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por: Allan Kardec
Descarga aqui de gratis, El Espiritismo en su Más Simple Expresión
Las siguientes máximas han sido extraídas del Libro Espiritismo en su más Simple Expresión, además un enlace ha sido incluido para que puedas descargar el libro.
Es muy interesante ver que nos dicen los Espíritus de la Codificación. Notaras, que es un mensaje similar en toda la Codificación Espirita y es lo que nos motiva en este proceso de educación. En resumen desemboca el mensaje de los espíritus a nuestra Transformación Moral, a nuestro comportamiento y a nuestras aptitudes luego que caminamos con nuestras acciones y pensamientos en el bien común.
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35. El objeto esencial del Espiritismo es el mejoramiento de los hombres. No es necesario procurar sino lo que puede ayudar al progreso moral e intelectual.
36. El verdadero no es aquel que cree en las manifestaciones, sino aquel que aprovecha las enseñanzas dadas por los Espíritus. Pues de nada sirve creer, si la creencia no le hace dar un paso al frente en el camino del progreso y si no le torna mejor hacia su prójimo.
37. El egoísmo, el orgullo, la vanidad, la ambición, la codicia, el odio, la envidia, los celos, la maledicencia, son para el alma hierbas venenosas de las cuales es necesario arrancar cada día algún pie y tienen como antídoto: la caridad y la humildad.
38. La creencia en el Espiritismo no es aprovechable sino en aquél de quien se puede afirmar: Soy mejor hoy que ayer.
39. La importancia que el hombre da a los bienes temporales está en razón inversa de su fe en la vida espiritual: es la duda sobre el futuro lo que le lleva a procurar sus alegrías en este mundo, satisfaciendo sus pasiones, inclusive a expensas del prójimo.
40. Las aflicciones en la Tierra son los remedios del alma, pues ellas la salvan para el futuro como una operación quirúrgica dolorosa salva la vida de un enfermo y le devuelve la salud. Por eso dijo Cristo: “Bienaventurados los afligidos porque serán consolados”.
41. En vuestras aflicciones mirad a los que están por debajo y no por encima; pensad en aquellos cuyo sufrimiento es todavía mayor que el vuestro.
42. Es natural la desesperación en aquél que cree que todo acaba con la vida del cuerpo, pero carece de sentido en aquél otro que tiene fe en el porvenir.
43. El hombre, frecuentemente, es el artífice de su propia infelicidad en este mundo; que se remonte a la fuente de sus infortunios y verá que son, para la mayoría, el resultado de su imprevisión, orgullo y avidez y, por consiguiente, de su infracción a la ley de Dios.
44. La plegaria es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en él, acercársele, ponerse en comunicación con él.
45. Aquél que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía los buenos Espíritus para ayudarlo. Es un socorro que jamás es negado cuando ha sido pedido con sinceridad.
46. Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Ciertas personas creen que todo el mérito está en el tamaño de la oración, en tanto cierran los ojos ante sus propios defectos. La plegaria es para ellas una ocupación, un empleo del tiempo pero no un estudio de sí mismas.
47. Aquel que pide a Dios el perdón de sus faltas no lo obtiene sino cambiando de conducta. Las buenas acciones son la mejor de las plegarias, porque los actos valen más que las palabras.
48. La oración es recomendada por todos los buenos Espíritus, y también es pedida por todos los Espíritus imperfectos como un medio de aliviar sus sufrimientos.
49. La oración no puede cambiar los decretos de la Providencia; pero, viendo los Espíritus sufrientes que nos interesamos por ellos, se sienten menos desamparados, no son tan infelices; aumenta su coraje, les excita el deseo de elevarse por el arrepentimiento y la reparación y puede apartarlos de la idea del mal. En este sentido, puede, no sólo aliviar, sino abreviar sus sufrimientos.
50. Rece cada cual según sus convicciones y de la manera que crea más conveniente, porque la forma no significa nada y el pensamiento lo es todo; la sinceridad y pureza de intención son esenciales; un buen pensamiento vale más que numerosas palabras, que se asemejan al ruido de un molino y de las cuales está ausente por completo el corazón.
51. Dios ha hecho hombres fuertes y poderosos para que sean el sostén de los débiles; el fuerte que oprime al débil es maldito para Dios, a menudo, recibe por ello su castigo en esta misma vida, aparte de lo que le sucederá en el porvenir.
52. La fortuna es un depósito cuyo poseedor es sólo usufructuario, puesto que no se la lleva consigo a la tumba; y deberá rendir severa cuenta del uso que haya hecho de ella.
53. La fortuna es una prueba más difícil que la miseria porque es una tentación para el abuso y los excesos, y es más difícil ser moderado que ser resignado.
54. El ambicioso que triunfa y el rico que se harta de gozos materiales son más
dignos de lástima que de envidia, porque es necesario ver el retorno. El Espiritismo, por los terribles ejemplos que dan aquellos que han vivido y que vuelven para revelarnos su suerte, muestra la verdad de esta sentencia de Cristo: "Cualquiera que se enaltece, será rebajado; y el que rebaja, será enaltecido."
55. La caridad es la ley suprema de Cristo: "Amaos los unos a los otros como hermanos: amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos; perdonad a vuestros enemigos; no hagáis a los demás lo que no quisierais que os hiciesen"; todo eso se resume en la palabra caridad.
56. La caridad no consiste tan solo en la limosna, porque hay caridad en pensamientos, palabras y acciones. La caridad en pensamientos es aquella que es indulgente con las faltas del prójimo; la caridad de palabras, es la que no dice nada que pueda perjudicar al prójimo; la caridad en acciones, es la que asiste al prójimo en la medida de sus fuerzas.
57. El pobre que comparte su mendrugo de pan, con uno más pobre que él, es más caritativo y tiene más mérito a los ojos de Dios, que aquel que da parte de lo que le sobra, sin privarse de nada.
58. Quien nutre contra su prójimo sentimientos de animosidad, de odio, de celos y de rencor, no es caritativo; miente si se dice cristiano y ofende a Dios.
59. Hombres de todas las castas, de todas las sectas y de todos los colores, todos sois hermanos porque Dios os llama a todos hacia él. Extendeos, pues la mano, cualquiera que sea vuestra manera de adorarlo y no os arrojéis anatemas, porque el anatema es la violación de la ley de caridad proclamada por Cristo.
60. Con el egoísmo, los hombres están en lucha perpetua; con la caridad, estarán en paz. Haciendo de ella la base de sus instituciones, sólo la caridad puede, pues, asegurar su felicidad en este mundo; según las palabras de Cristo, sólo ella puede, también, asegurar su felicidad futura, porque encierra, implícitamente, todas las virtudes que pueden conducirles a la perfección. Con la verdadera caridad, tal como Cristo la enseñó y practicó, no habrá más egoísmo, orgullo, odio, celos, maledicencias; no habrá más apego desmesurado a los bienes de este mundo. Por eso el Espiritismo cristiano tiene por máxima: FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN.
Allan Kardec comenta lo siguiente:
¡Incrédulos! Podéis reíros de los Espíritus y burlaros de los que creen en sus manifestaciones; pero reíd, pues, si os atrevéis, de esas máximas que él acaba de enseñar y que es vuestra propia salvaguarda, porque si la caridad desapareciese de la faz de la Tierra, los hombres se destrozarían mutuamente y quizá seríais vosotros las primeras víctimas. No está lejos el día en que esta máxima, proclamada abiertamente en nombre de los Espíritus, será una prueba de seguridad, y un título de confianza para todos aquellos que la lleven grabada en su corazón.
Ha dicho un Espíritu: "Se burlaron de las mesas giratorias, pero no se burlarán jamás de la filosofía y de la moral que de ellas derivan." Porque en efecto estamos lejos hoy, después de apenas algunos años, de esos primeros fenómenos que sirvieron un instante de distracción a los ociosos y a los curiosos.
Afirmáis que esa moral es anticuada: "Los Espíritus deberían tener bastante ingenio para darnos algo nuevo." (Frase sutil de más de un crítico). ¡Tanto mejor! Si es anticuada, eso prueba que es de todos los tiempos, y los hombres no son sino culpables por no haberla practicado, porque no hay verdades verdaderas sino aquellas que son eternas. Los Espíritus vienen a llamaros, no por una revelación aislada hecha a un solo hombre, sino por la voz de los Espíritus mismos, que semejante a la trompeta del Juicio Final, viene a proclamaros: “Creed que aquellos a quienes llamáis muertos, están más vivos que vosotros, porque ellos ven lo que no veis, oyen lo que no oís, reconoced en aquellos que os vienen a hablar, a vuestros padres, a vuestros amigos y a todos aquellos que amasteis en la Tierra y que creíais perdidos sin retorno; infelices aquellos que creen que todo acaba con el cuerpo, porque serán cruelmente desengañados; infelices aquellos que tuvieren falta de caridad, porque sufrirán lo que hubieren hecho sufrir a los otros!”
Escuchad la voz de aquellos que sufren y que vienen a deciros: “Nosotros sufrimos por haber desconocido el poder de Dios y dudado de su misericordia infinita; sufrimos por nuestro orgullo, egoísmo, avaricia y de todas las malas pasiones que no reprimimos; sufrimos por todo el mal que hicimos a nuestros semejantes por el olvido de la caridad.”
¡Incrédulos! ¡Decid si una doctrina que enseña semejantes cosas es risible, si es buena o mala! No encarándola sino desde el punto de vista del orden social, ¡decid si los hombres que la practicasen serían felices o infelices, mejores o peores!
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por: Allan Kardec
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Las siguientes máximas han sido extraídas del Libro Espiritismo en su más Simple Expresión, además un enlace ha sido incluido para que puedas descargar el libro.
Es muy interesante ver que nos dicen los Espíritus de la Codificación. Notaras, que es un mensaje similar en toda la Codificación Espirita y es lo que nos motiva en este proceso de educación. En resumen desemboca el mensaje de los espíritus a nuestra Transformación Moral, a nuestro comportamiento y a nuestras aptitudes luego que caminamos con nuestras acciones y pensamientos en el bien común.
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Allan Kardec
1. Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas.
Dios es eterno, único, inmaterial, inmutable, todopoderoso, soberanamente justo y bueno. Debe ser infinito en todas sus perfecciones, porque si supusiésemos imperfecto uno solo de sus atributos, no sería ya Dios.
2. Dios creó la materia que constituye los mundos; creó también seres inteligentes que llamamos Espíritus, encargados de administrar los mundos materiales según las leyes inmutables de la creación y que son perfectibles por su naturaleza. Al perfeccionarse se van aproximando a la Divinidad.
3. El espíritu, propiamente dicho, es el principio inteligente; desconocemos su naturaleza; para nosotros, él es inmaterial, porque no tiene ninguna analogía con lo que llamamos materia.
4. Los Espíritus son seres individuales, tienen un envoltorio etéreo, imponderable llamado periespíritu, especie de cuerpo fluídico de tipo de la forma humana. Ellos pueblan los espacios que recorren con la rapidez del relámpago, y constituyen el mundo invisible.
5. El origen y la forma de creación de los Espíritus nos son desconocidos; sólo sabemos que fueron creados simples e ignorantes, quiere decir, sin ciencia y sin conocimiento del bien y del mal, pero, con igual aptitud para todo, porque Dios en su justicia, no podía eximir a unos del trabajo que hubiese impuesto a los otros para llegar a la perfección. En el principio, están en una especie de infancia, sin voluntad propia y sin conciencia perfecta de su existencia.
6. El libre albedrío se desarrolla en los Espíritus al mismo tiempo que las ideas, y Dios les dice: "Todos podéis aspirar a la felicidad suprema, cuando hayáis adquirido los conocimientos que os faltan y cumplida la tarea que os impongo. Trabajad, pues, para vuestro adelanto; he ahí el objetivo: lo alcanzaréis obedeciendo a las leyes que he grabado en vuestra conciencia."
A consecuencia de su libre albedrío, unos toman el camino más corto, que es el del bien, otros el más largo que es el del mal.
7. Dios no creó el mal; estableció leyes y esas leyes son siempre buenas, porque Él es soberanamente bueno; aquél que las observara fielmente sería perfectamente feliz; pero los Espíritus, teniendo su libre albedrío no siempre las observaban y el mal resultó para ellos de su desobediencia. Pues se puede afirmar entonces, que el bien es todo lo que está conforme con la ley de Dios y el mal todo lo que es contrario a esa misma ley.
8. Para concurrir, como agentes del poder divino, a la obra de los mundos materiales, los Espíritus se revisten temporalmente de un cuerpo material. Mediante el trabajo que su existencia corpórea requiere, perfeccionan su inteligencia y adquieren, dentro de la observancia de la ley de Dios, los méritos que deberán conducirlos a la felicidad eterna.
9. En el principio, la encarnación no es impuesta al Espíritu como castigo; es necesaria a su desarrollo y al cumplimiento de las obras de Dios, y todos deben soportarlas, tomen el camino del bien o del mal; sólo aquellos que siguen la ruta del bien avanzan más rápido, tardando menos en alcanzar el objetivo y llegan a él en condiciones menos penosas.
10. Los Espíritus encarnados constituyen la Humanidad, que no está circunscrita a la Tierra, sino que puebla todos los mundos diseminados en el espacio. El Espiritismo en su más simple expresión
11. El alma del hombre es un Espíritu encarnado. Para secundarlo en el cumplimiento de su tarea, Dios les dio, como auxiliares, a los animales que le son sumisos y cuya inteligencia y carácter son proporcionales a sus necesidades.
12. El perfeccionamiento del Espíritu es fruto de su propio esfuerzo; no pudiendo, en una sola existencia corpórea, adquirir todas las cualidades morales e intelectuales que deben conducirlo al objetivo, él lo alcanza por una sucesión de existencias, en cada una de las cuales da algunos pasos adelante en el camino del progreso.
13. En cada existencia corporal el Espíritu debe llevar a cabo una labor en proporción con su grado de desarrollo; cuanto más ruda y trabajosa sea tanto mayor será el mérito en cumplirla. De esta manera, cada existencia es una prueba que lo acerca al objetivo. El número de esas existencias es indeterminado. Depende de la voluntad del Espíritu abreviarlo esforzándose activamente por su perfeccionamiento moral; del mismo modo que depende de la voluntad del obrero, que debe entregar un trabajo, el disminuir la cantidad de días que emplea en hacerlo.
14. Cuando una existencia fue mal empleada y sin provecho para el Espíritu, debe recomenzarla en condiciones más o menos penosas, debido a su negligencia y su mala voluntad; del mismo modo, en la vida, se puede ser constreñido a hacer al día siguiente, lo que no se hizo en la víspera o a rehacer lo que se hizo mal.
15. La vida espiritual es la vida normal del Espíritu y es eterna; la vida corpórea es transitoria y pasajera: no es sino un instante en la eternidad.
16. En el intervalo de sus existencias corpóreas, el Espíritu está errante. La erraticidad no tiene una duración determinada; en ese estado, el Espíritu es feliz o infeliz; según el buen o mal empleo que hizo de su última existencia; él estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación y escoge, él mismo, las pruebas que cree más apropiadas para su evolución; pero en algunas ocasiones se equivoca o sucumbe, porque no mantiene, como hombre, las resoluciones que había tomado como Espíritu.
17. El Espíritu culpable es castigado con sufrimientos morales en el mundo de los Espíritus y con penas físicas en la vida corpórea. Sus aflicciones son consecuencias de sus faltas, vale decir, de sus infracciones a la ley de Dios; de esta manera constituyen, a la vez, una expiación del pasado y una prueba para el porvenir; así es que el orgulloso puede tener una existencia de humillaciones; el tirano una de servidumbre y el mal rico una de miseria.
18. Hay mundos apropiados a los diferentes grados de adelanto de los Espíritus y donde la existencia corporal se encuentra en condiciones muy diferentes. Cuanto menos avanzado es el Espíritu, tanto más pesado y material es el cuerpo con que se reviste; a medida que se purifica, pasa a mundos superiores moral y físicamente. La Tierra no es ni el primero ni el último, pero, sí, uno de los más atrasados.
19. Los Espíritus culpados están encarnados en los mundos menos avanzados donde expían sus faltas por las tribulaciones de la vida material. Esos mundos son para ellos verdaderos purgatorios, pero de donde depende de ellos salir, trabajando por su perfeccionamiento moral. La Tierra es uno de esos mundos.
20. Siendo Dios, soberanamente justo y bueno, no condena a sus criaturas a castigos perpetuos por faltas transitorias; les ofrece en todo momento medios para progresar y reparar el mal que pudieron hacer. Dios perdona, pero exige el arrepentimiento, la reparación y el retorno al bien; de suerte que la duración del castigo es proporcional a la persistencia del Espíritu en el mal; en consecuencia, el castigo sería eterno para aquel que permaneciese eternamente en el mal camino; pero, desde que la claridad del arrepentimiento entra en el corazón del culpado, Dios extiende sobre él su misericordia. Así, El Espiritismo en su más simple expresión la eternidad de las penas debe ser entendida en el sentido relativo y no en el sentido absoluto.
21. Los Espíritus, al encarnarse, tienen consigo lo que adquirieron en sus existencias anteriores; esta es la razón por la cual los hombres muestran, instintivamente, aptitudes especiales, inclinaciones buenas o malas que parecen innatas en ellos. Las malas tendencias naturales son restos de las imperfecciones del Espíritu y de las cuales no está enteramente despojado; son también los indicios de las faltas que cometió y el verdadero pecado original. En cada existencia se debe limpiar de algunas impurezas.
22. El olvido de las existencias anteriores es un beneficio de Dios que, en su bondad, ha querido ahorrar al hombre los recuerdos, frecuentemente penosos. En cada nueva existencia, el hombre es lo que ha hecho de sí mismo; es para él un nuevo punto de partida, conoce sus defectos actuales; sabe que esos defectos son la consecuencia de aquellos que tenía, de eso concluye el mal que pudo cometer y eso le basta para trabajar a fin de corregirse. Si otrora adolecía de defectos que ya no posee, no tendrá por qué preocuparse de ellos; bastante tiene con sus imperfecciones presentes.
23. Si el alma no hubiera vivido antes habría sido creada simultáneamente con el cuerpo; admitiendo esta suposición, ella no puede tener ninguna relación con aquellas que la precedieron. Entonces, se preguntará, cómo Dios que es soberanamente justo y bueno, puede haberla hecho responsable de la falta del padre del género humano, manchándola con un pecado original que no cometió. Si afirmamos, en cambio, que el alma trae consigo, al nacer, el germen de las imperfecciones de sus existencias anteriores; que sufre, en la existencia actual, las consecuencias de sus faltas pasadas, se da al pecado original una explicación lógica que cada uno puede comprender y admitir, porque el alma no es responsable sino por sus obras.
24. La diversidad de las aptitudes innatas, morales e intelectuales, es la prueba de que el alma ya vivió; si hubiese sido creada al mismo tiempo que, el cuerpo actual, no estaría de acuerdo con la bondad de Dios hacer a unas más avanzadas que a las otras. ¿Por qué entonces los salvajes y los hombres civilizados, los buenos y los malos, los tontos y las personas ingeniosas? Diciendo que unos han vivido y han adquirido más que los otros, todo se explica.
25. Si la existencia actual fuese la única y ella sola debiera decidir el futuro del alma para la eternidad, ¿cuál sería la suerte de los niños que mueren a tierna edad? No habiendo hecho ni bien ni mal, no merecen ni recompensas ni castigos. Según la parábola de Cristo, siendo cada uno recompensado según sus obras, no tienen derecho a la felicidad perfecta de los ángeles, ni merecen estar privadas de ella. Decid que podrán cumplir, en otras existencias, lo que no hicieron en aquella que fue abreviada y no habrá más excepciones.
26. Por el mismo motivo, ¿cuál sería la suerte de los cretinos y de los idiotas? Al no tener ninguna conciencia del bien y del mal no tienen ninguna responsabilidad de sus actos. ¿Sería Dios justo y bueno habiendo creado almas estúpidas, para someterlas a una existencia miserable y sin compensación? Admitid, al contrario, que el alma del cretino y del idiota es un Espíritu en castigo en un cuerpo incapacitado a dar su pensamiento, donde está como un hombre muy aprisionado por lazos y no tendréis nada más que no esté conforme a la justicia de Dios.
27. En las sucesivas encarnaciones, el Espíritu se va despojando poco a poco de sus impurezas y perfeccionándose por el trabajo, llegado así al fin de sus existencias corpóreas; pertenece, entonces, a la orden de los Espíritus puros o de los ángeles y goza, al mismo tiempo de la vida completa de Dios y de una felicidad sin mácula por la eternidad. El Espiritismo en su más simple expresión
28. Estando los hombres en expiación en la Tierra, Dios, un buen padre, no los dejó entregados a sí mismos, sin guías. Primero tienen sus Espíritus protectores o ángeles guardianes, que velan sobre ellos y se esfuerzan para conducirlos por el buen camino; tienen, además, a los Espíritus en misión en la Tierra, Espíritus superiores encarnados de tiempo en tiempo entre ellos para iluminar el camino con sus obras y hacer avanzar a la Humanidad. Además de haber grabado Dios su ley en la conciencia, creyó un deber, formularla de manera explícita; les envió primero a Moisés; pero las leyes de Moisés eran apropiadas a los hombres de su tiempo; no les habló sino de la vida terrestre, de penas y de recompensas temporales. Cristo vino en seguida para completar la Ley de Moisés por una enseñanza más elevada: la pluralidad de las existencias2, la vida espiritual, las penas y las recompensas morales. Moisés les condujo por el temor, Cristo por el amor y por la caridad.
29. El Espiritismo hoy mejor comprendido, acrecienta, para los incrédulos, la evidencia a la teoría; prueba el futuro por hechos patentes; expone, en términos claros e inequívocos, lo que Cristo expresó por parábolas; explica las verdades desconocidas o falsamente interpretadas; revela la existencia del mundo invisible, o de los Espíritus, e inicia al hombre en los misterios de la vida futura; viene a combatir el materialismo que es una sublevación contra el poder de Dios; en fin, viene a establecer, entre los hombres, el reino de la caridad y de la solidaridad anunciado por Cristo. Moisés labró, Cristo sembró, el Espiritismo viene a cosechar.
30. El Espiritismo no es una luz nueva, sino una luz más brillante, porque surge de todos los puntos del globo, por la voz de aquellos que vivieron antes. Haciendo evidente lo que estaba oscuro, pone fin a las interpretaciones erróneas y debe reunir a los hombres en una creencia común, porque no hay sino un solo Dios, y sus leyes son para todos, en fin, él marca la era de los tiempos predichos por Cristo y por los profetas.
31. Los males que afligen a los hombres en la Tierra tienen por causa el orgullo, el egoísmo y todas las malas pasiones. Con el contacto de sus vicios los hombres se hacen recíprocamente desdichados y se castigan unos a los otros. Que la caridad y la humildad sustituyan al egoísmo y al orgullo, entonces no procurarán más perjudicarse; respetarán los derechos de cada uno y harán reinar entre ellos la concordia y la justicia.
32. Pero ¿cómo destruir el egoísmo y el orgullo que parecen innatos en el corazón del hombre? El egoísmo y el orgullo están en el corazón del hombre, porque los hombres son Espíritus que siguieron, desde el principio, el camino del mal y que fueron exiliados en la Tierra en castigo de esos mismos vicios; ahí está aún su pecado original, del cual muchos no se despojaron. Por el Espiritismo, Dios viene a hacer un último llamado a la práctica de la ley enseñada por Cristo: la ley de amor y de caridad.
33. Como la Tierra ha llegado a la época señalada para convertirse en una morada de felicidad y de paz, Dios no quiere que los malos Espíritus encarnados continúen en ella para llevar la perturbación a los buenos; por eso deberán desaparecer. Irán a espiar su endurecimiento en mundos menos avanzados donde trabajarán de nuevo para su perfeccionamiento, en una serie de existencias más infelices y más penosas aún que las de la Tierra. Formarán, en esos mundos, una nueva raza esclarecida y cuya tarea será hacer progresar a los seres atrasados que los habitan, con la ayuda de sus conocimientos adquiridos. No saldrán de allí para un mundo mejor sino cuando tuvieren merecimiento y continuarán así hasta que alcancen la purificación completa. Si la Tierra era para ellos un purgatorio, esos mundos serán su infierno, pero un infierno donde la esperanza jamás está excluida.
2 Mateo, cap. XVII, v. 10 y siguientes. Juan, cap. III v. 2 y siguientes.
34. En tanto la generación proscrita está por desaparecer rápidamente, una nueva generación surge cuyas creencias estarán fundadas sobre el Espiritismo Cristiano. Asistimos a la transición que se opera, preludio de la renovación moral de la cual el Espiritismo marca el advenimiento.
35. El objeto esencial del Espiritismo es el mejoramiento de los hombres. No es necesario procurar sino lo que puede ayudar al progreso moral e intelectual.
36. El verdadero no es aquel que cree en las manifestaciones, sino aquel que aprovecha las enseñanzas dadas por los Espíritus. Pues de nada sirve creer, si la creencia no le hace dar un paso al frente en el camino del progreso y si no le torna mejor hacia su prójimo.
37. El egoísmo, el orgullo, la vanidad, la ambición, la codicia, el odio, la envidia, los celos, la maledicencia, son para el alma hierbas venenosas de las cuales es necesario arrancar cada día algún pie y tienen como antídoto: la caridad y la humildad.
38. La creencia en el Espiritismo no es aprovechable sino en aquél de quien se puede afirmar: Soy mejor hoy que ayer.
39. La importancia que el hombre da a los bienes temporales está en razón inversa de su fe en la vida espiritual: es la duda sobre el futuro lo que le lleva a procurar sus alegrías en este mundo, satisfaciendo sus pasiones, inclusive a expensas del prójimo.
40. Las aflicciones en la Tierra son los remedios del alma, pues ellas la salvan para el futuro como una operación quirúrgica dolorosa salva la vida de un enfermo y le devuelve la salud. Por eso dijo Cristo: “Bienaventurados los afligidos porque serán consolados”.
41. En vuestras aflicciones mirad a los que están por debajo y no por encima; pensad en aquellos cuyo sufrimiento es todavía mayor que el vuestro.
42. Es natural la desesperación en aquél que cree que todo acaba con la vida del cuerpo, pero carece de sentido en aquél otro que tiene fe en el porvenir.
43. El hombre, frecuentemente, es el artífice de su propia infelicidad en este mundo; que se remonte a la fuente de sus infortunios y verá que son, para la mayoría, el resultado de su imprevisión, orgullo y avidez y, por consiguiente, de su infracción a la ley de Dios.
44. La plegaria es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en él, acercársele, ponerse en comunicación con él.
45. Aquél que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía los buenos Espíritus para ayudarlo. Es un socorro que jamás es negado cuando ha sido pedido con sinceridad.
46. Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Ciertas personas creen que todo el mérito está en el tamaño de la oración, en tanto cierran los ojos ante sus propios defectos. La plegaria es para ellas una ocupación, un empleo del tiempo pero no un estudio de sí mismas.
47. Aquel que pide a Dios el perdón de sus faltas no lo obtiene sino cambiando de conducta. Las buenas acciones son la mejor de las plegarias, porque los actos valen más que las palabras.
48. La oración es recomendada por todos los buenos Espíritus, y también es pedida por todos los Espíritus imperfectos como un medio de aliviar sus sufrimientos.
49. La oración no puede cambiar los decretos de la Providencia; pero, viendo los Espíritus sufrientes que nos interesamos por ellos, se sienten menos desamparados, no son tan infelices; aumenta su coraje, les excita el deseo de elevarse por el arrepentimiento y la reparación y puede apartarlos de la idea del mal. En este sentido, puede, no sólo aliviar, sino abreviar sus sufrimientos.
50. Rece cada cual según sus convicciones y de la manera que crea más conveniente, porque la forma no significa nada y el pensamiento lo es todo; la sinceridad y pureza de intención son esenciales; un buen pensamiento vale más que numerosas palabras, que se asemejan al ruido de un molino y de las cuales está ausente por completo el corazón.
51. Dios ha hecho hombres fuertes y poderosos para que sean el sostén de los débiles; el fuerte que oprime al débil es maldito para Dios, a menudo, recibe por ello su castigo en esta misma vida, aparte de lo que le sucederá en el porvenir.
52. La fortuna es un depósito cuyo poseedor es sólo usufructuario, puesto que no se la lleva consigo a la tumba; y deberá rendir severa cuenta del uso que haya hecho de ella.
53. La fortuna es una prueba más difícil que la miseria porque es una tentación para el abuso y los excesos, y es más difícil ser moderado que ser resignado.
54. El ambicioso que triunfa y el rico que se harta de gozos materiales son más
dignos de lástima que de envidia, porque es necesario ver el retorno. El Espiritismo, por los terribles ejemplos que dan aquellos que han vivido y que vuelven para revelarnos su suerte, muestra la verdad de esta sentencia de Cristo: "Cualquiera que se enaltece, será rebajado; y el que rebaja, será enaltecido."
55. La caridad es la ley suprema de Cristo: "Amaos los unos a los otros como hermanos: amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos; perdonad a vuestros enemigos; no hagáis a los demás lo que no quisierais que os hiciesen"; todo eso se resume en la palabra caridad.
56. La caridad no consiste tan solo en la limosna, porque hay caridad en pensamientos, palabras y acciones. La caridad en pensamientos es aquella que es indulgente con las faltas del prójimo; la caridad de palabras, es la que no dice nada que pueda perjudicar al prójimo; la caridad en acciones, es la que asiste al prójimo en la medida de sus fuerzas.
57. El pobre que comparte su mendrugo de pan, con uno más pobre que él, es más caritativo y tiene más mérito a los ojos de Dios, que aquel que da parte de lo que le sobra, sin privarse de nada.
58. Quien nutre contra su prójimo sentimientos de animosidad, de odio, de celos y de rencor, no es caritativo; miente si se dice cristiano y ofende a Dios.
59. Hombres de todas las castas, de todas las sectas y de todos los colores, todos sois hermanos porque Dios os llama a todos hacia él. Extendeos, pues la mano, cualquiera que sea vuestra manera de adorarlo y no os arrojéis anatemas, porque el anatema es la violación de la ley de caridad proclamada por Cristo.
60. Con el egoísmo, los hombres están en lucha perpetua; con la caridad, estarán en paz. Haciendo de ella la base de sus instituciones, sólo la caridad puede, pues, asegurar su felicidad en este mundo; según las palabras de Cristo, sólo ella puede, también, asegurar su felicidad futura, porque encierra, implícitamente, todas las virtudes que pueden conducirles a la perfección. Con la verdadera caridad, tal como Cristo la enseñó y practicó, no habrá más egoísmo, orgullo, odio, celos, maledicencias; no habrá más apego desmesurado a los bienes de este mundo. Por eso el Espiritismo cristiano tiene por máxima: FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN.
Allan Kardec comenta lo siguiente:
¡Incrédulos! Podéis reíros de los Espíritus y burlaros de los que creen en sus manifestaciones; pero reíd, pues, si os atrevéis, de esas máximas que él acaba de enseñar y que es vuestra propia salvaguarda, porque si la caridad desapareciese de la faz de la Tierra, los hombres se destrozarían mutuamente y quizá seríais vosotros las primeras víctimas. No está lejos el día en que esta máxima, proclamada abiertamente en nombre de los Espíritus, será una prueba de seguridad, y un título de confianza para todos aquellos que la lleven grabada en su corazón.
Ha dicho un Espíritu: "Se burlaron de las mesas giratorias, pero no se burlarán jamás de la filosofía y de la moral que de ellas derivan." Porque en efecto estamos lejos hoy, después de apenas algunos años, de esos primeros fenómenos que sirvieron un instante de distracción a los ociosos y a los curiosos.
Afirmáis que esa moral es anticuada: "Los Espíritus deberían tener bastante ingenio para darnos algo nuevo." (Frase sutil de más de un crítico). ¡Tanto mejor! Si es anticuada, eso prueba que es de todos los tiempos, y los hombres no son sino culpables por no haberla practicado, porque no hay verdades verdaderas sino aquellas que son eternas. Los Espíritus vienen a llamaros, no por una revelación aislada hecha a un solo hombre, sino por la voz de los Espíritus mismos, que semejante a la trompeta del Juicio Final, viene a proclamaros: “Creed que aquellos a quienes llamáis muertos, están más vivos que vosotros, porque ellos ven lo que no veis, oyen lo que no oís, reconoced en aquellos que os vienen a hablar, a vuestros padres, a vuestros amigos y a todos aquellos que amasteis en la Tierra y que creíais perdidos sin retorno; infelices aquellos que creen que todo acaba con el cuerpo, porque serán cruelmente desengañados; infelices aquellos que tuvieren falta de caridad, porque sufrirán lo que hubieren hecho sufrir a los otros!”
Escuchad la voz de aquellos que sufren y que vienen a deciros: “Nosotros sufrimos por haber desconocido el poder de Dios y dudado de su misericordia infinita; sufrimos por nuestro orgullo, egoísmo, avaricia y de todas las malas pasiones que no reprimimos; sufrimos por todo el mal que hicimos a nuestros semejantes por el olvido de la caridad.”
¡Incrédulos! ¡Decid si una doctrina que enseña semejantes cosas es risible, si es buena o mala! No encarándola sino desde el punto de vista del orden social, ¡decid si los hombres que la practicasen serían felices o infelices, mejores o peores!
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Mi Reflexión Final relacionada a este articulo.
Me impresiona mucho el lenguaje utilizado por Allan Kardec en defensa de los postulados expresado por los Espíritus de la Codificación. Todo lo que los espíritus dijeron y los comentarios de Allan Kardec resulta ser un mensaje contundente no solo para cuando se publicaron los libros, sino que son vigentes hoy día y en lo porvenir.
Muchos se motivaron a leer esta reflexión buscando un mensaje diferente al que hemos expuesto a través de nuestra divulgación Espírita, pero nos encontramos que es uno generalizado de fomentar nuestro crecimiento espiritual y nuestro compromiso con el bien común.
Muchos se motivaron a leer esta reflexión buscando un mensaje diferente al que hemos expuesto a través de nuestra divulgación Espírita, pero nos encontramos que es uno generalizado de fomentar nuestro crecimiento espiritual y nuestro compromiso con el bien común.
Atesoremos estos mensajes de los mismos espíritus y no variemos el curso de su mensaje. Estamos siendo invadidos por mensajes en dirección contraria al mensaje de la Codificación, y pregunté a los espíritus lo siguiente: “Es muy preocupante la falta de Caridad, a la falta de Amor y Compasión a nuestros semejantes, al crimen rampante, a las fantasías humanas de los mensajes en las redes sociales donde no apelan al cambio de comportamiento de los seres humanos y el mirar a los semejantes seres humanos como aquellos que hay que amar aunque nos hagan mal.”. Pregunté además como era posible que aquellos que dicen ser seguidores de Jesús en sus comportamientos y dicen seguir su enseñanzas, que nos dice que demos la otra mejilla si alguien nos agravia, y que perdonemos 70 veces 7, manifiestan que estarían dispuestos a matar a otros seres humanos si se vieran amenazados. Oh, esto es preocupante, es como si estuviéramos nadando en un poso de arena movediza, es como si estuviéramos viviendo cuando la ley del talión (Ojo por Ojo, diente por diente) prevalecía.
Entonces me fue revelado que todo lo que acontece es producto del Libre Albedrio de cada cual. Lo que debía continuar haciendo es educar el bien común y seguir adelante sin detenernos, llevar el mensaje y no afligirnos porque los que oyen el mensaje prefieran las voces internas que los inducen hacer omisión de los mensajes de la Codificación.
Entonces sigamos adelante sin afligirnos, pero compartiendo las buenas nuevas.
_______________________Referencias:
El Espiritismo en su más simple expresión
Allan Kardec
Descarga aqui de gratis, El Espiritismo en su Más Simple Expresión
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El Espiritismo en su más simple expresión
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Frank Montañez
“Soy Espírita”
Director de la Página
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Si me mencionas o no, no es importante para mí, pero sí; es una falta el atribuirte que la información publicada es de tu autoría al no hacer mención alguna del autor original, si no das el crédito al que originalmente lo creo, eso es propiedad intelectual y al no dar el crédito, constituye una falta de moralidad. Recomiendo que añadas al final de tu reflexión algo así:
Partes de esta reflexión ha sido tomada de un artículo publicado por Frank Montañez de “Soy Espírita” en su blog: www.soyespirita.blogspot.com
Nombre del Artículo:
Fecha Publicado:
Eso evitarás que actúes mal sin quererlo hacer, de eso se trata la Educación Espírita.
Los siguientes enlaces te conducen a estos temas ya publicados:
Espero estos enlaces te conduzcan a información que te ayude a lograr activar tu crecimiento espiritual, a través de la Transformación Moral.
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