jerarquía espírita. Tal mejoramiento se opera mediante encarnación, que es impuesta a unos como expiación y a otros como misión. La vida material constituye una prueba que deben sufrir repetidas veces, has que hayan alcanzado la perfección absoluta. Es una especie de tamiz o de depuratorio del que salen más o menos purificados.
Entonces miremos lo que dice la codificación en el Libro de Los Espiritus en las siguientes preguntas y respuestas:
167. ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación? - Expiación, mejoramiento progresivo de la humanidad. Sin esto, ¿dónde estaría la justicia?
262 a. Cuando el Espíritu goza de su libre arbitrio, la elección de la existencia corpórea ¿depende siempre en forma exclusiva de su voluntad, o esa vida puede serle impuesta por voluntad de Dios y a título de expiación?
- Dios sabe aguardar. No apresura la expiación. Con todo, puede imponer una existencia a un Espíritu cuando éste, por su inferioridad o su mala voluntad, no es apto para comprender lo que le sería más saludable, y cuando ve que esa vida puede servir para su purificación y adelanto, al paso que encuentre en ella una expiación.
266. ¿No parece natural que se elijan las pruebas menos penosas? - A vosotros sí os parece, pero no al Espíritu. Cuando está despojado de la materia cesa la ilusión y piensa de otro modo.
- Kardec comenta: El hombre en la Tierra, colocado bajo el influjo de las ideas carnales, no ve en esas pruebas más que su lado penoso. De ahí que se le ocurra natural optar por aquellas que desde su punto de vista pueden conjugarse con los placeres materiales. Pero en la vida espiritual compara los goces efímeros y groseros con la felicidad inalterable que entrevé, y por tanto, ¿qué significan para él algunos sufrimientos pasajeros? Puede el Espíritu, pues, decidirse por la más ruda de las pruebas y, consecuentemente, por la vida más angustiosa, con la esperanza de alcanzar más pronto un estado mejor, como el enfermo elige muchas veces el remedio más desagradable para curarse en más breve plazo. Aquel que desea asociar su nombre con el descubrimiento de un país desconocido no escogerá un camino sembrado de flores. Conoce los peligros que está corriendo, pero sabe también cuál será la gloria que le aguarda si obtiene buen éxito en su empresa.
- La doctrina de la libertad en la elección de nuestras existencias y de las pruebas que debemos afrontar deja de parecer extraordinaria si se considera que los Espíritus desprendidos de la materia evalúan las cosas de una manera diferente a como nosotros lo hacemos. Ellos tienen en vista la meta, mucho más seria, en su concepto, que los fugaces placeres del mundo. Tras cada existencia concluida ven el paso que han dado y comprenden cuánto les falta todavía, en materia de pureza, para alcanzar dicha meta. He ahí por qué se someten de buen grado a todas las vicisitudes de la vida corporal, pidiendo por sí mismos las que puedan hacerles llegar más rápidamente. No existe, pues, razón alguna cuando no se ve al Espíritu preferir la existencia más llevadera. Una vida exenta de amarguras no podría disfrutarla en su estado de imperfección.
No puedo aconsejar a un amigo o a un familiar de lo importante que es el portarnos bien si no ponemos de frente el proceso de Moralizar nuestras Almas. Los hindúes definen que nuestro Karma se produce de cuatro maneras:
• A través de pensamientos
• A través de palabras
• A través de acciones que realizamos nosotros mismos
• A través de acciones que otros hacen con nuestras instrucciones
• A través de palabras
• A través de acciones que realizamos nosotros mismos
• A través de acciones que otros hacen con nuestras instrucciones
Y en realidad considero que tiene lógica, pero si lo vemos literalmente, debemos entender que esto hace que nuestro proceso reencarnatorio necesite un tiempo razonable en lograr expiar nuestras Almas a través de muchas existencias. Entonces esto sostiene aún más nuestro interés en predicar La Moral como la forma más contundente de detener nuestro Karma para la expiación y lograr un reverso que provoque la disminución del tiempo que necesitamos en nuestro caminar hacia el progreso y de alcanzar la pureza espiritual, a la que todos aspiramos.
NO VACILEMOS HERMANOS EN CONSIDERAR LA TRANSFORMACION MORAL COMO EL CAMINO MAS SEGURO PARA LOGRAR PROGRESAR ESPIRITUALMENTE.
Otras Referencias,
¿Que dicen los que creen en “Sikhismo”?
En el Sikhismo, se describen todos los seres vivos bajo la influencia de tres cualidades de Maya. Siempre presente en diferentes mezclas y grados, estas tres cualidades de Maya enlazan el alma al cuerpo y el plano de tierra. Por encima de estas tres cualidades es la vez eterna. Debido a la influencia de los tres modos de naturaleza de Maya, jivas (seres) es realizar actividades bajo el control y la competencia de la época eterna. Estas actividades se denominan Karma. El principio subyacente es que karma es la ley que trae los resultados de las acciones a la persona que las realiza.
Esta vida se asemeja a un campo (Khet) en el que nuestro Karma es la semilla. Cosechamos exactamente lo que sembramos. No menos, no más. Esta ley infalible de bodegas de Karma, es que todos somos responsables de lo que la persona va a ser. Basándose en la suma total del Karma pasado, algunos piensan que cerrar al ser puro en esta vida, y otros se sienten separados. Este es el Gurbani Sri Guru Granth Sahib (SGGS) Ley de Karma. Como otra escuela, así como la India oriental de pensamientos, la Gurbani también acepta las doctrinas de Karma y reencarnación como los hechos de la naturaleza.
¿Qué dicen los que creen en el “Budismo”?
En el budismo, karma (Pāli kamma) es estrictamente distinguido de vipāka, lo que significa "fruta" o "resultado". Karma se clasifica dentro del grupo o grupos de causa (Pāli hetu) en la cadena de causa y efecto, que comprende los elementos de "actividades volitivas" (Pali sankhara) y "acción" (Pali bhava). Cualquier acción se entiende como la creación de "semillas" en la mente que brota en el resultado adecuado (Pāli vipaka), cuando cumplen con las condiciones adecuadas. La mayoría de los tipos de karmas, con resultados buenos o malos, mantendrá a una persona dentro de la rueda de samsāra, mientras que otros liberan a nirvāna.
En el Budismo los enlaces del karma westan directamente unidos a los motivos de una acción. La Motivación hace la diferencia entre las acciones de "buenos" y "malos"; pero la motivación incluye también el aspecto de la ignorancia que es una acción bien intencionada de una mente ignorante, y posteriormente puede ser interpretado como una acción o algo "malo" en el sentido que crea resultados desagradables para el "actor".
Otras Categorías causales en el Budismo…
En el budismo, karma no es la única causa de todo lo que sucede. Los mecanismos causales de se originan en la tradición y se clasifican en lo que rige el universo como en los textos antiguos en cinco categorías, conocidos como Niyama Dhammas: [34] [35]
• Kamma Niyama: consecuencias de las acciones
• Utu Niyama — cambios estacionales y clima
• Biija Niyama: leyes de la herencia
• Citta Niyama, serán de cuenta
• Dhamma Niyama — la tendencia de la naturaleza para producir un tipo perfecto
¿Que del Jainismo?
Karma en el jainismo transmite un significado totalmente diferente como es comúnmente entendido en la filosofía hindú y la civilización occidental. En el jainismo, karma se denomina como suciedad karmic, consiste en partículas microscópicas y muy sutiles, es decir, pudgala que impregnan todo el universo. Karmas son atraídos al campo karmic de un alma de vibraciones creadas por las actividades de la mente, el discurso y el cuerpo, así como por diversas disposiciones mentales. Por lo tanto los karmas son lo sutil que rodea la conciencia de un alma. Cuando estos dos componentes, es decir, la conciencia y karma, interactúan, experimentar la vida que conocemos en la actualidad.
Herman Kuhn citando Tattvarthasutra describe karmas como: un mecanismo que nos hace experimentar minuciosamente los temas de nuestra vida hasta que gana el óptimo conocimiento de ellos y cae nuestro apego emocional a estos temas.
Según Padmanabh Jaini "este énfasis en cosechar los frutos sólo del propio karma no se limita a la Jainas; Hindúes y budistas escritores han producido materiales doctrinales, destacando el mismo punto. Sin embargo, cada una de las tradiciones de este últimas, ha desarrollado prácticas en contradicción básica con esa creencia. Además de shrardha (las rituales hindúes ofrenda por el hijo del difunto), encontramos entre la adhesión generalizada de hindúes a la noción de la intervención divina en los destino, mientras que budistas llegaron a exponer tales teorías como concesión de bendición bodhisattvas, transferencia de mérito y como. Sólo Jainas han sido absolutamente dispuestos a permitir tales ideas para penetrar en su comunidad, a pesar del hecho de que debe haber sido enorme presión social sobre ellos para hacerlo."
Los puntos claves donde la teoría del Karma en el jainismo difiere de las otras religiones, como teístas tradiciones del hinduismo, pueden establecerse como sigue:
1. Karma en el jainismo funciona como un mecanismo autónomo y como derecho universal natural, sin necesidad de una entidad externa para administrarlos. (Ausencia de exógenos "entidad divina" en el jainismo)
2. El jainismo aboga por que el karma del alma cambia incluso con los pensamientos y no sólo de las acciones. Así, incluso pensar mal de alguien es soportar una "huelga karm" o un incremento en el mal del karma. Es por esta razón, que el jainismo da un fuerte énfasis en la "samyak dhyan" (racionalidad en pensamientos) y "samyak darshan" (racionalidad en percepción) y no sólo "samyak charitra" (racionalidad en conducta).
3. En virtud de la teología de Jain, un alma se libera de asuntos mundanos en cuanto es capaz de emaniciparse de la "huelga karm". Un ejemplo famoso es el de Mata Merudevi, la madre de Shri Rishabh Dev, el primer Tirthankar del presente siglo, que llegó a tal emancipación y por consecuencia elevo sus procesos de pensamientos, mientras ella estaba visitando a su hijo Tirthankar. Esta ilustración explica cómo "Nirvana" y "moksha" son diferentes en el jainismo, de otras religiones. En presencia de un Tirthankar, el alma del otro había logrado Keval Gyan y posteriormente a Nirvana, sin necesidad de intervención por el Tirthankar.
4. La teoría karmic en el jainismo opera endógena. Tirthankars no son atributos de "divinidad" bajo el jainismo. Así, incluso las tirthankars ellos mismos tienen que pasar por las etapas de emancipación, para alcanzar ese Estado. Mientras que el budismo es similar y en cierta medida una cuenta coincidente para Shri Gautama Buda, hinduismo mantiene una teoría totalmente diferente, donde "la gracia divina" es necesario para emancipación.
5. El jainismo trata todas las almas por igual, en tanto que aboga por que todas las almas tienen el mismo potencial de alcanzar "nirvana". Sólo aquellos que hacen el esfuerzo, realmente alcanzarlo, pero sin embargo, cada alma es capaz por sí solo para hacerlo reduciendo gradualmente su karma.[39]
La Interpretación occidental
Una definición académica y religiosa se mencionó anteriormente. El concepto del karma es parte de la visión del mundo de muchos millones de personas en todo el mundo. Muchos en las culturas occidentales o con una educación cristiana han incorporado una noción del karma. El concepto cristiano de cosechar lo que se Siembre de Gálatas 6: 7 puede considerarse equivalente a Karma.
De acuerdo a karma, realizar acciones positivas es el resultados de buenas condiciones en la experiencia, Considerando que una acción negativa da como resultado un mal efecto. Los efectos pueden ser vistos inmediatamente o retrasados. Retraso puede ser hasta más adelante en la vida presente o en el siguiente. Por lo tanto, actos meritorios pueden significar renacimiento en una estación superior, como un humano superior o un ser divino, mientras si se actúa con un mal, el resultado en el renacimiento como una vida humana en circunstancias es menos deseable, o como un animal inferior. Algunos observadores han comparado la acción del karma a nociones occidentales de pecado y el juicio de Dios o dioses, mientras que otros entienden karma como un principio inherente del universo sin la intervención de cualquier ser sobrenatural. En el hinduismo, Dios desempeña un papel y es visto como un dispensador de karma; para más detalles, vea Karma en el hinduismo. La vista no intervencionista es del budismo y el jainismo.
¿Cómo lo define el Islam?
Aunque el Islam considera todos los dramas humanos como la voluntad de Alá (Dios), el Corán dice que la buena o mala fortuna que recaen al hombre es los resultados de las reacciones a las acciones propias del hombre de Dios, como se muestra en parte 28 (Surat Al-Qasas), parte 3 (Surat Al-Imran), y parte de 30 (Surat Al-Ruum).Nueva era y Teosofía
La idea del karma se popularizó en el mundo occidental a través del trabajo de la Sociedad Teosófica. En esta concepción, karma está afiliada con la ley neopaganos del retorno o ley triple, la idea de que los efectos beneficiosos o perjudiciales uno tiene en el mundo volverá a sí mismo. Coloquialmente esto puede resumirse como 'dando vueltas viene’.
En el oeste, karma se confunde a menudo con conceptos como el alma, energía psíquica, sincronicidad (un concepto originalmente de psicoanalista Carl Jung, que dice que están relacionados con las cosas que suceden al mismo tiempo) y las ideas de cuántica o física teórica (que no concedería la mayoría de los físicos como tener cualquier relación con la moralidad o códigos de conducta mucho menos en nociones sobrenaturales). Esta mezcolanza de asociaciones de palabra queda ilustrada por el autoadhesivo una vez común "mi karma atropelló su dogma".
El Karma y las Emociones.
Desde la aparición del siglo XX de la inteligencia emocional como una novedad paradigmática para ver la experiencia humana, karma se ha convertido en un paraguas sectario para la colección completa (consciente y subconsciente) de la emotividad humana. Esta visión moderna del karma, carente de cualquier exigencia espiritual, homologado hace la necesidad de una aceptación de la reencarnación en sociedades judeocristiana e intenta retratar karma como un fenómeno psicológico universal que se comporta de manera predecible, como otras fuerzas físicas como la gravedad.
Sakyong Mipham con elocuencia resumió esto cuando dijo;Como la gravedad, karma es tan básico que a menudo incluso no se nota.
Este punto de vista del karma, como universal y que afecta personalidad emocional constante, correlaciona con budistas y junguiana por entender esa voluntad (o líbido, creado a partir de prejuicios personales y culturales) es el principal instigador del Karma.
Cualquier pensamiento consciente, palabra o acción, derivados de una emoción pendiente cognitivo (disonancia cognitiva), son los resultados en el karma.[46]
Jung una vez opinó sobre las emociones no resueltas y la sincronización del karma;
«Cuando una situación interna no se hace consciente, parece fuera como destino.»
Métodos populares para negar la disonancia cognitiva incluyen meditación, Meta cognición, asesoramiento, psicoanálisis, etc., cuyo objetivo es mejorar la conciencia emocional y así evitar el karma negativo. Esto resulta en mejor higiene emocional y reducción de impactos Kármicos. Permanentes cambios neuronales dentro de la amígdala y la izquierda corteza pre frontal del cerebro humano atribuido a técnicas de meditación y Meta cognición a largo plazo han sido probados científicamente. Este proceso de maduración emocional aspira a un objetivo de individuación o actualización propia. Esa experiencia de pico es hipotéticamente desprovista de cualquier karma (nirvana).
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REFERENCIAS PARA ESCRIBIR ESTA REFLEXIÓN
· Wikipedia
· El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
· El Libro de Los Espíritus, Allan Kardec
· El Evangelio Según El Espiritismo, Allan Kardec
· Génesis, Allan Kardec
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