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Libro de los Médiums, Primera Parte
Nociones Preliminares
Capítulo I – ¿Existen los Espíritus?
Capítulo II – Lo maravilloso y lo
sobrenatural
Capítulo III – Método
Capítulo IV – Sistemas
CAPÍTULO II LO MARAVILLOSO Y LO SOBRENATURAL
7. Si la creencia en los Espíritus y en sus manifestacionesfuese una concepción aislada, el producto de un sistema, podría con alguna apariencia de razón ser sospechosa deilusión; pero que se nos diga ¿por qué se la encuentra tan vivaentre todos los pueblos antiguos y modernos, y en los librossantos de todas las religiones conocidas?
Ésto es, dicen algunos críticos, porque en todo tiempo el hombre ha amado lo maravilloso.
¿Qué es, pues, lo maravilloso según vosotros?
Lo que es sobrenatural.
¿Qué entendéis por lo sobrenatural? Lo que es contrario a las leyes de la naturaleza.
¿Acaso conocéis éstas leyes con tanta perfección que os sea posible marcar un límite a la potencia de Dios?
¡Pues bien! Probad entonces que la existencia de los Espíritus y sus manifestaciones son contrarias a las leyes de la naturaleza; que ésto no es y no puede ser una de éstas leyes.
Seguid la Doctrina Espiritista y ved sí se eslabona con todos los carácteres de una admirable ley que resuelve todo lo que las leyes filosóficas no han podido resolver hasta éste día.
El pensamiento es uno de los atributos del Espíritu; la posibilidad de obrar sobre la materia, de hacer impresión sobre nuestros sentidos y por consecuencia de transmitir su pensamiento, resulta, sí podemos expresarnos así, de su constitución
fisiológica: luego no hay en éste hecho nada de sobrenatural, nada de maravilloso. Que un hombre muerto y bien muerto, resucite corporalmente, que sus miembros dispersos se reúnan
para volver a formar su cuerpo, he aquí lo maravilloso, lo sobrenatural, lo fantástico; éso sería una verdadera derogación que Dios no puede cumplir sino por un milagro, pero no hay nada de ésto en la Doctrina Espiritista.
8. Sin embargo, se dirá, admitís que un Espíritu puede levantar una mesa y mantenerla en el espacio sin punto de apoyo; ¿acaso no es ésto una derogación de la ley de gravedad? De la ley conocida, sí, ¿pero la Naturaleza ha dicho su última palabra?
Antes que se hubiese conocido la fuerza ascensional de ciertos gases, ¿quién hubiera dicho que una pesada máquinal levando muchos hombres, pudiera triunfar a la fuerza de atracción? A los ojos del vulgo ¿no debería parecer maravilloso, diabólico? El que hubiera propuesto, hace un siglo, transmitir un despacho a 500 leguas, y recibir la contestación en algunos minutos, hubiera pasado por un loco; sí lo hubiese hecho, se hubiera creído que tenía el diablo a sus órdenes, porque entonces sólo el diablo era capaz de ir tan aprisa. ¿Por qué, pues, un fluido desconocido, no tendría la propiedad en circunstancias dadas, de contra balancear el efecto de la gravedad, como el hidrógeno contra balancea el peso del globo aerostático? Hacemos ésta observación de paso, que es una comparación, más no una asimilación, y únicamente para demostrar, por analogía que el hecho no es físicamente imposible. Pero fue precisamente cuando los sabios, en la observación de éstas especies de fenómenos, quisieron proceder por vía de asimilación que se engañaron. Por lo demás el hecho existe; todas las denegaciones no podrán hacer que no sea, porque negar no es probar; para nosotros no hay nada de sobrenatural; es todo lo que podemos decir por el momento.
9. Sí el hecho está constatado, se dirá, nosotros lo aceptamos, aceptamos aún la causa que acabáis de señalar, la de un fluido desconocido; ¿pero qué prueba la intervención de los Espíritus? En ésto está lo maravilloso, lo sobrenatural.
Sería menester aquí una demostración que no estaría en su sitio y tendría por otra parte doble colocación, porque resalta de todas las otras partes de la enseñanza. Sin embargo, para resumirla en pocas palabras, diremos que está fundada, en teoría, sobre este principio: todo efecto inteligente debe tener una causa inteligente; en práctica: sobre la observación que los fenómenos llamados espiritistas, habiendo dado pruebas de inteligencia, debían tener su causa fuera de la materia; que ésta inteligencia no siendo la de los asistentes ésto es un resultado de experiencia debía estar fuera de ellos; pues que no se veía el ser en acción, debía ser un ser invisible. Desde entonces fue, que de observación se llegó a reconocer que éste ser invisible, al cuál se ha dado el nombre de Espíritu, no es otro que el alma de aquellos que han vivido corporalmente, y que la muerte ha despojado de su grosera envoltura visible, no dejándoles más que una envoltura etérea, invisible en su estado normal. He aquí pues, lo maravilloso y lo sobrenatural reducidos a su más simple expresión. Una vez acreditada la existencia de seres invisibles, su acción sobre la materia resulta de la naturaleza de su envoltura fluídica; ésta acción es inteligente, porque muriendo, ellos no han perdido más que su cuerpo, pero han conservado la inteligencia que es su esencia; ahí está la llave de todos éstos fenómenos reputados sin razón sobrenaturales.
La existencia de los Espíritus no es pues un sistema preconcebido, una hipótesis imaginada para explicar los hechos; es un resultado de observaciones y la consecuencia natural de la existencia del alma; negar ésta causa, es negar el alma y sus atributos. Aquellos que crean poder dar, de éstos efectos inteligentes, una solución más racional, pudiendo sobre todo dar razón de "todos los hechos"; que tengan la bondad de hacerlo y entonces se podrá discutir el mérito de cada uno.
10. A los ojos de estos que miran la materia como la sola potencia de la Naturaleza, "todo lo que no puede ser explicado por las leyes de la materia es maravilloso o sobrenatural"; y para ellos, "maravilloso" es sinónimo de superstición. Bajo este título la religión, fundada sobre la existencia de un principio inmaterial, sería un tejido de supersticiones; no se atreven a decirlo en voz alta, pero lo dicen bajito, y creen salvar las apariencias concediendo que es necesaria una religión para el pueblo, y para hacer que los niños sean sabios; luego, de dos cosas la una, o el principio religioso es verdadero o es falso; sí es verdadero, lo es para todo el mundo; si falso, tan malo es para los ignorantes como para las gentes ilustradas.
11. Los que atacan al Espiritismo en nombre de lo maravilloso, se apoyan, pues, generalmente, sobre el principio materialista, porque negando todo efecto extramaterial, niegan, por lo mismo, la existencia del alma; sondead el fondo de su pensamiento, escudriñad bien el sentido de sus palabras, y veréis casi siempre éste principio, sí no es categóricamente formulado, despuntar bajo las apariencias de una pretendida filosofía racional con que ellos lo cubren. Rebatiendo a cuenta
de lo maravilloso, todo lo que se deduce de la existencia del
alma, son consecuentes consigo mismos; no admitiendo la
causa, no pueden admitir los efectos; de ahí en ellos una
opinión preconcebida que les hace impropios para juzgar
sanamente el Espiritismo porque parten del principio de la
negación de todo lo que no es material. En cuanto a nosotros,
de que admitamos los efectos que son la consecuencia de la
existencia del alma, ¿se sigue acaso que aceptemos todos los
hechos calificados de maravillosos; que seamos los campeones
de todos los que sueñan, los adeptos de todas las utopías, de
todas las excentricidades sistemáticas? Sería menester
conocer muy poco el Espiritismo para pensarlo; pero nuestros
adversarios no miran éste tan de cerca: la necesidad de
conocer aquello de que hablan es el menor de sus cuidados.
Según ellos, lo maravilloso es absurdo; pues el Espiritismo se
apoya sobre hechos maravillosos, luego el Espiritismo es
absurdo: esto para los mismos es un juicio sin apelación. Creen
oponer un argumento sin réplica, cuando después de haber
hecho eruditas investigaciones sobre los convulsionarios de
SanMedard, los calvinistas de las Cevenas, o las religiosas de
Londun, han conseguido descubrir hechos patentes de
superchería que nadie niega; ¿pero estas historias son el
evangelio del Espiritismo? ¿Sus partidarios han negado que el
charlatanismo haya explotado ciertos hechos en su provecho;
que la imaginación los haya creado; que el fanatismo los haya
exagerado mucho? No es solidario de las extravagancias que
se pueden cometer en su nombre, como la verdadera ciencia,
no lo es de los abusos de la ignorancia, ni la verdadera religión,
de los excesos del fanatismo. Muchos críticos juzgan el
Espiritismo sobre los cuentos de hadas y las leyendas
populares que son sus ficciones; es como si juzgáramos la
historia sobre los romances históricos o las tragedias.
12. En lógica elemental, para discutir una cosa es menester
conocerla, porque la opinión de su crítico no tiene valor, hasta
tanto que hable con perfecto conocimiento de causa; sólo
entonces aunque su opinión fuese errónea, puede tomarse en
consideración ¿pero qué valor tendrá sobre una materia que no
conoce? El verdadero crítico debe hacer prueba, no sólo de
erudición, sino de un saber profundo respecto del objeto que
trate, de un juicio sano y de una imparcialidad a toda prueba; de
otro modo el primer músico del lugar podría arrogarse el
derecho de juzgar a Rossini, y un aprendiz el de censurar a
Rafael.
13. El Espiritismo no acepta, pues, todos los hechos
reputados maravillosos o sobrenaturales; lejos de eso,
demuestra la imposibilidad de un gran número, y el ridículo de
ciertas creencias que constituyen, propiamente hablando, la
superstición. Es verdad que en lo que admite, hay cosas que
para los incrédulos, son puras maravillas, o sea, de la
superstición; que sea, pero, al menos no discutáis sino estos
puntos, porque sobre los otros no hay nada que decir y
predicáis a convertidos. Atacándoos con lo mismo que él refuta,
probáis vuestra ignorancia de la cosa, y vuestros argumentos
caen en falso. ¿Pero, se dirá, en dónde se detiene la creencia
del Espiritismo? Leed, observad, y lo sabréis. Toda ciencia sólo
se adquiere con el tiempo y el estudio; así es que el Espiritismo
que toca las cuestiones más graves de la filosofía, a todas las
ramas del orden social, que abraza a la vez al hombre físico y
al hombre moral, es por sí mismo toda una ciencia, toda una
filosofía que no puede ser aprendida en algunas horas como
cualquiera otra ciencia; habría tanta puerilidad en querer ver
todo el Espiritismo en una mesa giratoria, como en ver toda la
física en ciertos juegos de niño. Para aquel que no quiera
detenerse en la superficie, no son horas, sino meses y años
que son necesarios para sondearle todos los arcanos. Que se
juzgue por eso del grado de saber y del valor de la opinión de
aquellos que se arrogan el derecho de juzgar, porque han visto
uno o dos experimentos, las más veces a manera de
distracción y pasatiempo. Ellos dirán sin duda que no están
siempre en disposición de ocuparse en este estudio: concedido;
nada les obliga; pero entonces cuando no se tiene tiempo de
aprender una cosa, que no se hable de ella y aún menos se la
juzgue, si no se quiere ser acusado de ligero; y cuando más se
ocupa una posición elevada en la ciencia, menos se le disimula
el que trate ligeramente un objeto que no conoce.
14. Nosotros nos resumimos en las siguientes
proposiciones:
1º Todos los fenómenos espiritistas tienen por principio la
existencia del alma, su supervivencia al cuerpo, y sus
manifestaciones;
2º Estos fenómenos, estando fundados sobre una ley de la
Naturaleza, no tienen nada de maravilloso ni de sobrenatural en
el sentido vulgar de estas palabras;
3º Muchos de los hechos son reputados sobrenaturales
porque no se conoce su causa; señalándoles el Espiritismo una
causa, les hace entrar en el dominio de los fenómenos
naturales;
4º Entre los hechos calificados de sobrenaturales, hay
muchos cuya imposibilidad demuestra el Espiritismo, y coloca
entre las creencias supersticiosas;
5º Aunque el Espiritismo reconozca en muchas creencias
populares, un fondo de verdad, no acepta de ningún modo la
solidaridad de todas las historias fantásticas creadas por la
imaginación;
6º Juzgar al Espiritismo por los hechos que no admite, es
manifestar ignorancia, y quitar todo el valor a su opinión;
7º La explicación de los hechos admitidos por el Espiritismo,
sus causas y sus consecuencias morales, constituyen toda una
ciencia y toda una filosofía, que requieren un estudio serio,
perseverante y profundo;
8º El Espiritismo no puede mirar como critico serio sino el
que ha visto, estudiado y profundizado todo, con la paciencia y
perseverancia de un observador concienzudo; la del que sabrá
tanto sobre este objeto, como el adepto más ilustrado; la del
que habrá por consiguiente sacado sus conocimientos de otra
parte que de los romances de la ciencia, a quien no se podría
oponer "ningún" hecho de que no tuviera conocimiento, ningún
argumento que no hubiese meditado; que refutaría, no por
negaciones, sino por otros argumentos más perentorios; la del
que podría, en fin, señalar una causa más lógica a los hechos
averiguados. Este crítico está todavía por encontrarse.
15. Hemos anunciado ahora mismo la palabra "milagro", una
corta observación sobre este objeto, no estará mal colocada en
este capítulo sobre lo maravilloso. En su acepción primitiva, y
por su etimología, la palabra milagro significa "cosa
extraordinaria"; "cosa admirable de ver"; pero esta palabra,
como tantas otras, se ha separado de su sentido originario, y
hoy día se dice (según la Academia) "de un acto de la potencia
divina contrario a las leyes comunes de la Naturaleza. Tal es en
efecto su acepción usual, y sólo por comparación y por
metáfora se aplica a las cosas vulgares que nos sorprenden y
cuya causa es desconocida. No entra, de ninguna manera, en
nuestras miras examinar si Dios ha podido juzgar útil en ciertas
circunstancias, derogar las leyes establecidas por él mismo;
nuestro fin es únicamente demostrar que los fenómenos
espiritistas, por extraordinarios que sean, no derogan de ningún
modo estas leyes, no tienen ningún carácter milagroso, como
tampoco son maravillosos o sobrenaturales. El milagro no se
explica; los fenómenos espiritistas, al contrario, se explican de
la manera más racional; éstos no son, pues, milagros, sino
simples efectos que tienen su razón de ser en las leyes
generales. El milagro tiene además otro carácter, el de ser
insólito y aislado. Luego, desde el momento que un hecho se
reproduce, por decirlo así, a voluntad y por diversas personas,
éste no puede ser milagro.
La ciencia hace todos los días milagros a los ojos de los
ignorantes; he aquí porque en otro tiempo, los que sabían más
que el vulgo pasaban por hechiceros; y como se creía que toda
ciencia sobrehumana venía del diablo, se les quemaba. Hoy día
que se está mucho más civilizado, se contentan con enviarles a
los manicomios.
Que un hombre realmente muerto, como hemos dicho al
principio, vuelva a la vida por una intervención divina, eso es un
verdadero milagro, porque es contrario a las leyes de la
naturaleza. Pero si este hombre tiene sólo las apariencias de la
muerte, si hay todavía en él un resto de "vitalidad latente", y
que la ciencia o una acción magnética consigue reanimarle,
para las gentes ilustradas, es un fenómeno natural; pero a los
ojos del vulgo ignorante, el hecho pasará por milagroso, y el
autor será apedreado o venerado, según el carácter de los
individuos. Que en medio de ciertas aldeas un físico lance un
cometa eléctrico y haga caer el rayo sobre un árbol, este nuevo
Prometeo será ciertamente mirado como armado de una
potencia diabólica; y sea dicho de paso, Prometeo nos parece
singularmente haber adelantado a Franklin; pero Josué
deteniendo el movimiento del Sol, o mejor, de la Tierra, he aquí
el verdadero milagro, porque nosotros no conocemos ningún
magnetizador dotado de tan gran potencia para operar tal
prodigio. De todos los fenómenos espiritistas, uno de los más
extraordinarios es, sin contradicción, el de la escritura directa, y
uno de aquellos que demuestran de la manera más patente la
acción de las inteligencias ocultas; pero aunque el fenómeno
sea producido por seres ocultos, no es más milagroso, que los
otros que son debidos a agentes invisibles, porque estos seres
ocultos, que pueblan los espacios, son una de las potencias de
la Naturaleza, potencia, cuya acción es incesante sobre el
mundo material, así como sobre el mundo moral. El Espiritismo,
ilustrándonos sobre esta potencia nos da la llave de una
porción de cosas inexplicadas e inexplicables, por cualquier
otro medio, y que han podido en tiempos anteriores pasar por
prodigios; revela lo mismo que el magnetismo, una ley, si no
desconocida, al menos mal comprendida; o por mejor decir, se
conocían los efectos, porque se han producido en todo tiempo,
pero no se conocía la ley, y la ignorancia de esta ley es la que
ha engendrado la superstición. Conocida esta ley, lo
maravilloso desaparece, y los fenómenos entran en el orden de
las cosas naturales. He aquí porque los espiritistas no hacen
milagros haciendo girar una mesa o escribir a los difuntos,
como el médico haciendo revivir a un moribundo, o el físico
haciendo caer el rayo. Aquel que pretendiese, con la ayuda de
esta ciencia, "hacer milagros", sería, o un ignorante de la cosa
o un farsante.
16. Los fenómenos espiritistas, lo mismo que los fenómenos
magnéticos, han debido pasar por prodigios antes que se
conociese la causa; pero, como los escépticos, los espíritus
fuertes, esto es, aquellos que tienen el privilegio exclusivo de la
razón y del buen sentido, no creen que una cosa sea posible
desde el momento que no la comprenden: he aquí porque todos
los hechos reputados prodigiosos, son objeto de sus
bufonadas; y como la religión contiene gran número de hechos
de este género, no creen en la religión, y de ahí a la
incredulidad absoluta, sólo hay un paso. El Espiritismo
explicando la mayor parte de estos hechos, les da una razón de
ser. Viene pues en ayuda de la religión, demostrando la
posibilidad de ciertos hechos, que por no tener el carácter
milagroso, no son menos extraordinarios, y Dios no es por esto
menos grande ni menos poderoso, que si hubiera derogado sus
leyes. ¡De cuántas pullas ha sido objeto, San Cupertin, por
elevarse con su cuerpo en el espacio! Mas la suspensión etérea
de los cuerpos graves es un hecho explicado por la ley
espiritista; hemos sido "personalmente testigo ocular" y M.
Home, así como otras personas conocidas, han renovado
muchas veces el fenómeno producido por San Cupertin. Luego
este fenómeno entra en el orden de las cosas naturales.
17. En el número de los hechos de este género es menester
colocar en primera línea las apariciones, porque éstas son las
más frecuentes. La de la Salette, que dividió al mismo clero, no
tiene para nosotros nada de insólito. Seguramente no podemos
afirmar que el hecho haya tenido lugar, porque no tenemos la
prueba material; mas para nosotros es posible, atendido que
millares de hechos análogos "recientes" nos son conocidos;
creemos en ellos, no sólo porque su realidad se ha averiguado
por nosotros, sino sobre todo porque nos damos perfectamente
cuenta del modo como se producen. Quien pretenda reportarse
a la teoría que damos más lejos de las apariciones, verá que
este fenómeno viene a ser tan sencillo y tan plausible, como
una porción de fenómenos físicos que no son prodigiosos, sino
por falta de tenerles la llave. En cuanto al personaje que se
presentó a la Salette, es otra cuestión; su identidad no nos ha
sido demostrada de ningún modo; nosotros hacemos constar
simplemente que una aparición puede haber tenido lugar, lo
demás no es de nuestra competencia; cada uno puede,
respecto a esto, guardar sus convicciones; el Espiritismo no
tiene que ocuparse de ello; nosotros decimos solamente que
los hechos producidos por el Espiritismo nos revelan leyes
nuevas, y nos dan la llave de una porción de cosas que
parecían sobrenaturales; si algunos de aquellos que pasaban
por milagrosos encuentran en él una explicación lógica, es un
motivo para no apresurarse en negar lo que no se comprende.
Los fenómenos espiritistas son contestados por ciertas
personas, precisamente porque parecen salir de la ley común y
por lo mismo no pueden comprenderlos. Dadles una base
racional y la duda cesa. La explicación, en este siglo en que no
bastan palabras, es, pues, un poderoso motivo de convicción;
así vemos todos los días personas que no han sido testigos de
ningún hecho, que no han visto ni girar una mesa, ni escribir a
un médium, y que, sin embargo, están tan convencidas como
nosotros, únicamente porque han leído y comprendido. Si sólo
se debía creer en lo que uno ha visto con los ojos, nuestras
convicciones se reducirían a muy poca cosa.
Los milagros no existen, sólo los supersticiosos creen en lo sobrenatual y lo maravilloso cómo sí fueran milagros. Las imágenes religiosas, nos hacen estar anclados a la religiosidad. Ésto no es Espiritismo...
Soy feliz de saber que mí Espíritu progresa, porque sé qué es y qué no es Espiritismo.
Mi responsabilidad es hacer y desear el bien y no estar jugando con el Egoísmo, el Orgullo y el odio a los demás, la religión y la religiosidad que conduce a la superstición y a la creencia de milagros.
Eso no es Espiritismo, los milagros no existen, sólo los supersticiosos creen en lo sobrenatual y lo maravilloso cómo sí fueran milagros. El libro de Génesis, capítulo XIII nos habla de éste tema, también incluyo mí vídeo 📹 de Educación Espírita explicando los items, #16, #17, #18 y #19.
Génesis espiritista, libro codificado, escrito y publicado el 6 de enero de 1868, por Allan Kardec, capítulo XIII, Ítems #16 al ítem #19.
16.—Admitiendo que Dios ha podido, por razones que no están al alcance de nuestra inteligencia, prescindir accidentalmente de las leyes que ha establecido, esas leyes no son inmutables. Pero al ménos, será racional pensar que Él y sólo Él tiene ese poder; ni se podría admitir sin negarle la omnipotencia, que sea dado al Espíritu del mal deshacer la obra de Dios haciendo por su parte prodigios capaces de seducir a sus mismos escogidos: lo cuál implicaría un poder igual al suyo.
Ésto es sin embargo, lo que se enseña. Sí Satanás tiene poder para interrumpir el curso de las leyes naturales, que son la obra divina, será más poderoso que Dios; y Dios no será omnipotente. Si es que Dios, le delega éste poder, como se dice, para inducir más fácilmente a los hombres al mal, Dios no tiene la soberana bondad. En ambos casos resulta la negación de uno de los atributos sin los cuales Dios no sería Dios.
Es verdad que la Iglesia distingue los buenos milagros que proceden de Dios de los malos milagros que proceden del Diablo. Pero cómo distinguirlos? Qué un milagro sea declarado oficialmente o no, no por eso deja de ser una derogación de las leyes que proceden de Dios sólo: sí un individuo es curado milagrosamente, sea por la intervención de Dios o del Diablo, no por eso la curación será menos positiva. Preciso es que se tenga muy pobre idea de la inteligencia humana para tener la esperanza de que tales doctrinas puedan ser aceptadas en nuestros días.
Reconocida la posibilidad de ciertos hechos tenidos por milagrosos, es forzoso deducir que, sea el que quiera el origen que se les atribuya, son efectos naturales de que Espíritus, encarnados o no, pueden usar como de todo, como de su propia inteligencia y de sus conocimientos científicos para el bien o para el mal, según su bondad o su perversidad. Un ser perverso, haciendo uso de su saber, puede hacer cosas que parezcan prodigiosas los ignorantes que las observen; pero cuándo éstos efectos tienen por resultado un bien cualquiera, seria ilógico atribuirles un orígen diabólico.
17.—Más, se dice; la religión se funda sobre hechos que no se han explicado ni pueden explicarse. Que no se han explicado tal vez; pero que sean inexplicables, ya es otra cosa. ¿Se conocen los descubrimientos y adelantos que nos reserva el porvenir? Sin hablar de la creación que es sin duda alguna el mayor de todos los milagros y que ha entrado ya en el dominio de la ley universal ¿no se ven ya reproducidos bajo la acción del Magnetismo, del sonambulismo y del Espiritismo, los éxtasis, las visiones, las apariciones, la vista a grandes distancias, las curaciones instantáneas, el arrobamiento, las comunicaciones orales y de otra clase con los seres del mundo invisible; fenómenos todos conocidos de tiempo inmemorial, considerados antes como maravillosos y que hoy se ha demostrado que pertenecen al orden de las cosas naturales, según la ley constitutiva de los séres? Los libros sagrados están llenos de hechos de éste género, calificados de sobrenaturales; pero como se encuentran análogos y más maravillosos aún en todas las religiones paganas de antigüedad, no se sabe cuál de ellas llevaría la preeminencia, si la verdad de una religion dependiera del número y de la naturaleza de estos hechos.
Ver "Lo sobrenatural y las religiones, se derrumban cuando ven que los milagros no existen–Soy Espírita" en YouTube.
Carácteres de LOS MILAGROS.
Libro de Génesis, Capítulo XIII...
18.—Pretender que lo sobrenatural es el fundamento necesario de toda religión, que es la clave de la bóveda cristiana, es sostener una tésis peligrosa; sí se hacen descansar las verdades del cristianismo sobre la base de lo maravilloso únicamente, se le dá un apoyo muy deleznable, del que cada día se desprenden nuevas piedras. Esta tésis, de la cuál teólogos eminentes se han hecho defensores, conduce directamente a ésta conclusión : que en un tiempo dado no habrá religión posible, ni áun la cristiana, en cuánto lo tenido por sobrenatural se haya demostrado como natural; pues por más argumentos que se aduzcan, no será posible sostener la creencia de que un hecho sea milagroso, cuándo se haya probado que es natural; luego la prueba de que un hecho no es una excepción de las leyes naturales, es concluyente sí se demuestra que es efecto de esas leyes, y desde que puede reproducirse por la mediación de un individuo cualquiera cesa de ser privilegio de los santos. No es lo sobrenatural lo que una religión necesita, sino el principio espiritual, que sin razón se confunde con lo maravilloso, y sin el cual no hay religión posible.
El Espiritismo considera a la religión cristiana desde un punto de vista muy elevado; le da una base más sólida que los milagros; las leyes inmutables de Dios que rigen el principio espiritual lo mismo que el material; cuya base desafía al tiempo y a la ciencia, porque el tiempo y la ciencia no pueden hacer más que sancionarla y robustecerla.
Dios no es menos digno de nuestra admiración ❗, denuestra gratitud, de nuestra veneración y de nuestro respeto por no haber derogado jamás sus leyes, grandes sobre todo por su inmutabilidad. No hay necesidad de lo sobrenatural para tributar a Dios el culto que le es debido. ¿Acaso no es la naturaleza bastante grandiosa e imponente por sí misma, que sea preciso agregar algo a ella para probar el poder supremo de su autor? La religión encontrará tantos menos incrédulos cuánto más sancionada esté en todos sus puntos por la razón. El cristianismo no tiene que perder nada en ello y sí mucho que ganar, pues sí algo le ha podido comprometer en la opinión de ciertas gentes, ha sido el abuso de lo maravilloso y sobrenatural con que se ha pretendido sobrecargarlo.
Resumen de la religiosidad...
19.—Si se toma la palabra milagro en su acepcion etimológica, en el sentido de cosa admirable, todos tenemos sin cesar milagros a nuestra vista; los aspiramos en el aire, los pisamos con nuestros pies, porque todo es milagro en la naturaleza. ¿Se quiere dar al pueblo, a los ignorantes, a los pobres de espíritu una idea del poder de Dios?.
Muéstresele en la sabiduría infinita que preside a todo, en el admirable organismo de todo lo que vive, en la fructificación de las plantas, en la apropiación de las partes de cada ser a sus conveniencias y necesidades, según el centro en que viven: muéstreseles la acción de Dios en el plúmulo de la planta que, nace, de la yema que se desarrolla, de la flor que se abre, en el sol que todo lo vivifica; hágasele notar su próbida bondad en la solicitud con que atiende a todos los seres, del mayor al menor; su previsión en la razón de ser de cada cosa, pues ninguna es inútil; en el bien que resulta siempre de un mal aparente y momentáneo. Hágaseles comprender sobre todo que el mal verdadero es obra del hombre y no de Dios; no penseis aterrarle con elcuadro de las llamas eternas en las cuáles acaban por no creer, y les hacen dudar de la bondad de Dios. Alentadlos por el contrario con la certidumbre de poderse redimir un día y reparar el mal que hayan podido hacer; mostradles los descubrimientos de la ciencia cómo la revelación de las leyes divinas y no como obra de Satanás; enseñadles, en fin, a leer en el libro de la naturaleza siempre abierto ante ellos, en ése libro inagotable donde la bondad y la sabiduría del Creador están inscritas en cada página, en cada línea, en cada letra. Entonces comprenderán que un ser tan grande, que de todo se ocupa, que a todo preside, que todo lo preveé, que todo lo ama, debe ser omnipotente (todopoderoso).
El labrador le verá en el surco que abre en la tierra, y el desgraciado le bendecirá en sus aflicciones, diciéndose: Sí soy desgraciado, mía es la culpa. Entonces serán los hombres verdaderamente religiosos, racionalmente religiosos sobre todo, mucho mejor que esforzándose en hacerles creer en piedras que destilan sangre y estatuas que pestañean y lloran a lágrima viva.
Lo sobrenatural y las religiones, Soy Espírita
https://youtu.be/L7t5LX5p05Q
Religiosidad... No existen los milagros....
https://soyespirita.blogspot.com/2021/01/que-es-ser-religioso-segun-el.html
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La Religión, según el Espiritismo y la opinión de los Espíritus, expresado por escrito, en el contenido de los Libros 📚 Codificados por Allan Kardec...
El Libro del Evangelio según el Espiritismo, capítulo VIII, #10 dice...
#10. Los Judíos habían descuidado los verdaderos mandamientos de Dios, para observar la práctica de los reglamentos establecidos por los hombres y cuyos rígidos observadores se hacían de ella un cargo de conciencia; el fondo, muy sencillo, había concluido por desaparecer bajo la complicación de la forma. (Es decir la Religión). Como era mucho más cómodo observar los actos exteriores (significan actos religiosos), que el reformarse moralmente; lavarse las manos, que limpiarse el corazón; los hombres se engañaron a sí mismos, y se creían en paz con Dios, porque se conformaban a esas prácticas, (Significan prácticas religiosas) permaneciendo lo mismo que eran antes, porque se les enseñaba que Dios no pedía más. Por esto dijo el profeta: "Y en vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres". (Los mandamientos de hombres, significan las religiones) Lo mismo ha sucedido con la doctrina Moral de Cristo, que ha concluido por quedar en segunda línea, (Significa rezagada, a un segundo plano y sustituida por la religion) lo que ha hecho que muchos cristianos, a ejemplo de los antiguos Judíos, creen su salvación más asegurada con las prácticas exteriores (practicas exteriores son las Religiones) que con las de la Moral. A éstas adiciones hechas por los hombres a la ley de Dios, son a las que Jesús hacía alusión cuando dijo: "Toda planta que mí padre celestial no ha plantado, será arrancada de raíz." (Nota 📝 añadida por Frank Montañez : "Dios no plantó la Religión, por lo tanto, ésta puede ser eliminada o añadida por los hombres, significa además, que lo que Dios ha hecho, siempre prevalece, pero la religion la creó el hombre, no Dios, por eso es perecedera y vulnerable al capricho de los hombres)." El objeto de la religión es conducir al hombre a Dios; así, pues, el hombre no llega a Dios hasta que es perfecto; toda religión, pues, que no hace al hombre mejor, no consigue su objeto; aquella en la cual se creé apoyarse para hacer el mal, es, o falsa, o falseada en su principio. Tal es el resultado de todas aquellas, cuya forma altera el fondo. La creencia en la eficacia de las formas exteriores... (Nota de Frank Montañez añadida :, " formas exteriores se refiere a la religiosidad y a la Religión que son las formas exteriores") es nula sino impide el cometer asesinatos, adulterios, robos, el calumniar y hacer daño a su prójimo de cualquier modo que sea. Hace supersticiosos, hipócritas o fanáticos, pero no hace hombres de bien. (Nota 📝 añadida de Frank Montañez : "Los Espíritus, vuelven a reiterar, el peligro de las Religiones, que logran hacer supersticiosos, hipócritas o fanáticos y no hace hombres de bien!!!! Oh, más claro no canta un gallo, la religión es perjudicial al bien común"). No basta, pues, tener las apariencias de la pureza, ante todo es preciso tener la pureza del corazón.
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Resumen:
Entonces, la religión que es la forma exterior, del hombre, que puede no hacer hombres de bién. Sino que puede ser nula y a su vez no puede impedir el cometer asesinatos, adulterios, robos, el calumniar y hacer daño a su prójimo de cualquier modo que sea. Y eso convierte a los hombres supersticiosos, hipócritas o fanáticos, pero no hace hombres de bien.
Frank Montañez, SEPC, Soy Espírita por Convicción...
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Espiritismo no es una Religión...
https://soyespirita.blogspot.com/2020/09/el-espiritismo-no-es-religion-y-el.html
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Allan Kardec Refutó que el Espiritismo es una Religión en el Periódico El Universal, año 1859...
https://soyespirita.blogspot.com/2014/12/allan-kardec-claramente-establecio-que.html
https://soyespirita.blogspot.com/2020/11/religion-y-religiosidad-como-se-definen.html
Éste es mí vídeo preferido para explicar la posición asumida por Allan Kardec con relación a que el Espiritismo no es una Religión, y porqué no puede llegar a serlo.
Ver "Espiritismo NO es una RELIGIÓN, es Filosófica y Moral – Soy Espírita" en YouTube
Vídeo, Espiritismo no es una Religion...
https://youtu.be/N2G8khMGh8k
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A continuación, es la descripción de cómo los Espíritus, nos explicaron que al decir o referirse a "Actos exteriores" se referian a decir "Actos Religiosos" , "Practicas Exteriores"
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