II.- Mundo normal primitivo
84.¿Constituyen los Espíritus un mundo aparte, fuera del que vemos nosotros?
- Sí, el Mundo de los Espíritus, o de las Inteligencias incorpóreas.
85.En el orden de las cosas ¿cuál de los dos es el principal: el Mundo Espírita o el mundo corporal?
- El Mundo Espírita. Es preexistente y sobreviviente a todo.
86.¿Podría el mundo corporal cesar de existir, o no haber existido nunca, sin alterar la esencia del Mundo Espírita?
- Sí. Son independientes, y sin embargo su correlación es incesante, pues reaccionan sin cesar el uno sobre el otro.
87.¿Ocupan los Espíritus una región determinada y circunscrita en el espacio?
- Los Espíritus se encuentran por doquier. Los espacios infinitos se hallan poblados por ellos. Los hay que están sin cesar al lado de vosotros, observándoos y obrando sobre vosotros sin que lo advirtáis, pues los Espíritus son una de las potencias de la Naturaleza y los instrumentos de que Dios se sirve para el cumplimiento de sus designios providenciales. Pero no todos van a todas partes, porque hay regiones que están prohibidas a los menos adelantados.
Pero las Percepciones de los Espíritus, no son Físicas como lo describe el Libro, cambiando la descripción del Mundo de Los Espíritus.
Miremos lo siguiente:
III.- Percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus
237. Una vez en el Mundo de los Espíritus ¿tiene todavía el alma las percepciones que poseía cuando se hallaba encarnada?
- Sí, además de otras que no tenía entonces, porque su cuerpo era como un velo que las oscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu, pero que se manifiesta con más libertad cuando éste no tiene trabas.
238. Las percepciones y conocimientos de los Espíritus ¿son indefinidos? En pocas palabras, ¿saben ellos todas las cosas?
- Cuanto más se acercan a la perfección, tanto más saben. Si son superiores, saben mucho. En cambio, los Espíritus inferiores son más o menos ignorantes acerca de todo.
240. ¿Tienen los Espíritus la misma noción del tiempo que nosotros?
- No, y a esto se debe que no siempre nos comprendáis cuando se trata de establecer fechas o épocas.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como entendemos nosotros a éste. Para ellos el transcurso del tiempo se anula, si así vale decirlo, y los siglos, que tan largos nos resultan a nosotros, para ellos constituyen sólo instantes que se diluyen en la eternidad, lo mismo que las desigualdades del suelo se borran y desaparecen para aquel que se eleve en el espacio.
245. La vista, en los Espíritus, ¿está circunscripta, como en los seres corpóreos?
- No: reside en ellos.
246. ¿Necesitan los Espíritus que haya luz para ver?
- Ven por sí mismos y no precisan luz exterior. Para ellos no hay tinieblas, excepto aquellas en que puedan encontrarse por expiación.
249. ¿Percibe el Espíritu los sonidos?
- Sí, y capta además otros que vuestros sentidos limitados no pueden percibir.
249 a. La facultad de oír ¿reside en todo su Ser, como la de la vista?
- Todas las percepciones son atributos del Espíritu y forman parte de su Ser. Cuando se halla revestido de un cuerpo material, aquéllas sólo le llegan por conducto de sus órganos, pero en estado de libertad las percepciones dejan de estar localizadas.
250. Siendo las percepciones atributos del Espíritu mismo ¿le es posible sustraerse a ellas?
- El Espíritu sólo mira y escucha lo que quiere ver y oír. Decimos esto como una generalización y, sobre todo, en lo que concierne a los Espíritus elevados, pues los imperfectos oyen y ven a menudo, quieran o no, aquello que puede resultar útil para su perfeccionamiento.
251. Los Espíritus ¿son sensibles a la música?
- ¿Te estás refiriendo a vuestra música? Porque ¿qué es ella, si se la compara con la música celeste, esa armonía de la cual nada en la Tierra puede daros una idea? Aquélla es respecto a esta última lo que el canto del salvaje en comparación con una suave melodía. Sin embargo, algunos Espíritus vulgares pueden experimentar cierto placer en escuchar vuestra música, porque no les es dado todavía comprender otra más sublime. La música tiene infinitos encantos para los Espíritus, debido a sus muy desarrolladas cualidades sensitivas. Me refiero a la música celeste, que es cuanto la imaginación espiritual puede concebir de más bello y suave.
252. Los Espíritus ¿son sensibles a las hermosuras de la Naturaleza?
- Las bellezas naturales de los mundos son tan distintas que estamos lejos de conocerlas. Sí, son sensibles a ellas, según sea su aptitud para apreciarlas y comprenderlas. Para los Espíritus elevados hay bellezas de conjunto ante las cuales se esfuman, por decirlo así, las de los detalles.
253. ¿Experimentan los Espíritus nuestras necesidades y sufrimientos físicos?
- Los conocen porque los han padecido, pero no los experimentan como vosotros, en lo material, puesto que son Espíritus.
254. Los Espíritus ¿sienten fatiga y necesidad de reposo?
- No pueden cansarse del modo que lo entendéis vosotros y, en consecuencia, no tienen necesidad de vuestro reposo físico, desde que no poseen órganos cuyas energías deban ser recuperadas. Pero sí descansa el Espíritu en el sentido de que no se halla en constante actividad. No actúa de una manera material. Su acción es por entero intelectiva, y su reposo, completamente moral. Vale significar, que hay momentos en que su pensamiento cesa de estar activo y no se concentra en un objeto determinado. Se trata para él de un verdadero descanso, pero no comparable con el del cuerpo. La especie de fatiga que pueden experimentar los Espíritus está en razón de su inferioridad, porque cuanto más elevados son, tanto menos reposo necesitan.
255. Cuando un Espíritu asegura que sufre ¿qué clase de padecimiento es el suyo?
- Angustias morales, que lo torturan más dolorosamente que los sufrimientos físicos.
256. ¿A qué se debe, entonces, que algunos Espíritus se hayan quejado de sentir frío o calor?
- Recuerdo de lo que habían experimentado en vida, a veces tan penoso como la realidad misma. Es muchas veces una comparación mediante la cual –a falta de otra mejor- expresan el estado en que se encuentran. Cuando se acuerdan de su cuerpo experimentan una especie de impresión, como cuando un hombre se quita la capa y un rato más tarde cree llevarla todavía.
Aquí nuevamente los Espíritus de la Codificación Espírita, nos muestran que el Mundo Espiritual es incorpóreo, es espiritual.
MUNDO ESPÍRITA O DE LOS ESPÍRITUS
CAPÍTULO I
DE LOS ESPÍRITUS
IV.- Periespíritu – Soy Espírita
93. El Espíritu propiamente dicho ¿se halla descubierto –como algunos pretenden- o está rodeado de una sustancia determinada?
- El Espíritu se encuentra revestido de una sustancia vaporosa para ti, pero todavía muy grosera para nosotros: lo bastante vaporosa, sin embargo, para que pueda elevarse en la atmósfera y transportarse adonde quiera.
Así como el germen de un fruto se halla circundado por el periespermo, así también el Espíritu propiamente dicho está rodeado de una envoltura que, por comparación, podemos denominarla periespíritu.
94.¿De dónde toma el Espíritu su envoltura semi-material?
- Del fluido universal de cada globo. De ahí que no sea idéntica en todos los mundos. Al pasar de un mundo a otro el Espíritu muda de envoltura, como cambiáis vosotros de vestimenta.
94 a. ¿De manera, pues, que cuando los Espíritus que moran en los mundos superiores vienen aquí, a la Tierra, toman un periespíritu más grosero?
- Precisa que se revistan con vuestra materia: lo hemos dicho ya.
95.La envoltura semi-material del Espíritu ¿adopta formas determinadas? Y ¿puede ser perceptible?
- Sí, una forma que plazca al Espíritu, y así se os aparece en ocasiones, ya sea durante vuestros sueños o cuando os halláis en estado de vigilia, y así también puede adoptar una forma visible e incluso palpable.
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Libros de los Espíritus tambien indica lo siguiente:
El Universo se define en una tríada, similar a las tríadas druídicas: Dios, espíritu y materia. Lo vemos en el párrafo 27, cuando Kardec pregunta si existe dos elementos generales, el espíritu y la materia, y los Espíritus le responden: “Oui, et pardessus tout cela, Dieu, le créateur, le père de toutes choses; ces trois choses sont le principe de tout ce qui existe, la trinité universelle”. [“Sí, y por encima de todo está Dios, el Creador y Padre de todo. Esas tres cosas constituyen el principio de cuanto existe, la trinidad universal”.] La materia, empero, no es sólo el elemento palpable, pues hay en ella el fluido universal, su lado fluídico, que desempeña el rol de intermediario entre el plano espiritual y el propiamente material.
Ante esa concepción surge un problema de carácter teológico y escriturístico. Si Dios no se asemeja al hombre, ¿cómo interpretar el pasaje bíblico según el cual Él creó al hombre a su imagen y semejanza? La explicación se provee en el parágrafo 88, cuando Kardec pregunta sobre la forma del Espíritu, no de aquel que aún se halla revestido de su cuerpo espiritual o periespíritu, sino del Espíritu puro 6
“Les Esprits ont-ils une forme déterminée, limitée et constante? – À vous yeux, non; aux nôtres, oui; c´est, si vous le voulez, une flame, une lueur, ou une étincelle éthérée”. [“¿Tienen los Espíritus una forma determinada, limitada y constante? – Para vuestros ojos, no, pero sí para los de nosotros. Esa forma es, si así lo queréis, una llama, un fulgor o una chispa etérea”.] Según se advertirá, el hombre en su esencia – sólo en aquello en que puede parecerse a Dios - no es un animal de carne y hueso, ni incluso una forma humana en cuerpo espiritual, sino una chispa etérea. Así lo hizo Dios a su imagen y semejanza.
6 Entendamos, tal como lo afirma con claridad la respuesta del parágrafo 186 de este libro, que el periespíritu acompaña permanentemente al Espíritu. [Nota de la Editora.]
186. ¿Hay mundos en que el Espíritu, dejando de habitar un cuerpo material, sólo tiene ya por envoltura al periespíritu?
- Sí, y esa envoltura misma se torna tan etérea que para vosotros es como si no existiera. Se trata entonces del estado de Espíritus puros.
186 a. De ello parece resultar que no hay una demarcación neta entre el estado de las últimas encarnaciones y el de Espíritu puro.
- Tal demarcación no existe. Puesto que las diferencias se van borrando poco a poco, aquélla se torna imperceptible, como la noche que se esfuma ante las primeras claridades del alba.
187. La sustancia del periespíritu ¿es idéntica en todos los globos?
- No, es más o menos etérea. Al pasar de un mundo a otro, el Espíritu se reviste de la materia propia de cada uno de ellos, lo que se opera con la rapidez del relámpago.
188. Los Espíritus puros ¿habitan mundos especiales o se hallan en el espacio universal sin estar más ligados a un globo que a otro?
- Los Espíritus puros residen en ciertos mundos, pero no se encuentran confinados en ellos, como sucede a los hombres en la Tierra. Con más facilidad que los otros pueden trasladarse a todas partes. 42
42 Según los Espíritus, de todos los cuerpos celestes que integran nuestro sistema planetario está la Tierra entre aquellos cuyos habitantes se hallan menos adelantados en lo físico y en lo moral. Marte le sería aún inferior y Júpiter muy superior, desde todos los puntos de vista. El Sol no sería un astro habitado por seres corpóreos, sino un lugar de reunión de los Espíritus superiores, quienes irradian desde allí mediante el pensamiento hacia los otros mundos, a los que dirigen por intermedio de Espíritus menos elevados, con los cuales se comunican sirviéndose del fluido universal. Como constitución física, el Sol sería un foco de electricidad. Todos los soles parecerían estar en una situación idéntica.El volumen de cada mundo y la distancia que los separa del Sol no tienen ninguna relación necesaria con su grado de progreso, puesto que, a lo que parece, Venus se hallaría más adelantado que la Tierra, y Saturno, menos que Júpiter.
Muchos Espíritus que animaron a personas conocidas en la Tierra dijeron haber reencarnado en Júpiter*, uno de los mundos más cercanos a la perfección, y ha habido oportunidad de asombrarse al ver en ese globo tan adelantado a hombres que la opinión humana no consideraba en la Tierra como de la misma categoría. Esto no ha de sorprendernos en modo alguno. Primero, si se considera que ciertos Espíritus que habitaban aquel planeta han podido ser enviados a la Tierra para cumplir en ella una misión que, a nuestro entender, no los colocaba en el primer rango. Segundo, porque entre su existencia terrestre y la desarrollada en Júpiter han podido tener otras intermedias, en las cuales hayan mejorado. Y tercero, en suma, porque en aquel mundo, igual que en el nuestro, hay diferentes grados de desarrollo, y de uno a otro grado es posible que exista la distancia que separa entre nosotros al salvaje [aborigen] del hombre civilizado. Así pues, por el hecho de vivir en Júpiter no se inferirá que se esté en el nivel de los Seres más perfeccionados, como tampoco se deduce que alguien que vive en París deba hallarse al nivel de un sabio del Instituto.
Las condiciones de longevidad no son tampoco en todas las partes las mismas que en la Tierra y la edad de los individuos no se puede comparar. Una persona que falleció algunos años atrás, al ser evocada manifestó que había encarnado seis meses antes en un mundo cuyo nombre nos es desconocido. Interrogada acerca de la edad que tenía entonces en ese mundo, respondió: “No puedo precisarla, porque no contamos el tiempo como vosotros. Además, la forma de vida no es la misma: nos desarrollamos aquí con mucha mayor rapidez. Por tanto, aunque no haga más de seis de vuestros meses que yo me encuentro aquí, puedo deciros que en lo tocante a la inteligencia tengo treinta años de la edad que contaba en la Tierra”.
Muchas respuestas análogas han dado otros Espíritus, y ello no tiene nada de inverosímil. ¿No vemos acaso en la Tierra a muchísimos animales que adquieren en pocos meses su desarrollo normal? ¿Por qué no ha de acontecer lo mismo con el hombre, en otras esferas? Subrayemos, por otra parte, que el desarrollo alcanzado por el hombre en nuestro mundo a la edad de treinta años quizá no es sino una especie de infancia si se le compara con el que debería alcanzar. Es preciso tener la visión muy limitada para considerarnos en todo los prototipos de la Creación, y es rebajar a la Divinidad creer que fuera de nosotros no haya más nada que crear. [N. de A. Kardec.]
* En la actualidad resulta chocante pensar en la posibilidad de vida en planetas como Júpiter, Marte o Venus, por carecer ellos de las condiciones ambientales necesarias. Pero hay que recordar al lector, que al igual que no vemos a los Espíritus, y sin embargo podemos dar testimonio de su realidad, un caso análogo ocurriría con los habitantes de dichos planetas, en donde la materia puede estar vibrando en distintas coordenadas vibratorias a las nuestras. Además puede tratarse de mundos transitorios, en donde la vida sólo sea espiritual y no física. (Véase la pregunta nº 236 y ss.)
II.- Mundos transitorios
234. ¿Existen, como se ha afirmado, mundos que sirven a los Espíritus errantes como estaciones y lugares de descanso?
- Sí, mundos hay dedicados en particular a los Seres errantes y en los cuales pueden éstos residir en forma temporaria; especie de vivacs o campamentos donde puedan reposar en una prolongada erraticidad, período este que es siempre un tanto penoso. Se trata de situaciones intermedias entre los otros mundos, graduadas conforme a la naturaleza de los Espíritus que pueden ir allí, y éstos disfrutan en esos lugares de un bienestar más o menos intenso.
234 a. Los Espíritus que en esos mundos habitan ¿pueden dejarlos a voluntad?
- En efecto, los Espíritus que se encuentran en tales globos pueden marcharse para ir a donde deban. Imaginadlos como aves de paso que descienden en una isla, a la espera de recobrar sus fuerzas y reanudas la marcha hacia su destino.
235. ¿Progresan los Espíritus durante esas estaciones en mundos transitorios?
- Por cierto que sí. Los que de esta manera se reúnen lo hacen con el propósito de instruirse y poder, con más facilidad, obtener permiso para ir a lugares mejores, llegando a la posición que alcanzan los elegidos.
236. Los mundos transitorios ¿están perpetuamente, por su especial naturaleza, dedicados a los Espíritus errantes?
- No, su situación es sólo temporaria.
236 a. ¿Son ellos habitados al mismo tiempo por seres corporales?
- No, puesto que es estéril su superficie. Los que allí residen no tienen necesidad de nada.
236 b. Esa esterilidad ¿es permanente y deriva de su naturaleza especial?
- No, son estériles en forma transitoria.
236 c. Dichos mundos ¿deben entonces hallarse desprovistos de bellezas naturales?
- La Naturaleza se traduce en las bellezas de la inmensidad, que no son menos admirables que lo que llamáis vosotros bellezas naturales.
236 d. Puesto que el estado de tales mundos es transitorio, nuestra Tierra ¿se contará algún día entre ellos?
-Ya lo fue.
236 e. ¿En qué época?
- Durante su formación.
Nada en la Naturaleza es inútil. Cada cosa tiene su finalidad y su destino. Nada está vacío, sino todo habitado, y la vida se encuentra por doquier. Así, durante la larga secuela de siglos que transcurrieron antes de la aparición del hombre en la Tierra, en el curso de esos lentos períodos de transición atestiguados por las capas geológicas, incluso antes de la formación de los primeros seres orgánicos, sobre aquella masa informe, en ese árido caso en que los elementos se hallaban confundidos, la vida no estaba ausente. Seres que no tenían ni nuestras necesidades ni nuestras sensaciones físicas encontraban aquí un refugio. Dios ha querido que, aun en ese imperfecto estado, sirviera ella para algo. ¿Quién se atrevería a decir, pues, que entre esos miles de millones de mundos que en la inmensidad circulan, uno solo, uno de los más pequeños, perdido entre la multitud de ellos, tuviese el privilegio exclusivo de estar poblado? ¿Cuál sería en tal caso la utilidad de los demás? ¿Sólo los habría hecho Dios para que recrearan nuestra vista? Suposición absurda, incompatible con la sabiduría que de todas sus obras dimana, e inadmisible si se piensa en todos aquellos mundos que no podemos percibir. Nadie negará que hay en esta idea de los mundos todavía inadecuados para la vida material, y sin embargo poblados por seres vivientes que se adaptan a ese medio, algo de grande y de sublime, donde se encuentra quizá la solución de más de un problema.
Kardec recibió múltiples comunicaciones donde los Espíritus afirmaban vivir en Júpiter, entre ellas, famosas son las del espíritu de Mozart (Véase Revue Spirite año 1858 y 1859, meses de mayo), en donde da testimonio de su estancia en dicho planeta, dictando además una sonata como prueba de identidad; o de los dibujos a través del médium V. Sardou (Véase Revue Spirite, año 1858, mes de agosto) de las diferentes casas de los Espíritus que afirmaban habitar ahí, entre ellos el mismo Mozart, Zoroastro o Palissy. [N. del copista.]
La naturaleza de los Espíritus
…. El vínculo –o periespíritu- que une a cuerpo y Espíritu es una especie de envoltura semi-material. La muerte acarrea la destrucción de la envoltura más grosera: el cuerpo, pero el Espíritu sigue conservando la segunda: el periespíritu, que constituye para él un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en su estado normal, pero que puede tornarse accidentalmente visible e incluso tangible, según ocurre en el fenómeno de las apariciones o materializaciones. De manera que el Espíritu no es en modo alguno un ser abstracto e indefinido, que sólo la mente puede concebir. Es un Ser real y circunscrito, que en ciertos casos se vuelve perceptible para los sentidos de la vista, el oído y el tacto.
Los Espíritus pertenecen a diferentes clases y no son iguales ni en poder ni en inteligencia, ni en saber ni en moralidad. Los de primer orden son los Espíritus superiores, que se distinguen de los demás por su perfección, conocimientos y proximidad a Dios; por la pureza de sus sentimientos y su amor al bien; son los ángeles o Espíritus puros. Las otras clases se alejan cada vez más de dicha perfección: los de los rangos inferiores son propensos a la mayoría de nuestras pasiones: odio y envidia, celos y orgullo, etcétera. Éstos se complacen en el mal. Entre ellos los hay asimismo que no son ni muy buenos ni muy malos: más revoltosos y embrollones que ruines; la malicia y las inconsecuencias parece ser su dote. Son los duendes, Espíritus traviesos o frívolos.
I.- Origen y naturaleza de los Espíritus
76.¿Qué definición se puede dar de los Espíritus?
- Podemos decir que los Espíritus son los Seres inteligentes de la Creación. Pueblan el Universo fuera del mundo material.
Nota: La palabra Espíritu se emplea aquí para designar a las individualidades de los Seres extra-corpóreos y no al elemento inteligente universal.
77.Los Espíritus ¿son Seres distintos de la Divinidad, o bien constituirían tan sólo emanaciones o parcelas de Ella, llamándoseles por tal razón hijos o criaturas de Dios?
- ¡Dios mío! Son su obra, exactamente como un hombre que construye una máquina. Esa máquina es la obra del hombre y no él mismo. Bien sabes que cuando el hombre hace una cosa bella y útil la denomina su criatura o su creación. Pues bien, lo propio acontece con Dios: somos sus hijos, puesto que somos su obra.
78.Los Espíritus ¿han tenido un principio o existen, como Dios, de toda eternidad?
- Si no hubieran tenido un principio sería iguales a Dios, pero constituyen su creación y se hallan sometidos a su voluntad. Dios existe de toda eternidad, y esto es incontestable, pero en lo que se refiere a saber cuándo y cómo Él nos creó, no sabemos nada al respecto. Puedes decir que no hemos tenido comienzo si entiendes por ello que, siendo Dios eterno, debió crear sin tregua pero cuándo y cómo fue hecho cada uno de nosotros, te lo repito, nadie lo sabe: allí reside el misterio.
79.Puesto que dos elementos generales hay en el Universo –el elemento inteligente y el material- ¿se podría afirmar que los Espíritus están formados del elemento inteligente, así como los cuerpos inertes se hallan integrados por el elemento material?
- Es evidente: los Espíritus son la individualización del principio inteligente, del modo que los cuerpos constituyen la individualización del principio material; lo que desconocemos es la época y la manera de esa formación.
80.¿Es permanente la creación de Espíritus, o sólo tuvo lugar en el principio de los tiempos?
- Es permanente, o sea que Dios no ha cesado jamás de crear.
81.¿Se forman los Espíritus espontáneamente, o proceden los unos de los otros?
- Dios los crea, como a todas las demás criaturas, por su voluntad. Pero, una vez más lo repito, su origen es un enigma.
82. ¿Es exacto expresar que los Espíritus son inmateriales?
- ¿Cómo se podría definir algo cuando se carece de términos de comparación, y con un lenguaje insuficiente? Un ciego de nacimiento ¿puede acaso definir la luz? “Inmaterial” no es la palabra. “Incorpóreo” sería más exacto, porque debes comprender bien que, siendo el Espíritu una creación, debe ser algo. Es una materia quintaesenciada, pero sin analogía para vosotros, y tan etérea que no puede se percibida por vuestros sentidos.
Decimos que los Espíritus son inmateriales porque su esencia difiere de cuanto conocemos con el nombre de materia. Un pueblo de ciegos no dispondría de términos para expresar la luz y sus efectos. El que es ciego de nacimiento cree tener todas las percepciones mediante el oído, el olfato, el gusto y el tacto. No comprende las ideas que le daría el sentido de que carece. Así también, en lo que concierne a la esencia de los seres suprahumanos, somos nosotros verdaderos ciegos. Sólo podemos definirlos mediante comparaciones siempre imperfectas, o esforzando nuestra imaginación. 34
34 Objeto de esta referencia son los Espíritus revestidos de su periespíritu. Sin el periespíritu nada tienen ellos de material, conforme vemos en la respuesta dada al parágrafo 79. [N. de J. H. Pires.]
79.Puesto que dos elementos generales hay en el Universo –el elemento inteligente y el material- ¿se podría afirmar que los Espíritus están formados del elemento inteligente, así como los cuerpos inertes se hallan integrados por el elemento material?
- Es evidente: los Espíritus son la individualización del principio inteligente, del modo que los cuerpos constituyen la individualización del principio material; lo que desconocemos es la época y la manera de esa formación.
¿Hay algo de verdad en la opinión de quienes piensan que el alma es exterior y circunda al cuerpo?
- El alma no se encuentra encerrada en el cuerpo, como el pájaro en la jaula. Ella irradia y se manifiesta fuera de aquél, al modo de la luz a través de un globo de vidrio, o como el sonido en torno de un centro sonoro. Así pues, se puede decir que el alma es externa, pero no por ello será la envoltura del cuerpo. El alma posee dos envolturas: la primera sutil y leve, que tú llamas periespíritu. La otra grosera, material y pesada, que es el cuerpo. El alma constituye el centro de las dos envolturas, así como la pepita o almendra en el carozo, según ya manifestamos.
¿Hay algo de verdad en la opinión de quienes piensan que el alma es exterior y circunda al cuerpo?
- El alma no se encuentra encerrada en el cuerpo, como el pájaro en la jaula. Ella irradia y se manifiesta fuera de aquél, al modo de la luz a través de un globo de vidrio, o como el sonido en torno de un centro sonoro. Así pues, se puede decir que el alma es externa, pero no por ello será la envoltura del cuerpo. El alma posee dos envolturas: la primera sutil y leve, que tú llamas periespíritu. La otra grosera, material y pesada, que es el cuerpo. El alma constituye el centro de las dos envolturas, así como la pepita o almendra en el carozo, según ya manifestamos.
RETORNO DE LA VIDA CORPÓREA A LA VIDA ESPIRITUAL
I.- El alma después de la muerte
149. ¿En qué se transforma el alma en el instante de la muerte?
- Vuelve a ser Espíritu, vale decir, reingresa al Mundo de los Espíritus, que temporariamente había dejado.
150. ¿Conserva el alma su individualidad después de la muerte?
- Sí, jamás la pierde. ¿Qué sería si no la conservara?
150 a. ¿Cómo comprueba el alma su individualidad, puesto que ya no tiene cuerpo material?
- Posee todavía un fluido que le es propio, que toma de la atmósfera de su planeta y que tiene la apariencia de su última encarnación: su periespíritu.
150 b. ¿No se lleva el alma nada de este mundo?
- Sólo el recuerdo, y el deseo de ir a un mundo mejor. Aquel recuerdo está pleno de dulzura o de amargura, según sea el empleo que haya hecho de la vida. Cuanto más pura es, mejor comprende la futilidad de lo que en la Tierra ha dejado.
151. ¿Qué pensar de la opinión de que, después de la muerte, el alma vuelve a entrar en el todo universal?
- ¿Acaso el conjunto de los Espíritus no constituye un todo? ¿No son todo un mundo? Cuando te encuentras en una asamblea formas parte integrante de ella, y sin embargo sigues teniendo tu individualidad.
152. ¿Qué prueba podemos obtener acerca de la individualidad del alma después de la muerte?
- ¿No tenéis esa prueba mediante las comunicaciones que lográis? Si no sois ciegos, veréis, y si no sois sordos, oiréis, porque con sobrada frecuencia os habla una voz que os revela la existencia de un Ser que está fuera de vosotros.
Los que piensan que con la muerte del cuerpo el alma reingresa al todo universal están equivocados si con esto entienden que, a la manera de una gota de agua que cae al mar, aquélla pierde su individualidad. Pero se hallan en lo cierto si entienden por el todo universal al conjunto de los Seres incorpóreos del que cada alma o Espíritu es un elemento.
Si las almas se confundieran con la masa no tendrían sino cualidades del conjunto y nada las distinguiría a unas de otras. No poseerían inteligencia ni cualidades propias, en tanto que, en todas las comunicaciones mediúmnicas, denotan la conciencia del yo y una voluntad distinta. La infinita diversidad que presentan, desde todos los puntos de vista, es consecuencia misma de las individualidades. Si después de la muerte sólo hubiera lo que se llama Gran Todo, absorbiendo a la totalidad de las individualidades, ese Todo sería uniforme y, por tanto, cuantas comunicaciones se recibieron del Mundo Invisible resultarían idénticas. Puesto que encontramos en ellas Seres buenos y malos, sabios e ignorantes, venturosos y desdichados; que los hay de todos los caracteres: alegres y tristes, frívolos y profundos, etcétera, salta a la vista que se trata de Seres diferentes. La individualidad se torna más ostensible todavía cuando dichos Seres prueban su identidad por medio de indicios indiscutibles, detalles personales relativos a su vida terrena y que se pueden verificar. Y ya no es posible la duda cuando se manifiestan ellos a la vista, durante las apariciones. La individualidad del alma se nos enseñaba, en teoría, como un artículo de fe, pero el Espiritismo la hace evidente y, en cierto modo, material. 41
41 Las teorías psicológicas, metapsíquicas, parapsicológicas y demás, referentes a las apariciones, son hipótesis personales y parciales que no comprenden a la totalidad de los hechos, lo que es suficiente para probar su fragilidad e insustentabilidad científica. [N. de J. H. Pires.]
153. ¿En qué sentido se debe entender la vida eterna?
- Es la vida del Espíritu, el cual es eterno. La del cuerpo, en cambio, es transitoria, pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma regresa a la vida eterna.
153 a. ¿No sería más exacto denominar vida eterna a la de los Espíritus puros, aquellos que, habiendo alcanzado la suma perfección, no han de sufrir más pruebas?
- Esa es más bien la dicha eterna. Pero se trata de una cuestión de palabras. Llamad a las cosas como mejor os plazca, con tal que os entendáis.
Por el otro lado de la balanza tienes el mundo no moralizado, que lucha en cada instante en satisfacer sus bajos instintos y pierden el tiempo en lo que nunca va a lograr la activación del ascenso espiritual. Pero no veamos eso como que no tiene propósito en el plan de Dios para la humanidad. Esto es parte esencial, porque ese proceso de practicar la inmoralidad que induce al mal, es el proceso inicial de los que logran llegar al bien. Para nada digo que estoy de acuerdo con eso, pues debemos apenarnos de ver tanto mal, aunque sabemos que ese es el preámbulo hacia el bien.
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